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De Aristocracia y Otras Estupideces. (New Version) por Menz

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Notas del capitulo:

 

 

!Accio cap 29!

Capítulo XXIX

Larga vida a los Aragón.

                                               

Respiró hondo mirando al frente esa pequeña luz parpadeante. Esperaba la señal. La luz roja se mantuvo encendida.

-Buenos días a todos los que me ven por televisión, internet o me escuchan en sus radios. Me dirijo hoy a ustedes para asegurarles que éste no es el final de la historia de Castilnovo y los San Román. Por mucho tiempo, mi familia ha estado ligada al gobierno de este hermoso condado y me siento totalmente segura al afirmar que ningún San Román se ha tomado este encargo a la ligera y que siempre hemos visto esta responsabilidad como una oportunidad de servirles. Muchos creen que sería muy fácil para nosotros hacer maletas y mirar hacia otros horizontes, pero no es así. Nacimos con esta tierra, amamos sus aromas, sus colores y sabores. Y al igual que todos ustedes estamos orgullosos de nuestra gente, amable y trabajadora. Mi padre es uno de los mejores condes que ha tenido este condado y de él aprendí, que ostentar el título no significa ser el dueño de este lugar, significa pasar la vida ayudando a engrandecerlo aún más. Es por eso que les informo que mi familia y yo nos quedaremos a seguir trabajando por Castilnovo. No necesitamos un título para amar este sitio. No necesitamos que un rey nos de su bendición. Solo necesitamos las ganas de salir adelante todos juntos. Los proyectos impulsados por mi familia siguen en pie y se desarrollarán los que hagan falta para seguir con la prosperidad de esta tierra. Las puertas de este palacio siempre seguirán abiertas para todos los Castilnovences. Hoy se comete una gran injusticia, un acto de autoritarismo puro. A todos esos que se sienten victoriosos, déjenme decirles que su ambición no podrá destruir lo que por muchos años hemos logrado alcanzar. Termino agradeciendo a la gente todo el apoyo que nos han demostrado. Me siento muy honrada de ser parte de ustedes.

La transmisión se cortó.

-Estuviste fantástica.- Le dijo Alejandra acercándose a ella.

-Gracias.- dijo con pesar.

-Hija, estoy orgullosa de ti.- Se levantó para abrazar a su madre.

-Estos chicos son increíbles.- Murmuró Álvaro mirando su Ipad.

-Sin duda.- Luciano dio un brinquito de emoción.

-¿Ahora que sigue?

-Hacer lo que siempre hemos hecho.- Respondió su madre con una sonrisa.- Trabajar.

-Creo que lo mejor es que acompañe a Guillermo a la capital.- Álvaro parecía bastante preocupado aún por ese tema.

-Iré también.- declaró su castaña.

-Deberíamos hablar esto en un lugar más privado.- Opinó su tía, señalando a las personas  que trabajaban desinstalando las cámaras.

-Vamos a mi habitación.- Pidió su madre.

Cuando todos se encaminaban al segundo piso, Ale le sujetó la mano, haciéndola retroceder.

-¿Qué pasa?

-¿Quieres quedarte a hacer planes o vas conmigo?

-Espero no acabar presa también.

***** *******

*****ALE********

-Apresúrate.- Dijo mientras Cristina se cambiaba de ropa rápidamente. Lo que traía la azabache haría que las reconocieran de inmediato.

- Me queda un poco ancha.

-¡Eso no importa! Recoge tu cabello y ponte esto.- Le dio una gorra vieja.

-Te tomas en serio esto del espionaje, eh.- Se burló su chica.

- Por supuesto.

Sin perder más tiempo corrieron hacia afuera.

-Creo que nuestros vehículos llamarán mucho la atención.

-Ya tengo arreglado eso.- Se trepó a una motocicleta bastante común.

-¿Es la de Marcos?

-Sí. Cuando le dije que haría una de las mías, me la prestó sin demora.- Le extendió un casco a su novia.

-Deberíamos llevar refuerzos.

-Ellos ya están ahí.

Encendió el motor.

**** *****

Cortaban el aire con velocidad,  esquivando a los autos en la entrada de la ciudad. Había mucho movimiento de personas. La gente se dirigía al centro de la ciudad. Con mucha dificultad lograron llegar hasta un lugar cercano al palacio de gobierno.

-Espero que esto no se salga de control.- Cristina miraba por ambos lados de la calle mientras ella aparcaba la motocicleta.

- Debemos ver a los demás.- Sujetó fuerte la mano de Cristina y caminaron entre la multitud. Se escuchaban cánticos de desprecio hacia lo nueva familia en el poder. Las personas llevaban pancartas, hacían escándalo. Se sentía abochornada y le costaba bastante avanzar. Sabía que Milo y Fausto debían estar justo delante del balcón principal. Y ahí estaban.

-¿Cómo va todo?- Preguntó Milo después de examinarlas detenidamente.

-Esto de verdad es un caos.

-Y espera a que empiece la transmisión.- Su guardia señaló dos enormes pantallas a los costados.

-¿Transmitieron mi mensaje?- Quiso saber Cris.

-Por supuesto que no.- Dijo rabioso Fausto.- La gente ya hubiera entrado por la fuerza a lincharlos a todos.

-Tranquila. Cindy y los demás te harán viral en pocos minutos.- Observó su reloj. Ya era casi la hora.

Las pantallas se iluminaron y el escudo de armas de los Aragón apareció en ella. Era una breve biografía de Tomás, exaltando sus cualidades. Los chiflidos y abucheos no se hicieron esperar.

-Esto me gusta.- Sonrió feliz al ver los drones varios metros sobre su cabeza.

-¿También son nuestros?- Preguntó su novia.

- Claro. Esos imbéciles querrán hacerle creer al mundo que todo fue pacífico y legal.

En la pantalla se pudo ver la cámara de representantes, con las puertas cerradas y los lugares ocupados por los aliados de Tomás.

-¡Fuera, fuera!- Se escuchaba a una sola voz.

La tribuna estaba elegantemente adornada, con el escudo de armas de los Aragón detrás de la silla principal.

Un hombre se acercó al pódium.

-Buenos días a todos los presentes. Con el permiso de la asamblea empezaremos este acto protocolario histórico. Es verdad que cada generación ha tenido la oportunidad de ser testigo de la investidura de un conde. Ahora, por primera vez, seremos testigos del surgimiento de una nueva dinastía regente, más grandiosa que su antecesora.

-¡Lame huevos!- Gritó.

Los abucheos aumentaron.

-Todos conocemos la reputación intachable de Don Tomás de Aragón, -continuó diciendo el orador.

-¡Tu mamá!

-… es por eso que el condado le refrenda su satisfacción al proclamarlo su líder.

-¡Buuuuuu!

Una marcha heroica empezó a sonar. Todos en la cámara se pusieron de pie. Por un pasillo entraban varias personas. Reconoció al ministro Braga encabezando la formación. Detrás de él iban Tomás y Alberto.

Braga se paró frente a todos, mientras los demás volvían a sentarse. Con mucha parsimonia extendió una hoja frente a él.

-Mediante este  solemne edicto, yo, el rey Federico v, declaro que Castilnovo será gobernado ahora y para siempre por Tomás de Aragón y su descendencia legítima, quienes podrán ostentar los títulos de conde y vizconde de Castilnovo, señalando así al titular del gobierno y a su sucesor inmediato, quienes deberán cumplir esta encomienda con honor y lealtad en todo momento, haciendo cumplir las leyes del reino en el nombre de la Corona.

Braga enrolló el pergamino y se lo entregó a Tomás, quien ya se encontraba arrodillado esperando con ansias la corona condal sobre su cabeza. Sintió la mano de Cristi apretando fuerte la suya. Observó a su chica. La azabache no despegaba los ojos de la pantalla, con fuego en ellos.

Tomás se sentó en la silla principal. Le revolvió el estómago ver eso, ver esa cara de arrogancia pura. Alberto se acercó a su padre, colocando la rodilla derecha en el suelo, jurándole lealtad. Cada uno de los miembros de la Cámara  debían hacer lo mismo.

Se dio cuenta que ahí afuera, todo era silencio. Parecía que nadie respiraba, que la derrota al final los había aplastado. Ella misma  se sentía extraña, con un vacío en el estómago. Pensó en qué pasaría si se cruzaba de brazos y le dejaba el camino libre a Tomás y Alberto. Se imaginó Castilnovo destruido, sometido al rey y sus negocios sucios. No. Si su familia había cometido un error al confiar en Tomás y no darse cuenta de sus tratos con la Corona, ahora era el momento de remediarlo.

La caravana de los Aragón dejaba el salón de la Cámara para subir hasta el balcón del palacio de gobierno. ¿En serio serían tan cínicos como para “saludar” a su pueblo?

Tomás, Alberto y sus lambiscones llegaron a despacho del conde. Pudo ver como habían reemplazado la historia San Román de esas paredes. ¿Dónde habrían puesto las cosas de su abuelo?

Entonces la cara de Tomás fue reemplazada por el escudo de armas de los San Román. La gente reaccionó al instante.

La pantalla se dividió, mostrando a los alcaldes de todas las ciudades del condado. Uno por uno empezaron a declarar su independencia del reino y su rechazo a los Aragón.

En solo unos minutos, Castilnovo entero se había rebelado contra el nuevo conde y unas letras aparecieron… la gente empezó a gritar.

-¡San Román al frente, Castilnovo independiente!

La cara de Cristina apareció gigante frente a todos. Su voz retumbó por todo el centro histórico. 

-Amo a Cindy.- Murmuró Milo.

Las personas aplaudían sin parar, mientras el mensaje seguía hasta el final. Ella monitoreaba la transmisión en su celular.

-Cindy será nuestra nueva directora de comunicaciones.- murmuró Cristina.

******* *********

-“Entre abucheos llega el nuevo conde”, “¡Fuera, fuera! grita Castilnovo”, “Castilnovo clama su independencia”, “El nuevo conde no saluda a su pueblo”, etcétera, etcétera.- dijo Álvaro feliz, revisando las notas.

Ya habían pasado cuatro días desde la investidura de Tomás. En ese tiempo el flamante conde había dado varios discursos y entrevistas, intentando aparentar tranquilidad. Anunció a los cuatro vientos su primera gira por el condado, misma que fue rechazada de manera pública por los alcaldes.

-En serio le están dando con todo.- Angie de verdad estaba saboreando todo eso.

-¿Hay noticias de Guillermo?-Sofía seguía bastante preocupada por no saber nada de él.- Están retrasando mucho su traslado.

-Según el Fiscal, sería a final de semana y podemos verlo mañana a las 6 de la tarde.

-¿Qué te ha dicho Francisco? ¿Guillermo está bien?

-Sí. Lo ha mantenido vigilado con policías de su confianza. Está cómodo y bien alimentado. Ha logrado mantener a raya a Tomás. Tranquila, Francisco está de nuestro lado. Por lo pronto, el permiso de mañana es para que todos podamos entrar a  visitarlo. Excepto los niños, claro.

-Si la visita es a las 6, nos da tiempo de ir a comer a la parroquia.- Álvaro asintió.- Tenemos que ir a la escuela también.- Dijo con fastidio.

-¿Y hoy irán a la escuela?- Angie creía que esas eran una vacaciones, ¿o qué?

-Cristina está vuelta loca con todas las clases que ha perdido.- Se quejó.

-Ahora es cuando debemos ser más responsables.- Se defendió la azabache gruñona.-Por cierto, ¿y los enanos?

-Dormidos. Han sido muchos días de desvelos.

-Pues muchas gracias por el desayuno, pero tengo que irme ya.- Anunció Álvaro.

-Yo también, ¿me esperas?- Pidió Angie.

-Claro.- Observó a su tía salir aprisa del comedor. Seguro iría por su enorme bolso.

-Nosotras también nos vamos.- Cristina consultó su reloj.

-Hoy iremos en moto.- Dijo feliz mientras seguía a su novia. En la puerta del palacio, Bernardo las esperaba con sus mochilas listas.

-Iremos en moto, ¿con todos ellos ahí?- La azabache señaló a los reporteros esperando  en la entrada.

-Realmente estás loca si crees que irán en motocicleta.- Álvaro las había alcanzado.

-¿Por qué no? El día es perfecto. Fresco, despejado.

-Pero es peligroso. Seguro todos las seguirán. No expongas así a Cristina.

-Pues… a mi sí me gustaría ir en moto.- Admitió su azabache.

-Mejor dinos… ¿porqué tan pegadito a mi tía?

-No estoy pegado a nadie.- Respondió el hombre, ceñudo.- Ella va a casarse.

-¿Con el idiota que hace días le pone pretextos para no verla?- Ese tipo en serio le estaba cayendo mal.

-Seguro anda ocupado.- Intentó defenderlo Cris.

-Casualmente  se aleja ahora que nuestra familia está en problemas, ¿eh? ¡Es un idiota!

-Ya, váyanse.- Las apresuró Álvaro.

Ya tendría tiempo de putearse a Gerardo si hacía llorar a su tía. Se abrieron paso entre la gente que esperaba en la entrada de la propiedad. Un sinfín de cámaras empezaron a tomarles fotografías. Ella aceleró, mientras varios autos las seguían. Álvaro tenía razón.

Avanzó con mucha precaución, disfrutando las manos de Cristina rodeándole la cintura.

Esos días se había mantenido con la cabeza ocupada en todo el lío del condado, pero debía admitir que deseaba mucho a su chica. ¡Pero Cristina no parecía tener la menor intención de levantarle el castigo!

Aparcó en el lugar de siempre. La gente en los pasillos las miraba con curiosidad. Era el primer día que asistían al colegio después del arresto de su padre.  

-¡Hey! – Nico llegó corriendo.- ¡Que bueno verlas! ¿Cómo va todo?

-Tranquilo.- Dijo como si nada.

-¿En serio? Esperaba cualquier respuesta, menos esa.

-Todo bien amigo. Confiamos en la justicia.- Dijo sarcástica.

-Pero… Don Guillermo… lo liberarán, ¿verdad?- Vio verdadera preocupación en los ojos de su amigo.

-En eso estamos.- respondió, rodeando los hombros del chico.

-¡Hola!- Lisa venía con Nat… de la mano. Cris y ella se detuvieron en seco.

-¿Qué pasa aquí?- Preguntó con voz de ultratumba.

-Lo mismo vengo preguntándome desde hace un par de días. Es raro, ¿verdad?

-¡Chicas!- Lisa las abrazó con fuerza. Sintió sus huesos crujir.

-Uhhm.- Saludó (Gruñó) Nat.

Poco a poco, muchas personas se fueron acercando a ellas. Con la mayoría nunca había cruzado palabra, pero ahí estaban acompañándolas mientras entraban a la universidad.

Al otro lado de los edificios pudo ver a Sergio. Lucía su típica cara de pocos amigos. El último mensaje que había recibido de él, era que Tomás estaba furioso  por la falta de apoyo. Solo unas horas antes, los principales inversionistas habían anunciado que hasta que las cosas se calmaran, no emprenderían más proyectos en la región.

El chico las observó un momento y luego se metió a su salón. Estaba segura que Sergio no la estaba pasando nada bien junto a su pedante hermano.

Las primeras horas transcurrieron sin contratiempos. Tal vez una que otra indirecta por parte de los profesores. Algunos murmullos de sus compañeros. Puños levantados cuando caminaba hacia el baño. Lo que realmente le preocupaba era si después de todo, el plan de su padre funcionaría.

Se echó agua en la cara y se miró en el espejo. ¿Tenía ojeras? La campana sonó fuerte, anunciando la hora del descanso. ¡Genial! Podría llegar antes que todos a la cafetería.

Se la pasó calculando cuanta comida necesitaría para aguantar hasta llegar el palacio. Solamente había unos cuantos alumnos ocupando las mesas y nadie en la fila de la comida.

Miró el menú.

-Quiero dos rebanadas de pizza con jalapeños y una hamburguesa búfalo, por favor.

-¿Algo más?- Preguntó la doñita con una ceja levantada.

-No. ¡Sí!- Volvió a tomar el menú.- Una malteada de fresa, un café de esos que toma Cristina y una rebanada de pastel de limón.

Se quedó ahí parada, enviándole un mensaje a su novia.

-Vaya, vaya. Miren quien está aquí.- Enseguida reconoció la voz de Alberto. ¿Qué hacía ese zoquete ahí? Lo miró con insignificancia y regresó a lo suyo.-¿Te atreves a ignorar a tu vizconde?- Alberto levantó la voz, captando la atención de los presentes. Ella colocaba emojis de besos en su mensaje.- Deberías hacer una reverencia.

-Lo haré el día en que te salga un sapo por el culo.- Risas.

-Estás faltándome al respeto.

-¿Porqué hablas como señora?- Más risas.

-Eres una vulgar. No sabes comportarte ante tu superior.

-PFFF.- Soltó una carcajada.- Y tu padre y tú son tan miserables, que necesitan satisfacer su ego con un título que nadie respeta.

-¡Uuuuuuuuhhh!- Todos. Cada vez más gente los rodeaba.

-¡Exijo una disculpa!

-Siéntate a esperarla.-  Le enseñó el dedo medio.

-¡Suficiente!.- Alberto se acercó a ella.

-Tu pastel.- Escuchó a la señora al  otro lado de la barra.

-Gracias. ¿Quieres? ¿O tu refinado paladar no come esto?- Siguió burlándose del chico. Un manotazo hizo volar lejos su plato. ¡Su pastel!

-Ese era tu pedazo. ¿Me da otro?- Le pidió a la doñita. Sintió un jalón brusco. Alberto la sujetó del cuello de su ropa.

-Ahora, estúpida, vas a hablarme con respeto o te juro…

-¿Qué? ¿Vas a decirle a tu papi?

-¡Alberto!- Valeria se acercó a ellos.- ¿Qué estás haciendo?

-No te metas.- Jorge se interpuso entre la pelirroja y ellos, haciéndola retroceder.

-Alberto, te estás pasando.- Nico se había acercado también, pero otro de los amigotes de Alberto lo mantenía a raya.- ¡Déjala!

-¡Hey, ya suéltala idiota!

Los empujones empezaron entre todos los que se encontraban ahí. Algunos querían llegar hasta ella y ayudarla, pero los secuaces de Alberto se entrometían.

-Desde hace mucho eres una molesta piedra en mi camino.- Le dijo el imbécil con cara de psicópata.- No sabes lo feliz que estaré cuando tú y toda tu parentela desaparezcan del mapa.

-¿Ahora intentarán matarnos? ¿De nuevo?- Se sacudió el agarre del chico.- Ustedes son tan patéticos. ¿Sabes qué? Quédense con el título, con el glamour y la pompa. A fin de cuentas es lo único que obtendrán. El respeto y la admiración de la gente, eso que tu padre tanto le envidia a Guillermo, jamás será suyo. Siempre serán una pobre sombra de los San Román.

-Guillermo está acabado. ¡Todos ustedes lo están!

-¿Seguro? Porque lo que yo veo es a todo un condado dándoles la espalda. Que dinastía tan ridícula la de ustedes.- Las risas y burlas no se hicieron esperar.

-¡Son unos imbéciles!- Alberto estaba rojo de ira.- ¡¿Se burlan de mi?! ¡Deberían arrodillarse!

Tomó su bandeja con comida y buscó un hueco entre los mirones mientras Alberto seguía gritándoles a todos.  Era tan fácil hacerlo enojar.

-¡No me des la espalda! ¡Te estoy hablando! ¡Destierro! ¡¿Me escuchaste?! ¡Pediré el destierro para ustedes!

-¡¿QUIERES DEJAR DE DECIR TONTERÍAS?!- Ahí estaba Cristina con cara de asesina. Todos quedaron inmóviles y en silencio.- ¡Eres una vergüenza para este condado! ¡No tienes ni la menor idea de cómo ostentar un título con honor y coherencia!

-¡Tú no me hables como si…!

-¡TE HABLO COMO QUIERA!- Estaba hipnotizada viendo como Cristina se acercaba con paso firme y amenazador.

-¡SOY EL FUTURO CONDE!

-¡Y YO UNA SAN ROMÁN!-La voz de Cristina resonó en todo el lugar.-   ¡TU PADRE Y TÚ SON UNA MANCHA EN LA HISTORIA DEL CONDADO! ¡UNOS BUFONES! ¡UNOS HOMBRECITOS INSIGNIFICANTES! ¡LÁTGATE DE MI VISTA! ¡ANDA A TU FABULOSO PALACIO DE GOBIERNO Y ENGÁÑATE A TI MISMO CREYENDO QUE ALGÚN DÍA SERÁS CONDE!

-¡¿COMO TE ATREVES?!

Alberto corrió hacia Cristina, dispuesto a matarla. Ella también corrió hacia su novia. No llagaría. ¡No! 

Nico y dos chicos más saltaron sobre Alberto, derribándolo antes de que lastimara a Cris. La pelea empezó. Los amigos de Alberto se fueron sobre sus amigos.

-¡Cristi!- Llegó hasta su novia.- ¿Estás bien?

-Sí, ¿y  tú?- La azabache le acarició el rostro.

-Perfectamente.

-¡Suéltenme, malditos plebeyos!- Los guaruras de Alberto intentaban liberarlo del agarre de Nico y los demás.

-Vámonos de aquí.- le dijo a la azabache.

-¿Huirás de una pelea?- Su chica le sonrió.

-No.- Tomó una bandeja que había caído cerca de sus pies. – Ahora vuelvo.

Uno de los guardias de Alberto ya tenía sometido a Nico en el suelo. Alberto iba a patearlo.

-¡Hey, tarado!- Alberto volteó…. y se encontró con la bandeja.- ¡Como en los viejos tiempos!

Natalia, Lisa y compañía les arrojaban sillas y platos a  los secuaces. Ayudó a Nico a ponerse de pie.

-Amo la universidad.- dijo su amigo.

-¡Lárguense de nuestra escuela!- Gritaban sus compañeros.

-¡Llévense a su porquería!- Natalia tenía sujeto a Alberto de calzón chino. Lo aventó hacia sus guardias.

-¡Si regresas te vamos a sacar a patadas!- Lo amenazaban.

Tullido y ridiculizado, Alberto se apresuró a salir de la universidad. Miró a su alrededor. La cafetería estaba echa un asco. Cristina ayudaba a levantar unas mesas y sillas. Varias personas la rodearon.

-Condesa…- Una chica hizo una reverencia ante ella.

-¡Castilnovo independiente!- Empezaron a gritar.

*****  ********

-Llegan noticias de la universidad autónoma. Los alumnos han colocado mantas y carteles en las entradas de la máxima casa de estudios del condado y exigen la independencia de Castilnovo y la destitución de los Aragón como familia regente.

-¿Ellos también?- Preguntó el periodista más viejo, con algo de burla en la voz.

-Así es compañero. Nuestros universitarios han manifestado ya su postura ante la crisis política que estamos padeciendo. Además se rumora que las San Román tuvieron un fuerte enfrentamiento con el vizconde.

-No me parecería nada extraño conociendo a Alejandra  y sus impulsos.- Declaró fascinada la mujer periodista.- ¿Y qué decir de Cristina? Han arrestado a su padre, la han separado del cargo de manera anticonstitucional…

-¿Anticonstitucional? ¿Tanto así?- La retó el reportero joven.

-¡Por supuesto! ¿Te parece legal una sentencia sin juicio? Porque déjame decirte que los San Román han sido condenados por la Corona sin ni siquiera haber empezado el juicio contra Don Guillermo. ¡Hasta su traslado a la capital se ha retrasado!

-Sinceramente creo que todo este circo de los Aragón, se está haciendo con las patas.- Declaró el viejo.- Díganme paranoico, incrédulo o lo que quieran, pero eso de acusar a Guillermo San Román de traición, es algo risible.

-¡¿Tú, el gran defensor de los San Román?!- Se burló el joven.- Eras su crítico más feroz. ¡Detestabas el sistema aristocrático!

-Sí, claro.  Pero como profesional dedicado a analizar todo el enmarañaje político durante los últimos 30 años, puedo decirte que esto es un vil montaje. Solo eso. Los San Román ya no eran útiles a los poderes fácticos y los han arrojado a un pozo. No sé que tan grande sea esto, pero pongo mi carrera como aval de que aquí eso fue lo que ocurrió.

-Totalmente de acuerdo.- Opinó la mujer.- Imaginen el poder que durante décadas han obtenido esas familias. Antes estaban unidas aparentemente pero la ruptura que han tenido es ya irreversible. Recuerdo cuando se hablaba de un inminente compromiso entre Cristina y Alberto de Aragón ¡y miren lo que son las cosas ahora!

-¿Será cierto el otro rumor?- Se metió el jovenzuelo.- ¿El del romance entre Alejandra y Cristina? Miren que son muchas personas ya las que afirman haberlas visto muy cariñosas.

-Tengamos en cuenta que cualquier demostración de emociones es una acto sumamente extraño en esa familia eh.- Opinó el viejo.- Siempre fueron muy estrictos con ese tema. Si Alejandra y Cristina de repente se sonríen, ya la gente se hace mil historias en la cabeza.

-¿Entonces te parece imposible eso? ¡Suenas homofóbico!

-Al contrario. Soy partidario de la comunidad lgbt, pero queda totalmente fuera de los cánones aristocráticos una relación entre esas chicas. Eso sí sería una ruptura de los San Román con toda la tradición de su familia, tomando en cuenta que hablamos de su heredera.

-Si todos estamos de acuerdo con algo, es que Alejandra llegó para romper todo protocolo y tradición familiar. En una de esas, hasta se roba a la heredera.- Bromeó la mujer.

-Esa es una idea genial.- Dijo apartando su mirada del televisor

-Ya quisieras.- Le tomó el pelo su novia. Estaban en la sacristía de la parroquia.

-Me encantan esos sujetos.- Declaró el cura mordiendo una galleta.- Siempre los veo o escucho.

-También a mi me agradan.- Estaban esperando a que una camioneta  pasara por ellas para ir a visitar a Guillermo. Por fin podrían verlo.

-Cindy, ¿segura que nadie podría encontrar tu ubicación?- Quiso saber Cristina.

-Muy segura.  Mateo y Sergio son un equipo excelente en todo lo que se refiere a seguridad informática. Seguro piensan que operamos desde Rusia… o Alemania… o Sudáfrica. Nuestra ubicación cambia cada pocos segundos.

-Nadie pensaría que están escondidos en las viejas catacumbas.- Dijo orgulloso Sebastián. La verdad, esa idea había sido genial. Todo el equipo que las estaba ayudando, estaba refugiado en la iglesia, entre los anchos muros de las paredes y en las antiguas y recién restauradas catacumbas. Era necesario proteger a todos esos chicos y a la red con la que se comunicaban con las ciudades del condado.

-En cuanto esto termine y la calma regrese, todos serán recompensados.- Anunció Cristina.

-Condesa, todos los que estamos aquí somos orgullosos Castilnovences. Haríamos lo que sea por esta tierra.

-Gracias.

Toc toc toc.

-Y la visita se acabó.- dijo  el viejo, caminando hacia la puerta. Milo y Fausto esperaban.- Apenas puedas tráeme noticias de tu padre

-Claro. Muy pronto estaremos reunidos celebrando en el palacio.

 

Sin más demora, subieron al vehículo. No tardaron mucho en llegar a la entrada del palacio. Ahí estaba otra camioneta, con Angie y Sofía en ella. Se enfilaron entonces a la ciudad. Tenía que saber exactamente qué demonios estaban haciendo el Fiscal y su padre. Ella ya no estaba segura de cual era el paso a seguir. Tomás se había tardado más de lo que creía en mover el dinero robado. ¿O será que no conectó bien el usb que le dio Sergio?

La avenida pasaba a gran velocidad por su derecha. Cristina se sobaba las sienes.

-Te juro que tengo ganas de patear a ese par de canallas. Ya nos han dado demasiados problemas.

-¿Solo a ellos?

- A todos. Siento que hemos estado meses con esto.

-Han sido semanas únicamente.

-Entonces ¿si entiendes mi punto? Quiero unas vacaciones.

-¿Me llevarás?

-Por supuesto.- Su novia le sonrió y se acercó para besarla.- Ni siquiera sé qué pasó con la beca que te ofrecían.- Susurró contra sus labios.

-Ni yo he pensado en eso. Pero si me voy, te llevaré conmigo.

-Más te vale.

La Fiscalía estaba ya a unos cuantos metros. Había muchos oficiales en la entrada.

-¿Qué pasa?- Escuchó a Milo.

-No sé. No sabía que había tantos policías en Castilnovo.- Respondió Fausto.

Bajó detrás de su chica y entraron todos juntos al edificio. Álvaro esperaba al pie de las escaleras que conducían a la oficina del Fiscal.

-Hola.- Saludó.- Se suponía que Guillermo nos esperaría en una oficina pero me han pedido que aguardemos un momento.

Ella observaba a su alrededor. Los policías los miraban. De verdad eran muchos. El comandante recién nombrado estaba  en el segundo piso, intercambiando palabras con el Ministro Braga.

Su teléfono vibró. Era un mensaje de Sergio.

“No vengan a la Fiscalía. Trampa”

Parpadeó varias veces mientras un cubo de hielo se deslizaba por su espalda. Respiró hondo antes de meter el celular de nuevo en su bolsillo. Entonces se fijó en que los oficiales los estaban rodeando. Sujetó la mano de Cristina…

-¿Qué ocurre?

-Corre…

-¿Qué?

-¡Corre!

Todo pasó muy rápido. Los agentes les cerraron el paso. Jaló a Cristina hacia un costado pero alguien la empujó y la apartó de ella. Pudo ver como Álvaro forcejeaba para intentar liberar a Angie y a Sofía, a quienes tenían sujetas.

-¡Por aquí!- Milo la llevaba casi arrastras hacia la salida.

-¡Cristina!

-¡Llévatela!- Escuchó la voz de su novia.

-¡No!

-¡Suéltenlas!- Exigía Álvaro.

-¡Cristina!- Cayó al suelo. Levantó la vista y pudo ver a su novia. Estaba junto a Sofía. Parada frente al Ministro Braga, custodiada por varios agentes.

-Alejandra, vámonos.

-¡No!- Milo la levantó del suelo. Forcejeó para soltarse del agarre de su guardia, sin conseguirlo.- ¡Cristina!- Sonó un disparo.- ¡CRISTINA!

Cayó con fuerza sobre el asiento de la camioneta.

-¡Muévete!- Bramó Milo.  Beny pisó el acelerador a fondo.

-¡¿Qué hacen?! ¡REGRESEN CARAJO!- Exigió.- ¡TE ESTOY HABLANDO!- Le gritó a Milo, junto a ella.

-No podemos, son demasiados.

-¡CRISTINA ESTÁ AHÍ, NO VOY A DEJARLA! ¡BENY, REGRESA!- Se lanzó sobre el guardia, haciéndolo perder por un momento el control del vehículo.

-¡Cálmate!- Milo la jaló y la obligó a sentarse.- Si volvemos te arrestarán también y eso no ayudará a nadie. Cristina me ordenó que te sacara de ahí, ahora puedes echar a perder eso o usar la cabeza.

¿Usar la cabeza? No podía pensar en nada. Solo recordaba a su novia rodeada por sus enemigos. Tenía que sacarlos de ahí a todos. Pero, ¿Cómo?

 

********   *********

********CRIS*********

-¡Guillermo!- Su madre se acercó a toda prisa hacia la celda donde estaba su papá. Lo miró con horror durante unos segundos. Tenía la ropa hecha jirones y la cara con sangre.

-¡¿Qué le hizo a mi padre?!- Enfurecida, se fue sobre el Ministro dispuesta a matarlo. Dos mujeres policías la sujetaron fuerte.- ¡Suéltenme!

-Guillermo…- La voz de su madre la hizo voltear la cabeza.

-Estoy bien.- Escuchó a su papá, con poco aire. Tenía las manos en su espalda, esposadas.

-¡Esto es una barbarie!- Se metió Angie.- ¡Usted es un Ministro de pacotilla!

-¡A la celda! ¡Ya!- Ordenó Braga.

-De Ministro, ¿se ha convertido en el perro de Tomás?- Se resistía al agarre de las oficiales, mientras la llevaban a la celda junto a su madre y tía.- ¡Yo misma firmaré su orden de ejecución! ¡Es un maldito imbécil!

-¡No puede negarme la entrada! ¡Soy su abogado!- Escuchaba la voz de Álvaro.- ¡Exijo que las libere!- El hombre logró colarse hasta donde estaban y encaró a Braga.- ¡¿Qué demonios pasa aquí?! ¡¿Les otorga la visita para arrestarlas también?! ¡¿Bajo qué cargos?!

-¡Traición!- Dijo el Ministro con satisfacción.

-¡¿Está loco?!

-Vamos Braga, - se metió Guillermo.- usted y yo sabemos por qué es esto. Déjense de payasadas y dígale a Tomás  que venga y arregle las cosas conmigo. Que saque todo ese odio que siempre me ha tenido. ¿Quiere mi cabeza? ¡No la tendrá!- Su papá apretó los dientes.- ¡Y tampoco tendrá las de mi familia!- Guillermo pateó los barrotes de su celda, encabronado.- ¡Dígale que venga por mi si es tan hombre como dice serlo! ¡Dígaselo! ¡Quíteme estas esposas y veremos quién saldrá de aquí de pie!

-Esto es ilegal y lo sabe.- Volvió a hablar Álvaro.

-Bueno, tiene hasta mañana para ver si algún juez le ayuda. Pasado mañana a primera hora serán trasladados a la capital, donde Su Majestad y el Príncipe Fernando presidirán el juicio contra ellos.

-¡¿Qué juicio?! ¡Los que deberían estar aquí son ellos y usted!- Su padre forcejeaba.

-¿Me llamó, Ministro?- Sergio entró a la habitación.

-Sí, muchacho. Infórmale a tu padre que los tenemos ya.- Sergio la miró a los ojos.

-¿Y Alejandra?- Preguntó el chico. Sabía que esa pregunta era para ella.

-Escapó.- Dijo Broga.- Ve por ella y por los niños.

-¡No!- Gritó su madre.- ¡A los niños no los toques, maldito!

Álvaro salió a toda prisa de ahí, con Sergio detrás de él.  Respiró hondo tratando de calmarse. Al menos Álvaro y Sergio podrían proteger a sus hermanos… y ¿Alejandra? ¿Dónde estaba?

- Los niños seguramente acabarán en un orfanato. Y cuando tengamos a Alejandra, el regalo para Su Majestad estará completo.

-¡Escúchame, idiota!- Braga la miró.- Pronto estarán en el suelo, sollozando, suplicando por su vida.- Una risita se le escapó al pensar en su castaña.- No sabe lo que se le viene encima.

Notas finales:

 

 

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Subo contenido puerco y vienen cosas chidas.

 

Les envío besos cachondos y apretones de nalga.

 

!Travesura realizada!


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