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Amor Asesino por Tina Black

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Notas del capitulo:

Viva el shota!!!

Ahí se encontraba, aquella figura delgada que estaba preparando un platillo. Mientras que el estaba lejos contemplando a cual maravilloso ángel.

[***]

 

Zeff estaba perdido en aquel recuerdo de su juventud. Estaba sentado en el sillón esperando a su nuevo compañero quien se encontraba en el vestidor. Habían terminado por fin su turno en el trabajo y sin contratiempos regresaron a la casa ya que Zeff le tenía guardada una sorpresa al pequeño, sorpresa que estaba estrenando -¡Estoy esperando! –Dijo autoritario. En eso, el muchacho asomó con mucha timidez su carita tan colorada como cual tomate. –Vamos, niño. El tiempo es oro… -Decía esto comenzando a desabrocharse su camisa. Sanji por fin salió del vestidor luciendo un peculiar atuendo. Un atuendo que Zeff encontró en el restaurante; se trataba de un uniforme de mesero para mujer y había encontrado uno que iba con la talla de Sanji. Al ver al muchacho, lo examinó de pies a cabeza y dijo –Esto es… -Sanji por otra parte estaba arrugando el delantal de la falda para suprimir su vergüenza. Se sobre saltó un poco al escuchar una risa ahogada que provenía de su dueño –Pensé que esto sería excitante, pero… -No pudo contener mas la risa y explotó -¡Te ves muy gracioso!

-¿Se divierte? –Preguntó con sarna el niño ya que toda su pena se desvaneció al ver la reacción de su dueño.

-¡Lo siento, lo siento! Había…Había visto esto en mangas y en algunas películas y… Y pensé… ¡Jajajaja…! Esto podría ser excitante… Pero creo que esto no va con nosotros… -Sus palabras eran interrumpidas gracias a su ataque de risa -¡Ah, mi estómago!

-Iré a cambiarme…

-¡No…! –Le ordenó intentando contener la risa –Ese es tu castigo… Por no lavar los platos…

-¡Pero fue para ir a entregarle ese bento! –Protestó con el ceño fruncido.

-¡No me importa! Te dije que harás todo o que te ordene… Recibirás tanto gratificaciones como castigos… Así como serás mi esclavo, también te educaré…

-¿Esto servirá para hacerme un hombre?

-Dudo mucho que hayas reclamado por algo en tu vida… Es un avance… Ahora ve a terminar de lavar esos trastes y después me darás un masaje en mi espalda…

-…

-Deja de verme con esa cara… -Se levantó por fin de su lugar y se acercó al pequeño para agarrarle con un poco de brusquedad su mejilla descubierta como muestra de cariño –Debo admitir que te ves tierno cuando te enojas. ¿Siempre inflas tus mejillas?

-¡Auch!

-Anda ve a hacer lo que te ordené… -Le dio una pequeña palmada en el lomo y este sin protestar mas, fue a terminar su labor. Zeff aprovechó para observarlo con detenimiento y dijo –Le falta pierna.

 

[…]

La noche por fin hizo su acto de presencia y la luna asomándose en su cuarto menguante. Y como era de acostumbrarse, Yuko estaba sentada a fuera del balcón tomando un poco de sake acompañado de un delicioso prostre que le había preparado “su” Watanuki, eran unos chocolates rellenos de jarabe de cereza –Esto sería perfecto si…

-Ya sé. Fuera luna llena… -Interrumpió el cocinero llegando junto con Domeki cargando mas sake y mas chocolates.

-Iba a decir si Sanji-san estuviera con nosotros. –Dijo alegre la chica. En cuanto a Watanuki, dio un pequeño respingo e hizo lo posible por no demostrar sus celos.

-¿Qué le hizo recordar a ese chico? –Dijo conservando la calma.

-Ah, nada. Sólo me acordé de él… Me pregunto cómo le estará yendo con su otra personalidad.

-Sólo han pasado cinco días desde que se fueron, estoy seguro de que le está yendo bien.

-La piedra sigue girando… Sólo espero y espero y ese cabeza de marimo no lo estropee. –En eso, Domeki se sentó a lado de la peli negra y le entregó el sake –Oh, muchas gracias. ¡Watanuki! –Canturreó –Tráenos mas crema de queso por favor.

-¡Aaah…! ¡Todo yo! –Dijo molesto el chico retirándose del lugar y yendo d nuevo a la cocina dejando solos a Yuko y a Domeki.

-¿Y cómo te va con Watanuki? –Preguntó con una linda sonrisa la sacerdotisa.

-Todo es como antes sólo que…

-¿Sólo qué…? –Su sonrisa se mostró ahora picara.

-Somos mas íntimos… -Dijo serio intentando ocultar su pena.

-Siempre supe que ustedes terminarían juntos. Muchas veces se lo dije a Watanuki, pero no me creía y ahora…

-Ahora el está cada momento a mi lado.

-Créeme, el ya no estará solo.

-Si…

-Y dime… ¿Cómo encontraste a Sanji-san? ¿Cómo es? ¿Qué llevaba puesto? –Preguntó con emoción la chica.

-Lo encontré en el parque Pingüino. Parece que va apenas en secundaria. Llevaba puesto un suéter y un short con unas botas. Parece que hizo un gran vínculo con ese pirata.

-Me pareció muy agradable. Además, es un chico lleno de sorpresas. Cuando me dijiste que lo habías encontrado, me alegré mucho. Es bueno saber que su alma también está conectada con este universo. Y por lo que me dices, lleva una vida muy distinta. Quisiera conocerlo, claro. Si el destino me lo permite.

-¿Quiere ir al restaurante?

-No, no, no… Si nuestro destino es conocernos también en este mundo, quiero que las cosas fluyan por si solas.

-Se veía bastante inseguro.

-¿Inseguro?

-También pude percatarme que apenas llegó a la ciudad.

-Ya veo.

-Dijo que su tío trabaja ahí.

-¿Su tío?

-Así es.

-¿Cómo se llama el restaurante?

-Baratie. –En eso, Yuko hizo un poco de memoria y recordó el día que llegó a la dimensión de la era pirata y se encontró con aquel restaurante y en dónde conoció a cierto tipo rudo con sus bigotes trenzados.

-Supongo que no te dijo mas.

-No. Sólo lo llevé al restaurante.

-Me pregunto cómo será su vida en este universo… Baratie… -Se dispuso a encender su pipa y dar la primera calada sacando un gran rastro de humo –Supongo que tendré que esperar. El destino decidirá si debemos conocernos o no. Creo que Watanuki está tardando un poco… ¿Podrías ir a ver qué pasa?

-Claro… -Dijo levantándose de inmediato de su lugar y yendo en dirección a la cocina. Ahora era Yuko quien estaba sola.

-Vinsmoke Sanji… -Miró con un semblante serio a la luna –Cuando hicimos ese trato… Pude percatarme de algo… Algo que no suele verse todos los días… No todos llegan a tener ese tipo de suerte… Quisiera saber más de ti mí querido Sanji-san. Me recuerdas mucho a… -Antes de decir mas, se percató de que no estaba sola. A la entrada de la cerca se encontraba una chica alta de cabello negro y largo con fleco. Llevaba su uniforme de la escuela y su maletín repleto de unos libros que había sacado de la biblioteca. Se cruzaron las miradas mientras que una pequeña lluvia de las flores del cerezo ambientaban la escena.

-¿Por qué está hablando sola? –Preguntó con seriedad la chica. La sacerdotisa no supo que decir ante tal pregunta.

-Ah, lo siento. Así es como aclaro mis ideas… -Dijo intentando verse seria.

-…

-Y por lo visto… -La miró fijamente. Vienes aquí por qué tienes un deseo… ¿No es así? –La colegiala se limitó a mirarla –Sólo pueden entrar a esta tienda los que tienen un deseo que quieren que les cumplan. Y por lo visto, ese deseo es para alguien… -La chica se estremeció  y dio un paso atrás y salió corriendo antes de que la energía de la tienda la llevara a dentro. –Ya es muy tarde para que una niña como ella ande vagando por las calles… Ya volverá. –Dijo con su clásica sonrisa de lado. –En cuanto a Sanji-san… Está en juego su destino. Está dispuesto a sacrificar todo con tal de que Roronoa deje de ser consumido por ese hábito. –Levantó el vaso para dar un brindis –Te deseo toda la suerte. –De pronto, se escuchó un estruendoso ruido que provenía de la cocina, mas los regaños de Watanuki y en seguida las risas de Maru, Moro y Mokona –Ah, por eso estaba tardando… Niños.

 

 

Seguía corriendo a todo lo que daba, ya que no sólo le dio un poco de miedo lo que le comentó la bruja dimensional, sino que también presenció la extraña vibra de la tienda. Corrió hasta llegar a la acera de la avenida y se recargó en el poste mas cercano para recuperar el aliento. Descubrió un poco su muñeca para ver su reloj y efectivamente, eran un poco mas de las siete de la noche, debía regresar cuanto antes a su casa dónde la aguardaba una cena fría y como era de costumbre, de ahí en fuera, nadie estaba para esperarla en casa. Era una chica solitaria, nunca ha sido popular en la escuela, ya que era parte del cuadro de honor, para ser más exactos, era la estudiante con primer lugar. La única compañía que tenía eran los libros de la biblioteca de la ciudad ya que ni siquiera era muy bien recibida en la de su escuela gracias a sus compañeros. Y ahora que estaban por venir las vacaciones y su último año en la preparatoria, quería hacer algo diferente que no fueran los estudios. Deseaba distraerse con algo, con lo que fuera. Esto iba pensando de camino a su casa. Pasó por cierto restaurante el cual tenía el anuncio de se solicita. Vio entre los ventanales y pudo presenciar la tranquila convivencia de los trabajadores y por suerte el tranquilo ambiente que se presentaba ahora ya que no tenían muchos clientes.

En eso, Shanks se encontraba platicando con uno de sus compañeros mientras estaban recogiendo los platos que dejaban los clientes. Se percató de la presencia de la chica que estaba observando con atención el interior del lugar y el letrero. Se notaban sus ganas de entrar y pedir informes, pero le daba algo de miedo y mejor siguió su camino. El pelirrojo salió de inmediato para alcanzarla -¡Ah, hola! –La chica se detuvo dándole la espalda al mesero –Vi que te le quedaste viendo al letrero…

-Dis… Disculpe…

-No, no te preocupes. –Dijo con amabilidad y son su contagiosa sonrisa. –Oye, yo tengo a unos amigos que van a también a esa escuela…

-¿De…? ¿De verdad?

-Si. Aunque no son muy listos y no hicieron un buen trabajo las vacaciones pasadas aquí. Pero veo que tu eres responsable. Este letrero jamás se quitará. Así que si te animas, puedes venir cuando gustes para solicitar el empleo. Sólo te pedimos las copias de tu documentación y una firma por parte de tus padres o de algún tutor.

-Muchas gracias por darme los informes y disculpe por quedarme parada ahí y a observarlos.

-No te disculpes. Bueno, creo que es hora de que te vayas. Ya es algo tarde. Y descuida, también tenemos trabajo de medio tiempo para los estudiantes.

-Gracias. –Se dio la vuelta para para despedirse de Shanks con una reverencia y de nuevo continuó con su camino.

Salió en esos momentos Patty y se acercó al pelirrojo -¿Sabes que ya no se aceptan mujeres al restaurante, verdad?

-¡¡Ah, es cierto!! –Gritó mostrando una cara graciosa llena de preocupación -¡¿Qué le diré si regresa?!

-No creo que regrese… Parece la típica ratona de biblioteca con problemas emocionales.

-Oye, no la juzgues. Deberías ser mas amable con las chicas. Una de las razones por que el jefe ya no las admite es por ti.

-¿Crees que me interesa una mocosa de piernas flacas…? Prefiero a las de mi edad, saben cómo tratar a un hombre y son unas expertas en la cama.

-¡Te dije que te dejes de expresar de esa manera! Si vuelve, no dejaré que la molestes.

-¿Qué? No la voy a acortejar…

-Eso es lo que me preocupa. Cuando te interesa una mujer, por lo menos la tratas muy bien, pero cuando es alguna que no es de tu agrado la tratas como a uno de nosotros.

-Esa niña necesita carácter. –Fue de regreso al restaurante –Andando, debemos terminar con algunas ordenes.

-Ya voy.

[…]

-Ya terminé… -Dijo por fin el rubio secándose las manos.

-Bien… -Respondió el chef mientras leía un libro en la sala –Ahora puedes darme mi masaje. –Dejó el libro a un lado y se quitó la camisa dejando ver un su cuerpo bien trabajado. Sanji entró a la sala y no pudo evitar ver la escultural espalda del mayor quien estaba listo para acostarse bocabajo en el sillón el cual se podía adaptar a una cama –Ya está todo listo. –Sanji se acercó algo temeroso y al poner sus manos sobre la espalda del mayor este dijo -¡¡Agh!! ¡¡Están frías!! –El pequeño sólo sonrió con travesura.

-Lo siento. –Dijo divertido.

-Más te vale hacer un buen trabajo, mocoso.

-De acuerdo… Pero no sé nada d como dar masajes…

-¿Alguna vez te han dado uno?

-No.

-¿De verdad?

-Si.

Zeff se levantó y encaró al niño -¿Es en serio?

-Si…

-Vamos, no has vivido…

-Pero no los necesito. Bueno eso creo.

-Pues aprenderás. –Se recostó de nuevo.

-Haré mi mejor esfuerzo. –Dijo algo tenso comenzando por restregar sus palmas sobre la dura y firme espalda de su dueño.

-Mmm… Nada mal, pero creo que necesitarás mas práctica… -Se levantó de su lugar –Voltéate…

-¿Qué?

-Que te voltees. –El niño tuvo que obedecer y sin mas espera, Zeff puso sus manos sobre los hombros de Sanji. Comenzó haciendo unos movimientos en círculos un tanto lentos y calmados. Esto comenzó a relajar a Sanji.

-Son… Muy cálidas… -Dijo en un susurro.

-Y tus manos son más frías que un congelador. –Pasó sus manos por la espalda del pequeño sin perder el ritmo del movimiento, esto provocó en Sanji un ligero cosquilleo -¿Qué sucede?

-Na… Nada…

-Mmm… -Pasó su dedo índice sobre la espina y esto fue mas que suficiente para que Sanji se retorciera por sentir aquella maldita sensación -¡Ajá! Encontré tu punto débil.

Sanji se sobresaltó y negó de inmediato con la cabeza -¡Cla…! ¡Claro que no!

-¿Ah, no? ¿Y si hago esto? –Dijo divertido volviendo a hacer lo mismo logrando sacarle  una risotada al pequeño.

-¡Esta bien, está bien! ¡Ya entendí!

-De acuerdo. –Dejó por fin al muchacho y se recostó de nuevo –Lo dejo en tus manos, tallarín viviente…  -Sanji  colocó de nuevo sus frías manos sobre la espalda del mayor, este como respuesta se tensó al sentir la baja temperatura de su esclavo y sintió como el muchacho comenzó a dar por fin el masaje que tanto añoró. –Por fin lo entendiste, pequeño…

-Si… -Aprovechó para buscar el punto débil de Zeff, pasando por la espalda, la espina, los dorsales, trapecio, pero… Nada.

-Sigue intentando muchacho… Pero ahí no encontrarás nada… -Dijo calmado el chef. Pero Sanji no se daría por vencido y entonces, vio la nuca. Podría intentarlo. Así que sin mas que decir, colocó sus manos en el cuello del chef y este dio un respingo.

-¿Y bien?

-No, no fue nada… Tus manos son demasiado frías… -Dijo intentando disimular.

-¿De verdad? –Acarició el cuello del chef y este  se estremeció al sentir tal cosquilleo y con aquellas frías y heladas manos.

-¡No…!

-¡Jajajajaja…! Creo que ya estamos a mano. –Tal vez era ya un avance en cuanto a la convivencia de ambos. Algo es algo.

Notas finales:

Nos vemos en el siguiente capítulo.


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