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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

¡Hola!


Lamento mucho la demora, ayer intenté publicar el capítulo, pero tuve problemas con una de las plataformas a las que subo este fic, me marcaba error, lo intenté varias veces sin éxito, así que opté por alargar un poco la espera (No es la primera vez que me causa problemas).


En fin, aquí estamos de vuelta yeiii…


Esta vez no hay datos interesantes para este capítulo en especial, aunque si varias aclaraciones a lo largo del capítulo de cierto AU… (¬w¬ ya saben cuál).


En cambio, les tengo un dato que olvidé del capítulo anterior. Como habrán notado todos los individuos demonios muy relacionados a Black Hat tienen nombre de algún sombrero, Madre Capelina no es la excepción. Una capelina es un sombrero para mujer, de copa redonda y de ala ancha, bastante lindo; utilizado principalmente en verano, en playas; son de textura fresca, liviana y flexible, por lo general llevan adornos como listones o flores.


Sin más preámbulos aquí está el capítulo <3


Los personajes no me pertenecen, son obra de Alan Ituriel.

-Oh hermano… no hay duda de que eres un anciano. –Habló con disgusto un demonio que antes llevaba un sombrero blanco.


El individuo abría la puerta del lujoso auto clásico de Black Hat, tenía una mueca en su rostro, le disgustaba tener que conducir un vejestorio. Agradeció el descuido de su hermano, las llaves del automóvil se hallaban puestas junto al volante, eso le ahorraría muchas molestias.


Encendió el vehículo y se encaminó a su destino, su nuevo hogar por los próximos días, tenía que meditar bien sus primeras acciones, no iba en blanco, conocía a detalle los movimientos de la organización Black Hat, a sus trabajadores, sus principales subordinados que habitaban la mansión y cada habitación en ella, su misma casa era una versión espejeada de aquella mansión negra, no podía errar. La información recaudada para esa misión le costó agotadores días de lectura, de profunda investigación, su subordinado fue capaz de hackear el sistema el tiempo suficiente como para obtener documentos importantes y el perfil completo de los subordinados del demonio negro, conocía a su hermano y su estilo de vida, pero ahora tenía un pequeño problema... no tenía idea de que estuviera casado, la pregunta era ¿Con quién?, no sabía que encontraría al llegar a la mansión, por un lado, le aliviaba saber que no se trataba de Lady Belle, la mujer era demasiado perspicaz, pero por otra parte, podría ser alguien mucho más poderoso, una mujer digna de su hermano, debía tener precaución.


Llegó a su destino, respiró profundo antes de bajar del automóvil, mostró aquel semblante de molestia habitual en su hermano y se dispuso a ser su viva imagen, el grandioso villano.


Abrió la puerta con naturalidad, entró al inmueble topándose con un rostro desconocido, un joven de mirada verde que lo recibía con una sonrisa, tras inspeccionar su atuendo cayó en la cuenta de que se trataba del científico de la organización, la bolsa de papel no estaba en su rostro.


-Doctor Flug. –Pronunció, esperaba no equivocarse.


-Bienvenido, señor Black Hat. –Contestó el joven.


El demonio siguió de largo sin responder, el mínimo contacto le evitaría problemas.


Flug lo observó desconcertado, esa había sido una respuesta muy fría, podía suponer que su salida no fue grata, tenía la curiosidad de preguntar, pero quizá eso podría irritarle más, sencillamente se decidió a volver a su laboratorio, aún le quedaba mucho trabajo por hacer.


White se dirigió a su nueva oficina, soltó un suspiro de alivio al encontrarse dentro en completa soledad, aceptaba no ser muy diestro en el arte del engaño, era un perfecto cambiapieles, pero la apariencia no bastaba, debía ser convincente, era lo negativo de ser un héroe, demasiado entrenamiento para lograr honestidad.


Se sentó en el escritorio, era momento de trabajar, su objetivo era ser su hermano hasta encontrar la manera de abrirle el paso a la organización de héroes al sistema de la mansión, necesitaba la contraseña del ordenador principal, además, debía liberar a los agentes y de paso romper la estructura de la organización, sin negocio no habría villanos preparados para atacar. Pasaron los minutos, comenzaba a tomar práctica, contestaba llamadas, responder con molestia no era complicado, el papeleo era igual al que él mismo manejaba todos los días, pan comido.


Un sonido inusual lo puso alerta, algo rascaba los muros.


- ¡Blacky! -Gritó Demencia de repente, cayendo del techo.


En medio de la sorpresa, White reaccionó atacándola, la golpeó con fuerza. La joven salió despedida hasta el muro de en frente, chocando y cayendo al suelo.


-Ugh... -Se quejó incorporándose.


El demonio permaneció estático, no sabía que hacer exactamente, ese acto fue impulsivo y podría costarle toda la misión.


-Demencia. -Dijo lo más molesto que podía mostrarse.


-Blacky. -Contestó contenta con una amplia sonrisa.


El héroe estaba atónito, al parecer era una acción normal entre ellos, parecía que la chica era maltratada con constancia, realmente estaba decepcionado de su hermano.


- ¿Qué quieres? -Preguntó serio.


- ¿Qué estás haciendo? -Habló curiosa.


-Trabajando. -Respondió tajante.


- ¿Por qué?


-Porque no tengo opción.


- ¿Por qué?


-Porque el negocio se vería afectado si no.


- ¿Por qué?


-Porque no realizaría ventas. -Contestó irritado, empezaba a desesperarse.


- ¿Por qué?


-Porque no contestaría llamadas... ¿Necesitas algo, niña? -Cuestionó finalmente.


-Nop.


White permaneció en silencio, la joven lo observaba con un gesto estático. No sabía qué hacer para que se fuera.


- ¿Estás enojado? -Preguntó inocente.


-No.


Demencia cambió su semblante, se mostró confundida. - ¿No estás enojado?


Eso era extraño, Black Hat era la furia en vida.


-No. -Volvió a decir regresando a sus deberes, tratando de ignorarla.


La joven permaneció seria, algo andaba mal, no era una respuesta común.


-Bueno. -Respondió retomando su alegría y salió del lugar.


El demonio se masajeó la sien, olvidaba que la locura era una actitud habitual en los villanos, no lo soportaba, tenía tanta paciencia cómo su hermano, aunque mejor habilidad para manejar la frustración.


En el laboratorio, el joven doctor finalmente arreglaba los últimos detalles a los planos de los nuevos inventos, estuvo trabajando en ellos arduamente por largas horas, ahora solo quedaba recibir el visto bueno por parte de su jefe, era un pretexto excelente para verlo y darse un respiro. Ya había anochecido, el descanso definitivo vendría pronto, le llevaría una taza de café caliente para ayudarle a relajarse hasta que terminaran el trabajo del día y pudieran ir tranquilos a la cama.


Se dirigió a la cocina, llevaría dos tazas, al llegar encontró a la joven villana en la mesa del comedor, se encontraba sentada, recargada sobre el dorso de su mano, se le veía pensativa. Flug pasó junto a ella tratando de no importunarla, no quería desatar algo como lo ocurrido horas atrás.


-Flug. -Llamó la chica, el aludido la miró, nervioso- ¿Cuantas veces has visto a Black Hat enojado?


El científico arqueó una ceja, confundido. -Creo que... siempre, -Respondió extrañado- es más fácil contar los momentos en que no ha sido así.


- ¡Exacto! -Exclamó levantándose de su asiento, sobresaltando al chico- algo anda mal. -Finalizó sentándose, retomando su antigua postura.


Flug parpadeó desconcertado, se giró y se retiró lentamente, eso fue muy extraño. Se acercó a la cafetera, la hizo funcionar, mientras tanto, pensaba en la pregunta de la joven, si lo meditaba un poco más, Black realmente había cambiado mucho, jamás dejaría de estar enojado tal y como lo insinuó un instante antes, pero su agresividad había disminuido notoriamente, le complacía saber que era el responsable.


Caminó con ambas tazas hasta la oficina del demonio, no se molestó en tocar, simplemente entró y pudo notar un sobresalto en su jefe.


-Doctor Flug. -Saludó el demonio mostrándose impasible.


-Hoy ha sido muy formal conmigo ¿Todo está bien? -Preguntó ofreciéndole una taza.


-No veo cual es el problema. -Respondió seco.


El chico viró los ojos, dejó sus cosas a un lado, se sacó la bolsa de la cabeza, el accesorio que ya muy pocas veces usaba, se acercó a él y lo abrazo por la espalda en la medida que el respaldo del asiento se lo permitía.


White permaneció estático, mudo y confundido, no recordaba que Black permitiera ese tipo de contactos, mucho menos con sus subordinados. Estaba inseguro de cómo reaccionar, en especial después de aquel suceso con Demencia, decidió hacer lo mismo, lo hizo a un lado bruscamente.


-Déjese de tonterías, doctor. -Dijo molesto.


El científico parpadeó atónito, pero no estaba molesto o herido, simplemente era muy extraño, en otro momento el demonio ya estaría besándolo sobre el escritorio.


-Señor, ¿De verdad todo está bien?


El demonio se alarmó ¿Que rayos había ocurrido con su hermano?, la agresividad en él era usual, pero ahora parecía que con el joven no acostumbraba a ser así, permaneció en silencio, expectante.


Flug suspiró, se quitó la bata y los guantes, se apoyó sobre la mesa, lo observó fijo. -Jefe, sabe que puede hablar conmigo de lo que sea, si hice algo que lo incomodara puede decírmelo. -Comentó preocupado.


El héroe no respondió, aparentaba estar calmado, pero la realidad era que pensaba desesperadamente en qué hacer. Sabía que la parte complicada de la misión sería convencer a los subordinados de Black Hat, pero realmente eso lo hacía sudar, definitivamente no servía para los engaños, estaba acostumbrado a hacerse el héroe después de todo. Analizó la situación, observó a detalle al joven frente a él, algo en particular llamó su atención: en su dedo anular llevaba una sortija, le parecía haber visto una idéntica en algún lado, con ese diseño tan especial.


- ¿De dónde sacaste ese...? -Inició, pero por fortuna cerró la boca a tiempo, lo recordó.


-Ese... -Habló el doctor, el demonio estaba pasmado.


White se puso de pie repentinamente, sobresaltando al chico, lo observaba con una mirada llena de confusión. No podía creerlo, tampoco quería hacerlo, ese anillo era idéntico al de su hermano, pero eso solo significaba una cosa... Black Hat estaba casado con un hombre ¿Cuando ocurrió eso?, en ningún momento de su larga vida su hermano había mostrado señales de atracción por nadie, solía ser especialmente amable con algunas mujeres, pero eso era impensable con un hombre. Ahora estaba casado con un subordinado ¡No tenía sentido! Para su infortunio debía comprobarlo de algún modo, y, de ser así, pasar su estancia fingiendo estar enamorado de un joven desconocido.


Se armó de mucho valor, dio un par de pasos, vio de frente al joven que lo observaba con desconcierto, se inclinó y lo besó en los labios, suavemente, con un poco de miedo a haberse equivocado. Le gustaría poder decir que haber acertado era una fortuna, pero le había parecido mejor la idea de pasar aquellos días con una hermosa mujer, no esperaba eso.


Flug correspondió el beso de inmediato, suspiró aliviado, se colgó de su cuello profundizándolo. Le alegraba que todo estuviera en orden, aunque algo le decía que no del todo, Black no se comportaba igual, de hecho, ese beso era distinto, algo sabía diferente en él.


Ambos se separaron, el doctor le sonreía ruborizado. White estaba incómodo, ni siquiera el beso con su propio hermano había resultado tan extraño, aunque admitía que el chico era lindo, tenía unos bellos ojos y finos rasgos, era adorable. No cometería el error de sonreír también, eso era seguro, la felicidad de Black solo era mostrada en una sonrisa maliciosa o un gesto serio.


-Comenzaba a preocuparme, señor. -Comentó, tomó la taza del escritorio y volvió a ofrecérsela- ¿Qué le parece si nos relajamos?


El héroe tomó el recipiente, asintió, volvió a su silla y le dio un gran sorbo, realmente estuvo a punto de escupirlo, observó la bebida con ligero desagrado, estaba demasiado amarga. Se sentía especialmente estúpido por no haber tomado en cuenta todos esos detalles, sus estilos de vida eran muy opuestos, no toleraba los sabores amargos, detestaba los colores en su entorno, solía ser mucho más afectuoso, pero el hecho de que el doctor fuera un chico lo incomodaba demasiado. El joven le daba sorbos a su café, ese momento parecía ser tan común para él, se preguntaba cómo es que esa persona había cautivado tanto al gruñón demonio que tenía por hermano, algo muy admirable debía haber en él.


-Me alegra ya no tener tanto trabajo, al fin puedo pasar más tiempo con usted. -Habló el muchacho.


-Ahora que lo mencionas, -Inició, era un tema de conversación bastante acertado para él- mañana haremos algunos cambios al sistema de seguridad de la mansión, necesitaré el código para ingresar al computador principal.


El doctor reaccionó confundido. - ¿Usted planea usar el computador?


- ¿A caso me crees incapaz? -Preguntó fingiendo estar ofendido, no ignoraba que el demonio negro era un completo bruto en cuestión de la tecnología, pero algo debía hacer para abrirse paso y modificar el sistema él mismo.


-Por supuesto que no, -Respondió con nerviosismo- pero si necesita algo puedo hacerlo por usted sin problemas.


-No te preocupes, puedo hacerme cargo. -Contestó orgulloso y le dio un trago a su amarga bebida.


El científico estaba extrañado, pero no podía negárselo, después de todo él seguía siendo el jefe, aunque admitía que le preocupaba, Black no era muy diestro con los instrumentos tecnológicos, algo podía salir mal. No tenía opción más que aceptar.


Pasaron el rato en una charla cotidiana, hicieron una pequeña revisión a los planos que sorpresivamente el demonio terminó por dejar intactos.


White se encontraba al fin en la recámara del villano, aliviado de poder tener un descanso.


- ¿Por qué todo es negro en esta casa? -Se preguntó fastidiado al ver la habitación- y demasiado pulcro para mi gusto...


Se quitó el saco dejándolo en el suelo, se aflojó la corbata y se sentó en la cama. Era un momento de quietud, le crispaba los nervios ser descubierto en el primer día, pensaba muy seriamente hacer ese tipo de misiones con más frecuencia, necesitaba práctica.


La perilla de la puerta se movió, agradecía no haber cambiado su apariencia, el científico entraba en la habitación.


-Ya estoy aquí. -Anunció, se quitó la camiseta y pasó a desabrochar su pantalón.


Los nervios de White subieron, era de esperarse que también durmieran juntos, después de todo eran una pareja formal, pero ¿Qué estaba haciendo? Si era lo que pensaba, ahora sí estaba perdido.


El joven se sentó junto a él, semidesnudo, solo llevaba ropa interior, le dedicó una sonrisa de complicidad y le acarició el rostro.


- ¿Qué ocurre? -Preguntó el chico.


-Nada, -Respondió apurado- te ves muy lindo. -Dijo inseguro, no pudo pensar en nada más.


Flug rio. -Señor, hoy ha estado un poco... extraño.


El héroe no respondió, como un acto desesperado, intentando zafarse de los nervios, besó al joven. Debió esperarlo, no pudo evitar sobresaltarse cuando el chico lo obligó a recostarse, comenzó a desabotonar su camisa y a besarlo con intensidad, sus labios eran muy suaves y el sabor de su saliva muy dulce, pronto dejó de parecerle desagradable, tenía cierto encanto, aun así, no estaba listo para lo que el joven tenía en mente.


Una alerta sonó en su cabeza cuando el doctor comenzó a desabrocharle el pantalón, la mano del joven lo acarició suavemente en la entrepierna. Entre aquellos besos húmedos, las caricias y los movimientos suaves del chico, el calor subió en él, sorpresivamente una erección se hizo presente. El joven era sumamente encantador, bastante sexy, a decir verdad, ese lindo rostro lo ayudaba bastante, ahora comenzaba a entender, incluso consideraba dejarse llevar hasta el final.


No tenía una preferencia sexual, admitía ser bastante curioso, aquello podría funcionar, decidió tomar las riendas. Tomó al joven por los hombros, le dio un giro a la situación colocándose sobre él, besó su cuello, tenía un apetitoso aroma y sabor, acarició su torso, intentaba conocerlo, llevó su mano a la entrepierna presionando con suavidad.


-Ah... Black Hat. -Gimió excitado.


Ese joven era distinto a cualquier humano, se sentía diferente, había algo en su energía que no podía descifrar, por un momento le pareció que algo no encajaba, como si no fuese parte de él.


-Señor... -Llamó trayéndolo a la realidad. El joven mostraba un gesto incómodo.


- ¿Qué sucede? -Preguntó levantándose.


Flug se incorporó rápidamente cubriéndose la boca, intentando retener algo, bajó de la cama con velocidad y llegó hasta el baño.


El demonio escuchó como el doctor se quejaba. Lo siguió encontrándolo apoyado en el retrete vomitando.


- ¿Te encuentras bien?


-Estoy... estoy bien. -Contestó con dificultad- En realidad, creo que estoy enfermando, me ha ocurrido lo mismo hace varias horas. -Otra arcada apareció y volvió a vomitar.


White se acercó, sostuvo su cabello, ayudándolo, lo miraba con recelo, ahí había algo sospechoso, pensaba en una lejana posibilidad que necesitaría corroborar a lo largo de los próximos días.


-Deberías descansar, -Comentó- dejaremos nuestro asunto para otro día. -Dijo con una sonrisa maliciosa.


-Sí señor... -Contestó con ligera decepción.


El héroe estaba un poco aliviado, involucrarse de esa manera con él pudo ser un error. Se resignó a dormir a su lado, el joven se abrazó a él, acurrucándose.


-Hoy huele un poco diferente ¿Cambió su colonia?


Era impresionante lo mucho que el chico conocía a su hermano.


-Si. -Respondió tajante.


-No lo tome a mal, pero me gustaba más la otra.


El demonio viró los ojos, agradecía que el joven no viera la sonrisa en su rostro. -Cállate y duerme. -Ordenó- Mañana usaré la anterior.


-Está bien...


A la mañana siguiente, el héroe se encontró solo en la habitación, se estiró, se sentía renovado, hacía mucho tiempo que no dormía tan plácidamente.


-Hermanito, a ti sí que te gusta la comodidad. -Dijo con una sonrisa.


Exploró la habitación, tal como había prometido debía oler igual que su hermano, se dio un cómodo baño en la gran tina del villano, realmente estaba disfrutándolo todo, ese día incluso vestiría su ropa, era momento de comenzar con el auténtico plan de esa misión. Antes de irse echó un vistazo a la pequeña caja de madera que lo ayudó a efectuar su plan, no podía descuidarla bajo ninguna circunstancia, la guardó en su nuevo saco y salió de la habitación.


En el comedor esperaban, como todos los días, los habitantes de la mansión, listos para comenzar el desayuno. El doctor se había despertado temprano a trabajar, pero no podía ausentarse a desayunar.


White entró en el lugar, con un gesto molesto, se sentó en la que evidentemente era la silla principal del comedor.


-Buen día señor. -Saludó Flug.


- ¿Ya estás mejor? -Preguntó mientras leía el periódico.


-Me siento bien, creo que ya no tengo nada. -Contestó.


-Excelente.


La joven villana lo observaba fijo, algo no cuadraba, el demonio leía con dificultad los pliegos, de hecho, parecía que no lo hacía, solo lo intentaba.


- ¿Cómo estás Blacky? -Preguntó sonriente.


-No es tu asunto. -Respondió.


Esa era una respuesta bastante normal, aun así, creía que no todo era así.


El experimento entró en la habitación, como siempre, sirvió el desayuno de cada uno y se sentó al lado del doctor. Todo iba bien, un desayuno normal.


Satisfecho, White se levantó de su sitio, acarició la mejilla del joven y de paso, la cabeza del oso azul. 5.0.5 lo observó irse, extrañado, no le molestaba, pero eso no era normal y todos en lugar lo notaron.


- ¿Qué mierda fue eso? -Preguntó la chica.


-No tengo la menor idea... -Respondió Flug, desconcertado, pero le gustaba pensar que lo hacía por él.


-Extraño, ¡Eso no es normal! -Grito poniéndose de pie.


- ¿Qué quieres decir?


-Vamos nerd, no puedes decir que algo no anda mal.


- ¿Qué estaría mal?


- ¡Todo! Eso jamás había sucedido.


El doctor lo meditó. -El jefe está un poco diferente desde ayer, pero vamos, 5.0.5. merece un buen trato.


-Pero no es normal. -Contestó desesperada y salió rápido del lugar.


Flug y 5.0.5. se miraron entre sí, ninguno sabía que opinar al respecto.


La joven llegó a su habitación, saltó en la cama, tomó su móvil y comenzó a textear en él. Mandaba un mensaje con destino a la dama pooka, tenía la intensión de apaciguar sus inquietudes, quizá estaba exagerando las cosas, pero tenía un mal presentimiento y no podía quedarse de brazos cruzados, si había alguien en el mundo capaz de aclarar cualquier sospecha en torno a Black Hat, era la villana.


Más tarde, el científico se encontraba ocupado una vez más en su laboratorio, trazaba líneas sobre un papel azul cuadriculado, fue una idea no planeada, un posible grandioso invento.


La puerta del laboratorio se abrió, el demonio blanco bajó los peldaños metálicos.


-Flug. -Llamó, serio.


-Jefe, -Saludó feliz de verlo- ¿Necesita algo?


-En efecto, aquello de lo que hablamos anoche.


El científico lo recordó con inquietud, no estaba muy de acuerdo, el sistema de seguridad era complejo y caprichoso, temía que algo saliera mal.


-Está bien, -Contestó inseguro- solo deme algunos minutos, tengo una idea que no puedo dejar escapar.


-De acuerdo.


White caminó por el sitio mientras esperaba, apreciaba los macabros inventos que se exhibían, le sorprendía que tales cosas tan peligrosas hubieran salido de la mente de un joven aparentemente inofensivo, era posible que lo subestimara. Observó con especial atención a un grupo de individuos de pie en la esquina del lugar, inmóviles, no eran como cualquier otro robot en la mansión, parecían humanos, sabía de quien se trataba, eran los agentes de la organización de héroes, una parte importante de su misión, esperaba encontrarlos en peor estado.


-Flug. -Volvió a llamar.


- ¿Qué ocurre? -Respondió el aludido.


-Tengo una curiosidad ¿Cómo has logrado mantenerlos al margen? -Preguntó apuntando a los individuos.


El doctor sonrió satisfecho, le gustaba que cuestionara su trabajo, era el momento en que podía presumir sus dotes. -Control cerebral, inserté un dispositivo de control en su cráneo y a lo largo de su columna vertebral, están completamente conscientes, pero no son capaces de manipular su propio cuerpo por sí mismos.


El demonio los inspeccionó, suponía que hablaba del sombrero de copa. Sintió un escalofrío al percatarse de la ausencia de sus ojos y la máscara que estaba adherida a su rostro, si estaban conscientes todo el tiempo, debían sentirse impotentes, asustados y confundidos, no podían ver, hablar o moverse.


- ¿Puede revertirse?


-Claro, -Respondió distraído mientras dibujaba- pero no tiene sentido, sus nervios están dañados, funcionan por el impulso de los dispositivos, si los desconectáramos tendría vegetales humanos: Ciegos, mudos y cuadripléjicos. -Se encogió de hombros- En ese caso es más prudente asesinarlos.


Eso lo complicaba todo, debía informarlo cuanto antes, la posibilidad de salvarlos era nula, el doctor tenía razón, era más prudente e incluso clemente matarlos que liberarlos, al menos era un pendiente menos. Le hubiera gustado sentir compasión, pero le daba lástima, eran esclavos eternos o muertos vivientes, solo eso, jamás podrían retomar su antigua vida, pensaba asesinarlos en cuanto tuviese oportunidad.


Sin seguir tocando el tema continuó husmeando. Caminó hacia una estantería, estaba llena de rollos de papel cuadriculado, archivos y libretas, observaba lo que podía. Una libreta en particular llamó su atención, estaba abierta, tenía algunos papeles encima, pero pudo apreciar un fragmento de un curioso dibujo, sin consultarlo la tomó y ojeó. El demonio soltó una sonora risa llamando la atención de Flug.


- ¿Qué demonios es esto? -Preguntó mostrándosela, sonreía burlón.


El doctor sintió la vergüenza subir a su rostro, era el dibujo y apuntes que había hecho la tarde en que Black Hat entró en celo, el dibujo que mostraba era claramente un pene lleno de espículas.


- ¡Señor! Yo... ¡Puedo explicarlo! -Gritó alarmado.


- ¿Es lo que creo que es?


-Ugh... Sí... -Respondió apenado.


-No te avergüences, es bastante preciso.


- ¿De... de verdad? -Habló atónito.


-Sí, -Contestó mientras leía los apuntes- es extraño que lo dibujaras, pero supongo que tu inevitable humanidad lo provocó.


-No quería olvidarlo...


White lo observó con una media sonrisa, eso lo decía todo, prácticamente confirmaba sus sospechas, si su hermano copuló con él aquel día, entonces los resultados eran inevitables, el tiempo y los síntomas encajaban a la perfección con sus suposiciones.


-Puedo ver que tienes muchas dudas, quizá pueda ayudar.


- ¡¿Lo dice en serio?! -Flug estaba incrédulo, la última vez que se tocó el tema el demonio se había mostrado terco a seguir con ello, esa oportunidad valía oro.


-Claro, estoy de oferta. -Respondió con sencillez.


-Bien... -Dijo entusiasmado, sacó un lápiz y tomó una hoja cercana- para comenzar, sé que no conoce su función, pero ¿No sabe nada de las púas?


-Espículas, -Corrigió- contienen veneno.


- ¿Qué?


-Inyectan algún tipo de veneno, no es un veneno mortal, es más bien una sustancia que adormece.


Eso tenía sentido, ahora entendía por qué no pudo ponerse de pie de inmediato aquella vez. -Y sirve para...


-Para que la madre no sienta dolor durante la implantación del huevo, evidentemente.


- ¿Se refiere a la fecundación?


-No, no existe tal cosa en seres como nosotros.


-No comprendo...


-No sé cómo explicarlo de una manera científica ni ninguna de esas estupideces, -Se encogió de hombros- lo que puedo decirte es que el macho inserta un huevecillo que crece en el interior del otro individuo.


-En el útero, supongo. -Comentó mientras lo escribía.


-En cualquier parte, -Aclaró, sonrió maliciosamente- el huevo se encarga de sobrevivir por sí mismo.


Flug estaba estupefacto, no esperaba algo como eso. -Entonces... supongo que debe ser algún tipo de réplica del padre, al no tener ninguna relación con...


-No te equivoques, -Interrumpió- sí hereda características de la "madre", de alguna manera que desconozco.


-Vaya... -Soltó admirado- es más complejo de lo que pensaba... ¿Y dura...?


-Supongo que depende de la madre.


-Cierto, ya lo había mencionado.


El demonio estaba satisfecho, era su buena acción del día, lo estaba preparando para entender una futura noticia que cambiaría su vida para siempre, en realidad... La de todos.


El móvil del doctor sonó. -Disculpe. -Dijo y contestó la llamada.


White esperó pacientemente hasta que finalizó, aún no olvidaba lo que pensaba hacer en el laboratorio, pero requería la asistencia del científico.


-Señor, -Llamó colgando el teléfono- Lady Belle viene en camino.


El héroe se mantuvo serio en apariencia, en su interior nació una ligera ansiedad, no podía permitirlo, sin embargo, era una excelente oportunidad, algo que también estaba dentro de sus planes secundarios, la mujer era un peligro latente del que debía ocuparse.


-No, vuelve a llamarla y avísale que iré yo mismo a hacerle una visita. -Dijo encaminándose a la salida- Dejaremos el otro asunto para después, prepárame un vehículo. -Ordenó.


-Uhm... ¿Está segu...?


- ¡¿Puedo ir?! -Gritó repentinamente Demencia saliendo de la ventila del laboratorio, lanzando lejos la rejilla y haciendo un desastre.


- ¡Demencia! -Gritó Flug, furioso- ¿Qué demonios tienes en la cabeza?


-Nada. -Respondió la chica.


El doctor quedó mudo, era la respuesta más cierta que había dado desde que la conocía.


- ¿Puedo ir? ¿Puedo ir? ¿Puedo iiir? -Preguntó suplicante.


-No. -Respondió molesto y se marchó a paso apresurado.


La joven hizo un puchero bastante decepcionada.


-Ja Ja. -Dijo Flug con burla ganándose una mirada de desprecio por parte de la chica.


En los pasillos, el demonio caminaba decidido a la salida, tocaba suavemente el bolsillo donde llevaba la pequeña caja de madera, sonreía tenue.


-Estás por darte otro festín, pequeña amiga. -Murmuró- Hermano mío, sé que no estás solo allí dentro, pero creo que te agradará más tu nueva compañera, es momento de obtener nuestra séptima perla.


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