Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bajo llave por thery

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Creo que esto es lo más "romántico" que hay en la historia. Desde aquí en adelante es angustia de la pura jaja

Lo siento si hay errores :( no tuve tiempo de corregir. 

 

Desde que conociste a Noah tu vida se ha abierto a un mundo entero de posibilidades. Sabes que te gusta estar con él, llevarle comida y tomar siestas a su lado. Pero no puedes evitar la ansiedad que te provoca su estado actual. Cada día que pasa, su cuerpo se deteriora, tanto como si estuviese a punto de desmayarse en cualquier momento. Por otra parte, algunas veces Noah está de buen humor y luego se echa a llorar sobre tu hombro; destrozado, irreparable. Como puede, intenta levantar y unir las piezas que restan de él y que todavía funcionan, pero el daño ya es irremediable. Jamás volverá a ser la persona que fue y él lo sabe.

 Si no fuera por Noah, no te arriesgarías al punto de quedarte a dormir en su habitación. Ambos tuvieron suerte de que el trabajo de Vincent lo haya mantenido bastante ocupado estos días, obligándolo a viajar un fin de semana completo. Aun siendo de esa forma, Noah no estaba de acuerdo en que te arriesgaras de esta manera, de hecho, insistía en que buscaras una manera para huir. Por supuesto, no es que no quieras hacerlo, pero sabes que Vincent es inteligente. No quisieras tentar a la suerte para averiguar si algunas áreas de la casa tienen cámaras de seguridad.

Es extraño pensar en él como una mala persona, siendo que hace unas cuantas semanas atrás, él era una persona amable en la que ya estabas comenzando a confiar.    

Es recién sábado, por la tarde y escuchas la respiración pausada de Noah rozando tu rostro. Nunca antes habías sentido que podía ser tan natural estar junto a alguien, esta es la primera vez que abrazas a otro ser humano con tanto afecto. Como si se conocieran de años, en lugar de un mes y unas cuantas semanas.

El rostro de Noah luce agotado, y su cuerpo es huesudo al tacto. De sólo pensar en ello quisieras comenzar a llorar, pero no puedes hacerlo, no aquí en este momento cuando él está durmiendo tan plácidamente. Quisieras poder cocinar para él, darle las comidas que necesita y arroparlo con tu edredón rosado. Sólo… desearías cuidarlo y al menos conseguir que volviera a verse saludable. Eso sería un comienzo, luego con tiempo, podrías ayudarlo a sanar las heridas más profundas, que fueron grabadas en él desde hace tantos años.

  Él suspira y no puedes evitar robarle un beso en los labios. Sabes que está mal, pero no puedes controlar tus emociones… Una parte de ti advierte que no queda demasiado tiempo antes que todo termine. No sabes cómo, pero si Vincent llega a descubrirlos, ninguno de los dos tendría un buen final.   

Noah abre los ojos lentamente. Él no rechaza tu cercanía, pero tampoco luce complacido.

—Lo siento… yo… no quería.

—Está bien —te asegura con su típica expresión indiferente—. Si eres tú, está bien.

Noah se acerca a ti esta vez para comenzar a besarte, lenta y cuidadosamente. Cierras los ojos, dejándote llevar por su ritmo. Colocas tus brazos alrededor de su cuello para atraerlo hacia ti, tal y como has visto en las películas románticas. Quisieras aferrarte a él y no dejarlo ir jamás.

Recuerdas que Noah te dijo hace unos días que él sabía que no estaba en la mejor condición, pero que tu debías preocuparte por ti mismo.

“Come e intenta tomar algo de sol por mí. Yo estoy bien.” 

Eso fue lo que dijo, pero es una mentira.

Noah es un mal mentiroso cuando está contigo.

—Eres precioso —musita Noah, peinándote el flequillo largo hacia atrás—. Pero no quiero que hagas esto para hacerme sentir mejor… no quiero sentir en que me estoy aprovechando de ti.

—No es así…Me gustas Noah y…

“Y tengo miedo de esa inmensa colección de pastillas que guardas y adoras como si fuese la única salida.”

Quisieras ser más arriesgado y decir lo que piensas, pero no puedes.

—Soy débil —admites en voz alta—, siendo sincero, no creo que me atreva a salir de aquí. En serio lo he pensado…

—Oliver, ¿sabes para que son las pastillas que he estado juntando?

Niegas con la cabeza.

No porque no sepas, sino porque no quieres escucharlo de él.

—Voy a matarme.

Tu primer pensamiento tras escuchar esa combinación de palabras es, por qué, pero instantáneamente te dices que esa sería una pregunta estúpida. Sabes exactamente por qué; si no es asesinado por las manos de Vincent, entonces se pasará el resto de la vida que le queda planeando su escape. A la larga, eso no es vida. Ni siquiera sobrevivencia.

—No quiero que lo hagas —dices sin pensar en lo tontamente egoísta que te oyes.

—Eso es egoísta y lo sabes. No quieres que lo haga para no quedarte solo con ese bastardo.

—¡Te equivocas! —exclamas dolido por sus palabras—. Quizás era así en un principio, pero ahora no quiero que te pierdas el lado bueno de la vida ¿Lo has imaginado alguna vez? Yo sí. Me imagino cuidándote, y teniendo una vida de verdad. No es sólo porque no quiero perderte... es porque no quiero que te pierdas de lo que podríamos tener.

Ahí estaba al fin. El verdadero tú hablando, expresando sus sentimientos. No querías hacer que Noah comenzara a llorar, pero necesitabas decirle lo que sentías.

—Nunca pensé que escucharía a alguien decirme esto —como puede, te regala una sonrisa.

—Noah…

—Gracias— susurra, regresándote un beso en la mejilla.

Todo se vuelve calma, como si ambos flotaran en una nube suave y tibia. De esa forma, continúan besándose hasta que la habitación se vuelve demasiado sofocante.

—Creo que deberíamos parar —sugiere Noah, evitando encontrarse con tus ojos.  

—No. Quiero… estar contigo.

Intentas ignorar el rubor que se enciende en tus mejillas.

—¿Estás seguro? 

—Sí —contestas en voz baja, avergonzado.

Te recuestas en contra las almohadas y guías a Noah por sobre ti, olvidando por completo que necesitas respirar. Les toma un par de intentos el coordinar ángulos y narices, acostumbrarse al sabor de sus labios, y al tacto de sus cuerpos presionándose contra el otro.   

En poco tiempo sus dedos trazan tu piel, caderas contra caderas, la camiseta de Noah se encontraba en el piso y la tuya estaba arremangada, exponiendo tu lampiño pecho. Es entonces en ese momento en que notas la cantidad de diferentes marcas regadas sobre la piel de Noah, y entre todas sobresalía en el costado de su clavícula derecha una cicatriz con la forma de una “v.”

Vincent.

—No puedo —admites en un hilo de voz, rehuyendo la mirada confusa lejos del mayor. Lejos de sus visibles cicatrices. Lejos del dolor.  

Noah deja escapar un suspiro resignado y se reincorpora, apartándose de ti, dándote el espacio que necesitas para componerte. Lo necesitabas en verdad y se lo agradeces.  

—Ven aquí —te dice extendiendo ambos brazos. Sin dudarlo te arrojas para ser sostenido.

Quisieras que nunca te dejara ir.

Te echas a llorar en voz alta como si fueras un niño pequeño. No te contienes, no guardas silencio. En este instante son sólo tu y Noah contra el mundo, nada más importa, nada más existe.  

 

***

 

Es de madrugada, lo sabes porque consigues ver los brillantes números reflejados en el reloj digital que está sobre el velador derecho. Te despiertas tras la penumbra de Vincent, tras la sombra de otro frío amanecer de febrero, con una luz difuminada, grisácea, penetrando en el dormitorio. Enciendes la lampara en silencio y lo primero que observas, es su rostro vuelto hacia ti, los ojos cerrados, aun profundamente dormido, las mantas subidas hasta la altura del cuello, asomando únicamente sus mechones de cabello rubio. Te sorprende lo inofensivo que luce, incluso durante sus sueños consigue aparentar a la perfección lo opuesto de lo que es.

Te causa repulsión. No puedes hacer nada contra ello.

También nieva hoy, y cuando te levantas de la cama y vas hasta la ventana, en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas. Todo lo que puedes ver es blanco, gris y negro. El resto de los colores desaparecieron nuevamente de tu vista. Te pierdes en el exterior y de paso, pierdes el sentido del tiempo.

—Oliver ¿Qué haces? Pregunta Vincent recostándose, buscando sus gafas que dejaba sobre el velador.

—Ah. Siento haberte despertado... Estaba pensando...

—¿Se puede saber en qué piensas a las cinco de la mañana?

—Pensaba en.… en que el invierno es mucho más frío que el del año pasado.

Intentas forzar una sonrisa, pero esta se desvanece enseguida. Imposible, eres un pésimo mentiroso, en especial cuando se trata de disfrazar tus inquietudes, tus sentimientos.

¿Cuándo te convertiste en alguien tan vacío?

—Ya veo. Vamos, vuelve a la cama.

Asientes, entregándole un último vistazo a la nieve que plácidamente caía como un manto sobre los árboles. Desearías que te cubriera a ti también, que te hiciera desaparecer de un modo suave y puro, fundirte con la tierra, el hielo y la incesante frialdad que no puedes arrancarte del cuerpo.

—Estás temblando. ¿Ocurre algo?

—Tengo frío.

Vincent deja escapar un suspiro y te atrae hasta él por la cintura, acurrucándote contra su pecho. Te estremeces ante el contacto, manteniéndote inmóvil. En realidad, estás paralizado contra él, haciendo lo posible para que no note el sudor frío que recorre tus sienes.

Desafortunadamente, Vincent ha estado más demandante a la hora de tocarte. Le gusta rodear sus brazos alrededor de tu delgada cintura y descansar su rostro en la curvatura de tu cuello. Si no estuvieras tan asustado de que sea capaz de hacerte lo mismo (o algo peor) de lo que hace con Noah, disfrutarías cada momento de contacto físico, después de todo lo necesitas, no eres más que un muchacho confinado, apartado del mundo.  

—Intenta dormir, ¿sí? te dice Vincent, mientras apaga la luz de la mesita de junto. Asientes y vez como cierra ese par de intensos ojos azules.

Copias el movimiento y recibes un frío beso en tu mejilla.

No logras retomar el sueño nuevamente. La preocupación por Noah te inunda, hasta causarte insomnio. Para ser preciso, lo que te contó el fin de semana en que Vincent no estaba fue lo que terminó por desequilibrarte más de lo usual.

—Estaba convencido de que ellos iban a matarme si intentaba escapar. Los dos… hicieron cosas terribles. Desearía no sentir, desearía haberme arriesgado en ese tiempo y de ser así, ya no estaría en este lugar de mierda.

—¿Ellos? —preguntaste con incredulidad.

—Eran dos.

Vincent nunca había mencionado que antes vivía con otra persona. Te preguntas si era importante para él. ¿Lo extrañaría? Posiblemente no. De ser así, Noah no estaría sufriendo en sus manos y tu no sufrirías de ansiedad a cada momento.  

La expresión de Noah se quebró cuando quisiste saber más sobre esta persona misteriosa. Su rostro se contrajo y entonces te alarmaste por la cantidad de lágrimas que comenzaron a brotar por sus mejillas.

—Fui tan estúpido…—admitió en un susurro, cubriéndose el rostro con ambas manos —. Pensé que todo estaría bien luego de…Yo lo maté. Lo maté.

Todos los que vivían en esta casa estaban mal de la cabeza. Vincent con sus secretos, Noah y su confesión de asesinato y tú, en medio de los dos con tus sentimientos y emociones haciendo cortocircuito.

Todos insanos, sufriendo en sus mentiras, abrazándose a sus secretos.   

¿Acaso Vincent también había matado personas? Si crio a Noah, seguramente le dio el ejemplo de cómo hacerlo.

Vincent debió matar a alguna persona.

A más de una.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Y qué les pareció? ><"


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).