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Unfallen [Eunhae] por ForeverHunan

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Notas del capitulo:

Un ojo gigaaaante con las fechas, porque tendrá un orden raro, no será nada cronológico el asunto. 

Lunes 05.

 

Hyukjae caminaba con total tranquilidad por las calles de Busán, con las manos en los bolsillos, los auriculares en ambas orejas con una canción de Sinatra sonando de fondo, veía a la gente pasar, mirarlo con miedo, con asco y eso no podía gustarle más. Sonrió a la madre con su bebé que se alejó de él como si tuviera una enfermedad contagiosa, sólo era un poco de sangre, nada realmente grave. Dio la vuelta en la esquina siguiente y entró a un callejón bastante estrecho y oscuro.

— ¡Eh chico! — Escuchó cuando se preparaba para saltar hacia las escaleras de emergencia fuera de su edificio para poder entrar a su departamento, sí, existían las llaves, pero con su día a día, mejor no llevar nada de eso encima. Se giró hacia el anciano de barba poblada, ropas sucias y sonrisa sincera. — ¿No estás herido? — Preguntó el anciano. Si hubiera sido otra persona, cualquier otra, simplemente hubiera reído y pasado de largo, pero era Chung-Hee.

— No en realidad, no tuvieron mucho tiempo para intentar algo. — Chung comenzó a reírse, luego a toser, Hyukjae suspiró. — ¿Sigues fumando esa mierda, eh? — El hombre simplemente se encogió de hombros.

— No tengo nada realmente a lo que aferrarme, sólo a esperar mi muerte, ¿cuánto calculas que queda?

— No soy médico ni nada Chung, sin embargo, puedo consultar a uno y te aviso en un par de días.

— Eres un buen chico, Hyukjae. — El joven sólo pudo reír, mientras observaba que el hombre se devolvía a las profundidades de ese callejón.

Chung-hee no era un mal hombre, hace quizás no más de siete años, trabajaba en la fábrica de textiles que pertenecía al padre de Hyukjae, no era el hombre más adinerado del mundo, ni el más galán tampoco, sin embargo, era feliz, hasta que su esposa lo engañó, demandó por cosas que no eran ciertas y lo dejó arruinado, sólo, dolido y enfermo. Hyukjae nunca entendería porque prefirió caer en la miseria antes de seguir intentándolo, pero así fue y tuvo que respetar su decisión.

Cuando entró a su departamento se encontró todo tal cual estaba cuando se fue, nada ni un centímetro fuera de su lugar, suspiró, se quitó la camisa blanca mientras se dirigía a la ducha. En el momento en el que el agua comenzó a recorrer su cuerpo notó un ardor en su labio inferior, nudillos y espalda, era una buena forma de saber donde debía curarse luego de haber terminado su trabajo. Al salir vio su reflejo en el espejo, ojeras enormes, el labio inferior partido por el golpe que había recibido de ese imbécil, miró sus manos y pudo ver sus nudillos destrozados, con sangre seca que pertenecía a los otros y fresca que emanaba por un leve corte, nada fuera de lo común. Se dio la vuelta y pudo ver un rasguño en su espalda, nada grave, se iría en un par de días y no dejaría marcas como las del resto de su espalda.

Después de limpiarse las heridas se vistió y su plan era recostarse, ver televisión, comer ramen instantáneo y dormir, nada más, pero antes de tener el ramen listo su teléfono comenzó a gritar desde su habitación.

— Mierda. — Se dirigió velozmente hasta el lugar dónde provenía el horrible sonido. — Diga —

— Hyukjae, necesito que vengas. — Miró su mano libre y vio las vendas que cubrían sus nudillos, mientras la voz de Lee Soo Man seguía hablando. — Perdimos a uno de los guardias en una pelea anoche, pensé que tendría reemplazo, pero todos se acobardaron. —

— Dime que solamente estaré en la puerta. — Fue casi una súplica.

— Lo siento chico, necesitamos protección en el sector VIP, ¿podrías hacerlo? —

— Está bien. — El hombre se despidió recordándole que debía estar allá a las diez, aún eran las ocho, genial, le quedaban casi dos horas para mentalizarse que pasaría ocho horas con jóvenes imbéciles, borrachos, cuidando mujeres desvestidas de que no pase a mayores, simplemente genial.

A nueve y cincuenta estaba entrando por la puerta del local “Oh Cupid”, una carcajada salió de su garganta al leer el eslogan: “Serás flechado por nosotros”. Siempre le había gracia ver a las chicas vestidas con alas, un bañador blanco y el lugar en tonos rosas y rojos, era increíble. Agradecía que los guardias no debieran entrar en la temática, iba vestido con un traje negro, sin embargo, la corbata era de un rojo carmín, con un corazón rosa en la parte del nudo, no era su cosa favorita en el mundo, pero podía vivir con eso.

Poco después de que le asignaran el sector donde debía estar comenzó a llegar la gente, muchísimos jóvenes bebiendo, toqueteándose, chicas insinuándose, lo peor era que le había tocado el sector VIP, no había cosa que odiara más que los niños pijos, iba a ser una noche estupenda. Dejó pasar a un grupo de jóvenes que no parecían tener más de 25 años, algunos muchísimos menos, pero eso no importó cuando se topó con una mirada marrón, algo asustada. Era un chico, un chico precioso de ojos marrones y sonrisa incómoda, se notaba a leguas que no quería estar ahí mientras sus amigos bebían y fumaban sobre los sillones aterciopelados.

Luego de quizás veinte minutos, el castaño salió junto con a un chico de cabello rosa que gritaba las canciones que estaban sonando mientras seguía intentando beber de su vaso vacío, el ojimoreno intentaba quitarle el vaso de las manos a su amigo.

— ¿Quieres comportarte? Hee, por favor. — Heechul hizo caso omiso su amigo y gritó aún más fuerte.

—Eres un aburrido, Hae. Bebe, baila, canta, ¡líate! O algo, por favor. — Juntó las manos en modo de súplica, luego soltó una carcajada. — Te vi mirando al guardia, eh. Deberías ir y preguntarle por la horrenda cara de muerto que trae. — Volvió a reír mientras se apoyaba en la barra en busca de equilibrio, un joven de cabello negro se acercó a ellos para preguntarles que tomarían. — Un wiski en las rocas, por favor. — El joven asintió y se marchó. — Anda Hae, deja de ser un aburrido. No pierdes nada fingiendo que estás borracho y preguntarle por su número. —

Donghae consideró sus opciones, en realidad no perdía nada, pero seguía demasiado sobrio como para siquiera intentarlo. Antes de comenzar a dudar Heechul extendía un chupito de vodka frente a él.

—Para envalentonarse. — Comentó con una sonrisa el mayor. — Vamos, a la de tres. — Antes de si quiera comenzar la cuenta, el castaño ya se había bebido todo el contenido. — ¡Eso! ¿No querrás otro? — La pregunta ni siquiera fue escuchada, ya que Donghae se estaba dirigiendo con paso seguro al guardia de ojos oscuros, cuando se encontró frente al pelinegro todo su interior se revolvió, no sabía si era por el alcohol recién ingerido, o por los orbes oscuros que lo miraban con intensidad.

— ¿Puedo ayudarte en algo? — La voz grave hizo que el castaño se sintiera intimidado, pero ya estaba ahí.

— Yo… yo… — Las arcadas pudieron con él, se sentía mareado y horrible. Cuando se vio a sí mismo levantado del suelo se sorprendió. — N-no es necesario, p-puedo yo. — Otra arcada y decidió guardar silencio. Pasaron por entre la gente con rapidez y llegaron a lo que asumía era un baño de servicio, el pelinegro lo dejó de vuelta en el suelo y Donghae solo pudo correr al retrete, a soltar lo poco que había cenado junto a ese líquido transparente que le había quemado la garganta.

— Mierda. — Soltó luego de tirar la cadena. — L-lo… —

 

— ¿Me darías tu número? —

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Saranghaehae ♥


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