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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

¡Hola!

 

Aquí les tengo un nuevo capítulo. Me ha estado dando por inspirarme en canciones y advierto que son cursis jaja pero me encantan.

 

Quiero comentar que un par de momentos giran en torno al video de orientación “Los casos perdidos de Saltadilla”, deberán verlo para entender las referencias.

 

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Alan Ituriel y Craig McCracken (Mojo Jojo).

 

Sin más que decir espero que sea de su agrado <3.

 

 

 

ENSAYO DE UNA BOCA.

 

(Fernando Delgadillo)

 

La boca de mi amada es jardín de cerezos,

 

es fuente de agua pura el cuenco donde abrego y acreciento

 

mis ansias.

 

sus labios son renuevos y sus dientes azúcar y es perfume

 

su aliento,

 

y es perfume su aliento remanso inagotables, su voz mientras

 

discurre

 

me arrulla y me alimenta, me acuna y da consuelo.

 

su risa es transparente como el juego del viento,

 

me colma cuando ríe y cuando se va sonriendo,

 

cuando sonríe por nada y cuando por nada vuelvo a invitarle a

 

que sonría.

 

su risa cristalina es mi dicha y es mi premio.

 

y si su boca acusa un suspiro de su pecho

 

me envuelve y me aprisiona, me halaga

 

y más me apresto a reconfortar sus manos,

 

sus labios y su cuello, su vientre de paloma

 

y su delicado vuelo y a modo de su boca

 

es mi boca deseo, su boca es la ventana,

 

su boca es su secreto, es la canción del agua

 

y es lenguaje del alma y es el amor y el tiempo

 

su boca bien amada.

 

la boca de mi amada es jardín de cerezos

 

es huerto de naranjos, de limones y almendros

 

es sombra y es frescura en el molde más perfecto

 

y mi más caro tesoro, porque hoy me lo da todo

 

si me regala un beso.

Ahí estaba de nuevo, refundido en su laboratorio trabajando mientras masticaba de mala gana la comida de esa tarde, usualmente era así, siempre estaba tan sumergido en su trabajo por las tardes que comía en soledad. Estaba verdaderamente molesto, no había sido el mejor de sus días, en realidad no habían sido las mejores semanas que había tenido, desde aquél desastroso día en el que huyó cobardemente de la oficina de Black Hat la situación entre ellos estaba extrañamente tensa. Pasado el suceso el científico había intentado disculparse, pero el demonio le restaba importancia a lo sucedido y no lo dejaba continuar, no parecía tener ánimos de hablar al respecto, se había puesto distante, no intentaba llegar más lejos de un beso sencillo, y aunque su caballerosidad no había desaparecido, no era tan amable como antes. Al joven le apenaba admitir que constantemente se sentía deseoso de un contacto más cercano, ciertamente se había atemorizado aquella vez, pero después de tanta indiferencia llegó a la conclusión de que su extraña ansiedad se debía a la falta de esa sensación tan cálida y emocionante, ya no le molestaría arriesgarse a un poco de dolor.

 

Ahora estaba ahí, en su laboratorio, amarrando a un simio verde con un gran cerebro mientras daba mordidas a una rebanada de pizza. Afortunadamente el animal se encontraba inconsciente, después del último video de orientación no le quedaban ganas de lidiar con su incesante parloteo.

 

La grabación de esa tarde fue sin duda la más molesta hasta ese momento, todo inició normal, pero la situación se tornó incómoda cuando se vio presa de sus celos, escuchar a su adorado jefe resaltar las “virtudes” de otro villano lo hizo descubrir que podía sentir celos, le dolía que la atención de su pareja fuese para alguien más y era muy malo ocultándolo. Se sintió tan patético cuando el demonio decidió retirarse de la grabación después de tantas molestias; los narradores, Demencia, Mojo Jojo  y los celos. Pero entre tantas incomodidades, entre ellas el dolor de una quemadura en el trasero gracias a Black Hat, lo único bueno de su día estaba por venir: atormentar al simio.

 

Black Hat miraba por el ventanal de su oficina, observaba la calle frente a su hogar, siempre tan desolada, los vecinos acostumbraban a tomar otros caminos antes que pasar frente a su mansión y siendo honesto eso le encantaba, tanto como usar a su enemigo como bate. Dejó el teléfono descolgado, estaba harto de atender llamadas de villanos inútiles, aunque amaba recibir dinero, tener que soportar a sus clientes incompetentes como los villanos novatos era cansado, en ese momento había algo importante que debía meditar. Flug estaba molesto, no era la primera vez que lo veía así de fastidiado después de una grabación, pero esa ocasión era distinta, durante varios días había visto una expresión diferente en su rostro. En las semanas anteriores el villano se concentró en darle todo el espacio que el joven pudiese necesitar para sentirse cómodo, no quería presionarlo después de aquél día en su oficina, pero el ambiente estaba cada vez peor. En realidad no sabía qué hacer, su orgullo era demasiado grande como para seguir recibiendo ayuda externa, él era un villano de cientos de años con un magnífico poder, siempre lograba todo lo que se proponía, era estúpido pensar que no podría mantener en paz su propia relación, aunque estaba más acostumbrado al caos.

 

El demonio suspiró pesado, ya era suficiente espacio el que le había dado, era momento de acercarse. Salió de su oficina sin mucha prisa, dejó intencionalmente la línea descolgada, pasó junto a la habitación de Demencia poniendo el seguro de la puerta por fuera, una opción que solo la puerta de la demente chica tenía para poder controlarla en ocasiones especiales mientras la puerta resistiera, esa vez nadie iba a interrumpirlos.

 

Dr. Flug reía descontroladamente, se estaba divirtiendo por primera vez en semanas. El simio había despertado, atado a una plancha de metal, con electrodos pegados a su voluminoso cerebro, asustado, hiperventilando e intentando pronunciar alguna de sus redundantes oraciones, lo último que recordaba era que alguien había tocado a su puerta y todo se volvió oscuro después de abrirla.

 

El científico llenó una gran jeringa de un líquido verde fosforescente, un suero aun no perfeccionado que estaba dispuesto a probar con el animal.

 

-De un genio malvado a otro, Mojo, te diré que esto no te matará.- Inició dando pequeños golpes a la jeringa para sacar las burbujas de aire. -Aunque tal vez lo desees.- Finalizó con una sonrisa imperceptible gracias a su bolsa, pero la felicidad se notaba en su voz.

 

El doctor incrustó con fuerza la aguja en el cuello de Mojo dando en la vena yugular con increíble puntería, el otro villano cerró los ojos sin soltar un solo sonido, ante esto Flug gruñó con molestia y sacó la aguja solo para volverla a clavar en el brazo del simio sin ninguna necesidad, solo quería escuchar el placentero grito de dolor, efímero, que se desvaneció tras caer inconsciente de nuevo.

 

-Excelente, doctor.- Pronunció con voz grave Black Hat, sobresaltando al joven. –Poco sutil pero digno de ver.- Caminó hasta él.

 

-¡Señor! ¿Cuánto tiempo lleva ahí?- Preguntó serio, no era como que le molestara verlo, pero se sentía apenado por su escenita durante la grabación y ahora el demonio lo había observado disfrutar lastimar al molesto simio, el origen de sus celos.

 

-Lo suficiente.- Sonrió con malicia.

 

El científico no respondió, esperaba algo más, otro silencio incómodo invadió el lugar. Durante su labor había pensado en la manera de abordar el tema que lo aquejaba, pero no encontraba una manera cómoda de hacerlo, incluso pensó en simplemente crear algún tipo de afrodisiaco y saltarse algunos pasos penosos.

 

Por otro lado Black se preparaba para hablar sin pena alguna, sabía perfectamente cuál era el origen de sus problemas y estaba cansado de esperar a que todo se arreglara por sí solo. Respiró profundo intentando comenzar pero algo le molestaba.

 

-Ugh quítate esto.- Dijo quitándole bruscamente la bolsa y los googles oscuros de la cabeza.

 

-¡Oiga!- Replicó mostrando una mueca encaprichada y entrecerrando los ojos, la luz lo lastimaba.

 

-Odio esta bolsa.- Comentó y la arrojó lejos.

 

-Yo la necesito.- Respondió seco.

 

-Tenemos que hablar.- Inició ignorando el comentario. –Pensé que todo se arreglaría si solo dejábamos pasar el tema, pero eres demasiado terco como para hacerlo-.

 

-No entiendo.- Contestó.

 

-Sabes perfectamente de que hablo.- Continuó.

 

Flug gruñó con resignación. –No soy terco, es solo que considero que no es algo que debamos ignorar.- Respondió cruzándose de brazos.

 

-¿Cuál es el maldito problema en todo esto? Pensé que si te daba espacio te sentirías más cómodo.- Dijo con molestia, empezaba a alzar la voz.

 

-¿En serio pensaba arreglarlo con indiferencia? ¡Sentí que lo había arruinado todo!- Gritó.

 

-¡Saliste huyendo de mi oficina!-.

 

-Solo… ¡Tuve miedo! Solo fue un momento de temor.- Se justificó, el joven desvió la mirada. –No quería conseguir que me ignorara.- Un par de lágrimas amenazaron con desbordarse.

 

-¡¿Entonces que se supone que debo hacer?! ¿Qué es lo que quieres?- Gritó frustrado.

 

-Perdóneme.- Contestó con voz baja y temblorosa. El demonio cambió su semblante, no esperaba eso. –No quise ser un cobarde, tuve miedo…- Lo miró afligido, su mirada húmeda mostraba su tristeza. –Pero ya no.- Continuó con más firmeza. –No quise hacerle daño-.

 

Black permaneció en silencio, si lo analizaba bien, la situación le había provocado un extraño pesar, tal vez si resultó herido sin saberlo.

 

-¿Qué es lo que quieres?- Repitió más tranquilo.

 

Flug no pudo contestar, le apenaba demasiado. Se acercó un poco, acarició el saco del demonio con ambas manos abriéndolo levemente, deslizó una mano hasta su corbata y la jaló con suavidad, el científico lo miró tímido pero a su vez suplicante, mostraba sus bellas joyas verdes por completo ignorando el dolor que la luz le provocaba, sus ojos se enmarcaban en un tenue rubor y mordía su labio inferior. La acción era tímida pero más que eso resultó ser inconscientemente coqueta. El demonio lo observó admirado, se quedó estático por varios segundos, entendía a la perfección el mensaje y no iba a dejar que la oportunidad se le escapara de las manos.

 

Black lo abrazó por la cintura sintiendo su sobresalto, le sonrió ampliamente con aquella mirada maliciosa y ambos se envolvieron en una sombra. Flug vio como la oscuridad los invadió brevemente, en un parpadeo habían cambiado de habitación, imaginaba que su jefe se había vuelto una sombra junto con él para acortar camino, era un sitio que no conocía pero tenía la certeza de que seguían en la mansión. Pese a la gran oscuridad podía notar algunos detalles importantes, era una enorme recámara de paredes negras, un par de cortinas rojas cubrían un gran ventanal y en el fondo había una gran cama con pabellón.

 

-Esta… ¿Es su habitación?-.

 

-En efecto.- Contestó casi en un susurro.

 

El demonio no lo dejó preguntar más, desató su cabellera y lo sumió en un beso. Black se apoderó de sus labios con suavidad, con ternura, probaba nuevamente esa boca como jardín de cerezos, sus dientes de azúcar, olfateaba complacido ese aliento como perfume fresco, paseaba sus dedos peinando los mechones suaves del doctor, se aferraba a ellos. Amaba esa lengua juguetona y cálida que abrazaba la suya, ambas se resbalaban, danzaban en aquella saliva dulce que ya empezaba a deslizarse por el mentón del doctor. El villano escuchaba gustoso la respiración agitada que soltaba Flug por tan solo un beso, pero es que era el beso más dulce, más cálido y salivoso, se robaba el alma ajena en cada chupar de labios, ni siquiera la sangre opacaba el dulzor de aquella unión.

 

El doctor deshizo entre besos el nudo de la corbata de Black, bajó de a poco su saco dejándolo tirado por algún sitio, el demonio hizo lo mismo con su bata mientras él pasaba a desabrochar la camisa roja después del chaleco. Todo iba tan sereno hasta que el joven sintió como lo empujaban de a poco hasta la cama, sintió sus piernas temblar y su estómago removerse pero el deseo jamás se fue. La cama era mullida y las cobijas muy suaves, todo tenía un tenue olor a la colonia de Black, se dejó recostar, permitió que el demonio lo admirase desde arriba, de pies a cabeza hasta donde su mirada se lo permitiera, era una expresión distinta, había algo tan lindo en ella.

 

-Esta vez nada ni nadie va a interrumpirnos.- Aseguró Black. Bajó su rostro hasta el vientre del chico, levantó de a poco la camisa depositando húmedos besos en su abdomen.

 

-¿Y las llamadas?- Preguntó entre jadeos.

 

-La línea está descolgada.- Respondió.

 

-¿Demencia?-.

 

-Encerrada-.

 

-¿5.0.5.?- Continuó casi inaudible.

 

-No se acerca aquí.- Aseguró. –Voy a matar a quien sea que se atreva a interrumpir este momento.- Sentenció.

 

Continuó desvistiéndolo, sacó su camiseta azul para al fin poder ver ese increíblemente torneado torso, una figura bellamente esculpida, besó su pecho, dejó a su lengua jugar con sus pezones rosados, le encantaba escuchar los pequeños gemidos que soltaba el doctor de vez en cuando, aparentemente era muy sensible. El demonio volvió a besarlo e inevitablemente cortó drásticamente su labio inferior.

 

-¡Auch!- Se quejó instintivamente.

 

Black se separó por un instante, lo miró con desasosiego.

 

-Flug, yo… no puedo ser muy cuidadoso.- Inició serio. –No importa cuanto lo intente, termino lastimándote, estoy hecho para hacer daño-.

 

El doctor lo miró extrañado, realmente le sorprendía una declaración como esa siendo que era algo que ya sabía a la perfección, pero aparentemente el tema estaba afectando al villano. Le sonrió con dulzura, se levantó un poco, tomó la mano del villano y le quitó el guante oscuro descubriendo sus afiladas garras, el joven llevó su mano hasta su abdomen y presionó con fuerza hasta rasguñarse a sí mismo con las garras de Black. El demonio puso una expresión confundida.

 

-Recuerde mi Lord Black Hat, tal como el café hay algunas cosas que me gustan más siendo amargas.- Comentó sonriendo con picardía, lo tomó del cuello de la camisa desabotonada y lo jaló hasta él para besarlo de nuevo, el villano se dejó llevar.

 

El demonio tenía presente que debía contenerse, pero al menos podría estar tranquilo de que no asustaría al joven con un poco de dolor. Se quitó la camisa, mostró su torso ancho bien definido, el científico se dio el lujo de acariciarlo admirado, hacían falta un par de detalles que le daban a entender que al menos los demonios como él no amamantaban.

 

Black presenció atónito el valor del chico quien le quitaba sin reparo el monóculo y el sombrero de copa dejando únicamente el bombín.

 

-Cualquier otra persona habría perdido el brazo por solo acercarse.- Comentó con una amplia sonrisa, mostrando su aterradora mirada oscura y acercándose a lamer su mejilla.

 

-Yo soy su pareja, señor Black Hat, usted mismo ha dicho que ya no soy cualquier persona.- Respondió airoso. Levantó la mano con la intención de quitar también el bombín, pero el demonio reaccionó deteniéndola.

 

-Te recomiendo que no quites ese.- Dijo serio.

 

Flug tragó pesado y solo asintió sin responder nada.

 

Black volvió a su labor, estaba cansado de esperar, desabrochó rápidamente el pantalón del joven mientras se comía su cuello. Flug respiraba ruidoso y acariciaba su espalda con ternura, todo estaba siendo más meloso de lo que esperaba, al menos hasta ese momento. El villano sacó de un tirón el pantalón del chico dejando ver sus tiernos bóxer de avionetas, un detalle que el doctor había olvidado por completo, instintivamente se cubrió apenado, pudo ocurrírsele usar algo más sexy ese día.

 

-Voy a quitarlos de todas maneras.- Comentó burlón.

 

Flug no era el único inexperto en esa habitación, el demonio había tenido varios encuentros antes pero estaba por hacer algo que jamás había hecho, ni siquiera pensado. Black se acercó hasta la abultada entrepierna del chico, presionó con su pulgar comenzando a masajear, el chico jadeaba tendido por completo en la cama y comenzando a arrugar las cobijas con sus dedos.

 

-Ngh… ¡Señor!- Soltó a la par que un gemido al sentir la lengua del villano acariciar su miembro sobre la delgada tela del bóxer.

 

Black continuó lamiendo hasta aburrirse de la áspera sensación de la tela, quería algo más suave, con más sabor. No paró su ritmo, sencillamente rompió la ropa interior y lanzó el trozo de tela lejos, comenzando a lamer directamente el falo erecto y rosado del muchacho. Flug se aferró a las cobijas acallando el ruido que escapaba de su garganta con una mordida en su labio sangrante.

 

-No lo hagas.- Ordenó.

 

-¡Ah!… Black…- Soltó finalmente, dejó de reprimirse, gemía y arqueaba su espalda al sentir la lengua caliente del demonio lamerlo como una paleta.

 

El demonio sabía que introducirlo en su boca con aquellos afilados dientes era peligroso, pero su larga lengua bífida moviéndose serpenteante era suficiente. Lamía toda su extensión y gustaba de detenerse en la punta palpitante, haciéndolo en círculos y llevándose consigo el cristalino líquido que soltaba. El sabor era extraño, pero nada desagradable, aunque lo que más le encantaba era la reacción del joven; adoraba verlo arquearse, sentir como sus piernas empezaban a apretar su cabeza, su rostro teñido de rojo. Pero quería ver más de cerca esa expresión excitada, se levantó y desabrochó su pantalón, debía pasar a otro nivel.

 

-¿Señor?- Pronunció a duras penas el científico, no podía controlar su respiración.

 

Black dejó expuesto su enorme miembro duro, el doctor lo vio con un poco de preocupación, pero esta vez no escaparía. Sin embargo el villano no hizo movimientos apresurados, volvió a bajar esta vez para probar algo distinto, separó las piernas del chico y lo levantó de las caderas, comenzó a lamer su entrada. Flug se sorprendió, era una acción inesperada, aparentemente el perro viejo si podía aprender trucos nuevos.

 

-Mmh… Ah…- Balbuceaba el doctor conforme sentía la salivosa lengua introducirse en él. –Mas…- Susurró.

 

-¿Mm?-.

 

El chico tomó del rostro al demonio y casi como una súplica pronunció. –Que… quiero más-.

 

Black Hat sonrió ampliamente ante la declaración, soltó al científico y se montó sobre él. –Antes me ayudarás con esto.- Decretó.

 

Antes de que el chico pudiera preguntar, el villano lo jaló de la cabellera obligándolo a levantarse un poco y sin previo aviso, aprovechando el quejido de dolor que había soltado, le introdujo su enorme miembro en la boca y comenzó a moverse. Flug sintió que se atragantaba, cerró los ojos y apretó el brazo de su jefe con fuerza intentando que lo soltara, no era algo totalmente inesperado, después de todo tratándose de Black Hat no podría ser solo pan y miel. Pasados los segundos Black lo soltó de a poco, pero el doctor no dejó de moverse, había sido repentino y quizá un poco aterrador, pero le asustaba más darse cuenta que esa brusquedad lo había excitado, continuó chupando al mismo ritmo, dejándolo entrar en su boca hasta donde fuese posible. El demonio lo observaba embelesado, lo hacía estremecer a sobremanera, sentía la pequeña lengua del doctor abrazar y lamer en círculos mientras rítmicamente lo succionaba.

 

Black lo detuvo abruptamente. –Doctor… esto va a dolerle mucho.- Comentó jadeando y relamiéndose los labios. –Es un aviso.- Finalizó.

 

Antes de cualquier réplica, lo tumbó en la cama de nuevo, tomó sus piernas rodeándose a sí mismo con ellas y se posicionó para entrar. El doctor solo pudo aferrarse a los hombros del demonio, sintió un dolor punzante y como poco a poco su pareja se abría paso dentro de él.

 

-¡Gah! ¡Duele!.- Gritó.

 

El villano no se detuvo, continuó entrando, haciendo presión en la estrecha entrada del joven. Eran caderas angostas y un cuerpo delicado, pero aun así estaba dispuesto a entrar por completo a pesar de su gran tamaño.

 

Un último empujón lo hizo lograrlo, estaba dentro, observó al chico; cerraba los ojos con fuerza y respiraba con dificultad. Acarició su mejilla, el joven lo miró, un par de lágrimas escurrieron al instante, sabía que era un dolor tal vez insoportable pero no iba a detenerse, al fin lo tenía ahí, servido en bandeja de plata completamente a su merced, se había entregado a él por voluntad y tomaría lo que era suyo sin dudarlo.

 

Black se acercó hasta su cuello y clavó sus afilados dientes comenzando a moverse, el joven gritó de dolor y no paró de hacerlo. Flug gritaba, los movimientos eran suaves y lentos, pero aun así el dolor estaba presente, sentía su vientre abultarse y sus piernas temblar, pero… algo sucedió. Repentinamente una sensación electrizante recorrió su cuerpo, a cada estocada Black empezaba a tocar un punto que lo hacía vibrar.

 

-¡Ah! Si… siga… mas…- Gimió.

 

El demonio, sorprendido, obedeció y aumentó la velocidad. El doctor gemía cada vez más y Black salivaba y gruñía como un animal. Flug no era el único que denotaba estar sumido en placer, el villano cambió su dura expresión enojada de siempre por una más suave, ligeramente perdida.

 

Las estocadas se volvieron bruscas, Black penetraba duramente al chico quien lo abrazaba con las piernas y gemía con la boca completamente abierta y la mirada perdida, se aferraba a la espalda de su jefe enterrando las uñas y el demonio lo mordía a cada oportunidad relamiendo la sangre. La sensación no frenaba, seguía recorriendo su cuerpo en cada embestida, ya no existía nada, solo el embriagador olor a sudor, el sabor metálico de la sangre en sus labios y esa tortuosa y placentera electricidad que los quemaba por dentro.

 

-¡Grg! ¡No es suficiente!- Gruñó Black Hat.

 

El del sombrero levantó al chico sin cuidado y lo sentó sobre él sin separarse, con increíble fuerza lo levantaba y dejaba caer con dureza.  Flug sentía como alcanzaba más profundidad en él, se aferró a su cuello y se dedicó a besarlo entre gruñidos y jadeos. El joven se sentía en el límite, estaba exhausto y algo amenazaba con salir.

 

-¡Señor!- Inició entre gemidos ahogados. –No… puedo más.- Finalizó.

 

Después de un breve escalofrío dejó salir su líquido blanquecino y caliente entre su abdomen y el pecho del demonio, se recostó en el hombro de Black pero este no dejaba de moverse.

 

-¡Aun no terminamos!- Sentenció el villano.

 

Volvió a recostar al científico en la cama, el ritmo de las embestidas cambió, eran más lentas pero mucho más bruscas, empezó a perder su forma y Flug continuaba a duras penas. Aunque antes había tenido sexo, eso era diferente, mucho más fuerte y placentero, no tenía control.

 

Tras varias estocadas, el demonio se aferró al muchacho y dejó salir todo su semen dentro de él, llenándolo.

 

-Ngh… está caliente.- Susurró Flug.

 

Black jadeaba exhausto, lentamente salió escuchando un quejido, quizá de dolor, de placer o por la extraña sensación del semen ajeno saliendo de su cuerpo. Lo miró, milagrosamente aún permanecía despierto, estaba tal vez más cansado que él y aun así estaba ahí dedicándole una tenue sonrisa, se acercó a besarlo tiernamente sintiéndose correspondido de inmediato, se recostó a su lado y lo abrazó dejando que se acurrucara en él. Era una escena demasiado tierna para un par de villanos, pero que más les daba, ese momento era solo suyo y el resto del mundo no existía, el demonio se permitió descansar también, suspiró satisfecho, se había enamorado de la persona ideal para él.


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