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De Aristocracia y Otras Estupideces. (New Version) por Menz

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Notas del capitulo:

!Accio cap. 27!

Capítulo XXVII


Hija de tigre… azabache.


Por fin estaban de vuelta, tras varias horas de vuelo y algo de turbulencia. Después de dejar a Álvaro en su casa, se dirigieron al palacio. Se sentía feliz al saber que su familia las esperaba para una deliciosa cena.


La sensación de estar transitando sobre ese camino empedrado, mientras el palacio se hacía cada vez más grande, era  de añoranza. De calidez. Ahora más que nunca sabía perfectamente cual era su lugar. Sujetó con dulzura la mano de Cris y le dio un beso en el dorso.


-¿Qué pasa?- Le preguntó su novia, sonriéndole de esa manera tan hermosa con la que solía hacerlo.


-Te amo. Y amo a esa pandilla que nos espera ahí dentro.- Cristi le acarició la mejilla.


-Que bueno que naciste.- Le dijo su chica antes de darle un beso.


Como lo suponía, todos las recibieron con entusiasmo, en especial su tío Sebastián, ya que por fin podría atascarse de comida. Y su tía Angie estaba encantada de tener a Gerardo ahí esa noche. Eso no la hacía muy feliz.


-No hagas gestos- Le dijo Cris cuando todos caminaban hacia el comedor.


-¿Qué gestos?


-Amor, eres muy obvia.


-Solo tú lo notas.


-Eso realmente es un alivio. No creo que a tía le agrade saber que detestas a su novio.


-No lo detesto, solo no me agrada de tío. Si Gerardo fuera el portero de la empresa o aquel tipo de la cafetería que siempre le pone más cátsup a mis papas, seríamos amigos.


Cristina no dijo nada. Se limitó a sonreír con resignación. ¡En serio no lo detestaba… mucho! Prefirió concentrarse en la comida. Moría de hambre. Los bocadillos del avión no le habían servido ni para el arranque.


La cena pasó sin contratiempos. Guillermo y Cristina se la pasaron hablando del excelente trato que había hecho su novia. El conde se veía muy orgulloso de la azabache. Ella platicaba con los enanos y su viejo tío. Sus hermanitos estaban impacientes por recibir los regalos, pero ella se sentía muy cansada como para ponerse a revisar las maletas, buscando las cosas.


Observaba a los condes, esperando el momento en que se levantaran de la mesa para poder correr a su habiitación.


-Familia, Gerardo ha traído un delicioso café y queremos compartirlo con ustedes.- dijo Angie algo sonrojada. ¡Ella quería acurrucarse bajo sus cobijas! Sofía le hizo una indicación para que pusiera buena cara. Seguro su madrastra pudo ver sus ganas de huir de ahí.


No teniendo otro remedio, con paso mecánico siguió a todos hasta el salón. También Cristi tenía cara de cansancio, pero no podían desairar a su tía. Esperó paciente a que el personal de servicio llegara con el dichoso café ese, ¿tendrían donas de chocolate? ¡Sí! Pudo ver a doña Cuqui dejándolas en la mesita. ¡Al ataque!


-Ale, acabas de cenar un montón.- La reprendió su novia.


-Es solo el postre.


-Ya comiste postre.


-Otro.


Cris solo suspiró y tomó un sorbo de su café. Ella la imitó. Lo sentía igual al de siempre.


-Estupendo.- Dijo Guillermo, después de tragar el líquido caliente. Sospechaba que su padre decía eso más por gentileza que por convicción.


-Muchas gracias.- Respondió Gerardo.- Es uno de los nuevos productos que importaré. En unos días llegará el primer embarque.


-Genial, felicidades.


-Por cierto, en cuatro semanas será mi cumpleaños.- El hombre buscó algo en el bolsillo de su saco. Eran unas invitaciones.- Daré una fiesta en el club. Claramente, ustedes son los invitados de honor.


-Muchas gracias.- Dijo Sofía recibiendo las invitaciones.


-¿Cuántos años cumples?- Preguntó su hermanita.


-Hija, esas preguntas no se hacen.- La reprendió su padre.


- Está bien.- Intervino Gerardo.- Cumplo treinta y tres años.


-¡Eres más chico que mi tía!- Exclamó la pequeña.


-¡Sofí!- La enana empezó a reír pero se tapó la boca cuando vio la mirada de su madre.


-Hay algo más que quisiéramos compartirles.- Retomó la palabra Gerardo.- ¿Querida…?


-Eh, si… Familia, ¡vamos a casarnos!- Anunció su guapa tía con una radiante sonrisa. Por varios segundos, nadie dijo nada.- ¡¿Me escucharon?!


-Sí, sí claro. Disculpa.- La condesa fue la primera en reaccionar y ponerse de pie para felicitarlos.- Es solo que no lo esperábamos. Es una excelente noticia.- Su madrastra los abrazó mientras Guillermo se acercaba también.


-Me lo pidió el viernes y me dio un anillo hermoso.- Contaba su tía, mientras ella seguía sentada con una dona en la mano.- Pero como no quería que lo vieran antes de reunirnos aquí hoy, lo guardé en mi habitación. ¡Mañana se los enseño!


-Seguro es magnífico.


-¡Lo es! Padre, ¿oficiaría nuestra boda?


-Será un placer.- ¡¿Por qué todos sonreían?!   


- Alejandra, ¿tú no piensas felicitarnos?


-¿Eh? ¡Sí! Perdón.- Se paró de un brinco. Los abrazó a ambos.- Les deseo lo mejor.


******* ********** *********


Nunca había visto a Angie tan eufórica. Sabía muy bien que su tía era fanática de los eventos sociales, eran su pan de cada día y con la dichosa fiesta que venía estaba de aquí para allá con su fiel amigo Pierrot, su planeador de eventos favorito.


-¿No crees que esta fiesta caerá en mal momento?- le preguntó a su padre después de que vio salir a su tía en su flamante auto.


-Angélica podría animar el mismo infierno. Es buena para las fiestas.- Respondió Guillermo sonriendo. Se encontraban frente a las criptas familiares.- ¿Vas a acobardarte ahora?


-¡Claro que no!


-Sé que podrás hacerlo. ¿Sabes que este es mi lugar favorito del palacio?- Negó con la cabeza.- Me recuerda de donde vengo, quien soy y que es lo que se espera de mi. Nuestra familia ha gobernado este condado por siglos. Nosotros somos Castilnovo, está en nuestras venas, en nuestra esencia.- Guillermo acarició el nombre de la cripta frente a él: “Alejandro San Román”, su padre.- Cuando era pequeño, mi papá intentaba explicármelo. Jamás lo entendí, hasta que fue mi responsabilidad. Aunque nunca ocuparás mi lugar, eres mi primogénita y sé que puedo confiarte mi vida y mi condado.


-De acuerdo.- Apenas pronunció esas dos palabras, sintió que sus hombros pesaban.


-Solo sigue el plan. Métete a la casa de Tomás y deja que Sergio haga el resto. Después de eso solo hay que esperar un poco para encontrar la pieza faltante y esta pesadilla habrá terminado.


Ella también quería que todo eso acabara. Quería enfocarse solo en su carrera y en su chica, no en pensar en los ataques que les enviaban los Aragón. En esos momentos en verdad extrañaba su vieja vida, sin nada de política, poses y reglas estúpidas. Se quedaron en silencio un momento. De verdad había mucha paz ahí.


-Aquí es como estar lejos de los problemas.


-Sí. Por eso vengo seguido. Siempre hay problemas.- Bromeó su padre.- Cuando las aguas se calmen, ve a buscar a tu madre y tráela aquí.


-Cris me había mencionado eso antes, pero ¿podemos? Es decir… es el mausoleo familiar. ¿No estamos violando una ley o algo?


-Eres una San Román y ella es tu madre. Su lugar es aquí, con nosotros. Además soy el maldito conde, puedo hacer lo que quiera.


-Ay sí, ay si.


********* ******** ********


Estaba en la cafetería de la universidad disfrutando de una rica malteada de chocolate junto a su novia y sus amigos, cuando se dio cuenta que unos chicos estaban murmurando y observándolas.  Sabía que las personas las miraban mucho, pero en la escuela ya todos estaban hartos de verlas, ¿no? Frunció el ceño y trató de ignorar las risitas. Hasta que los que estaban en la mesa de a lado, empezaron a hacer lo mismo y a señalar sus celulares.


-¡¿Qué coño les pasa?!- Quiso saber Nat, espantando a una de las chicas de la otra mesa.


-Nada.- Respondió la muchacha para después sonrojarse.- Es solo que…- la rubia les enseñó la pantalla de su celular. Estaba muy lejos y no pudo ver de qué se trataba.


-Vizcondesa, Alejandra, tenemos que irnos. Rápido.- Fausto se había acercado a ellas. Sin preguntar, se dispuso a salir de ahí. Ya llevaba suficiente tiempo viviendo en ese lugar como para saber cuando había  que correr y después hacer las preguntas. Iban por el pasillo, cuando Milo los alcanzó. Llevaba las mochilas de ambas.


- ¡Ahí están!- Muchas personas corrían hacia ellas. ¡¿Ahora qué?!


- ¡Vizcondesa, ¿son ciertos los rumores?!- lanzó la pregunta una mujer con exceso de maquillaje y tacones altos. Sentía como Milo la empujaba entre las personas. Ella solo seguía a Cristina hasta la camioneta, que justo había llegado en ese momento, con Beny haciendo guardia frente a ella.


-¡Señorita Alejandra, ¿tiene algo que decir?!- ¡¿De quéééé?!


-¡¿Es verdad que tienen una relación amorosa?!- Preguntó alguien más. Cristina y ella pararon de golpe.


-¿Que, qué?- Se le escapó a su novia.


-Un portal de noticias ha publicado que usted y su prima mantienen una relación romántica.- Explicó la mujer entaconada.- Asegura que realizaron un viaje juntas hace unos días


-Pues… no sabía nada de ese rumor. Ahora si nos disculpan, tenemos clases.- Cristina hizo un ademán para que Milo le entregara su mochila. El guardia dudó un momento, pero lo hizo.


-Vizcondesa, su padre ordenó que las lleváramos al palacio.- Susurró Fausto.


-No perderé clase a casusa de una nota en internet.- Respondió firme su novia, frente a los atentos reporteros.


-Entonces, ¿es una noticia falsa?- Esos buitres no perdían oportunidad.


-Damas, caballeros… Alejandra y yo tenemos clases. Así que si nos disculpan, volveremos a ellas.- Dijo tajante la azabache.


Dando media vuelta, se apresuró a regresar a su salón.


***** ******* *****


-Sabía que esto pasaría. Pero creí que tardarían más en descubrirlo.- Dijo Álvaro mientras revisaba la pantalla de su Ipad. También se encontraban ahí Luciano y los condes.


-Las dos son unas desobedientes.- Se quejó Guillermo, ceñudo.


-Papá, no iba a aumentar su morbo huyendo de ellos. El objetivo era salir antes de que nos vieran, ¿no?


- A mi me parece que la reacción de Cristina fue correcta.- Opinó Sofía.- Fue muy espontánea.


-Si me permiten…- se metió Luciano que también revisaba redes sociales.- ha generado una ola de comentarios y… memes.


-¡A ver!- Se acercó a la pantalla del asistente. Soltó una carcajada.- ¡Mira ese! “¿Qué, qué?”- No podía dejar de reír.- ¿Me los envías?- Le preguntó a Luciano.


-¡Deja de reírte! ¡Andarán persiguiéndonos para sacarnos una fotografía comprometedora!


-No creo que sea oportuno confirmar o desmentir algo. Creo que debemos solo quedarnos callados. ¿Qué opinas?- Le preguntó su padre.


-No quiero que sepan cosas de mi vida privada. Armarían un escándalo que no pienso tolerar.


-Entonces guarden la prudencia requerida. Ninguna muestra de afecto. Ningún acercamiento comprometedor.- Guillermo las fulminó con la mirada. Prefirió hacerse la pendeja.


-Esa nota le robó la atención a los rumores del compromiso de la señorita Angie.- Dijo Luciano, acercando más los ojos a la pantalla. No sabía si el tipo hacia eso por ceguera o porqué de por sí actuaba como poseído.- Esperemos que cuando se confirme el compromiso, desplace a cualquier otro rumor.


Pudo ver como Álvaro tensaba la mandíbula y fruncía el ceño.


****** **********


-¿Qué haremos ahora?- Le preguntó a su novia después de sentarse junto a ella en el balcón de su recámara.


- Solo ser precavidas. Si no encuentran nada se olvidarán del asunto.- Respondió Cris poco convencida.


-¿Crees que olviden algo así? Eres la princesa de este lugar. Los medios matarían por una foto tuya besando a alguien.


-Solo quiero un noviazgo normal. O al menos lo más normal que se pueda.


-Cristi… ¿Qué pasará el día que se sepa lo nuestro?- Había estado pensando en eso desde la emboscada de los reporteros.


-No tengo idea.


-No creo que Castilnovo esté listo para una vizcondesa lencha.- La azabache soltó una carcajada.


-Ni yo lo creo. Pero no voy a dejarte. No te librarás de mi.


-No quiero librarme de ti.- Abrazó a su novia.


-Tranquila, nada pasará.


******* ************


********CRIS*********


¿Tranquila? Todo ese asunto la ponía nerviosa. Aún no estaba lista para hacer pública su relación. Había mentido. Sabía muy bien lo que pasaría cuando aquello se supiera. Y no quería eso. Quería poder disfrutar de Alejandra sin tener que lidiar con la Corona.


Estaba segura de que esos rumores eran parte del plan para quitarles el título. El ministro Braga llegaría en unos días más y seguramente estaba enterado ya de la noticia. Si ese sujeto en verdad estaba de parte de los Aragón, utilizaría cualquier medio para presionar a su familia. ¡Y no estaba dispuesta a perder! ¡No frente a ellos! ¡No frente a Tomás y su estúpido hijo! Apretó los dientes. Prefería morir que entregarles el condado. Y estaba dispuesta a ello.


****** ***********


*********ALE********


-¿Lista?- Su papá le cerró la chamarra negra, ocultando el cable del audífono que llevaba.


-Sí, ¿y tú?


-Seguro.- Vio la determinación en los ojos de Guillermo.


-Papá, ¿por qué no van Fausto y Milo?- Se metió Cristina.


-Ya hemos discutido eso.- contestó el conde.


-Pero quiero seguir discutiendo.- replicó la azabache.


-Es lo que ordeno que esta familia haga.


-Pero…


-Hija, confía en tu padre y en Alejandra.- Sofía intentó tranquilizar a Cris.


Su novia la miró a los ojos. Intentó transmitirle seguridad, aunque sabía que Cristina era la persona más testaruda del universo.


Toc- toc


Sergio entró al despacho. Él también se había vestido de negro.


-Disculpen la tardanza.- dijo el chico mientras tomaba un audífono del escritorio y se lo colocaba.- ¿Me escuchas?- dijo probando el aparato.


-Yo sí.- respondió ella, parada junto a él.


-Tonta, ¿me escuchas, Milo?


-Fuerte y claro.- escuchó ella también en su oído derecho.


-Es hora.- dijo su papá consultando su reloj.- Sabes lo que espero de ti.- Le susurró el hombre. Asintió.


-Sergio, ¿te sientes bien?


-Sí señor. Listo para joder a ese maldito.


-Quiero que se cuiden. Si algo sale mal, corran.- les dijo Sofía dándoles un abrazo a cada uno.


-Ale…- Cristi la abrazó también.- no hagas una de las tuyas, por favor.


-¿Yo?- Estrechó fuerte a la chica.- Volveré pronto, lo prometo.- Le dio un piquito.


- Las descubrí.- Les dijo Sergio, fingiendo que les tomaba una foto.


-Más vale que me demuestres que estoy equivocada con respecto a ti.- Le respondió duramente Cristina.


- Apresúrense.- Intervino Guillermo, señalando la hora.


Tenían el tiempo medido. Irían en una vieja camioneta cerrada, junto a Fausto y Milo, que vigilarían que nadie llegara a la casa. Sabían que Tomás había salido de viaje a Denossis, así que en teoría solo debían estar dos guardias. Para distraerlos, Valeria iría a “buscar” una enorme Smart-tv y pediría ayuda al par de sujetos para subirla a su camioneta. Debía admitir que el divorcio de Tomás y la madre de Valeria había sido de utilidad para sacarse a los guardias de encima.


Se colocó los guantes mientras observaba las calles. Estaban cerca.


-Espero que esto funcione.- Dijo Sergio revisando todo lo que necesitaba para meterse al servidor.


-Funcionará. Solo hay que hacerlo rápido.     


Al menos sabían donde buscar. Valeria se había encargado de decirles exactamente en cual habitación estaban los servidores de la casa. Así que cuando vio que los guardias entraban rápido para ayudar a la pelirroja, se colaron con la llave de acceso que les proporcionó la chica.


Corrieron por el jardín hasta entrar a la casa y rápidamente atravesaron uno de los pasillos hasta la habitación del fondo.


Ahí estaba lo que necesitaban. Ella no tenía idea de donde buscar. Había mucho frío ahí adentro y solo veía pequeñas luces y cables. Sergio se apuró a conectar su  laptop al servidor. Lo vio tecleando algo.


-Conecta el usb que te di.- Le susurró el chico, casi casi solo moviendo los labios.


Se puso a buscar entre todo lo que había ahí. Se arrodilló y metió la mano entre varios cables. Encontró uno y enchufó ahí el dispositivo. ¡Listo! Se acercó a Sergio y pudo ver que él también estaba terminando su trabajo ahí.


- ¡Genial, ya pronto tendremos a ese miserable!- Exclamó sin importarle si la escuchaban.


-Así es….- Sergio cerró su laptop y la metió a su mochila.- pronto Guillermo caerá.


-Sí… ¿Qué?- Vio un puño acercándose rápidamente a su rostro y luego un agudo dolor. Cayó con fuerza al suelo. Todo le daba vueltas.


-Bien hecho, hijo.- Entre su aturdimiento pudo reconocer la voz de Tomás.


****** ********


*********CRIS*********


-¿Qué está pasando?- Nadie le hizo caso.


-¡Sáquenla de ahí!- Ordenó su padre por teléfono.- ¿Como…?


-¡Padre, ¿qué está pasando?!


-Tranquilízate.- Su madre la abrazó por los hombros.- Tu padre lo resolverá.


-¿Dónde está Alejandra?


-¡CARAJO!- Guillermo lanzó con fuerza el celular contra la pared. Sacaba humo por las orejas.


-Exijo saber donde está Alejandra.


-Detenida por allanamiento.- ¡¿Qué?! La puerta se abrió.


-Señor…- Bernardo parecía contrariado.


- Buenas noches don Guillermo.- El Fiscal estaba ahí, acompañado por varios agentes de la policía y un hombre con traje elegante.


-Buenas noches a todos.- Dijo el hombre con gesto altivo.


-Ministro Braga, que gusto verlo de nuevo.- Su padre estrechó la mano de aquel hombre. Le asombró ver como Guillermo había adoptado un gesto neutral en .02 segundos.- Permítale presentarle a mi esposa, Sofía y a mi hija, Cristina.


-Encantado.- El ministro las saludó, con una sonrisa de esas que se practican frente al espejo.- Álvaro, ha pasado mucho tiempo.


-Así es, señor.


-Es una sorpresa verlo hoy. Creí que aún tenía trabajo en la capital.- Retomó la palabra su padre. Lo vio mirar discretamente su reloj.- Por favor tome asiento mientras nos sirven café, ¿o prefiere otra bebida?


-Me temo que ésta no es una visita social, don Guillermo. Estoy aquí en representación de la Corona ante el escándalo que supone que un conde esté involucrado en un delito.


-¿Disculpe…?


-Vengo a informarle que hemos localizado el eslabón perdido. Sabemos donde está el dinero y quien lo tiene.- Anunció el Fiscal.- Fue una verdadera sorpresa para mi enterarme de la manipulación de la que fui objeto. Afortunadamente, hemos podido llevar a buen término la investigación.


-Francisco, ¿de qué hablas?


-Señor conde, queda usted arrestado  por malversación de fondos públicos.


-¡¿Qué estás diciendo?!


-¡Francisco, ¿Qué es esto?!


-Tiene derecho a guardar silencio…- Los oficiales hicieron que su padre colocara sus manos en su espalda y lo esposaron, mientras el Fiscal seguía diciéndole sus derechos.


-¡Suéltenlo!- Intentó apartar a los policías.- ¡Es una orden!


-Vizcondesa, le recuerdo que mi deber es con  la patria y la Corona. Hace unos minutos logramos dar con las evidencias que necesitábamos. Para mi sorpresa, me guiaron en esta dirección.


-Francisco, esto es un error. ¡Es una trampa, ¿no te das cuenta?!- Se quejó Guillermo.-Exijo mi liberación y la de Alejandra.


-Es lamentable que una familia tan respetada, caiga de esta manera.- Dijo Braga con desprecio.- Su Majestad no permitirá que este escándalo perjudique a este condado. Estoy aquí para restaurar el orden lo más pronto posible. Le comunico que será llevado a juicio y por lo tanto a partir de este momento pierde todo privilegio y título nobiliario, así como su puesto es el consejo del reino. El título será ostentado por su primogénita… hasta orden expresa de su Majestad.


-¡No puede hacer esto!- Su papá forcejeó.


-Francisco, sabes que Guillermo es incapaz de hacerle esto al condado.- Álvaro intentó razonar.


- Suelte a mi padre, o….- Sentía que temblaba de rabia.- le juro…


-¡Vámonos!- Ordenó el Fiscal.


-¡No!


-¡Guillermo!


Todo fue un caos. Vio a su mamá colgarse de Guillermo, queriendo mantenerlo ahí y a Álvaro intentando alejarla de los oficiales.


-Sofía, tranquila.- Escuchó la voz de su papá.- Volveré pronto, lo prometo.


-Pero…


-Cristina, - su padre la miró a los ojos.- confío en ti.- Apenas pudo asentir, mientras su papá era guiado hacia afuera.


-¡Guillermo, ¿Qué pasa?!


-Angélica...- Álvaro corrió fuera del despacho al escuchar la voz de su tía. Ella se quedó plantada en su lugar intentando poner en orden su mente.  Escuchaba el llanto de su madre y los gritos de su tía.


Un zumbido iba aumentando en sus oídos. La cabeza le dolía. ¿Su padre y Alejandra en la cárcel? ¿Qué había salido mal?


****** *******


****** ALE********


-¡Eres un maldito!- Se movió con violencia intentando alcanzar a Sergio, pero los barrotes se lo impedían. Estaba en una celda, observando la arrogancia en el rostro del chico.


-No, solo soy fiel a mi padre.


-¡Tú padre es un cretino!


-Tal vez lo sea, pero muy pronto tendrás que inclinarte ante él.- Alberto también estaba ahí, disfrutando todo aquello.


-¿De qué estás hablando?


-Me encanta verte ahí.- Le tomó una fotografía.- Esto costará mucho dinero.


-¿En serio? ¿Eres un reporterucho?- Intentó molestar al imbécil.


-Di lo que quieras. Estás acabada. Igual que Guillermo.- Alberto le mostró la pantalla de su celular. La transmisión era en vivo. Pudo ver la entrada del palacio.


-En un giro inesperado, la Fiscalía anunció que las investigaciones del fraude al condado han sido fructíferas y don Guillermo acaba de ser arrestado.- Decía el tipo del noticiero.


-¡¿Qué?!- Sergio y Alberto estallaron en carcajadas.- ¡¿Qué hiciste, maldito?! ¡Te voy a matar!- Intentaba alcanzar a Sergio, pero no podía.- ¡Te abrimos las puertas de la casa! ¡Eras de la familia!


-¡¿Familia?! ¡Me tenían ahí como un seguro contra Tomás! ¡Jamás me trataron como un igual!


-¡¿Y crees que Tomás y Alberto te tratarán bien?! ¡Solo te usarán como lo hicieron antes!


-Ignórala, hermano. – Alberto la miraba con odio.- Ahora ve con nuestro padre. Te espera.


-Claro. Adiós, estúpida.- Intercambió una última mirada con Sergio.


-¿Sabes que es lo mejor de todo esto?- Retomó la palabra Alberto.- Que no estarás en casa cuando vaya por Cristina.


-Si la tocas, te mataré.


-Lo que dicen, es verdad ¿no? La amas.- El chico soltó una carcajada.- Te mandaré una invitación a la investidura de mi padre. ¡Una nueva dinastía está aquí!


******** *******


*******CRIS*********


-¡Los quiero a los dos!- Exigió enfadada.


-Cristina, trata de tener la cabeza fría.- Le pidió Álvaro.


-¡¿La cabeza fría?! ¡Alejandra y mi padre están en la cárcel! ¡Estamos a nada de perder el  título y me pides cabeza fría!


-¡Sí! ¡Eso es lo que te pido!- No podía pensar con ese maldito dolor de cabeza y los sollozos de su madre y su tía.


-No le hables así.- Se metió Gerardo, que había llegado con Angie.


-Tú cállate.- Respondió Álvaro, furioso.


-Cállame.- Lo retó el otro.


-¡Cállense los dos!- Exigió. Las puertas del despacho de abrieron. Fausto y Milo entraron.


-Con permiso. Señoras, caballeros, vizcondesa.- Fausto estaba agitado.- Vinimos lo más rápido posible.


-Explíquenme, ¿qué fue lo que pasó?


-Todo parecía normal, hasta que escuchamos un golpe y a Alejandra quejándose.- Sintió una punzada  en su corazón, mientras veía la conmoción en el rostro de Fausto. – Corrimos a la mansión pero habían muchos guardias, no solo los dos que debían estar. Entonces entendimos que fue una emboscada. Esos  sujetos iban armados. Nos dispararon pero logramos llegar a la camioneta y rodeamos la propiedad.


-Pedimos refuerzos.- Siguió Milo.- Todos los nuestros iban para allá pero vimos que la policía se llevó a Alejandra. Entonces llamé a su padre.


-¿Y Sergio?- Preguntó su madre.


-Él…- Milo dudó un momento.


-Él nos traicionó.- Terminó Fausto-. Pudimos escucharlo por el audífono que tenían los dos.


-¡ESE BASTARDO!- Bramó enfurecida.- ¡ARMEN A TODOS LOS GUARDIAS Y VAYAN POR MI PADRE Y ALEJANDRA!


-¡Cristina, no puedes tomar la Fiscalía por la fuerza!


-¡NO ME DIGAS QUE HACER!


-¡Hija, por favor!- Quería calmarse pero no podía. Todo era un caos. Respiró varias veces, recordando las palabras de su padre.


- Déjenme a solas con Cristina.- Dijo Álvaro con voz mandona.- ¡Rápido!- Ella ignoraba a todos, se concentraba en respirar mientras escuchaba pasos alejándose.


-Esto no es real…- susurraba.- esto no es real…


-Cristina, mírame.- A regañadientes, lo hizo.- Eres la condesa. Tu padre y Alejandra te necesitan. Piensa.- ¿Pensar?


-Bien… llama a los abogados, necesitamos sacar ya a Alejandra y a mi padre.


-Lo de Alejandra es rápido. Lo de Guillermo es lo complicado. Enviaré a los abogados a la Fiscalía y redactare un comunicado de prensa.


-En cuanto lo tengas quiero revisarlo. También inicia el protocolo de seguridad bancaria.


-Por supuesto. – El hombre abrió su laptop y tecleó una contraseña.- Necesitaré los códigos de acceso de tu padre.


-Claro.- Se apresuró a abrir la caja de seguridad. Ahí guardaba su Ipad su papá.– Que vayan por mis hermanos. Quiero a toda la familia en el palacio.


-Enseguida.- Álvaro se dedicó a hacer varias llamadas. Lo escuchó apurar al equipo legal y hablar con varios aliados.


Una vez que encontró los códigos se dispuso a ingresarlos para que Álvaro pudiera hacer su trabajo. Acceso denegado. ¿Cómo? Volvió a intentar. Nada. Revisó los dígitos. ¡Esos había tecleado!


-Tenemos un problema.- Dijo mientras sentía un escalofrío bajando por su columna.


-¿Qué pasa?- Álvaro se acercó y miró la pantalla.


-No tengo acceso. Alguien cambió los códigos.


-¿Cómo que alguien? Eso no puede ser. El único que puede cambiar esos códigos es tu padre y en caso de hacerlo…


-Los oculta en su Ipad y me lo comunica para que también cambie los mios.- Terminó ella.


Caminó como león enjaulado mientras pensaba. Su padre era un amante del protocolo y no debía cambiar los códigos sin avisarle a su sucesor… a menos que no fuera él quien los cambiara… ¡Pero eso era imposible!


No tenía duda de que todo eso había sido un golpe orquestado. Nadie les había informado que el Ministro estaba en camino, el protocolo decía que su padre debía recibirlo. Pero no. Había llegado de sorpresa. Su padre había sido apartado de su título para poder ser juzgado y en caso de encontrarlo culpable, estaba segura de la que Corona aprovecharía esa oportunidad para hacerla a un lado también, para deshacerse de los San Román de una vez por todas.


Respiró hondo retomando energía, recordando sus años de formación para esa responsabilidad. Su padre le dijo una y otra vez que como condesa, debía ser más fuerte que nadie, totalmente firme en sus decisiones y convicciones.


Todo parecía mal, no tenía el control de nada, ni del dinero del condado… pero extrañamente, no tener el control era un reto para ella. Entonces entendió cuanto había cambiado en ese tiempo. Antes era estricta, amante del control, de la metodología…y ahora…


Toc-toc.


Bernardo entró y guardó silencio un par de segundos.


-¿Qué pasa?- Apresuró al mayordomo.


-Los Aragón están aquí.- Apretó los dientes y los puños.


-Que entren.


Se irguió detrás del escritorio, acariciando la madera como si ésta le transmitiera fuerza. Y lo hacía. Ese lugar era de su familia, nadie se lo quitaría y menos para destruir lo que en tantos años los San Román habían logrado levantar. Álvaro se paró junto a ella, leal como siempre.


No sabía qué le molestaba más, si la sonrisa hipócrita de Tomás o la cara burlona de Alberto.


-Buenas noches, condesa.- Escupió Tomás como víbora arrojando su veneno.


-¿Qué es lo que quieren?


-No, no, no. Esos no son los modales de una dama.- respondió el hombre con cinismo.- ¿Qué te parece si primero me invitas a una copa?


-Te invitaré a retirarte si no me dices que es lo que buscas en mi casa.


-Tu casa…- Tomás hizo un gesto pensativo.- Sí, bueno… seguirá siendo tuya, es propiedad de tu familia, no del condado. No importa, me construiré un palacio mejor.- Dijo el tipo con despreocupación mientras servía un par de tragos.- ¿Quieres uno, hijo?


-Claro, padre.


-¿Qué es lo que quieren?- Se metió Álvaro.


-Vengo a hacer un trato, porque soy generoso.- Respondió Tomás, bebiendo  todo el contenido, después de brindar con Alberto.- Excelente, Guillermo siempre ha tenido buen gusto.- Nadie dijo nada por varios segundos.- ¿No preguntarás de qué se trata?


-No pienso negociar contigo.- Estaba a punto de lanzarse sobre ese tipo y retorcerle el cuello.


-¿Segura? Tengo una oferta muy atractiva. Al menos tu familia se ahorraría la vergüenza.


-Lo que vayas a decir, dilo ahora y después lárgate.- Lo apresuró Álvaro.


-Bien… se trata de lo siguiente. Todos sabemos que Guillermo odia los escándalos y me temo que este es el peor de ellos, así que te ofrezco un juicio a puerta cerrada. Sin cámaras, sin público. Solo el juez, abogados y tu padre. Después de eso, Guillermo cumplirá su sentencia con comodidades. Sí, estará en prisión pero será tratado con decoro.


-¿Y quién eres tú para ofrecer ese trato?


-¡Por favor, Cristina! Todos sabemos lo que ocurrirá. Guillermo pasará muchos años en prisión por robarle a este hermoso condado, la Corona repudiará a tu familia, les retiraran el título…  y me lo darán a mi.- Sentía su sangre ardiendo. Le molestaba la voz de Tomás, le molestaba la risita de Alberto, ¡le molestaba que respiraran!


-¿Y qué es lo que quieres a cambio de tu generosidad?- Preguntó Álvaro con ironía.


- Que Cristina renuncie al título a nombre de todos los San Román. Agiliza las cosas. Evita que Guillermo pase semanas detenido esperando el juicio. Evita la deshonra de tu familia a nivel mundial. Te ofrezco respaldo público a ti y a los tuyos. Ustedes no sabían nada. Todo lo hizo tu padre.


-¿En serio crees que aceptaría algo así?- Ya no podía quedarse callada.- ¿En serio crees...? ¡¿CREES QUE TRAICIONARÉ A MI PADRE?! ¡¿CREES QUE DEJARÉ QUE DESTRUYAS MI CONDADO?!- Se fue acercando al hombre, apartando a Álvaro que quiso mantenerla lejos de Tomás.- ¡ESCÚCHAME BIEN PEDAZO DE ESTIÉRCOL, LOS QUE ACABARÁN EN LA CÁRCEL SERÁN USTEDES! ¡VIENES A OFRECERME TRATOS, A BURLARTE, A GLORIFICARTE COMO SI PUDIERAS HACERLO! ¡COMO SI FUERAS ALGO MÁS QUE UN TIPO AMBICIOSO! ¡UN TIPO RODEADO DE GENTE QUE LO DETESTA! ¡¿SABES ESO?! ¡¿SABES QUE NADIE ESTÁ CONTIGO POR QUE SEAS MAGNÁNIMO?! ¡CLARO QUE LO SABES! ¡POR ESO COMPRAS A LA GENTE! ¡QUIERES SER ALGUIEN QUE NO PUEDES SER, PORQUE SOLO ERES UN INSECTO INSIGNIFICANTE!- Tomás había perdido esa sonrisa cínica, ahora echaba chispas por los ojos.- ¡ERES ALGUIEN QUE CREE QUE INFUNDE MIEDO,  PERO ¿SABES QUE?! ¡ME QUEDARÉ AQUÍ A PELEAR! ¡ME PARARÉ ENTRE  ESTE CONDADO Y TU AMBICIÓN! ¡NO AGACHARÉ LA CABEZA COMO ESPERAS QUE LO HAGA! ¡NO SOY UNA NIÑA DELICADA! ¡SOY HIJA DE GUILLERMO SAN ROMÁN, EL MEJOR CONDE QUE HA TENIDO CASTILNOVO Y TE JURO QUE ESTA GUERRA LA GANARÉ YO!

Notas finales:

 Recuerdenm que esta es una versión alternativa del fic original, del mismo nombre. Empece a publicar esta nueva versión en Wattpad , hasta que me animé a subirlo aquí también. 

Espero que les guste.

Les envio besos cachondos y apretones de nalga.

!Travesura realizada!


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