Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bajo llave por thery

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—No puedo diagnosticar el problema con tan poca información, así que voy a darle un par de medicamentos para calmar las crisis de pánico y las alucinaciones. Si continúan después de unas dos semanas, por favor tráelo para cambiar la prescripción.

Ya te has acostumbrado a visitar a esta doctora, que resulta ser una vieja amiga de Vincent. Eso es todo lo que sabes al respecto, pero no significa que tenga que agradarte. Hay algo en su tono monótono que no te da seguridad, como si estuviera aburrida o cansada de su trabajo.  

Abstraídamente, mueves tus huesudas piernas que caen desde la camilla de revisión. Vincent tiene su mano descansando sobre tu rodilla, como un recordatorio de su presencia. Él sabe que odias los hospitales.

Escuchas a Vincent hablar con la mujer, en el área opuesta de la sala. Están susurrando, no es que te importe, pero alcanzas a escuchar una que otra frase.

—Dios, Vince, ¿en serio lo estás alimentando? Su peso no es normal para un niño de su edad deberías… No, esa no es la forma de impedir que continúe…

La mujer pasa su mano a través de sus cabellos claros con frustración.

No escuchas lo que responde Vincent, pero su expresión no es una conforme.

—Como sea, sé que no es asunto mío y que no me conviene involucrarme más que… Tienes que darle vitaminas, las colocaré en la receta.

Continúan conversando como si tu no estuvieras allí, y en parte no lo estás; te duele la cabeza excesivamente y no dejas de repasar lo que ha estado ocurriendo con ese chico que ocupa tus sueños y algunas veces hasta tus reflejos. No quieres acabar teniéndole miedo a los espejos, pero cada vez que te observas en uno, las ansias y escalofríos son difíciles de evitar.

—Bueno Oliver, ¿estás de acuerdo con tomar nuevos medicamentos? —pregunta la doctora, acercándose junto a ti—. Quizás te sientas un poco cansado, pero sólo tendrás que tomarlos antes de dormir.

Algo en tu mente te dice que no. No estás de acuerdo con tener que tomar medicamentos —ni los nuevos, ni los antiguos—, pero en lugar de oponerte, asientes en silencio. La mujer te regala una sonrisa plástica y se vuelve hasta su escritorio para escribir un par de recetas que le entrega a Vincent. La ves despedirse de él con un beso en la mejilla, y de paso le dice algo en su oído. Vincent frunce sus cejas rubias y la mujer sonríe condescendiente.

No te agrada para nada esto.

—Vamos Oliver —te apura Vincent, ayudando a bajarte de la camilla. Lo rodeas con los brazos y te apegas a él con posesión.

—No hay necesidad de sentir celos —comenta la mujer sin quitar los ojos de su ordenador. Pareciera que fue capaz de leer tus pensamientos… o simplemente tu expresión resultaba obvia—. Vincent es muy atractivo, no voy a negar eso, pero no me van los hombres.

Tus mejillas se encienden ante ese comentario y te ocultas avergonzado junto a Vincent, cogiendo su brazo.

 

 

 

Tras llegar a casa después de haber pasado a la farmacia y al centro comercial, Vincent observa con una sonrisa divertida el cómo depositas ordenadamente tus medicamentos y una caja de chocolates sobre la mesita de café.

—Como me regalaste chocolates y un espejo nuevo, yo también quiero hacer algo por ti—declaras, quitándote la camiseta.

Vincent se ríe, acomodándose en el sofá, ayudándote a sentarte sobre su regazo. Le quitas las gafas, dejándolas a un lado, y lo besas en los labios.

—Ya te estás sintiendo mejor —comenta Vincent, repartiendo besos a través de tu garganta.

—Ah… eso es porque, me hace bien salir.

Desabrochas los botones de su camisa, exponiendo su pecho. Deslizas tus manos a través de este, hasta alcanzar su cinturón. Torpemente lo aflojas, pero te detienes abruptamente.

Entonces algo pasa por tu mente como una revelación.

¿Desde cuándo Vincent tiene esa cicatriz en su costado?

Quizás no la notaste antes porque su piel blanca la ocultaba. Pero ahora que lo observas con atención ves que fue profunda, aunque no más de cinco centímetros de largo.

—¿Pasa algo? —te pregunta, alzando una ceja.

Sonríes nerviosamente, ocultando la tensión en tu cuerpo.

—No es nada.

—Déjame a mí —te dice ayudando a desvestirte. —Te haré sentir mucho mejor.

Estás a punto de entregarte a él y dejarte perder en el placer, cuando escuchas una voz demasiado conocida para tu gusto.

—Aléjate de él.

Cada uno de los músculos de tu cuerpo se tensan tras escuchar al chico del espejo. Vincent lo nota y repite tu nombre un par de veces. Se escucha lejano, acallado… como si te encontraras en una bañera bajo el agua. Vincent intenta llamar tu atención nuevamente, apretando y jalando de tu brazo.

Te ríes temblorosamente y dejas tu lugar en el regazo de Vincent. De un impulso te zafas de su agarre, coges tu ropa repartida en el piso y sales corriendo hasta tu cuarto.

—Eso es, ahora estás a salvo.

La voz te sigue.

Cierras la puerta con el seguro interno. Vincent llama del otro lado, pero estás demasiado agitado como para contestar. Sientes que algo en tu mente se está derrumbando, literalmente. Hay algo… una distorsión, un cortocircuito de neuronas que no te deja ver por completo la realidad.

—No puedes engañarte para siempre.  

Gritas.

 

 

Dejas entrar a Vincent pasada la medianoche, para que tomes tu nueva medicación. Te fuerzas a tragar las pastillas, porque lo necesitas. Si no lo haces no lograrás dormir y el chico del espejo volverá para atormentarte.

Al menos eso es lo que pensabas, pero una vez que Vincent te dejó solo en la oscuridad de tu cuarto…

—¿Qué estás haciendo, Oliver? — la voz del chico se materializa en una figura escuálida junto a tu cama.

—¿Ah?

—Actúas como si no supieras sobre mí, y lo sabes. Ya sabes lo necesario. ¿Por qué sigues aquí?

—¿De qué estás hablando? —recriminas, alejándote de él. Retrocedes hacia el lado opuesto de la cama.

—Mierda, eres tan irritante ¿Soy el único que recuerda todo?

—Yo estoy aquí —dice la voz apática de alguien más. No eres capaz de verlo por completo, pero se encuentra junto al armario.  

—Al fin—espeta la voz del niño del espejo—, ya no puedo lidiar con él.

—Deja de presionarlo, ambos sabemos que ha pasado por muchas cosas.

La figura oculta se acerca hasta los pies de la cama. Es mucho más alto que ustedes dos, pero igual de delgado.  

—¿Quiénes son ustedes? —preguntas con temor en la voz.

—Lamento que él te esté dañando de esta manera. Y que lo hiciera con Alex y conmigo —continúa hablando el muchacho alto.

—¿Su nombre es Alex? —cuestionas, refiriéndote al chico del espejo. Estás cansado de decirle así.

—Soy Alexander —asevera—, y él es Noah. —Hace un gesto con su mentón indicándote a la figura más alta.

—Los dos estamos muertos —te asegura Noah—. Por culpa de Vincent.

—Muertos… —susurras incrédulo—. Saben, esto en verdad es una pesadilla. Ustedes son fragmentos de mi imaginación. Veo y escucho cosas porque no he dormido bien. Eso es todo.

—Eso es porque nosotros hemos intentado hacer lo que sea para que abras los ojos de una vez—. Dice Alex con frustración— ¿Viste la cicatriz que tenía Vincent? Yo la hice. Noah te lo contó cuando lo ibas a visitar.

—¡No! —exclamas, cerrando los ojos —¡Este es un sueño, estoy soñando!

—Bueno, técnicamente estás soñando, pero nosotros fuimos reales alguna vez —acepta Alex —. No puedes recordar porque tu cuerpo, tu mente querían protegerte del daño… Pero ahora ya es tiempo de que despiertes y salgas de aquí.

—¡Cállate! ¡No quiero escuchar más! Voy a despertar y Vincent va a estar ahí para confortarme.

—Oliver, entiende que eres algo pasajero. Cuando crezcas un poco más, él va a deshacerte de ti.

Estás llorando desesperadamente, ahogándote en negación cuando Noah se aproxima a través de la cama para llegar hasta ti y ofrecerte un abrazo. Incluso en esta fantasía, existe alguien así de amable.

La sensación es tan nostálgica, y crees que puedes recordar haberlo abrazado antes. Así es, todo ocurrió tan rápido. Este es el chico que ayudaste a acabar con su vida, el chico perdido con el que una vez soñaste compartiendo un futuro. Dios, vaya que lo habías extrañado ¿Cómo fuiste capaz de omitirlo de tu memoria?

—Recuerda la promesa —susurra Noah en tu oído —. Y si no nos crees, toma esto.

Él te entrega un trozo de papel con un código.

—¿Qué es?

—Tu pasaje para el mundo real.

—Buena suerte, niño —dice Alexander, despidiéndose con la mano.

Noah revuelve tus cabellos y crees que, entre las sombras de tu cuarto, lo ves sonreír.  

—Cuídate, Oliver.

 

Notas finales:

Originalmente este era un capítulo pero tuve que dividirlo en dos para que se entendiera mejor. Sé que fue cortito pero pronto subiré el final + un epílogo. 

¡Y gracias por seguir leyendo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).