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Dimensión Espejo por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Quiero decir, que este capítulo se salió de control pero enserio, enserio quería hacer a un Aioria así en alguno de mis fics, me gusta me emociona y creo que un león lleno de fuego se me hace demasiado tentador.

Advertencias del cap/spoilers: Aioria pervertido, lemon-lime

 

 

CAPÍTULO V

INFERNO

 

— Claro, como no imaginarlo, tu cuarto está en el segundo piso — la voz del castaño era algo hastiada provocando molestia en el menor — ¿No hay ninguna puerta u otra ventana cerca? — preguntó mientras miraba directo hacia la ventana.

— Si la hubiese no estaría aquí frente a mi ventana pensando en cómo ingresar sin ser descubierto — Saga estaba empapado, comenzaba a tener frío, ya había sido dificultoso pasar por la reja de su casa sin ser visto y que el otro comenzara a reclamar no le hacía gracia — por cierto, debería tener algo más de tacto al decir las cosas — reclamó sin ver a su profesor.

— Pues entonces aprovechemos esta ocasión para enseñanza, cuando subas mantente erguido y guarda el equilibrio, será tu primera clase de cheer— no esperó a que el geminiano le respondiese cuando fue tomado de la cintura con un impulso y luego sus talones se apoyaban en las palmas del castaño.

Saga evitó gritar, por la repentina acción, logro evitar quejarse por su golpe en la nariz cuando su cara chocó contra la ventana, sólo se dedicó a mantener el equilibrio, intentar abrir su ventana y maldecir a su profesor con todas las malas palabras que supiese. A veces debía agradecer su exceso de confianza o la falta de instinto de supervivencia por dejar siempre la venta sin seguro, luego trataría de recordar lo fácil que sería meterse a su habitación.

Usando uso de sus pocas habilidades físicas logró afirmarse del marco de la ventana hasta finalmente impulsarse hacia adentro de la habitación, no perdió tiempo y quitó las sabanas de su cama y las anudó lo suficientemente fuerte para luego lanzarlas hacía abajo ahora venía la peor parte, intentar que sus brazos no cederían mientras un hombre más corpulento y alto que él ejercía presión mientras subía.

— Rapunzel, Rapunzel, deja caer tu cabello— dijo el mayor con unas sonrisa burlona cuando la mitad de su cuerpo ya estaba sobre el marco, y Saga podía dejar caer su cuerpo de espalda para recuperar sus fuerzas.

— Vaya, creí que tu cuarto sería más de cerebrito y en extremo ordenado— el león ya se encontraba dentro del cuarto de Saga admirando a su alrededor, la cama, un par de prendas sobre una silla, el escritorio revuelto de papeles, no podía decir que se encontrara desordenado, sólo que no se esperaba ver algo tan normal en Saga.

— No, sólo esta ordenada a mi manera, se dónde está cada cosa, sólo que no me preocupa tener mi habitación como si alguien no durmiese en ella — le respondió levantándose del suelo y dirigirse hacia su closet.

De él sacó un par de toallas, su pijama y la ropa para dormir que más grande le quedara para su nuevo compañero de cuarto, cuando tomó todo lo que necesitaba se acercó a la puerta miró por el pasillo observando posibles peligros y cuando vio el paso libre hizo una seña con su cabeza al castaño para que lo siguiera hasta el baño.

— Será mejor que tomemos un baño para no pescar un resfrío, dejaré las cosas aquí puedes entrar primero yo estaré en…— no siguió hablando, o más bien no pudo cuando el torso de su profesor era expuesto una vez más ante él.

— ¿A qué te refieres? No puedes irte, se supone que no estoy en la casa si alguno de tus padre aparece y se da cuenta que su hijo está en el cuarto y en el baño, nos descubrirán — siguió hablando mientras sin ninguna pena desbrochaba sus pantalones.

— Abriré la llave del agua — Saga quitó cualquier imagen de su maestro de instituto desvistiéndose con soltura y se concentró en lograr una temperatura adecuada, las gotas de agua helada golpeaban su mano hasta obtener una temperatura agradable, los músculos de su profesor estaban más presentes en su retina de lo que imaginaba, aún podía verlo, incluso si se atrevía a ver con detalle en ese recuerdo, podría recordar cada cicatriz, moretón, raspadura y lunar que tuviese repartido por su abdomen, brazos y pecho, pero prefirió no hacerlo y mantener su concentración sobre su mano blanca siendo mojada por el agua de la ducha y las baldosas color alabastro del baño.

Apenas lo logró vio al hombre de piel morena ingresar a la ducha soltando un suspiro, cuando Saga pudo apreciarlo, agradeció internamente que el hombre conservara su ropa interior a pesar de que nuevamente no dejaba mucho a la imaginación, el estudiante si iba apartar hasta que una mano lo detuvo.

— ¡Hey te estas congelando, metete rápido!— otra vez era más una orden que una sugerencia, el menor podría debatirle en ese momento, pero toda la situación en la que se encontraba lo hacía sentir incómodo y sin ganas de reclamar.

— Cuando termine yo…— no alcanzó a terminar cuando fue jalado hacia dentro de la ducha aun con su ropa puesta y chocando contra el mayor, su cuerpo sintió una oleada de satisfacción al sentir el agua caliente calentándolo, o eso prefería atribuirlo y no el cuerpo del otro hombre muy cerca del suyo.

El menor sintió como su camiseta era levantada y su pie era rozado por los pulgares ásperos del leonino, sintiendo una descarga eléctrica por donde pasaba, su pecho volvió a sentir que le faltaba aire, sintió sus piernas temblar al igual que su manos a pesar de que ya no tenía frío, su pecho se aceleraba y sentía que en cualquier momento dejaría de respirar. Su cuerpo ya estaba la mitad desnudo frente a su profesor y ese sentimiento de vergüenza ya estaba adherido a su rostro y sobre todo a sus mejillas.

En eso Saga recobró el sentido y antes que el otro volviese a usar su exceso de confianza se giró dándole la espalda mientras se quitaba los pantalones y calcetines quedando también sólo en ropa interior en un ambiente bastante incómodo, vergonzoso y cálido.

Saga tomó el jabón y se lo entregó al otro sin mirarlo, por su parte tomó el shampoo y comenzó con la tediosa tarea de lavar todo su cabello. Se escuchaba el sonido del agua caer y el de manos frotando piel y espuma, el menor no se atrevía hablar porque probablemente no existía en el mundo algún tipo de conversación que no fuese extraña en esos momentos.

Pero existe una ley universal que cada cosa mala siempre puede ser peor y desde hace ese nuevo inicio de semestre la estaba haciendo parte de su vida, y esa misma fuerza catastrófica fue la que ocasión que un descuido y el resbaladizo suelo cayó hacia atrás llevándose al castaño junto a él.

El golpe no lo sintió, no sólo podía sentir su piel pegada contra la del castaño, hirviendo al estar tan junta su espalda contra el pecho del otro, sus manos apoyadas sobre los muslos con algo de bellos del mayor, y su parte trasero apoyada contra la entrepierna de su maestro.

Saga iba a morir, de vergüenza, de un infarto por culpa de su corazón que no dejaba de palpitar descontrolado o porque de alguna forma podía sentir la intensa mirada verdosa apuñalándolo por la espalda. Pero no fue ninguno de esas tres opciones, si no que fue la boca del castaño mordiendo su cuello provocándole un estremecimiento completo y dejándole salir un sonido que creyó jamás emitiría desde sus cuerdas vocales, resonando en el baño.

— Creo que me cobraré el salvar tu vida el día de hoy — su voz no era la de siempre, no era aquella seria voz cargada en molestia, no, esta era diferente, más grave más cercana, más sensual y peor aún contra su oído, provocando otro estimulo que viajo por su columna dorsal avanzando por cada vertebra provocando un arqueo de su espalda y con ello restregarse de una forma obscena contra el mayor.

Las manos del castaño comenzaron a pasear libremente por su cuerpo quemándolo por cada lugar que tocaba, retorciendo a Saga con cada movimiento, su pecho, sus brazos, su abdomen y muslos e inclusive con descaro por el pliegue entre su ingle y su muslo, Saga podría gritar en cualquier momento, pedir que se detuviera, sus padre estaban un piso abajo pero él no quería, lo único que lograba salir de su boca era gemidos que se ahogaban en su garganta y a medio disimulaban con el sonido del agua cayendo.

Una de esas manos morenas se posó en su entrepierna aplastándola mientras la otra giraba su rostro para encontrarse con el varonil rostro de su profesor que tomó sus labios devorando con deseo su boca y aprovechando los gemidos que soltaba por el roce para introducir su lengua dentro de él. Pero todas las acciones fueron pausadas por un golpeteo en la puerta.

— ¿Saga, estás bien? Oí un golpe desde abajo— era la madre del menor parada frente a la puerta.

— Anda, Saga, respóndele a tu madre— aquella voz seductora otra vez contra su oído, otra vez una mordida en su hombro, un mano bajando parte de su ropa interior y la otra tomando su miembro con firmeza, el gemido que quiso salir sólo pudo ser acallado por sus propias manos contra su boca.

— Respóndele o se preocupará. — Insistió una vez más el leonino paseando su húmeda y ardiente lengua por el contorno de su oreja.

— ¡So…Solo me caí!— gritó con esfuerzo aun sintiendo las manos del otro sobre él — ¡Pero estoy bien, mamá!—termino de responder para volver a llevarse sus manos a su boca.

— ¡Esta bien! — le respondió con simpleza su madre.

— Buen chico — habló el castaño con esa sensual voz que estaba volviéndolo loco.

Su intimidad era masturbada por las manos del castaño, su cuello era atacado por besos y mordiscos que sólo provocaban que su trasero se rozara cada vez más con el duro miembro del caballero de leo, y en eso su cuerpo es dado vuelta quedaron de frente al león apreciando aquellos orbes color esmeralda que se lo comían con la mirada, su cuerpo sobre el otro aun manteniendo un embriagante contacto.

— No te asustes, no haré nada más— Saga no supo si asintió o sólo se quedó mirándolo avergonzado con su rostro rojo de vergüenza y excitación, no lo sabía el vapor del baño no podía compararse a lo nublado que se encontraban sus sentidos al placer de ser tocado por su profesor.

Y tras esas palabras el leonino libera su propio miembro de la asfixiante tela y con sus manos haciendo uso de su fuerza rompe el bóxer del geminiano sacando una mirada de pavor por la rudeza por parte de Saga para pasar sentir nuevamente escalofríos al sentir la punta del pene de Aioria frotarse contra su virgen entrada sacando gemidos de placer de su boca y de la del mayor que se unieron al aumentar el roce entre aquellos lugares.

— Pon tu mano aquí— pronunció Aioria llevando la mano de Saga hasta su miembro para profundizar el roce que había entre él y su trasero, sintiendo con su mano toda la dura extensión del mayor frotándose contra él.

Saga sentía mariposas comenzar a revolotear por su estómago, al igual que la contracción involuntaria de varios de sus músculos, el león le seguía besando, lo seguía devorando, seguía con una de sus mano masturbándolo mientras la otra estrujaba uno de sus glúteos, el gemelo comenzó a hacer sus gemidos más notorios, comenzó a mover sus caderas más rápido y el otro notando lo que avecinaba también se preparó empujando más rápido su pene entre los glúteos del menor.

Aioria fue el primero en acabar, ahogando su gemido con un mordisco al cuello de Saga y derramando abundante líquido entre la mano y entrada de su estudiante, para después seguir el menor corriéndose en la mano del castaño manchando su abdomen al momentos que daba los último gemidos de placer.

Ambos terminaron exhaustos, obnubilados, perdidos entre las sensaciones de placer y el resto del éxtasis que aún se mantenía palpitando. Aioria miró a Saga y este le devolvió la mirada, ambos sin saber exactamente qué decir, sólo se podía escuchar el sonido de las gotas de agua caliente caer sobre sus pieles desnudas y como a poco iba limpiando los restos de su desenfreno pasional.

 

 

Notas finales:

Espero les guste.


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