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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

¡Hola hermosísimos lectores!

Perdonen la laaarga espera, las vacaciones se acaban y tenía que preparar algunos detalles para el regreso, además… empecé escribiendo un capítulo que según yo tendría unas 15 o 20 páginas, pero no sé qué pasó xD y resultaron 35 jaja la verdad es que tenía mucho tiempo (casi desde que empecé el fanfic) queriendo llegar a este punto, me emocionaba mucho escribir este capítulo, así que espero no decepcionar a nadie.

Para la parte más emocional de este capítulo me inspiré en una canción que me gusta mucho… o más bien su procedencia, es “Our love is God”, esta canción proviene del musical de Broadway “Heathers”, antes que ser un musical fue una película de los años 80 (una de mis favoritas). La película es buena, se las recomiendo mucho, la cuestión es que la película no es un musical, este lo pueden encontrar completo en youtube (no subtitulado) tiene una temática más relajada a la de la película, de hecho hasta divertida, sus canciones son excelentes, si quieren verlo les recomiendo ver antes la película para que vayan con una idea. Las canciones del musical las pueden encontrar en videos individuales, especialmente en ¡Animatics! (Amo los animatics), la mayoría son magníficos, en lo personal me encantó la versión de esta canción que hizo “Elemental FA” y de otras que incluiré más adelante, la verdad son muy buenas. Como siempre les pongo aquí abajito la letra en ambos idiomas, solo quiero mencionar que será solo un fragmento, la letra incluye diálogos entre los protagonistas que no van al caso.

¡El lemon de este capítulo está inspirado en el arte de Cats Dont Draw! Pueden encontrar su página en Facebook o en purr-no-graphic.tumblr.com Encontrarán mucho arte bonito de esta pareja <3

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Alan Ituriel, Craig McCracken, Maxwell Atoms, David Feiss, J. G. Quintel, Pendleton Ward y 4 son míos jaja…

Sin más que decir espero que sea de su agrado <3.

 

OUR LOVE IS GOD

[J.D.:]

They made you cry

But that will end tonight

You are the only thing that's right

About this broken world

Go on and cry

But when the morning comes

We'll burn it down and then

We'll build the world again...

Our love is God

 [VERONICA:]

Are you okay?

 [J.D.:]

I was alone

I was a frozen lake

But then you melted me awake

See, now I'm crying too

You're not alone

 [VERONICA:]

You're not alone

 [J.D.:]

And when the morning comes

 [VERONICA:]

When the morning comes

 [J.D.:]

We'll burn away that tear, and raise our city here...

 [VERONICA:]

Raise our city here...

 [J.D. & VERONICA:]

Our love is God

 [J.D.:]

We can start and finish wars

 [J.D. & VERONICA:]

We're what killed the dinosaurs

We're the asteroid that's overdue

The dinosaurs choked on the dust

They died because God said they must

The new world needed room

For me and you

 

[J.D.:]

I worship you

I'd trade my life for yours

They all will disappear

We'll plant our garden here

 [VERONICA:]

Plant our garden here

 [J.D.:]

Our love is God

 [VERONICA:]

Our love is God

 [J.D.:]

Our love is God

 [VERONICA:]

Our love is God

 [J.D.:]

And when the morning comes

They'll both be laughing stocks

 [J.D. & VERONICA:]

So let's go hunt some jocks!

[J.D.:]

We can start and finish wars

We're what killed the dinosaurs

We're the asteroid that's overdue

[J.D.:]

...I worship you

I'd trade my life for yours

We'll make them disappear

We'll plant our garden here

Our love is God

Our love is God

Our love is God

 [VERONICA:]

Our love is God...

 [J.D.:]

Our love is God...

 [VERONICA:]

Our love is God...

 [J.D.:]

Our love is God...!

 

-Aah… Si, Flug… -Jadeó.

 

-¿Le gusta así, jefe? –Preguntó complaciente.

 

-Más duro. –Gruñó.

 

-Podría lastimarlo.

 

-Solo obedece.

 

-Está bien. –Respondió, aplicó más fuerza.

 

-Uh… Justo así, no te detengas. –Dijo aferrándose a la almohada- ¿Por qué no hicimos esto antes?

 

Black Hat se encontraba recostado sobre su gran cama, boca abajo, con el torso desnudo,  abrazaba con fuerza una almohada. Flug se hallaba de piernas abiertas montado sobre el demonio, masajeaba su espalda con dedicación, acariciaba su piel con ternura, se detenía de vez en cuando en los sitios que le eran indicados. Un par de horas antes, el científico le había propuesto a su pareja masajearle la espalda, al principio el villano se mostró rejego, pero finalmente aceptó, dándose cuenta que quizá esa era la mejor idea que habían tenido. Black suspiraba complacido, nunca se había sentido tan relajado, las finas manos del doctor se movían habilidosas por toda su espalda.

 

-Quizá porque a usted le gusta ser arisco conmigo a veces. –Comentó risueño.

 

-No se quiera pasar de listo, doctor. –Respondió molesto.

 

-Tal vez quiera… -Dijo para sí, en un susurro inaudible.

 

Flug deslizó sus manos con lentitud, acariciando la cintura del demonio, bajando de a poco, se dio el lujo de tocar el trasero del villano y detenerse ahí. Black no reaccionó, lo miró de reojo, extrañado, el joven estaba inmerso y se mordía el labio inferior. Con una sonrisa de satisfacción, el demonio se giró rápido, haciendo que el joven se tambaleara, lo sostuvo evitando que cayese o moviese de su lugar, ahora el doctor estaba montado sobre él en una postura bastante sugestiva.

 

El doctor tardó en entender el giro de las circunstancias, repentinamente se encontró sobre una poderosa erección oculta bajo un par de prendas, el villano le sonreía con picardía, sostenía sus muñecas con una sola mano, haciéndolo apoyarse sobre su abdomen. El rostro del científico enrojeció, sentía la tremenda excitación de su pareja bajo de sí, no estaba seguro si se debía al masaje de antes o a alguna idea que pasó por su cabeza, pero sabía lo que iba a suceder, no tardó mucho en sentir su propio pantalón ajustarse. Eso le encantaba, el ser oscuro tenía una gran facilidad de hacerlo sentir deseoso, y admitía que le halagaba saber lo mucho que era deseado por él.

 

-Señor… yo quiero… -Intentó.

 

Black lo haló de las muñecas, atrayéndolo y derribándolo sobre él hasta que pudo alcanzar su rostro. Lo besó, sencillamente comenzó a besarlo como acostumbraba a hacerlo cada noche que pasaba con él; un beso rudo, mojado, que le robaba el alma, sentía que perdía el aliento en aquel par de labios suaves y sumisos, siempre cedían a sus exigencias. Le gustaba enredarse en la lengua del chico, morderla, hacerla sangrar, no dejarlo respirar, succionar, tragar su saliva, dejar todo en aquel beso. Siendo un demonio le gustaba hacer las cosas con intensidad, a veces con vehemencia, otras con crudeza. Era placentero sentir como trepidaba entre sus garras, a veces sin saber dónde colocar sus manos, simplemente terminaba enganchándose de su cuello, de este modo Black aprovechaba para jugar con su cuerpo, rasgaba la piel de su espalda arrancando quejidos, jadeos o hasta gemidos incontables veces.

 

-Mgh ahh… Black… -Gimió el joven a duras penas.

 

Flug apenas respiraba, sentía como su entrepierna se frotaba con el gran bulto en los pantalones del demonio, deseaba deshacerse de su estorbosa ropa cuanto antes. Sentía como Black deslizaba sus garras bajo su camisa, le causaba un dolor ardoroso que vergonzosamente terminaba por ser placentero, odiaba admitir que cada noche se volvía masoquista, pero era satisfactorio saber que no era el único. En más de una ocasión intentó desatar ese gusto, aparentemente culposo, en el demonio, pero terminaba por ser evadido, había estado estructurando un plan bastante peligroso, su terca curiosidad lo impulsaba a intentarlo, solo le quedaba esperar no morir en el intento.

 

La mano del doctor se escabulló dentro del pantalón de Black, el enorme falo del demonio estaba mojado y resbaloso, sentirlo lo hacía estremecer. Sin soportarlo más, desabrochó ambas braguetas dejando sus miembros expuestos, aprovechó aquella humedad para hacerlos frotarse acrecentando la excitación del demonio, provocando su desesperación y, en conjunto, logrando que intentara deshacerse de toda prenda. Flug sintió como era despojado de sus ropas, pero era imposible que el villano lo hiciera solo con sus manos, entre besos echó un vistazo corroborando la presencia de un par de extensiones extra entre ellos, de nuevo los tentáculos de aquella vez. Se preguntaba si eran parte de las tantas habilidades del villano o era algo relacionado a su fisiología y a su sexo.

 

Poniendo a prueba su plan, Flug aprovechó un movimiento distraído para morder con fuerza al demonio, haciéndolo sangrar.

 

-Agg ¡¿Pero qué mierda?! –Soltó Black, apartándose rápido, mirándolo con enojo.

 

Flug permaneció estático, nervioso, las mejillas del villano estaban enrojecidas, de su barbilla goteaba una sangre oscura y espesa. No sabía si su mente le estaba haciendo una mala jugada o realmente había sentido un ligero espasmo en el miembro del demonio y lo estaba viendo temblar. Recobrando su valor volvió a acercarse.

 

-Señor, permítame. –Suplicó.

 

Black permaneció estático mientras el científico relamía la sangre de su barbilla, limpiaba el hilillo que se había formado en su cuello, y sin ninguna delicadeza volvió a morderlo con fuerza.

 

-Ah… Mgh… -Soltó un gemido ronco.

 

Se aferró a la espalda del joven, incrustando las garras, presionó su cabeza contra su cuello como invitándolo a continuar. Flug continuó mordiéndolo, se abrazó a él, rasguñó su espalda sintiéndolo temblar. Repentinamente, el par de tentáculos se enroscaron en sus muslos, haciéndolo sobresaltarse.

 

-No te detengas. –Ordenó el demonio, con una voz severa y una mirada molesta.

 

El doctor continuó, cada vez más nervioso, sentía como las largas extensiones se deslizaban hasta enroscarse en su cintura, lo levantaban de a poco. Black se sentó, cerraba los ojos, respiraba agitado, aún se aferraba a él.

 

Sin previo aviso, el científico sintió una fuerte punzada y una sensación electrizante recorrerle.

 

-¡Aah! ¡Auch! –Gritó.

 

Los tentáculos habían tirado de él con fuerza, provocando que fuese penetrado bruscamente por el demonio.

 

-Ugh Black Hat. –Llamó, su voz era lene, unas pequeñas lágrimas se asomaban en sus ojos.

 

Eso había sido doloroso, solo pudo atinar a sujetarse con fuerza. La fuerte punzada tardó en desaparecer, pero fue remplazada poco a poco por una sensación excitante, lo llenaba por dentro, sin demorar, el demonio había comenzado a penetrarlo con movimientos duros y lentos. Por alguna razón el doctor tenía un enorme deseo de provocarlo aún más, volvió a besarlo, continuó mordiendo, sentía como el villano reaccionaba, pero aun así se dejaba hacer y deshacer mientras continuaba embistiéndolo con fiereza. Le llenaba de impotencia no tener algo más con que provocarle ese dolor que le encantaba, Black poseía un umbral del dolor poderoso, forjado a través de los siglos, debía ser creativo.

 

-Gah aah… aah siga… más fuerte. –Dijo entre balbuceos.

 

Con las mejillas ruborizadas, los ojos llorosos y la boca abierta, el doctor gemía descontroladamente, no podía volver a morder, solo enterraba las uñas en la espalda de su pareja. Por otra parte Black se dedicaba a penetrarlo sin cuidado, lo abrazaba, dejaba que sus tentáculos lo sostuvieran de los muslos y tiraran de ellos alcanzando más profundidad en ese interior caliente y estrecho. Estaba encantado con la variedad de sensaciones, con los sonoros gemidos del joven, necesitaba más.

 

El villano se detuvo, se giró recostando a Flug sobre la cama, salió de su interior, el joven jadeaba y salivaba con los ojos entrecerrados.

 

-Que… ¿Qué sucede? –Preguntó con voz entrecortada.

 

Black Hat no respondió, se acercó a lamer su cuello, su pecho, su lengua bífida serpenteaba sobre su piel aperlada en sudor.

 

-¿Por qué tienes esto? –Preguntó de repente el villano.

 

Confundido, el chico se miró. -¿Mis pezones?

 

-Pensé que solo las hembras de tu especie amamantaban. –Mientras hablaban, el demonio contorneaba el rozado pezón del científico con su dedo.

 

-Así es, en los hombres es inservible. –Explicó.

 

–Ya veremos. –Contestó sonriente.

 

Black comenzó a lamerlo, incluso a estirarlo enroscando su lengua alargada. Flug jadeó, era delicioso, pero no terminaba ahí; el demonio jugueteaba, acariciaba su piel con extraña ternura, sintió a los tentáculos enroscarse en su miembro y comenzar a masturbarlo. Parecía muy empeñado en volverlo loco esa misma noche, el doctor debía hacer su jugada pronto, terminar esa idea estúpida que estuvo planeando. Con gran temor, articuló una palabra que paralizó al villano.

 

-**********… -Pronunció. Era una palabra inentendible, incomprensible para oídos humanos, pero que el científico conocía bien y había aprendido a decir, era el auténtico nombre de Black Hat.

 

El doctor lo sintió tensarse, vio como agachaba la cabeza y permanecía quieto. Por varios días estuvo pensando en la posibilidad de hacerlo, con la suposición de que la situación podría volverse más personal, más íntima, si lo llamaba por su verdadero nombre. Tenía en cuenta que lograr pronunciar su nombre real era una sentencia de muerte inmediata, Black mataba todo lo que lo llamara, pero no lo mataría a él por eso ¿Verdad?

 

-¿**********? –Intentó nuevamente.

 

El villano levantó la cabeza, rápido y de una manera escalofriante, lo miraba con una expresión que se quebraba, su ojo se tornó oscuro y su pupila puntiforme se volvió rojiza, varias porciones de su piel se abrieron mostrando, como si fueran párpados, ojos de diferentes tamaños, penetrantes e inyectados en sangre. El doctor estaba paralizado en miedo, salió de su trance solo cuando algo intentó morder su pierna, la piel del demonio se abría, esta vez para mostrar bocas de afilados dientes.

 

-Repítelo. –Ordenó una voz en su cabeza, grave y que generaba un eco.

 

-Se… ¿Señor? –Pronunció con un nudo en su garganta.

 

-¡Repítelo! –Ordenó nuevamente.

 

-**********… -Contestó asustado.

 

Entre aquella expresión extraña y desconcertante, Black sonrió con satisfacción. Tomó por la cintura al aterrado doctor, lo hizo recostarse boca abajo, levantó su cadera y lo sostuvo con fuerza. Flug no se resistía, temía empeorar la situación. Soltó un fuerte alarido cuando se sintió nuevamente penetrado por el villano, de manera brusca, introduciendo su miembro entero de un solo movimiento.

 

Black parecía estar fuera de sí, embestía al científico duramente, cerraba los ojos, salivaba, tiraba de su cabello con una mano y con la otra lo presionaba contra la cama. Su cuerpo se volvió aterrador, continuaba dejando marcas sobre la delicada piel de Flug con los dientes que aparecían en su cuerpo, entre las piernas de ambos se enroscaban los tentáculos, se deslizaban serpenteantes. No podía controlarse, estaba por completo en éxtasis, lo dominaba esa electricidad excitante que nacía de ver al joven sometido. El origen de su desequilibrio yacía en haber escuchado su nombre en esa voz enardecida, aquella palabra desataba instintos salvajes, escucharla de esa manera quebró su juicio por completo, no podría matarlo, pero si podía comérselo de esa manera si así le apetecía, de todas maneras el chico lo había provocado.

 

El doctor soltaba gemidos roncos, su garganta dolía por el esfuerzo, la postura era incómoda, su piel ardía y su vista se ahogaba en pequeñas lágrimas, aun así estaba al borde del delirio, a pesar del dolor el arrobamiento perseveraba, su cuerpo le anunciaba un pronto final.

 

Una de las extensiones ondulantes del demonio se enroscó en el miembro del científico, lo apretó con fuerza permaneciendo así, sin moverse.

 

-Ugh señor… necesito ¡Ahh! –Comentó con dificultad al sentir aquel contacto.

 

-No voy a dejar que termines antes que yo. –Sentenció, sin detenerse.

 

Flug abrió los ojos, estupefacto, hizo un intento fallido de moverse. ¿Había escuchado bien? Si así era, entonces estaba perdido, el villano era de carrera larga, solía resistir bastante más que él cuando tomaba el control, el orgasmo estaba próximo, tenía un deseo muy fuerte de eyacular, pero ahora el demonio se lo iba a impedir obligándolo a resistir hasta el final, no estaba seguro de cómo iba a resultar eso.

 

-Ahh no, espere. –Inició con urgencia- Señor, necesito hacerlo.

 

-Huff ¡Callate! –Gruñó.

 

El doctor empezó a removerse, estaba desesperado, la culminación era acuciante, tenía la necesidad perentoria de llegar a ella, quiso encogerse, levantarse, pero la fuerza de Black era inmensa.

 

-¡Señor por favor! ¡Ah! No puedo más. –Gimió, continuaba el ritmo pero estaba exhausto- Es demasiado.

 

-¡Aún no! –Respondió molesto.

 

-No puedo sentir las piernas… –Se quejó.

 

Black Hat se apoyó sobre la cama, acorralándolo, dejando que el cansancio de su novio lo mantuviera quieto y sus caderas hicieran el resto.

 

-¡Mgh ahh! Lo necesito, señor, por favor. –Rogó- ¡**********!

 

Tras escuchar aquello envuelto en ese tono suplicante, Black lo soltó dejando que el joven por fin rezumara en su vientre. Ni siquiera necesitó moverse más, el mismo espasmo lo hizo terminar también, se dejó fluir en el interior del joven, su expresión se relajó dejando ver un rostro complacido y apacible, poco usual en él.

 

En cuanto se sintió libre, Flug se dejó caer en la cama, no podía sostenerse más, las piernas le temblaban, le dolían las caderas, intentaba regular su respiración, eso fue más de lo que podía soportar.

 

-Ay virgencita… -Se quejó, tenía la cara contra las cobijas- Esto va a doler más mañana.

 

El villano continuaba de rodillas, estaba concentrado en normalizarse, su cuerpo entero se ponía en orden lentamente.

 

-No lo vuelvas a hacer. –Comentó serio.

 

-Cuente con ello. –Contestó, aun no se movía de su sitio.

 

-Límpiate y duerme. –Ordenó- No quiero que seas un desastre mañana en la fiesta.

 

-Ngo e edo mobr. –Balbuceó.

 

-¿Qué?

 

-Que no me puedo mover. –Respondió finalmente levantando la cara del colchón- Me duele mi… todo.

 

Black arqueó la ceja. –Quizá otra ronda te de ánimos. –Comentó con mofa.

 

Flug se erizó. – ¡No! Yo… ¡Ya! Ya me levanté. –Contestó incorporándose con dificultad, caminó hasta el baño dando traspiés, ignorando la punzada en su cadera.

 

-Maldito idiota, es muy tierno. –Dijo para sí, con una sonrisa ladina.

 

 

 

Al día siguiente la mansión se volvió un caos, desde muy temprano el doctor se había dedicado a organizar el evento, llevaba a cabo toda petición que el dueño de la mansión le daba, Hatbots y Hatbutlers iban y veían por todas partes acatando las órdenes del científico, el enorme salón estaba casi listo, solo tenía que hacer ligeros ajustes, como quitar una de las sillas que días atrás estaba reservada para Aku en vista de su reciente desaparición, lo que quedaba era poco aunque importante, debía preparar a su suplente. Cada año era igual, Flug se encargaba de los preparativos previos a la celebración, su jefe se encargaba de guiar el evento, de ese modo solo le quedaba atender a los petulantes y engreídos villanos que asistían, pero en esa ocasión sería distinto, su labor finalizaba en los preparativos, esa vez sería un invitado más a la celebración, no estaba seguro si eso era mejor o peor, las veces anteriores lidiaba con ellos por deber, mantenía su mente ocupada en solo servirles, esa vez tendría que convivir con ellos y admitía no estar muy cómodo con eso, casi por suerte logró convencer a Black Hat de invitar a Demencia y 5.0.5., de ese modo no se sentiría tan intimidado, sabía que contaba con Belle, pero no tenía idea si ella estaría disponible todo el tiempo, era quizá la villana más popular aliada a la organización. Teniendo en cuenta su ausencia como parte de la servidumbre, decidió traer ayuda especial, en el laboratorio se hallaban los tres agentes que atacaron la mansión, aquellos que ahora eran simples muñecos a su disposición, los vistió de traje y preparó para convertirlos en los sirvientes perfectos, solo esperaba que todo saliera bien.

 

Se dirigió a la cocina, debía supervisar al chef, 5.0.5. se encontraba dando vueltas por toda la cocina apurado por la hora, se le encomendó la importante tarea de preparar los bocadillos de esa noche, siempre lo lograba en tiempo y forma, pero ahora también era un invitado, debía sobrarle tiempo. Flug pasó desapercibido por varios minutos, hasta que el gran oso azul lo notó, parando sus maniobras lo saludó con la cara llena de harina.

 

-¿Qué tal todo? –Preguntó enternecido.

 

El oso hizo una señal aprobatoria en respuesta, aunque se le notaba estresado.

 

-No te preocupes, terminarás a tiempo, empezarán a llegar hasta las siete. –Dijo intentando calmarlo.

 

5.0.5. hizo un gesto dulce, inclinó la cabeza y dio un par de toques en el pecho del doctor.

 

-¿Qué ocurre?

 

El animal juntó las manos, mostró emoción y siguió señalándolo.

 

-Oh…             ¿Quieres saber sobre “eso”? –Preguntó abochornado.

 

-¡Baw! –Respondió animado, asintiendo.

 

-Uh no lo sé, aún lo estoy pensando. –Se rascó la nuca, parecía ser un tema incómodo- Ya está listo pero… no estoy seguro de cómo vaya a reaccionar.

 

El oso le dio un par de palmaditas en el hombro, animándolo.

 

-Lo decidiré después, además el jefe ya debe estar harto de mis idioteces. –Comentó risueño.

 

-Lo dudo. –Respondió una voz femenina a su espalda- De hecho eso parece gustarle mucho.

 

Flug se giró rápido, un poco exaltado. Se trataba de Belle, la dama se veía espectacular, llevaba puesto un vestido largo sin tirantes, de encaje negro, ampón, corto de enfrente, la adornaba un corsé en la cintura, sus piernas tenían medias largas negras enganchadas a ligueros del mismo color, calzaba unas zapatillas pequeñas de charol y varias joyas la atildaban.

 

-Lady Belle, no la esperábamos tan temprano. –Dijo sorprendido.

 

-Decidí cometer la descortesía de llegar antes. –Se encogió de hombros- Creí que necesitarían un poco de ayuda en vista de que todos asistirían.

 

-Es muy amable, pero no podría dejarla ayudarnos.

 

-¡Tonterías! –Chasqueó los dedos- Dryadalis. –Llamó, una gran sombra apareció junto a ella.

 

-Mademoiselle. –Contestó el pooka e hizo una reverencia.

 

-Ayuda al experimento 5.0.5. a terminar sus labores. –Ordenó.

 

-Lo que ordene. –Respondió y de inmediato se acercó al experimento.

 

Flug solo observó, conocía a ese ser, siempre permanecía en silencio junto a la villana en cada aniversario.

 

-Flug, cariño acompáñame. –Dijo tirando de la bata del doctor- Lord Black Hat nos espera en el salón.

 

En el gran salón, el gran señor de la mansión supervisaba el trabajo de un par de Hatbots que colgaban en la pared un gran cuadro.

 

-¿Le gustó, mi lord? –Preguntó de repente Stephania. La cantante y la artista ciega observaban la maniobra.

 

-Eso debería preguntarlo yo. –Dijo Radharani.

 

-Te tardaste, querida.

 

-Es adecuado. –Respondió finalmente el demonio.

 

-Le encantó. –Murmuró Radha.

 

-Señorita Chanteur. –Llamó mirándola por fin- ¿Su orquesta está lista?

 

-Por supuesto mi lord, están desempacando los instrumentos.

 

-Bien…

 

Las puertas del salón se abrieron dejando entrar a la pequeña villana y al doctor.

 

-Black Hat, señor ¿Qué necesita? –Preguntó Flug.

 

El demonio se acercó hasta él, puso su brazo en los hombros del muchacho y señaló con la barbilla el cuadro que los robots colgaban.

 

El doctor se ruborizó, se trataba de aquel cuadro que la artista ciega había pintado para el villano, era tan detallado que parecía una fotografía, en él se apreciaban ambos, el demonio se encontraba de pie con los brazos en la espalda, vestía un traje antiguo, un saco de color vino, largo con una capa negra sobre sus hombros, debajo llevaba una camisa blanca abotonada hasta el cuello y su clásico sombrero de copa tenía adornos de encaje, perlas y pedrería, vestido así parecía un conde. A su lado se encontraba el doctor, sentado en una silla en una postura tres cuartos con las piernas juntas y sus manos descansando en estas, daba ligeramente la espalda al demonio, llevaba un traje muy similar al que lady Belle le había obsequiado, de saco y pantalón negros, con una camisa tinta y un corbatín de holanes blancos, su cabello se aderezaba con un moño victoriano de encaje negro y lo que parecía un enorme rubí en el centro de este. A diferencia de la expresión llena de arrogancia que portaba el villano, el rostro del joven brillaba con tenue melancolía. Era como aquellas pinturas antiguas de matrimonios de la alta sociedad.

 

-Es… precioso. –Dijo Flug, anonadado.

 

-Lo adora. –Murmuró Stephania.

 

-Era obvio. –Respondió Radharani.

 

-Pensé que era para su galería personal. –Comentó el doctor.

 

-Desde que te quitaste esa estúpida bolsa de la cabeza frente a todos, ahora tienes varios… admiradores. –Respondió molesto- Debo dejar en claro que me perteneces.

 

-De hecho usted me la quitó. –Murmuró- ¿Eso significa que puedo usarla esta noche?

 

-¿Qué? ¡No! Detesto esa bolsa. –Espetó- De hecho, quiero que te la quites de una vez.

 

Black intentó arrancársela, pero el científico lo esquivó.

 

-Aún quedan un par de horas para la fiesta. –Se excusó, nervioso.

 

-Te di una orden ¡Quítate eso! –Gritó.

 

El demonio intentó quitársela de nuevo, pero una vez más el doctor lo evitó. Empezaron a forcejear, el villano batallaba para alcanzar su cabeza, Flug se alejaba y sostenía las manos de su jefe para que no lo tocara. Entre el movimiento, el científico tropezó y cayó al suelo, Black no perdió la oportunidad para intentar arrebatársela pero el chico se arrastraba y removía por el suelo.

 

-¡Quédate quieto, maldita sea! –Gritó molesto.

 

-¡No quiero, odio estar sin mi bolsa enfrente de todos! –Respondió aterrado.

 

Repentinamente, la villana de piel aguamarina se acercó cautelosa, en un movimiento rápido le sacó la bolsa de la cabeza, el par de revoltosos quedaron estáticos, expectantes a lo que la mujer iba a hacer.

 

-Deben saber que se ven ridículos haciendo esto. –Comentó indignada- Parecen un par de infantes. –Regañó- Por cierto Flug, yo también repudio esta bolsa de papel. –Comentó, sin más preámbulos rasgó la bolsa por la mitad.

 

-¡No! –Gritó el doctor, en vano, la bolsa quedó irreparable- Era la última que tenía. –Lloriqueó y dejó caer la cara contra el suelo en donde aún seguían ambos.

 

-Es lo que te ganas por hacer ese tremendo berrinche. –Reprendió, molesta y con las manos en la cintura- Ahora, los dos arriba, no lo repetiré dos veces.

 

Ambos se pusieron de pie, Black desviaba la mirada, eso hería su orgullo, pero no le gustaba contradecir a Belle.

 

-Ahora, si son tan amables y tienen un poco de educación ¿Podrían saludar a la recién llegada? –Pidió, señaló a un individuo más en el salón que no habían notado hasta ese momento.

 

Ambos la miraron desconcertados. Junto a Belle se encontraba una niña, o al menos eso parecía, era una jovencita menuda, de piel clara, ojos castaños, cabello pelirrojo y recogido, que llevaba puesto un vestido de ballet color perla; tutú de tul, mangas de organza y un leotardo adonado con perlas. De hecho, las tres mujeres, aparte de Belle, estaban vestidas del mismo color, Stephania llevaba un vestido largo de corte princesa con mucho encaje y amplio escote, mientras que Radharani tenía puesto un traje, saco y pantalón color perla, de un corte moderno, que cubrían una camisa y corbata negras.

 

-Usted debe ser la danzante de quien tanto me han hablado. –Dijo Black, indiferente.

 

La niña hizo una pequeña reverencia y le sonrió.

 

-Su nombre es Anni Chabriola. –Habló Stephania.

 

-Es muda. –Completó Radharani.

 

Anni dijo algo en lenguaje de señas.

 

-No es necesario. –Respondió Black, entendiendo a la perfección el mensaje.

 

Flug jamás la había visto, y por lo que entendía, su jefe tampoco.

 

La jovencita, volvió a decir algo dirigiéndose a Flug.

 

-Uh… Discúlpeme, no domino el lenguaje de señas.

 

-Te está preguntando tu nombre. –Aclaró Black.

 

-Oh, Flug, puede llamarme Flug ¿Tendrá un acto esta noche?

 

-Su debut. –Empezó Stephania- Ella en realidad es una niña, apenas hemos vivido juntas un año. Misma historia, muda, inmortal y la mejor bailarina de este planeta, puede bailar lo que sea, es espléndida. –Aseguró orgullosa.

 

-Bastante ambicioso para una humana de su edad. –Comentó el demonio, con una amplia sonrisa maliciosa- Tal vez tenga un gran futuro.

 

-Espero que lo que haga sea divertido, no como la música de ancianos de la sorda. –Espetó Demencia desde el techo.

 

La chica lagartija se dejó caer, justo entre ellos.

 

-Hola Blacky. –Saludó risueña.

 

-Escucharte siempre es una monserga. –Contestó Stephania, indignada.

 

-Y para mí es un placer ser… lo que sea que dijiste, víbora. –Respondió Demencia, con obvia intención de provocarla.

 

-¡Demencia! –Intervino el doctor- ¿No deberías estar arreglándote para esta noche? –Dijo tratando de evitar el conflicto a sabiendas del carácter que poseía la cantante.

 

-Ya estoy lista. –Sonrió inocente.

 

-De ninguna manera, no asistirás vestida así, ve a cambiarte. –Ordenó el demonio.

 

-Querida, traje algo para ti esta vez. –Comentó Belle, emocionada- Vamos, te ayudo.

 

Belle le extendió una mano, tenía su característica sonrisa dulce, esperó paciente una respuesta. El Alebrije la miró dudosa, siempre era muy amable con ella, no importaba cuanto se esmerara en despreciarla, insistía en tratarla cariñosamente. Se fijó en Black Hat, la veía amenazante, esperando cualquier reacción negativa para gritarle, resignada aceptó la mano de la villana y se dejó guiar a donde fuese que la llevara, se fue con un puchero y sin decir nada más.

 

Black le hizo una seña al científico para que hiciera lo mismo. El doctor se fue sin dudar, llegó a su habitación encontrando a 5.0.5. acicalado y con un lindo esmoquin negro, le presumía sonriente su vestimenta.

 

-El individuo 5.0.5. está listo, mi deber ha finalizado. –Anunció Dryadalis saliendo de las sombras.

 

Flug se abatató un instante hasta que lo vio dirigirse a la salida.

 

-Uh… Se lo agradezco. –Intentó, pero el pooka ya estaba lejos- Te ves bien, 5.0.5. –Dijo finalmente.

 

El experimento sonrió, después lo señaló.

 

-Yo empezaré justo ahora, aunque siendo honesto no tengo idea de que usaré. –Comentó rascándose la nuca.

 

Recordó aquella cita con el demonio, vestirse fue todo un martirio, pero el origen de ese problema era el no poseer ningún atuendo decente, esta ocasión era distinta, después de una larga semana de disculpas con obsequios, su armario estaba atiborrado de trajes de distintos diseños y colores, ahora le sobraban opciones.

 

 

 

En otra parte, Demencia sufría, se aferraba con fuerza a su tocador, no podía respirar y era obligada a no moverse.

 

-Ugh ¡Ya! Está muy apretado. –Se quejó.

 

-Tranquila cariño, te verás espectacular con esto.

 

Lady Belle Mort tiraba con fuerza de los cordones de un corsé que la chica lagartija llevaba puesto forzosamente, la villana había batallado bastante para convencerla de usarlo.

 

-Esto es muy estúpido, ya tengo una perfecta figura. –Comentó simulando indignación.

 

Belle rio enternecida. –Eso es muy cierto, pero no está de más. –Amarró los cordones- Listo.

 

-Al fin…

 

-Me hubiera encantado que aceptaras usar las medias. –Dijo rebuscando en una gran caja.

 

-Si no tienen rayas en rosa y negro, jamás. Apresúrate, no quiero seguir en ropa interior frente a ti.

 

-Vaya, no creí que eso te importara.

 

-Si fuera frente a Blacky, no. –Suspiró enamorada.

 

La dama le dedicó un instante una mirada llena de pesadumbre, le entristecía que siguiera tan empeñada en ese amor, se preguntaba si algún día la joven buscaría felicidad en otra parte. Volviendo a su semblante habitual, le extendió una prenda.

 

-Ten, cielo, esto es tuyo.

 

-Wow… -Soltó admirada al ver la prenda.

 

Demencia se lo arrebató de las manos, no pasaron más de dos minutos cuando la chica ya lo tenía puesto y se admiraba frente al espejo. Era un vestido largo con cola, sin tirantes, en color fucsia y negro, la falda tenía un diseño de llamas en todo el borde y sobre su cadera se enroscaba un moño ancho adornado con un pequeño cráneo.

 

-¿Te gusta? –Preguntó con un parpadeo esperanzado.

 

Ser amistosa con la pequeña mujer iba en contra de todo en lo que creía, simplemente asintió fingiendo desinterés.

 

-¡Esplendido! Ahora siéntate, te arreglaré el cabello.

 

La villana cepillaba con dedicación y ternura la larga cabellera de la joven. Demencia se sentía un tanto incómoda, era extraño recibir tanta atención, especialmente de una villana con cientos de sirvientes que posiblemente evitaban a diario que ella moviera un dedo.

 

-Jamás vas a lograr domarlo. –Comentó seria- Solo átalo. –Le extendió un pequeño aro con estoperoles.

 

-De acuerdo. –Rio- Tienes un cabello muy lindo.

 

Belle se colocó frente a ella y rodeó su cuello con un pequeño collar negro, deteniéndose y descansando los brazos en sus hombros.

 

-Y un rostro también bastante lindo.

 

Demencia se ruborizó ¿A que venía tanta amabilidad? Era incómodo para ella… o extraño.

 

 

 

Ya duchado, llegó el momento de la elección. El doctor trató de recordar durante el baño todas sus posibilidades de vestuario, pero eran demasiados, pensó que la misión sería dura, sin embargo fue más sencillo de lo que esperaba. En cuanto abrió el armario sus ojos se posaron en el único conjunto en colores rojo y negro que tenía, si no se equivocaba, las parejas acostumbraban a usar vestuarios que combinaran en las fiestas, tal vez sería un buen detalle hacerlo esa noche. El traje era perfecto, saco y pantalón negro de un corte moderno y ajustado, chaleco negro y una camisa roja abotonada hasta el cuello, se colocó en la cabeza un sombrero gacho color negro que hacía juego, admitía que lo lucía bien.

 

-¿Qué tal me veo?

 

-¡Baw! –Exclamó encantado.

 

El doctor se miró al espejo, solo había algo que no le gustaba. Esa noche sería obligado a mostrar su rostro frente a todos a pesar de los largos años que lo habían visto con una bolsa de papel en la cabeza. Muchos le habían dicho que era atractivo, que su rostro era hermoso y hasta se atrevieron a llamarlo perfecto, pero él solo podía ver unas terribles marcas que lo apenaban, suponía que todo el mundo tenía algo estúpido de que avergonzarse de sí mismo, el problema era que vería cara a cara a los seres más intimidantes y con menos tacto de todo Hatsville. Suspiró estresado, sintió como su oso lo abrazaba por la espalda, Flug sonrió.

 

-Al menos no estaré solo.

 

-Baw. –Dijo dando golpecitos sobre la cajonera.

 

-No te preocupes, no lo he olvidado. –Abrió uno de los cajones y sacó un pequeño objeto que guardó de inmediato en la bolsa interior de su saco- Intentaré ser valiente.

 

 

 

En el gran salón, el dueño de la mansión miraba impaciente su reloj de bolsillo, no abriría las puertas ni un minuto antes o después de la hora acordada, esperaba que su doctor fuera puntual esa vez. También estaba listo, no podía faltar la presencia de su gran elegancia, portaba su típico saco largo, un chaleco rojo, camisa negra y un corbatín negro abultado, su bastón con un cráneo en la empuñadura y un cigarro entre sus labios. Su ansiedad crecía, aunque no entendía por qué, solo había una pequeña pero importante diferencia esa noche. 

 

-¿Nervioso? Mi lord. –Preguntó de repente Belle, recién había llegado junto con Demencia, quien husmeaba entre los instrumentos que los músicos colocaban junto a un pequeño escenario improvisado.

 

-No sea ridícula lady Belle. –Respondió indignado.

 

-¡¿Alguien puede sacar a la lagartija de aquí?! –Gritó Stephania, furiosa.

 

Belle rio. –Yo me ocupo de eso.

 

Por la puerta se asomó un tímido joven de mirada verde, captó de inmediato la atención de un demonio estresado, quien lo miró con aquel brillo de admiración que solo él conocía y percibía aunque no fuera tan notorio. Sin una palabra de por medio, el villano tomó su mano y la besó galante, resaltando el rubor en las mejillas del científico.

 

-Ya es hora. –Comentó Black mirando su reloj.

 

 

 

Sin duda alguna, aquello era más agotador que una jornada laboral bien cargada. Todo empezó bien, Black Hat había pasado el rato hablando con los invitados, llenándose de elogios, manteniendo en todo momento al doctor a su lado, no hacía falta presentarlo, por la manera en que la noticia había corrido por todos lados, ya era bien conocido como el doncel del sombrero, aún así los comentarios incómodos y miradas que denotaban burla estaban presentes.

 

-¡Hola! Hace tanto que quería conocerte, pequeñín. –Saludó entusiasta la conocida villana intergaláctica Ékrixi Anaiiram Sónica, fornida mujer de mohicano rosa que siempre llevaba un casco con visor, acostumbraba a usar un traje plateado de cuerpo completo y grandes botas, esa noche solo llevaba un vestido largo con vistosas hombreras y estaba acompañada de su pequeño pterodáctilo blanco, fabricado en la organización por el científico.

 

-Hola… en realidad ya me conocía, yo fabriqué al subordinado que la acompaña hoy. –Comentó Flug, tímido.

 

-¡Claro que sí! –Rio estruendosamente- Eres muy bromista, no olvidaría una cara como la tuya. –Le dio una fuerte palmada en el hombro- Hacen una linda pareja, señor Black Hat. –Se agachó hasta el oído de Flug- A puesto a que tú eres la princesa ¿Verdad amigo? –Volvió a reír- Es broma, no te tomes las cosas tan en serio.

 

El doctor no estaba seguro de cómo responder, esa actitud animada y bromista lo desconcertaba un poco viniendo de una villana.

 

- ¡Hey Stingray! –Saludó a un joven de cabellera blanca a lo lejos- Los veo después. –Se despidió.

 

-Eso fue un poco…

 

-Incómodo. –Completó Black- Esa actitud tan positiva y descuidada me da escalofríos.

 

Flug rio, le parecía gracioso darse cuenta que el evento era tan molesto e incómodo para el villano, como lo era para él, ahora solo quedaba preguntarse por qué seguía haciéndolo cada año.

 

-¿Quién es esa?

 

El doctor buscó a quien el demonio miraba, era una vampiresa de apariencia joven, de cabello negro, piel grisácea, con un parche en su ojo izquierdo, tenía puesto un vestido muy corto y una capa larga y llamativa.

 

-Oh, es Ailyn Gema Valdoom, la hija más joven de los Valdoom.

 

-¿Qué hace aquí?

 

-Bueno, sus padres insistieron en que debía asistir y conocer a todos, después de todo, heredará el negocio familiar.

 

-Ugh… la próxima vez consúltalo conmigo.  –Dijo con fastidio.

 

Desde el extremo del salón, se aproximaba un individuo que Flug sabía bien que no quería tener cerca, Hunson Abadeer, si se hablaba de individuos de actitudes anormales, entusiastas, con una gran habilidad para decir cosas fuera de lugar, en el primer lugar estaría el molesto vampiro.

 

-Uh…Señor, ¿Le parecería bien si yo…?

 

-Largo. –Interrumpió- No quiero a ese tipo cerca de ti.

 

Flug atendió la indicación de inmediato, se dirigió a su mesa, pero alguien tiró de su brazo enganchándose en él.

 

-Hola lindura. –Saludó Ailyn- ¿Qué tal si vienes un rato conmigo a mi mesa? Caballero de mirada verde. –Ofreció, la chica se apegaba y le miraba, coqueta.

 

-Yo em… -Balbuceó, intentaba despegarse- Es muy amable pero… estoy con…

 

-Ya se con quién estás. –Viró los ojos fastidiada- Pero vamos, no puedes preferir a un demonio amargado antes que a una top model como yo.

 

Flug la miró ofendido, pero antes de que pudiese responder, un brazo enganchó su cuello.

 

-Hey señorita Valdoom. –Llamó, era un chico de piel azul, cabello alborotado y afilados colmillos, que vestía una gabardina larga cerrada de pies a cuello, apoyaba uno de sus seis brazos en los hombros del científico.

 

-¿Qué quieres Umbra? Estoy ocupada.

 

-Oh, verás, no lo escuchaste de mí, pero Cininda Lleyi estuvo hablando mal de tu vestuario. –Inició- Dijo que te veías… vulgar.

 

La vampiresa reaccionó ofendida, miró a todas partes del salón. -¡¿Dónde estás?! Espantosa arlequín. –Refunfuñó mientras se marchaba.

 

-Y se fue. –Dijo el chico araña, soltó al doctor- Será mejor que no te le acerques mucho, le gusta la atención, estuvo persiguiéndome por media hora hasta que se distrajo. –Le extendió una mano- Dominos Umbra Aranea, un placer.

 

-Doctor Flug Slys. –Respondió el saludo, estaba más relajado, si Black lo veía con esa chica así, podría ser su fin… o el de ella, aunque eso ultimo no sonaba tan mal.

 

-En realidad ya nos conocemos, pero nunca nos presentamos adecuadamente.

 

-Sí, lo sé, conozco a todos en realidad, aunque parece que apenas soy visible para ellos.

 

-Amigo, sería imposible no tomarte en cuenta ahora si eres tan apreciado por el más grande y venerado villano de la historia. –Explicó con obviedad- Antes eras un subordinado, ahora podría decirse que eres el segundo al mando.

 

Flug rio. –Claro que no, el señor Black Hat no compartiría su poder con nadie.

 

-Bueno, no explícitamente. –Admitió- Pero a juzgar por esa pintura en la pared, podrías pedirle el mundo y él te lo obsequiaría.

 

Flug no replicó, la realidad era que dentro de toda esa amargura había alguien bastante complaciente, e incluso tierno… a su manera. Todo aquello tenía un poco de realidad, pero no buscaría jamás abusar de eso, menos autoproclamarse el segundo al mando.

 

-Ven, vamos a mi mesa, hay alguien que quiere verte. –Sugirió Umbra.

 

Atravesaron el salón, caminaron entre villanos que charlaban y presumían arrogantes sus logros, por primera vez pasando desapercibidos. Se dirigieron a una de las mesas del fondo, junto a ella estaba la mesa de Black Hat, preparada para los colegas más cercanos al lord de la mansión. El doctor se había ocupado de seleccionar a los subsidiarios que consideraba más agradables cerca de aquella mesa en la que también se sentaría, era algún método de escape por si las cosas se ponían tensas. Al llegar, un par de caras conocidas lo saludaron, eran Farfala y Spectre.

 

-Hola Flug… Oh perdón, lord Flug Slys. –Se burló la chica de tres ojos.

 

-Lindo cuadro… y moño. –Rio Spectre.

 

-Alto chicas, lo avergüenzan. –Defendió Dominos.

 

-No es problema. –Comentó el doctor, divertido- Admito que es vergonzoso que esté ahí colgado.

 

-Es un lindo detalle. –Dijo Farfala con un tono más amistoso- Resalta tu belleza. –Le guiñó el ojo.

 

-Gracias. –Respondió de repente Radharani mientras se sentaba junto a ellos.

 

Los cuatro la miraron extrañados por su presencia.

 

-Um Señorita Chitrakaar, usted tiene una silla en la mesa de lord Black Hat.

 

-Orco y el diablo rojo me molestan. –Respondió tajante- Prefiero estar aquí.

 

-Parecen muy entusiastas esta noche, no han dejado de charlar. –Comentó Belle sentándose también- Si me permiten, también me gustaría estar aquí por un rato.

 

-Tal vez deba pedir que traigan más sillas. –Dijo Flug para sí.

 

-Seeep. –Contestó Demencia sentándose igualmente- La mesa de allá es aburrida.

 

Flug llamó a un Hatbutler y le dio la indicación. Un flash cegó su delicada vista, cuando dejó de vislumbrar, observó cómo Domina Edgy texteaba algo en su teléfono móvil en frente de él.

 

-Ay disculpa, pero cuando te vi ahí no pude perder la oportunidad de hacerlo. –Se justificó la chica- Todos en el grupo se volverán locos por esa fotografía.

 

-¿Grupo? –Preguntó confundido.

 

-Si, en HatBook duh. –Respondió con obviedad- Tú y el Lord tienen un enorme club de fans ahí, te enviaré invitación. –Finalizó y se marchó sin más.

 

La atención se volvía abrumadora, era imposible pasar desapercibido. Se sentó también, entre la artista ciega y lady Belle, se dedicó a mirar a los músicos, a Stephania interpretando una bella melodía en violín, si no se equivocaba era “La Campanella” de Paganini, muy cercana a ella se encontraba la pequeña Anni danzando al ritmo de la música, era impresionante, se movía delicadamente, expresaba mucho en cada paso, hacía movimientos fluidos como el agua y en cada salto caía como una pluma, era hermoso.

 

-Debe verse magnífico. –Comentó Radha- A veces me gustaría no ser inmortal, si no lo fuera, al menos tendría un ojo para admirar esa escena. –Suspiró nostálgica- Aunque creo que ha valido la pena.

 

-¿Lo ha valido? –Cuestionó Flug, siempre consideró a la inmortalidad una maldición.

 

-Sí, pude conocerlas a ellas. –Respondió con menos seriedad de la habitual, mostraba una media sonrisa- Hay sacrificios que valen la pena si aprendes a reconocer lo esencial, incluso algunas personas pueden convertir lo que era doloroso en algo hermoso. –Finalizó poniendo un dedo en la mejilla de Flug, acariciando su cicatriz.

 

El doctor sonrió, quizá esa noche sería mejor de lo que esperaba.

 

-Pero miren que interesante reunión. –Comentó una voz robusta de mujer.

 

Quizá había hablado muy pronto, la villana ciempiés estaba haciendo su primera aparición de la noche, ataviada con un sencillo vestido entallado de cuello de tortuga, largo hasta donde sus extremidades se lo permitían, un par de caballeros de armadura roja la acompañaban, portaban alabardas y no parecían tener rostro, el yelmo solo mostraba oscuridad en su interior.

 

-Está en lo correcto, madame Chienne. –Contestó Malum Kranus, un interesante individuo de energía maligna casi tan antiguo como el mismo Black Hat, pero era indudablemente todo un pelmazo sin cerebro.

 

-Villanos de paso, subordinados inútiles… -Dijo con arrogancia- …y no podía faltar la gentuza –Finalizó mirando a Belle.

 

Belle la miraba fulminante, intentaba guardar la calma mientras bebía té en una taza de porcelana.

 

-Sabe Doctor Flug, realmente me sorprendió su presencia esta noche. –Fingió inocencia- Ha sido muy osado mostrar… esa cara frente a todos.

 

-¿Qué quieres Chienne? –Intervino la dama aguamarina.

 

-Oh nada, nada, solo venimos a convivir con los inferiores.

 

-Es un acto de caridad. –Completó Kranus y comenzó a reír.

 

-¿Caridad? ¿Quién te crees? –Preguntó Spectre, ofendida.

 

-Oh mira Kranus, la lastimosa recogida de las calles intenta decirnos algo. –Se inclinó hasta mirarla de frente- Querida, tú eras nada antes de Black Hat, y aun así sigues sin ser alguien ¿Crees que con tu poder insignificante y tu patética actitud de niña miedosa puedes hacer algo contra mí?

 

Spectre Mistress bajó la cabeza con impotencia.

 

-Chienne, ¿Qué podemos esperar de ellos? Parecen ser devotos a esta patética escusa de científico que vino a manchar el nombre de la maldad en persona.

 

-¿Qué? –Cuestionó el doctor, no entendía que sucedía, cuál era el motivo de todo eso, no recordaba haberse metido con nadie para ser tratado así. Miró esperanzado a lo lejos, Black charlaba tranquilo sin darse cuenta.

 

-Oh vamos querido, no digas que no te has dado cuenta ¿El señor Black Hat enamorado? ¿Qué crees que ha dejado todo aquello? El más grande efector de la maldad, aquel que detestaba cualquier muestra de afecto, repentinamente parece sentirse atraído por un humano, además un hombre. –Dijo la mujer con desdén.

 

-Bien, ya dijiste suficiente, perra. –Interfirió Demencia- ¿Qué es esto? ¿Es la forma estúpida en la que muestras tus celos?

 

-¿Qué dices? –Contestó ofendida.

 

-Por favor. –Rio- Estás loca por Black Hat por eso haces esto, pero a él no le interesas.

 

Chienne soltó una sonora carcajada. –Oh cariño ¿Lo dices tú? Patética humana que besa el suelo por dónde camina.

 

Demencia se levantó de su silla y se posicionó frente a ella. –Bueno, al menos vivo en su casa y valora mi trabajo, mientras tú le pagas para estar cerca, él me paga a mí por lo mismo.

 

-Ni siquiera viviendo a su lado lograste quedarte con él.

 

-Y tú no pudiste conquistarlo ni teniendo un imperio.

 

Chienne gruño furiosa y la apuntó amenazante con su mano roja. –Mira niña…

 

Demencia la interrumpió sosteniendo su brazo y apretándolo con fuerza, todos en la mesa tragaron pesado, sabían bien que la chica lagartija tenía una fuerza descomunal capaz de romperle el brazo. Chienne la miraba enfurecida sintiendo la terrible presión, pero repentinamente sonrió, la mujer le tomó el brazo a la chica con la otra mano. Al principio Demencia no se inmutó pero un escozor la hizo gritar de dolor y soltarla, sin embargo la villana ciempiés no lo hizo, siguió sosteniéndola mientras ella intentaba zafarse.

 

-¿Te duele? Sabandija. –Dijo divertida.

 

-Chienne ya para. –Ordenó Belle, se levantó de su silla, un humo oscuro empezó a emanar de su cuerpo.

 

La ciempiés le sonrió con burla y soltó a Demencia, la chica caminó en reversa hasta que Flug la detuvo, se sostenía el brazo y apretaba los ojos, trataba de mitigar el dolor.

 

El doctor no sabía qué hacer, al ver la terrible quemadura de su brazo no estaba seguro si responder a sus provocaciones era lo adecuado, admitía que tenía miedo, no llevaba ningún arma consigo esa noche, volvió a mirar a Black ¿Por qué no se daba cuenta? En ese momento solo él podía poner un alto.

 

-Linda, esa compasión que sientes por los inferiores un día te va a llevar a tu fin, a veces no pareces una villana. –Espetó con una expresión de repudio.

 

Belle abrió la boca para replicar, estaba furiosa por todo lo que sucedía, pero fue acallada por un fugaz resplandor en sus ojos, sonrió complacida y se recargó en su asiento solo a observar.

 

Chienne la miró con recelo, conocía ese brillo, significaba que algo se aproximaba, posiblemente algo malo. Volviendo a su actitud arrogante, se dirigió de nuevo al científico.

 

-¿Qué es lo que esperas niño llorón? Él no va a venir en tu auxilio, Black Hat no es un héroe. –Intentaba provocarlo, pero Flug solo continuaba escuchándola en silencio- Bueno ¿Qué se puede esperar de un asqueroso homosexual?

 

Flug la miró estupefacto, su enojo creció ante aquellas palabras, se sentía tan impotente.

 

-Esto va a acabar muy mal. –Comentó Radha en un susurro.

 

-¿No puedes decir nada? Pequeño maricón. –Dijo inclinándose a mirarlo- Eres un error de la naturaleza que vino a seducir a un gran villano y manchar su nombre, ¿En serio esperas darle una buena vida junto a ti? Eres un humano confundido, no eres una mujer.

 

-Está claro que él no lleva los pantalones en esa relación. –Se burló Kranus- ¿Abres las piernas para Black todas las noches? Debe gustarte mucho que te den por detrás.

 

 -Ugh eso es repugnante. –Comentó asqueada- Tal vez debiste morir en aquel accidente de avión, así no tendríamos que ver tu repulsiva cara llena de cicatrices esta noche.

 

-¿Qué es lo que lord Black Hat ve en ti? –Preguntó Anti Papaleta- Tal vez la princesa coge bien. –Se inclinó y acarició la pierna de Flug con un gesto lascivo- ¿Será que te mueves bien?

 

Harto, Flug tomó un tenedor de fondue de la mesa y sin el más mínimo sentido común lo clavó en la mano del villano con tal fuerza que incluso alcanzó su propia pierna, pero no le importó, la sangre de ambos goteó rápidamente en el suelo.

 

Kranus soltó un grito nada masculino. –Suéltame escoria. –Gritó desesperado

 

El doctor soltó el instrumento permitiendo que el villano se alejara con la mano aún atravesada.

 

-Ah maldito maricón. –Gruñó Malum Kranus.

 

Sin decir nada, el científico se puso de pie y se alejó de la mesa dirigiéndose a la puerta que conducía al interior de la mansión. Todos permanecieron expectantes, sorprendidos por lo acontecido.

 

 

 

-¿Seguro que no quiere conocer a mi Marceline? –Volvió a preguntar Hunson Abadeer.

 

-No. –Respondió secamente Black Hat por quinta vez.

 

-Deja de molestarlo Hunson. –Intervino Él- ¿Qué no ves que nuestro lord ya está flechado? –Dijo mostrándose enternecido.

 

Black gruñó hastiado, su atención fue robada por Flug, quien caminaba muy decidido hasta la salida. Sin pensarlo dos veces el demonio se acercó rápido y lo detuvo sosteniéndolo de la muñeca.

 

-¡Flug! –Llamó.

 

El aludido lo miró, desconcertando al demonio, tenía una expresión molesta, contenía algunas lágrimas y se mordía el labio con fuerza. Arrebató su brazo soltándose bruscamente del agarre y lo encaró.

 

-¡Usted rompió su promesa! –Gritó al borde del llanto y se alejó saliendo finalmente por la puerta.

 

Black Hat quedó estático y confundido, dirigió su mirada hasta la mesa de dónde provenía, todos lo miraban atónitos, le dedicó una expresión interrogante a Belle. La dama bebió de su taza de té y apuntó disimuladamente con el pulgar a Chienne, igualmente Farfala y Spectre apuntaron a Kranus pero de una manera más descarada, acusándolos.

 

El demonio cambió su semblante, su mirada se volvió oscura. -¡Ya todo estaba bien! –Gritó enfurecido con una voz distorsionada.

 

El salón quedó en silencio, Chienne y Kranus permanecieron mudos, ambos temblaron.

 

-¡Demencia! –Llamó, la aludida se levantó de su asiento, aún furiosa y adolorida- Encárgate. –Ordenó y se marchó en busca del doctor.

 

La joven miró con seriedad a Chienne, recibiendo una sonrisa burlona en respuesta.

 

-Vaya, parece que Black Hat no ganará hoy. –Soltó entre risas- Su mejor arma es un desastre.

 

Demencia no contestó, se agachó y tomando un extremo de su falda tiró de ella rasgándola por la mitad, se sacó las zapatillas de tacón dejándolas a un lado. Volvió a mirarla, respiró profundo, en su rostro volvió aquella sonrisa amplia y mirada enloquecida que la caracterizaba.

 

-Es hora de jugar. –Comentó finalmente.

 

Los caballeros que acompañaban a la villana ciempiés se pusieron en guardia, protegiéndola, Demencia no retrocedió, sin pensarlo dos veces se lanzó contra ellos, con gran fuerza detuvo el golpe de las alabardas con las manos cortándose en el proceso, tiró de ellas arrebatándoselas, las giró con gran habilidad y arremetió contra ellos, los caballeros intentaban alcanzarla con movimientos pesados y lentos, la chica lagartija los esquivaba con facilidad, daba golpes sobre las duras armaduras, agrietándolas en cada estocada.

 

-Estás fuera del juego amigo. –Dijo dando el golpe final a uno de ellos, haciéndolo trizas- Pero todavía no termino contigo. –Le dijo al otro.

 

El alabardero soltó un fuerte golpe alcanzando a rosar su mejilla, la chica demente lo miró enojada, simplemente lanzó una de las alabardas haciendo que se clavara en su pecho, acabando con él.

 

-Van dos… -Inició y se fijó en Chienne- Y falta una.

 

 

 

Black caminó por el pasillo buscando a su doncel, podía imaginar en donde estaba, la puerta del laboratorio estaba cerrada, pero eso no era problema para él, volviéndose una sombra pasó por debajo de la puerta hasta el final de la escalera, y ahí estaba él, Flug se encontraba sentado en el suelo, entre un gabinete y un escritorio, se abrazaba las piernas, tenía la frente sobre las rodillas y desde lejos se podían escuchar sus gimoteos.

 

-Déjeme en paz. –Dijo al escuchar al demonio acercarse.

 

-Tú no me das órdenes. –Respondió serio y se recargó en el escritorio de al lado.

 

Flug lo miró molesto, sus ojos estaban enrojecidos e hinchados, lagrimeaban, de nuevo aquella mirada que cortaba.

 

Black suspiró. -Quiero entender qué es lo que sucede.

 

El doctor se puso de pie. -¿Qué es lo que sucede? Lo que sucede es que usted rompió su promesa. –Gritó- Usted me prometió que no dejaría que me trataran como basura, esa fue mi condición.

 

-¿Cómo se supone que tenía que evitar eso? Estuve todo el maldito tiempo evitando que te toparas con idiotas.

 

-Pero no lo consiguió…

 

-Flug. –Inició, se acercó al afligido doctor- Eres un maldito villano, no puedes dejar que estas cosas te afecten así. –Por el contrario de estar preocupado, se sentía molesto por la debilidad del científico.

 

-¡No! No soy un maldito villano ¡Soy un insignificante subordinado humano! –Gritó repitiendo una de las tantas frases que habían dolido- Desde que estoy con usted no han dejado de repetírmelo, no he dejado de sentir que… solo estoy arruinándolo, su reputación, a usted. –Se recargó en el muro abrazándose a sí mismo- Yo no llegué a sentir nada por nadie antes, jamás le importé tanto a nadie, me sentí tan afortunado cuando ocurrió… pero ahora tengo tanto miedo de provocar en su vida un daño irreparable, de no ser suficiente. –Rio entre lágrimas- No importa cuánto me esfuerce, parece que no… no podré estar a su altura jamás, no soy para usted, incluso sabiendo que voy a morir algún día y tendré que dejarlo solo de nuevo me hace sentir tan… inútil. –Resopló- Que patético ¿Cómo es que usted puede sentir algo por alguien como yo?

 

Black no sabía cómo responder, escuchó todo aquello sintiendo cómo muchas de esas palabras se encajaban en él, jamás consideró la posibilidad de que el doctor se sintiese inferior, por el contrario, creyó haberle dado su lugar desde el principio, pero suponía que le faltó una pieza importante: hacerle saber lo esencial que era para él. Flug era sublime en muchos aspectos, encontró en él una compañía que nunca pensó que podía existir, con esto podía entender que el problema radicaba en su incapacidad para expresarle lo que sentía. El demonio lo abrazó, el científico no se resistió pero realmente no lo esperaba.

 

-Yo estaba solo. –Habló serio- Solo, durante toda mi vida, al principio pensé que era por decisión, pero con el paso del tiempo me di cuenta que no tenía opción. –Explicó, no encaraba a Flug, continuaba abrazándolo- Tampoco busqué compañía de ningún tipo, siempre concluí que el amor solo existía para frustrar los planes de villanos patéticos y aún lo creo… pero no aplica en mí. –Respiró profundo, odiaba sincerarse- De repente llegó un estúpido humano bastante complaciente que parecía poder entenderme y no querer huir de mí, dejé de sentirme solo por primera vez. –Se alejó para verlo de frente- Flug, eres la única maltita cosa que es correcta en este mundo de porquería y quiero que te quede muy claro que me importa un carajo si opinas lo contrario. –Sentenció, desvió la mirada avergonzado- Estoy roto, tu no me dejas desperdigarme… romperé a quien intente dañarte.

 

Flug comenzó a llorar de nuevo, desconsolado.

 

-¿Eh? ¡¿Ahora que tienes?! –Preguntó alarmado.

 

-No lo sé. –Gimoteó- Me duele la pierna. –No estaba ni cerca de ser la razón real, se sentía enternecido, sus emociones estaban revueltas, solo así pudo reaccionar.

 

-¿Cómo te hiciste eso?

 

-No importa. –Sin explicaciones abrazó a Black- Jefe, yo lo amo.

 

Black Hat correspondió el abrazo. –Todo se acaba a partir de hoy… lo prometo.

 

 

 

Tenía que admitirlo, Chienne era muy fuerte, todavía podía sostener perfectamente la pelea con ella, pero cada vez le costaba más trabajo reponerse cada que la villana arremetía en su contra, lo terrible era que al parecer el daño no era recíproco. Durante muchos años trabajó derrotando héroes, pero no lo hacía de forma común con villanos, era sin lugar a dudas más complejo, el juego era sucio.

 

-Parece que estás cansándote. –Se burló la villana.

 

Demencia no contestó.

 

-Vamos querida, sabes que puedes rendirte cuando quieras, solo te haré un arreglo en esa bonita cara y saldré de aquí.

 

-Estás soñando alto, perra.

 

-Para ser la mejor arma de Black Hat eres bastante insignificante.

 

Todos observaban expectantes, era algo digno de ver, de alguna manera estaban nerviosos, tenían en claro de qué lado debían estar, pero si el Alebrije fallaba quizá más de uno se vería en conflicto.

 

Umbra se frotaba las manos, nervioso, nadie movía un dedo por obvias razones, pero a ese ritmo las cosas no iban a salir bien. Con gran temor levantó una mano, de ella se despidieron hilos de telaraña que fueron a dar a las piernas de Chienne, atascándola.

 

-¿Pero qué…? –Dijo para sí, extrañada.

 

Producto del descuido, Demencia logró asestar una dura patada en la cara de la villana, lanzándola lejos, cayendo con dureza en el suelo. Todos dirigieron su vista a Dominos Umbra.

 

-Uh… Vamos ¿De qué maldito lado están? –Titubeó la araña.

 

Demencia puso un pie en la cabeza de la ciempiés. –Parece que se te olvidó un detalle, bichito. –Dijo con mofa- Blacky tiene cientos de subsidiarios.

 

-No me hagas reír. –Intentó ponerse de pie- Ninguno puede hacer nada en mi contra.

 

La chica lagartija la dejó incorporarse, la vio romper las telarañas y levantar su mano que emanaba una energía roja. Un látigo color rosa se enredó en su mano, deteniéndola, se trataba de Cininda Lleyi una villana con la apariencia de un arlequín, una mujer con un largo historial de robo sin ser atrapada jamás, silenciosa, ágil y habilidosa.

 

-No soy una heroína, pero al menos yo no permitiré que me subestimes, perra. –Dijo molesta, sosteniendo firme su arma.

 

-¡Kranus! –Llamó enfadada, era una indirecta señal de auxilio.

 

El aludido gruñó, en realidad no quería involucrarse más, pero ya estaba hasta el fondo en eso. Lanzó un rayo proveniente de sus manos hacia la arlequín, lo esquivó con facilidad, pero soltó el agarre.

 

-Bien cabezota, quédate quieto. –Comentó Farfala sacando un arco y flecha de quien sabe dónde y apuntándole al villano.

 

Kranus comenzó a huir, alarmado.

 

-Ya hazlo, Tría. –Animó Spectre.

 

-El desgraciado se mueve mucho… -Disparó la flecha, dando justo en su pierna, derribándolo- Vaya, eso fue fácil.

 

-Es un debilucho. –Explicó Belle- Y un estulto, pudo dañarte antes o rebotar la flecha, pero no tiene neuronas para pensar en eso.

 

Un par de Hatbots tomaron a Malum Kranus, el hombre se retorcía de dolor y lloriqueaba por la herida, fue arrastrado hasta la salida.

 

-Parece que estás sola. –Alertó Demencia.

 

La villana se abalanzó molesta hacía ella, volvieron a la batalla, pero Demencia tenía claro que eso debía acabar cuanto antes, si Black regresaba habría fallado en su encomienda.

 

-Supongo que es suficiente. –Dijo de repente Belle.

 

La dama dejó su taza y se levantó de su silla.

 

-No me gusta meterme en lo que no me incumbe pero… -Levantó una mano, apuntando a Chienne, una energía violácea y vaporosa emanó de ella, se enredó en el cuerpo de la villana roja- Creo que es momento de ponerte un alto, si lord Black Hat viene estarás acabada cariño.

 

Un pequeño instante después Chienne cayó al suelo, inmóvil, estaba consciente y veía con furia a Belle, pero no podía moverse ni hablar.

 

-¡¿No pudo hacer eso antes?! –Gritó Stephania desde el otro lado del salón.

 

-Sí, pudo haber acabado con esta perra fastidiosa desde el principio. –Completó Radha.

 

-Lamento decir que no. –Se encogió de hombros- Necesitaba que estuviera más débil, además esto no dura mucho, así que recomiendo sacarla de aquí cuanto antes.

 

-A la orden. –Habló Demencia, contenta, tomó a la villana de su larga coleta y la arrastró hacia la salida- Vamos a sacar la basura. –Canturreó.

 

-¿Baw? –Llamó 5.0.5.

 

-Ya puedes salir, querido. –Respondió Belle.

 

El gran oso azul salió aliviado de debajo de una mesa, se había metido ahí desde que comenzó el conflicto, suspiró, al fin todo terminó.

 

 

 

La pareja permanecía abrazada, en medio de un tierno beso, el demonio se separó y peinó con los dedos la cabellera del doctor.

 

-Es momento de volver, aún tenemos una foto que tomar. –Comentó con fastidio.

 

-De acuerdo… -Respondió nervioso.

 

Los dos se dispusieron a volver, pero Flug paro en seco.

 

-¡Espere! –Pidió- Hay… algo que quiero darle.

 

El científico sacó del bolsillo interior de su saco una pequeña caja negra y se la entregó al demonio. Black la tomó dudoso y la abrió sin pensar, lo que había dentro lo tensó.

 

-Esto…

 

-Sí, Señor Black Hat… ¿Quiere casarse conmigo? –Preguntó completamente avergonzado.

 

Dentro de la pequeña caja se encontraba una argolla de plata, era de un diseño sencillo, tenía un pequeño grabado en los bordes, era elegante. El villano permaneció mudo mirando la joya.

 

-Tal vez es un poco apresurado, pero quiero hacerlo… si usted quiere.

 

-Si te digo que no ¿Vas a empezar a llorar otra vez? –Cuestionó, seco.

 

El doctor parpadeó atónito. -Eh… ¿Si?

 

-Bien, entonces de acuerdo. –Dijo cerrando la caja y retomando el rumbo a la salida.

 

-¿Eso es un sí?

 

-Si. –Contestó hastiado- Pero no esperes una ceremonia pequeña.

 

Flug permaneció en su lugar procesando esa respuesta, después rio y sonrió enternecido.

 

Black Hat caminaba intentando desvanecer su intenso rubor, lo anterior solo fue la mejor respuesta que su orgullo le permitió dar, ahora tenía que planificar una boda.

Notas finales:

NUESTRO AMOR ES DIOS

[J.D.:]

Te han hecho llorar

Pero eso se acaba esta noche

Eres lo único que está bien

En este mundo roto

Continúa, llora

Pero cuando la mañana llegue

Lo quemaremos todo y luego

Reconstruiremos el mundo...

Nuestro amor es Dios

 [VERONICA:]

¿Estás bien?

 [J.D.:]

Estaba solo

Era un lago helado

Y entonces me despertaste y me derretiste

Ves, ahora yo también estoy llorando

No estás sola

 [VERONICA:]

No estás solo

 [J.D.:]

Y cuando la mañana llegue

 [VERONICA:]

Cuando la mañana llegue

 [J.D.:]

Quemaremos esas lágrimas, y construiremos nuestra ciudad aquí...

 [VERONICA:]

Construir nuestra ciudad aquí...

 [J.D. & VERONICA:]

Nuestro amor es Dios

 [J.D.:]

Podemos empezar y acabar guerras

 [J.D. & VERONICA:]

Somos lo que mató a los dinosaurios

Somos el asteroide que hace falta

Los dinosaurios se ahogaron en el polvo

Murieron porque Dios así lo dijo

El nuevo mundo necesitaba espacio

Para mí y para ti

 [J.D.:]

Te idolatro

Cambiaría mi vida por la tuya

Todos desaparecerán

Plantaremos nuestro jardín aquí

 [VERONICA:]

Plantaremos nuestro jardín aquí

 [J.D.:]

Nuestro amor es Dios

 [VERONICA:]

Nuestro amor es Dios

 [J.D.:]

Nuestro amor es Dios

 [VERONICA:]

Nuestro amor es Dios

 [J.D.:]

Y cuando la mañana llegue

Ambos serán el hazmerreír

 [J.D. & VERONICA:]

¡Así que vamos a cazar unos cuantos atletas!

 [J.D.:]

Podemos empezar y acabar guerras

Somos lo que mató a los dinosaurios

Somos el asteroide que hace falta

[J.D.:]

...Te idolatro

Cambiaría mi vida por la tuya

Todos desaparecerán

Plantaremos nuestro jardín aquí

Nuestro amor es Dios

Nuestro amor es Dios

Nuestro amor es Dios

[VERONICA:]

Nuestro amor es Dios...

 [J.D.:]

Nuestro amor es Dios...

 [VERONICA:]

Nuestro amor es Dios...

 [J.D.:]

¡Nuestro amor es Dios...!


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