Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cosmic Love por Lady_yuu

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Honéstame pensé que a nadie le importaba este fic raro… por eso no me tome la molestia de continuar en esta plataforma, pero bueno. Gracias a los pocos rews que he recibido con interés de esta trama. Cabe mencionar que es el último que hare para Saint Seiya ya que no tengo ni tiempo, ni más imaginación para escribir fics de este anime/manga. Gracias a todos.

Por otra parte cambiaré mi Nick por cuestiones de acoso y bully cibernético por parte de cierto foro yaoi de Saint Seiya que no se cansan de difamar a alguien que les dice sus verdades. Por mi pueden irse ALV y sentarse en ella, quizá de esta forma sean más felices J

Como sea, terminaré este bello fic que tiene cosas bien fumadas y locas. El siguiente capítulo será el final y con él… pues un ciclo, no sé si vuelva a escribir fics de Saint Seiya ya mejor no digo que no porque si no ya andaré de regreso en los cumpleaños o eventos y regalos a gente bella del fandom.

Gracias!

-o-

Capítulo 4

La conciencia

Aunque no sintiera su cuerpo, experimentaba dolores agonizantes. Su alma fue lacerada por pequeños alfileres, espadas, cuchillos, rebanaban pedacitos de él que intentaba no perder. No se explicaba porque el dolor era tan  físico y real en un estado letárgico. Las sanaciones de Aioria llegaban cálidas y llenas de energía, pero no disminuía su dolor por completo. Tampoco entendía porque nadie más lo ayudaba. Veía sus cuerpos energéticos en aquella cama y los señores de Aquiari y Regulus observando compasivos.

Daba pena.

El vértigo lo hacía querer deshacerse de toda la materia o sustancia de la que estaba compuesta su esfera blanca. Sensaciones de vómito y gases lo invadían. ¿Cuándo se detendría?

Algunas veces en medio del dolor y desesperanza en aquella habitación azul escuchaba la voz de Aioria. Palabras de aliento y esperanza le daban fuerza. Nunca creyó que Aioria fuera su pilar, sostener su alma. Quería transmitirle alguna emoción pero no podía, el dolor no le permitía ni siquiera disparar un poco de agradecimiento a su pobre alma que seguía recibiendo disparos, cortes, desesperanza.

¿Por qué? Escuchó a uno de los seres azules que lo llamaban “Señor/Rey de Acuario” Que ese proceso tenía que suceder para que se limpiara toda su alma, los cuerpos energéticos, el cosmo que adquirió una vez que portó la armadura de Acuario. Una limpieza profunda, a conciencia y grados almicos que sólo Shion podía entender.

Afortunadamente ni sus enemigos, sus alumnos y los amigos podían verlo en ese estado de degradación. Sólo Leo, pero él estaba de su parte.

Aceptó con sumisión aquella purificación que más sabía a tortura. Dolorosa forma de decirle que apestaba. Al principio pensó que no había nada que limpiar, Camus estaba vacío. Sin remordimientos, esperanzas, anhelos, no había nada en ese envase. El existencialismo se apoderó de él, siendo extranjero en su mismo mundo. Ahora que le pasaban revista, pudo reconocer tantas emociones que creyó desechas.

Se arrepintió de hundir el barco de la madre de Hyoga.

No hubo lágrimas pero sus sentimientos de culpa eran los que lo laceraban así como la indiferencia.

El castigo de Camus, la condena de Acuario.

Se preparó mentalmente para el hecho gracias a las advertencias de Shion, aunque vivirlo ya era diferente. Cada herida liberaba en él un poco de su humanidad. Esperaba que al volver, brillante y nuevo, pudiera componer al menos el trato con sus colegas.

Duele, quema, aniquila.

Con el paso del tiempo ya no esperaba que terminara el dolor, simplemente lo aceptó. Al hacerlo comenzó a disminuir. Era la paradoja de la humildad. Al reconocer un error  de no ser humilde el ser humano se vuelve en automático humilde. Así Camus, aceptando con honor y resignación su castigo, disminuyó.

Regresó a su alma postrada en cama. Pudo percibir la diferencia de ser un ser lleno de energía a ser una sustancia sutil como su alma. Al ir recuperando su postura en el astral, los soldados, guardianes de Acuarii le comentaban las siguientes tareas. Ya era momento de cruzar el umbral de la biblioteca de Alcyone y aguantar.

¿Soportaría acaso más dolor?

Sí, fue entrenado como una vestía que brinca aros en el circo.

///

Mientras tanto Aioria limpiaba el cuerpo de Camus con una esponja y sus cabellos. Alimentaba su cuerpo con sueros, inyectados por intravenosa. Revisaba constantemente su pulso, respiración y ritmo cardiaco. Su cuerpo estaba en coma temporal. En sus descansos, dormía poco, siempre estaba alerta por si acaso abría los ojos. Comía ligero, ensaladas, sopas y agua. También atendía las visitas de Milo desde la puerta.

Se acostumbró a ellas cada tercer días, aunque quisiera darle nuevas noticias, siempre eran las mismas. “Aún duerme” Decía Aioria ante la pregunta evidente. ¿Cómo esta Camus?

Aioros por ejemplo, nunca se paró en aquella habitación, ni por curiosidad de saber cómo estaba ni para dar ánimos. Aioros confiaba en su hermano, de él dependía que Camus sobreviviera. Las misiones de cada caballero deben ser respetadas. Por mucho que nos duela o haya peligro de muerte, es el honor y el deber de un caballero. Eso le enseñó Aioros y por eso entendía si no se aparecía.

Milo era otra cosa, testarudo, irreverente y a veces insolente, casi como él. Llegó a pensar que esa amistad hacia Camus era extraña, casi enfermiza. Recuerda que en la infancia pasaban mucho tiempo juntos, lo que les permitió reforzar esa amistad, pero últimamente, Milo era posesivo y hasta envidioso de Camus. Desde el momento que se enteró que él tendría que acompañarlo, el escorpión preparo el veneno en el aguijón listo para dispar a las garras del león.

Trataba de ser lo más comprensivo, darle detalles del estado de Camus pero había veces que lo despachaba. No necesitaba saber intimidades como la forma de dormir o si su cabello estaba maltratado. Comprendió que Milo quizá estaba enamorado del acuario.

Tenía sentido y a su mente abierta eso no era más que un sentimiento. Y Camus debería saberlo un día.

― ¿Está bien?― preguntó Milo por enésima vez en el día.

― Sí… ― respondió cansado el leonino ― entiendo que estés preocupado por él, pero esto no nos va ayudar. ― Desde la pequeña ventana de la puerta, igual que la reja de una celda, veía sus ojos verdes y parte de su nariz― Vienes todos los días, a todas horas.

― Shion dijo que, no había garantía y…

Fue interrumpido abruptamente por el león que pateó la puerta profiriendo una maldición.

― Ni lo pienses… ¡Le prometí que no dejaría que le pasará nada! ¡No soltaría su mano!― Milo se sobresaltó ante la violencia con la que gruñó― No tienes idea de lo que hemos pasado Milo. No es nada fácil.

― Es cierto, no lo sé. Pero eso es porque nadie me explica. Me siento estúpido al no entender claramente lo que pasa ― aferró sus manos a los puerta y rasgó con su uña la madera― Estoy preocupado por él y lo extraño. Ya no conversó con nadie, todo el día pienso en cómo estará. ¿Qué le harán? ¿Le dolerá? ¿Qué sentirá? ― Milo dejó caer sus brazos con cansancio― Pobre Camus, él no esperaba esto. No quería esto. A nadie se le debe obligar algo que no quiere.

Ambos guardaron silencio. El pasillo se sentía frío y húmedo. Adentro debía estar igual o peor porque Camus estaba ahí.

― Le prometí que no lo soltaría ― Aiora habló pausadamente con un nudo en la garganta― Porque, sabes, esto no es una batalla física que se resuelven con la fuerza. Esto es más profundo. Es el alma que está en juego, es la esencia y la constelación. Sí fallaba la misión, la constelación desaparecerá, Milo― los ojos del escorpio se abrieron enormes, sus dientes hicieron un ruido igual al rechinido de un metal― por eso estaba asustado. Sí la constelación moría, el daño sería irreversible para el Sistema Solar y quizá moriremos todos. La responsabilidad de Camus no era sólo ir y recibir, era proteger. ¿Has pensando alguna vez la conexión que existe entre tú y Escorpio? ¿No? Milo no me mires así…  es obvio. Cargas con el peso de la constelación y finalmente cuando dominas el cosmos y el poder de la estrella que te rige, creas una conexión. Eres el avatar.

Tenía sentido las palabras de Aioria y el miedo de Camus. ¿Por qué nunca se lo dijo? Quizá no quería preocuparlo de más. Conociendo a Camus, esos sentimientos no eran importantes.

― No sé mucho de eso…― Milo no podía sostener la mirada al guardián de la quinta casa. Estaba avergonzado de su propia ignorancia.― Tal vez no me he dedicado a estudiar como los demás.

― Yo tampoco, sin embargo, cuando el Patriarca me dijo que Leo era la polaridad de Acuario y tenía la obligación de cuidar a Camus, estudie. Entendí muchas otras cosas.

― Entonces, ¿sabes a dónde fue? ¿Qué le hicieron? ¿Quiénes?

― No son quienes, es más, dudo que tengan cuerpo físico como el nuestro. Ellos crearon a los dioses… ¡¿Entiendes eso?! Seres más poderosos que los dioses que conocemos, más poderosos que todo. Más fuertes que Urano, Gea… más fuertes que la misma Vía Láctea.

― El cosmos― susurró Milo sin apartar la mirada del suelo.

Aioria no respondió. Observó el atardecer. Extrañaba el exterior. Milo se rascó la cabeza, se limitó a decir:

― Yo deseo que este bien… ― dijo Milo jugando con sus manos― dile que, deseo verlo pronto y que… lo quiero.

Aioria intentó sonreír pero no pudo. Su compañero le dio lastima, siempre provocaba esas emociones en él. Milo que siempre altanero, alardeaba de su poder, tenía la facilidad de causar ternura y hasta lastima.

― Lo estará…  Ahora debo volver. No puedo separarme mucho de él. Dale saludos a mi hermano, dile que, también estoy bien.

Cerró la pequeña ventana. Milo volvió a quedar solo.

///

Para cuando Camus terminó de ser usado como contenedor sintió su alma pesada, como si fuera un baúl lleno de oro bajo el mar. La presión sobre su energía era tal que no podía moverse aunque la ligereza de su estado le permitiera atravesar paredes.

El proceso no fue tan cruel como se lo imaginó. La biblioteca no eran un millón de libros, si no de luces, estrellas y cables. Cables que entraron por lo que era su boca, las palmas de las manos y la cabeza. Sentía como pasaba el plasma dentro de sus campos energéticos para inyectarse en el alma.

En el campo físico, su cuerpo convulsionó, pudo sentir como brincaba sobre la cama y Aioria pidiendo que resistiera, tratando de calmar su cuerpo. Es que su estado físico se estaba adaptando a el cambio vibracional de su alma. Tenía que depurar de la misma forma, desechar algunas sustancias químicas, orgánicas de su cuerpo. De por si Camus era delgado pues quizá perdería más peso para estar a la par de Shaka.

Resistió el dolor, se mantuvo tranquilo mientras a su inconsciente llegaban imágenes, escenas, numero, códigos que al despertar transcribiría a su consiente.

“Resiste Camus, resiste” la voz de Aioria había inundado su espacio. Los cables sostenían su pequeña y frágil alma mientras desde la parte superior sobre una terraza blanca, seres desconocidos imposibles de describir porque no existen las palabras, observaban atentos.

La prueba de Acuario.

“Se fuerte” seguía escuchando al león con leves sollozos. “Sostengo tu mano, no estás solo”

Una descarga eléctrica hizo que tanto su alma como su cuerpo dieran un brinco y su corazón dejara de latir por doce segundos, doce exactos segundos que Camus no tuvo vida, que su alma se durmió y todas sus vidas pasadas observó.

Supo entonces que su alma no es una simple alma mortal, es el alma de la Constelación, es la esencia pura de Acuarri, representante en la Tierra de ese pueblo. Camus no era de este mundo, tal como lo mencionó Athena. Esa esencia ha rencarnado en la tierra cada 200 años como pacto con la Tierra para protegerla. Cada reencarnación Camus se ha convertido en el guardián de Acuario, sin error, sin cambios, cada 200 exactos años.

Tuvo varios nombres, varias personalidades, cuerpos que siempre estuvieron ligados a la diosa y a la constelación.

Eso era para todos los caballeros. Siempre se han encontrado en las mismas circunstancias. Avatares que representan la paz, la luz y el cosmos.

Suena poético y romántico pero el trasfondo siempre está lleno de sangre y muerte. Desde la era del mito, sus almas firmaron el contrato con Athena o Zeus o quien sabe con quién, para proteger la Tierra.

No estaba arrepentido, porque su alma recordó el motivo. Proteger algo frágil, hacer fuerte a los débiles. Continuar con los planes cósmicos. Ayudarse entre otras especies, otros seres, cualquiera que fuera el plano dimensional.

Los cables comenzaron a dejar su alma y sintió como su cuerpo flotaba en el universo y escuchaba lenguas extrañas que comprendió. Eran indicaciones, fechas, nombres, recomendaciones a seguir. Órdenes y reglas.

En sus manos colocaron un diamante que cuando necesitara guía lo activara en sueños. Todo comenzó a desvanecerse. Oyó la despedida burocrática de los seres de Aquarii que eran sus hermanos y todo se apagó. Sintió una ligereza extraordinaria y una paz impredecible. No quería despertar.

///

Aioria consiguió dormir con la cabeza sobre la cama de Camus una vez que se detuvieron las convulsiones y su corazón regresó a su ritmo normal. El bip del cardiograma comenzó  ser estable así como los números en la pantalla.

Lentamente, Camus movió su mano derecha y con sumo cuidado la colocó en los cabellos castaños de Aioria. Este al sentir el contacto abrió los ojos sorprendido. Aunque Camus no estaba despierto, sabía que había regresado.

Fue inevitable no sentir el cosmos de Camus  por todo el santuario que indicaba su regreso. Un frío húmedo rodeó el Santuario y si nevaba significaba que Camus estaría de buen humor. Aioria se levantó y preparó un poco de té, debía esperar a que su compañero despertara completamente, podía quizá tardar un par de días depende la energía que haya perdido. Necesitaba su alma adaptarse de nuevo a su cuerpo y reconocer esa nueva frecuencia con la que vibraba su alma. Por eso su cuerpo reposaba adaptándose a todas esas nuevas sensaciones y al dolor que experimento.

Camus seguía durmiendo con calma pero con los puños cerrados. Quería despertar pero no podía, no estaba listo. Así que Aioria por primera vez en todos esos días, pudo darse el lujo de cerrar los ojos y dormir en paz, Camus estaba a salvo y vivo.

Notas finales:

Ya me acerco al final y con mucho gusto porque terminé otro proyecto… sé que este fic ni es popular y lo ignoran porque no hay yaoi okey referencias si pero no hay lo que les gusta y no importa fui feliz escribiendo.

Saludos y gracias por si alguien sigue este fic y los que leen y no comentan y los que si leen y comentan.

GRACIAS!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).