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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

Holaaaa… ahora si voy a llorar, no puedo creer que lograra subir el capítulo hoy, ni siquiera he tenido el tiempo de leer los comentarios… ¡Pero prometo que lo haré!

 

Han sido semanas difíciles y esta lo será más, tengo una cirugía… y lo más difícil es que ni siquiera me van a operar a mí, yo voy a ser la cirujana jaja esto será muy intenso, espero puedan comprender mi retraso, les agradezco enormemente su paciencia.

 

¡Por su eminencia Keiko Takemiya! ¡Ya estamos en el capítulo 25! Eso significa que estamos justo a la mitad de la historia… o al menos eso creo, yo calculo que serán 50 capítulos, pero la verdad es que a veces tengo una idea que según yo será para un solo capítulo y terminan siendo dos, por ejemplo, este momento de la historia, que, si no logro compactar el resto con el siguiente capítulo, entonces agregaré uno más a la cuenta jaja.

 

Hemos llegado a un esperado momento, ya podrán imaginarse cual, aunque es una pequeña pincelada a penas, cuando llegue el momento les daré un mensaje importante al respecto, por lo pronto les recomiendo pasarse a la página de Cats Dont Draw, estamos en un momento crítico muchachos.

 

Ahora los detalles :D

 

Tenemos dos poemas de suma relevancia; uno es el poema 50 de “In memoriam” de Alfred Tennyson y otro es “Por siempre” de Mario Benedetti, aquí abajo vendrán, aunque creo que se alargará mucho la descripción.

 

También he incluido “Por una Cabeza” un tango de Carlos Gardel, esto muy segura de que la conocen, tal vez el nombre no les parezca familiar, pero ha sido muy usada en películas, series, comerciales ¡En todas partes!, escúchenla y verán.

 

Este capítulo tiene incluidos de manera secundaria a muchos personajes de CN, creo que simplemente diré que los personajes pertenecen a Cartoon Network jaja no es cierto, los personajes pertenecen a Alan Ituriel, Maxwell Atoms, Craig McCracken, Tom Warburton, Pendleton Ward y espero no haber olvidado a nadie.

 

Por favor disfruten y una disculpa nuevamente…

 

 

 

In memoriam: Poema 50

 

Permanece a mi lado, cuando se apague mi luz,

 

y la sangre se arrastre y mis nervios se alteren

 

con punzadas dolientes.

 

Y el corazón enfermo

 

y las ruedas del tiempo giren lentamente.

 

 

 

Permance a mi lado, cuando a mi fragil cuerpo

 

le atormenten dolores que alcanzan la verdad.

 

Y el tiempo maniaco siga esparciendo el polvo.

 

Y la vida furiosa siga arrojando llamas.

 

 

 

Permanece a mi lado, cuando vaya apagándome.

 

Y puedas señalarme el final de mi lucha.

 

Y el atardecer de los días eternos

 

en el bajo y oscuro borde de la vida.

 

 

 

Permanece a mi lado, cuando el camino se acabe.

 

Y lo recorrido no sea más que un recuerdo,

 

un instante suspendido en el tiempo, en la eternidad.

 

Y la verdad me alcance, y la verguenza se rinda.

 

 

 

Permanece a mi lado, cuando todos se hayan ido.

 

Y la soledad me amenace,

 

y la oscuridad me envuelva.

 

Cuando el sonido de tu voz sea el último nexo con la vida.

 

Y tus ojos me miren y tus labios me besen.

 

 

 

Permanece a mi lado, cuando la vida me deje,

 

y no pueda cantar, y no pueda gritar.

 

Cuando las olas del mar no me lleguen

 

y la brisa desprenda la verdad de mis días.

 

 

 

Permanece a mi lado, cuando todo parezca sucumbir al hastío.

 

Y el tedio se canse y la esperanza no nazca.

 

Y la música se ahogue, callada, lenta, mojada,

 

en mi burlada garganta.

 

 

 

Permanece a mi lado para no perderte ahora,

 

para quererte siempre, y así protegerte

 

de la llama incandescente que derriba las puertas

 

y aplasta las vidas, dejandolas muertas,

 

en espantosa huida.

 

-Alfred Tennyson-

 

 

 

Por siempre

 

 

 

Si la esmeralda se opacara,

 

si el oro perdiera su color,

 

entonces, se acabaría

 

nuestro amor.

 

 

 

Si el sol no calentara,

 

si la luna no existiera,

 

entonces, no tendría

 

sentido vivir en esta tierra

 

como tampoco tendría sentido

 

vivir sin mi vida,

 

la mujer de mis sueños,

 

la que me da la alegría…

 

 

 

Si el mundo no girara

 

o el tiempo no existiese,

 

entonces, jamás moriría

 

Jamás morirías

 

tampoco nuestro amor…

 

pero el tiempo no es necesario

 

nuestro amor es eterno

 

no necesitamos del sol

 

de la luna o los astros

 

para seguir amándonos…

 

 

 

Si la vida fuera otra

 

y la muerte llegase

 

entonces, te amaría

 

hoy, mañana…

 

por siempre…

 

todavía.

 

-Mario Benedetti-

Culpa, ese era el sentimiento, algo desatado por lo que posiblemente eran recuerdos dentro de un sueño, o quizá parte de su imaginación, no estaba seguro, se veía a si mismo huyendo a hurtadillas de la mansión Black Hat, a una mujer de cabellera roja y una copa llena de licor. Lentamente fue capaz de abrir los ojos, la poca luz que entraba en la habitación le molestaba, no tardó mucho en notar que no se hallaba en su recámara ni en la de su jefe, era otro sitio, un gran sofá tal vez. Una figura extraña arrastrándose por el suelo lo hizo despertar por completo, parecía ser Demencia, se dirigía con dificultad hacia la puerta. El joven científico se levantó de golpe, pero una fuerte punzada en la cabeza lo hizo frenar sus movimientos, sentía una terrible migraña, la saliva en su boca era amarga y pastosa, sentía su cuerpo pesado y débil, un terrible malestar sin duda, no tenía idea de a qué se debía, no recordaba ni una sola cosa en ese momento, estaba desorientado.
- ¿Demencia? –Llamó finalmente.
-Ugh… cállate, no me hables tan fuerte, torpe… -Se quejó.
La chica terminó por sentarse en el suelo mirándolo mientras se sobaba la sien, tenía unas ojeras bien marcadas, estaba pálida y sus labios notoriamente partidos.
- ¿Qué fue lo que ocurrió? –Preguntó mirándose, tenía la misma ropa del día anterior, una gran mancha que desprendía un olor desagradable estaba en medio de su camiseta.
- ¿Cómo voy a saberlo? –Respondió fastidiada.
Varios pasos en el segundo piso alertaron a ambos, no era normal, eran pequeños para ser de 5.0.5., se pusieron de pie con dificultad, estaban sin duda abatidos. El doctor tomó de una estantería una pequeña arma de criogenia, otro de sus inventos escondidos por la mansión para casos de emergencia. Caminaron sigilosamente por el pasillo tratando de ignorar todo su malestar, repentinamente el ruidoso sonido de una aspiradora se escuchó a un par de metros de ellos, el doctor hizo una señal a Demencia y se acercaron con precaución, al asomarse en aquella habitación se encontraron con un escenario poco común, de hecho, bastante desconcertante. Dos jóvenes villanas, Farfala y Spectre, se encontraban vestidas de sirvientas, aquel trajecito que el experimento acostumbraba a usar para limpiar, la chica demonio levantaba sin ningún esfuerzo una gran cama mientras la joven arquera deslizaba una aspiradora debajo de esta, ambas tenían un gesto de fastidio. Ninguno llamó su atención, bastante confundidos continuaron caminando hasta la recepción, presenciaron nuevamente otro escenario fuera de lo común, Ailyn, la vampiresa, colgaba de cabeza de uno de los cortineros del gran ventanal principal, se ocupaba de limpiar las ventanas más altas, tampoco se le veía muy contenta. Aún en silencio, los dos subieron las grandes escaleras que conducían al segundo piso, junto a un muro repleto de cuadros, Maggie limpiaba con un pequeño plumero, mientras murmuraba molesta algo inentendible, un aura que brillaba en amarillo la rodeaba y crepitaba de vez en cuando, producto de su furia. Demencia hizo el ademán de acercarse, pero el científico la hizo parar, no era la mejor de las ideas molestarla en ese momento.
Al lado opuesto, se extendía un largo pasillo oscuro, pese a la poca luz, el doctor fue capaz de divisar al villano del sombrero, los miraba fijamente desde el fondo, tenía su usual expresión de molestia, pero una mirada severa y penetrante, ambos permanecieron expectantes hasta que el demonio se introdujo en su oficina haciendo un gesto para que se acercaran. Se miraron entre sí, no había otra opción más que tragar pesado y obedecer.
5.0.5. Caminaba contento llevando una bandeja con una jarra de limonada y dos vasos hasta aquella sala en donde había dejado a su adorado científico. El experimento no estaba del todo contento con el estado en el que su "padre" se encontraba, pero se sentía bien de poder ayudarlo. La mañana ya estaba muy avanzada, ese era un día al que podía considerar sumamente raro, muy temprano el grupo de villanos jóvenes llamaron a la puerta, se adentraron en la mansión y, bajo las órdenes de Black Hat, comenzaron una limpieza exhaustiva de la mansión, el experimento les proporcionó uniformes para que realizaran aquellas tareas que normalmente eran deber de él, podía suponer el motivo, aún así no se sentía con el derecho de cuestionar nada, simplemente los dejó ocuparse de todo.
El oso azul llegó a su destino para encontrar una habitación vacía, lo aliviaba pensar que Flug ya estaba lo suficientemente bien como para ponerse de pie, pero si ellos habían salido del lugar había una gran posibilidad de que ya se hubieran topado con el jefe de la organización, el demonio estaba furioso, significaban malas noticias para ambos.
- ¡Jamás volverán a tocar una botella de licor en lo que resta de sus miserables vidas! –Gritó Black, colérico.
Los subordinados, sentados en el banquillo de los acusados, veían como el demonio se paseaba de un lado a otro como león enjaulado mientras gritaba furioso, podían ver claramente una energía oscura rodearlo. Los recuerdos comenzaban a llegar de a poco, aunque aún eran borrosos, ya tenían una leve idea del problema en el que estaban metidos, la chica lagartija jugaba nerviosa con su largo cabello enmarañado, por otra parte, el científico solo aceptaba su cruel destino, sabía que todo podía ser peor para él.
- ¡Tú! –Apuntó a Demencia- No volverás a desviarte en una misión, harás tu trabajo y regresarás aquí de inmediato, si me desobedeces lo sabré… y vas a lamentarlo. –Se acercó amenazante- ¡Ahora largo!
La joven dejó de hundirse en el respaldo, asintió ansiosa y salió velozmente de la oficina, ni siquiera le dedicó una mirada de lastima a Flug, solo huyó cobardemente.
El villano dirigió su mirada acechante al doctor, haciéndolo retraerse.
-Señor, por favor perdo…
Black Hat detuvo su discurso tomándolo de la camisa, lo levantó bruscamente y lo estrelló con fuerza en el muro más cercano, acorralándolo. El científico cerró los ojos esperando lo peor.
- ¡¿Qué te perdone?! ¿Tienes idea de lo que hiciste? –Gritó con voz distorsionada.
-Lo… Lo lamento mucho jefe, –Hablaba con voz quebrada- fue una imprudencia de mi parte, no volverá a repetirse.
Flug no sabía cómo excusarse, podía dar un paso en falso en cualquier momento, no recordaba la última vez que estuvo en una situación como esa, quizá había perdido la habilidad de salvar su vida en momentos como ese.
- Por supuesto que no volverá a ocurrir… -Dijo en voz más calmada, se hizo un largo silencio después- No tienes idea… no tienes idea de cómo me sentí, -Continuó, cabizbajo, no lo veía a la cara- no sabes de mi maldita impotencia, simplemente te largaste… no te importó.
El doctor estaba estupefacto, no creía lo que oía, el demonio parecía agobiado, pero no estaba seguro de estar interpretando adecuadamente esa conversación, por un momento pareció frágil y eso no podía creerlo. Se atrevió a tocar la mejilla del demonio, esperando rechazo, pero no ocurrió, Black recibió la caricia recargándose en su mano, se asemejaba a un animal buscando consuelo.
- ¿Por qué quieres alejarte de mí? –Preguntó sorpresivamente.
- ¡No! No, yo… Uh… -Balbuceó alarmado al escuchar aquellas palabras, era tan extraño verlo de esa manera- ¡Jamás! –Gritó- No era mi intención…no quería alejarme de usted, fue una propuesta que no pude rechazar y todo se complicó de repente… no quise lastimarlo, lo lamento de verdad.
Black Hat permaneció en silencio por varios segundos, lo soltó y se alejó dándole la espalda. -No saldrás jamás de esta mansión sin mi autorización… sin mi compañía. –Sentenció- Fuera de aquí… date un baño, apestas. –Ordenó tajante.
Flug vaciló, no se sentía bien de dejar la situación de esa manera, pero no podía desobedecer, se dirigió a la puerta con la intención de salir. –Señor… yo lo amo. –Dijo antes de salir de la habitación, dejando solo al villano.
El demonio apretó los puños con fuerza, por alguna extraña razón se sentía muy… sensible, si es que así podía llamarse, el disgusto le afectó más de lo normal, sentía una gran ansiedad y como si en su abdomen se hubiera abierto un gran agujero, una molesta sensación que esperaba que pasara pronto. Regresó a su escritorio con la intención de distraerse, esa idea agobiante de ver lejos al científico tenía que desaparecer, el mismo joven lo había dicho, no quería alejarse y él no tenía por qué preocuparse por eso, después de todo era un villano poderoso, siempre tendría lo que quisiera, aunque tuviera que tomarlo de la peor manera.
En su habitación, Flug inspeccionaba la enorme mancha en su camiseta, se sentía tan asqueado que estaba considerando desecharla, el día anterior debió terminar desastrosamente, era evidente que se debía al alcohol, aunque no tenía idea de cómo Demencia había terminado en la misma situación. Todo se tornó turbio, su relación con el demonio se había complicado y no sabía a qué nivel, pero esa imagen tan frágil del poderoso villano le daba a entender que era grave, remediarlo quizá sería difícil teniendo en cuenta lo hermético que podía llegar a ser su jefe, tal vez lo único que le quedaba era esperar una oportunidad.
Transcurrió el resto de la mañana, por el contrario de disminuir, aquella sensación de ansiedad había crecido exponencialmente y ya no encontraba la manera de manejarla, era frustrante no entender si quiera el motivo, el demonio terminó por desgarrar la punta de los dedos de sus guantes al rascar nerviosamente su escritorio, su labio inferior había sangrado un par de veces al morderlo inconscientemente, un sudor frío lo obligó a deshacerse de su saco y a arremangarse la camisa. El malestar se volvía insoportable, 5.0.5. no dejaba de visitar su oficina llevándole una y otra vez algo que beber o comer, no era sed o hambre lo que sentía, solo una necesidad por llenar un vacío en su estómago, pero era insaciable. Se levantó de su silla, caminó desesperado por toda la oficina, estaba tenso, se detenía de vez en cuando en algún muro, apoyándose, para después volver a pasearse por la habitación, intentaba desesperadamente encontrar un sitio de confort, sin éxito.
Alguien llamó a la puerta, pero Black estaba tan distraído en encontrarle razón a sus sensaciones que no fue capaz de escuchar, minutos después la puerta se abrió. Flug entró inseguro tras no obtener respuesta, se adentró precavido divisando al demonio recargado sobre su escritorio, dándole la espalda y jadeando ruidosamente, pensó que quizá continuaba enojado, no quería tener que molestarlo más, pero no tenía opción, eran cuestiones de trabajo.
-Señor… disculpe, necesito que firme un documento.
Black Hat había cerrado los ojos con fuerza, se concentraba en relajarse, pero la voz del doctor retumbó estridente para él, se giró a mirarlo, al abrir los ojos una oleada de colores y luces abrumadoras lo atacó, repentinamente todo se veía diferente, con más intensidad, con tan poca nitidez que los objetos a su alrededor se veían como manchas, se suponía que el de la resaca debía ser el científico, se sentía como si la mala noche hubiera sido suya.
-Jefe ¿Se encuentra bien? –Preguntó preocupado.
-Ugh… ¿Qué quieres? –Dijo desorientado.
-Necesito que firme algo… ¿De verdad está bien?
Flug se acercó, su pareja podría estar más molesta que nunca, pero no dejaría de preocuparse por él. Se atrevió a tocarlo, el demonio se estremeció al tacto, temblaba, estaba frio, sudaba, el doctor pudo apreciar sus pupilas dilatadas, aunque su mirada estaba sobre él, parecía no estar viéndolo realmente.
Por otro lado, Black sintió aquel toque ardoroso, el doctor era demasiado cálido, al respirar pudo percibir fácilmente su aroma, el olor era tan dulce, extrañamente apetitoso, le provocó un calambre en la mandíbula y comenzó a salivar, sus pupilas se contrajeron, su visión se volvió peor.
El demonio bufó, tanteó su escritorio hasta encontrar un bolígrafo y firmó el papel en las manos del doctor, no tenía idea de que era, ni tampoco si lo hizo en el lugar correcto, pero sintió que no podía lidiar ni un minuto más con eso.
-Listo, ahora vete. –Dijo con urgencia.
El científico lo miró dudoso, la firma estaba un poco fuera del sitio donde debía estar, pero eso no importaba, algo le ocurría al villano, se tallaba los ojos ansioso, respiraba agitado y no parecía saber que él aún estaba ahí.
-Gracias jefecito. –Contestó sin obtener respuesta y salió inquieto del sitio.
Black caminó a tropezones, sosteniéndose del escritorio hasta llegar a su silla, se limpió desesperadamente las gotas de sudor que escurrían en su rostro, todo empeoró de un segundo a otro, especialmente durante la presencia de Flug, había sido apabullante. Algo aún más desconcertante se desató en su cuerpo, no lo notó hasta ese momento, una tremenda erección se mostraba bajo su ajustado pantalón, pero ¿Por qué?, fue repentino, totalmente inconsciente e inesperado, no era algo molesto, de hecho, era una clara respuesta a sus preguntas, ahora sabía que necesitaba.
En el laboratorio, tres jóvenes villanos se ocupaban de realizar los artefactos solicitados a la organización, aunque la tan esperada boda estuviera tan cerca no podían descuidar el trabajo. Nightmare Rouge se sumergía en una gigantesca maquinaria, trabajaba rápidamente en ella mientras Bras Metallum le daba todas las herramientas que el goblin solicitaba.
-Esto es más sencillo con algo de ayuda. –Comentó Flug mientras mezclaba un líquido verdoso en un matraz.
-No te acostumbres, bolsita. –Habló Nightmare desde el fondo del artefacto- Estamos aquí contra nuestra voluntad porque la lagartija y tú no soportaron un poco de alcohol. –Dijo molesto.
-Lamento mucho eso. –Contestó risueño.
-No importa, –Dijo Alex restándole importancia- de todas maneras, fue una pésima idea haberte secuestrado, las chicas nos dieron una paliza.
-Que bien que lo admitan. –Dijo Valdoom adentrándose en el laboratorio, dejaba una pila de carpetas llenas de papeleo- Sus trucos baratos no fueron suficientes para nosotras.
-Silencio murciélago. –Gritó Rouge saliendo del aparato- Sin la ayuda de Demencia habrían estado fritas. –Se acercó hasta verla de frente con aire arrogante.
La vampiresa le dedicó una sonrisa ladina. - ¿Buscas pelea, duendecillo? –Se acercó demasiado- ¿A caso quieres otra mordida, cielo?
El goblin se contrajo avergonzado, desvió la mirada. –Yo… ¡No!, bueno… ¿Quizá? –Balbuceó.
La chica rio divertida, se acercó enroscando los brazos en el cuello del villano, le entretenía ponerlo nervioso, el chico no sabía qué hacer, solo permaneció inmóvil.
Un fuerte portazo llamó la atención de todos, la puerta metálica del laboratorio fue abierta de golpe. El villano del sombrero entró en el sitio, se sostenía de los muros, jadeaba y salivaba, su mirada era acechante y terrorífica, los cuatro jóvenes quedaron estáticos.
-Ustedes dos… -Habló con dificultad apuntando al goblin y la vampiresa- bañen a la lagartija, y tú –Se dirigió a Alex- Quiero mi oficina en orden.
Los chicos no se movieron, estaba claro que algo andaba mal.
- ¡Muévanse! –Gritó molesto con voz distorsionada.
Los tres villanos se sobresaltaron y salieron a toda velocidad, cerrando la puerta tras de sí y dejando al doctor solo con el demonio.
- ¿Señor? –Llamó nervioso- ¿Necesita algo?
Black Hat se acercó hasta él, tambaleándose, el joven retrocedió hasta toparse con un escritorio, el demonio lo tomó de los hombros, lo acostó en la mesa con brusquedad. Flug se quejó ante el sorpresivo ataque, aún no se sentía del todo bien, su cabeza punzaba y estaba cansado, intentó cuestionar sus acciones, pero Black se abalanzó a besarlo, sin ningún cuidado rasgó la bolsa de su cabeza, sus googles cayeron al suelo, sintió la larga lengua del villano introducirse en su boca, se deslizaba, saboreó ese sabor amargo, la textura áspera de esa lengua juguetona que lo exploraba, siguió su ritmo con dificultad, ese beso se sentía desesperado, era como si buscara comerse sus labios, succionaba su lengua y la lamía repetidas veces enroscando la suya, mordisqueaba sus labios, lo dejaba sin aliento con aquel beso intenso y lleno de necesidad. El doctor estaba confundido ¿Sería acaso algún tipo de reconciliación?, tenía presente que el villano era malo para arreglar sus conflictos con palabras, pensó que quizá se trataba de eso, aunque se sentía diferente, poco amoroso y lleno de ansiedad.
El demonio se deshacía poco a poco de las prendas del joven, lo atrajo profundizando el beso, deslizando su bata hasta retirarla por completo. Se sentía cada vez más excitado, desde el primer contacto sintió como su cuerpo se encendía, era como si le indicara que iba por el camino correcto, los labios de Flug se sentían mejor que nunca, su sangre era más deliciosa, su piel era terriblemente caliente, quemaba en cada caricia, lo hacía sudar aún más, su aroma era cada vez más intenso, tras sus caricias en su espalda, en su pecho, en su entrepierna, ese olor a sudor y hormonas crecía, no podría controlarse, ya no había marcha atrás.
-Mgh… ¡Señor! –Gimió despegándose de sus labios al sentir la mano del demonio deslizarse bajo su pantalón y comenzar a acariciarlo.
Era una escena preciosa para Black, su visión se normalizaba, ahora podía apreciar ese rostro enrojecido, esos ojos entrecerrados y adornados con pequeñas lágrimas, nuevamente esa apariencia tan inofensiva. Se deshizo de su pantalón, levantó las piernas del joven colocándolas sobre sus hombros y se aproximó a saborear su entrepierna, adoraba escuchar aquellos gemidos de placer que poco a poco dejaban de reprimirse, sentía como se aferraba a su camisa, cerraba de vez en cuando sus piernas y se estremecía constantemente, su nombre resonaba por todo el lugar entre jadeos. Le gustaba lamer con insistencia la punta rosada de su miembro, el punto más sensible que había encontrado, desataba los mejores sonidos en cada movimiento, aprovechaba la longitud de su lengua para abarcar cada espacio. Hubiera querido alargarlo más, pero la ansiedad no se había ido, necesitaba continuar, volvió a besarlo mientras se deshacía de su cinturón y dejaba expuesto su largo falo.
Flug abrió los ojos, algo poco común en esas circunstancias, casi un accidente, cuando el demonio se separó pudo ver en él una expresión hambrienta, sus pupilas contraídas, un ligero aire a una bestia ávida, desvió su mirada, tal vez un golpe de suerte o toda una desgracia, el doctor se sobresaltó ante aquella imagen, de ser un momento de completo deseo, pasó a querer escapar cuanto antes. Muy cerca de su entrepierna se alzaba el poderoso miembro erecto de su pareja, pero algo no estaba bien, por toda su extensión, su virilidad se hallaba adornada por largas espículas, por un momento se asemejó a un felino, espículas que le provocaron una sensación imaginaria de dolor por tan solo verlas y que estaba muy seguro que eran recientes. Nervioso, intentó detener la cercanía del villano, alejarse y frenar la situación.
-¡Señor! Espere por favor. –Pronunció nervioso, pero el demonio no parecía escucharlo- Jefe, de verdad, tiene que detenerse. –Continuó con urgencia.
Al verse ignorado intentó alejarlo, pero la fuerza del demonio lo superaba, de hecho, se acercaba aún más, intentaba cerrar las piernas, comenzaba a desesperarse, no estaba seguro de lo que ocurría, fuese lo que fuese no quería continuar.
-No ¡Alto!
El villano se aferró a sus muslos y sin ninguna precaución se introdujo en su interior, arrancando un alarido de dolor. Flug sintió la terrible punzada, más dolorosa que en cualquier otra ocasión, pero por el contrario de lo que creía, el dolor desapareció de inmediato, sorpresivamente se desvaneció trayendo pronto una sensación de placer, de hecho, más excitante y veloz que en otras ocasiones, todo dolor desapareció, su cabeza dejó de punzar, sus ojos no ardían con la luz, el malestar fue remplazado por lo que podría ser una intensa serie de orgasmos, inusual en un hombre. De inmediato comenzó a gemir, era imposible controlarse ante ese ataque de sensaciones, se relajó permitiendo que lo embistiera con la fuerza que quisiera.
Black estaba sumido en el éxtasis, sometía al científico contra el escritorio, gruñía y jadeaba con cada movimiento, se sentía abrazado por su calor, por ese interior húmedo. Todo era diferente sin duda, se dedicó a morderlo, a marcarlo territorialmente de nuevo, no quería que nada en el mundo le perteneciera tanto como él, en momentos como ese se permitía pedirle a alguna fuerza en el universo que, si iba arrebatarle algo en algún momento, no fuera ese estúpido humano que lo volvía loco.
Continuaba, dando duras estocadas, tan rápido como podía, bajo él aquel doncel lo llamaba una y otra vez entre gemidos, su cuerpo había perdido forma, ya no lograba mantenerse, aquello no podría durar mucho más, el doctor había terminado minutos antes, pero no daba indicios de querer parar, de hecho, su mirada parecía perdida y se aferraba con fuerza a sus brazos, escenarios preciosos con momentos inigualables pero efímeros, el final inminente estaba llegando, se encorvó y encajó las garras en la mesa, terminando en medio de embestidas lentas e irregulares. En el acto, el doctor abrió los ojos con una mirada llena de desconcierto, sus piernas se acalambraron y en su interior sintió un extraño hormigueo, bastante incómodo.
A diferencia de otras ocasiones, Black se alejó rápido y se sentó en la primera silla que pudo encontrar, cerraba los ojos y jadeaba agotado, su cuerpo regresaba a su forma habitual, era notorio que con más dificultad que antes.
Flug intentó incorporarse, el extraño sentimiento de antes lo trajo rápidamente a la realidad, tocó su entrada con temor, esperaba lo peor, pero no hubo dolor, tampoco sangre, solo un rastro de un líquido cristalino y de consistencia viscosa, para nada normal, ¿Qué fue lo que ocurrió? No entendía nada, todo fue distinto, se sentía diferente y su pareja parecía estarlo también. Se puso de pie, sus piernas flaquearon e inevitablemente estuvo por caer, pero un movimiento rápido, casi instintivo de parte del demonio lo evitó, sosteniéndolo.
-No… no siento mis piernas. –Comentó nervioso.
-Siéntate, idiota. –Respondió Black, por fin había vuelto en sí, lo cargó en brazos y lo devolvió a la mesa.
-No quisiera ser imprudente, pero… ¿Qué fue todo eso?
El villano se sentó junto a él y suspiró. –Supongo que ya pasaron seiscientos años. –Respondió con sencillez.
- ¿A qué se refiere?
-Los seres como yo tenemos épocas de reproducción esporádicas, no somos fértiles siempre como ustedes los humanos. –Explicó.
Flug estaba atónito, cayó en la cuenta de que jamás se había preguntado nada respecto a la reproducción de individuos como su jefe… después de todo Black Hat tuvo que venir de alguna parte.
-Eso fue algo así como ¿Su celo?
Black bufó con fastidio por el incómodo tema. –Si. –Respondió tajante.
-Seiscientos años entre cada época de celo… -Dijo para sí- ¿Y cuánto dura?
-Como mucho un día.
-Vaya… -Contestó asombrado- ¿Debería preocuparme?
- ¿Preocuparte? –Repitió confundido, rápidamente entendió la pregunta y dejó escapar una sonora carcajada burlona- ¿Te refieres a un embarazo?
-Um… ¿Si? –Contestó avergonzado, esa pregunta comenzaba a sonar tonta.
-Flug, no seas estúpido, eres un hombre, solo las mujeres de tu especie pueden embarazarse.
-Ugh no lo sé, supuse que por ser quien es… olvídelo. ¿Para qué es eso? –Indagó desviando el tema- Las… púas en su…
- ¡Argh! ¿Yo que se? Es la primera vez que copulo en esta época. –Gruñó.
- ¿Eh? ¿Por qué?
-No tengo interés en tener descendencia.
El doctor se mordía la lengua, sentía que no debía continuar con las preguntas, pero era su sed de saber, aquello que lo hacía amar a la ciencia lo impulsaba a seguir escudriñando en el tema, se sentía tan imprudente que quizá podría pedirle una fotografía de esas “púas” para una investigación.
-Usted… ¿No quiere hijos?
-No, odio a los niños y… -Se detuvo, meditó un instante si debía continuar la frase- …y es una mala idea. –Notó en la expresión de duda del doctor que seguiría preguntando si no terminaba su discurso- No pueden existir demasiados seres como yo en el mismo universo, sería una interminable lucha por el poder, cuando un demonio de mi clase procrea se vuelve mortal, el futuro dominio del mundo es para la descendencia.
-Usted ¿Moriría como cualquier humano?
-Eventualmente.
El doctor estaba incrédulo, finalmente descubría que sí existía una manera de acabar con el villano, tenía un punto débil, pero únicamente él podía darse ese golpe bajo, había exclusividad hasta para su propia destrucción.
-Increíble… ¿Cuánto dura un embarazo?
El demonio viró los ojos. –Ugh, supongo que depende de la madre… ¡No lo sé! No responderé más preguntas ridículas. –Gritó hastiado- Será mejor que vuelvas a trabajar. –Dijo reacomodándose la ropa y dirigiéndose a la salida- ¡Ahora!
Flug lo observó irse sin decir nada, estaba verdaderamente impactado, minutos antes tuvo el mejor sexo de su vida y ahora se enteraba de secretos que estaba seguro que nadie más sabía, ni podría saber jamás, era lindo pensar en lo mucho que debía confiar en él para decírselo, lo mejor de todo era que al parecer ya no estaba molesto. Estando aún acalambrado se estiró hasta alcanzar una libreta y un bolígrafo en un estante junto al escritorio y se dispuso a escribir la nueva información, no podía permitirse olvidarla, el tema era intrigante, fascinante, pero sobre todo era lindo conocer un poco más de él, deseaba saber más, intentaría continuar preguntando en otra ocasión, quizá descubriría algo más valioso, ¿Qué podría salir mal? Después de todo estaba ahora a su lado gracias a su hambre de saber.

Transcurrieron los días, días que parecían eternos para algunos y muy cortos para otros tantos, la tan esperada fecha al fin había llegado. En el salón principal de la mansión, mesas redondas cubiertas por manteles negros y celestes estaban distribuidas, una larga mesa rectangular se adornaba de suculentos aperitivos, caros y extravagantes, pero resaltaba especialmente un gigantesco pastel de cubierta negra con adornos azules, la obra más laboriosa que 5.0.5. había realizado, un postre esponjoso de chocolate amargo y crema ligeramente dulce, exquisito. Todo estaba listo y perfecto, la mansión no fue la primera opción para la fiesta de la ceremonia, el restaurante l'agonie Lente parecía más que perfecto, lamentablemente dejó de serlo después de saber que antes de pertenecerle a Black Hat, la dueña era Chienne, tenían bellos recuerdos de ese lugar gracias a una primera cita, pero los recuerdos de amargas experiencias los opacaban, era mejor no intentarlo. Parecía ser que las primeras opciones resultaron ser malas ideas, la aclamada ceremonia estaba planeada en el extenso jardín de la mansión, lastimosamente su suelo estaba tan muerto que fue imposible darle una apariencia agradable, muy a su pesar todo se trasladó a un templo fundado en honor a Black Hat, ubicado en lo más profundo de un bosque oscuro cercano a la mansión, donde sus seguidores hacían ritos de veneración, podría parecer perfecto, pero el hecho de estar constantemente plagado de humanos obsesionados con el demonio hacía latente la posibilidad de una molesta interrupción.
En la gran mansión, una habitación con ventana al patio trasero, de orden improvisado, se encontraba repleto de chicas jóvenes y hermosas, ataviadas de vestidos negros idénticos con faldas cortas y amponas, de manga tres cuartos, con un lazo azul en la cintura, casi como uniformes, sus rostros estaban medianamente cubiertos por antifaces oscuros, no todos los villanos podían darse el lujo de revelar su identidad.
Las jóvenes se ocupaban de ayudar a un nervioso chico de mirada verde, acomodaban los detalles de su espectacular vestimenta, Eva la Loca se había lucido esa vez, cada parte de aquel atuendo gritaba el nombre de Flug, como si lo conociera a fondo. Era como el uniforme de un piloto de avión, se trataba de un traje de gabardina larga y pantalón blancos, en el fondo llevaba un chaleco y corbata azul índigo sobre una camisa blanca, la gabardina se adornaba de insignias de aviador, hombreras doradas y algunos bordados, el atuendo se completaba con una gorra de plato blanca con visera índigo, se asemejaba bastante al traje de boda de algún príncipe británico.
- ¡Te ves tan lindo! –Exclamó Farfala- Quisiera poder maquillarte.
El doctor se ruborizaba con cada halago y cada fotografía que Domina tomaba, la chica estaba preparada para capturar cada instante de ese día, ese momento no podía escapársele.
- ¿Qué haremos con su cabello? –Preguntó Spectre.
- ¿Qué más? Atárselo. –Respondió la arquera.
-Podría llevarlo suelto. –Comentó Domina.
- ¿Qué más da? –Dijo Ékrixi- La gorra va a cubrirlo de todas maneras.
La villana galáctica mostraba por primera vez un poco más de su rostro, con la ausencia del casco, su cabello rosado estaba alborotado y ahora era posible ver sus ojos oscuros.
-Creo que tiene razón. –Dijo Flug, tímido.
El científico intentaba cooperar, les había permitido hacer y deshacer, estaba tan nervioso por lo que acontecería ese día que no podía hablar sin sentir nauseas. Desde muy temprano estaba de pie, no logró conciliar el sueño en toda la noche, los días pasados estuvieron llenos de emoción por el suceso que venía, pero tan solo un día antes cayó en la cuenta de todo lo que cambiaría en su vida por algo como eso, no se trataba de una simple ceremonia o un anillo en el dedo anular, era una unión definitiva llevada a cabo con un ser poderoso, al que amaba con su alma, un demonio tan influyente que lo haría contraer nupcias frente a poderosos villanos de antaño, los ojos de todos estarían sobre él, no solo durante la boda, sino por el resto de su vida, se convertiría en alguien distinto para todos a partir de ese día. No estaba arrepentido de su decisión, rápidamente notó que fue apresurada, no muy bien meditada, pero estaba feliz de ser imprudente, ahora solo debía dedicarse a no cometer tantos errores durante el día y sobre todo a no vomitar sobre su futuro novio.
-Si se lo quita se verá muy simple o enmarañado, no podemos dejarlo así. –Contestó Farfala ignorando al doctor.
Desde una silla al otro extremo de la recámara, se encontraba una chica de cabello bicolor, uniformada como el resto, incómoda por la sencillez de su apariencia, sin su habitual gorro de camaleón, solo su cabello atado en una coleta larga. Las miraba discutir con apatía, con la mejor expresión de fastidio que podía poner, por obvias razones no era el mejor de sus días. Se levantó en silencio y caminó hasta el doctor, nadie le prestó atención hasta que ella misma hizo a un lado a las villanas para acercarse, se colocó tras el científico y comenzó a peinar su cabello, todas la miraron sin decir nada, trenzó un par de mechones a cada costado y los ató con el resto de su cabello en una coleta baja, le daba una apariencia sencilla pero no desarreglada, después simplemente regresó a su lugar.
-Es… perfecto, gracias Demencia. –Dijo Flug con una sonrisa dulce, la chica solo desvió la mirada y continuó con su amargura.
-Bien, asunto resuelto, creo que estás listo. –Habló Farfala, animada.
La puerta de la habitación se abrió, Umbra entró con una amplia sonrisa, llevaba puesta una larga gabardina negra y su peinado alborotado habitual.
- ¡Hey! Disculpen la tardanza, encontré… algo valioso en el camino. –Comentó apuntando hacia atrás con el pulgar.
Detrás, Lady Belle Mort entraba en el lugar y les dedicaba a todos una pequeña reverencia, se veía tan elegante como siempre, llevaba un vestido negro completamente hecho de encaje, era de manga larga y falda mediana, tenía puestos guantes de color negro, pequeños tacones y su diadema con orejas de conejo tenía esta vez adornos de flores de encaje negro.
- ¡Lady Belle! –Dijo el doctor, emocionado y se acercó a la dama rápidamente.
-Oh cielo… te ves maravilloso. –Comentó enternecida.
-Parece que le da más gusto verla a ella que a cualquiera de nosotros. –Murmuró Domina ofendida.
- ¿Y a quién no? Es Lady Belle. –Respondió Umbra.
-Parece que no es el único emocionado por verla. –Se burló Ékrixi.
La expresión de apatía de Demencia fue remplazada por un semblante embelesado, la chica veía admirada a la dama, estaba atenta a cada movimiento. Demencia volvía a sentir ese cosquilleo, la villana siempre había sido una mujer refinada, de vestimenta elegante y gustos selectos, pero en ese momento se veía… diferente, el vestido acentuaba bien su delicada figura, por primera vez podía apreciar sus piernas desnudas, su piel de color exótico aparentaba ser muy suave, no evitó preguntarse cómo se sentiría tocarlas, maldijo por lo bajo a su juventud, las hormonas le hacían esas malas jugadas, sacudió la cabeza tratando de deshacerse de ideas un tanto vergonzosas que pasaban por su mente ¿En qué rayos pensaba?, desvió la mirada en busca de distracción, sus mejillas coloreadas la delataban terriblemente.
-Te ves espléndida, querida. –Dijo Belle, la mujer estaba justo frente a Demencia a escasos centímetros.
La chica se sobresaltó, la villana se acercó en medio de su ensimismamiento, no lo notó. – ¡Yo! Eh… me veo, te ves… -Balbuceó- ¡Debemos irnos! –Gritó levantándose de golpe y salió torpemente de la habitación.
Belle la observó confundida, fue una reacción sumamente rara y que no supo interpretar.
-Es verdad, se hace tarde. –Dijo Spectre.
-Solo denme un segundo. –Habló Umbra, se desabotonó su larga gabardina y se la quitó dejándola a un lado.
Todos los presentes quedaron boquiabiertos, excepto Flug, la araña tardó varios segundos en notar la expresión de sorpresa que tenían al verle.
- ¿Qué? –Preguntó con extrañeza.
- ¡¿Eres una chica?! –Gritó Farfala.
Umbra llevaba puesto su vestido negro que le correspondía como dama de honor, llevaba zapatillas sin tacón en sus cuatro piernas y dos de sus brazos descubiertos. Soltó una risa comprendiendo al fin la situación, se encogió de hombros, divertida.
-En efecto. –Respondió.
-Vaya, ni siquiera yo lo sabía. –Comentó Belle.
Farfala reaccionó explosiva, se acercó y la tomó de los hombros sacudiéndola. -Te he tratado como un hombre todo este tiempo ¡Me has hecho quedar como una idiota! –Gritó exasperada.
- ¡Nadie lo sabía! –Dijo en su defensa, la araña se dejaba zangolotear y no podía tomar el momento con seriedad.
-Me siento timada. –Murmuró Spectre observando el espectáculo.
-No hay tiempo para esto, –Interrumpió Belle tras ver el rostro de Flug lleno de urgencia- debemos irnos.
El grupo salió finalmente de la mansión, frente a esta se encontraba una larga limosina negra muy elegante, en el puesto del conductor estaba Dryadalis esperando pacientemente, en el último asiento se hallaba Demencia, había despedazado con los dedos todo el borde de su vestido, se le veía ansiosa. La chica observó a todos adentrarse en el vehículo, Flug se veía feliz, nervioso, pero feliz, la joven tenía una extraña mezcla de sensaciones en su interior, estaba avergonzada por haberse comportado como una idiota frente a Belle, la mujer la ponía nerviosa y los nervios la volvían torpe, con ella descubrió que no era del todo desinhibida, podía cohibirse bastante cuando… en realidad no estaba segura del motivo, tampoco quería averiguarlo, le esperaba un día largo y posiblemente también una noche, debía guardar energías.
En el templo de adoración al sombrero negro, un demonio de gran porte y gracia esperaba con frágil paciencia junto al altar, el momento se acercaba, estaba listo, vestía elegantemente de traje negro, un saco ajustado con cola de golondrina y pequeños botones dorados, de fondo un chaleco y corbata negros sobre una camisa azul índigo, su sombrero de copa estaba adornado por un lazo del mismo tono de azul, de él colgaba un sutil adorno de encaje negro y cadenas doradas que hacían juego, se apoyaba sobre un bastón con empuñadura redonda de color índigo. Podía notar que Eva la Loca le había dado mucha preferencia a Flug ese día, el azul no era su color preferido y no acostumbraba a llevar dorado en sus prendas, evidentemente vestía así para combinar con “la novia”.
El villano observó todo el lugar, pensativo, era un templo relativamente nuevo pero su diseño era al estilo gótico renacentista, a decir verdad, bastante artístico, de paredes de cantera negra, gigantescas cúpulas y vitrales que mostraban figuras un tanto tétricas, la mayoría siendo siluetas del demonio. Frente a Black Hat se extendían un par de largas filas de bancas de madera oscura, en ellas esperaban una gran cantidad de villanos, todos dispersos según la familia a la que quisieran representar, algo más que tenía en común con Flug, ninguno tenía familia biológica a la cual pudieran invitar. De su lado se hallaban villanos de antaño, algunos retirados, colegas y subsidiarios que, si bien no apreciaba, sentía que podía respetar por su gran historial delictivo, como ejemplo estaba Orco, un demonio de distinta índole, entusiasta, incluso fastidioso, pero con el cual ahora compartía algo interesante, ambos se enamoraron perdidamente de un humano, ahí estaba él junto a su esposa e hijo, los padrinos de velación de la ceremonia, siendo una familia feliz. En el lado opuesto se sentaron los villanos más jóvenes, incluso estaban algunos empleados como 5.0.5. en primera fila y Teresa justo detrás de él, sin lugar a dudas el científico había ganado amigos desde que inició su relación, ahora era más del agrado de ellos.
La ceremonia estaba por iniciar, Stephania Chanteur se colocaba en el órgano, uno de los más grandes retos de la preparación de la boda fue convencerla de tocar la marcha nupcial, la mujer se negaba rotundamente ya que lo consideraba algo que estaba muy por debajo de su nivel, afortunadamente la ministro fue capaz de convencerla.
- ¿Nervioso? –Preguntó una voz de mujer sacándolo de su ensimismamiento.
El demonio se giró, a su espalda se encontraba Radharani Chitrakaar preparándose para oficiar la ceremonia, la mujer lucía elegante, llevaba un vestido negro de falda mediana con escote, Pin Up, al estilo de los años cincuenta, sobre la tela estaban bordadas en hilo blanco ramas y hojas, como si una frondosa enredadera trepara por el vestido, y sobre su cabeza tenía puesta una fedora ondulada.
-No. -Contestó secamente.
-Entonces… ¿Ansioso?
Black no respondió, solo volvió a mirar el gran portón de entrada, ya era hora.
La limosina se detuvo frente al enorme templo en medio del bosque, fue un milagro que el vehículo pudiera llegar hasta ahí por la estrecha brecha llena de baches, las puertas se abrieron y todos aparcaron. Flug sentía que su corazón iba a salirse de su pecho… o primero sería su estómago por su boca, las náuseas aún lo acosaban, los nervios crecían, atravesaron la primera entrada llegando a la recepción, las damas adornaron sus cabezas con sombreros cloché, era casi una obligación usar sombrero en ceremonias que giraran en torno a Black Hat, a su costado se acercaba el grupo de los caballeros de honor, aquellos que debían acompañarlas al entrar, la expresión de todas denotó de inmediato su inseguridad, los susodichos eran villanos atemorizantes seleccionados por el demonio; Padre, Él, el Lich, Hunson Abadeer, Puro Hueso y el recién llegado Aku, quien desapareció de la historia por un largo tiempo. El doctor estuvo consciente todo el tiempo de que no serían del agrado de las chicas, pero no pudo hacer nada al respecto, de hecho, podía jurar que Black Hat lo había hecho a propósito.
Todos se prepararon, acomodados en fila de dos en dos y encabezados por la pequeña Anni Chabriola, la paje.
-Querido, Susi acaba de traer esto para ti. –Llamó Belle entregándole un pequeño ramillete de flores de escarcha.
La pequeña curiosidad de la boda, él sería la novia, después de muchas discusiones al respecto, no fueron capaces de lograr algo que fuese más equitativo, uno de los dos debía entrar después, finalmente el papel de la novia fue para Flug, nada que los tomara por sorpresa en realidad. El científico tomó las flores y vio a la villana dispuesta a marcharse.
- ¡Espere! –Llamó con urgencia.
La mujer frenó en seco y lo miró desconcertada. Flug se acercó y la tomó de la mano con timidez.
-Quiero pedirle algo… -Hizo una pausa reuniendo el valor para hacerlo- Como sabrá, yo… no tengo familia y no quisiera entrar solo… ¿Aceptaría acompañarme y entregarme al señor Black Hat?
Belle abrió los ojos con sorpresa, sonrió con dulzura y lo miró conmovida. –Por supuesto que sí, cariño, será un honor.
La marcha nupcial comenzó, alertando a todos, el enorme portón se abrió, la pequeña Anni entró en puntillas, con su vestido de ballet, dejaba caer pequeñas flores de escarcha al suelo que se rompían en el trayecto dejando un camino de nieve blanca y brillante, los caballeros y damas entraron en seguida, tan felices como les era posible a pesar de la incomodidad y finalmente entró la estrella del espectáculo, acompañado de una hermosa y elegante dama, Flug caminaba con una tenue sonrisa fijando la vista en quien estaba por convertirse en su marido. El semblante del demonio no tenía precio, era uno que no se veía seguido, estaba admirado, podía ver claramente un brillo desprenderse de los preciosos ojos del doctor, un tenue rubor, una sonrisa con dedicatoria, exclusiva para él y un traje digno de su persona.
Las damas y caballeros se acomodaron en su sitio, el demonio se acercó para recibir a su pareja, la dama conejo tomó la mano del doctor entregándosela.
-Aquí tiene mi Lord, cuídelo como a su vida. –Tomó las muñecas de ambos- Tienen suerte, no todos tienen la dicha de compartir su vida con quienes aman, traten de no hacerse trizas… aunque de todas maneras es parte de la experiencia, un corazón roto siempre sanará a lado de la persona indicada. –Finalizó dejándolos y se sentó junto a 5.0.5.
Black Hat llevó la mano de Flug a sus labios y depositó un beso en ella, mirándolo con picardía. –Espléndido. –Dijo en voz baja, el doctor reaccionó avergonzado y caminaron juntos al altar.
Radha carraspeó, abrió el libro ceremonial y paso los dedos sobre las páginas para leerlo. –Bienvenidos sean todos al templo del sombrero negro, estamos aquí reunidos para celebrar la unión de dos inconmensurables villanos bajo la autorización de nuestro amo y señor Black Hat.
La ceremonia transcurrió, la artista ciega leía los escritos del libro designados a ese tipo de evento en particular, algunas eran largas frases que hablaban de la importancia de su unión, otras eran alabanzas al narcisista demonio y algunas eran frases en alguna lengua extinta que solo los presentes más antiguos comprendían.
El doctor miró de reojo a Black, estaba concentrado, realmente estaba tomando todo con mucha seriedad, con autentico interés, así era él, no importaba cuanto le fastidiara algo o alguien, si se trataba de un compromiso mostraba madurez, era lindo ver que le importara tanto. Los nervios no habían desaparecido, tenía algo planeado que no lo dejaba tranquilo, se repetía mil veces que tenía que salir bien, sentía miedo de que no fuese así o fuera demasiado “cursi” para el demonio, solo le calmaba recordar que así inició todo.
Radharani pasó a realizar preguntas de escrutinio, se cuestionaba su voluntad, su libertad, su fidelidad al sombrero, toda pregunta era respondida positivamente.
-Lord Black Hat, –Inició Radha- ¿Acepta a Kenning Flug Slys en esta sagrada unión para amarlo e intentar no asesinarlo en el proceso, en la salud y la enfermedad hasta que su condición de mortal los separe?
El científico se sintió incómodo por la pregunta, era una realidad, además de que el hecho de obligar al demonio a darle debido amor y respeto era imposible, él sería el responsable de terminar con esa unión, tendría que morir tarde o temprano, abandonándolo, jamás pensó en eso antes, si aquello era felicidad para el villano, sería efímera inevitablemente, sintió un terrible pesar por la mera idea, pero una respuesta positiva por parte de Black le hizo saber que estaba consciente de ello y que al parecer no le importaba, sentía curiosidad por lo que había pasado por su cabeza antes de responder.
-Flug Slys. –Continuó la dama ciega- ¿Acepta a Lord Black Hat en este eterno matrimonio para amarlo y respetarlo sin morir en el intento, en la salud y la enfermedad… si es que es posible… hasta que tu muerte los separe?
Bien, la mujer estaba asomándose mucho a la realidad, se volvía incómodo, su honestidad a veces era brutal.
-Acepto. –Respondió firmemente.
-Rogamos entonces que el sombrero negro les de su aceptación… aunque siendo él quien se casa supongo que es obvio.
El chico miró a su pareja, a pesar de las imprudencias de la artista, parecía estar manteniendo muy bien la compostura.
-Es el momento de colocar las argollas, los símbolos que muestran la eternidad de la unión de dos almas que sin buscar la perfección ajena encontraron perfección en el ajeno, un encuentro fortuito.
Cininda Lleyi se acercó, llevaba en sus manos un cojín negro de borlas rojas, sobre él estaban dos preciosas argollas de oro con un fino grabado, las figuras que tenían formaban una figura estando una al lado de la otra, era un Nudo Perenne, símbolo celta de amor eterno, joyas que evidentemente eran muy costosas. Orco y Sis se acercaron, su deber era ser sus testigos principales, el molesto demonio le dedicó al villano una mirada burlesca, le divertía estar presenciando de lo que Black tanto se había burlado en antaño de él.
Ignorándolo, Black levantó la mano izquierda del doctor, tomó una de las joyas y la acercó, lo vio directo a los ojos, con esa mirada aparentemente fría, pero que el científico sabía interpretar, lo miraba de esa manera cuando tenía algo muy importante que decirle, cuando había algo sincero, a veces duro, pero siempre honesto de qué hablar. El demonio permaneció inmóvil un instante, parecía meditar lo que estaba por hacer, sus mejillas se tiñeron, reunió fuerza y habló.
-Flug… Si el mundo no girara o el tiempo no existiese, entonces, jamás moriría, jamás morirías, tampoco nuestro amor… -Su voz se quebró un instante, lo que decía era demasiado dulce para poder con ello, especialmente frente a todos, no estaba acostumbrado, pero la mirada del doctor, ilusionada por escucharlo recitar, lo obligaba a continuar- pero el tiempo no es necesario, nuestro amor es eterno, no necesitamos del sol de la luna o los astros para… Ugh… para seguir amándonos… -Ahora se cuestionaba por haber elegido ese poema específicamente, en el momento le había parecido perfecto para él, tal vez a solas en su habitación, pero ahí era mucho más complicado- Si la vida fuera otra y la muerte llegase entonces, te amaría hoy, mañana… por siempre… todavía. –Finalizó y puso la argolla en su sitio.
-Vaya… al parecer no es tan frio como pensábamos. –Murmuró Teresa.
-Supongo que la bolsita lo ablandó. –Respondió Christine con una pequeña risa.
El doctor sonrió enternecido, aquello lo inspiraba, era una señal para continuar con su plan, era perfecto. Tomó el anillo restante y repitió la acción.
-Black Hat… Permanece a mi lado, cuando se apague mi luz, y la sangre se arrastre y mis nervios se alteren con punzadas dolientes, y el corazón enfermo y las ruedas del tiempo giren lentamente. –Inició, pudo ver una mirada de asombro por parte de Black, era un poema muy denso para ser recitado por él- Permanece a mi lado para no perderte ahora, para quererte siempre, y así protegerte de la llama incandescente que derriba las puertas y aplasta las vidas, dejándolas muertas, en espantosa huida. –Finalizó y de igual manera colocó el anillo en su dedo.
-Es tan emotivo. –Dijo Belle, conmovida, limpiándose pequeñas lágrimas con un pañuelo de tela.
-Excelente… eso fue espeluznante. –Comentó la artista para sí.
Se llevaron a cabo los pasos siguientes de la ceremonia; la entrega de las arras por parte de Teresa para la abundancia, la firma del acta matrimonial, la colocación del dichoso lazo por parte de Maggie y Allister, ambos magos se acercaron desde extremos opuestos, se murmuraron molestos algo entre sí mientras trataban de ponerse de acuerdo, afortunadamente fue una riña más discreta de lo que esperaban y en cuestión de segundos estaban unidos de manera simbólica.
-Esperamos que su eterna unión les sea placentera, si alguien desea oponerse, que hable ahora o calle para siempre… aunque si quiere seguir con vida más le vale callar.
Flug tragó pesado, estaba dando la espalda a sus damas de honor, entre ellas se encontraba Demencia que, aunque les había demostrado aceptación y entero respeto por su relación, temía que su locura sacara a flote sus celos en ese instante.
Desde los asientos, Belle presenció complacida todo el ritual, de vez en cuando echaba pequeños vistazos al grupo de chicas uniformadas, el doctor no era el único preocupado, pero por el contrario que él, a la dama le angustiaba el estado de animo de cierta chica de gran fuerza y cabello bicolor, se le veía apagada, inmersa en sus pensamientos, afortunadamente para algunos la joven no reaccionó a la pregunta, pero para otros pocos como la villana pooka era preocupante, le punzaba el corazón verla afligida, Demencia podría jurar haberlo superado todo lo que ella quisiese, pero mostraba una realidad distinta.
-Bien, si nadie desea ser estúpido… -Comentó con un poco decepción, hubiera sido divertido que alguien abriera la boca- Por el poder que me ha sido conferido por la orden del sombrero negro yo los declaro marido y… uh… -Balbuceó, frenando sus palabras- Flug. –Dijo finalmente ganándose una expresión de desprecio por parte de Black, algo que sabía que estaba sucediendo y agradecía no poder ver- Puede besar a la… ¡Pueden besarse! –Corrigió.
Ambos se miraron, abochornados, estaban a punto de cerrar un acuerdo mutuo, un pacto en donde juraron amarse, estar unidos, ser un equipo por lo que les restara de vida, no podía haber más dudas, ahora se pertenecían. Black tomó la iniciativa, rodeó el rostro de Flug con ambas manos, se acercó con decisión y finalmente unió sus labios, un beso gentil, tímido, correspondido con gusto, el doctor se dejó llevar por la emoción y se colgó de su cuello profundizando el beso. La música volvió a sonar, el toque lento del órgano daba fin a la ceremonia, los invitados se pusieron de pie listos para ver salir a la pareja. Al separarse permanecieron un instante así, mirándose, preguntándose cómo habían llegado hasta ese punto, de una brusca relación laboral, a llevar en sus manos argollas de matrimonio, solo bastó encontrarse, conocerse de verdad para decidir estar juntos por siempre. Se tomaron de la mano y finalmente caminaron por la alfombra hacia la salida, hacia un capítulo nuevo donde continuarían viendo juntos la vida en rosa.
El momento de la recepción, todos se habían reunido en el gran salón, 5.0.5. y las damas de honor continuaban haciéndose cargo de todo, no querían ver a ninguno de los recién casados moviendo ni un dedo ese día, no lo permitirían. Las mesas estaban llenas, invitados de distinto origen compartían mesa, algunas familias como la de orco, padre y los Valdoom llenaban mesas completas, la familia de vampiros se presentaba por primera vez en mucho tiempo, estirados, serios y vestidos de negro como siempre.
La pareja entró al lugar, fueron recibidos por una mezcla de sonrisas sinceras, falsas adulaciones y miradas de disfrazado desdén, así era esto, todos eran criminales después de todo.
-Pero miren nada más… -Inició Orco, acercándose a la pareja- aquí está el señor “que patético te ves desposando a una humana” –Comentó burlesco.
Una larga sombra oscura lo atravesó de repente, Orco escupió una sangre verdosa y se dobló de dolor, fue atravesado por un largo tentáculo proveniente de Black, este lo observaba molesto con semblante arrogante, cuando lo soltó cayó de rodillas de inmediato.
- ¡Señor Black Hat! –Exclamó Flug, reprendiéndolo, asustado por la repentina acción.
-Tranquilo, –Dijo Orco con dificultad- esto sanará en un instante… ¡Pero el traje era caro!
-No comprendo cómo es que jamás te queda claro que no debes tomarte ese tipo de confianzas conmigo, pequeña basura. –Espetó Black- Demonio que baila…
-Siempre tan agradable.
-Me disculpo por eso, -Habló Flug, nervioso- ¿Quiere algo de beber? –Preguntó llevándoselo, alejándolo del villano cuanto antes, sabía que no lo soportaba, pero jamás pensó que eso sucedería, se sentía mal, que fueran los testigos de su matrimonio fue idea suya, era la única pareja sólida que conocía.
El doctor tomó un vaso de agua con hielos de una bandeja que venía cargando un Hatbot y se la ofreció al demonio con una sonrisa llena de culpa.
-Me sorprende bastante que hayas aceptado desposarte con él. -Comentó de repente.
Flug lo miró desconcertado, el comentario lo tomaba por sorpresa.
-No eres como él, no eres esa clase de villano.
-Lo sé... Y de hecho yo se lo propuse a él.
El ser oscuro soltó una ruidosa risotada. - ¡Vaya! ¿Quién lo iba a decir?... Sí que eres peculiar. -Retomó un poco de seriedad- No debes apenarte, sé que no le agrado, lo conozco desde hace mucho, nunca nos entendimos bien... jamás pude convertirme en el tipo de demonio que él esperaba que fuera. -Dijo con nostalgia- A mí me gusta bailar. -Sonrió- Aunque creo que gracias a ti me comprende un poco más.
-Aun así, no me pareció una buena reacción de su parte.
-Es un malvado villano ¿Que esperabas? ¡Debes saberlo mejor que nadie!
-Sí, pero...
-Además, es natural, como dije antes, nunca nos entendimos... Seguramente le recuerdo a alguien... A cierto demonio.
- ¿A quién?
-A alguien de sombrero blanco. -Respondió con sencillez, el doctor lo miró confundido- Pero no hablemos de eso, deberás disculparme, debo ir con mi esposa.
Orco se alejó dejándolo desconcertado y con muchas preguntas en la boca, no pudo evitar que se fuera.
- ¡Hey! ¿Cómo está la novia más hermosa del mundo? -Preguntó Nightmare con una enorme sonrisa, se acercaba junto con Allister.
-Silencio Rouge, -Calló Allister- ¿No ves que estamos frente al nuevo lord de la mansión Black Hat? -Comentó con burla.
- ¡Oh es cierto! Le ruego me disculpe, su majestad. -Hizo una reverencia entre risas.
Flug rio divertido. –Nervioso, un poco aterrado. -Respondió tratando de ignorar el tema anterior.
-Oh vamos, no deberías, ahora eres inmune. -Contestó el goblin.
-Cierto, cualquiera de aquí deberá pensar dos veces en si quiera hablarte, incluso los más poderosos.
-Lo dudo, sigo siendo un empleado.
-El empleado favorito de todos. -Comentó una voz a su espalda, era Umbra, se acercaba con el grupo de chicas.
-Miren, aquí viene la maestra del disfraz y el engaño. -Habló el mago.
-Yo no engañé a nadie, ustedes supusieron que era hombre por algún motivo. -Respondió encogiéndose de hombros.
-Cállate araña, todos nos sentimos timados. -Dijo Farfala, molesta.
Umbra suspiró resignada, pero se sentía positiva, tendría que pasárseles algún día.
-Quiero una foto del recién casado. -Dijo Domina emocionada y tomó una fotografía con una cámara profesional- Las fotografías y el video les llegarán en un par de días.
-Te lo agradezco... A todos, ha sido un día perfecto.
- ¡Aún falta mucho! -Gritó Maggie- su primer baile, el brindis, el banquete, cortar el pastel, el ramo...
-Podemos descartar el baile, -Interrumpió- el señor Black Hat odia bailar.
-Bien, entonces yo bailaré contigo, -Propuso- su amargura no va a arruinarte el día.
El doctor rio ante la propuesta. -Ni siquiera soy bueno haciéndolo.
Al otro lado del salón, el demonio charlaba con la dama conejo y un grupo de villanos de alto nivel.
-Se ha visto tan… varonil toda la ceremonia, le tengo envidia a su doctor. –Decía Él entre suspiros.
-Cualquiera podía tenerle envidia con la vida llena de riquezas que le espera. –Contestó Abuelo con desdén- Yo siento pena por usted señor Black Hat, pudo encontrar un mejor partido… aunque el muchacho ha cumplido cada capricho de mis nietos y mi patético hijo Benedicto, peticiones estúpidas, nada productivo ha hecho ese bueno para nada…
El demonio viró los ojos, el decrépito anciano aprovechaba cada momento que se le presentara para quejarse de “Padre”, aunque era cierto que era un inútil.
-Que mal gusto señor Abuelo, -Dijo Belle- el doctor Flug es un joven con muchas aptitudes y cualidades maravillosas, no veo por qué sería un mal partido. –Comentó molesta.
-Señorita Belle Mort, este anciano sabe discernir entre un buen empleado y un buen partido. –Se defendió.
- ¡Difiero por completo!
Black suspiró hastiado, no tenía la más mínima intención de discutir con el viejo, la vejez de los humanos era irritante, vería por enésima vez a la dama pooka discutir con él, siempre sucedía.
-Interesante placer el que ha elegido, Lord Black Hat. –Dijo alguien a su costado.
El villano buscó el origen de la voz encontrándose con Mandy, la niña le hablaba sin mirarlo, tenía su atención en el centro del salón, donde se abría un gran espacio entre las mesas.
-Me parecía alguien que elegiría otro tipo de sufrimiento… -Continuó- el odio es por mucho el placer más largo, el hombre ama con prisa, pero detesta con calma… el amor puede volverse tormentoso con el paso del tiempo.
-No veo por qué tendría que sufrir. –Respondió Tajante.
-Lo averiguará más pronto de lo que cree. –Apuntó con la barbilla al centro del salón.
Entre las mesas Flug bailaba al ritmo de un tango clásico, “Por una cabeza”, tocado únicamente en violín por Stephania con su inhumano talento, el doctor danzaba con una mujer de cabellera roja y curvas espectaculares, ambos se movían perfectamente, aunque parecía que ella tomaba las riendas, se paseaban descaradamente por todo el centro del salón.
- ¿Te diviertes? - Preguntó Maggie tras ese disfraz de mujer seductora.
-Mucho... Pero me preocupa que el señor Black Hat se moleste por esto.
-Vamos Flug, confía en mí, relájate y disfruta.
- ¿Qué demonios cree que está haciendo? -Se alarmó Teresa levantándose de su silla, veía al par bailar despreocupados.
-Alguien tiene muchas ganas de morir hoy. -Respondió Christine.
El par se movía por toda su improvisada pista, algunos murmuraban al verlos, quizá frases de asombro por su osadía, no solo porque nadie bailaba en una reunión de Black Hat, también porque quien lo hacía era "la novia", y lo hacía con alguien más. Entre giros y giros, se acercaron sin darse cuenta hasta Black Hat, la música finalizaba, Flug dio un giro y la hechicera lo hizo inclinarse como en cualquier paso final, el doctor cambió su expresión de inmediato al levantar la mirada y ver al demonio con ese semblante severo.
-Mi Lord Black Hat, que placer verlo hoy. -Dijo Maggie con sarcasmo, retomó su apariencia normal, sonrió abiertamente y dando un chasquido se esfumó.
El doctor perdió el equilibrio, pero el villano evitó que cayera, aún con esa expresión de molestia.
La hechicera apareció al otro lado del salón, se recargó en un muro junto a Allister y el grupo, todos excepto ella veían la escena angustiados.
-Veinte Hatcoins a que todo termina en desastre. -Dijo el mago.
-Hecho. -Respondió Maggie.
El científico se incorporó, le sonrió nervioso. -Señor, yo...
Un tintineó llamó la atención de todos, era el sonido de una cuchara golpeando una copa de cristal.
-Me permiten su atención. -Habló Belle, el salón entero quedó en silencio- Me gustaría hacer un brindis por la feliz pareja.
Black abrazó rápidamente a Flug por los hombros y les sonrió a todos de forma maliciosa, esa postura con la que rara vez solía guardar apariencias. El doctor repitió la acción, pero sabía que algo andaba mal.
-Esta bella unión fue algo que pocos esperábamos, pero me permitiré decir que hasta los villanos más inalcanzables pueden encontrar el complemento perfecto. -Les dedicó una mirada cómplice- A partir de hoy ambos deberán amarse como prometieron, pero eso es solo una parte, tendrán que aprender a comprenderse, ignorar los detalles insignificantes que podrían afectarlos, ceder de vez en cuando a los caprichos del otro, -Enarcó las cejas, era una clara indirecta- no se trata de obedecer a exigencias claro está, pero hay cosas de las que se podría prescindir por la felicidad del otro... Es momento de terminar con los sermones y desearles la mejor de las experiencias, una vida juntos tiñendo al mundo de finas desgracias con lo que ambos pueden aportar como grandes villanos. -Levantó su copa- Salud, mis señores.
El salón entero alzó las copas, un instante después todos volvían a sus charlas, los Hatbots empezaron a servir los platillos del banquete.
La pareja permanecía estática, el rostro de Black se volvió serio y el doctor sentía la angustia crecer.
-Desea... ¿Desea comer algo señor? -Preguntó tímidamente.
El villano lo miró de repente, sin cambiar su expresión. Lo tomó de la muñeca con fuerza y lo jaló, llevándolo fuera del salón. El doctor se alarmó, pero no opuso resistencia.
-Me debes veinte. -Dijo Allister triunfante.
-No cantes victoria, mago de feria. -Contestó la hechicera- Vamos. -Lo haló del saco llevándoselo también.
- ¡Hey! ¿A dónde vamos? -Intentó soltarse.
-A averiguar quién perdió la apuesta.
El grupo de villanos jóvenes los vieron irse y se escabulleron detrás de ellos.
La dama conejo los vio satisfecha, se enteraría después que fue lo que ocurrió. Logró divisar una larga cabellera verde deslizarse hacia la salida junto con ellos y tomar un rumbo distinto, Demencia había pasado desapercibida todo el día y eso no era normal, preocupada, decidió ir detrás de ella.
El demonio llevó al científico hasta una habitación cercana, se introdujeron en ella y cerró la puerta, otra habitación sin algún uso en particular, era amplia y solo tenía un par de libreros y un gramófono viejo en una esquina.
-Jefe, lamento si eso le molestó, le juro que no fue mi intención. -Se excusó.
Black no respondió, rebuscó algo entre los libreros, sacudía la tierra y revisaba minuciosamente, el joven solo lo observaba angustiado. Casi de lo más alto del librero, el demonio sacó lo que estaba buscando, era delgado cartón cuadrado, de él extrajo un acetato, sopló quitándole la tierra y lo colocó en el gramófono, la música comenzó a sonar, era una balada lenta de dudosa procedencia. Se acercó hasta donde estaba el chico, lo tomó de la cintura y de una de sus manos, posicionándose.
- ¿Esto es lo que querías?
Flug estaba estupefacto, el villano estaba por hacer algo que odiaba o al menos eso creía.
-Yo... pensé que no bailaba.
-No en público. -Respondió y sonrió con complicidad.
El científico correspondió el agarre, tomó su hombro y permitió que el villano lo llevara, un baile lento, fluido, tierno, era un momento muy especial.
- ¡Hazlo ya! -Grito Allister.
-No voy a abrir un portal, van a darse cuenta. -Respondió Maggie.
El grupo de villanos se encontraba junto a uno de los muros de la habitación donde estaba la pareja, alejados lo más posible de la puerta.
- ¿Cómo pensaban verlos entonces? -Cuestionó Farfala.
-Ugh... Esperaba que no se encerraran.
-Solo abran un maldito portal. -Dijo el goblin, exasperado, se giró a ver a Spectre.
La chica se sobresaltó al percatarse de las miradas. -Oh no, no, olvídenlo, mis portales son muy impredecibles.
Las miradas pasaron a Christine y Teresa.
-No sé qué esperan que yo haga. -Respondió la súcubo con sencillez.
-Ni siquiera lo piensen, si alguno de ellos me ve no podré moverme. -Contestó Teresa.
-Vaya, los únicos con esa habilidad son un montón de cobardes. -Habló Lleyi en tono despectivo.
-Oh ¡Tengo una idea! -Exclamó Teresa, se acercó a Dark Phantom y lo agarró de la cabeza tomándolo desprevenido, y lo estrelló contra la pared- Atraviesa el muro y di que ves. -Ordenó.
- ¡Suéltame maldito duende! -Gritó intentando zafarse.
-Es una excelente idea. -Dijo Maggie y presionó su cabeza junto con Teresa.
El villano fantasma bufó resignado y atravesó con lentitud el muro, un minuto después agito los brazos desesperado. Las chicas lo soltaron dejando que saliera.
- ¿Que viste?
- ¡Están bailando!
- ¿Estas bromeando? -Preguntaron al unísono.
En medio de la emoción Maggie abrió un pequeño portal en el muro, daba a la parte trasera de un librero, a través de los espacios entre los libros podía verse a la pareja. Todos se asomaron en la medida de lo que podían por el pequeño agujero.
-Gané. -Murmuró Maggie a Allister.
En otra parte de la mansión, justo en el extremo opuesto, Demencia miraba al exterior sentada en el marco de una ventana, ya había oscurecido. La chica observaba el cielo, pensativa, podría salir sin problemas al exterior, era una pequeña ventana al jardín marchito, pero no tenía ánimos de moverse.
- ¿Todo está bien, cariño? -Preguntó Belle a su espalda.
-Todo está de maravilla… -Respondió con un tono de voz plano, sin ninguna emoción.
La mujer se recargó en el marco, intentaba ver a donde ella lo hacía. –Es una linda noche.
-No te esfuerces… no lo vale.
La dama bufó agobiada. –Dicen que… -Inició- hay puertas que deben cerrarse para que otras se abran, puertas que pueden conducirte a mejores destinos.
-Es una frase muy genérica.
-Pero es real…yo amé por mucho tiempo a alguien que me partió el corazón y aprendí demasiado del amor, creo que ahora puedo agradecer haber sufrido ese dolor.
-Y ahora estás sola.
Belle rio. –A veces tu honestidad es brutal, -Suspiró resignada- no estoy sola, si no hubiera renunciado a esa vida, ahora no tendría la maravillosa relación que tengo con tu jefe, no conocería a Flug, a los villanos y especialmente… a ti.
- ¿Yo que podría tener de especial?
-Esa pregunta es muy sencilla, eres la chica más valiente y fuerte que podría existir, –Dijo con emoción- eres soñadora, divertida… eres hermosa.
Demencia se ruborizó en el acto, observó a Belle, la villana no la miraba, tenía la vista pegada en la nada y una media sonrisa en los labios.
-Después de esto serás más feliz, -Continuó- una vez que lo sueltes todo cambiará, llegará a ti una persona que pueda amar todo lo que te compone, que pueda ver lo especial que eres… que ame a la chica bajo el disfraz de Alebrije. –La miró y tomó lentamente su mano, con una tenue sonrisa.
La chica observó esos ojos rosados y grandes, coquetos, la mujer era una belleza exótica, tan elegante, ella era la gracia encarnada en un modelo compacto con el suficiente poder y maldad como para acabar con el mundo ella misma, la mujer inalcanzable que muchos villanos quisieron desposar… y que aparentemente le tenía un afecto peculiar solo a ella, a tal grado de siempre estar presente con esa sonrisa amable, preocupándose por ella, pese a sus despectivas reacciones.
-Bonnivet… -Llamó de repente y desvió la mirada- ¿Quieres sentarte? –Invitó haciendo un espacio a su lado en el marco de la ventana.
Movimientos suaves, pasos bien marcados, un ambiente que poco a poco se volvía más sensual al ritmo del mismo tango, el ligero cambio del acetato, un demonio que lo seducía con porte y gracia, tan hábil que podría ser un mal chiste su odio por el baile. Black lo manipulaba con facilidad, era un arte que dominaba, tan cercanos el uno al otro, movimientos íntimos y sincronizados, de vez en cuando en un giro podía apreciar esos ojos verdes con una mirada hipnotizada, pero la mayor parte del tiempo solo podía sentir su aliento rosar su cuello.
-Usted es bueno en todo, señor Black Hat. –Dijo en un susurro provocándole al demonio un escalofrío.
-Si sigues hablando voy a hacértelo aquí mismo.
-Eso suena tentador. –Respondió con una pequeña risa- Me gusta todo de usted, señor Black Hat. –Volvió a decir, provocándolo.
El villano lo hizo montar una pierna sobre su cintura, un paso clásico de aquel baile, pero con ello fue capaz de sentir la reacción física que provocaba su voz, quizá estarían por un largo rato en aquella habitación.
Fuera de la habitación todos seguían observando, tal vez tendrían que retirarse cuando las circunstancias se volvieran un poco intensas.
Maggie se escabulló separándose del grupo y caminó de vuelta al salón.
- ¿Te vas tan pronto? –La interceptó Allister.
-Todo está volviéndose muy meloso para mi gusto, dejaré el portal ahí, puedes seguir observando si quieres.
-Tampoco quiero, realmente todo está volviéndose meloso, incluso Nightmare está considerando rescatar a la chica Valdoom de sus estirados padres, me preocupa.
-Vaya, ya era hora, la pobre tiene toda la noche junto a ellos mirando el móvil.
Caminaron en silencio, el mago se desvió, caminó repentinamente al lado opuesto del salón.
- ¿A dónde vas? –Preguntó Maggie.
-No quiero volver, los ancianos me fastidian… ¿Vienes? –Invitó con una sonrisa.
Maggie lo miró dudosa, lo siguió insegura, tampoco quería regresar, lo único interesante ahí era la comida. Ambos subieron al segundo piso, el mago se sentó en el barandal de la escalera, desde ahí se veían los pasillos tétricos de la mansión y la gran luna desde un ventanal cercano, la hechicera se recargó a su lado.
-Esa es una luna para hacer brujería de la buena. –Comentó Maggie.
-Es una luna para estar acompañado. –Respondió serio.
La chica rio. –No sabía que eras poeta.
-Te ves muy hermosa hoy.
La hechicera se ruborizó, estaba atónita ante el comentario. –Bien, conozco esa mirada ¿Qué ocurre?
-Nada… solo quería decírtelo… supongo que aún te extraño. –Dijo nostálgico.

Notas finales:

Espero no haber decepcionado a nadie en el fragmento de la ceremonia, estoy terrible en esas cuestiones, tuve que tomar un protocolo específico como referencia, así que esto fue un poco complicado, espero les haya gustado u_u


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