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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

¡Hola! Estoy de vuelta.

 

Les traigo un nuevo capítulo que básicamente es continuación directa del anterior, es un poco pequeño peeeeroo…. En uno o dos días actualizo de nuevo jaja esto porque el siguiente capítulo es un poco… peculiar, diferente al resto y ya está listo, solo diré eso jiji.

 

Ahora, voy a definir un término no mencionado en el capítulo pero que lo describe.

 

La Limerencia se define como un estado mental involuntario, resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra, combinada con una necesidad intensa de ser correspondido. Este término como tal no tiene una etimología, de hecho no lo encuentran definido por la RAE, esto es debido a que este término fue acuñado (en realidad como “limerence”) en los años 70 por una psicóloga en su libro "Amor y limerencia: la experiencia de estar enamorado"  resultado de una entrevista sobre temas románticos realizada más de una década antes y fue elegida más que nada por el sonido al pronunciarla. En sí, se trata de ese estado de enamoramiento intenso inicial, aquello que es estar “Locamente enamorado” y según algunos estudios puede durar de 6 meses a 3 años.

 

Quiero aclarar que esto no significa que lo sentido por ninguno de los protagonistas sea mera ilusión, si no que están en esa etapa inicial de una relación, todos los problemas de “reacomodo” que vienen con el tiempo, pronto aparecerán.

 

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Alan Ituriel y Craig McCracken (Mojo Jojo).

 

Sin más que decir espero que sea de su agrado <3.

Se negaba a despertar, sabía que su alarma estaría próxima a sonar, sentía que había dormido lo suficiente pero su cuerpo estaba pesado y no tenía ánimos de levantarse. Poco a poco comenzó a reaccionar, haciéndose a la idea de que inevitablemente tendría que empezar su día, pero algo era diferente; la cama era más suave, se sentía acalorado, olía distinto y… alguien lo abrazaba. Tras sentir otra presencia el chico castaño abrió los ojos asustado topándose con su jefe dormido junto a él, acurrucado, fue entonces que los recuerdos vinieron a él, suspiró tranquilo, por un segundo olvidó lo sucedido y que no se encontraba en su habitación.

 

Se preguntaba cuántas reglas rompieron, no solo como villanos, habían desperdiciado todo un día de trabajo. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que durmió tanto, si los cálculos no le fallaban ambos durmieron más de doce horas, Demencia continuaba encerrada, no trabajó nada en la grabación y un sujeto de prueba continuaba atado en su laboratorio sin ningún tipo de vigilancia. Realmente Black Hat estaba dejando mucho de lado por él y eso lo halagaba pero también lo hacía temer, no quería afectarlo en ningún aspecto.

 

Mientras divagaba acarició la mejilla de Black, incluso dormido se veía molesto. Repentinamente el demonio abrió los ojos sobresaltando al científico, sonrió con malicia.

 

-¿Quiere una segunda ronda, Doctor?- Preguntó atrapándolo por la cintura.

 

-¡Señor!- Dijo alejándose instintivamente. –Debemos empezar a trabajar, dejé a Mojo en el laboratorio y…- Se excusó, intentó levantarse pero un dolor punzante lo hizo perder el equilibrio y caer de la cama al suelo. –Auch, auch, auch, auch…- Decía tendido en el suelo boca abajo. –Mi cadera…-.

 

Black lo miró desde arriba, desconcertado. Repentinamente soltó una risotada burlona ganándose una mirada de desprecio por parte del doctor.

 

-Parece que fue mucho para ti.- Comentó entre risas.

 

-No se burle de mí, no puedo levantarme.- Suplicó.

 

-Eres un debilucho.- Contestó serio.

 

El demonio se puso de pie, aun llevaba puesto el pantalón, comenzó a desabrocharlo. Flug lo miró nervioso e intentó levantarse, asustado.

 

-Jefecito, espere, aún estoy adolorido y…- Intentó, nervioso.

 

-Cállate.- Gruñó.

 

Se bajó el pantalón dejándolo tirado como todas las prendas de la noche anterior, tenía puestos unos bóxer ajustados de color negro. El científico lo vio acercarse, agacharse hasta donde él estaba y cerró los ojos resignado, pero no era lo que pensaba. Repentinamente Black lo cargó en brazos con delicadeza, caminó hasta una puerta cercana entrando en la habitación aledaña, el baño. Flug observó detenidamente el sitio, era lujoso y muy espacioso, con un gran jacuzzi en medio, a diferencia del resto de su habitación, y de hecho de cualquier cosa en esa mansión, era un sitio iluminado adornado de colores aperlados, dorado y blanco, muy agradable a la vista. El demonio lo dejó cuidadosamente en el borde de mármol que rodeaba la tina y se dispuso a llenarla en silencio.

 

Era extraña tanta atención de su parte y ni una sola palabra de por medio, Flug solo lo veía preparar el baño, trajo botellas, que el doctor suponía eran algún tipo de jabón o esencia, y vació un poco de su líquido en el agua, las burbujas empezaron a aparecer y todo el sitio se llenó de un agradable aroma, sin duda el demonio era muy atento a su aseo personal.

 

Black se quitó el resto de la ropa provocando que Flug agachara la cabeza, apenado. Volvió a cargarlo en brazos y se metió en la tina junto con él, tomó un paño suave y se dedicó a limpiarlo como si fuera una muñeca.

 

-Señor… No es necesario, yo puedo…- Empezó.

 

-Silencio.- Ordenó tajante.

 

El demonio estaba seguro de que ni siquiera se había dado cuenta del estado en el que estaba, su piel estaba llena de mordidas que aún eran sangrantes, chupetones, rasguños y todavía no verificaba más abajo. No es como si se sintiera culpable, realmente solo creía que era su deber darle su merecida atención a su pareja después de lo de anoche.

 

Flug lo observaba atento, no sabía si disfrutarlo, realmente se sentía bien. Black era muy dedicado en lo que hacía, pasaba el paño con suavidad sobre su piel y constantemente lo veía a la cara, le daba la impresión de que se cercioraba de no provocarle malestar. Le ponía nervioso cuando tocaba ciertas partes, pero aun así era lindo que se preocupara por él de esa manera, incluso pasó a lavar su cabello, sentir como acariciaba los mechones lo hizo relajarse y cerrar los ojos.

 

-No te acostumbres.- Dijo mirándolo desde arriba, sobre sus rodillas, mientras el doctor se dejaba hacer y deshacer sentado en el suelo de la tina.

 

-Si señor.- Susurró contento y mirándolo sonriente desde abajo, con esa expresión tierna que ponía en jaque a Black.

 

-No estás tan mal.- Comentó. –Pronto podrás volver a la contienda.- Dijo sonriente, con toda la intención de molestarlo.

 

Flug lo miró con picardía en respuesta. –Tiene razón, señor.- Contestó, esa vez no iba a arruinarle el rato.

 

Su jefe ladeo la cabeza desconcertado, en realidad no esperaba esa respuesta. El científico se puso de rodillas, a su altura, no podía moverse mucho pero con gran esfuerzo hizo a Black sentarse y se montó sobre él. En ocasiones era como apretar un botón que desataba a un joven atrevido, solo en intimidad parecía sentirse con el poder de controlar la situación, el chico era sin duda tímido la mayor parte del tiempo pero tenía sus momentos de liviandad, de concupiscencia e incluso de fiereza cuando se molestaba. Era camaleónico sin duda y eso le gustaba, siempre tan impredecible.

 

Flug se atrevió a besarlo, lentamente sumergió su mano en el agua hasta sostener la entrepierna del demonio, este jadeó al contacto. El doctor no lo dejó hablar o replicar, simplemente continuó masturbándolo mientras lo besaba  y el demonio no estaba negado a ello. Black se recargó en la pared del jacuzzi, tomó al chico de las caderas y lo presionó contra él, sus miembros se rosaban y Flug se ocupaba de mantenerlos unidos.

 

Hat sabía que se encontraba adolorido aun, pero se lo comían las ansias por hacerlo suyo de nuevo.

 

-Flug, te quiero coger.- Comentó sin reparo, lascivo.

 

El doctor lo miró abochornado. –No lo diga de esa manera.- Contestó indignado.

 

-¿Eso es un sí?- Preguntó burlón.

 

-No… me tiene que preguntar.- Respondió en voz baja. Un cambio de actitud radical a la mostrada en la recámara, pero ciertamente el demonio no era el único ansioso, además de haberse relajado bastante durante el baño.

 

-Lo sé, era una cortesía.- Dijo, arrogante.

 

Black besó su pecho, su piel era tan suave y sensible, apenas presionaba un poco y dejaba marcas enrojecidas que duraban varios segundos. El científico ya estaba listo, en la posición que necesitaba, solo bastó hacer presión para unirse de nuevo, gimió y sus piernas flaquearon.

 

Ahí estaba otra vez esa mirada cautivada que dedicaba el demonio cuando veía esa fina figura temblar entre sus brazos, teñirse de carmesí, jadear exhausto y perderse en el placer. Maldecía por dentro, maldecía a aquella sensación divina que lo inundaba, esa calidez, ese revolver de sus entrañas cuando tan hermoso ser se derretía por él.

 

No pasó mucho para que la voz excitada del chico retumbara por las paredes de la habitación, el rose suave debajo del agua lo hacía estremecer.

 

-Ah…Aah… Black…- Gemía, solo en ese estado se atrevía a llamarlo sin tanto respeto como acostumbraba.

 

El villano se movía lento, evitaba rasguñarlo y contenía las ganas de morderlo, ya estaba lo suficientemente lastimado como para volver a reabrir heridas.

 

-Voy ah… a terminar…- Comentó avergonzado y un momento después se corrió.

 

Como la última vez el demonio continuó, empezaba a desesperarse, no podía actuar bruscamente como deseaba, sin embargo Flug lo notó, él había disfrutado bastante el ritmo pero podía suponer que no era suficiente para su pareja. Temiendo arrepentirse más tarde, el doctor se impulsó de los hombros de su jefe y comenzó a marcar el ritmo el mismo, más rápido y brusco. Admirado y sintiéndolo como un permiso, Black siguió el juego y clavó las garras en sus caderas, gruñía y jadeaba ruidosamente, se sentía abrazado por el cálido interior del joven, la sensación bajo el agua era gloriosa. Tras un par de duros movimientos consiguió terminar también, nuevamente dentro del chico.

 

Ambos suspiraban cansados, aun unidos y abrazados.

 

-No puedo levantarme.- Comentó Flug prendido del cuello del villano.

 

Black se levantó junto con él sin ningún esfuerzo, lo sostuvo de las piernas y lo sentó en el borde de la tina saliendo finalmente de su interior.

 

-Tendré que lavarte de nuevo.- Se quejó.

 

 

 

Más tarde ambos al fin terminaban de arreglarse para comenzar su jornada laboral. El doctor había decidido adelantarse y poner en orden todo lo inconcluso del día anterior comenzando por lo más importante, se dirigió hasta la habitación de Demencia, sorpresivamente la puerta estaba intacta, quitó el seguro y con temor la abrió, esperaba un duro golpe, un empujón, encontrarse con un gran agujero en el muro o una escena desconcertante pero no fue así. En el suelo a unos cuantos pasos de la puerta estaba Demencia, en decúbito lateral abrazando una maceta, Flug estaba seguro que había visto esa planta en otro sitio antes, la chica estaba profundamente dormida y en su mejilla visible tenía una marca negra que la atravesaba, parecía como si una lágrima teñida en maquillaje hubiese corrido por ahí. El científico se sintió preocupado, pero despertarla y preguntar podría ser una acción mortal, sencillamente decidió dejar la puerta emparejada y dejar que continuara durmiendo si así lo necesitaba, ya le explicaría a su jefe que estaba indispuesta. A pocos cuartos de distancia estaría su gran oso azul, 5.0.5. dormía en una pequeña habitación a pocos metros de la suya, era una gran mansión pero aun así preferían permanecer en habitaciones no tan alejadas entre sí, la más lejana era la de Lord Black Hat. Flug entró con confianza a la tierna recámara del oso, un cuarto de paredes rosadas llenas de dibujos de flores coloridas, todo el sitio estaba adornado siempre de dibujos nuevos del artista peludo y azul.

 

-Buenos días 5.0.5.- Saludó al oso quien recién se despertaba.

 

El animal se sentó en su enorme y mullido cojín redondo en el que siempre dormía, se estiró y saludó al doctor con una sonrisa.

 

-Es hora de trabajar.- Comentó y lo acarició gentilmente en la cabeza.

 

Flug se dirigió a su laboratorio, había una última cosa importante de la que debía ocuparse. Entró al sitio con mucha precaución, bajó la escalera con cuidado y en cuanto tuvo oportunidad tomó un arma de uno de sus gabinetes, una pistola ovalada, blanca y con el mango y la punta rojos, anduvo con cuidado para al fin encontrarse con el simio aun atado, dormido y todo en orden, suspiró tranquilo.

 

-¡Bueeenos días Mojitooo!- Gritó despertando al mono. -¿Listo para continuar?- Preguntó sonriente.

 

-No, no estoy listo.- Soltó. -¿Quién podría estar listo? Y no, esa no es una pregunta que deba responderse, se llaman preguntas retóricas, porque definitivamente nadie podría estar listo para continuar con eso…- Continuó.

 

Flug viró los ojos, se arrepintió de preguntar, ese mono era todo un fastidio al hablar. Preparo otra jeringa, quería acabar con eso, él hacía que dejara de ser divertido.

 

-¡Hola nerd!- Saludó una voz aguda detrás de él, el doctor soltó la aguja y el frasco al suelo, ambos se rompieron. –Uy, se rompió.- Comentó inocente.

 

Flug se giró molesto. -¡Demencia! No grites así, ¿ya viste lo que hiciste?-.

 

La chica se encogió de hombros, tenía los ojos enrojecidos, el doctor lo notó de inmediato y cambió su semblante.

 

-¿Estas bien?- Preguntó preocupado.

 

-¿Eh?-.

 

-¿Pudiste dormir?- Indagó.

 

-¿Dormir? ¿Quién podría dormir?- Inició Mojo interrumpiéndolos. – ¡Nadie! Esa es la respuesta a la pregunta que he realizado, nadie podría dormir con ese ruido incesante, eran como un grupo de monos aulladores y no monos aulladores que estuvieran tranquilos, sino monos aulladores que hacen mucho ruido, y eso es solo una analogía porque yo soy un mono y no aulló ni hago sonidos tan desagradables que impiden el sueño a cualquiera que intente dormir…-.

 

Flug se talló la cara bajo la bolsa, no necesitaba pasar por eso, era evidente que el villano de cuarta no iba a callarse, cargó el arma que momentos antes había sacado y la apuntó a Mojo, disparó un pequeño dardo con sedante y en poco tiempo el mono cayó dormido.

 

-Al fin…- Suspiró el doctor, sacó una radio. –Hat Bots, llévense esto.- Ordenó.

 

-La verdad si eran como monos aulladores.- Comentó la chica.

 

El científico la miró molesto y la amenazó con el arma, en realidad no sabía si realmente se había enterado de lo de anoche o lo decía para molestarlo, pero no tenía energías para lidiar con eso.

 

-Es broma tontito.- Dijo la joven, lo palmeó con fuerza en la espalda baja.

 

-¡Nhg! Auch.- Se quejó de inmediato y se dobló del dolor sosteniéndose de una mesa cercana.

 

-Que exagerado.- Dijo extrañada y se marchó del lugar.

 

El golpe ni siquiera había sido muy fuerte pero había librado una dura batalla esa mañana que le dejó secuelas. Era afortunado que no tuviera que hacer demasiado ese día, solo debía ocuparse de terminar la nave que Belle le había solicitado hace tiempo y gracias al rayo encojedor podía hacer los pedidos de gran escala en una pequeña mesa, como si armara un juguete y después darles el tamaño deseado, de igual manera debía progresar en el proyecto de la “Flor fétida”. Se preguntaba cuanto tendría que “practicar” para que dejara de dolerle tanto, aunque conociendo a su novio tenía la certeza de que lo haría muy seguido.


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