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¿Héroe o Villano? por minima

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6.- El día en que el muchacho se transformó en fantasma

Muchos niños tienen la fantasía de ser un héroe algún día, héroe como los comics o las películas, luchar contra los malos y salvar el día, o héroes como los doctores, bomberos o el favorito de muchos, ser policías, pero también llegan a pensar en ser soldados y defender su nación.

Algunos de estos niños cumplen sus sueños, no con capaz y súper poderes, pero siendo el héroe de sus propias historias a su manera, no con tanta adrenalina o sencillez como se lo imaginaron en su infancia, pero con el sentimiento de que están haciendo lo correcto.

Marco compartió estas fantasías como cualquier niño en su infancia, aunque también tenía deseos poco comunes para niños de su edad, uno de sus más grandes sueño cuando creciera era ser psicólogo o psiquiatra, o alguien que ayudara a las personas, o también un doble de películas de acción especializado en artes marciales, incluso podría tener ambos títulos de grande y trabajar en películas, quien sabe, cuando uno es joven los sueños no tienen limite, pero ahora…

El aroma un polvo, acero y cuero es lo que le rodeaba. Se encuentra muy fatigado, los hicieron caminar todo el trayecto desde el campo de entrenamiento desde el reino de Mewni hasta este punto, los únicos con derecho de usar un guerricornio (aún no se acostumbrado a ver unicornios ser utilizados como caballos de guerra) eran los caballeros u oficiales de rango superior, los soldados tenían que arreglárselas a pie.

Las botas de acero son pesadas, el pecho y los hombros van cubiertos, no hay suficientes armaduras de cuerpo completo para todos, de nuevo lo mejor se lo llevan los caballeros con sus armaduras brillantes y pulidas y los oficiales superiores no menos elegantes.

Tiene miedo, esta aterrado, sabe por qué están ahí.

No es el único, algunos lo esconden mejor que otros.

Ninguno de ellos desea morir.

La mayoría de los soldados son extranjeros de esta patria, de rasgos diversos y de diferente dimensiones, hay algunos que parecen humanos y otros que tienen orejas puntiagudas, otros con ojos más grandes que un humano, algunos incluso tienen alguna característica animalesca o un color de piel demasiado colorido que no había visto en la Tierra.

Los únicos MEWMANOS de nuevo son los caballeros, y no está completamente seguro que todos los altos oficiales del ejército sean de la misma raza.

Creyó ver en alguno de ellos orejas ligeramente puntiagudas u ojos con pupilas extrañas.

No los culpa, al menos no del todo, pues cada quien hace lo que puede para sobrevivir.

El peso de la espada ya es algo común en sus manos, pero la ocasión es única, ya no es un entrenamiento o práctica, y ahora se siente más pesada que nunca.

Mira a sus demás compañeros, no tan viejos o jóvenes, de diferentes mundos y dimensiones, rostros que seguramente jamás hubiera la oportunidad de conocer, y ahora que lo hace es en las peores circunstancias posibles.

No conoce todos sus nombres, o el lugar exacto de donde vienen, no tenido la oportunidad de intercambiar todas las historias que se pudieran contar, pero no puede evitar temer a la idea de que esta es quizás la última ocasión que vea sus rostros.

¿Hay algo que puede hacer en estos momentos?

Tan impotente, es así como se siente, como un enorme peso que lo aplasta un poco más con cada minuto que pasa, pues no quiere morir, Dios, solo quiere regresar a su hogar y ver a sus padres, a su monótona y pacifica vida, pero aquí está, sin lograr poder cambiar nada.

Puede oponerse a las ideologías de sus captores, negar a seguir todas sus órdenes, sentía que si lograba convencer a todos los chicos, no solo sus compañeros de la misma dimensión, sino todas las almas desdichadas de esos campamentos de entrenamiento, algo pudo cambiar, pero sus captores no eran nada idiotas.

Inconcientemente toca la cicatriz aun algo nueva en su rostro, el corte a cicatrizado lo suficiente para ya no usar vendas, pero se dio cuenta que la vista de ese ojos ya no es como antes, ya no enfoca como antes y ve un poco borroso algunas veces, si la herida hubiera sido atendida correctamente cabe la posibilidad de que esas consecuencias no hubieran estado presente en este dia.

Al menos no perdió el ojo, es lo que se dice para animarse, son pocas cosas las que lo hacen mantener esperanzas o animo estos días.

Al menos no estan Ferguson y Alfonzo ahí, no tendrán que vivir aun en carne propia esta situación.

Les ordenan descansar una noche, como si fuera tan fácil conciliar el sueño sabiendo lo que les espera mañana, apenas logra descansar un par de horas para despertar jadeando, soño con su casa, su padre le mostraba su nueva escultura, pero al contrario de las típicas coloridas y alegres a la que esta acostumbrado, era una hecha de huesos, cientos de huesos y cráneos acomodados en una especie de tótem macabro, cuando este empezó a sangrar de todas partes desperto.

No volvió a dormir esa noche.

Mientras esperaba a que la mañana llegara pensó en que pasaría si por algún azar del destino él hubiera decidido unirse al ejército o a la marina, no hay conflictos bélicos importantes en la actualidad, pero siempre hay la posibilidad de ser llamado a hacer servicio a una base extranjera o en medio de un desierto o selva. ¿Sentiría los mismos miedos e inquietudes?

No está seguro, lo que sí sabe es que esa opción jamás había pasado por su mente a lo largo de su vida, sus sueños eran otros, hasta ahora.

Les ordenan agruparse, su pelotón es el más nuevo, aun así los ponen hasta el frente, un muy mal presagio.

Esperaba encontrar al ejercido enemigo frente a ellos, el tantas veces mencionado por los entrenadores y altos oficiales, el ejército de monstruos, pero lo que ve es una pequeña aldea.

-No…- susurra, un nudo empieza a formarse en su pecho, la sangre bombea rápidamente y hasta siente zumbar sus oídos por la presión.

-Les ha tocado una tarea fácil nuevos reclutas, el día de hoy nos encargaremos de ese pequeño asentamiento. Esos bastardos se atrevieron a construir sus chozas demasiado cerca del reino- el generar dicta con un claro tono de desprecio señalando con su espada a las muy humildes construcciones que parecen que podrían ser derribadas con cualquier golpe brusco.

Forzando su vista lo único que ve es a creaturas bípedas, tienen astas de venado y su piel es colorida que va te tonos azules a morados, pero no son las creaturas abominables o aterrorizantes que han retrato en infinidad de relatos en el campamento para describir a los monstruos, la zarigüeya mascota de la escuela era más aterradora que ellos, seres que jamás había visto en su vida, y la cosa era vieja, apestaba y se la pasaba la mayoría de su tiempo haciendo el muerto hasta que cuando falleció no se dieron inmediatamente, estos eran ¿campesinos?

-No tienen armas- se atrevió a decir en voz alta haciendo escuchar, el general inmediatamente dirigió su atención hacia la voz insolente y se paró frente a él.

-Soldado impertinente, más vale que no te estés acobardando ahora. Siempre tenemos a uno que otro como tú. Los monstruos son una aberración, no necesitan armas para ser peligrosos- prácticamente escupió en la cara del joven moreno que ahora sentía el nudo mucho más grande y los puños apretarse fuertemente en sus costados, esta vez no de miedo.

Sabía que los únicos aberrantes eran esos mewmanos, sus secuestradores y esclavistas, pero también guardo la idea que aunque no quisiera, ese día tendría que luchar contra el ejército enemigo de Mewni, no esto, no una aldea pequeña de seres diferentes los cuales eran superados en número.

¿Cuántas veces el ejército de Mewni había hecho esto?

Si eran capaces de secuestrar jóvenes ajenos de su planeta para incrementar el número de sus soldados, ¿Qué otras cosas eran capaces de hacer?

En estos momentos quiere golpear, gritar, huir más que nunca, también quiere detenerlos a todos pues es en injusto, es cruel y los están obligando a manchar sus manos de sangre.

Sabe que si levanta su espada en esos momentos contra ese bastardo frente a sus ojos seria su sentencia de muerte, morir por la espada de un mewmano o por las garras de un monstruo, esas son las opciones que le han plantado desde un comienzo, una vista tan estrecha que es como estar atrapado en una caja, su propio ataúd es lo que a veces piensa.

No pueden ser las únicas opciones.

-¡Señor! Los monstruos están huyendo- la voz de uno de los caballeros de menor rango llama la atención, a lo lejos se puede ver a los habitantes de ese pequeño asentamiento correr en dirección opuesta a ellos.

-¡¿Qué?!- gira inmediatamente para corroborar lo dicho por su mano derecha y efectivamente su objetivo está huyendo de sus madrigueras –Rayos. ¡Muévanse inmediatamente! ¡No hay que deja y que ninguno escape!- para dar más énfasis a lo que dice patea a Marco en dirección del poblado para que comience a caminar, no debe dejar que esta misión fracase, ya lo iban a promover dentro de poco.

Arrastrado por la marea de sus compañeros se mueve automáticamente, jadea, cada vez estan mas cerca, puede ver esas pequeñas chozas con más detalle, hay una carreta de madera que le falta una rueda recargada en una de las chozas, hay un tendedero con algunas prendas aun colgando y moviéndose por el viento, se fueron con poco o con nada a cuestas, estos seres, estas personas sabían a lo que se enfrentaban si se quedaban.

Tienen que huir, tienen que correr más rápido que ellos o los unicornios en los que van montados los caballeros, ser más veloces que el viento.

De repente la marea de gente se detiene, no es que algún Dios haya escuchado sus plegarias, ahora hay un contrataque sorpresa, flechas que caen del cielo, ya han cobrado sus primeras víctimas.

-¡Agrúpense! ¡Levanten sus escudos!-

-…una emboscada señor, tal parece que tenían monstruos que si saben defenderse entre ellos…-

-Oh Dios, oh Dios, oh Dios…-

-¡Vienen hacia acá!-

-¡Ni se les ocurra retroceder! Lo hacen y probaran el filo de mi espada personalmente soldados-

-…hay algunos detrás de nosotros señor…-

-¡Esos bastardos!-

-No quiero morir Dios, oh Dios. No quiero morir-

Ocurre tan rápido, un momento son los perseguidores y ahora están rodeados, no son muchos pero ellos no cuentan con experiencia. Escucha el panico de sus compañeros, los gritos constantes de los caballeros, ya vio a varios de sus compañeros caer por las flechas y ahora el oponente se acerca con sus propias armas y garras.

Esta esquivando un nuevo ataque de flechas cubriéndose con un escudo con otros de sus compañeros, al siguiente momento esquiva una lanza que casi acierta a su pecho, usa la espada para romperla y logra acertar una patada, no quiere morir, la adrenalina corre, no esta seguro pero en un momento su espada se manchó de sangre, la bilis se acumula en su garganta pero debe ignorar la sensación para esquivar un puño gigante, este acierte en su rostro.

¿Qué pasa con sus demás compañeros soldados? ¿Cuántos monstruos hay? Dios, su espada toco algo suave de nuevo.

Cae de rodillas, algo golpeo por detrás, duele y algo tibio sale, es su propia sangre.

Ya no escucha los demás gritos, los rugidos o los cascos de los corceles, el metal choca y ahora hay un nuevo olor inundando el ambiente, sangre fresca.

Otra cosa lo golpea.

Todo se vuelve negro.

No sabía cuántas horas habían pasado desde que quedo inconsciente, o si quiera estaba seguro si era el mismo día, lo que sí sabe es que está vivo, ese dolor atravesándole el cuerpo seguro no lo sentían los muertos.

Al abrir los ojos se tarda en enfocar la vista, primero ve la tierra manchada de sangre, luego su propia mano.

Por un mísero segundo piensa que es un sueño, una pesadilla, algo que realmente no le está pasando a él.

Pero duele, y los dolores no son parte de los sueños o las pesadillas, es algo que solo pertenece al reino de la plena conciencia.

Al tratar de levantarse hay un dolor agudo en su hombro por la parte de atrás, gira la cabeza y es capaz de ver la madera de una flecha sobresalir de su cuerpo, al lograr mirar el cielo, las lunas se alzan sobre él, como rostros impasibles y silenciosos, únicos de testigos de la masacre que lo rodea.

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