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TERROR REAL por Liss83

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Notas del capitulo:

Para quien quiera saber el desenlace

Steve decidió ir al cuartel de cinco cero, a esperar la confirmación de la identidad de las víctimas. Sin embargo antes de subir al auto, Kono lo alcanzo y sin palabras le entrego en una bolsa de seguridad una billetera y un celular. Ambas cosas las conocía muy bien. El nudo en su garganta volvió. Danno, su Danno, ya no volvería y lo último que había escuchado de sus labios había sido un reclamo. Un reclamo por no pasar el día con él. No pudo reprimir el impulso de besar las cosas. Tenían su aroma.
 
 
 
- Te llevare a casa – dijo la chica
- No es necesario – susurro Steve con la mirada perdida
- No puedes conducir así – dijo Kono – dame las llaves
- No… no puedo… subir a su auto – dijo el Marín
- Tomaremos un taxi – dijo Kono – necesitas descansar 
- Quiero ir a cinco cero – susurro su jefe – necesito…
 
 
 
Lentamente se alejaron del lugar. Cada paso era una agonía lenta para él. Maldita cobardía. Maldita cobardía que no lo dejo amar libremente. Ni bien llegaron se encerró en su oficina. Saco lentamente la billetera de la bolsa y la abrió. Sonrió al ver una foto de Grace sonriendo. La quito del lugar y noto que había más cosas detrás. Las examino y sus lágrimas cayeron, eran fotografías suyas y de Grace juntos y otras de los tres. Una nota que decía: “en el restaurant de Kamekona. No me falles” y estaba dibujado un ojo guiñando. Conocía la letra de memoria. Él le había dejado esa nota hacia un par de semanas, en realidad casi cuatro meses, después de una de sus tantas peleas. Danno había guardado eso como un tesoro. Steve no aguanto más y empezó a tirar todo lo que había a su alrededor hasta no dejar nada en su lugar, excepto los artículos personales de Danny sobre los que lloro como si fuese un niño pequeño. 
 
 
 
 *                                                                                    *                                                                                    *
 
 
 
El sol lo encontró de vuelta en su departamento, y trajo consigo la agonía de afrontar a la familia de su compañero. Compañero. Esa palabra tenía otras connotaciones para él cuando pensaba en Danny. Él no era solo un compañero, él era su vida, la mitad de él mismo, la mitad buena, racional y por qué no, hermosa. Steve se consideraba a sí mismo un hombre rudo, un Marín fuerte y seguro, que no le temía a nada ni a nadie. Hasta ahora. Estaba conociendo en carne viva lo que muchos llamaban terror. Terror a la vida. Terror a quedarse solo. Terror a no escuchar esa vocecita que le decía cosas lindas como “bestia” o “Neanderthal” que en el fondo se traducía como un “cuídate, me haces falta” ¿Qué haría ahora sin Danno? Su Danno. El teléfono lo saco de su miseria humana. No quería contestar pero la voz que le estaba dejando un mensaje lo hizo entender el peso de sus responsabilidades
 
 
 
- Papá, ¿Por qué no me contestas? – dijo Grace – no te olvides que hoy vamos a pedir dulces. Ya está listo mi disfraz
- Hola Grace – dijo levantando la bocina de teléfono
- Tío Steve – dijo ella sonriendo – ¿Y mi Danno? ¿ya se levantó? Pásamelo
- Grace, yo…, bueno Danno…, él aun esta… – susurro mientras sus lágrimas caían – en cuanto despierte lo llevare para que lo veas ¿te parece? – escucho la respuesta mordiéndose los nudillos de sus manos para no gritar –. Me tengo que ir. Te amo monito – colgó lo más rápido que pudo y se levanto fue hacia el refrigerador. Saco todas las cervezas y las llevo a la recamar para bebérselas todas como si no hubiera un mañana. En realidad, si no había Danno no había mañana para él. 
 
 
 
En un determinado momento de la tarde, vio como Danny entraba cansado y la ropa no solo desgarrada, sino también sucia, su cabello revuelto y al parecer descalzo. Su cabeza estaba vendada y tenía el brazo en un cabestrillo
 
 
 
- ¡Danno! – grito llorando – ¡Danno, mi amor! ¡Perdóname no te supe cuidar! ¡Vuelve y te juro que reparare todos mis errores! ¡No me dejes! – le pareció que Danny dijo algo pero no entendió. 
 
 
 
A tropezones se acercó a él y lo abrazo a más no poder. Escucho un quejido lastimero de parte del rubio. Le beso el cuello, el rostro, los labios. Esos labios que no sabía que tanto deseaba y que ahora descubría cuanto necesitaba. Cayo de rodillas abrazándose a las piernas contrarias con tanta fuerza que ambos cayeron sin que él se desprendiera ni dejara de llorar ni un instante. Lloro hasta que el sueño lo venció.
Despertó cuando ya era  de noche y todas las luces estaban apagadas. Le dolía horrores su cabeza. Se levantó lentamente y vio su reloj eran las doce y media ¿de la noche? Sus lágrimas cayeron él debería estar en la calle pidiendo dulces con Grace y… – sus lágrimas cayeron, nuevamente a raudales había soñado que Danny volvía. Eso nunca más iba a pasar. Fue nuevamente al sótano y tomo otra botella ahora de wiski, la destapo y bebió directamente de ella. Se sentó en el suelo y sus sollozos se hicieron audibles en todo el lugar. Una hora más tarde ya se había bebido todo el bar que escondía para que Grace no lo viera. Solo tenía un pensamiento en su cabeza, Danny. En un determinado momento la puerta se abrió y por ella vio pasar a alguien
 
 
 
- ¿Danno? – sollozo – mi amor
- ¿Otra vez estas ahogado? – reprocho el rubio
- Solo así no me duele tanto que te hayas muerto – llorando - ¡Y nunca te dije lo sexi que te veías en tus trajes que no encajan en Hawaii!
- ¡Dios, apestas! – dijo acercándose 
- ¿Me besas? – suplico – quiero sentir tus labios aunque ya estés muerto
- El que se va morir eres tú si no te bañas – dijo Danny poniéndolo de pie
- Báñate conmigo – suplico el Marín –. He escuchado que bañan a los muertos. Dime que me perdonas y nos bañaremos juntos. Que te quedaras en casa conmigo. Que le daremos hermanitos a Grace
- Solo si tú – dijo Danny irónicamente – eres el de abajo
- Seré lo que quieras – dijo Marín abrazándose a su compañero
- ¡Idiota! – grito Danny – me duele todo
- También a mí me duele tu muerte – dijo Steve
- En cambio a mí no me dolerá la tuya – siseo Danny – si no me sueltas en este momento
 
 
 
Pero sus protestas fueron calladas por un apasionado beso. Al terminar el  beso, Steve escondió su rostro en el cuello de su amigo. Despertó nuevamente cuando el sol ya estaba en lo alto. No recordaba cómo fue que llego a su cama. Debía levantarse afrontar las cosas, Danny así lo hubiese querido. Se puso de pie y camino hacia el baño, entro a la ducha y dejo el agua con su cuerpo empapándose. Diez minutos salió del baño sin nada que cubriera su desnudes, pero justo en ese momento un grito  lo sorprendió haciéndolo gritar a él también
 
 
 
- ¡Maldito animal! – grito Danny – ¡vístete!
- ¿Danno? – susurro Steve sorprendido – ¡estas vivo! – y lo abrazo desesperadamente
- Neandertal – dijo Danny – me duele todo
- ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! – repetía el comandante mientras lo besaba, pero de pronto fue consciente de sus acciones y se separó – heee… yo…
- Olvídalo, si – dijo el rubio rojo de la vergüenza – solo vine a recoger mis cosas
- ¿Qué? – dijo Steve con miedo – ¿te vas?
- Steve me dijiste que esto no era un hotel – dijo con tono cansino – y que tenía que pasar la noche de Halloween aquí, pero no puedo, debo estar con Grace, le prometí que iríamos a pedir dulces juntos
- ¡Grace! – dijo Steve alarmado – perdón. Cuando te reclame aquello había olvidado que yo también se lo prometí. Perdóname. Iremos juntos. Voy a cambiarme. No te muevas
- No tienes que hacerlo – dijo Danny sonrojado contemplando la desnudes de su amigo
- Claro que si – aseguro este – no te perderé de vista nunca más. Danno si te reclame todo eso es porque… me enamore de ti y… perdóname
- Claro creíste que me morí – dijo Danny haciendo sus característicos gestos con las manos – y puf… descubriste que me amabas
- De hecho… – susurro Steve – lo descubrí cuando volví a recogerte y encontré tu nota
- ¿La leíste? – dije Danny perdiendo la fuerza en la voz
- Si. Y eso me recuerda – dijo Steve sonriendo –, ¿lloraste escribiéndola?
- ¡No! – dijo  Danny sin detenerse a pensar 
- Si lo hiciste – dijo Steve 
- No 
- Si
- No
- Si
- Ya basta – dijo Danny – me tengo ir. Pero antes dime de donde sacaste que había muerto
- Ha eso – dijo Steve – después que te fuiste… yo… fui a buscarte por todos lados y… – Danny alzo una ceja – como no te encontraba le pedí ayuda a Kono y a Chin, ubicamos tu teléfono en un bar, pero cuando llegaba por ti este exploto
- ¡Típico! – dijo Danny bufando – ¡llegas tú y todo explota!
- Danny perdóname – dijo Steve – mira los celos me ganaron
- ¿Celos? – dijo Danny sorprendido
- Si quería pasar la noche contigo viendo películas – dijo sentándose con los hombros caídos – y olvide la fecha
- ¿Y lo del amor? – dijo Danny entrecerrando los ojos
- Una cosa llevo a otra – dijo Steve – y me di cuenta que estaba enamorado de ti. Perdóname
- Tengo que ir por Grace – dijo Danny exhalando – luego terminamos esta conversación
- Me voy a vestir
 
 
 
 Media hora después ambos estaban frente a la casa de Rachel, saliendo con Grace a pedir dulces. Les había costado tranquilizar a la mujer y explicarle que todo había sido una confusión, ya que saliendo de la central había sido emboscado en un callejón oscuro por tres hombres que lo golpearon y le robaron tanto su billetera como su celular, por lo que tuvo que caminar toda la noche
 
 
 
Pedir dulces con Steve y Grace había sido toda una aventura en la que Danny no sabía quién era más infantil. Pasada la media noche llevaron de vuelta a Grace a casa. Steve la cargaba ya que el sueño y el cansancio la habían vencido totalmente
 
 
 
- Me voy a descansar – dijo Danny después de arropar a la niña – me duele todo
- Si quieres… te hago un masaje – dijo Steve acercándose
- No es necesario – dijo Danny nervioso saliendo de la habitación de la niña
- Te ayudara a dormir mejor – dijo Steve acercándose
- ¿Tú crees? – susurro Danny cerrando los ojos cuando Steve lo abrazo por la cintura mientras le acariciaba el rostro
- Déjame demostrártelo
 
 
 
Tal vez la noche de Halloween no fuera tan terrorífica como Danny siempre había pensado, después de todo amar a Steve McGarrett y ser su compañero de trabajo podía causar mucho más escalofríos
 
Notas finales:

Espero no me maten. Lós quiero. Besós


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