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Amor Asesino por Tina Black

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Notas del capitulo:

Y aquí con otro capítulazo. Para quienes me acaban de conocer por este fic, tendrá conexión con otro que tiene tiempo que acabé la primera parte. Les dejo el enlace para que lo vayan leyendo con calma:

Lazos por Tina Black

 

Despertó por fin de su siesta y lo primero que encontró fue a un pequeño dormitando a lado suyo y compartiendo esa amplia cama para tres personas. Se sobresaltó yantes de despertar al joven rubio lo miró con atención; parecía un lindo ángel -Mmm... ¿Cuánto tiempo me quedé dormido? -Echó un vistazo al reloj y ya eran mas de las tres de la madrugada -Demonios... Me pongo la pijama y... -Volvió a ver a Sanji quien cambió de posición mostrando su delgada y sensual figura, no pudo resistir al ver tan bello cuerpo y aprovechó para tocarlo. Le desabotonó los cuatro primeros botones de la camisa para toparse con el fondo de color negro que traía, chistó al ver ese obstáculo, pero aun así colocó suavemente su mano para no despertarlo y sintió aquel cálido y frágil pecho. Pasó con sumo cuidado a su pectoral y comenzó a masajearlo como si se tratase del seno de una chica -<<Se siente bastante bien...>> -En eso, escuchó un débil gemido, y mostrando un gesto de incomodidad el cual era muy atractivo al punto de vista del chef -<<Tiene suerte de sea un hombre de palabra... Si no, ahora mismo lo tendría gritando mi nombre...>> -Resignado, hizo lo que tenía que hacer. Abotonó de nuevo la camisa y antes de despertar por fin al muchacho, acarició su cabeza -Oye, despierta... -Pero el pequeño seguía en sus mas profundos sueños -Oh... No me hagas esto, por favor... Mocoso, ya despierta... -El mencionado por fin reaccionó y abrió lentamente sus ojos encontrándose con una imagen borrosa de su alrededor, pero sobre todo al encontrarse con su amo -Vete a tu habitación ahora...

-¿Qué hora es? -Dijo al levantarse con trabajo mientras se tallaba su ojo descubierto.

-Ya son mas de las tres de la mañana... Ve a tu cuarto.

-Si, señor... -Su voz se escuchaba bastante cansada. Se levantó por fin y encamorrado se retiró de la habitación pero no sin antes -Buenas noches... -Le dio un pequeño beso en la mejilla al mayor sin que este lo esperara. Sintió un ligero ardor en su cara y eso significaba una cosa, estaba comenzando a ponerse como jitomatito -Haré mi mayor esfuerzo... -Dijo dedicándole una cansada, pero dulce sonrisa sin prestar atención al rubor del hombre y se retiró de la habitación.

-Me la aplicó... Esto no se quedará así. –Dijo con desafío –Ah, ya será después, ahora quiero dormir... Ese desgraciado... Pero ya verá... -Se tumbó de nuevo a la cama perdiéndose entre los brazos de Morfeo.

[...]

Comenzó otro día para nuestros protagonistas. Zeff se encontraba preparando el desayuno, en esta ocasión serían arroz y filetitos de pescado; cuando estaba por terminar, llamó al muchacho quien no tardó en bajar. Al llegar a la cocina dio los buenos días y el chef respondió al saludo aun estando ocupado por terminar de preparar los platos -Ah, debí levantarme antes... -Estaba apenado mientras veía desde la entrada de la cocina.

-Descuida... No me molesta preparar la comida. Siéntate. -Puso los platos a la mesa y vio al pequeño quien seguía  escondido en la entrada -¿No piensas acompañarme?

-¿Puedo...?

-Por supuesto, anda ven. -El niño por fin se adentró a la cocina con algo de miedo.

Al llegar a la mesa no pudo evitar al asombrarse por el apetitoso aspecto que tenían los platillos; sin embargo se puso afligido -¿De verdad puedo...?

-Claro, es tuyo. Si quieres mas puedes pedirme. -Se sentó a la mesa -¿No quieres comer?

-Si... -Se sentó y tomó los cubiertos -Muchas gracias.

-Hoy regresaré mas temprano.

-¿Quiere que lo acompañe?

-¿Ya sabes cómo llegar?

-No está muy lejos de aquí... -Dudó al recordar el camino -Oh, bueno... -Se encogió de hombros -Quizá...

-Quizás te falte aprenderte mejor el camino...

-¿Entonces si quiere que lo acompañe? -Dijo con ilusión.

-Te vas a aburrir, ¿Y cómo que harías en el restaurante? ¿Sabes tomar una orden? ¿Eres bueno en memorizar las cosas? ¿Siquiera sabes hacer algo de comer?

-No, pero puedo aprender y...

-No. -Dijo con autoridad.

-Pe-Pe-Pero...

-Dije que no. No quiero que haya alguna equivocación o una queja por parte de los clientes... Olvídalo. Te quedarás aquí hasta saber los resultados de tu examen y se acabó.

-Pero quiero aprender... Quiero aprender a cocinar y también deseo ayudarlo, por favor... -Pero en eso, las manos del chef golpearon la mesa para terminar con esta molesta charla.

-¡Ya dije que no y no insistas! ¡Ahora come! Después tendrás que lavar los trastes y te toca regar el jardín... Ah, y vas a limpiar el cuarto de baño y la sala...

-Si, señor... -Con desanimo continuó desayunando. Se logró hacer un silencio incomodo para ambos hasta que el chico quiso volver a hablar -¿Puedo preguntarle algo?

-¿Qué? -Preguntó mal humorado mientras cortaba el trozo de filete.

-Si yo llegase a cometer un error o si no llegase a complacerlo con algún mandato... ¿Qué...? ¿Qué me haría...?

-Es obvio, te daré un castigo.

-¿Pero qué clase de castigo? -Temía por lo peor.

-No lo sé. Ya se me ocurrirá algo. Por ahora quiero que hagas lo que te pedí.

-Si, señor... -Dijo con el ceño fruncido.

 

 

-Bien... Ya debo irme. -Estaba terminando de ponerse la corbata, seguido de su saco. Fue hasta la entrada tomando sus llaves y se sentó para ponerse los zapatos -Es verdad... Niño. -Sanji se acercó y vio como el chef sacó del bolsillo de su pantalón un duplicado de las llaves de la casa, las aventó hacía el muchacho y este las atrapó con un buen reflejo.

-Si necesitas ir por algo sólo cierra con llave.

-¿No hay problema?

-Supongo que puedo confiar en ti, no tengo alternativa; además, no te puedo dejar encerrado y... -Lo volteó a ver con una mirada siniestra -Ni si quiera lo pienses... -El chico se limitó a tragar saliva por los nervios entendiendo perfectamente a la amenaza del hombre -Te veo al rato. Estaré en casa mas o menos como a las siete.

-Si, señor.

Zeff salió y encendió el auto, en cuanto a Sanji, fue a abrir el portón. Una vez que salió el coche, se despidió de su dueño alzando un poco la mano -Se va con mucho cuidado. -Dijo con una encantadora sonrisa, algo que avergonzó un poco al mayor.

-Ah... Ah, ah... ¡Adiós! -Arrancó el auto dejando el polvo. Sanji se quedó confundido por la extraña reacción del mayor; algo que mejor lo hizo a un lado y entró a la casa cerrando con llave. Y así comenzó otro día con escombrar primero la sala. Encendió la aspiradora para limpiar la alfombra. Después sacudió y acomodó los cojines de los sillones y por último fue a preparar el jabón para limpiar el baño el cual no estaba sucio, nada necesitaba un pasada con trapo limpio y listo.

-Vaya, no fue tan difícil. Fue a la cocina para lavar los trastes, pero cuando terminó de lavarse primero las manos, vio en la barra un bento envuelto en una mascada de color rojo -¿Y eso? -Se acercó a la caja y pronto cayó en la cuenta de que se trataba del almuerzo de Zeff -¡Debo ir a llevárselo...! Pero... -Apenas se estaba acostumbrando al ritmo de Japón; optó por arreglarse para después ir al restaurante.

 

[...]

El cocinero acababa de llegar y se dirigió de inmediato al cuarto para cambiarse. En eso se topó con Patty quien estaba terminando de arreglarse el cuello del uniforme y se saludaron -¿Y el pequeño?

-Se quedó en la casa. -Comenzó a quitarse el saco y abrió su casillero para sacar su uniforme.

-¿No trabajará con nosotros?

-Supongo que no...

-¿No quieres qué trabaje?

-Tiene deberes en la casa... -Se quitó la camisa.

-No lo puedes tener encerrado siempre...

-¿Y qué quieres que haga?

-Si yo tuviera a ese niño en mi dominio... -Comenzó a fantasear en dónde tenía a un inocente y frágil rubio en sus piernas suplicando por mas... -¡¡Aghh...!! -Pero esa fantasía terminó siendo interrumpida por una patada en la cabeza -¡Oiga! ¡Puedo perder mi mollera con ese golpe!

-¡Para mi mejor! -Se aterró al ver al mismísimo demonio -¡Ahora apúrate y ve de inmediato a la cocina a trabajar!

-¡Si señor! -Terminó de arreglarse y salió de inmediato para comenzar con su labor.

-Nadie me dice lo que tengo que hacer... -Decía entre dientes. Después de unos tres minutos, ya estaba listo para iniciar otro día más en el restaurante y pensando en cómo le estará yendo al muchacho estando solo en casa.

 

[...]

-Debo apurarme para llevarle su almuerzo al señor Zeff. -Sanji se estaba vistiendo en su habitación. Estaba contemplando todo lo que su dueño le había comprado. Se probó una playera de manga larga y de color negro la cual iba perfecta en su talla y después se puso unos pantalones de mezclilla oscuros. Estaba encantado con lo que le habían dado y mas aun sabiendo que  debía adaptarse a esta nueva vida. Tenía una gran corazonada de que Zeff no era un cruel sujeto como lo aparentaba, pero eso no significaba que debía confiarse o subestimar su duro carácter. Vio el resto de su ropa y no pudo evitar en abrazar una de las camisas –No puedo creer que esto sea verdad... Estoy seguro que de aquí en adelante mi vida será distinta, pero tranquila. Confío en el... –Observó de nuevo la prenda –Haré mi mayor esfuerzo... –Sacó unos tenis de color rojo de su caja fue a la cocina para recoger el bento y de ahí a la salida donde se colocó los tenis. Sacó las llaves que le había dado Zeff y salió por fin de la casa cerrando con llave al igual que con el portón –Ahora... –Vio el amplio camino –Ahora... Ahora... Espero y mi memoria no me falle... –Dijo algo temeroso echando camino.

-Bien, si no mal recuerdo... El tomó este camino. –Giró a su derecha y continuó caminando hasta encontrarse con un parque con un estilo un tanto curioso –Estoy yendo a la dirección correcta. –Dijo ya un poco mas aliviado –Ayer pasamos por este lugar y después... –Un ligero viento invadió el silencio que hizo el joven -¡¡Y ya no recuerdo mas!! ¡Sólo sé que se podía ver ese extraño pingüino... Aaaahhh... Soy un torpe... Ni siquiera sé en que parte de Tokio estoy...

-Tomoeda.

-¿Eh? –Levantó su vista y ella buscó al dueño de esa profunda voz. Al encontrarlo se apenó ya que lo mas probable es que ese muchacho fue testigo de su drama.

-Parece que estás perdido... –Dijo indiferente. El rubio solo asintió con inseguridad -¿Qué lugar es el que estás buscando?

-Este... Yo... Estoy buscando un restaurante llamado Baratie... –El muchacho se acercó mas a el y se agachó para observar su rostro -¿Pasa algo? –Dijo mas temeroso aun.

-Quien lo diría...  –Dijo al alejarse de nuevo del muchacho –Creo que yo sé el camino, ven conmigo. –Lo tomó de la muñeca con mucha familiaridad y lo llevó por fin al camino correcto.

-¡Espera! ¡Yo...! –Se detuvo a rastras -¿Cómo puedo confiar en ti?

-No estoy interesado en un niño como tu, eso es todo...

-¡Eso no justifica nada! –dijo alterado y por fin se soltó del agarre.

-Es cierto... Lo olvidé. En este mundo somos unos completos extraños –Al decir esto, sólo confundió mas al pequeño –Olvídalo... Mi nombre es Shizuka. –Saludó con una reverencia –Domeki Shizuka.

-Bueno, al menos es algo... Mi nombre es Sanji. ¿Entonces sabes dónde queda el restaurante?

-Si, siempre voy a ver lo que tienen en el menú...

-¿Eres cliente frecuente?

-No.

-¿Entonces?

-Tengo a mi cocinero personal...

-¿Eso quiere decir que solo vas a ver que se te antoja y después vas a pedirle que te haga lo de el menú del día...? Vaya, que original...

-Supongo que eso es para alguien... –Dijo al fijarse en la caja.

-Ah, si. Es para mi... Tío.

-Supongo que es importante para el, no perdamos mas tiempo. –Comenzó a caminar en dirección al restaurante y volteó a ver al muchacho -¿No quieres venir? –No le quedó de otra más que confiar en el muchacho y se fueron por fin del parque -¿Qué llevas en ese bento?

-Bueno, la verdad no lo sé... Sólo lo vi en la cocina y de inmediato supe que era de mi tío... –Dijo esto último con la voz baja.

-Ya veo.

 

 

[...]

Por fin el restaurante comenzaría con el pie derecho recibiendo con ello mucha clientela, entre ellos un hombre de aspecto rudo, pero no buscaba problemas, lo único que quería era comer como lo hacía diario al medio día, claro a excepción de ayer ya que tenía un pendiente por hacer por parte de su trabajo. Era uno de los que frecuentaba el lugar y pedía una sopa de queso con crotones y una orden de onigiris con salmón –Hola, Roronoa. Dijo el pelirrojo yendo con el peli verde.

-Hola, Shanks. –Saludó con su famosa sonrisa de lado.

-¿Lo de siempre no es así?

-Por supuesto, pero esta vez con sake.

-¿Ya no regresaras al trabajo?

-No, esta vez me dejaron salir temprano, por fin acaba este semestre así que me daré el lujo de tomar un poco.

-Eso es genial. En seguida te traigo tu comida.

-Gracias. –El mesero fue de inmediato a la cocina para dejar el papelito con la orden del peli verde. Después de unos cinco minutos recibió una llamada inesperada por parte de su trabajo la cual le pidió que regresara para terminar con algunas cosas. Rechistó y de mala gana se despidió y colgó. Llamó a Shanks para pedirle que le diera la comida para llevar. –En verdad disculpa, fue de último minuto. Creo que el sake tendrá que esperar...

-Descuida, en seguida les diré que te preparen la comida para llevar, por lo menos déjame servirte un poco de agua de sandia. –Dijo colocando el vaso en la mesa del moreno y le sirvió.

-Gracias, Shanks. ¿Y cómo está el viejo?

-Ah, bien. Algo ocupado ya que no tuvimos muchos clientes ayer.

-Déjame adivinar, alborotadores...

-Exacto.

-A veces no entiendo por qué en este restaurante llega gente a buscar pleito.

-Es como si se tratara de una fuerza cósmica que hace que atraiga a esas personas... <<Sin mencionar que mi jefe es un matón...>> En fin. En seguida te traigo tu comida.

-De una vez cóbrate. –Le entregó dos billetes de quinientos yenes –Cien son para ti.

-¡Ah, muchas gracias! ¡Con esto ya podré hacer la cena de esta noche! Ah, digo...

-Suerte con esa persona.

-Ah, jajajaja... –Se ruborizó y en seguida fue de regreso a la cocina para dar nuevas instrucciones a los cocineros.

Mientras tanto, ya no faltaba mucho para llegar al restaurante, sólo era cosa de doblar la siguiente esquina -¡Ahí está! ¡Te lo agradezco! –Exclamó con alegría y alivio el pequeño.

-No hay de que. Te dejaré en la entrada.

-Muchas gracias. –Al llegar al restaurante, Zoro se estaba despidiendo de Shanks en la entrada. –De verdad te lo agradezco mucho, Domeki-san... Y lamento haberte causado estas molestias.

-No te preocupes. –Dijo con ese serio semblante y echó un vistazo a una de las mesas que estaban afuera –Vaya, sopa de queso con camarón...

-¿Eh? Ah, es cierto. Cuando gustes eres bienvenido. –Dijo sonriente el rubio.

-Gracias. Tal vez le interese venir aquí... –Dijo a si mismo pensando en esa persona y miró de reojo al pequeño quien se mostraba confundido por el comentario que acababa de hacer –Se lo comentaré para que venga. Nos vemos. –Se despidió y comenzó a caminar en dirección a la tienda.

-Adiós. –Sanji entró por fin al restaurante  al mismo tiempo que Zoro estaba saliendo. Cada uno ignoró la existencia del otro, pero al cruzar caminos, sintieron una descarga en el pecho, Sanji se quedó parado mientras que Zoro decidió mejor continuar su camino, pero no se miraron. -¿Qué me pasa? –Se dijo al oprimir su pecho.

-¡Ah, Sanji! –Shanks se acercó animado para saludar al pequeño, pero al verlo en ese momentáneo estado le dijo -¿Estás bien? ¿Sucede algo?

-Ah... –Regresó en si –Ah, Shanks. ¡Hola!

-¿Qué te trae por acá?

-Bueno, vine a dejar esto, supongo que es del señor Zeff y pensé que debía llevarlo.

-Hiciste muy bien. Creo que...

-¡¡Debo llevarlo!! –En eso interrumpió el mencionado con una mirada de asombro. Fue hasta los muchachos y le pidió a Shanks que le llevara esto a Zoro.-Le dices que va de parte mia y que es para su jefe. -El pelirrojo sin preguntar ni nada tomó el bento y se fue corriendo para alcanzar al peli verde.

-¿Qué pasa? –Dijo el rubio.

-Nada. Es solo que ese almuerzo lo hice para un amigo. Y el cliente que se acaba de ir lo conoce también.

-Ya veo...

-Y a todo esto... ¡¡¿Qué demonios haces aquí?!!

-¡Ah, yo...! Vine por qué pensé que esa caja era importante y decidí llevársela y...

-¿Cómo lograste llegar aquí?

-Un chico me ayudó a llegar, casi me pierdo. Sólo pude avanzar la mitad del camino y eso por el pingüino que está en el parque...

-El pingüino... <<Ahí fue donde me escondí de esos sujetos>>

-Señor Zeff... –El mencionado reaccionó y miró con confusión al pequeño.

-¿Si?

-¿Se encuentra bien?

Este, si... Oye.

-...

-Será mejor que regreses a la casa...

-Está bien... –Se dio media vuelta para retirarse.

-¡¡No, espera!! –El pequeño se detuvo y lo volteó a ver con extrañeza ­–Mejor ya quédate. Si no te perderás esta vez y no quiero perder el tiempo en buscarte. Trabajaras por el dia de hoy, pero como lava trastes. Te pagaré.

-¿De verdad?

-Si... Ya que me queda...

-¡Muchas gracias!

-¡¡Pero sólo por hoy, oíste!!

-¡Si! –Se mostraba entusiasmado ya que por fin ayudaría a su dueño con algo de verdad y por fin estaría cerca de la cocina.

-Ah... Necesito agua... –Shanks regresó con mucho cansancio.

-Me alegra que lo hayas alcanzado a tiempo.

-Si...

-Bien, ahora v a servir las demás mesas y después vas con Sanji para que laven los platos.

-¡¡Por lo menos déjeme tomar agua!!

-¡¡Vayan a trabajar!!

-¡¡Si señor!! –Dijeron al mismo tiempo y se metieron de inmediato al restaurante.

-Tontos...

[...]

-Mira esta estupidez... Se irá a la basura. –Ichiji y los demás se encontraban esculcando el cuarto de su “difunto” hermano. Tenía en su manos un libro de cuentos –No cabe duda que nuestro hermano es un verdadero inútil.

-Ese idiota nunca tuvo estilo ni mucho menos carácter. –Niji se encontraba rompiendo la alcancía del pobre rubio –Vamos a ver... Sólo diez euros... Y dos francos... Vaya suerte.

-¿Oye, dónde están Reiju y Yonji?

-Creo que Reiju está practicando violín y Yonji la está acompañando...

-Debería descansar ahora que hoy no tenemos deberes.

-Ah, ya sabes cómo es...

-Parece que no le sintió bien la noticia con nuestro querido hermano.

-Últimamente se ha comportado muy fría con nosotros... –Dijo algo preocupado el peli azul.

-Ya se le pasará, además. Todo esto fue idea de padre. Nosotros no podemos oponernos a sus mandatos. Sanji se lo buscó a final de cuentas. Me habría gustado ver en que acabó con su vida.

 

Notas finales:

Gracias por leer el capítulo :D 


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