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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

En este capítulo cambié un poco la temática principal del fanfic, esto con el objetivo de retomar algo importante: No dejan de ser villanos. Además mucho más adelante este suceso tendrá más relevancia.

 

Algo más que comentar es que les di nombre y estructura a los “Men without hats” aparecidos muy brevemente en los cortos, con más relevancia en la página de “Podemos bailar”. Aun nada es oficial así que me tomé la libertad de hacerlo, quizá ya no concuerde cuando saquen más al respecto de ellos pero de igual manera no alterará la historia.

 

Sin mas que decir, a leer.

 

(Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Alan Ituriel)

No tenían idea de si debían confiar en las palabras de una villana que estaba más allá de su alcance, pero era lo único que tenían, la única muestra de comunicación que recibían en mucho tiempo. Las circunstancias eran agobiantes, los cinco individuos se preparaban para actuar en poco tiempo, sin embargo la necesidad de apresurarse llegó repentinamente.

 

Un video, una nueva señal de la Organización Black Hat había llegado a la web. Una imagen que solo mostraba la silueta del villano tras el sello de la organización hablaba entre estática. El oscuro ser se burlaba, mencionaba el alarmante acontecimiento de la eliminación de su último video de orientación, pero lo más importante fue aquella frase: “Entonces pregúntense si pueden bailar”. Aquello lo decía todo, habían sido descubiertos, estaban acabados junto con su misión.

 

Los cinco sujetos palidecieron al instante, no había escapatoria, tenían que actuar ahora o no hacerlo nunca. Dejando cosas menos importantes de lado, tomaron maletas atiborradas de armamento y las depositaron dentro de la cajuela de una gran camioneta negra, nada discreta pero aparentaba ser muy resistente, acto seguido subieron a ella.

 

El hombre alto fornido y rubio que manejaba el automóvil los miró por el retrovisor. Una joven de ojos rasgados y cabello corto oscuro miraba por la ventana, mordía su labio con ansiedad y reposaba su barbilla en su mano. El joven sentado en medio del largo asiento trasero tenía la cabeza gacha, su cabello claro cubría su rostro y él jugaba con sus dedos nervioso. La chica castaña de al lado miraba igualmente por la ventana, su expresión se notaba angustiada y se abrazaba a sí misma, la chica se sintió observada y mirándolo también, le dedicó una media sonrisa, intentando aparentar no verse afectada, el hombre no pudo corresponder y dejó de mirarla para fijar su vista en el hombre a su lado. Serio, mirando al frente y con una postura firme, el hombre de saco parecía el más sereno de todos, pero dudaba que realmente lo estuviera.

 

A medida que avanzaban la situación se tornaba cada vez más peligrosa, ya podían avistar la enorme mansión en forma de sombrero, aquél lugar que podría sellar su destino, pero que tenían que visitar para salvar a un ser amado que ni siquiera tenía esperanzas. Ellos lo sabían, pero no podían simplemente dejarla ahí, debían cumplir su promesa de sacarla… viva o muerta.

 

En el laboratorio Flug se divertía. El joven de la bolsa sacaba un par de escalpelos y hojas de bisturí de diversas formas colocándolos en una bandeja con tijeras, agujas y pinzas sobre un carrito. Se sentía más relajado, su jefe había hablado con todos en la mansión explicándoles los planes que llevarían a cabo esa noche, no era nada que no supiera hacer ya. Era impresionante la forma en la que Black Hat sabía perfectamente como repercutiría cada movimiento realizado, era un magnífico estratega, por algo siempre tuvo éxito en su villanía.

 

Tarareando contento empujó el carrito hacia el otro extremo del laboratorio hasta llegar a un quirófano improvisado y dividido del laboratorio por una cortina plástica, el científico la abrió descubriendo una camilla donde reposaba el cuerpo irreconocible de una persona. Sobre la camilla debía estar una mujer, pero solo se encontraba un ser tan terriblemente hinchado del rostro que había perdido forma, su cabello oscuro crespo desprendido hasta el cuero, un brazo roto con un hueso visible que abría la piel en dos y ambos con heridas profundas y sangrantes, pero lo más alarmante eran sus piernas, ambas torcidas, la piel rasgada y desprendida hasta el hueso en una de ellas, pero aún conservaba vida.

 

Con respiración asistida, un catéter con suero y el uso constante de un desfibrilador el doctor la mantenía con vida. El tarareo cesó, el sonido intermitente de un monitor de electrocardiogramas era el único sonido presente. Una mirada nublada apuntaba a la lámpara del techo pero no parecía estar consciente hasta que la desvió hacia Flug, veía detenidamente como colocaba hilo en una aguja con un porta agujas. La mujer empezó a balbucear, intentaba decir algo, permitiéndoselo, el de la bolsa le quitó la máscara de oxígeno.

 

-Tra… ¿Trabajas para el sombrero?- Preguntó después de un par de intentos fallidos. Su voz era un débil susurro.

 

-Así es.- Respondió sonriente.

 

-¿Por qué me ayudas?- Preguntó empezando a lagrimear.

 

-¿Ayudarte?- Devolvió la pregunta tomando con delicadeza el brazo roto de la mujer.

 

-Vas a sanarme.- Aseguró, intentaba hacerlo comprender sin necesidad de muchas palabras.

 

-No te ayudo.- Comento secamente, la mujer lo miró angustiada. –Rota no me sirves de nada.- Finalizó y aplicando la mayor fuerza posible devolvió el hueso visible a su sitio, provocando un crujido. La mujer se retorció en la camilla y de su garganta escapaban sonidos roncos que intentaban ser alaridos. Posterior a eso se desmayó de dolor mientras el joven la miraba con satisfacción, había devuelto el hueso partido a su sitio exitosamente.

 

En otra parte el gran señor de la mansión caminaba de un lado a otro frente a la puerta de entrada. Le fastidiaba que lo hicieran esperar, pero al menos tenía tiempo para retirarse a ver el progreso de su querido subordinado.

 

Durante las horas pasadas habían vuelto a su rutina más o menos normal. El demonio le había dado instrucciones claras al científico sobre lo que debía hacer con la intrusa y casi de manera inmediata grabaron el video que sería transmitido como un mensaje para el mundo en la web, todo aquello sin mencionar una sola palabra de lo sucedido en su oficina. Ninguno insinuó si quiera nada de lo sucedido, no era el momento y le alegraba saber que ambos lo tenían bien presente, con ello tenía la certeza que fueran lo que fueran no afectaría su relación laboral. Flug sabía todo ahora, pero no le había dado una respuesta clara, el tierno momento no había concluido y ahora que por fin pudo atreverse a actuar no estaba dispuesto a dejar que la oportunidad de obtener una respuesta se le escapara de las manos, en cuanto el problema de los molestos bienhechores quedara solucionado buscaría el modo de hacer contacto de nuevo, ahora debía concentrarse.

 

Llegó al laboratorio encontrándose con un sorpresivo silencio; no había gritos, ni quejidos, ni golpes, nada. Caminó hasta el quirófano, a medida que se acercaba podía escuchar el sonido del monitor de electrocardiograma, pero era todo. Hizo a un lado la cortina asomándose, topándose con el chico dando las últimas puntadas a una extensa herida. Todo el cuerpo de la mujer se encontraba minuciosamente “reconstruido”, si es que así podía llamarse, todas las heridas se hallaban cosidas y algunas vendadas, no había yeso pero sus extremidades ahora tenían una forma más normal, su cabeza sin cabello estaba por fin vendada, pero había algo que faltaba; Donde debían estar sus ojos ahora había un oscuro vacío. El científico notó al fin su presencia, dejó sus instrumentos a un lado y se sacó los guantes bañados en sangre.

 

-¿Está viva?- Preguntó dudando del sonido intermitente en el fondo.

 

-Sí señor, solo está inconsciente. Pero no creo que sea útil, su recuperación será muy larga.- Respondió decepcionado.

 

-No será necesaria.- Afirmó.

 

-¿A qué se refiere?-.

 

-Vendrán más muy pronto, tendrás para escoger.- Dijo esbozando una sonrisa maliciosa.

 

-¿Está seguro?- Cuestionó.

 

-Por supuesto.- Contestó con obviedad. –Los movimientos de los héroes son muy predecibles, después de ver mi mensaje ya vendrán en camino. Además conozco muy bien a Belle Mort.- Comentó provocando confusión en el chico.

 

-¿Qué tiene que ver ella con esto?-.

 

-Belle tiene habilidades muy interesantes, es capaz de sentir la presencia de cualquier ser a su alrededor a gran distancia, se habrá dado cuenta del habitante extra en la mansión. Además su intuición es perfecta, no dudo que haya alertado a esos idiotas para ahorrarme tiempo, sabe que mi paciencia es limitada.- Explicó.

 

Flug lo vio con admiración. La dama siempre le había parecido un ser interesante y misterioso, conocer esa cualidad le revelaba una de las herramientas con las que siempre ganaba sus batallas. También admiraba la manera en la que ambos villanos se conocían, parecían tener una conexión bastante fuerte, debía admitir que le daba un poco de envidia en vista de que él no había podido lograrlo así de bien incluso viviendo junto a Black Hat… al menos hasta ahora.

 

Un golpe seco y el sonido de cristales estrellándose los alertó a ambos. El demonio se acercó a la camilla, arrancó los electrodos y el catéter de un tirón, y cargó a la mujer en sus brazos, saliendo del lugar con una sonrisa y una idea satisfactoriamente malvada en su cabeza.

 

-Tenemos visitas, Doctor, apresúrese.- Ordenó.

 

Sin tener idea, el científico lo siguió sin cuestionar. Aunque reacomodar a la mujer había sido todo un reto, desperdiciar ese trabajo no le pesaba sabiendo que podría obtener más “juguetes” muy pronto.

 

Con una estrategia muy bien planeada, el gran hombre de cabellos rubios rompió en pedazos el ventanal de la entrada dándose paso y a los otros tres individuos al interior de la mansión. Sabían que los esperaban, Black Hat había desactivado todo sistema de seguridad, era evidente que los quería dentro y ellos no tenían ninguna otra opción. Caminaron por la recepción, estaban en oscuridad, la tenue luz que entraba desde las ventanas apenas dejaba ver el lugar vacío, un par de puertas y la gran escalera en el fondo. Ninguno bajaba la guardia, sin embargo algunos sonidos suaves, como pequeños rasguños en los muros levantaron el estrés.

 

-¡Sal de una vez!, villano de pacotilla.- Gritó la mujer de melena negra. –Sabemos que nos estabas esperando-. Su voz era grave y con fuerza.

 

-Como te atreves…- Inició una voz femenina a sus espaldas. – ¡A llamar a mi Blacky así!- Finalizó y asestó una dura patada en la espalda de la mujer, tumbándola de cara al suelo. Dio una ágil maroma llegando al muro más cercano y oprimió un interruptor encendiendo las luces.

 

-¡Es el Alebrije!- Gritó el hombre más alto viendo como Demencia trepaba por el muro hasta el techo. Apuntó su arma hacia ella y comenzó a disparar sin tocarla.

 

Demencia se divertía, esquivaba fácilmente cada munición. Se tiró desde el techo cayendo de pie y alardeó por su hazaña haciendo reverencias, corrió a gran velocidad esquivando las balas hasta llegar al hombre y darle una patada en la quijada. La chica castaña se abalanzó hacia ella comenzando a pelear, pero el Alebrije esquivaba y bloqueaba los golpes sin problemas regresando con unos con mucha más fuerza haciéndola flaquear, un duro golpe a puño cerrado bien atinado en el estómago la hizo doblarse del dolor y escupir sangre, Demencia aprovecho y tomó la cabeza de la joven estrellándola con fuerza contra su rodilla y dejándola inconsciente rápidamente. Tras haber dejado a tres de ellos fuera de jugada por el momento, buscó con la mirada al más chico, el pequeño muchacho la veía asustado, retrocediendo y pensando en una alternativa.

 

-Suficiente.- Dijo una voz ronca que venía del pasillo junto a la escalera. Inmediatamente Demencia se detuvo y le dedicó una sonrisa. Black Hat entró en el sitio, se volvió una sombra y se posicionó en lo más alto de la escalera aún con la mujer en los brazos. –Les doy la bienvenida caballeros.- Saludó a ambos muchachos, el más alto se levantaba del suelo atarantado. –Señoritas.- Dijo quitándose el sombrero de copa dejando solo ver el bombín que tenía debajo. –Señorita.- Corrigió al ver que la chica castaña aún permanecía inconsciente en el suelo a diferencia de su compañera que había logrado al fin ponerse de pie.

 

-Tu, maldito bastardo.- Despotricó el más alto de los bienhechores, sobándose la quijada.

 

-Espero les haya gustado mi recibimiento, aquí tienen lo que han venido a buscar.- Dijo sonriente y comenzando a reír. Sin delicadeza, arrojó a la mujer hacia el suelo, quien cayó dando rebotes por la escalera. Ni un sonido, ni un quejido salió de sus labios, desde el primer golpe en algún escalón, la doctora Wellis murió dolorosamente.

 

-La mataste…- Susurró la chica entré sollozos observando al cuerpo desfigurado rodar por el suelo hasta detenerse a sus pies.

 

-Quizá aún puedas reanimarla, estaba viva antes de arrojarla.- Comentó el villano.

 

-Eres un cínico.- Respondió con molestia el fornido hombre rubio.

 

-En efecto señor Cooper. Y díganme, ¿Dónde está C.L.?- Preguntó comenzando a bajar por la escalera, haciéndolos retroceder. – ¿Escondido como un cobarde? Como siempre.- Dijo con un claro tono de desprecio.

 

Repentinamente el sonido de una descarga resonó llamando la atención de todos. Flug electrocutaba con un taser al más pequeño de los agentes hasta hacerlo caer al suelo.

 

-Eso no era necesario Dr. Flug, pude verlo claramente.- Comentó el demonio enojado.

 

-Los necesito lo más intactos posible, se estaba acercando mucho y quise evitar que usted lo despedazara.- Contestó distraídamente mientras examinaba al muchacho con la mirada.

 

El villano sonrió. Eran situaciones agradables que pocas veces tenía el gusto de admirar, si de algo podía enorgullecerse era de su perfecto criterio para elegir a sus subordinados. Flug podría verse tierno a veces, pero no dejaba de ser un villano. Black Hat devolvió su atención a los agentes.

 

-Que les sirva de lección mis afables invitados.- Inició. Tras un parpadeo, su ojo visible se volvió oscuro y su pupila brillaba carmesí. Una energía oscura comenzó a emanar de su cuerpo, creciendo a velocidad. Las luces del salón parpadearon y tanto Flug como demencia se alejaron tranquilamente a observar. –Yo lo veo todo.- Terminó.

 

Ambos agentes se prepararon, cargaron sus armas y comenzaron a disparar, las balas atravesaban el cuerpo de Black Hat y los oscuros tentáculos que comenzaban a formarse, era como atravesar la neblina, no le hacían ningún daño. La chica a su izquierda, intentó huir por el ventanal roto junto a ella pero el demonio le impidió el paso con su oscura energía serpenteante, en cada tentáculo negro podían ver formarse figuras demoniacas; Ojos e incluso sonrisas de dientes puntiagudos. El hombre permaneció quieto, Black lo tomó enroscando una de sus extensiones y lo azotó contra el suelo, Cooper intentó huir arrastrándose pero de nueva cuenta fue arrojado al suelo con dureza. El oscuro villano parecía pasarla muy bien, se reía mientras jugaba con ellos.

 

Flug lo observaba con una media sonrisa recargado en el marco de una puerta abierta junto a Demencia, viendo el espectáculo a lo lejos desde el costado derecho del salón, el demonio simplemente permanecía quieto en su sitio con su elegante postura mientras todo su oscuro poder hacía el trabajo y reía incansablemente, era como un niño. Se giró a ver a Demencia, recargada en el muro viéndolo enamorada, ver a Black en acción era uno de sus pasatiempos preferidos.

 

-Es tan lindo ¿No lo crees?- Preguntó la chica sin dejar de mirar la escena.

 

Flug solo rio nervioso, en cualquier otra ocasión hubiera dado una negativa, pero ahora su juicio estaba nublado. Quizá no era “lindo” como ella lo llamaba, pero sin duda era admirable.

 

Un mal movimiento y la distracción del chico de la bolsa provocaron un incidente indeseable. Black Hat había lanzado a Cooper demasiado lejos y este había ido a dar sobre Flug. Demencia pudo esquivarlo fácilmente pero el científico fue a dar al suelo junto con el agente. La chica rio, burlándose del doctor.

 

-Que torpe.- Dijo sin dejar de reír.

 

Flug abrió los ojos atarantado y se topó con la mirada del sujeto sobre él, ambos aun en el suelo estáticos. El científico maldijo a sus adentros al ver la expresión de satisfacción del contrario. El sujeto lo jaló de la bata haciéndolo levantarse y le puso una cuchilla dentada de cacería en el cuello, amenazándolo.

 

-¡Ya basta!- Gritó llamando la atención de Black quien tenía atrapada a la mujer. Cooper obligó al joven a ponerse de rodillas, le arrancó de un tirón la bolsa de la cabeza, lo sostuvo del cabello haciéndolo mirar al demonio y presionó un poco la punta del cuchillo sobre la piel de su cuello sacándole un quejido de dolor y nervios a Flug. –Voy a matarlo.- Amenazó.

 

Flug sudó frio, sabía que nada en el mundo era tan importante para su jefe como para detenerlo en sus acciones maléficas, era un villano que no fallaba y esa no iba a ser la primera vez o eso pensaba, sin embargo Black Hat se detuvo y lentamente volvió a su forma habitual. Los miraba con seriedad, su sonrisa se había ido y soltó a la mujer de inmediato. El doctor lo miró sorprendido ¿Qué estaba haciendo?, no se movía de su sitio, ni decía nada, solo los miraba a ambos.

 

Por otro lado, Black Hat se descubrió sorprendido por sus propias acciones, ni siquiera lo había pensado, en cuanto vio a Flug en esa situación acató la orden de Cooper sin chistar. Ahí estaban de nuevo sus emociones traicionándolo, en cualquier otro momento del pasado hubiera atravesado al agente junto con Flug, algo similar a una brocheta, pero ahora no podía ni pensar en esa posibilidad, una sensación de angustia lo invadió en cuanto vio al doctor en peligro, eso estaba mal. No sabía qué hacer, jamás había pasado por eso, nunca tuvo que salvar a nadie de un atacante, él siempre era el atacante.

 

-Así me gusta.- Dijo el hombre triunfante, haciendo desesperar y enfurecer a Black.

 

Flug notó su desesperación, estaba claro que el demonio había sido puesto en jaque… por él. Tenía presente que no era el momento pero no pudo evitar sentirse extraño de nuevo, el villano había tirado sus planes para evitar que lo lastimaran, de nueva cuenta estaba dándolo todo por él.

 

El doctor buscaba una salida, esto era responsabilidad suya y tenía que solucionarlo de inmediato. Observó como la mujer de melena negra se ponía de pie y se dirigía a la salida cojeando con toda la intención de escapar, el ventanal no estaba tan lejos de ninguno y por todo el suelo estaba esparcidos cristales rotos de tono rojizo. Oportunamente Flug vio por el reflejo de un pequeño cristal clavado en el suelo a poca distancia de él, como demencia se movía detrás de ambos, sabía que no era tan insensible como para arriesgarlo en un movimiento, si se acercaba y el agente la notaba estaba perdido. La chica caminó lento y sigilosa hasta un extremo del lugar, finalmente el doctor descifró su plan, a los pies de la chica yacía el taser que el doctor había tirado entre el incidente, la joven lo miró a través del reflejo sonriéndole con complicidad. El científico miró a Black, conectando finalmente con su mirada y desvió los ojos indicándole una dirección al demonio. En un vistazo fugaz, el del sombrero entendió todo.

 

En un movimiento raudo, Demencia pateó el artefacto haciéndolo deslizar por el suelo afortunadamente azulejado, con increíble precisión el taser llegó hasta la mano del científico y mecánicamente lo encendió y lo pegó al brazo del agente rezando porque este no fuese más veloz que él. Cooper sintió la descarga quemar su brazo y cayó atarantado al suelo sin soltar la cuchilla. Flug se alejó arrastrándose hacia Black Hat y vio como este extendía uno de sus tentáculos hacia la mujer, empalándola despiadadamente y evitando que escapara. El demonio caminó hacia el agente pasando de largo al científico, se agachó, lo tomó del cuello y lo levantó con increíble fuerza hasta que el hombre no pudo tocar el suelo ni con la punta de sus pies, este lo miró atontado, la descarga no logró dejarlo inconsciente.

 

-Cruzaste la línea.- Dijo con seriedad comenzado a apretar su cuello.

 

Cooper levantó su mano temblorosa y clavó el cuchillo en el brazo de Black haciéndolo soltar una sangre negra y espesa, pero el demonio no se quejó, solo comenzó a reír.

 

-Y hasta ahora no dejas de ser más que una patética broma. No volverás a tocar lo que es mío.- Finalizó y apretando con fuerza rompió su cuello, terminando con él y dejándolo caer al suelo.

 

Flug se puso de pie y caminó hasta poderse apoyar sobre el pasamanos de la gran escalera. Un crujido los alertó, todos miraron hacia el ventanal, la chica castaña escapaba. Demencia corrió en el afán de alcanzarla.

 

-Déjala.- Ordenó Black. Demencia paró en seco mirándolo confundida. –Es una clara advertencia del por qué no deben atentar contra la Organización Black Hat. C.L. está allá afuera, esperando, alguien debe darle la noticia de que falló de nuevo.- Comentó volviendo a su sonrisa burlona. -¡Doctor!- Llamó en un grito.

 

El aludido tembló, esperaba algún regaño. –S… ¿Si Jefecito?- Respondió nervioso.

 

-¿Aun puede usar los cuerpos?-.

 

-Si… señor, creo que puedo repararlos.- Contestó inseguro.

 

-Bien. ¡Demencia!-.

 

-Dime, amor mío.- Contestó la chica inmediatamente poniéndose frente al demonio.

 

-Llévatelos al laboratorio.- Indicó señalando los cuerpos de los agentes. –Y ata bien al niño, no quiero otra situación inconveniente-.

 

-¡Si señor!- Dijo saludando como un soldado. De uno por uno tomó cada cuerpo y los cargó amontonándolos en su hombro, y se encaminó al laboratorio por el pasillo.

 

El científico permaneció quieto, esperando cualquier indicación. Su piel se erizó cuando el demonio lo miró y empezó a acercarse. Black Hat se detuvo a medio camino, miró el ventanal y con una mueca de molestia chasqueó los dedos devolviendo cada trozo de cristal a su sitio, como si nada hubiera sucedido. Siguió su camino hasta quedar frente a Flug, se quedó observándolo por varios segundos sin decir nada.

 

-Flug.- Inició, el doctor brincó en su sitio, nervioso. –Espero una respuesta.- Finalizó.

 

Black Hat tomó suavemente el rostro de Flug, se acercó poco a poco hasta él. El científico sintió su interior removerse, su corazón latir con fuerza y todo el calor de su cuerpo subió a su rostro en un intenso rubor, no reaccionó, se quedó paralizado esperando. El demonio finalmente llegó hasta él, al fin pudo lograr aquello tan esperado y tan deseado. Juntó sus labios con los del doctor en un tierno beso, de nueva cuenta sentía esa calidez dentro de sí, rosaba con suavidad esos tiernos labios rosados que se abrían de a poco dejándolo entrar. No dejó pasar la oportunidad de abrazarlo por la cintura y acabar con el poco espacio que había entre ellos, allegándolo con pertenencia, profundizando aquel beso.

 

Flug entrecerró los ojos, no estaba seguro del por qué se dejaba llevar tan fácilmente, en cuanto el demonio ponía sus manos sobre él una sensación hipnótica lo invadía y no podía resistirse. Suspiró y cerró los ojos correspondiendo, dejando que su lengua y su saliva se entremezclaran con las de Black Hat. El demonio tomaba el control hábilmente, succionaba con suavidad sus labios y los mordía, sentía la tierna lengua caliente del joven moverse con timidez contra la suya. El sabor metálico de la sangre que corría del labio inferior de Flug era embriagante para el del sombrero, sus dientes eran tan filosos que no podía evitar dejar finas cortadas en la blanda piel del chico, pero a este no parecía molestarle, incluso había llegado a corresponder el abrazo y a aferrarse fuertemente a su saco en cada corte. Se besaban con dulzura, no había vergüenza, rechazo o morbo en ese beso, solo una tierna intención no definida que salía del corazón.

 

La respiración de Flug se volvió entrecortada, la oleada de emociones lo estaba abrumando, sus piernas temblorosas empezaron a flaquear. Considerándolo necesario el demonio finalizó el beso lentamente, separó sus labios de los del joven dejando un pequeño hilillo de saliva que se desvaneció al instante, sin dejar de abrazarlo, permaneciendo en intima cercanía. El joven jadeaba, de nuevo estaba esa bella imagen, ese intenso rubor bajo sus joyas verdes brillantes por las pequeñas lágrimas que las inundaban, pero esta vez fue diferente, ese fue un beso correspondido, esa vez Flug estaba en sus cinco sentidos.

 

En una acción quizá cobarde o una totalmente considerada, Black Hat se desvaneció entre sus brazos, vuelto una sombra, subiendo por las escaleras y perdiéndose a la vista. El joven perdió el equilibrio y se dejó caer de rodillas, apoyando sus manos en el suelo y respirando pesado.

 

Todo el peso del mundo cayó  sobre Flug, se había besado con su jefe y aunque ya había estado por suceder anteriormente, el deseo y la realidad eran muy diferentes, esto era más fuerte que él. Muchas cosas tal vez muy absurdas pasaban por su mente; eran jefe y empleado, él era un demonio, ambos eran hombres, si es que así podía definir a Black Hat. No sabía si era la emoción del momento o realmente sentía algo por él, ¿Cómo saber si sentía algo por alguien si jamás se había enamorado?, lo peor de la circunstancia era que ahora tenía el deber de dar una respuesta y cualquiera que fuese no tenía idea de cómo cambiaría su vida.

 

En otro lado de la mansión, Black Hat marcaba frenéticamente un número en el teléfono de disco de su recámara. Esperaba impacientemente a que respondieran la llamada mientras sentado en su enorme cama rascaba inconscientemente las cobijas.

 

-¡Comunícame con tu señora!- Gritó en la bocina y esperó otro par de minutos hasta que una voz femenina se escuchó al otro lado de la línea. -¡Belle! Ya lo hice.- Contestó con una expresión abochornada. –Si si, ya solucioné lo de aquellos idiotas, pero eso no importa ahora. ¿Qué debo hacer?- Acalorado se quitó el saco y el sombrero. –No, aun no me da una respuesta.- Se rascó el cuello con nerviosismo, hasta que unas acertadas palabras llegaron a su oído. –Es… una espléndida idea-.

Notas finales:

Las partes con Lemon siempre son las más esperadas en este tipo de fanfics, la cosa es que en este en particular va a tardar en suceder. Pero una vez que suceda, sucederá MUCHO.

 

Para finalizar quiero comentar que esta semana que viene no voy a actualizar por aquello de los trabajos finales de la universidad, así que será hasta la siguiente, pero actualizaré doble.

 

¡Muchas gracias por leer!


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