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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

¡Hola, hola!


Aquí de vuelta después de tanto tiempo… ¡Lo siento! Las últimas semanas fueron un caos entre escuela y hospital (no se asusten, como médico, no como paciente), ha sido una locura y tengo una lectora testigo jaja.


Además, este capítulo rompió record… ¡65 páginas! No podía dejar de escribir, quería todo esto en un mismo capítulo, entonces no pude evitar tardarme tanto, sin mencionar la revisión ortográfica, gramatical… También quiero mencionar que muchas partes las escribí casi dormida, así que una disculpa de antemano si sale algo sin sentido que haya pasado por alto.


¡NOTICIÓN! Ya tenemos el diseño del primer personaje del BloodlineAU, este personaje fue diseñado por el artista Shomaky.


Pueden encontrarlo en Facebook como “Shomaky, mis dibujos” o shomashomaky1 en Twitter. (Abajo el link directo al dibujo, también lo dejé en mi muro en Wattpad).


https://twitter.com/shomashomaky1/status/1116146135402520576?fbclid=IwAR0s1JfNoYSzuDgr3MrbgYAxUV6ncmVjXjV8Sf7RmxIfXSa5a_GC0h8eKq0


La cosa es la siguiente… no pensaba que vieran el diseño de ningún personaje hasta ser presentado, pero cuando un artista hace una comisión por lo regular la publica, entonces pensé en aprovechar esto y dejarles pequeños spoilers de estos personajes, publicar el link a las redes de los artistas para que puedan verlos, PERO no sabrán su nombre o su papel en la historia hasta que sea su primera aparición, tampoco los verán en orden.


AHORA A LOS DATITOS CURIOSITOS.


Enroque al rey: Este es un movimiento perteneciente al juego de ajedrez que involucra al rey y a una torre, cuenta como un solo movimiento. Consiste en mover ambas piezas al mismo tiempo, el rey se mueve dos casillas a lo largo de la primera fila en dirección a la torre y luego se coloca a la torre junto al rey. Sirve para refugiar al rey detrás de los peones y para dejar a la torre en una mejor posición.  Es la única jugada en la que el rey se mueve más de una casilla, la única en que se mueve más de una pieza a la vez y la única en la que la torre puede saltar por encima de otra pieza.


No sé cuántas veces ese movimiento me salvó el juego jaja.


Oni: Son criaturas del folclore japonés, pueden ser el equivalente a los ogros y demonios occidentales. Son usados dentro del arte asiático.


Es muy probable que los hayan visto alguna vez, especialmente una máscara de uno, son cosas icónicas de Japón.


Kimono Happi: Es un Kimono corto, comúnmente hecho de algodón, se identifica por sus símbolos en la espalda. Antiguamente eran de color azul oscuro o negro, con adornos en rojo y blanco, era la vestimenta de los sirvientes de un hogar. Por lo que los símbolos a la espalda eran el símbolo familiar.


Naga: A muy grandes rasgos (porque hay información muy variada al respecto), son seres de mitología hinduista, son serpientes semidivinas con torso y cara humana, generalmente de mujer. Son una especie fuerte y hermosa que puede asumir una forma completamente humana o completamente de serpiente y es potencialmente peligrosa. Viven en un reino subterráneo llamado Naga-loka, o Patala-loka, que está lleno de palacios resplandecientes, adornados con gemas preciosas. La deidad creadora Brahma relegó a las nagas a las regiones inferiores cuando se hicieron demasiado pobladas en la tierra y les ordenó que mordieran solo al verdadero mal o aquellas destinadas a morir prematuramente. Son guardianas de tesoros.


Es a lo que le suelen llamar “Lamia” cuando tiene una forma semi humana, pero la lamia es una criatura completamente diferente, no se confundan, ni siquiera son similares en aspecto, no sé por qué las llaman así.


Ensimismamiento: Es la acción de ensimismarse, lo que es sumergirse en sus pensamientos.


Esto no tiene nada que ver con el capítulo jaja pero usé esta palabra y me sorprendió lo larga que es ¡Tiene 15 letras! Ok ya, al capítulo.


Volvemos a la programación regular.


Las Cuatro Estaciones.


(Antonio Vivaldi)


Concierto N°. 4 en fa menor L'inverno (El Invierno)


   I. Allegro non molto.


   II. Largo.


   III. Allegro.

Un maravilloso día por la mañana, el sol brillaba y los colores del exterior le daban un aspecto llamativo a todo el entorno. El interior de la mansión blanca comenzaba a movilizarse con los dos únicos individuos que habitaban en ella.


El demonio blanco tarareaba contento mientras se ocupaba de preparar los manjares matutinos, estaba más feliz que cualquier otro día, la noche anterior había sido un rotundo éxito, quizá no fue capaz de llegar al objetivo que usualmente buscaba cuando tenía una cita con alguien, pero la charla fue absolutamente enriquecedora y tenía la certeza de haber dado un gran paso con su querido doctor. En realidad, todo era diferente ahora, nunca estuvo tan entusiasmado por una simple charla, aquello estaba dándole un gran giro a su rutina, aunque solo fueran pensamientos que vagaban por su mente, sentía que todo florecería pronto. Se jactaba de ser un magnífico cocinero; batía, freia y horneaba con ímpetu teniendo en mente lo mucho que al científico iba a gustarle.


Sorpresivamente la puerta de la cocina se abrió, algo infrecuente, su único acompañante acostumbraba a esperar sus alimentos en su área de trabajo. El demonio se giró para observar al individuo que entraba en el lugar. Quizá ocurrió por ser inesperado o tal vez por que quedó embelesado al instante, pero no pudo evitar soltar el contenedor en el que batía un par de huevos provocando que se derramara en el suelo e hiciera un desastre.


-Y ahí va mi desayuno... -Comentó el joven de piel morena- ¿Qué pasa, White? Pareces distraído.


El científico caminó por la cocina esquivando las manchas en el suelo, estaba descalzo, de hecho, estaba prácticamente desnudo, solo llevaba puesto su ajustado bóxer negro que no dejaba mucho a la imaginación. Tomó una jarra de la cafetera llena y vertió tranquilamente el líquido en una taza, actuaba como si nada ocurriera.


White Hat estaba mudo, sorprendido, quizá más que eso. Jamás en su vida había visto al joven de esa manera, ni siquiera imaginó nunca que se podría ver tan bien, inclusive aquella vez en la que ambos compartieron un momento íntimo, el demonio no le quitó una sola prenda al chico, pudo deleitarse con la imagen de su falo erecto, y aun así aquello provocó muy rápido que su pantalón se ajustara en la entrepierna. Muchos sucios pensamientos abordaron su cabeza, comenzaba a tomar en serio aquellos comentarios del científico en los que le hacía entender que era un pervertido de primera.


El joven se acercó hasta él quedando a escasos centímetros, poniéndolo nervioso, se paró en puntillas alcanzando un poco el nivel de su rostro. White abrió la boca intentando decir algo, solo pudo balbucear, se sintió intimidado ante la mirada severa que le era dedicada.


- ¿Te molesto? -Preguntó serio.


El demonio reaccionó, el joven alzaba una mano intentando alcanzar la alacena tras él. Al hacerse a un lado, permitió que buscara una azucarera de porcelana para terminar su café. Aparentemente su imaginación estaba haciéndole una mala jugada, pero le parecía extraño, no era habitual en él pasearse así por la mansión, jamás se acercaba tanto, no era así de descuidado. Relacionando la charla de la noche anterior, llegó a considerar que, tal vez, el científico lo hacía a propósito, buscando que diera un paso en falso o probara que había sido completamente honesto.


-Supongo que hoy no desayunáremos. -Comentó Slug sacando a su jefe de su estado ensimismado, tomó un plátano del frutero.


-Yo... lo prepararé de nuevo. -Respondió serio, observó con detenimiento como el chico pelaba la fruta- Doctor ¿Está poniéndome a prueba? -Preguntó sin escalas.


Slug lo miró dedicándole una media sonrisa, lentamente metió la fruta en su boca sin despegar sus ojos de él, la mordió con suavidad, se tomó su tiempo para masticar y tragar, relamió sus labios con mucha humedad. -No. -Respondió sonriente, tomó su taza de café y salió del lugar.


White quedó estático, estaba seguro de que la batidora que aún llevaba en la mano estaba ahora hecha trizas, no podía dejar de mirar la puerta, su boca estaba más húmeda de lo normal, realmente no podía creer que aquella sugestión hubiera llegado al punto de hacerlo salivar. Su boca dijo no, pero sus acciones dijeron algo completamente diferente, sin duda planeaba torturarlo hasta hacerlo flaquear, sin embargo, no planeaba perder, debía demostrar que había sido completamente honesto en sus palabras. -Bastardo. -Pronunció fastidiado, seguro de que esa sería la rutina por los próximos días, un nuevo juego había comenzado.


Por otro lado, Slug caminaba satisfecho por los pasillos, su plan fue más que exitoso, se sentía engrandecido por no haber perdido el toque, un talento que después del bachillerato se vio obligado a dejar de ejercitar, tal vez era alguien frio y serio, pero podía mofarse de su atractivo, admitía que siempre le había gustado, antes y después de las modificaciones, incluso con todo el juicio que recibió alguna vez, no dejaba de apreciar su propio físico. Su satisfacción no se debía únicamente a la perfecta efectuación de su plan, también a la respuesta tan acertada que White Hat fue capaz de dar, el demonio no tuvo la indecencia por primera vez de ponerle un dedo encima, ni siquiera existió una mínima insinuación, de esa manera conseguía acrecentar la confianza, le permitía creer en él, en su palabra y en sus sentimientos, debía ser muy real como para que el héroe sacrificara una oportunidad así con tal de probar la veracidad de sus palabras.


Caminó hasta su habitación, dispuesto a vestirse e iniciar su día con la normalidad de siempre. Se vistió rápidamente, dio un vistazo a su ordenada habitación, comprobando que todo estuviera en orden, limpiar cristales y alcohol en aquella alfombra fue un martirio.


Se dirigió a su laboratorio, pensaba en la lastimosa imagen que presenció la noche anterior, cuando la tranquilidad de su recámara fue interrumpida por un hada despechada. La mujer despotricó cuanto pudo después de la respuesta tajante y punzante que el doctor dio con toda libertad, recibió un par de manotazos más y la vio marcharse por donde vino, llegó a preocuparle que su estado de ebriedad la hiciera caer, se veía desastrosa.


El timbre resonó, suponía que su jefe seguiría cocinando, no tuvo otra opción más que atender la puerta, detestaba hacerlo, siempre se topaba con algún individuo de exagerado positivismo y trato empalagoso, ni siquiera conocía el nombre de la mayoría de los que entraban en aquella casa, solo sabía que eran héroes y que le pagarían por sus inventos.


Finalmente abrió la puerta, viró los ojos y resopló frustrado. -Mosca. -Saludó con apatía.


-Hola Slug... -Contestó en voz baja, la rubia hada se veía en buen estado, aparentemente en sus cinco sentidos, agachaba la cabeza y parecía mirarle con timidez.


- ¿Qué quieres? -Cuestionó tajante.


-Yo... Uh... -Balbuceó, jugueteaba con sus dedos, dejó de mirarlo, inspiró profundo, parecía tomar fuerzas para hablar- Quiero disculparme. -Dijo finalmente.


- ¿Qué? -Respondió incrédulo.


-Quiero pedirte perdón por lo que ocurrió anoche...


El doctor la observó impasible, inexpresivo. -Qué mala broma. -Contesto y cerró la puerta en la cara de la mujer.


Harmonie logró detenerla. - ¡No! Espera, hablo en serio... Ugh... -Volvió a abrir el portón- No puedo recordar todo lo que pasó anoche, pero sé que dije cosas terribles... Estaba molesta y bebí demasiado, de no haber tomado jamás habría...


-Pero lo hiciste, -Interrumpió- los alcoholizados siempre dicen la verdad, es estúpido que vengas a decir algo como esto ahora.


-Pero yo no, no es así como soy, -Dijo, apurada- estaba muy enfadada por el rechazo de White, eso es todo, si estás con él ahora yo lo apoyo, hablo en serio.


Slug enarcó las cejas. -Es muy descarado que digas algo como eso, tu lindo historial de arpía hipócrita que destruye matrimonios me obliga a no confiar en ti.


-Lo dices por los Valdoom... ¿Cierto?


-Sep, todo el mundo se enteró de ello.


La joven gruñó, se rascó la cabeza con desesperación, extrajo de su pequeño bolso un cigarrillo y lo encendió lo más rápido que pudo. -Ese fue el error más estúpido que he cometido, -Inició dando grandes bocanadas de humo- ni siquiera fue totalmente mi culpa, mi vida era un asco ¡Lo es todavía! El viejo me ofrecía muchas cosas que no podía rechazar en vista de mis circunstancias... No soy esa clase de persona, es solo que... -Reprimía el llanto- Desde que White Hat me abrió sus puertas las cosas han mejorado mucho en mi vida. -Se abrazó a sí misma.


El joven solo la veía pasearse de un lado a otro mientras hablaba, aparentemente solo era una pobre imbécil. -Mira... -Inició resignado- Si lo que quieres es mi perdón, lo tienes.


La chica lo miró sorprendida. - ¿Hablas en serio?


-Se... He tenido que soportar cosas mucho peores a lo largo de mi vida, -Se encogió de hombros- si quieres herirme tendrás que esforzarte más.


El Hada movió sus alas con emoción. -Te lo agradezco mucho. -Dijo sonriente- Entonces... ¿Amigos? -Le extendió una mano.


-Yo no dije eso. -Contestó serio.


Su semblante cambió, volvió a mostrarse entristecida. - ¡Puedo compensarlo!


- ¿Haciendo qué?


- ¿Algo heroico?


Slug viró los ojos y finalmente cerró la puerta adentrándose rápido en la mansión para seguir con su rutina.


- ¡Puedo hacerlo! -Gritó desde el exterior- ¡Solo piénsalo! -Rogó antes de marcharse.


El doctor siguió caminando, antojado por el humo, extrajo de su propia cajetilla un cigarro y se dedicó a fumarlo tranquilamente. Llegó a su oscura guarida, en el fondo la gran pantalla del computador parpadeaba. Se acercó desconcertado, se mostraba un mensaje recién llegado, tecleó rápidamente buscando abrirlo, curiosamente no llegó a una bandeja de correo normal, entró a una aplicación en la máquina que estaba muy seguro de que antes no estaba allí, tenía un ícono negro con la silueta de un conejo.


- ¿Qué rayos es esto? -Se preguntó confundido.


El mensaje se abrió, era una pantalla amarillenta con la apariencia de ser una hoja arrancada de un cuadernillo real, tenía un escrito en una fuente curveada y elegante, no tenía destinatario alguno, solo un mensaje firmado por alguien absolutamente inesperado para él. Slug lo leyó apurado, su semblante cambiaba conforme avanzaba, su confusión se transformó en preocupación. Al terminar, miró a su alrededor en búsqueda de una idea, era un texto que gritaba una advertencia e implícitamente pedía auxilio, debido a su procedencia no pudo evitar sentir que debía actuar rápido. Tomó su teléfono móvil y marcó un número, ni siquiera entró la llamada, rápidamente fue cortada.


-Oh no... ¿Qué hiciste, estúpido? -Gruñó.


Volvió a fumar el cigarro que se consumía en sus dedos, antes de meterlo en su boca lo miró con detenimiento, una idea había llegado a su cabeza. Volvió a tomar su teléfono y buscó un número distinto, esperó pacientemente.


-Hola... -Dijo al escuchar una respuesta- Mosca... Creo que ya sé cómo puedes compensarlo.


...


Las calles eran tranquilas, al fin había salido de aquella zona tan peligrosa aledaña al hogar que recién abandonaba. Le había tomado bastante escapar por completo, todo ese entorno era hostil, debía andar con cuidado. Al fin estaba en un sitio amigable, calles con verdes jardines y vecinos que recién iniciaban su día, aún era temprano.


Flug suspiraba tranquilo, sentía que se había desprendido de un gran peso, algo que había dejado una gran marca que difícilmente dejaría de doler, pero ya no pesaba tanto. Durante todo el camino no fue capaz de dejar de recordar, al fin volvían bellos recuerdos, lamentablemente ya no traían felicidad, solo agobio y acongojo, inmensa tristeza. Sentía culpa, preocupación, por haber dejado atrás a su experimento y a la chica demente, pero si lo pensaba mejor, hubiese sido complicado llevarlos con él a un lugar en el que, por ahora, solo había incertidumbre, no tenía idea de lo que iba a encontrar ahí o que sería de él después de llegar.


Miró la nota en su mano, aquella que la dama pooka le había entregado con decisión, tenía una dirección escrita a la que, él suponía, ya había llegado, el problema es que no sabía que hacer o a quien esperar. Frente a él se alzaba un enorme parque lleno de árboles, tan solo algunas bancas de piedra y un pequeño kiosco blanco se atrevían a manchar aquel verdor. La hoja tenía escrito el nombre de un árbol en especial, un sauce, suponía entonces que debía buscar alguno, por algún motivo que aún no entendía.


No fue difícil, de entre tantos árboles idénticos desentonaba por completo el único sauce en todo el sitio, un árbol muy grande y viejo, de hojas que caían como una cascada, la pregunta era ¿Ahora qué? No parecía haber nadie en los alrededores. Inspeccionó el árbol, se adentró en sus hojas, quizá podría esperar, era probable que alguien llegara pronto, aunque no creía que quedarse en un mismo sitio fuese la mejor idea, Black Hat no se quedaría de brazos cruzados después de su partida, sabía que enviaría a alguien y no creía tener tanta suerte como para que fuese la mismísima Demencia quien intentara cazarle.


Esperó, pasaron varios minutos, intentó sentarse, recostarse en el pasto y finalmente optó por estar de pie, podía haber pasado poco tiempo, pero la urgencia hacía que sintiera los minutos pasar lentamente. Observó con cuidado la madera rugosa del árbol, era muy bello en muchos sentidos, completamente sano y daba una sombra espectacular, se paseó alrededor de él hasta notar un detalle extraño; una porción del tronco no coincidía con el resto de la madera, era lisa, se trataba de un pequeño rectángulo no más grande que su propia mano. Pensando en la posibilidad de que fuese algún dispositivo, pasaje o algo creado por la villana, buscó la manera de activar algo, intentó quitarlo, presionarlo e incluso le dio pequeños golpes, pero nada ocurría, se inclinó para mirarlo de frente, estaba seguro de que estaba relacionado con la nota de la dama.


Repentinamente el pequeño recuadro se movió, se desprendió del árbol como una tapa... O una puertecilla, tras él se asomó un pequeño individuo, una pequeña mujer rubia de sombrero de copa.


- ¿Flug? -Pronunció con su pequeña voz aguda.


-Teresa. -Contestó admirado.


La pequeña duendecilla hizo una señal para que se alejara, saltó del árbol cayendo al suelo, su diminuto cuerpo brilló, comenzó a crecer poco a poco hasta retomar su tamaño normal. - ¡Flug! -Dijo entusiasmada- Que sorpresa.


-Puedo decir lo mismo ¿Qué hacías ahí?


- ¡Oh! Esta es mi casa.


El doctor parpadeó atónito, nunca se había preguntado dónde vivía la joven rubia, aunque, si lo pensaba bien, tenía mucho sentido, después de todo la mujer era un leprechaun, era un tipo de espíritu de la naturaleza, vivir en un árbol era lógico tratándose de ella.


-Lamento interrumpir.


-Descuida, pero ¿Tú qué haces aquí? -Preguntó preocupada- No se supone que debas salir de la mansión, además, hace semanas que nadie sabe nada de ti.


Flug tragó pesado, pensó en su respuesta, no podría ocultar por siempre lo que ocurría, mucho menos si ella era quien debía ayudarlo ahora. -Las cosas... se complicaron, -Inició- se han puesto muy mal, Black Hat y yo ya no estamos juntos.


Teresa parpadeó sorprendida. -Pero si casi acaban de casarse.


-Hemos tenido algunos conflictos. -Contestó cabizbajo- Tuve que huir de casa.


-Flug, huir no es la mejor opción, deben hablar para solucionarlo ¿Qué tan malo pudo ser?


-Estoy embarazado y Black Hat no lo desea.


-Oh... huir del planeta es tu única opción. -Contestó rápidamente.


El doctor sonrió nervioso ante la abrupta respuesta. -No pareces sorprendida.


-No lo estoy, Black Hat es un todo poderoso demonio, embarazarte no me parece algo extraordinario para él. -Dijo con obviedad, le sonrió ampliamente- Dejando de lado los problemas que mencionas... Muchas felicidades, sé que esto debe ser difícil para ti, pero también sé que te traerá dicha muy pronto. -Acarició el hombro del joven, trataba de darle aliento- Por favor dime qué puedo hacer por ti.


Flug sonrió tenue, le alegraba notar que realmente no estaba solo, podía contar con alguien, aquello le calmaba, le daba ánimos. -Lady Belle Mort me dio esta dirección, me dijo que me ayudaría, aunque para serte franco no sé de qué forma.


La joven ladeo la cabeza. -Veamos... la reina pooka quiere ayudarte a través de mí... -Habló pensativa, rápidamente tuvo una idea, rio divertida- Parece que voy a ir en contra de la voluntad de mi jefe. -Dijo finalmente.


- ¿De qué hablas?


-De que te ayudaré a huir de Black Hat, ya lo dije antes, escapar del planeta es tu única opción y creo que es justo lo que Lady Belle Mort quiere.


- ¿Usarás el rayo interdimensional?


-No, lo perdí en la batalla con White Hat. -Dijo con fastidio- ¿Sabes lo difícil que se volvió mi trabajo después de eso? -Habló molesta- Y ahora el científico a quien le pedí uno nuevo acaba de renunciar a su puesto.


-Ugh... lo lamento, tengo uno, pero no tiene mucho alcance... -Respondió avergonzado, recordaba ese encargo, no fue capaz de llevarlo a cabo, le preocupaba que eso cambiara los planes de la dama pooka.


-Descuida, conozco otro método. -Sonrió con complicidad- Hay alguien a quien debemos visitar, pero antes... -Puso ambas manos en el pecho del joven, tal y como lo hizo alguna vez, una mota de luz se desprendió de su pecho, poco a poco se convirtió en una pequeña moneda de oro en las manos de la leprechaun. Teresa se abrió paso entre las hojas del árbol y lanzó la moneda lo más fuerte que pudo, perdiéndose a la vista- Black Hat no es estúpido, te buscará por más de un método, eso nos ayudará a despistarlo por un momento.


- ¿De verdad estás bien con hacer esto? -Preguntó angustiado.


-Oh, ya sabes que amo hacer cosas que podrían matarnos o llevarnos a una tortura eterna. -Contestó con una tétrica sonrisa- Ahora quítate la bata y los guantes, vas a llamar mucho la atención.


Flug obedeció rápido, a veces la actitud de la chica lo asustaba, demasiado sonriente en situaciones de peligro, afortunadamente ahora tenía un destino confiable. - ¿A dónde vamos?


-A un sitio donde te vas a sentir tan minúsculo como un insecto, -Rio divertida- iremos al nido.


...


En la oscura mansión del sombrero negro, la joven chica de cabellos bicolor se ocultaba angustiada atrás de un muro, espiaba silenciosamente al demonio.


Un poco más temprano, Demencia inició su día emprendiendo la búsqueda del científico de la organización, el chico se había negado rotundamente a salir de su recámara la tarde anterior, no era tonta, sabía que probablemente el villano lo había obligado a ocultarse, quizá otro golpe manchaba sus mejillas y no quería tener que hablar de eso. Llevó una bandeja llena de comida hasta su habitación, encontrándola vacía, buscó sin éxito en su laboratorio, por los pasillos, hasta que finalmente llegó a la recepción. El desconcierto de encontrar la bolsa y googles del doctor sobre una mesilla, la dejó estática, en cualquier otro momento pudo considerar la idea de que sencillamente los hubiese dejado allí por error, pero algo no andaba bien, el joven no estaba por ningún lado, aquello hacía que su imaginación volara, traía a ella muchas ideas, algunas bastante disparatadas... o tal vez no. Lo único que la movió de su sitio fue escuchar al villano aproximarse, se marchó rápidamente con la bandeja atiborrada de comida. La reacción del demonio fue exactamente la misma que la de ella, permaneció allí, quieto, mirando la bolsa, un instante después Black se introdujo en la mansión. La joven podía escuchar cómo gritaba sin parar el nombre del científico, abría puertas, derrumbaba cosas, sus pasos resonaban cada vez más rápido y fuerte por aquí y por allá. Un momento de calma la obligó a buscarlo, se había sumergido en su oficina a marcar un número en el teléfono de disco.


Ahora estaba ahí, escuchando como hablaba con alguien, como le daba órdenes a un individuo tal y como antes se las había dado a ella, dando descripciones, indicaciones, posibles relacionados, lugares y... la petición de traer a alguien vivo o muerto, ese alguien era Flug sin duda.


Pensaba ansiosa en qué podía hacer, estaba sumamente abrumada, trataba de encajar en su cabeza la idea de que el chico tuvo la valentía de marcharse, de abandonar merecidamente al demonio negro. Aquello tenía una gigantesca probabilidad de no acabar bien, no podía simplemente quedarse ahí, afortunadamente pudo escuchar cómo el demonio daba la aprobación de presentarse en la mansión, eso significaba que, quien quiera que fuese la persona con la que hablaba, tenía que seguir un rastro para llegar a su objetivo, eso le daba la pauta para pensar de quien podría tratarse y si ella misma podría ocuparse de frenarlo, pero antes debía intentar algo distinto.


- ¿Por qué no lo dejas tranquilo? -Habló la joven saliendo de su escondite, encarando al demonio.


Black se giró enfurecido, dejó el teléfono a un lado. -Esto no es asunto tuyo. -Respondió con severidad.


-Solo acepta que él ya no quiere estar contigo, déjalo irse. -Continuó, estaba asustada, pero debía ser más valiente que nunca- Se fue porque nunca pudiste dejar de tratarlo como basura.


El demonio gruñó como un animal. - ¡Se fue porque no es capaz de entender su posición! -Gritó colérico.


-Quieres hacerle daño porque no quieres aceptar que lo echaste todo a perder, lo menos que puedes hacer es dejar que se marche tranquilo.


El demonio se retrajo, eran palabras duras para esa circunstancia, no pudo responder.


-No pudiste sacrificar nada por él, y no hablo de tu estúpida inmortalidad, no sacrificaste ni siquiera un minuto para escuchar lo que tenía que decir. -Continuó furiosa- Él estaba asustado, tenía miedo de lo que iba a ocurrirle, tenía miedo de ti, temía por su bebé y no quisiste ayudarlo, ni siquiera admitiste que tenías tanto miedo como él.


El ensombrerado borró toda expresión de enojo, su semblante se mostraba ligeramente sorprendido, estaba acorralado.


-Ahora quieres cazarlo ¿No es así? -Volvió a hablar- ¿Y qué harás? ¿Matarlo? ¿O vas a traerlo aquí y obligarlo a seguir con tu venenoso juego? Él no volverá a amarte de este modo.


El silencio los abrazó a ambos, Demencia se mostraba firme, molesta, ocultaba hábilmente cualquier pizca de temor. Black la miraba estático, repentinamente apretó los puños, cerró los ojos.


-No puedes entender algo como esto... -Murmuró- Haré lo que mejor sé hacer, si él quiere ser mi enemigo, lo trataré como tal... Tú decides si quieres ser parte de esto.


- ¿Cuál sería la diferencia? Jamás me has tratado diferente... Ya elegí un bando, lo lamento.


Sin demora, un largo tentáculo de energía oscura se aproximó hasta la joven, Black había arremetido con fuerza. Demencia apenas pudo esquivarlo, esta vez no pudo evitar mostrarse asustada. Rápidamente el demonio continuó atacando al ritmo que ella marcaba, la chica solo podía esquivar, sabía que devolver un golpe era en vano. Apurada, salió de la oficina huyendo hasta la recepción, donde al menos tendría espacio para moverse, lamentablemente algo logró derribarla, el demonio la alcanzó propinándole un fuerte golpe que la hizo salir despedida un par de metros.


-Ugh... No... -Se quejó incorporándose.


Toda esperanza que podría tener guardada se desvaneció en un segundo, vio agobiada como una extensión del demonio se aproximaba decidida a acabar con ella, cerró los ojos esperando un golpe.


-Creo que debería moverse, mi lady. -Pronunció una voz grave, hablaba con dificultad.


Demencia abrió los ojos, Dryadalis detenía con fuerza el golpe de Black Hat, había crecido, retomado su tamaño y poder, frenaba a toda costa sus ataques. La joven se puso de pie retirándose del objetivo, veía impresionada como ambos seres oscuros se enfrentaban, Black Hat lucía fastidiado, pero lamentablemente Dryadalis no aparentaba poder retenerlo por mucho tiempo. Tenía que buscar una solución, no iba a escapar y dejar al pooka y al experimento ahí, de algún modo debía detenerlo. Tomó una mesa de la recepción la lanzó contra el villano, repitió la misma acción con los innumerables adornos que el lugar tenía, si no podía acabar con él, al menos iba a distraerlo hasta que se le ocurriera algo mejor.


- ¡No! ¡Toques! ¡A! ¡Mi! ¡Bebé! -Gritaba mientras lanzaba los objetos- ¡Maldito anciano!


Black refunfuñaba mientras destrozaba cada caro adorno que le era lanzado. - ¡Suficiente! -Gritó colérico, con sus extensiones los atrapó a ambos en un segundo, sin esfuerzo alguno, incluso al pooka que luchaba por evaporarse y soltarse, logró bloquear su poder- Ya fue suficiente de sus estupideces, -Acercó a la joven hasta él- tú irás directo a tu maldita habitación y te quedarás ahí sin decir una palabra por el resto de tu insignificante existencia o voy a matarte en este instante... Tú eliges.


- ¿En serio estás enviándome a mi habitación? ¿Cuantos años crees que tengo? -Contestó ofendida.


- ¡Mientras vivas bajo mi techo harás lo que yo te diga!


-No eres mi mamá ¡Idiota!


- ¡Soy tu dueño!


En medio de la discusión, sorpresivamente, alguien tomó por la espalda al demonio. Black reaccionó desconcertado al sentirse aprisionado por un par de grandes brazos peludos que lo abrazaban cada vez con más fuerza, sintió como algo en él crujía obligándolo a soltar a sus prisioneros, podría tener el poder del mundo entero, pero era completamente capaz de sentir dolor, en especial cuando lo tomaban por sorpresa.


- ¡5.0.5.! -Gritó la chica, alarmada.


El oso azul lucia completamente aterrorizado, aun así no dejaba de atrapar al demonio en sus brazos, pensaba en utilizar toda su gigantesca fuerza de ser necesario, solo para que la chica y el pooka salieran de aquella situación tan peligrosa.


- ¡Suéltame, desgracia! -Gritó con voz monstruosa.


- ¡Baw! -Exclamó dirigiéndose a Demencia.


-No voy a dejarte aquí, oso torpe. -Respondió.


El animal cerró los ojos y presionó más a su cautivo jefe quien, ignorando el dolor, comenzaba a soltarse.


Demencia miró a su pooka, esa era probablemente la única oportunidad que tenían de huir, pero significaba dejar al experimento a su suerte, lamentablemente debía elegir entre abandonarlo o quedarse a morir y dejar completamente indefenso a Flug. Con un gran dolor en su pecho, tomó al espíritu y lo arrastro hasta la salida, Dryadalis se resistió por un momento, negado a irse de esa manera, afortunadamente su inteligencia lo hizo aceptar sus circunstancias y se dejó llevar por la joven saliendo finalmente por la gran puerta principal.


Pasados los segundos, cuando 5.0.5. consideró que la villana se había alejado lo suficiente, soltó al demonio. Esperaba pacientemente su final, le temblaban las piernas, el miedo cortaba su respiración, aun así nada ocurría, ni siquiera un grito de molestia. El oso lo vio finalmente, Black yacía en el suelo, sentado cabizbajo, dejaba caer ambos brazos, lucía como una postura de absoluta derrota.


Black Hat no consideraba aquella una batalla que hubiese acabado con él, sabía que pudo soltarse, que pudo ir tras ella y arrastrarla de vuelta, sabía que se había dejado vencer con la excusa de ser aprisionado, detenido... también sabía que de nueva cuenta se había dejado llevar por sus impulsos, aquellos que lo habían dejado solo finalmente. Ni siquiera sabía a ciencia cierta por qué había decidido parar, solo sintió que algo en su interior le avisaba que ya era suficiente, que no podría seguir luchando contra todo de esa manera tan vacía, sin motivo válido. La misma voz en su cabeza intentaba convencerle de que ya no podía hacer nada, se debatía entre lo que haría como el villano que era y lo que debía hacer como pareja.


Ya tenía un plan, lo llevaría a cabo a costa de todo, simplemente porque él era Black Hat... sin embargo, quizá por primera vez, estaría dispuesto a aceptar una derrota.


...


- ¿Dónde rayos estamos, Teresa? -Pronunció con temor.


-Muy cerca de nuestro destino, no debes preocuparte.


El científico observaba atemorizado el extraño lugar en el que estaban, tenía conocimiento de su existencia, estaba en los mapas, pero no tenía idea de que se veía tan terrible. Los edificios de, al menos, tres manzanas a la redonda parecían deshabitados, y ya podía ver el por qué. Una enorme y gruesa capa, como una gran manta hecha de telarañas cubría cada inmueble, pero esa no era la parte más extraña, atrapados, como pequeños insectos, se hallaban una serie de cadáveres, algunos eran simplemente huesos. Todo tenía un aire de desolación, le crispaba los nervios, era aterrador.


La joven se había negado por completo a revelarle lo que buscarían en ese sitio, por temor a ser escuchada. Flug había oído que aquel lugar solía ser el hogar de algún villano, de alguien con mucho poder, incluso se rumoreaba que aún seguía con vida de alguna forma desconocida, se sabía que era poderoso, pero también un mortal.


Podía escuchar el sonoro rugir de su estómago, no tuvo oportunidad alguna de comer, temía por las repercusiones, su estado de salud no le permitía el ayuno prolongado, era peligroso para él. Afortunadamente ya estaban cerca de su destino... cualquiera que fuese, deseaba con todas sus fuerzas que se tratara de una casa, necesitaba el descanso y alimento.


- ¡Llegamos! -Exclamó animada.


El doctor la miró, desconcertado, frente a ellos se alzaba un enorme y espeso muro hecho de gruesa telaraña platinada, a esas alturas la tela cubría el alrededor de tal modo que parecía formarse poco a poco un domo, era como si se encontraran en el cuello de la entrada de un gigantesco iglú, cada vez más oscuro, sin embargo, frente a ellos no parecía haber un camino por delante.


-Y esto... -Soltó confundido.


-Oh descuida, -Respondió sonriente, comenzó a palpar cuidadosamente la pegajosa telaraña frente a ella- solo dame un minu...


Inesperadamente algo atacó la cara de la chica, la villana se tocaba el rostro intentando desesperadamente despegar aquello que la había atrapado, balbuceaba, retrocedió tambaleante. Flug reaccionó alarmado, no podía ver que era exactamente lo que ocurría, intentó ayudarla.


- ¡Quédate quieta! -Ordenó mientras esquivaba los manotazos de Teresa.


Un inquietante sonido, un ligero ruido seseante lo hizo girarse rápidamente. Frente a él se alzaba una silueta oscura de ojos rojos centelleantes y una amplia sonrisa con un par de filosos colmillos.


...


-La veo, está saliendo, parece que huye. -Habló a través de un pequeño micrófono enganchado de su brillante vestido dorado de lentejuelas.


-Excelente, -Respondió una voz masculina desde el auricular que llevaba en la oreja- quédate ahí, llegará pronto.


- ¿Qué es exactamente lo que debo esperar?


-Cualquier cosa, debes estar alerta, si te atrapan se terminó.


Una preciosa mujer de cabellera rubia y ojos azules, esperaba expectante en el tejado de un pequeño edificio aledaño a una oscura mansión en forma de sombrero de copa, movía sus alas traslúcidas con ansiedad. Harmonie de Paix había aceptado una labor que dejaría una amplia marca en la historia que compartían héroes y villanos. En cuanto recibió aquella llamada de parte del científico de los héroes, no dudó en aceptar, porque era una heroína que buscaba la paz... Y porque ansiaba limpiar su nombre y honrar su palabra. Ahora estaba allí, espiando a distancia la gran mansión del villano más grande de toda la historia, lista para convertirse en la heroína... de un villano.


-Es el Alebrije ¿No crees que debería ser suficiente? -Preguntó el hada.


-Ella debe ser la última barrera, es mejor asegurarnos de que todo será exitoso. -Contestó Slug.


El héroe se hallaba monitoreando la situación a una gran distancia, ante él se mostraba, en la enorme pantalla de su complicado ordenador personalizado, la imagen frente a la mujer, visualizada a través de una diminuta cámara adjunta al micrófono, tenía en mira su localización exacta, a la mano estaba cualquier información que pudiese requerir e intentaría desviar de ella cualquier inconveniente, a su parecer era un plan muy bien estructurado.


Debía admitir que le sorprendía la velocidad con la que la mujer había aceptado la compleja misión, quizá bajo otra circunstancia no pediría su ayuda por ningún motivo, pero requería la ayuda de un héroe que supiera actuar en el campo de batalla, lamentablemente ninguno que tuviese una pisca de sentido común habría aceptado su petición, sin embargo, ella tenía un compromiso que cumplir, uno que la obligaba a aceptar pese lo inmoral e ilógico que sería aquello para cualquier otro héroe.


-Es muy fuerte, le ha causado problemas a un sin fin de héroes, -Comentó, la descolocaba tener que auxiliar a alguien que era quizá más fuerte que ella- además el conejo se veía muy grande.


Slug rio. - ¿Qué pasa mosca? ¿Ya no sabes reconocer entre un oso y un conejo?


- ¿De qué hablas? Soy un hada de la naturaleza, sé perfectamente cómo se ve un oso, -Dijo ofendida- la chica era acompañada por un gran conejo negro... O algo parecido.


Alarmado se levantó de su silla, la imagen de la cámara no era nítida, las diversas fallas provocaban que no fuese capaz de ver a detalle los objetos a distancia. -Lo que debía estar con la chica era un oso grande y azul. -Dijo con seriedad.


-Nop, -Respondió extrañada- solo era ella y una sombra negra con orejas de conejo.


-Mierda... -Soltó frustrado, eso lo cambiaba todo, los planes originales incluían a todos fuera de la mansión, excepto Black Hat, de otro modo se encontrarían en un peligro potencial- Paix, cambio de planes, entrarás a la mansión.


El hada retuvo una carcajada. -Que buena broma, Slugy.


-No es ninguna broma, debes hacerlo, aún hay alguien dentro y si se queda no sabemos lo que pueda ocurrirle después.


- ¿Estás demente? ¡Si entro en ese lugar no saldré con vida! -Respondió exaltada, sostenía la tela de su vestido, ansiosa.


-Ya has hecho esto más de una vez.


Harmonie se puso de pie, caminaba de un lado a otro sobre el tejado. -Sí ¡Con villanos mucho más débiles! Estamos hablando de Black Hat ¡Black Hat! Si entro ahí me hará puré ¡Es suicidio, Slug!


El joven suspiró. -No tienes que vencerlo, solo entretenle y ayuda al oso a escapar. -Habló con calma, intentaba no asustar más a la flapper- Allí dentro está un gigantesco peluche azul muy indefenso, tienes que ayudarlo... Y pronto, se termina el tiempo, no tardará mucho en arribar a la mansión.


Harmonie gruñó, se rascó su melena rubia, sentía que algo en su interior la incitaba a actuar, pero la ansiedad se la comía viva. Toda su vida trató de mantenerse al margen, de estar involucrada y al mismo tiempo lo bastante lejos de problemas tan monumentales, ni siquiera le gustaba asesinar a sus enemigos, aceptaba que era blanda, no se sentía capaz de afrontar tal circunstancia, sin embargo, teniendo en cuenta que una criatura indefensa se hallaba a en las garras del demonio oscuro, no podía quedarse de brazos cruzados.


-Ugh... ¡Bien! Pero más te vale ser mi amigo después de esto... Y vas a pagarme un trago de calidad. -Advirtió.


-Te daré la botella entera. -Contestó triunfante.


De Paix miró la mansión por varios segundos, pensaba detenidamente en cómo debería entrar, no contaba con mucho tiempo como para ser discreta, debía ser rápida, inesperada y atrevida.


...


El ensombrerado, con el corazón asfixiado y la cabeza hecha un lío, se puso de pie, observó el desastre en su sala, chasqueó los dedos devolviendo todo a su sitio, incluso lo que había roto él mismo. Se reacomodó el traje, aclaró su garganta y se fijó finalmente en aquel oso esponjoso que se había atrevido a atacarle, le dedicó una mirada de entero desprecio. Lentamente estiró el brazo hasta que pudo alcanzar la flor en la cabeza del asustado animal, permanecía en completa quietud, expectante.


-Siempre quise hacer esto... -Dijo con seriedad, sus filosas garras rompieron sus guantes, se prepararon para llevar a cabo aquello que no hicieron durante años a petición del doctor de la mansión, ahora se daba cuenta de todo de lo que se había abstenido con tal de no molestarle, incluso antes de cualquier relación externa a la laboral.


Afortunadamente, el timbre de la mansión logró interrumpirlo, ese sonido empezaba a volverse molesto, acostumbraba a entrometerse continuamente en su vida y en sus planes, sin embargo, ensanchó su sonrisa pensando que se trataría de su invitado tan esperado. Abrió la puerta encontrando algo desconcertante.


- ¡Buen día! Usted debe ser el señor Black Hat. -Pronunció Harmonie animada.


-Que atrevida. -Dijo Slug entre risas a través del auricular- No va a tragarse eso.


La mujer hizo una mueca, nerviosa, la expresión de duda del demonio le ordenaba a dar una excusa rápida. -Ansiaba conocerle por fin, es mucho más... imponente en persona... -Continuó, coqueta.


Mientras el hada hablaba, una verde raíz de un árbol cercano se aproximaba velozmente hasta el ventanal, se deslizó por el muro, su extrema delgadez le permitió pasar por un borde de la vieja ventana hasta alcanzar la manija que podía abrirla. El oso azul notó con inquietud como la ventana se abría, la raíz se movió serpenteante ante su vista tratando de llamar su atención, le indicaba con movimientos lenes que debía acercarse, su curiosidad lo llevó a obedecer.


Harmonie apreció satisfecha como su plan fluía, de reojo podía ver cómo el gran oso era acariciado por la planta, ganándose su confianza, la seguía sin chistar. No podía permitir que Black Hat desviara su atención, el oso no estaba muy lejos de él, a su costado a unos pocos metros de distancia.


5.0.5. obedeció inocentemente a la pequeña raíz, algo tan curioso y llamativo para él, subió al borde de la ventana e intentó atravesarla, pero era demasiado estrecha, pronto terminó atascado.


La mujer no pudo evitar comenzar a titubear, trabó su discurso de halagos y alabanzas, todo comenzaba a complicarse, especialmente porque el villano había abandonado su expresión de extrañeza para mostrar ahora una mirada severa y molesta. El hada sonrió con dulzura, paseó uno de sus dedos por la corbata del demonio, le guiñó un ojo mientras intentaba seguir hablando.


-Harmonie, no se lo está tragando, ese no es White Hat. -Dijo el doctor, apurado.


Harmonie detuvo su discurso, suspiró hastiada y borró su sonrisa. -A la mierda con esto, ustedes los demonios sí que son difíciles, me irritan. -Soltó finalmente abandonando toda imagen inocente.


Aprovechando el desconcierto de Black Hat, provocado por la extraña intromisión, alzó sus manos, fuertes corrientes de viento comenzaron a cruzarse a su alrededor hasta concentrarse entre ellas, con todas sus fuerzas lanzó aquel torbellino compactado hacia el demonio negro empujándolo hacia atrás, lejos de ella. Corrió velozmente hasta el oso azul, intentó empujarlo sin éxito, extendió una mano, varias raíces gruesas atravesaron el suelo alfombrado, rompiendo tuberías en el proceso, las ramas trataban de desatascar al enorme animal esponjoso.


-Harmonie, no te distraigas, eso no pudo causarle gran daño.


-Lo sé, pero si no logro desatascar al oso no podré irme. -Contestó desesperada.


En medio de la confusión, algo golpeó con dureza a la flapper, estrellándola contra un muro cercano. La chica se incorporó mareada, había dolido mucho, ni siquiera lo vio venir.


El demonio se acercaba enfurecido, sus extensiones estaban expuestas, su rostro lucía deformado y aterrador. -Cometiste un gran error, niña...


-Ya lo sé. -Respondió nerviosa, extendió sus alas y despegó del suelo.


Black daba rápidos golpes tratando de derribarla. La mujer se movía velozmente, como una libélula, apenas podía esquivarlo, tenía su concentración dividida en dos, trataba de ayudar al experimento mientras buscaba la forma de no morir en el intento. Con su luminoso poder, intentó atacar al demonio con aquellas ramas que salían del suelo, quería ganar tiempo, pero el villano se defendía sin esfuerzo, ella lograba ser apenas un poco más rápida que él, aun así, debía tener extremo cuidado, un golpe y no la contaría.


La joven dio un sonoro grito cuando una extensión del demonio logró rosarla, si se hubiera movido una milésima de segundo más tarde, el largo tentáculo negro la habría atravesado. - ¡Voy a morir! -Lloriqueó asustada.


-Deja de moverte ¡Estúpido insecto! -Gritó fastidiado.


- ¡Soy un hada! -Respondió molesta, extendió ambas manos, el agua que salía de las tuberías rotas se levantó en el aire, logró envolver al demonio y con una pequeña señal de parte de la heroína, se congeló formando una barrera entre ellos.


Harmonie voló de inmediato hasta el experimento, usando el impulso de sus alas le dio un fuerte empujón consiguiendo sacarlo del inmueble. El oso azul se incorporó, la miró agradecido, su expresión cambió rápido cuando vio como Black se liberaba del sólido hielo.


-No te preocupes, -Habló la mujer- yo te salvaré, tú debes irte.


Voló de vuelta hasta quedar frente al demonio, recuperó su confianza y continuó atacando, no buscaba vencerlo, solo debía seguir luchando hasta que el oso estuviera lo suficientemente lejos.


-Mosca, tienes que salir de ahí, él solo está jugando contigo.


-A mí me parece bastante molesto, además creo que lo tengo bajo control.


-Así es su cara ¡Solo vete!


-Ugh... Bien. -Contestó resignada, dejó de atacar para emprender el vuelo y salir por la ventana. A tan solo unos centímetros de la salida, algo la detuvo.


-Que hilarantes son los héroes. -Pronunció Black Hat, divertido.


El demonio utilizaba su fuerte magia para retener sin esfuerzo a la mujer, una energía verdosa la envolvía, comprimiéndola poco a poco. Harmonie se resistía, usaba el poco poder que podía mantener para continuar manipulando las raíces de los árboles, pero perdía fuerza progresivamente.


- ¡Harmonie! ¡Sal de ahí ya! -Habló Slug, exasperado.


-No puedo... no resistiré mucho, Slugy. -Contestó con dificultad.


El ensombrerado se acercó con calma, la inspeccionó con una sonrisa maliciosa en su rostro. -Harmonie de Paix... -Pronunció- tan insignificante que ni siquiera te reconocí a primera vista.


Slug sentía la angustia crecer, veía la preocupante situación en la que se encontraba el hada, buscaba desesperadamente la manera de ayudarla, quizá debió pensarlo mejor antes de sugerirle u obligarla a entrar a ese lugar sin retorno, tuvo el tonto atrevimiento de pensar que entretenerlo sería una tarea sencilla. Repentinamente sintió como le era arrebatado el auricular de la oreja, el joven miró desconcertado a su costado. White Hat se colocaba el dispositivo, le dedicaba al joven una mirada severa, molesta, no se dignó a darle una palabra.


-Harmonie ¿Me escuchas? -Habló el demonio blanco.


-Tú... -Inició la mujer.


-No digas mi nombre. -Interrumpió- Voy a ayudarte, necesito que me escuches con atención, -Hablaba con seriedad- con toda la fuerza que aún te queda atacarás al sombrero que lleva en la cabeza.


- ¿De qué hablas? -Cuestionó confundida.


-Solo hazlo, concentrará todo su poder en defenderse y así podrás escapar... pero no debes quitárselo o todo se complicará.


Harmonie obedeció, concentró todo su poder en hacer que las raíces intentaran atravesar o derribar su sombrero.


En primera estancia, Black Hat las esquivó fácilmente, pero en la medida en la que se amontonaban hacia un solo objetivo, el demonio comenzó a reaccionar con ligero apuro, entre movimientos defensivos bajó la guardia permitiendo que la flapper recuperara fuerza y entereza, atacándolo con mayor fiereza.


Para sorpresa del científico de los héroes, el villano comenzó a retroceder con una expresión de fastidio, quebrando las raíces que intentaban alcanzarlo con desesperación.


- ¿Por qué jamás me dijiste algo como esto? -Interrogó Slug, admirado.


-No tenías que saberlo, -Respondió indiferente- pero esta es una emergencia.


- ¿Qué ocurriría si te quitara el sombrero?


-Encontrarías otro sombrero. -Respondió divertido.


El doctor enarcó una ceja. - ¿Y si te quito ese otro sombrero?


-Te asesino, -Respondió con sencillez, encogiéndose de hombros- aunque no sería voluntario.


- ¿De qué estás...?


-Concéntrese, Doctor, -Ordenó retomando seriedad- esto aún no termina... -Se inclinó hacia él- Si Harmonie no sale de esto con vida, será tu responsabilidad.


Slug parpadeó atónito, tragó pesado y miró la pantalla.


Black Hat estaba ofuscado, si la joven se acercaba con tal insistencia hacia su sombrero de copa, significaba que sabía algo importante, siendo así, esa joven mujer alada no podía escapar con vida, el experimento había logrado fugarse momentáneamente, pero no iba a permitir lo mismo con la chica.


Harmonie se tornó más agresiva en la medida en la que el demonio aprendía a defenderse de ella, ya era libre de su prisión mágica, sin embargo, aún debía escapar de la mansión. Sin dejar de atacar retrocedió buscando escabullirse, para su lamento el villano no la perdía vista, apenas comenzaba a alejarse, él volvía a atacar. Ignorando toda advertencia del sombrero blanco, concentró su entero poder en asestar un golpe definitivo, el agua bajo sus pies se alzó de nueva cuenta y como si se tratara de una jabalina, la heroína arrojó una larga tira de hielo que logró atravesar el sombrero de copa de Black Hat, quitándoselo y descubriendo el negro bombín.


Black retrocedió dando traspiés, tomó el sombrero en el aire con bastante urgencia, destrozó de un apretón aquella lanza de hielo y devolvió la mirada a su contrincante, pero el sitio estaba vacío, la joven alada logró escabullirse y salir de su rango visual.


White Hat se tensó ante aquel movimiento tan descuidado, agradeció infinitamente que su hermano llevara ese "seguro" bajo el primer sombrero, rechinaba los dientes de ansiedad por la imprudencia de la heroína, pero agradecía que al fin obtuviera la clave para huir.


El demonio negro gruñía en cada respiración, molesto y frustrado. Apreció como alguien más entraba en la mansión, el portón permaneció abierto todo el tiempo, retomó la compostura y le dedicó una amplia sonrisa de satisfacción que con bastante dificultad pudo mostrar.


-Bienvenida, Lady Naga, -Saludó- justo a tiempo.


La mujer en el umbral realizó una reverencia muy al estilo oriental. Se trataba de una joven mujer de apariencia excéntrica, su piel verdosa estaba recubierta de escamas brillantes, su cabello verde extenso hasta los tobillos estaba trenzado, vestía un kimono corto estilo happi de color negro, atado con un grueso lazo rojo, en su rostro llevaba puesta una máscara blanca de Oni con cuernos rojos, estaba descalza y portaba un par de cuchillas rectangulares guardadas en el lazo rojo de su cintura. Aquella villana, como su nombre lo decía, era una Naga, una mujer serpiente, cazadora de bestias, esta doncella se ocupaba de hacer el trabajo sucio del demonio ensombrerado, era una de sus trabajadoras especiales, se posicionaba en el segundo lugar de sus secuaces más fuertes, después de Demencia. No se sabía mucho de ella, solo que provenía del lejano oriente, era reservada con su vida privada, su edad era desconocida y tampoco hablaba español, pero lo entendía a la perfección.


-Tienes un nuevo objetivo, -Comentó serio- un hada rubia, Harmonie de Paix, ya sabes que hacer... y -Continuó con voz apagada- al joven lo quiero vivo.


-Hai... -Respondió la villana, realizó otra reverencia y salió del lugar.


La mujer serpiente observó el entorno fuera de la mansión, respiró profundo y cerró los ojos por varios segundos, al abrirlos pudo ver con claridad una serie de caminos humeantes en distintos colores, un extraño rastro vaporoso que iba por aquí y por allá, algunos iban en lados opuestos y se perdían a la vista. Fijó su atención en uno en particular, rosado, lo conocía muy bien. De un ágil salto pudo llegar al techo de una casa, corrió por el tejado y saltó entre los edificios, alejándose.


-Harmonie... ¿Harmonie? ¡Harmonie! -Repetía el doctor a través del auricular.


- ¡Cállate! -Exclamó en un susurro- La serpiente me va a escuchar. -Ordenó, se ocultaba tras un muro a una distancia considerable de la mansión, escapó en cuanto tuvo oportunidad, pero pudo quedarse a observar cómo la villana hacía acto de presencia en el sitio.


- ¿Estás bien? -Preguntó preocupado.


-Un poco cansada, pero en perfectas condiciones. -Miró a un lado suyo- Tengo al oso.


5.0.5. le sonrió tiernamente. Al salir del oscuro inmueble, el animal se debatió entre escapar y ayudar a la mujer, sencillamente no pudo decidir qué hacer, el miedo le obligó a esconderse y esperar, finalmente encontrándose con el hada cuando esta escapó... O mejor dicho, ella lo encontró a él.


-Excelente, ahora debes perseguir a tu objetivo original, ya has visto a dónde fue.


-Sí, saltó por los tejados, debo interceptarla antes de que llegue con el Alebrije. -Acarició suavemente la cabeza del experimento- ¿Qué hago con el peluche tierno y esponjoso que tengo aquí? -Dijo, melosa.


-Llévalo contigo, debes dárselo a la chica o llevarlo a algún sitio seguro.


Harmonie bufó. -La próxima vez que digas que es una tarea sencilla, definitivamente no voy a creerte.


-Apresúrate, el tiempo apremia. -Ordenó restando importancia a su comentario.


-De acuerdo.


-Y Harmonie...


- ¿Si?


-Evita convertirte en la presa...


...


Un fuerte grito, seguido de un certero puñetazo provocado por el susto, fue lo primero que pudo hacer el científico de mirada verde. Aquella figura oscura que colgaba del techo terminó por caer al suelo a medio metro de distancia, se quejaba y masajeaba su rostro.


-Ugh... Por lo general huyen o solo gritan... -Comentó con dolor- tienes un buen brazo, amigo.


Teresa logró incorporarse, liberándose al fin de la capa de telaraña que le había recubierto la cara, caminó furiosa hasta aquel individuo. - ¡Umbra! -Gritó molesta.


- ¿Teresa? -Respondió la araña fijando la vista- no... te reconocí. -Se excusó con una sonrisa nerviosa. Se puso de pie, de su nariz escurría un hilo de sangre- No puedo ver nada en este lugar.


Flug suspiró aliviado, se masajeaba los nudillos, aquel fue un impulso que pocas veces se daba el lujo de tener.


- ¡Flug! -Saludó la araña con emoción, notándolo al fin- tanto tiempo sin verte... Lamento eso, este lugar se volvió demasiado oscuro para mí, a veces no sé ni qué es lo que me como. -Se encogió de hombros.


El científico hizo una mueca de asco, ahora tenía sentido ver tantos cadáveres por los alrededores, tan solo eran el almuerzo de la villana arácnida. -Descuida, -Sonrió amable- yo siento haberte golpeado.


-Olvídalo. -Contestó sonriente, se relamió la sangre que ya llegaba a sus labios- Mejor dime ¿Qué rayos haces aquí? No se supone que debas salir de la mansión.


-Ese es un asunto que hablaremos con todos. -Interrumpió la rubia.


- ¿Todos? -Cuestionó Flug.


-Así es, Flug, -Respondió Umbra con ánimos- bienvenido a la recién creada guarida de los jóvenes villanos.


El chico parpadeó confundido. -Pero... aquí era el hogar de alguien más ¿Me equivoco?


-No, -Confirmó Teresa- es justo a quien visitaremos.


- ¿Sigue con vida? -Interrogó asombrado.


-Algo así... -Respondió la araña- vamos, los llevaré.


...


La joven chica lagartija corría por las calles, ya estaba lo suficientemente lejos de la mansión como para bajar la velocidad, pero algo le decía que no debía parar, comenzaba a cansarse. El pooka la seguía sin chistar, no habían intercambiado palabra alguna, debido a la situación, no era necesario.


Demencia tenía en mente su objetivo, pensaba en lo que ocurriría a partir de ahora, ella misma había llevado a cabo el tipo de misiones que seguramente Black Hat le había encomendado ahora a alguien más en contra de ella, sabía cómo funcionaba, sería perseguida sin cesar hasta ser atrapada o asesinada, no estaba segura de quién vendría en su búsqueda, debía estar alerta y llegar pronto a un sitio donde sabía que estarían a salvo, no podía darle a Black Hat el gusto de obtener rehenes... O mártires.


Era una parte bastante alegre de la ciudad, el sitio tranquilo donde los ciudadanos vivían en paz prolongada, al menos hasta que a algún villano se le ocurriese atacar. Los transeúntes la observaban temerosos, le abrían el paso asustados cuando la joven pasaba a su lado con aquella enorme sombra oscura con cara de conejo.


Algo la hizo frenar, un presentimiento, una señal de alerta, Demencia paró en seco y se dio media vuelta. En el instante, una filosa cuchilla rectangular viajó a gran velocidad hacia su rostro. La joven detuvo el arma con agilidad, como si diese un aplauso, la sostuvo entre sus palmas a escaso centímetros de su rostro, la giró entre sus dedos y la lanzó en la dirección de la que provino.


Una mano de escamas verdes sostuvo en el aire aquella cuchilla, Lady Naga se aproximaba sin detenerse hasta la joven Alebrije, mostraba completa decisión.


Demencia sonrió. -Así que tú eres la nueva favorita de Black Hat... -Rio burlona- ¿De verdad planeas vencerme con un par de cuchillas? Que idiota.


- ¿Dare ga baka o yobu nodesu ka? ¡Gomi! -Respondió indignada.


Ambas villanas comenzaron a pelear, nada menos que un combate de auténticas técnicas de artes marciales, algo que a ambas les era sencillo de realizar, eran un par de jóvenes acostumbradas a la misma vida, incluso de vez en cuando rivalizando durante la realización de sus deberes.


Las personas a su alrededor corrían asustadas en todas direcciones, el sitio no quedó vacío, pero les abrieron un gran ring de combate.


Dryadalis observaba pacientemente, esperaba el momento en el que la chica requiriera ayuda, parecía poder manejar muy bien la situación.


Demencia bloqueaba golpes y los propinaba sonriente, sabía lo buena que era, aquello sería sencillo incluso con los ataques más poderosos que la mujer naga pudiese hacer. Una dura patada logró hacer retroceder a la villana de escamas, dándole espacio a su presa para tomar ventaja.


La chica de cabellos bicolor se preparó para volver a golpear, pero un sonido metálico, como un ligero chirrido, aquel que resuena al afilar un cuchillo, la obligó a cambiar los planes, arqueó su espalda hasta llegar al suelo, un objeto metálico y filoso sobrevoló sobre ella, se incrustó en el muro de un edificio a su lado. Se trataba de un arma muy peculiar, algún tipo de cuchilla en forma de un naipe de la baraja inglesa.


Una serie de nuevos afilados naipes se dirigieron a ella, brincó ágilmente esquivándolos. Entornaba la vista tratando de divisar al atacante, la molesta gente no le permitía encontrar al responsable.


Dryadalis, convertido en una gran bestia, caminó decidido hasta el grupo de personas que admiraban estáticas la batalla, cada individuo huyó despavorido hasta despejar la zona, excepto por uno.


De pie, quieta, resignada a mostrarse, se hallaba Poker Face. Ataviada como un arlequín, de leotardo negro, medias rayadas, collar al estilo isabelino de holanes blancos, mangas bombachas, delicadas zapatillas negras y una máscara que solo mostraba un par de ojos cerrados y diminutos adornos rojos, con un cabello atado de manera divertida y compacta en su cabeza, estaba de pie, inmóvil como una estatua, sostenía del filo una larga cuchilla de silueta extraña y mango negro en una de sus manos, mientras que en la otra portaba una baraja inglesa. Aquella villana se posicionaba en el tercer lugar en la lista de los secuaces más fuertes de Black Hat, mujer inglesa de pocas palabras, en realidad de ninguna, jamás hablaba, se comunicaba por medio de mímica, se sabía que había dedicado su vida al arte del espectáculo, las apuestas, casinos ostentosos y demás, hasta que la modernidad y el mundo la obligaron a usar sus dotes ágiles y artísticos para el mal, era devota al sombrero negro tan solo por otorgarle la oportunidad de destruir al mundo que negó su bello arte y subestimó su habilidad en los juegos de azar, un resentimiento tan arraigado que nada la haría cambiar de parecer.


-Por supuesto... -Demencia se talló el rostro- Esto no podía ser tan sencillo...


Vio a la contrincante frente a ella, la chica juntó ambas manos, su cuerpo vibró, dos siluetas idénticas se separaron de su cuerpo, como si fuera una ilusión o se hubiese dado un fuerte golpe en la cabeza, veía triple, la naga se había multiplicado.


- ¡¿Desde cuándo puedes hacer eso?! -Gritó alarmada- Dryadalis... -Llamó, era momento de prepararse para algo más complejo, aunque si era honesta, no creía poder lidiar con aquello, no se trataba de fuerza, los superaban en número.


-Lord Black Hat se preparó bien para esto... -Comentó el pooka.


-El maldito anciano es muy inteligente. -Respondió fastidiada- Esto está planeado para evitar que yo intervenga en la captura de Flug... ahora necesitamos encontrarlo antes que ellas.


Las tres nagas no repararon en atacarla con velocidad, Demencia pronto pasó de tener ventaja a simplemente defenderse. El pooka cubría a la chica de las cuchillas de la arlequín, pero no conseguía hacerle daño, era muy veloz y ágil, apenas intentaba tocarla, esta daba saltos como si fuera más ligera que el aire, era molesto. La villana japonesa se decidió a terminar rápido con el problema, asestó una serie de golpes los más rápido que pudo, logrando al final romper la defensa de la Alebrije por completo hasta hacerla caer al suelo. Una chica naga se lanzó decidida con ambas cuchillas en las manos, la joven demente estaba segura de que no saldría de esa, estaba acorralada.


Agresivamente, una columna de piedra se alzó frente a la asesina, no pudo parar a tiempo, inevitablemente terminó por estrellarse con dureza. Demencia apreció confundida la escena, se puso de pie rápidamente, miró a todos lados, extrañada.


- ¿Te encuentras bien? -Preguntó Harmonie de Paix, la mujer volaba a un par de metros de distancia.


Demencia se sintió aún más confundida, conocía a el hada y eso era justamente lo que la desconcertaba, era una heroína, no encontraba razón alguna por la cual debería ser auxiliada por ella. La miró con recelo, aprovechando la distracción de la asesina asiática, pegó carrera alejándose, dirigiéndose al pooka para tratar de ayudarle.


- ¡No! ¡Espera! -Llamó Harmonie con apuro, había sido difícil dar con ella, no podía dejar que se fuera.


Voló en su dirección en un afán por detenerla, pero no lo consiguió, la mujer serpiente se había levantado, tomado impulso en aquel muro de piedra y llegado hasta la mujer para derribarla en el aire de un fuerte golpe. Harmonie cayó al suelo, raspando su tersa piel, se incorporó rápidamente cuando vio a las tres copias de la villana Naga acercarse. No era la mejor en las batallas cuerpo a cuerpo, estaba en un aprieto.


-Oh cielos... -Lloriqueó nerviosa.


-Harmonie. -Llamó el científico- No dejes que las cuchillas te toquen, esta villana es famosa por su potente veneno. -Advirtió.


-Eso no ayuda mucho...


La naga comenzó a atacarla buscando herirla. Al verse acorralada, el hada usó su poder para manipular los árboles cercanos consiguiendo con éxito desviar su atención. Aquello era tan solo un juego de ofensiva y defensiva, Harmonie movía con fuerza las gruesas ramas de los árboles, bloqueando los ataques de la villana, se protegía e intentaba atacar.


Por su lado Demencia esquivaba sin esfuerzo las armas de Poker Face, solo debía lograr deshacerse de ella y podría escapar.


La arlequín hurgó en su bolsillo, extrajo un par de dados y los lanzó, los juguetes rodaron por el suelo hasta los pies de la chica lagartija, esta los observó con desconcierto que rápidamente se volvió miedo. El par de dados se encendieron y explotaron como bombas de humo nublándolo todo a su alrededor. Demencia tosía sin control, sus ojos ardían.


-Jodido payaso de circo... -Despotricó- deja de ser tan cobarde y...


Fue interrumpida por un ataque sorpresa, la mujer de la máscara se abalanzó con agilidad, no fue por completo esquivada por la joven, atravesó con fuerza un costado de su brazo. Demencia gritó adolorida, se sostuvo el brazo sangrante.


Harmonie sintió una alarma encenderse, admiró la nube de humo a algunos metros de distancia. Utilizando su poder, manipuló una ventisca que llevó la humareda hasta ella, rodeándola y cubriéndola.


Lady Naga frenó sus ataques, confundida, sus tres copias miraban a su alrededor. De la misma manera que la villana de la máscara, el hada aprovechó la poca visibilidad y su buena percepción para propinar un duro golpe con la raíz de un árbol, la asesina fue lanzada varios metros en el aire, inevitablemente cayendo sobre Poker Face, arrastrándola y alejándola de su objetivo.


El Alebrije aprovechó el momento, tomó al pooka y corrió a toda velocidad en dirección contraria, se sostenía el brazo, adolorida, goteaba sangre, la herida fue profunda, no tenían muchas oportunidades bajo esas circunstancias.


La heroína se mordió el labio con ansiedad mientras veía a la chica escapar, no tuvo oportunidad de hablar con ella, el oso azul aguardaba oculto, todo aquello extendía su labor por más tiempo.


Lady Naga se incorporó ayudando a su compañera, meditó el problema por un par de segundos. - ¡Sore no tame ni iki nasai! -Ordenó- Konchu o tanto shimasu.


La villana de la máscara asintió, corrió y dio un salto dentro de un callejón, utilizó los muros para impulsarse y llegar al tejado, corrió sobre este hasta perderse a la vista finalmente.


La mujer serpiente volvió a unir sus palmas, sus dos copias restantes desaparecieron en un parpadeo. Caminó amenazante hacia la rubia, quien solo se puso en guardia. Levantó la falda de su kimono, en sus piernas se hallaban atadas un par de musleras atiborradas de pequeñas cuchillas triangulares, tomó varias entre sus dedos.


La heroína reaccionó alarmada, pegó carrera en dirección opuesta huyendo de la serie de cuchillas que se incrustaban en el suelo a un centímetro de alcanzar sus pies.


-Harmonie ¡Vuela! -Dijo el doctor.


- ¿Estás loco? Si una de esas me da en un ala estaré perdida, -Respondió mientras corría- aunque correr en tacones no es divertido.


-Te ofrecí ropa más cómoda.


-Si una mujer pudo correr en tacones de aguja mientras escapaba de un tiranosaurio rex ¿Por qué yo no puedo hacerlo mientras escapo de una asesina asiática?


- ¡Esa era una película!


-Bueno, nadie puede asegurar que... -Decía jadeante- esta no es alguna clase de historia extraña nacida de la imaginación loca de alguien, tal vez estamos siendo leídos por un seguidor de un raro fandom o algo así.


-El cansancio te hace delirar...


-Es probable, -Dijo entre risas- ¿Qué se supone que voy a hacer con esta serpiente lanza cuchillas?


Harta de perseguirla, Lady Naga frenó su paso, inspiró profundo, colocó ambas manos en cada costado de sus labios y expiró con mucha fuerza, de su boca salió una enorme y larga llamarada ardiente.


El hada gritó asustada al sentir el calor del fuego tan cerca de ella. - ¡Serpiente lanza cuchillas y escupe fuego! -Corrigió- ¡¿Por qué no me dijiste que escupía fuego?! -Cuestionó molesta.


- ¡No lo sabía! Esto está en japonés, -Se excusó revisando la pantalla- estoy un poco oxidado. -Dijo nervioso.


- ¿Dónde diablos está White Hat?


-Él está... -Miró a su espalda, el demonio comía de un enorme bote de helado, estaba entretenido, incluso se le veía divertido mientras apreciaba la pantalla- ocupado... Pero esto no debería de ser problema, eres un hada ¿No se supone que controlas los elementos?


-Uh... Para ser franca, el fuego y yo no nos llevamos muy bien, las cosas nunca terminan bien cuando lo uso...


-Tendrás que tomar medidas drásticas si quieres evitar que te rostice.


La asesina no parecía cansarse, con tan solo una bocanada de aire fue capaz de encender todo a su alrededor. El lugar finalmente estaba desértico, solo quedaban las dos contrincantes, de haber transeúntes todo se habría complicado para la heroína.


Harmonie pensaba en una solución, esquivaba las llamas que la acechaban, no podía continuar usando los árboles, pero tenía una excelente alternativa. No paró de moverse, alzó los brazos, el suelo comenzó a vibrar, repentinamente el pavimento se resquebrajó, trozos de piedra se levantaron del suelo, pero no iba a usarlos, un sin fin de tuberías de agua brotaron, rompiéndose y dejando escapar el líquido a chorros. El hada utilizó el agua como un gigantesco látigo, lo blandía bloqueando la llamarada de la villana, se movía con tanta fuerza que al tocar un objeto era capaz de partirlo en dos.


- ¡Vaya! Eso es excelente, mosca. -Habló Slug, admirado.


-Pero no es fácil... -Respondió con dificultad.


La situación se nivelaba, ambas tenían la oportunidad de triunfar. Tratando de sobreponerse a la situación, Lady Naga tomó de vuelta sus cuchillas, lanzaba fuego mientras intentaba herirla con los objetos punzocortantes, pero cualquier objeto que tocaba el agua que viajaba a gran velocidad, rebotaba o era destrozado. Poco a poco Harmonie le Fay acorralaba a la mujer serpiente, en ella crecía el temor de ser herida por sus venenosas armas, si era así, moriría rápido, pero no temía morir, temía fallar. 


Repentinamente, la villana dejó de atacar, buscó ir en una sola dirección, huyendo del látigo mortal. El hada miraba recelosa cómo trataba de escapar de esa manera, le pareció extraño que intentara con tanto ímpetu ir en esa dirección, buscó la forma de bloquear su paso, pero la chica seguía empeñada en dirigirse a un pequeño callejón sin salida que formaban un par de edificios viejos. Acercándose un poco, intentando seguirle el paso, la rubia al fin pudo ver el objetivo de la serpiente; el gran oso azul se encontraba a penas oculto entre un basurero y un montón de cajas, era visible y claramente la opción de escape de la villana. Si lograba llegar hasta él, cumpliría su objetivo u obtendría un rehén con el cual tocar el blando corazón de la heroína.


-Le dije que se ocultara... -Murmuró fastidiada.


-Es como un niño, debiste ocultarlo tú misma. -Respondió Slug- Debes darle fin a todo esto lo antes posible.


- ¡Es lo que intento hacer!


-No puedes seguir conteniéndola ¡Acaba con ella!


- ¿Estás sugiriendo que la mate? -Preguntó incrédula.


-No tienes opción.


-Slug, estás loco, jamás he asesinado ni a uno solo de mis enemigos.


-Harmonie, es ella o el oso, debes elegir, es parte de ser héroe tener que tomar decisiones difíciles.


La mujer estaba consternada, cada vez era más complicado mantener lejos a la asesina, no sabía qué hacer, jamás tuvo que pasar por algo similar antes, siempre hubo otro remedio más sutil. La urgencia por darle fin a esa situación tan angustiante, creció cuando vio como la hábil naga se deslizaba con mucha facilidad entre sus ya cansados látigos de agua, tomando ventaja.


- ¡Paix tienes que hacerlo! ¡Es ahora o nunca!


- ¡No puedo!


Lady Naga volvió a exponer sus venenosas cuchillas, solo buscando un pequeño hueco por donde pudiesen penetrar.


-Entonces no estás lista para ser una heroína...


Los ojos de Harmonie se humedecieron, eran duras palabras, pero tal vez tenía razón... Debía madurar. Cerró los ojos, estaba asustada, tomó una cruda decisión. Con todo el poder que le restaba dejó de bloquearle el paso a la villana, comenzó a envolverla desde una distancia prudente, donde no pudiese esquivar las corrientes de agua que levitaban a su alrededor.


La guerrera asiática observó confundida la extraña ofensiva, paró en seco, trataba de predecir el nuevo movimiento, tomó varias de sus armas entre sus dedos. Podía ver al experimento bastante cerca de ella, estaba a pocos metros de alcanzarlo al fin, lo usaría como más le conviniera, no podía seguir perdiendo el tiempo con el hada.


Una gruesa lágrima se deslizó por la mejilla de porcelana de la mujer alada, apretó los párpados. -Perdóname... -Susurró con voz quebradiza.


Bastó cerrar los puños, un ligero movimiento casi imperceptible, tan solo eso fue suficiente para que la gran corriente de agua se enfriara hasta congelarse, pero no fue suficiente, un sin fin de gruesas espinas de hielo sobresalieron de aquel remolino que encerraba a la naga, rápidos como un suspiro, sin avisar, viajaron de un extremo a otro y atravesaron como estacas a aquello que refugiaban, tiñéndose de angustiante color rojo, un poco más de líquido sumándose a la escena. Sus pies, su abdomen, sus brazos, su cuello y su cabeza cubiertas de escamas verdes, ahora se hallaban perforadas, y ella, inmóvil, inerte, dejó caer sus venenosos cuchillos, su penetrante mirada amarilla ahora carecía de vida.


El hada se desplomó en el suelo, cayó de rodillas, se cubría el rostro y sollozaba con angustia. Sentía un terrible peso en su pecho, aquello era algo con lo que debería cargar el resto de su vida. Sin lugar a dudas a partir de ese difícil suceso se volvería más fuerte que nunca, pero ese pensamiento no le arrebataba la culpa de haber derramado sangre con sus propias manos.


-Harmonie... -Llamó el científico, preocupado.


- ¿Por qué me pediste esto a mí? -Preguntó entre gimoteos.


El joven guardó un largo silencio. -Porque nadie más creería que esto merecía la pena...


-Yo la maté, Slug... la maté...


-Lo sé... Lamento que duela, pero era necesario, de no ser así alguien más valioso habría muerto...


De entre el desastre, 5.0.5. se abrió paso, trató de no mirar aquel escenario de entera crudeza, algo que estaba acostumbrado a ver, pero nunca había conseguido sentir indiferencia. Se aproximó a la rubia, apreció como lloraba casi en silencio, lo meditó un instante, podía suponer cuál era el motivo, Black Hat siempre lo decía; los héroes son débiles. Con una amplia y tierna sonrisa, el pachoncito oso abrazó a la mujer y la cargó en sus brazos.


Harmonie lo miró desconcertada, se sintió como una niña tratando de ser consolada, el tierno animal la mecía, era un acto puramente inocente. Correspondió el abrazo, dejó caer sus últimas lágrimas convenciéndose al fin de que había hecho lo correcto, de que había conseguido salvar a alguien más valioso.


Cuando el gran animal la devolvió al suelo la dama alada acarició su rostro, le mostró una sonrisa enternecida. Respiró profundo, reacomodó su ropa, su cabello y se aclaró la garganta. - ¿Qué sigue? -Preguntó finalmente.


Slug vaciló, no estaba seguro de dejarla continuar después de eso, pero quizá era justamente una oportunidad que merecía. -5.0.5. no puede encontrar el camino por su cuenta, debes llevarlo y ayudar a la chica.


- ¿A dónde debo ir?


-Buena pregunta... -Respondió pensativo, el plan original finalizaba en aquel encuentro, no tenían pistas del paradero de los villanos, no había un destino.


- ¿Belle Mort te pidió esto? -Preguntó finalmente White Hat.


El doctor balbuceó. -Uh... Sí.


-Eso significa que el destino es ella. -Respondió con simpleza.


-Eso es absurdo ¿Cómo se supone que haré llegar a un oso a un planeta que no se puede localizar?


-Existe una manera... -Se puso de pie, caminó hasta el ordenador, tecleó un poco haciendo aparecer un gran mapa. Tal y como lo hizo antes, le arrancó el auricular al científico. -Al noroeste de Atreno existe un lugar... intocable y peligroso... -Le habló a la joven- le llaman "el nido", ahí vivía alguien muy poderoso, solían llamarla "Madre", actualmente desconozco su nombre, pero estoy seguro de que continúa con vida de alguna manera, -Se encogió de hombros- si tienes el valor debes ir ahí y decirle que te envía Bonnivet, seguro te ayudará... si consigues llegar hasta ella.


- ¡Hecho! -Respondió rápidamente, segura y dispuesta.


White sonrió con satisfacción, le devolvió el dispositivo al doctor. -La próxima vez intenta hablar conmigo antes de llevar a cabo un plan tan peligroso y descuidado, doctor.


Slug asintió, no respondió, miró la pantalla, la joven se encaminaba surcando los cielos, temía haberla infravalorado, ahora estaba en peligro y era su responsabilidad. Solo quedaba continuar hasta el final y hacer su mejor esfuerzo por sacarla de aquel problema en el que la había involucrado.


...


-Vaya...


-Impresionante ¿Cierto?


-Es... espeluznante...


Frente al doctor de mirada verde, se alzaba lo que podría confundirse con un pueblo fantasma. Una larga serie de casas antiguas, desgastadas por el tiempo, oscuras y abandonadas, se abarrotaban por todo el alrededor, era el tipo de arquitectura que la ciudad tenía en sus comienzos y que poco a poco fue cambiando con la extensión de la mancha urbana, era como si exclusivamente en ese fragmento de la ciudad el tiempo se hubiera detenido, dañando solo un poco la fachada de las grandes casas. Una en particular era muy llamativa, especialmente por encontrarse aparentemente en uso, algunas luces estaban encendidas, podían apreciarse siluetas pasar por las ventanas, era una enorme mansión, comparable con el hogar del sombrero negro, de color púrpura, arquitectura barroca, ventanas enmarcadas en piedra de cantera y adobe, y un enorme portón de madera oscura, era elegante y siniestra.


-Se ve más acogedora en el interior. -Aseguró Teresa.


Al acercarse, Flug pudo ver al mago rubio sentado en el marco de una ventana, limpiaba con detenimiento una delgada flauta de plata. Allister notó finalmente su presencia, sonrió ampliamente y entró en la casa, segundos después abrió el enorme portón.


- ¡Flug! Amigo, que extraño verte por aquí. -Dijo animado.


-Sí... -Respondió desanimado, parecía que para todos era extraño verle fuera de la mansión, comenzaba a sentir como si todo ese tiempo hubiese sido un esclavo.


El mago notó su acongojo, ladeó la cabeza, extrañado. -Uh... Adelante, pasen. -Invitó.


El grupo entró en la mansión. Tal y como la rubia lo dijo, el interior era más acogedor, de aspecto antiguo, pero lucía impecable, un poco más iluminado, estaba amueblado con objetos elegantes; algunos sillones, mesillas de madera, lámparas y, particularmente, los muros estaban llenos de cuadros idénticos; de marco de madera y en el fondo se apreciaba la misma imagen; un bosque de árboles secos en medio de la noche. Siguieron al mago hasta una enorme habitación al costado de la entrada, era una sala de estar, equipada con una gran pantalla plana en donde en ese momento se proyectaba el canal de noticias, hablaban de algún incidente en el centro de la ciudad y un individuo asesinado en una estructura de hielo, algo peculiar.


- ¡¿Qué?! ¡No! -Gritó una mujer rubia de tres ojos- Hiciste trampa, maldito goblin.


-No hice trampa, solo eres una mala jugadora... y mala perdedora. -Respondió el individuo de piel rojiza, arrogante.


Sentados en la alfombra, un trío de jóvenes villanos jugaba a las cartas. Rouge, Spectre y Farfala apostaban con monedas de plástico en un juego de póker.


- ¡Flug! -Llamó Spectre, animada, ignorando a sus compañeros que peleaban.


El trio se puso de pie rodeando al científico. Flug saludó apenado.


-Que honor que vengas a visitarnos, -Habló el goblin- ¿Lord amargado no viene contigo?


-Bueno...


- ¡Hey! Cállense ya. -Ordenó Dark Phantom sentado en el sofá, veía el televisor junto a una dama de cabellos blancos- Dicen que asesinaron a una villana.


- ¿De quién se trata? -Cuestionó Umbra.


-Lady Naga, -Respondió la dama de cabellera blanca, se trataba de Susi Amm Villi, la mujer de las montañas de hielo- dicen que fue un héroe, los civiles hablan de una heroína rubia, pero ningún héroe asesina villanos... a nadie... no comúnmente...


- ¿Lady Naga? -Habló Flug, incrédulo- Ella es... era un arma especial de... Black Hat, no sale por su cuenta, esto no es normal.


Un gigantesco lobo de cristales de hielo se levantó de la alfombra, había estado descansando oculto bajo una mesa frente al sofá, caminó alrededor del doctor dedicándole una mirada recelosa. La mujer lobo apreció la escena, observándolos con detenimiento.


-Quizá existe un motivo... -Murmuró Susi- ¿Por qué estás aquí, Flug?


El científico abrió los ojos, sorprendido, repentinamente pensó en la misma posibilidad que llegó a la mente de la villana, aquello podía deberse a él, de ser así significaba que debía comenzar a preocuparse por la chica demente y el oso azul. -Yo...


- ¡Chicos! -Gritó alguien en la profundidad de la mansión, se aproximaba- Mataron a... ¿Flug?


La hechicera de ojos oscuros llegaba con apuro a la habitación, Maggie reaccionó confundida al ver al científico.


- ¿A caso todos viven aquí? -Cuestionó Flug.


-Muchos tuvimos la necesidad de cambiar de residencia cuando el lunático hermano de Black Hat reveló la ubicación de todos los subsidiarios, -Explicó Farfala con fastidio- por suerte Maggie sabía de este lugar.


-Algunos solo venimos de visita. -Comentó Susi.


-Me parece un poco contraproducente que todos se concentren en un solo sitio. -Respondió Flug.


- ¡Qué va! -Exclamó la hechicera- Aquí estamos seguros, es el hogar en dónde crecí, mi madre fue quien lo propuso.


- ¿Tu madre?


-Es justo a quien vinimos a ver. -Respondió Teresa.


- ¿Vinieron a ver a mi madre? ¿Qué quieren de ella?


El joven de mirada verde suspiró. -Pasó algo... -Inició con agobio- es probable que esto sea mi culpa, -Apuntó al televisor- no sé quién pudo matar a Lady Naga, pero es seguro que ella estaba buscando cazarme.


- ¿De qué hablas? -Interrogó Allister.


Flug balbuceó buscando la oración adecuada. -Yo... Black Hat y yo ya no estamos juntos...


Un silencio incómodo invadió la habitación.


-Que par de idiotas ¡Acaban de casarse! -Soltó Dark.


Susi le propinó un duro golpe en la cabeza. -Que poco tacto. -Dijo, molesta.


- ¿Qué fue lo que ocurrió? -Preguntó Maggie con cuidado.


-Ugh... Cómo decirlo... -Se rascó la cabeza.


-Vamos a ser tíos. -Dijo Teresa, sonriente.


- ¿Qué? Uh... -Soltó Allister, movía las manos, apuntando y contorneando al doctor, como si buscara la manera de darse a entender sin hablar- ¿Cómo? -Dijo finalmente.


- ¿De verdad quieres saber cómo ocurrió? -Cuestionó Nightmare, asqueado- Si van a hablar de eso, no quiero estar presente.


-Ugh basta... -Acalló Maggie- Eso no importa, lo que quiero saber ahora es por qué eso causó que se separaran.


-Black Hat no lo desea... y hará lo posible para que no ocurra... -Respondió entristecido- Él cambió... o mostró lo que es realmente, ya no estoy seguro, todo se complicó, -Continuó- por eso estoy huyendo y al parecer ahora me persiguen. -Explicó- No sé nada de Demencia o 5.0.5., tuve que dejarlos atrás, pero lo que sí sé es que debo llegar a Lady Belle Mort y alguien en este lugar puede ayudarme.


La hechicera miró al grupo con preocupación, nadie parecía querer decir nada más, era un tema delicado y doloroso para todos, debía ser una noticia alegre la aparente llegada de un nuevo futuro villano, pero las circunstancias eran deplorables, por el momento eran solo noticias, ni buenas, ni malas.


-Sí puede. -Respondió la bruja con firmeza, era obvio que todo era complicado para él en ese momento, debía ser fuerte, ayudarle a retomar la entereza de algún modo, eran amigos después de todo- Sígueme. -Ordenó, lo tomó del brazo y caminó al interior de la mansión.


El grupo siguió al par de cerca, llegaron a una habitación al final del pasillo, la puerta lucía desgastada, era un poco diferente a las demás, no era de madera oscura, parecía ser del mismo material que los marcos de cada cuadro en la mansión. La joven abrió la puerta, una tenue luz verdosa inundaba el cuarto.


-Madre. -Llamó.


No había ni un solo mueble en ese sitio, la recámara cuadrada de tapiz azulado solo portaba un enorme cuadro colgado en un muro, era igual al resto, el mismo marco y el mismo fondo, pero mostraba la imagen de una mujer de piel grisácea, su cabello como una flama verde creciendo hacia arriba, sus ojos de esclerótica negra lo hacían sentir que le atravesaba el alma, vestía un largo vestido muy antiguo color borgoña y en sus manos cargaba un candil atado a una cadena en el que resplandecía un fuego verdoso, tétrico.


-Mother Poltergeist... -Susurró el científico, sorprendido.


La mujer en el cuadro se movió, subió su mano y puso un dedo en sus labios.


-Es mejor que no digas su nombre. -Comentó Maggie- Fantástico ¿Cierto? Cuando murió logré inmortalizarla en un cuadro, es una de mis grandes hazañas. -Dijo orgullosa- Ella puede ayudarte.


Flug caminó nervioso, acercándose, jugueteaba con sus dedos. -Gran señora... -Inició- necesito encontrar a Belle Mort.


La mujer se inclinó saliendo finalmente del cuadro, depósito su dedo índice en los labios del joven, silenciándolo, levantó el brazo y chasqueó los dedos, la puerta se cerró rápidamente sacando por completo al grupo de chicos que husmeaban desde el umbral, se incorporó y extendió su mano hacia Flug, invitándolo a tomarla.


El joven observó a la hechicera recibiendo un gesto de aprobación de su parte, tomó la mano de la mujer. Mother tiró con fuerza, el doctor se adentró en el cuadro junto con ella, miró asustado a su alrededor, el paisaje era ese oscuro bosque de árboles secos, pero a su alrededor, en línea recta, uno al lado del otro, se encontraban un sin fin de cuadros levitando en el aire, frente a él estaba el cuadro de dónde había provenido, se mostraba la habitación con la joven bruja. Caminaron por un sendero, Flug siguió con lentitud a la silenciosa dama, apreciaba cada cuadro, la mayoría mostraban partes de la mansión en donde había estado, pero otros eran intrigantes; uno muy grande se ilustraba con una habitación antigua, un hombre de traje elegante y sombrero tricornio, tocaba un piano de cola, les daba la espalda; otro dibujaba a las tres artistas malditas, charlando y bebiendo en una mesa de cristal; junto a aquel estaba la sastre, Eva la loca bordaba un trozo de tela junto a su gato de ojos heterocromos; varios metros adelante se hallaba la imagen de una chica de cabello castaño y cofia, estaba sentada en un taburete apreciando el exterior de una ventana, sola, era Leila Keik; a un par de cuadros de distancia, había uno sin imagen, parecía cubierto por alguna manta oscura, no mostraba nada. Finalmente llegaron a su destino, un cuadro grande enmarcado en madera pintada de verde, mostraba una gran habitación elegante de paredes esmeralda y especialmente a una pequeña mujer con orejas de conejo y mirada rosada, los observaba sonriente. La mujer fantasmal le dio un pequeño empujón al chico, haciéndolo adentrarse en la imagen. Flug cayó en la recámara dando traspiés.


-Lady Belle... -Dijo aliviado, equilibrándose.


-Justo a tiempo, querido. -Contestó admirando un reloj de bolsillo, se puso de pie y le regaló a la mujer una pequeña reverencia- Agradezco su participación en esta partida.


La villana de cabellos de flama repitió la acción y se marchó por donde vino.


-No tenía idea de que esto era posible... -Dijo incrédulo.


-Nadie, y esa es la idea, -Respondió con simpleza- la pequeña Maggie heredó solo una pequeña parte de sus dotes mágicos. Nuestra querida madre creó ese pasaje entre hogares hace mucho tiempo, con la colaboración de la artista Radharani, conecta con lugares lejanos y algunos... prohibidos, el motivo por el cual no puede hablar. -Se encogió de hombros- Fue una fortuna que su amada hija tuviese el poder de arrancar su alma de las manos del Grim Reaper.


-Ya veo...


-Pero no estás aquí para hablar de eso. -Sonrió ampliamente- Me encuentro muy feliz de que hayas podido encontrar el camino, me disculpo por no haber sido clara, pero eso pudo llegar a ser... contraproducente.


-No, -Respondió apurado- no tiene nada de qué disculparse... pero aún no entiendo qué hago aquí exactamente.


Belle rio. -Eso es muy obvio, cielo. -Caminó hacia una puerta cercana- Te pido que me acompañes, quiero mostrarte tu habitación, aún tenemos algo de tiempo.


- ¿Mi habitación? -Cuestionó incrédulo- ¿Qué quiere decir?


La dama pooka se giró, le sonrió con complicidad. -Que este será tu nuevo hogar.


...


El silencio era insoportable, jamás en su vida había extrañado el ruido de tal manera, aun así, el sonido constante que producía el pequeño reloj de bolsillo que llevaba consigo le estaba taladrando la cabeza, no podía más con esa insoportable sensación de desasosiego. El demonio de sombrero negro se apoyaba una vez más sobre su escritorio, no podía ir a otra parte de su propio hogar sin tener recuerdos que le destrozaran el alma, rascaba incesante la madera acrecentando el enorme agujero que llevaba horas creando, era una pequeña catarsis que le ayudaba a controlar la ansiedad que se lo comía vivo.


Nadie lo podría entender, aunque hubiese tenido el valor de hablarlo, no había ni una sola persona que fuese capaz de entender sus motivos, lo que lo había llevado a cometer actos imperdonables en los días anteriores. No tenía justificación, entendía muy bien lo que había hecho y que lo que sucedía en ese momento era una consecuencia, pero había algo más, un motivo lejano al entendimiento humano. Una guerra silenciosa se libraba en su cabeza, había sido así desde el primer insufrible momento en el que supo la verdad, en el que el doctor, al que amaba más que a cualquier otra cosa en su basto mundo, le reveló que algo crecía en su vientre y le pertenecía a él. En primera instancia, se negó rotundamente a creerlo, pero conforme se volvía más real, su interior se dividía en dos partes; una de ellas imponía su criterio, lo juzgaba, lo obligaba a sentir que por ser quien era no podía acabar con todo su reinado por una cría que era producto del amor, lo hacía sentir débil, estúpido por haberlo permitido; por otra parte, un diminuto fragmento luchaba por hablarle con amabilidad, tan insistente que de vez en cuando competía con la otra parte, se encargaba de recordarle que ya no era el mismo, que había cambiado inevitablemente y que eso no le molestaba, intentaba mencionarle lo mucho que necesitaba ese par de ojos verdes, y que, tal y como lo dijo la dama pooka, ya había tenido suficiente como para ser capaz de otorgarle el honor, a alguien nacido de su preciado amor, de poseer todo lo que pudo crear, especialmente porque aquello le liberaría de la agobiante inmortalidad que inevitablemente lo podría separar algún día de aquel que logró cambiar tanto en él.


Pero ¿Cómo explicarlo? Cómo poder obligar a sus labios a decir todo aquello, si nunca fue capaz de decirle abiertamente lo que su muerto corazón logró sentir por él, si cada vez que ese joven de cabellos castaños se acercaba con una sonrisa que rogaba su amor, él no podía reprimir a ese algo en su interior que lo obligaba a ser odioso y terrible. No podía, y si no podía nadie lo entendería, y si nadie lo entendía entonces estaba atrapado en un círculo de juicios en dónde él era solo un villano irracional que por mero egoísmo no quería dejar vivir al ser que más amaba en ese mundo y a la cría que podría atesorar aún más, pero no se trataba de eso, era más complejo, ahora estaba tan solo que al final nadie escucharía cuanto dolor fue capaz de provocarse a sí mismo, cuan infeliz se encontraba ahora hundido en su guerra interna.


Rascaría y rascaría su fino escritorio de madera, hasta romperlo, hasta sangrar, quizá así podría mitigar un segundo el dolor que arreciaba en su pecho. Desearía su propia derrota, el fracaso del plan creado por esa terrible parte de él, que afortunadamente se aunaba más y más al pasado.


...


Caminó calmadamente por el pasto del parque, ignoraba la reacción de los transeúntes que escapaban en cuanto veían su llamativo traje de arlequín, los habitantes de la ciudad sabían que una apariencia como la suya no podía significar nada bueno. Con su mano enguantada, recogió del suelo una pequeña moneda de oro, la inspeccionó con sus ojos no visibles a través de su máscara, observó su alrededor y destrozó de un apretón aquella joya que la había desviado de su camino. Perdió la pista de la chica lagartija, en medio de la persecución sintió la presencia de su objetivo original, obligándola a desviarse, era una trampa, una distracción sencilla, pero muy bien ejecutada.


Suspiró, se sentó en el pasto un poco resignada a haber fracasado, observó los edificios frente a ella, eran pequeñas casas y algunos locales. Una figura luminosa y llamativa, que volaba por los aires, llamó su atención, se puso de pie de un salto, enfocó la vista, se trataba del hada rubia, sintió una alarma encenderse, aquello solo podía significar que su compañera había sido derrotada y que el resto de la misión dependía completamente de ella. Se talló el rostro, caminó en círculos haciendo señas, era como si discutiera silenciosamente con ella misma, se detuvo y volvió a buscar con la mirada a la mujer que se alejaba poco a poco, era la única pista que tenía, no podía perderla. Decidida a triunfar se adentró en la ciudad, trepó sigilosamente por los muros de los locales, su gran habilidad y su cuerpo ligero le permitían subir sin esfuerzo, la seguiría de cerca, quizá podría llevarla a su objetivo.


...


-No puedo aceptarlo... -Comentó Farfala.


-No quiero creer que esto ocurrió, pero así son las cosas ahora, -Dijo la hechicera- y nosotros ya tomamos partido.


El grupo de villanos se encontraba repartido por la sala de estar, ensimismados, la mayoría en silencio, dejaron de lado sus ocupaciones anteriores, ya no tenían ánimos de jugar.


-Quizá deberíamos prepararnos, -Sugirió Umbra- Flug dijo que alguien estaba cazándolo, para ser franca dudo que solo haya sido la mujer serpiente, Black Hat es más listo que eso.


- ¿Crees que alguien vendrá tras él? -Cuestionó Farfala.


-Es un hecho, -Respondió Teresa- el jefe no descansará hasta atraparlo.


-Entonces estaremos listos, -Dijo Allister, sonriente, en sus manos aparecieron un par de círculos luminosos- será divertido.


- ¡Maggie! -Gritó alguien en el exterior, todos se pusieron en guardia, el individuo golpeaba la puerta de entrada- Abre la maldita puerta.


-Es Demencia. -Dijo la aludida, alarmada.


La bruja corrió hasta la entrada, abrió la engorrosa puerta topándose con un escenario alarmante, su querida amiga se sostenía con dificultad del pooka, apretaba con fuerza la herida en su brazo, estaba pálida, la sangre fluía sin parar.


- ¡¿Qué te ocurrió?!


-Ugh... Estoy escapando de Black Hat. La estúpida Naga y Poker Face nos persiguen, me hirieron... -Se adentró en el inmueble- necesito un refugio... y encontrar a Flug.


-Él ya estuvo aquí... -Respondió abrumada.


- ¿Qué? ¿Cómo? Él no conoce este lugar.


-Yo lo traje. -Interrumpió Teresa- Ya está a salvo... y Lady Naga ya no te persigue, la asesinaron.


- ¿De qué hablas? -Estaba confundida.


-Lo vimos en el televisor, una heroína acabó con ella.


-Le Fay, -Dijo para sí- el hada armonía nos interceptó, siguió luchando con ella cuando logré escapar... Me sorprende que lograra derrotarla.


-Que lo haya hecho no significa que las cosas sean mejores ahora, -Habló la bruja- ahora tenemos a una asesina y a una heroína pisando tus talones.


-Podemos vencerlas sin problemas. -Comentó Demencia con arrogancia.


El pooka se inclinó y la cargó en sus brazos, la joven reaccionó extrañada. -Usted está herida, -Dijo mientras caminaba al interior de la mansión- no participará en esta contienda.


- ¿Qué rayos crees que haces? -Respondió molesta, removiéndose.


-Lamento decirlo, pero esta vez estoy de acuerdo con eso, -Comentó la hechicera- no estás en condiciones para pelear ahora, necesitas sanar. -Caminó junto al espíritu- Eres Dryadalis ¿Cierto? El sirviente de Lady Belle.


-Lo soy... -Contestó.


-Es la última puerta del pasillo. -Le guiñó un ojo y sonrió con complicidad, la joven imaginaba que el pooka sabía a donde estaba yendo, se veía decidido, como si hubiese sido el plan inicial, al parecer solo quedaba dejarlo ser- Nosotros vigilaremos la entrada del domo, cada rincón del nido, no deben preocuparse, nos ocuparemos del problema.


Demencia no respondió, se sentía débil, coincidía en que no podría hacerles frente a sus adversarios, se dejó llevar, solo escuchó como el grupo salió de la mansión, confiaba en ellos, podían hacerse cargo, pero ¿A dónde iba ella? El espíritu continuó al mismo ritmo hasta llegar al final del pasillo. La joven estuvo más de una vez en aquel lugar, incluso antes de ser la guarida que era ahora, era el antiguo hogar de la bruja, pero nunca se interesó demasiado en conocer todo el sitio, sabía de algunas curiosidades fantasmagóricas, pero nada que relacionara al pooka.


Abrió la puerta de esa vieja habitación, la joven visualizó la luz verdosa y como una mujer dibujada en un cuadro le sonreía con dulzura, y extendía sin reparo una mano hacia ella.


- ¿Madre? -Pronunció estupefacta.


...


El joven doctor devoraba apresurado una gran hogaza de pan, uno de los tantos aperitivos que había comido en un par de minutos, frente a él se extendían algunas frutas y cereales, cosas que también planeaba comer con tal de zacear su feroz hambre.


La reina pooka lo había llevado a un breve recorrido por los sitios más frecuentados de su castillo verde, visitó cada rincón que, según la mujer, necesitaba conocer en vista de que ahora viviría allí. La dama le dio incluso una enorme y cómoda recámara que, pese a lo acostumbrado que estaba a los lugares grandes, le parecía demasiado grande para él, pero ¿Quién era él para quejarse? Aquello lo hacía sentir bien recibido, cómodo, seguro para dar a luz sin problema alguno, bajo el resguardo de aquella villana, no tenía nada de qué preocuparse, así lo creía.


Ahora gozaba de manjares que le devolvían la vitalidad a su cuerpo, apenas acabó el recorrido se vio obligado a pedir algo de comer, como era evidente, Belle se lo otorgó sin chistar. Ambos veían la enorme pintura, sentados en un par de sillas elegantes junto a una mesa redonda y pequeña. Flug no tenía idea de lo que hacían, no entendía el motivo por el cual estaban ahí, pero no cuestionaría nada.


Sorpresivamente, Mother Poltergeist volvió a presentarse frente a ellos, mostraba una ligera expresión de angustia. Belle se puso de pie preocupada al ver cómo se asomaba Dryadalis con la joven en brazos. El pooka se deslizó hasta el suelo, mostró a la chica a penas despierta.


-Bonnivet... -Pronunció contenta de verla.


-Oh cielos... Esto sí ha sido inesperado ¿Qué fue lo que ocurrió?


-Nos atacaron. -Contestó Dryadalis, tajante.


- ¡Demencia! -Llamó Flug, acercándose.


La chica extendió su brazo sano, alcanzó con habilidad la mejilla del joven doctor y tiró bruscamente de ella. -Tú eres un soperutano, -Dijo molesta- ¡¿Por qué no me dijiste que ibas a largarte?! ¡Estaba preocupada por ti!


- ¡Ouch! No quería que me siguieras. -Respondió adolorido, sostenía el brazo de la joven intentando soltarse.


-De cualquier modo, lo hice, -Soltó su mejilla- ya verás cuando me recupere, pedazo de idiota.


-Son muy tiernos, -Comentó Belle con una pequeña risa- pero no es el momento de discutir. -Se fijó en el pooka- Llévala a que le realicen una curación cuanto antes.


El pooka asintió y caminó en alguna dirección. La joven se asomó por la espalda del pooka y levantó su dedo medio haciendo un gesto ofensivo hacia el científico.


-Creo que está molesta... -Dijo nervioso.


-Es probable. -Respondió Belle entre risas.


-Tengo miedo... ¿Ahora qué ocurrirá con 5.0.5. si ella no está en la mansión? -Habló con angustia.


La dama caminó tranquila de vuelta a su silla, tenía la certeza de que todo estaría bien. -Debes tener calma, querido, tus dudas serán resueltas muy pronto, toma asiento, por favor.


...


La rubia hada volaba por los aires, veía desde los cielos al experimento azul tratando de seguirle el paso desde tierra, una dinámica un poco complicada para ambos, pero ella tenía una mejor visión desde los aires y no era capaz de cargar al gran oso. El camino había sido pacífico, no había rastro de la chica demente ni de su adversaria enmascarada, pero tenía presente que era una calma efímera, especialmente porque ahora podía ver el enorme domo blanco que rodeaba justamente el lugar a donde se dirigía, era tétrico y extraño, era más que obvio que era ahí.


-Estás por llegar, es mejor que bajes. -Sugirió el doctor.


Bajó al suelo junto al oso, alentaron la marcha, debían andar con cuidado, admiró la serie de cuerpos cadavéricos colgando de unos gruesos hilos blancos, no estaba segura de lo que eran, pero le parecían telarañas de un enorme arácnido. El esponjoso animal se sostuvo de ella, atemorizado, temblaba y se aferraba.


-Tranquilo, dulzura, nada va a ocurrirte. -Le dijo con suavidad mientras le regalaba una caricia- Pronto llegaremos y encontraremos a alguien que pueda ayu...


Abruptamente, la joven fue jalada por la espalda, algo tiró fuertemente de ella arrastrándola de un lado a otro hasta dirigirse finalmente a la oscura boca del domo blanco, trató de resistirse, pero aquello se había enredado en su cintura, atrapando sus alas. Por tan solo un instante consiguió sostenerse de un poste de luz, solo para hacerle una señal al oso de que debía esconderse, estaba quieto, paralizado por el miedo. Su fuerza se acabó obligándola a soltarse, la oscuridad la rodeó por completo y terminó por ser estrellada en una suave y pegajosa pared de telarañas, por primera vez en su vida se sintió como un verdadero insecto.


- ¡Harmonie! ¿Qué ocurre? -Preguntó preocupado.


-Ouch... algo me atrapó... -Se quejó, inmóvil, no podía despegarse- Sal de donde quiera que estés. -Ordenó con dificultad.


-En realidad... -Respondió una voz ceceante- no me he ocultado.


La rubia miró hacia arriba en la medida en la que la tela se lo permitió, sus ojos se toparon de inmediato con una mirada rojiza y una sonrisa tétrica de grandes colmillos, una expresión maliciosa que rápidamente cambió a una de completa sorpresa.


-Wow... -Exclamó con asombro, Umbra colgaba del techo con la cabeza hacia abajo, apreció con detenimiento ese gigantesco par de topacios azules y resplandecientes que la hermosa mujer llevaba por ojos, esa nariz respingada y pequeña, sus cejas enarcadas y esos labios rojizos pequeños. Se atrevió a tocar ligeramente esa suave piel que parecía de porcelana fina, le dio la impresión de estar frente a una muñeca costosa- Eres la cosa más perfecta y preciosa que he visto en mi vida...


- ¿Qué? -Soltó Harmonie, confundida- Suéltame tú... pervertido. -Despotricó al ver esa mirada tan atenta puesta en ella.


- ¿Pervertido? -Umbra bajó colgada en su telaraña, girándose hasta quedar a su nivel- Jamás me atrevería a tocarte... No tengo tanta suerte. -Murmuró para sí misma.


-Mira, no sé en qué diablos estás pensando, pero tengo que encontrar a alguien, necesito que me sueltes. -Suplicó.


- ¿La tienes? -Preguntó Farfala desde el suelo- Ni con mis tres ojos soy capaz de ver algo en este lugar.


La araña enmudeció por varios segundos, observó la mirada suplicante de la mujer y devolvió la suya a su compañera. -No. -Respondió sonriente. Con uno de sus afilados dedos rompió algunos hilos tratando de darle a la mujer el suficiente movimiento, bajó dejándola sola.


- ¿Qué quieres decir con eso? ¡Tú la atrapaste!


Dominos se encogió de hombros. -Se escapó.


La arquera preparó una flecha y apuntó a varias direcciones. -Demonios, Umbra, esa cosa tenía alas debió enredarse como una mosca.


- ¡Ahí esta! -Gritó Nightmare desde el otro extremo, escupió una bomba de ácido hacia las alturas, rosando al hada que trataba de salir sin atascarse.


-No puedo ver nada, Slug, tengo un muro de telaraña a mis espaldas y solo veo la luz de la salida... muy lejos.


-La cámara tiene visión de calor, puedo ver a más de uno camino a la salida que buscas, tendrás que entrar.


-Rayos... 5.0.5. está afuera.


La mujer se vio obligada a moverse, una lluvia de flechas llegaba a ella, comenzó a volar de un lado a otro, tan rápido como una libélula, esquivaba a ciegas aquellas armas, pero no estaba en desventaja, la atacaban sin tener claro e dónde se encontraba. No podía volar libremente, la telaraña era gruesa y pegajosa, dudaba tener otra oportunidad de librarse de ella.


Algo gigantesco atravesó el lugar corriendo torpemente, la arquera de tres ojos fue empujada al suelo en el proceso.


-Hay algo más aquí. -Dijo, incorporándose.


Harmonie pudo ver con dificultad algo muy grande correr varios metros abajo de ella y estrellarse en el muro de tela. -Oh no... -Soltó preocupada. El hada bajó cuidadosamente al suelo, el gran oso azul luchaba con los hilos de telaraña- Te dije que te escondieras. -Reprendió.


-Baaaw... -Dijo intentando despegarse, no quería volver a dejarla sola.


- ¡Te encontré! -Exclamó la villana rubia.


La heroína apenas pudo esquivar una rápida patada, odiaba las batallas cuerpo a cuerpo, se alejó provocando que la chica comenzara a disparar flechas con su perfecta puntería, no tuvo otro remedio que crear un escudo de piedra frente a ella. Una esfera de energía oscura se impactó a su costado sobre el muro, la joven buscó en la penumbra el origen encontrándose con Spectre que, al igual que el resto, trataba de tener una batalla en medio de la oscuridad, a ese ritmo nadie llegaría a ningún lado.


Ligeros destellos de luz llamaron la atención del pequeño grupo, provenían del muro que ahora mostraba algunos huecos. El experimento había conseguido arrancar un sin fin de aquellos hilos de telaraña tan resistente como el acero, los partió en trozos sin demasiado esfuerzo.


-Wow... parece que subestimamos al osito de azúcar... -Murmuró Harmonie.


-Demonios, yo quiero uno de esos... -Respondió Slug, admirado.


Encontrando su oportunidad, el hada emprendió el vuelo hasta el agujero que rápidamente abría el experimento, juntos consiguieron atravesarlo llegando al otro extremo. 5.0.5. salió envuelto en telarañas, luchaba con ellas dando traspiés por el lugar hasta terminar sentado en el suelo intentando desesperadamente desprenderse de esas ataduras. Harmonie aprovechó su quietud para hacer nacer del suelo un pequeño arbusto que pudiese ocultarlo.


-Al menos así estarás seguro... -Dijo en un suspiro lleno de alivio.


-Si querías escapar debiste correr hacia el otro lado, -Pronunció alguien con entera arrogancia- eso no fue muy inteligente, pequeño insecto. -Maggie Heks la observaba sonriente desde las alturas, sentada tranquilamente en el tejado de una casa. Usando sus poderes, bajó lentamente hasta quedar frente a ella- ¿Qué tienes allí? -Preguntó acercándose.


-No des un paso más, -Advirtió- déjame continuar, necesito ver a Madre.


- ¿Madre? -Habló recelosa- ¿Qué quieres de ella?


-Tengo una misión que cumplir, me envía Bonnivet.


-Bonnivet... -Repitió murmurando- No muchos la llaman así, pero qué podría querer ella con una heroína como tú, es absurdo.


-Por favor, créeme, -Suplicó- de verdad necesito hacer esto.


-De acuerdo... -Sonrió maliciosa- ¿Ves aquella casa? -Apuntó a la mansión- Ahí está lo que buscas, si consigues atravesar esa puerta te dejaré continuar sin problemas, incluso voy a ayudarte. -Levantó una mano, jurándolo.


- ¿Lo dices en serio? -Cuestionó dudosa.


- ¡Claro! Te doy mi palabra, pero antes... -Comenzó a levitar en el aire- tendrás que vencernos a todos.


El grupo entero de villanos se acercó lentamente, grandes sonrisas llenas de malicia se dibujaron en sus rostros. La rubia los enumeró, pensaba en lo complicado que había sido enfrentarse a una sola, aquello eran otras palabras, aunque, después de sobrevivir a Black Hat, eso no podía ser tan difícil.


-Mierda...


-Wooo... Una heroína diciendo malas palabras, continua así y pronto comenzaras a escupir ¡Ácido! -Dijo el goblin escupiendo una enorme bocanada de líquido corrosivo, iniciando así la batalla.


Harmonie despegó del suelo, usó su vuelo rápido para esquivar el ataque. Las flechas comenzaron a llover, cada vez se anticipaban mejor a sus movimientos. El hada no perdió tiempo, rompió las tomas de agua con la presión del líquido y formó nuevamente sus armas.


Los villanos comenzaron a esquivar el ataque de los gruesos látigos. Una gran corriente fue directo a Susi, la chica no se movió, en cuanto el agua la tocó se congeló rápidamente.


-Yo también puedo hacer eso. -Dijo el hada.


Con un pequeño movimiento hizo al hielo erizar, con ayuda del viento cortó las púas heladas haciéndolas caer como estalactitas.


Susi se lanzó tratando de esquivarlas. Un enorme pico de hielo cayó dirigiéndose a la dama espectral, Spectre maldijo por lo bajo y solo se cubrió esperando el golpe. Un enorme portal luminoso se formó sobre la chica demonio, transportando el hielo rápidamente hasta la joven alada. Allister repitió la acción tratando de llevar la lluvia mortal hasta ella.


Paix alzó las manos, el agua congelada se derritió a pocos centímetros de ella, cayendo como una suave brisa.


-Creí que no podías usar el fuego. -Dijo Slug.


-Es aire caliente. -Respondió con simpleza.


Una sombra voló por los aires chocando con la heroína, derribándola y posándose sobre ella. La mujer abrió los ojos, el goblin la tenía acorralada en el suelo y formaba de manera repugnante un gargajo ácido que caería directo a su rostro.


-Asco, asco, asco... -Repitió, alarmada.


Una corriente eléctrica se desprendió de sus manos, el chico reaccionó asustado quitándose de encima y recostándose adolorido a su costado. Ella aprovechó el momento e intentó golpearlo en el suelo, pero algo lo hizo sumergirse en el pavimento, desapareciéndolo y provocando que golpeara el piso, lastimándose.


- ¡Auch! Carajo... -Soltó y se acarició la mano. Dark Phantom salió repentinamente del suelo propinándole un fuerte golpe en la cara, el hada retrocedió volviendo al suelo de un sentón- ¡Ah! ¡Tarado! ¿No te enseñaron a no golpear a las mujeres? -Cuestionó indignada.


- ¡Es igualdad de género! -Respondió lanzándose hacia ella.


- ¡Ten tu igualdad de género! -Gritó y levantó un grueso trozo de piedra del suelo.


El chico fantasma no tuvo oportunidad de atravesarlo, se impactó con fuerza en el concreto.


-Es hora de acabar con esto... -Dijo Maggie, se apoyó en el suelo, el pavimento se resquebrajó dejando salir un sinfín de raíces gruesas que viajaron peligrosamente rápido hacia la flapper- ¡Veamos si puedes con esto, madre naturaleza!


La heroína miró con indiferencia el ataque, se puso de pie, no se cubrió, lo enfrentó con entereza y valor. Las rápidas raíces llegaron hasta ella, pero, como si portara algún escudo, cada rama la rodeó, esquivándola y siguiendo su camino.


-Pero ¿Qué? -Soltó la bruja, incrédula- ¿Cómo diablos...?


-La naturaleza no puede dañarme. -Respondió, las raíces a su alrededor se movieron lentamente cambiando de dirección- ¡Soy una maldita hada!


La mujer levantó los brazos, las ramas tomaron un nuevo camino, con velocidad se enrollaron en las extremidades de la bruja, atrapándola con fuerza.


Pequeñas cuerdas doradas envolvieron a la rubia, intentaban retenerla. Teresa trataba de contener a la heroína sin mucho éxito, miró a su espalda, Umbra se encontraba quieta, recargada en un muro admirando la escena.


- ¡¿Tú no piensas hacer nada?! -Cuestionó enfadada.


- ¿Para terminar como ellos? -Respondió ganándose una mirada de desprecio, viró los ojos- Bien, lo haré.


La araña creó varios hilos entre sus dedos y los lanzó a la heroína consiguiendo frenar sus movimientos.


Harmonie suspiró agotada. -Suficiente, estoy cansada... Slug, hablaremos en cuanto sea posible, agradece a White Hat de mi parte por su ayuda.


- ¿Qué es lo que harás? -Preguntó alarmado.


-Terminar de una vez con esta estúpida batalla sin sentido... -Cerró los ojos, un aura dorada emanó de su cuerpo- Cambio y fuera. -Se despidió.


- ¡Harmonie!


El hada a abrió los ojos, sus topacios azules se tornaron color ámbar, su cabello se erizó, toda su piel comenzó a arder, el fuego se extendió rápidamente hasta convertirse en una colosal esfera en llamas.


Los villanos no tuvieron tiempo de buscar un refugio, únicamente se cubrieron intentando no ser calcinados. La mujer había creado una poderosa explosión que lanzó lejos todo a su alrededor en su onda expansiva, sintió su cuerpo entero arder, su corazón latir, estaba usando la poca energía que le quedaba.


Cuando el fuego se apaciguó, el sitio solo humeaba, para fortuna de todos nada se consumió, únicamente fueron repelidos por la fuerza de su caliente poder.


Harmonie cayó al suelo de rodillas, su piel se hallaba enrojecida, el vestido dorado que llevaba, ahora estaba hecho girones, un poco más y habría quedado desnuda, el micrófono con el cual se había comunicado con el doctor ya no existía, estaba sola, sus ojos volvieron a la normalidad, intentaba recuperar el aliento. Debía continuar, aprovechar la quietud que generaban sus adversarios inconscientes. Se puso de pie, caminó con dificultad hasta donde había ocultado al oso, él estaba bien, un poco enredado todavía, pero sano y salvo.


-Vamos, -Invitó con voz ronca- debemos continuar.


Una villana arácnida salió de su pequeña crisálida de telaraña, estaba atarantada. Observó con sorpresa cómo la mujer llevaba al oso azul al interior de la mansión.


- ¿5.0.5.? -Pronunció confundida.


Acto seguido, presenció una persecución, Poker Face hacía su aparición corriendo desde la entrada del domo, aprovechando la quietud y siguiendo los pasos del hada.


-Todo el tiempo... -Inició con una mirada de preocupación- peleamos con la persona equivocada...


Harmonie se sostenía de los muros del pasillo, el experimento la ayudaba a continuar.


-Lamento decir esto, bombón, pero no sé a quién estamos buscando... ni en dónde hacerlo.


- ¿Baw?


-No, ya no puedo hablar con él, el micrófono se rompió.


La puerta a sus espaldas se abrió, la heroína se giró rápidamente, no estaban lo suficientemente lejos de la entrada como para no notarlo. Muy a su pesar, la rubia apreció cómo la villana enmascarada lanzaba sin pensar su larga cuchilla de mango negro, el filo se dirigió hacia ella, el miedo fue tan grande que presenció aquella escena de manera lenta, como si el tiempo frenara su marcha.


A pocos centímetros del rostro de la flapper, la daga fue enrollada en gruesa telaraña, el arma se retrajo y volvió por donde vino. Poker Face se vio obligada a agacharse a fin de esquivar la cuchilla, miró a su espalda, Umbra intentó patearla con un par de sus piernas, la asesina la esquivó.


Harmonie presenció la curiosa pelea, la araña bloqueaba sus hábiles golpes hasta que pudo tocarla finalmente, la enmascarada se impactó en uno de los muros y fue atrapada por los hilos de la araña.


- ¡La última puerta del pasillo! -Gritó la villana sacándola de su ensimismamiento- ¡Habla con la mujer del cuadro! ¡Ya! ¡Muévete!


El hada asintió nerviosa, caminó con velocidad ayudada por el oso. El animal casi derribó la puerta, ambos entraron con temor a la cúbica recámara visualizado rápidamente a la mujer de la pintura.


- ¿Madre? ¿Usted es Madre? -Cuestionó apurada, la mujer asintió confundida- Me envía Bonnivet.


Mother Poltergeist parpadeó sorprendida, sin pensarlo dos veces extendió la mano.


La heroína vaciló, pero intentó confiar. Cuando estuvo por tomar su mano la puerta de la habitación fue derribada, Umbra entró cayendo de espaldas.


-Ugh... jodido payaso... -Refunfuñó adolorida, observó a la rubia aún en el cuarto, la miraba con preocupación- Tienes que irte ya.


Umbra se incorporó rápidamente al ver cómo la asesina se acercaba, se interpuso entre ella y su objetivo recibiendo lamentablemente el ataque que iría dirigido a la heroína. Una de sus largas cuchillas se impactó en un costado del pecho de la araña, enterrándose profundamente y arrancando un quejido de dolor. La villana retrocedió tambaleante hasta ser atrapada por el hada.


El oso azul se movió rápido, cargó a ambas jóvenes en brazos, tomó la mano de Madre y entró en la pintura al ver como Poker Face extendía una serie de naipes filosos.


La asesina no se rendiría, se preparó para atacar, aunque fuese el último segundo, su última oportunidad, tomó un naipe de corazones negros y retrajo el brazo, lista para lanzarlo.


Un rayo de color rosado, como una chispa, atravesó abruptamente la cabeza de la asesina, la enmascarada permaneció estática por varios segundos, cayó de bruces al suelo, con la cabeza perforada desde la nuca, muerta.


Maggie Heks observaba desde metros a distancia cómo desaparecían en la pintura, su brazo se hallaba extendido y su dedo apuntaba como un arma, humeaba, había acabado con la asesina de un solo golpe. -Te dije que te ayudaría si atravesabas la puerta... -Murmuró.


El trío bajó torpemente del cuadro, Madre los había guiado con velocidad, la araña se encontraba inconsciente, el hada mal herida y el experimento muy asustado.


-Belle Mort... -Pronunció Harmonie, incrédula.


La dama pooka los recibía con un gesto de completa admiración. -Harmonie le Fay, que sorpresa, esto sí que es inesperado. -Sonrió- Cuando solicité la ayuda de Slug, jamás pensé que acudiría a ti.


-Y yo jamás creí que ayudaría a una villana como tú.


- ¡5.0.5.! -Gritó Flug, se acercó al experimento con desesperación- ¿Te encuentras bien? -Preguntó preocupado, sentía la culpa de haberlo abandonado.


-El doncel del sombrero, -Saludó el hada- nos vemos de nuevo, tu oso está bien, pero él no.


El experimento mostró a la araña, su pecho sangraba, aún respiraba, pero con dificultad.


...


-Y la perdimos... -Dijo Slug, cabizbajo.


-Lo dices como si estuviera muerta, -Contestó White- confía en ella, además, si este fue un plan de Belle Mort, honestamente dudo que haya fallado, la reina pooka es demasiado inteligente para todos nosotros.


-Perdió contra ti. -Recordó desganado.


El demonio enarcó una ceja, ofendido. -Yo soy un espléndido adversario, -Respondió indignado- y aun así logró anticipar la mayoría de mis movimientos.


-Como sea... solo espero que esté bien...


White Hat se levantó de su asiento, se acercó sonriente, levantó su cabeza tomándolo del mentón. -Es inusual que te preocupes tanto por alguien ¿Debería estar celoso?


Slug dibujó una media sonrisa. -Quizá... repentinamente podrían empezar a gustarme las mujeres rubias y no los demonios tontos de sombrero de copa. -Respondió con burla, se hizo a un lado y caminó hacia la salida.


- ¿Eso es alguna clase de confesión?


-Quizá. -Contestó mientras se marchaba- ¿Te vas a quedar ahí o vas a acompañarme por un trago? Necesito relajarme hasta obtener noticias.


White se relamió los labios. -Lo que ordenes...


...


- ¿Seguro que va a estar bien?


-Lo estará, confía en mí.


- ¿Puedo quedarme?


El grupo se encontraba en una enfermería improvisada por los sirvientes de la dama pooka. Umbra estaba recostada en una cama siendo inspeccionada por el doctor mientras que el hada lo observaba con atención.


Flug suspiró resignado. -Bien, pero déjame hacer mi trabajo.


-No estorbaré. -Aseguró la mujer.


Belle rio divertida. -Me alegra que se lleven bien, lo dejo en sus manos, pronto recibiré una llamada. -Dijo mientras se marchaba.


-Le agradezco su ayuda. -Habló Flug.


La dama le guiñó el ojo y salió de la habitación.


El joven miraba de reojo a la rubia, se veía preocupada, un poco maltratada, podía notar que tuvo un día muy agitado, su ropa estaba muy rota y su rostro parecía lleno de hollín. -Quizá deberías descansar... asearte y cambiar tu ropa. -Sugirió.


-No estaré tranquila hasta que él esté fuera de peligro.


-Él... -Repitió con una pequeña risa- Sus heridas no son graves, es profunda, pero no dañó nada importante, estará bien. -Comentó mientras canalizaba a la villana.


-Debo parecer una idiota por preocuparme por un villano ¿No es así? -Dijo con una sonrisa tímida- Él me salvó la vida... dos veces...


-Héroes cuidando villanos, villanos cuidando héroes, villanos cuidando villanos... -Echó un vistazo rápido a la camilla al otro lado del lugar, Demencia dormía plácidamente- Últimamente veo mucho de eso, no creo que seas idiota.


Harmonie sonrió. -Gracias.


...


El viejo teléfono de disco comenzó a sonar, la mujer de piel aguamarina tomo el artefacto con lentitud, se tomó un instante para respirar antes de contestar.


-Jaque mate, mi lord. -Respondió sonriente.


-Bien jugado... -Contestó el demonio con desgano.


-Debo admitir que fue una espléndida partida.


-Nunca pensé que tendría la osadía de tomar como reina a una heroína.


-Oh vamos, -Dijo con ligera molestia, se reacomodó en su trono- jamás establecimos límites, además usted coronó a una torre como segunda reina.


-Y usted realizó un enroque del rey bastante sucio. -Dijo enojado.


-Dryadalis hizo ese movimiento por su cuenta, yo no lo solicité. -Respondió con indignación- No sea mal perdedor.


-Ugh como sea... ¿Qué hará con mi rey?


-Lo resguardaré por un tiempo, de ser necesario hasta el parto... quizá más si él lo decide.


Black Hat enmudeció por varios segundos, resopló frustrado. -No le mencione que sé que está ahí.


-Si así lo prefiere... será nuestro secreto.


-Cuide de él... por favor...


 


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