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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

Hola…

Ha pasado un tiempo ¿No?

Tenemos que hablar…

No sé ni por dónde comenzar a explicar, pero lo más justo es que sea muy honesta.

Estos han sido los seis meses más difíciles de mi vida, las cosas han cambiado demasiado, tuve que lidiar con más que solo proyectos finales. Verán, estoy en el final de mi carrera universitaria, los trámites administrativos se me fueron de las manos, mi atención fue absorbida por completo por las materias que debía pasar obligatoriamente para conseguir irme a prácticas en este semestre que viene y graduarme a mediados de este año que apenas comienza. El mundo se me ha venido encima, hubo un accidente en mi familia que nos cambió la vida por completo, todo es más difícil actualmente, no pinta que vaya a mejorar pronto…

Conocí a alguien, esta escritora está locamente enamorada de un discapacitado emocional que no deja de romperle el corazón… los románticos empedernidos sufrimos por débiles y estúpidos… La verdad es que es alguien muy difícil de soltar, estamos trabajando juntos en que todo vaya bien para ambos, pero el proceso también fue complejo. Mi inspiración se basa en mi estado de ánimo, yo conozco la historia que estoy escribiendo de inicio a fin, no tengo problemas con la creatividad, pero sí con la energía para escribir, el último mes tuve todo el tiempo del mundo, pero las lágrimas me hicieron perder la energía, descubrí que pasé por alto algo tremendamente importante a lo largo del capítulo y tuve que reescribir una gran parte. Tengo que decirlo, sufro de depresión y no es fácil.

Hay veces en que todo el malestar emocional termina en manifestarse en enfermedad. Enfermé muy fuerte hace poco, nunca he tenido la salud más óptima, pero jamás había tenido una enfermedad que me dejara en cama por tanto tiempo. La superé… pero ahora estoy en cama de nuevo, fui tremendamente imprudente, inconsciente con mi propio cuerpo, tengo una lesión en la espalda que me ha impedido hasta caminar… Trabajo en ello, me estoy recuperando bien.

Estoy un haciendo un esfuerzo por retomar el rumbo, les agradezco enormemente la paciencia. La historia va a continuar hasta el final, tuve que dejar por un momento de pedir comisiones para el BloodlineAU, pero eso también retomará el rumbo, todo vuelve a su lugar tarde o temprano. Gracias por no abandonarme.

Vayamos al capítulo…

En este capítulo, incluí algunas de las maravillas culinarias de mi hermoso país <3 Es muy probable que ya conozcan esos platillos, pero hablaré de uno en particular que pertenece al estado de dónde nací, los chilaquiles.

Para comenzar, “Chilaquil” es una palabra castellanizada de la palabra en náhuatl “Chilaquilli”, compuesta por “Chill” que hace referencia al chile y “Quilli” que se podría traducir como “dentro de”, pero recordemos que la lengua náhuatl no tiene una traducción literal, solo equivalencias, así que esa palabra habla de algo que se puede encontrar entre otras cosas. Chilaquilli podría traducirse como “algo sumergido en chile”.

Este platillo está básicamente compuesto por tortillas de maíz fritas (pueden ser totopos) bañados en una salsa con chile. Pueden ser rojos, verdes o negros, dependiendo del tipo de chile que se utilice y van acompañados principalmente por crema y queso, aunque también suele agregarse cebolla, frijoles, huevo o carne (o todo junto). Es comúnmente consumido en el desayuno, e incluso acompañado con pan o más tortilla.

Me temo que esta introducción será más larga de lo que pensé jajaja…

Algo que habrá que tomar en cuenta en este capítulo es que daremos un viaje al pasado ¿Alguien recuerda el capítulo cuatro? Quizá necesiten echar un vistazo a los últimos párrafos.

También he incluido un poema precioso de Jaime Sabines que me recomendó mi adorado Allister <3 Muy importante para este capítulo, es el siguiente:  

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se hizo de noche"... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Precioso…

Este poema remplazaría por completo a una canción que pensaba incluir y que… al final sí incluí jaja me pareció preciso incluir ambas cosas. Se trata de una canción del musical de Broadway de Frozen, “Monster”.

No sé qué tanta afinidad tengan por esta película, conozco a mucha gente bastante harta de esta historia jaja, pero en lo personal es una película que me ha encantado en todos los aspectos (mi niña interior se vuelve loca con ella).

Aquí les dejo la letra directamente en español.

Les agradezco por continuar aquí, nos seguiremos leyendo por un largo tiempo. Espero que disfruten del capítulo.

(¡También tengo que admitir que usé como diálogo un comentario robado de Koneko404 y no me arrepiento! Es que fue perfecto jajaja me dio demasiada risa)

Monstruo

 

Finalmente ha llegado

Ven a derribar mi puerta

No me puedo esconder esta vez

Como me escondo antes

 

La tormenta esta despierta

El peligro es real

Se me acaba el tiempo

No sientas, no sientas

 

El miedo será tu enemigo

Y la muerte es consecuencia

Eso es lo que me dijeron una vez

Y empieza a tener sentido

 

Todo este dolor

Todo este miedo comenzó por mi culpa

Es lo que ven

Lo que tengo que ser

 

Un monstruo

¿Tenían razón?

¿La oscuridad en mí finalmente salió a la luz?

 

¿Soy un monstruo?

Lleno de ira

Ningún lugar a donde ir, pero en un alboroto

 

¿O solo soy un monstruo?

En una jaula

 

Hans y voluntarios:

Termina este invierno

Traer de vuelta el verano

Mantén la guardia alta

No le viene mal

Termina este invierno

Traer de vuelta el verano

Mantén la guardia alta

 

Qué debo hacer

No hay tiempo para llorar ahora

He empezado una tormenta

Tengo que detenerlo de alguna manera

 

Sigo corriendo

Que tan lejos tengo que ir

¿Y eso quitará la tormenta?

O solo hacerlo crecer

 

Estoy haciendo mi mundo más frío

¿Cuánto tiempo puede sobrevivir?

¿Están todos en peligro?

Mientras esté vivo

 

¿Era un monstruo?

Desde el comienzo

¿Cómo terminé con este corazón helado?

 

Trayendo destrucción

Al escenario

Atrapado en una guerra que nunca quise librar

 

¿Mato al monstruo?

Padre, sabes lo que es mejor para mí

Si muero, ¿serán libres?

Madre, ¿y si después de que me haya ido?

El frio se pone mas frio

Y la tormenta continúa

 

¡No!

Tengo que mantenerme vivo

Para arreglar lo que he hecho

Salva el mundo de mi mismo

Y traer de vuelta el sol

 

Si soy un monstruo

Entonces es verdad

Solo me queda una cosa por hacer

 

Pero antes de que me desvanezco en hielo

Haré todo lo que pueda para arreglar las cosas

 

No puedo ser un monstruo

No seré un monstruo

No esta noche

El doctor de los héroes movía la pierna, ansioso, sentado al pie de la escalera de la sala principal, frente al gran portón de entrada. Fulminaba con la mirada la madera, como si intentara atravesarla con una visión laser que no tenía, esa misma mirada mortal iría dedicada a la chica que, aunque era mayor que él, estaba comportándose como una adolescente hormonal. Tenía un gran temor de tener que llevarla hasta el baño de su habitación mientras ella vomitaba en el camino y emanaba olor a alcohol, podía suceder, ya había ocurrido antes, en ese proceso difícil en el que al fin consiguió que dejara ese vicio, pero no significaba que no podía recaer en lo mismo.


Al fin el gran portón de madera se abrió, una llave vieja se había encajado en la cerradura con ínfimo cuidado haciendo bastante ruido, de cualquier manera, la puerta se abrió con lentitud. La chica peliazul se asomó precavida, entró sigilosa, no podía ver mucho en la penumbra de la habitación, pero sería lo suficientemente cuidadosa para no alertar a nadie. El tiempo se le había escurrido de las manos, después de ver la película se enfrascó con su cita en una larga charla y muchas golosinas, la noche no tenía mucho de haber llegado, aun así, podría estar en problemas.


Repentinamente la luz se encendió, las débiles lámparas en las paredes y en el techo iluminaron la habitación. Prudencia quedó estática, sosteniendo el pomo de la puerta después de cerrarla, se giró con lentitud hasta poder ver al doctor parado a algunos metros de ella con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Sonrió nerviosa.


-Hola Slugy. –Saludó con dulzura tratando torpemente de ocultar su nerviosismo.


- ¿En dónde estabas? –Cuestionó molesto.


La joven retomó su actitud obstinada, se mostró molesta. –Afuera. –Contestó tajante y caminó hacia el interior de la mansión.


- ¡Oye, alto ahí! –Ordenó siguiéndola.


- ¿Por qué? –Lo encaró enfadada- Deja de tratarme como si fuera una niña, todo salió bien y ya estoy de vuelta. –Le dio la espalda y siguió su camino.


- ¡Prudencia! –Llamó molesto mientras veía a la joven alejarse, gruñó- ¡Más te vale no haber levantado sospechas! –Gritó sin obtener respuesta.


Se rascó enérgicamente la cabeza, estaba cansado de preocuparse por esa hada imprudente y de recibir esa clase de tratos a cambio. Esperaba con toda sinceridad que nada malo ocurriera a partir de ese momento, trabajaron demasiado en su imagen y habilidades como para permitir que todo se fuera por el drenaje por una cita absurda.


Suspiró resignado, subió la escalera y se encaminó a la habitación del demonio, sin embargo, el ensombrerado blanco lo esperaba recargado en la barandilla de la escalera, sonriente como siempre.


Slug lo observó con recelo. - ¿Cuánto tiempo llevas ahí?


-No lo sé, -Se encogió de hombros- me dio curiosidad ver qué te tenía tan preocupado, no creí que fueras a esperarla por mucho tiempo, sin embargo, ahí te quedaste sentado.


-Lo viste todo. -Reafirmó desganado- Me sorprende que dudaras del motivo de mi preocupación cuando tú mismo la dejaste marcharse ¿A caso sabes con quien salió?


White ladeó la cabeza, con esa sonrisa estática y esos ojos bien abiertos. - ¿A caso me crees idiota?


El científico lo meditó, arqueó una ceja. – ¿Es una pregunta retórica?


Borró su sonrisa de inmediato soltando un resoplido de fastidio. –No contestes. –Ordenó- ¡Claro que sé con quien salió!


- ¿Y aun así la dejaste ir? ¡Es un villano White! No podemos arriesgarnos así.


El ensombrerado soltó una risa escalofriante, observó enternecido al joven frente a él, entrelazó los dedos de sus manos, buscaba las palabras adecuadas para su respuesta. –No cometo ese tipo de errores tan simples, doctor, -Inició- acepto que es un riesgo, pero afortunadamente para todos no durará demasiado. –Volvió a reír- Nuestra querida Prudencia es una chica de hábitos, los cambios radicales en su vida la rompen con facilidad, usted lo ha observado en este largo trayecto que hemos recorrido durante su transformación ¿No lo cree?


- ¿Qué quieres decir?


-Quiero decir… -Torció los labios- ella no daría cabida en su vida a algo tan inusual, no importa si su mente es aparentemente muy abierta, no sería fácil que estuviese dispuesta a otro giro de acontecimientos. –Explicó.


-A ella no parece importarle si es un villano o no.


-No me refiero al lado en el que se encuentre. –Negó con la cabeza- Todo el mundo tiene secretos, mi querido doctor, hay un par de cosas que al descubrirlas no serán tan fáciles de digerir para ella, dará marcha atrás de inmediato y nosotros tendremos que estar ahí para evitar que haga alguna estupidez.


El científico parpadeó sorprendido, sintió un poco de miedo al escuchar sus palabras, era evidente que el demonio sabía algo que él no, algo lo suficientemente fuerte como para obligar a la obstinada chica a obedecer, eso no podía ser bueno. - ¿Hay algo que deba saber?


White se sostuvo el mentón, lo meditó por varios segundos. –No. –Respondió con desinterés, haciendo un gesto con la mano- Lo sabrás eventualmente, no tardará mucho en saberlo de cualquier modo, además… -Sonrió ampliamente- Quiero ver cuán deshonesto puede llegar a ser un villano para obtener lo que quiere.



- ¿Sigues ahí? –Susurró hacia el exterior, con algo de temor a no ser escuchada.


De manera sorpresiva, la villanesca araña azul se dejó caer del techo, sosteniéndose en su telaraña de cabeza, encarando muy de cerca al hada. La heroína no se inmutó, solo viró los ojos.


-Ya no pareces asustarte. –Comentó risueña.


-Comienzo a acostumbrarme. –Se encogió de hombros- Gracias por todo, fue perfecto.


Umbra mostró sus colmillos en una gran sonrisa. –Yo debería agradecerte a ti, tú fuiste quien planeó todo, lamento que regresáramos tan tarde.


-Descuida, ya se le pasará el enojo. –Contestó restándole importancia, la miró con detenimiento en un largo momento silencioso.


- ¿Qué ocurre? –Preguntó con nerviosismo.


-Esto me recuerda a una película, solo hace falta la lluvia y una máscara. –Rio.


- ¿Para qué…?


El hada no la dejó terminar su pregunta, en un movimiento fugaz, depositó un pequeño beso en la mejilla de la araña. Retrocedió varios pasos, alejándose, con una amplia sonrisa en el rostro.


-Tengo que irme, no quiero que Slug me encuentre aquí, me matará. –Caminó hacia la salida- ¡Nos vemos! –Se despidió con un tono de voz más elevado de lo que le hubiera gustado.


Prue caminó por el pasillo, a paso veloz hasta llegar a su habitación, entró atropelladamente tropezándose con la esquina de la puerta y sosteniéndose de su tocador como si su vida dependiera de ello. Tenía las mejillas encendidas, el corazón le retumbaba, un nerviosismo poco conocido para ella la invadía. No tenía idea de qué había sido aquello, claramente era algo que quería, pero lo pensó de otro modo, imaginó un beso en los labios, sin embargo, los nervios pudieron más con ella y la obligaron a hacer algo menos atrevido, no era propio de ella.


Por otra parte, la emoción y la alegría de aquel día perfecto le inundaron el alma, todo salió mejor de lo que esperaba, incluso con un tierno cierre. Aquel experimento lleno de curiosidad, de repente se convertía en un plan a largo plazo, sentía emoción por lo que ahora pudiera estar pensando su villano adorado.


Caminó hasta su esponjosa cama y se dejó caer en ella, sacudió sus brazos y piernas en un extraño movimiento lleno de emoción, como una niña. Estaba feliz, su vida tomaba un camino precioso, de un hermoso color azul.



Pasó en un segundo, apenas el hada atravesó la puerta, Dominos Umbra terminó por soltar su telaraña por la impresión de aquella inocente acción. Esa torpeza estuvo por costarle la cara, intentó volverse a aferrar de algo, el piso se vio demasiado cerca, lo único que pudo hacer fue cubrirse la cabeza para aminorar el golpe.


Afortunadamente eso no ocurrió, la araña apreciaba con sorpresa el pasto del jardín trasero tan cerca de su rostro, sin tocarlo. Prestó atención a sus piernas, una única flecha se encontraba sosteniendo su holgado pantalón contra la pared, incluso podía sentir un ligero ardor en la piel de su pierna, como si el filo del proyectil hubiese alcanzado a lastimarla. Hizo un esfuerzo por alcanzar el arma y desprenderla del muro, la flecha se rompió provocando que terminara de caer de lleno sobre su espalda, aunque fue una caída mucho más ligera que la que le había esperado.


Una chica rubia de tres ojos se acercó a mirarla desde arriba, sonreía con burla y le extendía una mano para ayudarle a levantarse.


- ¿Problemas, bichito? -Preguntó entre risas.


Umbra aceptó la ayuda y se levantó sacudiendo sus ropas. -Uh... Gracias, la vi muy cerca ¿Qué haces aquí?


-Eso debería preguntártelo yo, he estado buscándote todo el día.


Antes de que pudiera responder un sonido intermitente se hizo presente en alguna parte del jardín, era la amenaza inminente de la activación del sistema de seguridad. Ambas treparon la cerca que rodeaba la mansión y salieron del perímetro.


La tríclope puso los brazos en la cintura y la miró interrogante. - ¿Y bien?


-Salí. -Respondió con sencillez restándole importancia.


La arquera enarcó las cejas. -Tú... Saliste durante el día y no hiciste estragos en la ciudad. -Dijo con incredulidad.


-Sí... -Contestó con duda.


La rubia sacudió la cabeza, confundida. -Veamos... Saliste durante todo el día, no cometiste ningún delito, estás vestida así... -Apuntó a su ropa, su expresión cambió de repente- estabas en esta mansión y tienes... -Se acercó, observó con detenimiento su rostro- ¡Y tienes la marca de un beso en la mejilla! -Exclamó alarmada- Gasp ¡Gasp! -Dijo exageradamente- ¡Estabas con la muñequita de azúcar!


Umbra se talló el rostro ante la reacción de su compañera, no pensó ser descubierta tan pronto, aunque si lo pensaba mejor, no tuvo el mayor de los cuidados, era obvio que alguien sospecharía por su ausencia.


-De acuerdo, sí, salí con ella, -Confesó- pero...


- ¡Por todos los villanos, Umbra! ¡¿Estás loca?! -Gritó alarmada- Cuando Maggie te dijo que podíamos aprovechar esta oportunidad, no creo que se refiriera a esto.


-Lo sé, pero...


- ¡Es una heroína! Y no cualquier heroína, trabaja para el sombrero blanco y fue el juguete sexual de héroes y villanos ¡No sabes donde ha estado esa boca!


-Oye, no creo que...


- ¡Si Cininda se entera va a matarte!


-Nadie sabe que ella es...


- ¡No importa! Su reputación crece a cada segundo.


-Pero ella...


-Si esto se llega a saber, tú...


- ¡¿Te puedes callar un minuto?! -Gritó desesperada tomándola de los hombros, interrumpiéndola al fin- ¡Solo escúchame!


Farfala enmudeció, era extraño ver que la araña levantara la voz alguna vez, asintió rápidamente.


La villana la soltó, caminó de un lado a otro con desesperación, trataba de calmarse. -Escucha, no fue mi plan desde el principio, en realidad no creí que las cosas tomaran este rumbo, solo sucedió. –Frenó su exasperado caminar y la miró de frente- En realidad, ella fue quien me invitó a salir.


La arquera inhaló ruidosamente. - ¡Algo quiere de ti y no es dinero!


Dominos gruñó enfadada. –No es como si yo sí buscara dinero de ella. –Contestó molesta, inhaló profundo y continuó- Ella no es lo que todos creen, no es una chica cualquiera es… tan sensible, es tierna, pero al mismo tiempo es la mujer más fuerte que he visto, -Sonrió tenue- y es tan bonita… -Suspiró con pesadez- Yo sé que tuvo una mala imagen en el pasado, pero ha hecho un esfuerzo muy grande por mejorar como persona, por ser la mejor versión de sí misma y realmente lo está logrando, creo que es sincera conmigo.


Su rubia compañera hizo una mueca, aquella expresión le decía todo, hablaba con mucha intensidad. –Ella parece gustarte mucho, pero… -Se removió incómoda- dejando a un lado todos los problemas que esto podría traerte, ¿Tú has sido honesta con ella? Sabes a qué me refiero. –Preguntó con severidad.


La araña cerró ambos ojos, como si esperara que esa pregunta jamás llegara, torció los labios y se encogió de hombros, avergonzada. –No… -Respondió finalmente.


-Umbra… -Se sostuvo el entrecejo- ¡A la muñeca se le va a caer la cara de vergüenza cuando sepa que su príncipe azul es una princesa!


- ¡Aarg! –Gruñó, se talló la cabeza enérgicamente- ¡Lo sé! Por eso es que ella no tiene que saberlo ahora.


- ¿Uh? ¿Qué rayos estás diciendo? En algún momento debe enterarse y todo será horrible entre más tardes en confesarlo.


-Yo sé que puedo gustarle de cualquier modo, solo necesito tiempo para demostrarle que esto no tiene la menor importancia, si se lo digo ahora… -Su rostro se apagó- si se lo digo ahora sé que ella no va a verme con los mismos ojos, es muy pronto, aún no le muestro quien soy…


Farfala vio cómo su amiga se abrazaba a sí misma, se notaba a leguas su aflicción por el tema, era obvio que no era la primera vez que lo tenía en mente, parecía ser algo que había estado evitando sobre pensar, pero era complejo de ignorar. Desde el primer momento en el que supo la verdad, aceptó que las cosas eran de esa manera solo porque a la araña no le importaba que fueran de ese u otro modo, parecía serle indiferente, sin embargo, ahora, por primera vez era importante, y es que ¿Cómo hacer cambiar de parecer a una chica aferrada a su coquetería por los hombres? No tenía idea de lo que su amiga pensaba, pero no le tocaba cuestionarlo, viéndose tan segura de lo que estaba haciendo, lo único que le quedaba era apoyarla en lo que pudiera.


Sonrió tenue, con un poco de inseguridad. -Estoy segura de que ella podrá amar lo maravillosa que eres, -Se cruzó de brazos- pero tienes que prometerme que no esperarás a estar en una cama con ella para confesarlo.


La araña enrojeció. -Ni siquiera creo llegar tan lejos... -Murmuró- Se lo diré... Y será pronto, pero no ahora.


La arquera la miró satisfecha, se giró y comenzó a caminar en dirección opuesta. -Vámonos, me da escalofríos estar en un lugar tan lindo y pacífico, prefiero el nido.


En plena tranquilidad por verse comprendida, Umbra le siguió con una amplia sonrisa, adoraba a su amiga, amaba a todos sus amigos, pero Farfala se había vuelto indispensable.


...


El villano ensombrerado se había tomado muy en serio el asunto de no dejar solo al doctor, se encontraba recargado sobre uno de los muros del laboratorio, observaba como el terco científico terminaba uno de sus trabajos sentado en la gran pelota. El día entero lo había seguido por aquí y por allá, le dio al experimento un día libre por una vez en su vida, él mismo se encargó de atender al chico, con todos sus caprichos y todas sus dolencias.


Flug no estaba negado a ello, más que cómodo, fue un día enternecedor, por supuesto que era raro ver al villano de villanos actuar de esa manera tan servicial, pero le hacía sentir especial. Se esmeraba bastante, desde sostener su mano para bajar un escalón, hasta llevarle el almuerzo hasta sus manos. Ni siquiera necesitaba tantas atenciones, su vientre aún no estaba lo suficientemente abultado, de cualquier modo, la preocupación se comprendía, eran padres primerizos.


El doctor soltó el diminuto destornillador que sostenía con inmenso cuidado, se limpió el sudor y sonrió satisfecho. Finalmente había finalizado un ostentoso juguete que algún caprichoso villano solicitó, algo que debía haberse negado a hacer por sus condiciones de salud y lo estresante que podía ser el encargo, pero detestaba estar quieto, quería sentirse útil, eso desviaba la atención de sus problemas.


Suspiró ruidosamente, observó el reloj en su muñeca, ya era tarde, el sol estaba oculto. Esbozó una mueca que difícilmente pasaría desapercibida por el ensombrerado.


- ¿Ocurre algo? -Preguntó Black.


-Demencia no ha vuelto, tampoco he recibido algún mensaje de ella o de Lady Belle.


El demonio viró los ojos. -Deja de preocuparte por eso, es estúpido, la lagartija es muy fuerte y seguramente la están pasando bien, Belle no pierde el tiempo.


-Pero... ¿Y si le ocurrió algo? Tal vez nunca llegó con ella. -Dijo angustiado, se mordió el pulgar, ansioso.


Black Hat torció los labios, se acercó hasta él, se tomó la libertad de acariciar su cabeza con suavidad, hizo que lo mirara. - ¿Quieres que envíe a alguien a buscarla? -Sugirió.


Flug enrojeció, esas acciones tan atentas le erizaban la piel. Acarició el dorso de la mano que lo tocaba. -Si no es molestia... -Respondió con timidez.


Repentinamente las ruidosas campanas del timbre resonaron por toda la mansión. El doctor se puso de pie rápidamente, mostró un gesto esperanzado.


-Parece que no será necesario. -Murmuró.


Cuando el científico apenas llegaba a la puerta, acompañado por el ensombrerado, 5.0.5. ya había llegado hasta allí. El gran portón se encontraba abierto, en el umbral una joven de cabellera bicolor se debatía por entrar y enfrentar una fuerte reprimenda o dormir fuera una noche más. Demencia le dedicó una sonrisa nerviosa al joven que la había descubierto en su disyuntiva, se decidió por dar los necesarios pasos para poder cerrar la puerta.


- ¿Qué demonios pasó contigo? -Cuestionó horrorizado al ver los múltiples vendajes y la muleta que la ayudaba a sostenerse, los golpes eran notorios, lucía realmente mal.


-Fue un accidente. -Respondió nerviosa, se encogió de hombros.


El doctor se talló la cara, fastidiado por la simple idea de la recuperación que se avecinaba para la joven, especialmente porque no había pasado mucho tiempo desde que se había recuperado de los viejos golpes.


- ¿Sabes? -Pronunció en medio de un suspiro, se relajó lo más que pudo- Olvídalo, me alegra que hayas vuelto ¿Todo salió... bien? -Preguntó dudoso debido a la obviedad de que al menos una cosa no había sido así.


Demencia sonrió ampliamente, levantó la mano y el dedo pulgar enérgicamente en señal de aprobación.


Era inevitable no sentirse aliviado por eso, al menos a alguien le estaban saliendo bien las cosas, aunque él ya no podía decir que todo iba mal. Le sonrió enternecido y le acarició el brazo sano con un cariñoso gesto.


La joven recibió gustosa el acto, pero su semblante se modificó rápidamente ante la presencia del ensombrerado. Esbozó una mueca de disgusto, dio pasos lentos sosteniéndose de la muleta hasta interponerse entre él y el joven doctor.


-Mira quien más vino a recibirme. -Dijo con alegría fingida- ¿Necesitas algo?


Black se retrajo, sorprendido, se había librado del profundo desdén que la joven le obsequiaba, al menos por un pequeño momento, fue un corto tiempo de estar sumergido en una fantasía, ahora se enfrentaba a la realidad una vez más. Demencia era la viva representación del odio que el mundo le tenía, el reflejo de sus errores. Acostumbrado a ser siempre el espejo negro lleno de humo en el que cada ser vivo observaba sus demonios más oscuros, le era difícil asimilar que en esta ocasión debía ver a cada momento los suyos en el rostro joven de una mujer demente.


-Demencia... -Llamó Flug con angustia, la tomó del hombro en un intento muy sutil por detenerla. No sabía qué diría al respecto, ni siquiera estaba seguro de querer frenarla ¿Cómo explicarle todo lo que había ocurrido en esos dos días? De cualquier modo, no lo creería, la chica tendría que ver en carne propia el cambio peculiar del demonio para poder entender, mientras tanto sería imposible convencerla de dejar de despreciar.


El ensombrerado buscó la mirada del doctor ante la firme ofensiva de la chica, no obtuvo tal contacto, el joven se negaba a mirarle y darle alguna escapatoria. Se reacomodó el saco, resignado a no obtener apoyo, vio con orbes vacíos a su acusadora y se giró para marcharse a paso lento.


El científico observó la escena con angustia, al parecer no era el único de quien debía ganarse su perdón y su aprecio.


La joven bufó, se giró sonriente nuevamente a observar a su acompañante, esa alegría se esfumó de inmediato, ese gesto agobiado la alarmó. - ¿Ocurrió algo? ¿Te hizo daño?


- ¡No! –Contestó de inmediato- No, no se trata de eso… -Suspiró- Hay algo de lo que debemos hablar…


-Pero no ahora, te ves agotado, es mejor que te acompañe a la cama.


-Creo que es muy importante que lo hablemos, yo me encuentro bien y…


El doctor calló, la chica le dedicaba una mirada escéptica. La realidad era que era complejo ocultar su propio cansancio, desde que esa pequeña “Aventura” con su embarazo había comenzado, todo su sentir era más notorio. También había otro factor que lo empujaba a obedecer la indicación: Demencia lucía abatida. Entre más rápido fuera a la cama, más rápido lo haría ella también.


-Bien. –Continuó resignado- Vamos…


-Eres un ñoño, tú más que nadie debería saber lo importante que es que duermas bien. –Comentó la villana mientras caminaba a paso lento apoyándose de la muleta.


-Te estás volviendo demasiado maternal, yo soy el embarazado aquí. –Contestó con una pequeña risa.


5.0.5. caminó detrás de ambos, era un escenario preocupante, tenía miedo de observarlos subir las escaleras, pero, sin el villano ensombrerado vigilando, él era el único que podía apoyarlos. Se dedicó a seguirles hasta la habitación del joven, donde por fin pudo respirar tranquilo al verlos llegar a salvo.


Sin embargo, no era del todo cierto que estaban solos, Black Hat observaba entre las sombras. Apenas la chica salió de la recámara, el villano se aproximó sigiloso hasta la puerta.


Era un poco indignante el hecho de tener que andar a hurtadillas en su propia casa para no ser descubierto por su propia empleada, lamentablemente no podía quejarse, la joven demente había ganado cierta autoridad sobre sus emociones, tenía una filosa manera de decir las cosas, demasiado puntual, cada frase daba acuchilladas certeras en su orgullo y en lo que se suponía era su corazón, había mucho que recriminar, aceptaba que no siempre podía soportarlo.


Mientras tanto, el chico de mirada verde apreciaba el techo de su cuarto, tenía un par de estrellas plásticas fluorescentes que le habían sobrado de la decoración en la mansión de la dama conejo, le recordaban a cierta niña fantasmal que le había dado el valor de actuar, que le había dado un poco de esperanza y el don de perdonar. Las colocó ahí solo con la intensión de nunca olvidar esas poderosas armas que le fueron obsequiadas, de no olvidar esa cara inocente que escondía un ser tan fuerte, la niña se volvió un ancla emocional, una inspiración.


Sintió un gran peso en su pecho al pensar en la palabra “perdón” y todo lo que implicaba, él podía, estaba consiguiéndolo, el gran problema ahora era que alguien más pudiese aprender a hacerlo. Demencia se veía muy aferrada a su percepción del ensombrerado ¿Cómo no odiarle? La joven tuvo que percibir en carne propia toda la oscuridad que aquel demonio podía albergar, y no esa oscuridad refinada y galante que lo volvía el villano que era, si no esa oscuridad humana llena de rencor y egoísmo, iba a ser muy complejo conseguir convencerla de creer en sus nuevas palabras, tendría que haberlo escuchado ella misma. Tal vez estaba siendo demasiado crédulo, quizá se estaba dejando llevar y no lo había notado, tenía que asegurarse de que no fuese así, antes de intentar convencer a la joven.


Un par de golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos, ni siquiera tuvo la oportunidad de responder, el ensombrerado se escabulló rápidamente al interior de la recámara, entró de espaldas sin quitarle los ojos de encima al pasillo hasta haber cerrado la puerta cuidadosamente, parecía cuidarse de algo, incluso lucía un poco nervioso. Al girarse volvió a mostrar un gesto más lleno de confianza, se quitó el saco dejándolo en la cómoda y se sentó en el suelo junto a la cama sin decir nada.


- ¿Señor? –Llamó, confundido.


-No creerás que solo porque ella ha vuelto voy a quitarte los ojos de encima. –Respondió sin mostrar interés, recargó la cabeza en la cama- Es hora de dormir… Francamente es un poco temprano para mí, pero puedo acompañarte.


Flug sonrió, era claramente un pretexto para pasar tiempo a su lado, no podía negárselo, tampoco negar que se sentía bien ser acompañado. También debía admitir que aquello se sentía como una travesura de un par de niños, se escabulleron a su habitación a escondidas durante la noche, era como ocultarse de los adultos para divertirse un rato. Era un pensamiento soso, pero volvía toda esa situación más divertida.


-Estoy cansado, -Comentó el doctor, solo algo para iniciar una conversación- ni siquiera he trabajado demasiado y ya estoy agotado, no me lo tome a mal, pero me alegra haber dejado los videos de orientación, era muy agobiante.


Black resopló. –Era irritante lidiar con los pedidos y vigilar que terminaras el trabajo, -Ladeó la cabeza- pero extraño tu compañía en la oficina… -Se atrevió a decir.


El doctor parpadeó sorprendido, aún no se acostumbraba a ese Black Hat abierto, cada vez más abierto de su corazón y sus pensamientos. Miró su vientre desnudo, estaba durmiendo de nuevo en ropa interior, el clima comenzaba a enfriarse, pero él sentía que su cuarto era un verdadero horno durante las noches, quizá producto de las hormonas. Repentinamente, algo más que sus propias emociones, se movió dentro de él, la pequeña criatura hacía movimientos tenues en su interior.


-Señor Black Hat, -Llamó- creo que alguien quiere saludarlo.


El villano se giró a mirarlo con una expresión de completa confusión, el chico le sonreía ruborizado y se acariciaba suavemente el vientre, entendió el mensaje en ese momento.


Flug se hizo a un lado, dio algunas palmadas sobre la cama invitándolo a sentarse. Observó a su acompañante vacilar, tardó algunos instantes, pero finalmente se decidió a aceptar la invitación.


-Aquí. –Indicó Flug mientras tomaba su mano y la colocaba en su abdomen, los pequeños golpeteos no tardaron en aparecer.


El demonio no dejaba de asombrarse, ese escalofrío apareció de nuevo en su cuerpo con el primer movimiento, la calidez en su pecho reapareció. Aquel extraño ritual de comunicación era muy hermoso, podía sentirla en toda su expresión, dibujarla en su mente, le arrancaba una sonrisa, aunque fuera pequeña y apenas perceptible.


-Pensé que habías dicho que no se sentiría de tal manera hasta dentro de un mes. –Comentó distraído.


-La verdad es que crece muy rápido, me atrevo a decir que más que el promedio. –Suspiró enternecido al ver al ensombrerado cerrar los ojos y sonreír- Es una niña fuerte.


-Por supuesto, es mi hija. –Respondió con arrogancia.


El doctor viró los ojos, le provocó gracia el comentario, pero era una realidad, esa pequeña sería fuerte por el villano, sin embargo, sabía que también heredaría su inteligencia, ese ser era una máquina mortal en potencia para el mundo.


-Está moviéndose mucho… -Comentó casi como una queja, la sensación comenzaba a incomodarlo.


Black se aproximó más, con algo de nerviosismo pasó su brazo sobre los hombros del doctor, lo abrazó delicadamente sin quitar su otra mano de su retoño, acarició su cabellera castaña, pegó sus labios sobre ella.


Se dejó hacer, el chico no encontró motivos para negarse, tampoco los buscó, se relajó en los brazos que lo rodeaban, acarició con suavidad el dorso de la mano del demonio sobre su vientre y pasados los segundos hizo lo mismo con su otra mano, reforzando el abrazo. Su corazón dio un vuelco al sentir la sortija sobre el dedo del ensombrerado, la joya seguía ahí, estaba más que seguro de que jamás se había ido y que muy probablemente no lo haría, pero una punzada dolorosa nació cuando también tocó su propia sortija justo al lado de la otra, solo quedaba cuestionarse si esa argolla también permanecería en ese sitio. Se sumergió en sus pensamientos, ya era habitual que en cada ocasión en la que intentaba considerar sus opciones, miles de recuerdos lo invadían, buenos y malos, una mezcolanza de los últimos meses, en general de ese año entero, desde la última navidad cuando todo comenzó a tornarse en más que solo un experimento curioso.


- ¿Te duele? –Preguntó preocupado.


-A veces… pero estaré bien… -Respondió distraído, sin dejar de pensar.


-Creo que deberías dormir.


-Duerma conmigo. –Contestó en automático.


Un silencio incómodo los envolvió, el villano se separó un poco para poder mirar con confusión el rostro del joven, este le observaba con seriedad, sus palabras sonaron imprudentes y apresuradas, pero llenas de firmeza. Black balbuceó, no encontraba las palabras para comunicar su desconcierto, todo estaba sucediendo demasiado rápido, parecía que en algún momento se había presionado un botón de reinicio… pero no era así, no podía ser de esa manera, lo que sucedió estaba hecho y no podía cambiarse, por alguna razón no se sentía bien aprovecharse de su vulnerabilidad.


-No. –Respondió tajante, aunque esa respuesta pesó como nada en el mundo.


-Por favor…


-Pero…


El doctor comprendía el rechazo, se trataba de lo de antes, la misma situación, el miedo a arruinarlo, lo presuroso de sus peticiones, quizá incluso había culpa en ello. Ni siquiera estaba pensando con claridad, temía que sus acciones pudiesen lastimar al enamorado y endeble Black Hat que repentinamente había aparecido en ese ser que aún lo abrazaba, pero tenía la esperanza de que su compañía esclareciera su mente, como si fuese capaz de provocarle una epifanía.


-Entiendo que es repentino, no tengo excusa, no por ahora, solo… por favor…


Con una mirada atónita y un suspiro de resignación, Black aceptó la petición. Se quitó su sombrero, de manera brusca estrechó al joven entre sus brazos, lo obligó a darle la espalda y terminó por recostarse abrazándole con ambas manos en su abultado vientre. Se encontró a sí mismo en una penosa situación al notar que la petición del joven se reducía únicamente a dormir a su lado, no precisamente bajo esas circunstancias, pero ya era muy tarde para volver atrás, lo notó solo cuando percibió el intenso color rojo alcanzar las orejas del chico.


-Yo…


-No lo diga… -Interrumpió avergonzado- que pase una buena noche…


Black se tragó sus palabras, se mordió el labio, venían a él todos los inconvenientes del momento, su pesado cansancio se había esfumado, parecía que no podría dormir por un largo rato, el propio calor que el chico despedía comenzaba a hacerle sudar, no precisamente debido a la temperatura, sino a lo increíblemente bien que se sentía y después estaba ese aroma… su cabello siempre había guardado un sinfín de aromas dulces, su propia esencia ya era agradable, sumada a todo lo que acostumbraba a utilizar para cuidar su cabellera, aquello se estaba volviendo difícil, no podía evitar respirar aceleradamente. Quizá no era tan malo, lo peor que podría pasar era que sufriera una erección en ese momento, afortunadamente no era el caso.


En cambio, Flug sentía su espalda erizarse, el aliento cálido e intermitente de su acompañante golpeaba incesantemente su cuello, eso no le ayudaba a conciliar el sueño, tal vez no había sido una buena idea después de todo, ahora se sentía más incapaz de pensar que antes. Sin embargo, ciertamente había una respuesta de su cuerpo, un mensaje inminente, las crisálidas en su estómago se abrían nuevamente, las mariposas revoloteaban, no había perdido el recuerdo de su tacto, se sentía tan electrizante. Repentinamente sintió a Black moverse, el demonio lo obligaba a reacomodarse una vez más, como una petición silenciosa le hizo girarse. Aquel abrazo lleno de pertenencia le hizo hundir la cara en su pecho, sintió su vientre chocar con el cuerpo ajeno que buscaba cada vez más su cercanía. No se atrevió a cuestionarle, y, aunque era una situación aún más bochornosa, apaciguó toda su inquietud, su vergüenza se esfumó. Ese cosquilleo interno se hizo más intenso, hermosos recuerdos abordaron su mente con el aroma de esa conocida colonia, el sonido del latir de su corazón, podría jurar que al demonio estaba por salírsele del pecho, el silencio en el entorno era tal que pudo escucharle tragar saliva, notoriamente estaba nervioso y eso solo hacía que aquella acción fuera tremendamente valiente. Flug desistió, correspondió el abrazo, cerró los ojos y permitió que toda agradable sensación lo llenase por completo, el miedo y la incertidumbre fueron acallados por voluntad propia, permitió finalmente a los sentimientos crecer.


Un ensombrerado ignorante de lo que sus propias acciones provocaban, sintió, por primera vez en su vida, unas enormes ganas de huir, no sabía lo que estaba haciendo, pensó por un momento que quizá hacerle sentir protegido podría ayudarle a conciliar el sueño, pero estaba demasiado nervioso. Agradeció desde lo más profundo cuando el joven chico se acurrucó, suspiró con tranquilidad y, al pasar los minutos, su pulso se apaciguaba, su respiración cambiaba, signo de estar cayendo en los brazos de Morfeo. Ese doctor le había demostrado una y otra vez que había algo en lo que era bastante malo, la redención no era lo suyo, era difícil saber cuándo lo estaba haciendo bien, afortunadamente esa noche lo hizo mejor que eso, quizá hasta podría dormir también.



Tres golpes a la puerta bastaron para que una chica de cabellos azules despertara apenas habiéndose dormido algunos minutos antes. Su cara de desgano y apatía asustarían a cualquiera, sus ojeras eran tan grandes como su pereza por desmaquillarse adecuadamente, su rímel batido no ayudaba en nada. Prudencia se levantó resignada de la cama, dio pasos pesados hasta la puerta, ansiosa por reprocharle en la cara a cualquiera que la estuviera importunando de esa manera.


-Qué… -Dijo fastidiada apenas abrió la puerta.


-Vaya, que fea te ves. –Respondió sin cuidado. Slug le dedicaba una expresión de susto a la, ahora, enfadada mujer.


- ¿Solo a eso viniste? –Reprochó antes de intentar cerrar la puerta.


- ¡No! Espera… -Detuvo con apuro- Necesito hablar contigo.


El hada arqueó una ceja, lo observó recelosa esbozando una mueca de molestia, gruñó y se giró resignada, adentrándose en la habitación y dejándolo entrar. –Habla, estoy cansada. –Ordenó.


Slug lo meditó algunos segundos, era difícil considerando el gesto de la heroína, se sentía presionado por su enojo. -Bueno, por dónde comenzar... Verás yo... Hum... -Balbuceó indeciso- Iré al grano, -Anunció finalmente en medio de un suspiro- tuve una conversación extraña con White Hat, no sé qué rayos va a ocurrir, pero seguramente no será nada bueno. -Sentenció.


-Déjame ver si entendí ¿Vienes a molestarme por una suposición?       


 


- ¡No! Ugh... -Se talló el rostro- Prue... -Llamó enfadado con ganas de discutir, pero esa energía se esfumó apenas recordó las palabras escabrosas del demonio- No sé qué va a ocurrir, pero sea lo que sea, cuentas conmigo si necesitas hablarlo ¿De acuerdo?


El hada abrió los ojos con sorpresa, esa simpatía no era habitual en él. - ¿Te sientes bien? -Preguntó incrédula.


-No realmente, conozco a White... Conocemos a White, le divierte el caos, que esté ansioso por algo que supuestamente va a suceder... es de temer.


El hada lo meditó en silencio, había razón en sus palabras, el ensombrerado vivía para entretenerse de los problemas ajenos, a diferencia de su hermano, realizaba su trabajo únicamente para su beneficio, no el beneficio colectivo de su comunidad, la bondad y el heroísmo no le interesaban, solo que fuesen objeto de su diversión. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, sus alas se agitaron inconscientemente, el cansancio se esfumó de repente. Ahora que tenía claro el hecho de que muy probablemente algo terrible sucedería en torno a ella, no podía evitar sentir algo de miedo, ni siquiera sabía de qué se trataba y ya estaba preocupada.


- ¿Te dio alguna pista? -Preguntó cautelosa.


El científico hizo una mueca sintiéndose inseguro de responder. -Creo que tiene que ver con tu chico arácnido.


Prue se exaltó de inmediato, se dio un tirón en el cabello con angustia. -Ay no... ¿Y si tiene novia?


Slug se dio una fuerte palmada en el rostro, estaba casi seguro de haberse dejado una marca en la piel. -Pru... -La sostuvo de los hombros- ¡¿Puedes bajar de las nubes un momento?! Yo habría pensado en una traición o algo similar ¿Qué diablos ocurre contigo?


La joven esbozó una sonrisa nerviosa. –Uh… lo siento, estoy algo cansada… -Rio sin una pisca de gracia- Umbra es un gran chico, -Sonrió tenue, desvió la mirada- digo, para ser un villano. –Corrigió de inmediato- Él no sería capaz de hacerme nada, debiste haber visto su mirada la primera vez que nos vimos, y no ha dejado de ser así. –Se alejó del doctor, se abrazó a sí misma- Puedo escucharlo en su voz, sentirlo en su tacto, verlo en sus ojos…


El doctor sintió un pesado yunque caer sobre su cabeza, era la cruda realidad por la que su amiga atravesaba y, muy probablemente, la causa principal de la diversión de su demonio blanco; todo trataría de un corazón roto. La joven lucía perdidamente enamorada, flechada hasta la médula, lo que hacía que todo fuese más pesado para él, él sería el único capaz de estar alerta, lamentablemente no era un tema en el que pudiera inmiscuirse, quizá podría desintegrar al traicionero chico con un rayo, pero en el instante intentaría fallidamente golpearlo si se atrevía a dañar a la joven, la araña era mucho más fuerte que él, seguramente lo aplastaría en un instante, solo le quedaba ser inteligente.


-De acuerdo… -Contestó con toda la inseguridad que sentía, jamás había pronunciado algo más falso- supongo que así es, si confías en él, yo también. –Continuó y le dedicó una tenue sonrisa.


Era la mentira más grande del mundo, pero si quería permanecer lo suficientemente cerca como para ayudarla si era necesario, debía conservar su confianza y su amistad intactas.


Prue parpadeó atónita, sintió de inmediato una calidez familiar que hacía mucho no sentía, estaba siendo acompañada, calurosamente comprendida. Sonrió ampliamente y abrazó con fuerza a su interlocutor, separándose rápidamente tan pronto escuchó un quejido de dolor de su parte, su fuerza desmedida lo había aplastado. –Lo siento. –Se disculpó risueña- Verás que todo saldrá bien, White es un idiota. –Dijo mientras caminaba de vuelta a la cama, levantó los brazos estirándose y bostezó ruidosamente.


-Sí, es un idiota. –Afirmó con la misma sonrisa leve, se encaminó a la salida.


-Pero es tu idiota. –Volvió a decir la joven mientras se dejaba caer en la cama.


Slug viró los ojos, abrió la puerta para finalmente salir. –También es verdad, es mi idiota…



El sol matutino alcanzó la mansión del sombrero negro. Una joven de cabellos bicolor se removía en las cobijas de su rosada cama, tenía puesta la ropa del día anterior, el cabello suelto sin querer, la liga que lo ataba se había roto en algún momento de la noche, era una gran maraña de pelos de colores. Se incorporó a regañadientes pensando en lo importante que era despertar temprano en esos días, días en los que tenía el deber autoproclamado de cuidar de un hijo ajeno en un vientre ajeno, alguien debía ayudar al oso con el trabajo, esperaba enormemente que el joven de mirada verde no tuviera uno de esos antojos extraños y complicados de conseguir por la mañana, no quería que su “sobrina” naciera con la cara de un taco al pastor con piña o algo similar. Era difícil moverse rápidamente, los vendajes seguían ahí por suerte, sus heridas punzaban suavemente, una señal de que no pudo mantenerse lo suficientemente quieta durante la noche.


Entró al baño, renqueando, apoyándose de la muleta, se miró en el espejo, su largo cabello crespo no alcanzaba a verse en su totalidad. Miró por un momento la ducha, descartó de inmediato la idea de un baño, detestaba hacerlo, además esa era tarea de Flug y él estaba imposibilitado por el momento. Tan solo se ató la maraña de pelos con una liga nueva y tuvo la bondad de lavarse el rostro, una tarea complicada de realizar con una sola mano sana, pero no era imposible.


Creyó que se trataría de un día cualquiera, aquellos en los que se ocupaba de ayudar al doctor con sus tareas y respondía negativamente a cualquier petición del villano ensombrerado. Los planes cambiaron sorpresivamente cuando la dulce risa del joven doctor se escuchó retumbar por el pasillo de su habitación. La joven habría estado más tranquila si pudiese dar por hecho que se trataba de una reacción cualquiera a la actitud del oso azul, sin embargo, la voz grave y rasposa del demonio resonó enseguida. Como si fuese una señal de alerta, la joven dio varios saltos, acercándose lo más rápido que podía, abrió la puerta de golpe encontrando la peculiar escena que ya no cuadraba su vida actual; Black Hat sostenía un plato lleno de comida mientras intentaba darle a un avergonzado joven un trozo con un tenedor. Ambos la miraron con sorpresa, como si hubiesen sido descubiertos con las manos en la masa.


- ¿Qué demonios está pasando aquí? –Cuestionó desconcertada, incluso molesta.


Ninguno de los dos respondió, permanecieron estáticos ante las exigencias de la villana. Demencia tiró la muleta a un lado, caminó a pasos agrandados hasta ellos importándole poco el dolor de su tobillo, le arrebató el plato de comida al demonio y lo observó con disgusto.


- ¿Chilaquiles? –Preguntó incrédula.


Black se levantó de la cama en dónde había estado sentado, justo a la orilla, retomó su expresión seria. – ¿Algún problema, lagartija?


- ¡Claro! Vas a irritarle el estómago. –Respondió fastidiada- Además no puedo imaginar qué fue lo que le has puesto a esto.


-Crema y queso. –Respondió con sencillez, esbozando una media sonrisa, con burla- Fue un antojo de Flug, y no le hará daño, no es muy picante.


-Flug tiene una dieta. –Aclaró con mirada retadora.


-Slug dijo que era sano cumplir de vez en cuando sus caprichos. –Contestó molesto, inclinándose levemente.


-Oh vaya, ahora resulta que sí escuchas al doctor, habría sido genial que lo hicieras hace meses ¿No crees? –Sonrió maliciosa.


El ensombrerado abrió la boca para replicar, pero no pudo encontrar una respuesta. Sus acciones pasadas le dolían en lo más profundo, detestaba recordarse así, y la chica era fantástica para recordárselo una y otra vez. Miró una vez más al joven científico buscando de nueva cuenta una escapatoria, sin embargo, Flug solo le miraba incrédulo y mudo, no hubo respuesta de su parte.


Con un gesto molesto, rechinando sus afilados dientes, cerró ambos puños y se encaminó a la salida empujando de manera infantil a la joven en el proceso.


Flug apreció cómo la linda mañana que habían compartido, desde ese vergonzoso despertar abrazados entre las sábanas, hasta el jugueteo durante el desayuno, se desmoronaban por una disputa extraña por él. Se sintió terriblemente torpe al no poder encontrar una respuesta adecuada a la mirada suplicante del demonio, la joven estaba demasiado empeñada en mantener el ambiente de los días anteriores, cuando Black Hat seguía siendo un enemigo, no sabía por dónde comenzar a explicar que todo estaba cambiando… otra vez.


-Demencia… -Llamó finalmente.


La joven se giró mostrando su gesto de molestia, enarcó una ceja dedicándole una mirada interrogante.


- ¿Qué rayos está ocurriendo?


Flug se retrajo, ese era un tono acusador, era el momento de hablar. -Pasaron muchas cosas cuando no estuviste. -Comenzó, bajó las piernas sentándose a la orilla de la cama, le quitó el plato de comida a la joven y tomó su mano invitándola a sentarse- Volví a enfermar. -Confesó.


Ella se cubrió la boca ahogando un sonido de sorpresa, sintió un peso en el pecho, culpa. - ¿Qué ocurrió? ¿Llamaste a Slug?


-Él no contestó la llamada, -Encogió los hombros- bueno... En realidad, yo no lo llamé... -Declaró, tragó pesado antes de continuar, la expresión de la chica lo demandaba- Tuve que acudir a Black Hat, él me salvó esta vez...


Demencia se masajeó el entrecejo. -De acuerdo... Dime que le diste las gracias y volviste a tu habitación. -Dijo sarcástica, pero la negativa la obtuvo al ver cómo bajaba el rostro, avergonzado- ¡Flug! ¿Qué hiciste?


-Debiste verlo ¡Escucharlo! -Contestó exasperado- No era el mismo Black Hat, realmente creo que está cambiando.


- ¡Flug! ¡Despierta! -Gritó frustrada- No puedes estar hablando en serio ¿Tienes algún problema de memoria? ¿Debo recordarte todo lo que tuvimos que pasar por su culpa? ¡La loca aquí soy yo!


-No estoy dejándome llevar, creo que quiere hacer las cosas diferentes... Quiero darle otra oportunidad... Quiero que mi hija tenga a su padre.


Harta, Demencia se levantó de la cama, se talló la cabeza enérgicamente. - ¡Debió pensarlo antes! ¿No crees? Antes de golpearte, antes de obligarte a trabajar hasta el cansancio, antes de querer acabar con ella. -Apuntó al vientre del chico- Es un villano, Flug, el peor de todos, haría lo que fuera para obtener lo que quiere ¿Cómo sabes que no está engañándote una vez más? Que no va a atacarte por la espalda cuando te descuides.


-Porque lo conozco mejor que nadie, Demencia, esa no es la mirada del cambiapieles engañoso y tramposo que era.


-No puedes decirme que todo esto es solo por una mirada.


Gruñó frustrado. - ¡Él me cuidó! Me ayudó, me... me acompañó hasta verme despertar... Hizo cosas que jamás había hecho antes, lo vi hablar con ella, -Dijo con una sonrisa esperanzada mientras acariciaba su vientre- pude sentir cómo se comunicaban, fue... asombroso, lo sentí, Demencia.


-No puede ser... -Negó con la cabeza, fastidiada, resignada a no poder convencerle de abrir los ojos, estaba segura que se estaba dejando llevar una vez más por la melancolía del pasado, lo estaba idealizando de nuevo- No, -Dijo con firmeza- no voy a permitirlo de nuevo, no voy a dejar que te engañe. -Anunció con seguridad, se encaminó a la salida.


-Demencia. -Llamó enfadado.


- ¡No, zopenco! No va a ocurrir de nuevo. -Finalizó molesta y se marchó por el pasillo.


Flug se quedó con las palabras en la boca, nadando furiosas por no haber podido salir a tiempo. Se talló el rostro, no sabía cómo calificar aquello, "desastroso" sería quizá lo más acertado. Tomó nuevamente el plato de comida de la cama, se había enfriado ya, comió ansiosamente un bocado tras otro tan rápido como pudo, se comía su angustia en el proceso, se sentía en medio de una guerra.


...


La dama de rosados ojos cepillaba calmadamente su cabellera azul, era el comienzo de otro día más en la mansión blanca, como siempre se levantaba temprano solo para estar a la disposición de sus jefes ¿Qué otro motivo podría haber? Ahora tenía un trabajo fijo, aunque se sentía como si fuera algo de toda su vida, ya no recordaba su vida anterior, se sentía tan lejana. El nuevo motivo tocó a su puerta, despreocupadamente, Prudencia abrió la puerta de su recámara.


-Vaya, me sorprende que aprendieras a toc... -Frenó a media oración apenas vio una sonrisa afilada en un rostro azul asomarse en el umbral.


-Hola. -Saludó relajada.


Prue se alarmó de inmediato, instintivamente tomó a la araña y la obligó a adentrarse bruscamente en la habitación. - ¡¿Qué diablos haces aquí?!


-Uh... Vine a saludar. -Respondió confundida.


- ¿Cómo entraste?


-Bueno, parece ser algo de demonios tener un pésimo sistema de seguridad.


La chica se sostuvo el entrecejo. -No puedes entrar aquí, así como si nada, si White Hat te encuentra va a devorarte vivo, es un imbécil, pero sigue siendo peligroso.


-Estuve ayudándolo a entrenarte, pensé que no habría problema si...


-Pensaste mal, -Interrumpió- solo fue trabajo, una tregua temporal por trabajo, no han dejado de ser enemigos. -Explicó exasperada, notó la expresión acongojada por parte de la araña, tal vez estaba siendo demasiado dura sin saber por qué se encontraba allí en primer lugar, no podía tratarse solo de saludar, ya estaba sonando igual que Slug. Suspiró ruidosamente- Ugh… lo siento, creo que me alarmé demasiado… ¿Qué haces aquí? De verdad.


Umbra retomó su expresión confiada, la tomó de la muñeca, quitó de su mejilla un mechón de cabello de manera galante. - ¿Esperas que no regrese después de ese beso? –Preguntó coqueta.


La piel del hada enrojeció, el calor subió a sus mejillas, instintivamente miró a otro lado, no pudo mantener la mirada sobre aquellos orbes brillantes y amarillentos.


- ¡Ah! No digas las cosas así. –Replicó avergonzada.


-Ven conmigo. –Sugirió repentinamente ignorando el comentario de la chica.


-No puedo ir a ningún lado, debo trabajar. –Contestó sin mirarle aún.


-Entonces voy a raptarte.


Prudencia le devolvió una mirada ligeramente molesta, enarcó una ceja.


La araña se retrajo. –Ugh, bien, eso sonó más romántico en mi cabeza… -Se excusó- Vamos, tú me diste un día fantástico, quiero devolverte el favor, se… -Sonrió ampliamente- mala por un día.


El hada reaccionó sorprendida a la invitación, era algo que su moral le avisaba que debía rechazar de inmediato, apenas reiniciaba su vida de heroína, no podía arruinarlo todo por un poco de diversión, sin embargo, sonaba enormemente atractivo… quizá no estaría mal hacerlo una vez, después de todo ya había usado influencias para hacer allanamiento de morada el día anterior, era joven, podía ejercer su derecho a ser estúpida una vez más. Se mordió el labio inferior, antes de aceptar debía pensar en todas las posibilidades. –Bien, pero tengo algunas condiciones, -Habló con recelo- no haré nada que me asegure un pase directo a la cárcel de alta seguridad y será la última vez.


La villana ensanchó más su sonrisa, tomó a la chica y salió sin cuidado de la recámara, arrastrándola. La heroína se dejó llevar hasta que la ruta condujo al pasillo de la recámara del mismísimo dueño de la mansión, con un acto casi caricaturesco, se detuvo con fuerza arrastrando los pies.


-No, no, no… -Susurró alarmada- ¡Allá duerme el sombrero!


-Yo entré por esa ventana. –Argumentó.


- ¡¿Qué?! ¿Eres imbécil o algo? –Reclamó, incrédula.


Umbra viró los ojos, examinó el pasillo frente a ella, había varias puertas, sin embargo, era muy evidente cuál le pertenecía a la recámara del ensombrerado blanco, la puerta blanca con un marco engorrosamente elegante, sin mencionar que era más grande. Tomó una vez más el brazo del hada, tiró de ella obligándola a adentrarse, la ventana se encontraba al final del pasillo. En un movimiento rápido formó una detallada telaraña con dos de sus manos y la lanzó sobre la perilla de la puerta, sellándola, dándoles tiempo si era necesario. Atravesó la ventana abierta con la seguridad de ser seguida por el hada, a la joven solo le quedaba volar o caer con ella, se dio por bien servida cuando jamás tocó el suelo, Prue la cargaba a regañadientes en el aire. Definitivamente no era el escenario más romántico, pero era más efectivo escapar así, el sistema de seguridad podría ser reactivado en cualquier segundo.



Tomaba la perilla de la puerta con frustración, no importaba cuanto la moviese, la puerta no se abría. Comenzaba a sentir esa casi inexistente emoción en él, el enojo crecía lentamente, llevaba más de cinco minutos tratando de abrir una estúpida puerta. Respiró profundo, se reacomodó el saco, retomó su expresión calmada y su sonrisa tenue para terminar propinando una fuerte patada en la puerta, esta salió disparada de inmediato, desprendiéndose de las bisagras y estrellándose contra el muro de enfrente para terminar por partirse en dos, la pared se fisuró, el estruendo fue grande.


- ¡Ahh! –Se escuchó un grito en el pasillo.


Slug observaba horrorizado la puerta partida frente a él, a tan solo un metro de distancia, veía esa imagen pensando que así hubiese terminado de haber llegado unos segundos antes a ese sitio, simplemente se encaminaba a llamar al demonio de nueva cuenta cuando la puerta salió disparada por motivos que no alcanzaba a comprender.


White se asomó sonriente. –Hola, Slugy baby. –Saludó contento. Recogió la puerta partida del suelo, apreció con disgusto la perilla envuelta en telarañas pegajosas, desprendiéndolas y observándolas con detenimiento.


- ¡¿Qué rayos te sucede?! –Interrogó molesto.


-Tuve… problemas con la puerta. –Se justificó distraídamente, chasqueó los dedos y el pedazo de madera volvió a unirse y engancharse en la pared como si nada.


El doctor se talló la cara, bufó enfadado. –Un día de estos vas a matarme.


-Probablemente, pero esperemos que no sea pronto. –Contestó sonriente- Hora del desayuno, se nos ha hecho tarde de nuevo. –Dijo alegremente y comenzó a andar por el pasillo.


-Uh… sí, despertaré a 6.0.6. y llamaré a Prue. –Respondió mirándole con extrañeza.


-No te molestes, -Contestó frenando- el hada no está en casa.


Parpadeando confundido, el científico hizo el ademán de preguntar, pero las palabras no salieron.


Se giró, sonriente, expandió con sus dedos la pequeña telaraña, mostrándosela. –Al parecer tuvimos compañía, no creo que vuelva pronto.


-No de nuevo… -Dijo con decepción- Puedo rastrearla y traerla de vuelta…


-No te molestes, -Interrumpió- déjala, tiene mi autorización. –Jugueteó con los pegajosos hilos- Esto acelerará productivamente las cosas.


Slug enarcó las cejas. Desde que tuvo aquella conversación con el demonio, no podía dejar de pensar en todas las posibilidades, ahora ese pequeño y sutil comentario confirmaba sus sospechas: se trataría del chico arácnido. No era un hombre paciente, se lo comían las ansias por saber de qué se trataba. Se acercó decidido y tomó las manos enredadas y pegajosas del ensombrerado, llamando su atención y mirándolo con determinación.


- ¿De qué se trata todo esto, White? Habla ya.


White puso sus orbes azules sobre su interlocutor, sin dejar de sonreír. Había una posibilidad de que el joven se inmiscuyera y arruinara un poco de su diversión, pero también podría apresurarlo todo y el resultado ser más placentero, era azaroso, podría correr el riesgo. –Está bien, -Respondió finalmente, con fingida resignación- si tanto quiere saber, mi querido doncel, con todo gusto hablaremos de ello. –Continuó meloso.


El científico viró los ojos, se separó algo asqueado por la pegajosa sensación y finalmente sonrió con satisfacción pensando que quizá el demonio entraba finalmente en razón.



La mañana ya había pasado, el gran lord de la mansión negra se mecía de forma infantil sobre su gran silla, recargaba las piernas sobre su escritorio y se impulsaba levemente mientras cavilaba. Había demasiado en qué pensar, incluso había ignorado algunas llamadas, desde aquella última diminuta discusión con su empleada no había echado ni un solo vistazo a su apreciado doctor, no se trataba de no querer verle, de no pasar tiempo a su lado, ni siquiera estaba molesto por no haber sido defendido, se lo merecía, debía pensar a solas. Recordaba una y otra vez cada discusión con la villana, cada ocasión en la que tuvo que escuchar palabras efectivamente hirientes, cada vez la villana daba justo en el clavo, se encargaba de decir justamente lo que no podía negar, era toda una maestra en tocar puntos débiles.


Él era un monstruo, la desdichada conclusión obvia a la que había llegado, no podía llamarse de otra manera después de todo lo que había hecho. Podía fácilmente ignorar todos sus actos delictivos a lo largo de su vida, de cualquier modo, eso era lo que se dedicaba a hacer, era un villano, pero era muy diferente cuando se trataba de dañar a lo más preciado que tenía ¿En qué había pensado? Ahora no era capaz de justificar ninguna de sus acciones, se dejó llevar por el miedo, incluso cuando aquella joven de cabellos bicolores lo hizo ver tan obvio, no consiguió entrar en razón a tiempo, el miedo fue su enemigo y esas eran sus consecuencias.


Buscando aminorar la culpa y el dolor, le gustaba recordar entre pensamientos sombríos, esa sensación cálida en su pecho que era provocada al sentir los sutiles movimientos de su pequeño retoño resguardado en esa piel cálida. Sin duda era algo nunca imaginó apreciar, era tan extraño, su corazón, ahora más vivo y encendido que nunca, vibraba cuando se dibujaba en su cabeza la silueta de su pequeña hija, podía escuchar sus saludos, su reconocimiento, el cómo intentaba comunicarle algo, era una conexión tan especial que ahora no conseguía entender cómo alguna vez deseó que no existiera. Hubo motivos claros, absolutamente válidos para ambos, pero las opiniones habían cambiado radicalmente, el miedo ya no hablaba por ellos.


Bajó ambas piernas al suelo, se recargó con los codos sobre el escritorio, se masajeaba el cuello y los hombros. Él era un monstruo, lo sería siempre, era su naturaleza, no podía dejar de repetírselo, lo que cambiaría todo sería la manera en que canalizara toda su oscuridad, el problema era que no estaba seguro de haber cambiado por completo, las palabras de la joven lo hacían dudar ¿Qué pasaría si volvía lastimarlo? No se lo perdonaría jamás, si de algo podía temer, era de ello, de sí mismo ¿Debía entonces renunciar a él? Por su bien tal vez. Curarse de él, dejar de fumarlo, de beberlo y pensarlo, cada noche y cada mañana, que la frialdad matutina dejase de recordarle a su mirada molesta y el sol de media tarde a su cálida sonrisa. Quizá debía recetarse tiempo y soledad.


La puerta de la oficina se abrió de repente, de manera tímida, el portón rechinó y dejó ver una temerosa cara, un par de ojos verdes se asomaban dudosos. El doctor no pidió permiso alguno, sencillamente entró y consideró el silencio como una autorización.


El villano lucía sorprendido, ligeramente nervioso, solo observó al joven acercarse y depositar frente a él una taza negra llena de café. No pudo evitar que las emociones lo inundaran, podría parecer absurdo para cualquier otro, pero un gesto como ese podía significarlo todo para ambos. Se irguió bruscamente, le miró confundido.


-Yo… pensé que le gustaría tomar algo… -Dijo inseguro.


-Deberías estar descansando. –Respondió instintivamente.


-Debería, pero… -Suspiró- Lamento lo de esta mañana, lamento no haber dicho nada… -Paseó la mirada por la habitación buscando las palabras correctas para continuar- Ni siquiera sé qué más decirle, supongo que solo necesitamos tiempo, todos lo necesitamos…


- ¿Tiempo?


-Sí, tiempo. –Hizo una mueca de disgusto- No estoy muy seguro de cuál es nuestra situación actual, solo quiero que todo esté bien para todos, una vez más no sé lo que debería hacer, solo tome el café como una muestra de paz ¿De acuerdo? –Preguntó con timidez, se sentía algo tonto por esa conversación, solo llegó allí sin planearlo bien- Sé que será difícil tomando en cuenta que Demencia claramente no confía en usted, pero pondré lo mejor de mí para que todos podamos vivir con tranquilidad. –Sonrió tenue- Lo prometo.


Sin darle oportunidad de hablar, Flug salió de la habitación, dejó a un villano consternado y confundido.


Black se recargó en su asiento, miraba el vapor saliendo de la taza caliente ¿Qué había ocurrido de repente? Al parecer el joven doctor estaba tratando de brindarle su apoyo, por un momento pensó que nuevamente estaba solo contra la adversidad, que todo estaba perdido ahora que la chica había vuelto, pero no era así ¿Paz? ¿Tranquilidad? Eso quería el chico, entonces eso iba a darle, aunque no se tratara de estar juntos de nuevo, trataría de brindarle la armonía que necesitaba y para eso debía de ajustar cuentas con su rejega empleada, por Flug.


- ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? –Preguntó a la nada, con un rostro inexpresivo- No es mucho, ni es poco, es bastante.


Tan solo pedía la nada el permiso para quererle, para continuar intentando, para no volver a creer que hacerse a un lado era la mejor opción, ya lo había prometido antes, no volvería a dejarlo solo, no podía flaquear. Tan doloroso y complejo, tan difícil resultaba ser el amor, era un mundo de locos, de haber conocido antes la rudeza y crueldad que significaba amar, habría usado esa arma mortal contra el mundo, habría hecho a la inútil humanidad amarse hasta romperse, tan poco propio de él y a la vez su más puro estilo. Muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Se puso de pie, caminó con inagotable decisión. Era el momento justo para actuar, antes de que las fuerzas se desvanecieran, en ese instante en el que su corazón estaba más encendido. Rápidamente llegó hasta la joven villana, era la hora justa en la que el doctor tomaba una merienda, quizá podría escoger un momento más oportuno, pero ya era difícil encontrarlos separados.


Se encontraban en el comedor, sentados en sus respectivos sitios de siempre, esperando, aparentemente charlando algo cotidiano, pero no se veían del todo felices, al parecer la tensión inundaba la mansión entera. Abrió la puerta sin ningún cuidado, anunció su llegada ruidosamente. De forma instintiva, Demencia se puso de pie, tomó la muleta y lo interceptó en el camino.


- ¡Sí! ¡Soy un monstruo! –Gruñó con fuerza, descolocando a la chica, el doctor reaccionó alarmado, se puso de pie también, pero permaneció quieto al otro lado de la mesa- Soy un maldito monstruo y eso no va a cambiar jamás. –Dijo dudando de si aquello se llevaría realmente la tormenta o la haría crecer, ya no era momento de huir- Traje… traigo siempre la destrucción a todas partes, pero esta vez no quise provocar esta guerra… o al menos no esperaba que se sintiera de este modo. –Disminuyó la intensidad de sus palabras- Soy un monstruo incorregible, no hay justificación que valga para todo lo que hice. -Continuó tragándose su orgullo- No busco tu perdón, -Dijo con firmeza- solo vengo a declarar mi rendición, quiero recuperar el orden de nuestras vidas, quiero la quietud que Flug merece y mi hija necesita. Lo quieras o no, ya estoy aquí de nueva cuenta buscando recuperar un lugar y no tendrás otra opción que permitirme demostrarles a ambos que ya no soy esa clase de monstruo.


Demencia se retrajo, un silencio incómodo inundó el lugar, estaba sumamente confundida tratando de asimilar cada palabra y el hecho de que se tratara de él. Sacudió la cabeza intentando volver a la realidad, ni siquiera su locura nublaría su juicio ante aquel discurso. - ¿A caso eres imbécil?


Black enarcó una ceja, se retrajo ofendido por la nada sutil reacción de la joven.


-No sé cómo conseguiste convencerlo a él, -Apuntó hacia el doctor- pero yo no voy a caer en tus trampas, tuviste demasiado tiempo para cambiar de parecer ¿No crees que es un poco tarde? -Rio con ironía- ¡Basura! ¡Eso es todo lo que estás diciendo!


Tan habitual en ella el mínimo respeto por cualquiera, pero en esa ocasión estaba rebasando el límite. El demonio se acercó a pasos agrandados. -Ten cuidado con ese tono, mocosa insolente. -Amenazó- Tengo el suficiente raciocinio como para comprender por qué te resistes a escucharme, pero no tienes que hacerlo más difícil. -Dijo con mirada amenazante- Te guste o no, pelearé hasta el cansancio por recuperar la confianza de Flug y tener a mi hija conmigo, no podrás evitar tenerme cerca.


- ¿Y así planeas conseguirlo? ¡Con amenazas! Flug no va a aceptarte de vuelta en su vida.


- ¡Que lo decida él!


Ambos miraron al científico, este se hallaba con un gesto incómodo, se aferraba al respaldo de una de las sillas, inconscientemente la usaba como escudo. Balbuceó, no fue capaz de decir nada, estaba nervioso y no podía entender por qué tan repentinamente peleaban por él, comprendía los motivos de ambos para negarse a las solicitudes del otro, pero sabía que había mucho orgullo en medio, quizá algo más, ahora lo involucraban salvajemente y no sabía cómo reaccionar. -Yo... -Alcanzó a decir, desvió la mirada, inseguro.


- ¡Solo estás estresándolo! Demonio amargado.


Furioso, Black Hat cerró los puños, controlaba su desesperación en la medida en que podía, pero la terquedad de la joven a siquiera escucharlo un poco, volvía todo más complicado, innecesariamente complicado, ni siquiera quería otorgarle el beneficio de la duda, en ese momento no sabía si era bien merecido o no, estaba demasiado enojado.


La villana apreció con detenimiento su postura, sonrió ladina. - ¿Ahora me harás daño?


El ensombrerado bajó la guardia, reaccionó sorprendido sin responder.


-Vas a golpearme ¿No es así? ¡Como lo hiciste con él!


- ¿Uh? ¡No! Yo...


- ¡Vamos! Golpéame si tanto lo deseas, -Gritó retadora, interrumpiéndolo- ¡Demuéstrale quién eres! -Usó la muleta para picarlo de forma insistente y molesta, golpeaba continuamente su abdomen, trataba de provocarlo.


-Ya basta, niña. -Gruñó tajante, intentaba no caer en sus provocaciones.


-No me hagas reír, no trates de aparentar ser alguien diferente. -Lo golpeó con más fuerza.


Black continuaba mostrándose impasible, estaba furioso, no lo negaba, pero era una excelente prueba de fuego.


Exasperada, la chica comenzó a golpearle con fuerza desmedida, sabía que no podía hacerle daño, incluso aunque lo hiriera, él se regeneraría de inmediato.


-Demencia, ya basta. -Llamó Flug, aquello comenzaba a volverse cansado e innecesario, también comenzaba a molestarse.


- ¿Por qué? Solo trato de mostrarte que este idiota no ha cambiado un poco, de cualquier modo, no puedo lastimarlo.


Demencia arremetió un par de veces con más fuerza, blandió de un lado a otro la muleta como si tuviese una espada en su lugar. Solo veía al ensombrerado retraerse en cada estocada, su mirada estaba en llamas.


Repentinamente, la muleta chocó con el borde de la mesa del comedor, la punta de goma se desprendió dejando una punta metálica, el metal se había partido, estaba filoso. El objeto volvió a golpear al villano, esta vez consiguió rasgar su ropa y un poco de su piel, él hizo un ligero gesto de dolor que terminó de acentuarse tras un segundo ataque que profundizó una herida en su abdomen, hilos de sangre espesa y oscura resbalaron hasta el suelo. Molesto, detuvo el objeto con una mano.


-Ya fue suficiente, no has probado nada más que el hecho de que eres una niña berrinchuda... -Dijo con fastidio.


La joven arrebató su muleta de nuevo, apretó los dientes. -Por qué no solo admites que no puedes resistirte a hacerme daño, ya lo has dicho, eres un monstruo.


- ¡Ya basta los dos! ¿Qué rayos es lo que les pasa ahora? Lo único que están demostrando es que son un par de idiotas. -Interrumpió Flug- Demencia, agradezco lo que haces, pero esta es mi decisión.


-Pero... -Intentó replicar.


-Y usted, señor Black Hat, -Dijo sin dejar que continuara- esto no está ayudando mucho, solo quiero que podamos convivir en paz.


El demonio no respondió, admitía que no estaba saliendo nada bien.


-Se supone que deberían ayudarme con esto, -Señaló su vientre- no volverse un tremendo dolor de cabeza.


Ambos desviaron la mirada, avergonzados, tenía bastante sentido todo lo que decía, guardaban demasiado rencor como para pensar con la cabeza fría.


Demencia tuvo la intención de irse, si continuaba allí, no dejaría de gritarle al demonio, decir que estaba molesta era muy poco. Un leve vistazo a su ensombrerado jefe la hizo frenar, apreció con sorpresa cómo la sangre en su abdomen seguía fluyendo, la herida no se regeneró ni un poco.


Al percatarse de la atención que la joven le prestaba, Black se miró a sí mismo, no pudo guardar su gesto atónito, ni siquiera había notado aquello, apenas divisó la herida, comenzó a doler, no conseguía desvanecerla.


-Señor Black Hat... -Llamó Flug, alarmado- Está sangrando...


Las palabras resonaron como un eco lejano, la visión del villano se tornó borrosa hasta oscurecer.


...


- ¡White Hat! -Gritó horrorizado.


De la boca del demonio escurría sin control la sangre tinta característica de él. El ensombrerado observaba con desconcierto las gotas en el suelo, se doblaba, un dolor punzante en su vientre lo había invadido de repente.


Minutos antes, Slug lo maldecía con enojo ante la confesión que le había dado, saber que su compañera y amiga estaba siendo engañada de tal manera y que su imbécil jefe no había sido capaz de evitarlo, le hacía hervir la sangre, sin embargo, por un instante dejó de importar, ahora veía con miedo cómo él escupía sangre sin control, repentinamente, sin previo aviso.


-White Hat, si esto es una broma, te juro que voy a...


-No... -Pronunció entre escupitajos de sangre- Doctor Slug, -Consiguió decir, sonrió nervioso, lo tomó del hombro, apoyándose en él- Creo que requiero de sus servicios urgentemente... -Posteriormente, se desplomó en el suelo, inconsciente.


...


- ¿Por qué demonios me has traído aquí? -Dijo temerosa.


-Prometo que no estaba planeado, -Respondió avergonzada- se suponía que era un sitio seguro. -Comentó con disgusto- Pero si vemos el lado bueno, verás cómo le dan una paliza al sujeto que detestas.


- ¡¿Una paliza?! -Exclamó entre susurros- Dark Phantom jamás le ha dado una paliza a MyonMan, solo veremos a tu amigo humillarse monumentalmente.


Ambas chicas se encontraban ocultas detrás de un automóvil abandonado, observaban con nerviosismo cómo el musculoso héroe de capa roja se enfrentaba una vez más a su némesis, el único problema era que el héroe había conseguido llegar hasta la entrada del nido, guarida nada secreta de los jóvenes villanos, afortunadamente fue interceptado antes de entrar al domo, sin embargo, se encontraban en su camino.


- ¡Ríndete! Sabes que no puedes escapar siempre de la justicia. -Exclamó exageradamente el héroe, solía ser del tipo de individuos a los que les gustaba dar monólogos largos y moralistas que usualmente todo contrincante ignoraba.


Dark viró los ojos con fastidio, se encontraba ligeramente lastimado, no siempre podía evitar los golpes titánicos del hombre frente a él. Aquella no era una situación planeada ni deseada en su día, se encontraba jugando cartas con sus compañeros cuando las cámaras de seguridad de Domina Edgy detectaron un intruso en el perímetro, lamentablemente se trataba de su intruso, era un acuerdo entre todo el grupo, cada uno se encargaría de cuidar el nido de sus respectivos enemigos héroes, no era fácil. Recibió nuevamente un duro golpe en el abdomen que no fue capaz de esquivar, cayó de rodillas al suelo, sofocado, comenzaba a planear una estrategia para escapar de la cárcel de nuevo, no creía poder vencer en esa ocasión.


-Que rudo... -Dijo con dificultad, tocía- Tal y cómo me gusta. -Sonrió burlón.


Si bien jamás se metería con un hombre como él, le encantaba fastidiarlo constantemente con ese tipo de insinuaciones, se sabía que MyonMan era un héroe extremadamente conservador, racista y homofóbico, el tipo de personas que con hipocresía hablaban de moral y ética.


MyonMan mostró un gesto lleno de asco, trató de golpearlo una vez más, pero atravesó al joven que se desvanecía como un fantasma. Su enemigo tomó su larga capa, de manera infantil logró que él mismo se enredara con ella.


-Ugh... Detesto a ese tipo... -Soltó Prudencia.


-Tengo que ayudar a Phantom. -Comentó Umbra.


-Estás loco, no podrán ganarle, tu amigo está débil y no eres más fuerte que él.


-Entonces ayúdanos. -Sugirió la araña con una sonrisa.


- ¡Olvídalo! -Respondió de inmediato- Estoy tratando de obtener una buena reputación entre los héroes, no voy a arriesgarme.


- ¿Y qué hay de Harmonie de Paix?


El hada no respondió, reaccionó sorprendida, escuchar aquello se sintió tan extraño, tan lejano, como si ese nombre fuese el de otra persona. La joven heroína solo se quedó viendo cómo la villana entraba en el campo de batalla.


Umbra consiguió golpear al héroe antes de que este le propinara una patada más a su adversario, usó su telaraña para tratar de atraparlo, lanzaba su red una y otra vez, pero el musculoso hombre la evitaba sin conflicto.


-Pensé que Black Hat había acabado contigo aquella vez. -Se burló la araña.


-Puedes ver que no fue así, pero mi compañera Énkefalou no corrió con la misma suerte. -Respondió molesto, apretó los puños- Ustedes pagarán por ello.


El héroe usó su gran velocidad para derribar a Umbra, pese a su gran tamaño, era muy ágil, un individuo con toda clase de habilidades clásicas de un súper héroe. Fue detenido por un ataque sorpresa de su principal adversario, pero su pequeña victoria no duró demasiado, MyonMan lo tomó del cuello finalmente, parecía estar demasiado débil como para usar su habilidad de fantasma adecuadamente.


- ¡Wow! -Exclamó el chico- Me pregunto si eres así de rudo en la cama, sería divertido averiguarlo. -Parpadeó coqueto.


-No, -Dijo alguien a las espaldas del héroe- es aburrido, monótono y desconoce la existencia del clítoris.


Harmonie de Paix hizo su aparición, el hada volvía a ser rubia, se había desecho de su pesado vestido y conservado la ropa de fondo, un camisón rosa pálido que era parcialmente transparente, podía verse su ropa interior, pero no era muy diferente a lo que solía usar antes.


El chico fantasma rio ruidosamente ante las palabras de la joven antes de ser lanzado al suelo con brusquedad.


- ¡Harmonie de Paix! -Exclamó con sorpresa- Que valiente y desafortunado encuentro estamos presenciando, me gustaría decir que estoy feliz de verte, pero para tu lamento, tengo que llevarte ante la justicia por el crimen de homicidio.


El hada viró los ojos. - ¿Por qué siempre hablas tanto?


La chica rubia actuó de inmediato, ordenó a la tierra alzarse en columnas que tenían el objetivo de derribar al héroe, eran esquivadas sin dificultad obligándola a ser más ruda, las tomas de agua cercanas se rompieron, de ellas brotó agua que rápidamente se convirtió en armas para Harmonie.


- ¡No te resistas más, no puedes escapar de la ley! -Gritó exageradamente- No quiero golpear a una frágil mujer.


-Ugh ¡Cierra la boca! Tú, pedazo de imbécil misógino.


Decenas de golpes veloces trataban de llegar al héroe, el hada usaba el agua como un par de látigos, pero no parecía suficiente, comenzaba a desesperarse.


-Una señorita no debería dedicarse a esto, puedo mostrarte una vida mejor para ti.


MyonMan usó su velocidad para llegar hasta ella, en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba a menos de un metro.


La joven soltó sus armas y lo observó impasible, él le dedicaba una mirada compasiva, la miraba como una niña pequeña y frágil.


-Podrías conocer a un buen hombre que cuide de ti y ser una gran esposa, siempre me pareciste una mujer encantadora, hasta podría ayudarte a reducir tu condena. -Tocó con suavidad su mejilla- Podrías iniciar por usar una ropa más propia de una dama, así podrías desatar los instintos más bajos de los hombres y hacerlos sentir obligados a faltarte al respeto, nadie quiere...


Las palabras se quedaron en su boca, la joven frente a él lo había interrumpido escupiéndole en la cara.


-Púdrete, descerebrado machista... -Pronunció con voz severa- Prefiero mil veces ir a la cárcel que recibir ayuda de un tarado que ni siquiera sabe limpiarse el culo correctamente ¿Te da miedo sentir placer, MyonMan?


El hombre se retrajo, borró su gesto compasivo evidenciando molestia.


El par de villanos a sus espaldas observaban con asombro la escena. Umbra comenzaba a preocuparse, el sujeto tenía gran fuerza, no estaba segura de si la chica podría resistir sus ataques o siquiera intentaría hacerlo, todos conocían a Harmonie de Paix como una heroína con poderes de la madre naturaleza, no como alguien con una fuerza titánica como la que tenía en realidad.


-No me dejas otra opción. -Anunció el héroe. Se limpió la cara, tomó con rudeza a la joven de un brazo y usó su mano libre para golpearla con fuerza, con el único objetivo de dejarla inconsciente.


La mano del hombre no llegó a tocarla, Harmonie sostenía sin esfuerzo su puño. MyonMan parpadeó desconcertado, una mirada encendida en la chica casi podría atravesarlo. Harmonie se deshizo del agarre y devolvió el golpe exitosamente, el héroe salió despedido un par de metros.


-Umbra... Dime que viene contigo... -Dijo Phantom con notoria preocupación.


-Tranquilo, está de nuestro lado. -Respondió sonriendo con orgullo.


- ¿Qué tal se siente la igualdad, MyonMan? -Dijo con burla.


El héroe se levantó del suelo, rechinaba los dientes con enfado. Sin responder, se lanzó en su contra, usó toda su habilidad de combate para atacarla, pero la batalla estaba del lado del hada, peleaban con igual fuerza, sin embargo, Harmonie tenía la ventaja de ser subestimada.


Un par de golpes por aquí y por allá le dieron cabida al hada de sostener el brazo del héroe, con un movimiento ágil lo cargó sobre su espalda y lo lanzó lejos. El hombre consiguió frenar en el aire, él podía volar.


-Estoy sorprendido, -Admitió- peleas casi como un hombre.


Harmonie bufó furiosa, esta vez ella fue en su búsqueda, el encuentro provocó que terminaran tomados de las manos, trataban de empujar al otro con fuerza.


-Nadie quiere una mujer como tú, ahora puedo comprender por qué continúas soltera, pudiste ser...


Un espantoso dolor en la entrepierna fue lo que lo interrumpió esta vez, la chica había pateado con saña sus partes bajas. El sujeto la soltó, cayó al suelo de rodillas sosteniéndose terriblemente adolorido.


-Esta vez sí cruzaste la línea. -Dijo enfadada antes de propinarle otro golpe en la cara, un golpe que lo dejó finalmente inconsciente.


Harmonie arrastró al héroe por la capa, lo recargó en un poste, arrancó la defensa de una camioneta cercana y la usó para dejarlo atrapado enredándola a su alrededor con su inmensa fuerza.


-Pedazo de mierda... -Despotricó antes de alejarse de él.


Se acercó a pasos agigantados, con una expresión determinada, hasta donde se encontraban el par de villanos. Dark Phantom se ocultó disimuladamente detrás de la villana arácnida, quien sonreía satisfecha.


-Eso estuvo increíble. -Comentó la araña.


-Odio a ese sujeto. -Gruñó fastidiada.


-Nunca vi a nadie acabar tan rápido con MyonMan... -Dijo Dark finalmente- Bueno, además de Black Hat, por supuesto.


Harmonie no respondió, mostró un gesto preocupado. No le ponía demasiado feliz ser comparada con un villano de esa talla, había accedido a pasar un día rompiendo reglas, pero no imaginaba tener que enfrentarse con un aliado, aunque fuese el más estúpido de todos.


La araña notó su disgusto, se acercó y acarició su hombro con suavidad. -Hey ¿Te encuentras bien?


El hada asintió, intentó esbozar una sonrisa. -Todo en orden... Continuemos.


- ¿Qué quieres decir con eso? -Interrumpió Phantom- ¿Planeas llevarla al nido?


-No te quejes, acaba de salvarnos el trasero a los dos.


El joven se tragó sus palabras, comenzó a seguir a las chicas a regañadientes, ya habían avanzado algunos pasos. La joven hada había ganado un pequeño lugar en el respeto de todos por lo que sabían que había hecho por el científico del sombrero negro, pero no quitaba que fue una heroína que llevó a la cárcel a más de uno de ellos, no sabía cómo sería recibida.


Pronto llegaron a la oscura entrada del domo, aún conservaba un ligero olor ceniza, producto del último encuentro que tuvieron en ese sitio. Tras haber pasado el oscuro pasadizo, el hada miró con precaución a cada esquina del lugar, algunos edificios aún estaban algo chamuscados pese a que alguien había limpiado el desastre que provocó aquella vez. La gran casa vieja tenía la puerta y ventanas abiertas, estaba iluminada por las farolas de las calles y algo de luz solar que conseguía atravesar la telaraña. El lugar no estaba completamente oscuro, sencillamente se apreciaba como un día nublado. El silencio era abrumador, demasiado sospechoso, demasiada quietud.


Un ligero crujido hizo que el hada subiera la guardia. Con justa razón, repentinamente un largo látigo rosado se enredó en su pierna y tiró de ella, derribándola. Harmonie cayó duramente al suelo, reaccionó con velocidad tomando ella misma el arma que la atrapaba, haló con fuerza. Del otro extremo llegó a rastras Cininda Lleyi, alarmada y confundida por la peculiar fuerza que desconocía en su adversaria, terminó por tropezar y caer de bruces al suelo.


-Ouch... -Se quejó con la cara hundida en la tierra.


Harmonie se incorporó, limpió su ropa y le dedicó una mirada acusadora a Umbra.


La araña sonrió nerviosa, se encogió de hombros y atendió la demanda indirecta que la joven le solicitaba. Se acercó al arlequín, le extendió una mano, invitándola a levantarse.


- ¿Terminaste? -Preguntó la villana azul- Pensé que ya habíamos llegado a un acuerdo respecto a esto.


Cininda hizo una mueca de disgusto. -No es fácil de cumplir cuando tienes en bandeja de plata a la heroína que ha frustrado el noventa por ciento de tus planes.


-En mi defensa, -Inició el hada- mi trabajo era ser frustrante, eso me daba de comer.


-Hacías un excelente trabajo. -Respondió fastidiada- Para tu mala suerte, ahora hay alguien más que se ocupa de llevarme a la cárcel, otro insecto de cabellera azul, suponemos que trabaja para el sombrero blanco.


La joven se tensó ante aquellas palabras, si el arlequín descubría que también se trataba de ella, estaba muerta. Al menos podía estar tranquila de que su apariencia natural fuese muy distinta a la que solía usar cuando era una heroína reconocida, parecía que su disfraz era efectivo.


Ignorando las palabras de la villana, la joven heroína encaró a Umbra. - ¿Y qué hacemos aquí?


La araña la abrazó por los hombros y caminó a su lado hasta la entrada de la gran casa. -Tenía otros planes antes de esto, pero ya no hay tiempo, vamos.


...


- ¡Gané otra vez! -Exclamó con alegría después de lanzar un grito de júbilo.


-No es justo, usas un arco y flecha todos los malditos días. -Respondió desganado.


-Que mal perdedor eres.


En la sala principal, el grupo de jóvenes villanos se reunían para una competencia más, esta vez se trataba de tirar dardos. El poderoso mago Allister refunfuñaba por haber perdido por cuarta vez contra la arquera rubia Farfala y su excelente puntería.


-Solo tú eres tan torpe por elegirla siempre de contrincante. -Comentó el goblin, Nightmare Rouge.


-Quiero una pelea justa. -Respondió con un exagerado gesto arrogante- ¿Y tú por qué estás aquí en primer lugar? ¿No deberías estar en tu nueva gran mansión? Lord escupitajo corrosivo. -Se burló haciendo reverencia.


-Está aún en construcción ¿Envidia?


- ¿Quién podría envidiarte? -Dijo Maggie al otro lado de la habitación, sentada en el marco de la ventana- Tardarás más de una vida en pagarle a Black Hat por ello.


-Bueno, gracias a ello se ganó el respeto de mi padre. -Respondió la vampiresa Ailyn- Hasta tenemos su permiso de ser una pareja formal.


-Hasta que se entere que nada de lo que tiene le pertenece realmente. -Comentó Domina Edgy mientras tecleaba a velocidad en su teléfono.


El goblin levantó ambas manos mostrando su rendición, no le apetecía seguir discutiendo el tema. Desde aquella lejana fiesta del matrimonio del sombrero negro y el científico, había comenzado los trámites pertinentes para obtener una vida de villano con lujos, pero eso implicaba tener que aumentar su labor en la villanía para pagar la gran suma de dinero que eso conllevaba, el agobio lo abrasaba todos los días, quemaba de angustia, pero valía la pena solo por la dama Ailyn Valdoom.


- ¿Alguna señal de la mansión? -Preguntó repentinamente Spectre Mistress, recostada en la polvosa alfombra gris de esa habitación, jugueteaba con una diminuta araña que trataba de ocultarse desesperadamente debajo de la mesita de centro que estaba justo enfrente de los sofás tintos en donde descansaban la mayoría.


Todos en el salón bajaron sus ánimos, como si fuese un tema prohibido. Desde aquel incidente en el que Flug escapó de la mansión, nadie lo volvió a ver, tan solo supieron con la ayuda de Teresa que el chico fue obligado a regresar y que toda la mansión estaba aislada de comunicación. Se encontraban preocupados, tampoco fueron capaces de verlo al visitar la mansión con el pretexto de solicitar algún servicio, el demonio lucía siempre tan apagado que les parecía peligroso preguntar por su amigo, no estaban del todo seguros si estaban aislados por cuenta propia o por obligación, quizá su vida se había tornado demasiado complicada como para tener el tiempo suficiente para sus viejos amigos.


-Sé que Flug ha ignorado mis mensajes, -Respondió Domina con pesadez- he mandado un millón, incluso en clave, pero no ha respondido ninguno.


-Quizá Black Hat se lo ha prohibido. -Sugirió Maggie.


-Lo dudo, -Contestó la chica- pude hackear las cámaras de seguridad, estuve observándolos por un tiempo, hasta puedo contar con los dedos de una mano las pocas veces que él tuvo una charla con Flug, no parece vigilar a ninguno, solo puedo pensar que el doctor no se siente con ánimos para hablar, su vientre ya está bastante grande, quizá no se siente bien.


-El doctor Flug se encuentra mejor de salud.


El grupo entero miró con sorpresa la entrada de la habitación, Harmonie de Paix se encontraba en el umbral, acompañada por el trio de villanos.


-No pregunten cómo lo sé... -Pidió nerviosa luego de pensar con más cuidado lo que acababa de decir- Desconozco el motivo por el que ha preferido mantenerse aislado, pero él está recuperándose de salud y pronto tendrá una niña.


- ¡Una niña! -Exclamaron las chicas del salón.


-Maldita sea, creo que ya tenemos suficientes villanas. -Refunfuñó Nightmare.


Maggie se puso de pie. -Bienvenida, -Dijo con una extraña sonrisa-  estábamos esperándote.


- ¿Esperándome? -Preguntó recelosa- ¿Para qué?


El grupo entero sonrió amplio y maliciosamente, provocando que la rubia joven tragara pesado.


-Ya verás...


...


Alguien discutía, las palabras sonaban tan lejanas, un eco inentendible. Se removió ligeramente, su cuerpo estaba algo entumecido, se sentía pesado. Abrió los ojos lentamente, una luz blanca le dificultaba aclarar su visión. Cuando finalmente pudo aclarar su vista, divisó a su lado un atril metálico de donde colgaba una bolsa de suero, la delgada manguera caía hasta el suelo, no parecía adherirse de ningún modo a él. Se encontraba recostado en una camilla dentro del laboratorio del doctor Flug, tenía el torso desnudo y con grandes manchas de sangre, batidas por toda su piel como si hubiesen tratado de limpiarlas sin éxito, pero no había ninguna herida. Frente a él, sus dos subordinados discutían molestos, la chica lucía avergonzada y triste, contenía un par de lágrimas, mientras que el doctor se encontraba a la ofensiva hablando sin parar con los brazos sobre la cadera.


- ¡¿Qué más necesitabas que pasara para creer en él?! Casi haces que se desangre y él no tocó ni un solo cabello tuyo. -Reprendió.


-Se suponía que debía regenerarse, no pensé que llegaríamos a esto. -Contestó apagada.


-Te lo he dicho ya, él ya no es el mismo, ni siquiera físicamente... -Bufó estresado- ¿Vas a cooperar entonces?


El gruñido del demonio ensombrerado los alertó a ambos, intentaba ponerse de pie sin éxito. El mundo a su alrededor se movía en cada intento de levantarse. El tierno oso azul se acercó a él, ayudándolo a sostenerse y evitando que cayera al suelo.


- ¡Señor Black Hat! -Exclamó Flug- Al fin despertó, no tiene idea del susto que pasamos ¿Qué fue lo que sucedió?


-Eso iba a preguntar yo... -Respondió tenue.


-Se estaba desangrando... -Contestó inseguro- Se desmayó, lo trajimos aquí de inmediato, es probable que esté mareado, tuve que ponerle algo fuerte para el dolor, también cerré la herida para detener el sangrado, -Se rascó la nuca- pero pude quitar los puntos hace algunos minutos.


- ¿Cuánto tiempo pasó? -Preguntó atónito.


-Dos horas...


Black Hat se retrajo, esa era una noticia problemática. Aquello jamás había ocurrido, nunca sufrió una herida que tardara en sanar más de algunos segundos, dos horas era demasiado exagerado. A juzgar por el bote metálico en la habitación, que desbordaba de gasas cubiertas de sangre, podía decir que su debilidad no solo se debía a los fármacos, tales que tampoco se suponía que debieran hacer un gran efecto en él ¿Qué diablos estaba pasando con él?


-Necesita descansar. -Volvió a hablar el doctor, sacándolo de sus pensamientos.


-Necesito hacer una llamada...


-Ya lo escuchaste. -Interrumpió Demencia- Debes descansar. -Dijo sin mirarlo, lucía avergonzada.


El demonio lo meditó un instante, sin decir una palabra, regresó a la camilla, sentado en ella los observó a ambos esperando una respuesta de satisfacción, solo trataba de darles gusto o al menos darle menos problemas al doctor.


-Nerd, -Llamó Demencia- ¿Puedes darnos un minuto?


Flug le dedicó una mirada penetrante y llena de molestia, pero accedió tras observar la expresión entristecida de la joven.


-Vuelvo en un minuto. -Anunció y se marchó, inseguro de su decisión.


La chica esperó hasta que estuviera lejos para mirar de frente finalmente al villano. Este la observó impasible y expectante.


Se rascó la nuca tímidamente y tomó aire para hablar finalmente. -Lo siento. -Dijo tajante.


Black parpadeó confundido, no parecía que viniesen más palabras después de eso. -Lo sientes. -Reafirmó.


-Lo siento. -Repitió.


Un silencio incómodo los envolvió a ambos por un par de minutos, se miraban fijo, comenzaba a ser irritante.


- ¿Para esto le pediste marcharse? -Dijo finalmente, fastidiado.


El Alebrije soltó un gruñido y se rascó la cabeza enérgicamente con su mano sana. - ¡No soy buena para eso! ¿De acuerdo? -Respiró profundo- Mira... aún me cuesta confiar en ti, -Admitió- será complicado que lo haga por completo, o al menos pasará mucho tiempo antes de eso, sin embargo, -Calló algunos segundos- Flug parece comenzar a hacerlo, no sé qué fue lo que hiciste para conseguirlo, pero más te vale no defraudarlo, ugh... Lo que quiero decir es que, si él pudo volver a hacerlo, creo que yo también puedo. Fui muy infantil, -Esa última palabra fue difícil de decir para ella- al menos fue lo que él me repitió una y otra vez, pero es que no tenía razones que valieran para creerte, ahora pienso que el hecho de que no me hicieras ningún daño después de mi actitud, es un buen indicio de que algo está cambiando. -Le miró con un gesto suave- No puedo prometer que las cosas serán como antes, pero al menos puedo llevar la fiesta en paz, por Flug.


Que rápido había cambiado todo, el villano apenas podía procesar aquello, era increíble lo que un minuto de sinceridad por parte de él podía provocar, en cuestión de días todo pasaba de un fresco otoño a un cálido verano y el cortante invierno ya había quedado muy atrás, ahora se preguntaba si podría lograr que todo floreciera cual primavera algún día.


Esbozó finalmente una sonrisa de satisfacción, dura como la mayoría de sus expresiones, pero sincera. -Por Flug.


...


- ¿Qué ocurrió? Ugh... Me duele la cabeza...


-Te desmayaste y… escupías sangre, estoy preocupado por ti ¿Qué está pasando contigo? ¡Esto no es normal!


Recostado en la cama de su habitación, White Hat apreciaba con horror sus ropas llenas de sangre, las sabanas y la alfombra también se encontraban manchadas. A su lado se encontraban algunos instrumentos quirúrgicos.


- ¿Qué hiciste? -Preguntó consternado.


-Salvarte, pedazo de idiota. -Respondió molesto- Tuve que tomar una radiografía solo para darme cuenta que tenías una hemorragia interna aparecida de la nada. -Grito haciendo movimientos exagerados con las manos, estaba bastante irritado y también muy asustado- No tuve tiempo de llevarte al laboratorio, solo improvisé, abrí e hice hemostasia en todo vaso que vi sangrar, afortunadamente la herida terminó por regenerarse sola al cabo de un rato. -Esperaba obtener alguna respuesta rápida, algún tipo de explicación, pero el demonio estaba absorto, el silencio acaparaba su conversación- ¿No vas a decirme qué te ocurrió?


White salió de sus pensamientos, lo miró fijo. -Hirieron a Black.


- ¿Uh? ¿Eso qué tiene que ver?


-Slug... Me estoy volviendo mortal...


...


- ¡No puedes escapar de nosotros! -Gritó Maggie enérgicamente.


- ¿Entonces este era el plan desde el principio? ¡Me has traicionado! -Respondió el hada.


-Lo siento, muñeca, te daremos una probada de nuestro poder, tómalo como la revancha. -Continuó Allister.


- ¡Umbra! No puedes permitir esto. -Volvió a hablar la chica rubia.


-Ugh... Solo tiren los dados de una vez. -Interrumpió Farfala.


-Far... Le quitas emoción al juego... -Comentó Spectre con desgano.


El grupo entero se encontraba alrededor de una mesa redonda de madera, en su centro se posicionaba un tablero cuadrado y enorme, lleno de figuras y dibujos que daban un aspecto a un escenario medieval, algunas pequeñas figuras de; magos, troles, guerreros y otros personajes, ocupaban lugares dentro de un sendero amarillo con varios caminos que conducían a otras estaciones. La bruja tomó un par de dados de ocho caras y los lanzó dentro del tablero, los objetos rodaron hasta mostrar dos números seis.


- ¡¿Qué?! No, no, no, no... -Dijo frustrada- ¡Ya casi tenía el cofre! Estuve tan cerca.


- ¡Ha! Ahora probaras el sabor de mi espada. -Dijo Umbra, animada.


-Jamás pensé que un juego de roll sería así de divertido. -Comentó Harmonie entre risas.


-Te estas volviendo buena. -Respondió Umbra.


- ¡Paren el juego! -Gritó Domina- El de la pizza está en el perímetro, -Comentó observando la pantalla de su celular- yo iré esta vez, pero no quiero que nadie toque esos dados ¿Me escucharon?


-Cuenta con ello, pareja. -Contestó Phantom.


Todos se alejaron de la mesa bajo amenaza de la villana enmascarada. Esa habitación en particular no tenía otro mueble además de la mesa de madera, pero tenía una mullida alfombra, cada uno tomó un lugar en el suelo, dispuestos a esperar el reinicio del juego.


Allister apenas tocó el suelo decidió levantarse de nueva cuenta. -Iré por algo de beber ¿Alguien quiere algo de la cocina? -Preguntó y se marchó sin dejar que nadie respondiera.


Maggie se recostó boca abajo sosteniéndose la cabeza con la palma de las manos, miró con atención y una sonrisa a la heroína. -Cuéntame ¿Cuál es tu historia?


Harmonie parpadeó confundida. - ¿Mi historia?


- ¡Si! -Exclamó Farfala, animada- Todos tenemos una historia, por ejemplo, mi padre era campeón olímpico de tiro con arco, pero un desgraciado con influencia en la política hizo que lo asesinaran, -Frunció el ceño con molestia- solo para que su hijo pudiese ser el nuevo representante del país en las próximas olimpiadas. Desde ese momento me uní a la organización Black Hat como subsidiaria, para obtener venganza, Black Hat me dio un tercer ojo, -Apuntó a su frente- entrené bien y... Lo maté con un tiro perfecto en la cabeza. -Esbozó una amplia sonrisa- Pasé años entrenando para eso y Flug me proporcionó toda la información que necesitaba.


El hada no respondió, miró de frente a la bruja esperando algún comentario de su parte.


-Yo soy hija de una villana famosa, -Continuó Maggie- suelen llamarla Mother Poltergeist, nunca conocí a mi padre, pero seguramente era un mortal más. -Se encogió de hombros- Decidí seguir los pasos de mi madre y ser una villana monumental, ahora ocupo el primer lugar en la lista de subsidiarios. -Dijo orgullosa- Sin mencionar que Demencia y yo somos mejores amigas, mi madre solía adorarla cuando éramos niñas, ella la sugirió a Balck Hat para convertirla en su subordinada.


-Y yo ocupo el segundo lugar. -Completó Allister entrando en la habitación, habló con un tono pesaroso- Mis padres están vivos, héroes lamentablemente, hui de casa y sus moralismos cuando era un adolecente, siempre sentí que necesitaba una vida llena de libertad... Aunque mi padre sí era un verdadero idiota. -Rio levemente- Me uní a la organización solo por ambición, pero eso me dio la oportunidad de ser quien soy ahora, -Sonrió- yo mismo.


Con expresión de asombro, la chica dirigió su atención a la araña, esperaba por fin conocer algo de su historia.


-Oh, miras a la persona equivocada, -Dijo Farfala- si hay algo difícil en este mundo, es conseguir que Umbra hable de su pasado.


-Pero nosotras te lo contamos... -Continuó Spectre, le dedicó una mirada de complicidad a la villana arácnida, solicitaba su permiso para hablar.


Umbra viró los ojos, aceptó a regañadientes haciendo un gesto con la mano.


-Te presento a su majestad Dominos Umbra Aranea. -Habló la arquera, se puso de pie e hizo una reverencia exagerada.


- ¿Su majestad? -Repitió Harmonie, confundida.


La araña sonrió tímidamente, se encogió de hombros, su historia de vida no era algo de lo que pudiese enorgullecerse.


-Umbra es nada más ni nada menos que un miembro de la familia real de su especie. -Completó Nightmare.


-La única persona en esta casa que no tendrá una deuda eterna con la organización Black Hat. -Dijo Maggie.


El hada sacudió la cabeza. -Lo lamento, pero no estoy entendiendo nada.


Umbra suspiró resignada, de cualquier modo, en algún momento debía hablar del tema. Tomó aire y valor para hablar ella misma.


-Pertenezco a una de las tantas especies ocultas de la humanidad, -Comentó dudosa- soy un Spindlere, no somos monstruos ni nada parecido, solo arañas antropomórficas, de Dinamarca respectivamente. -Explicó- Se supone que heredaré el trono en algunos años, pero mi familia se encuentra en una constante guerra con un pueblo humano, solo somos rechazados por ser diferentes... y porque nos alimentamos de carne fresca, pero solo de animales... Bueno, sí he comido humanos, pero no es el punto ¿De acuerdo? -Se justificó torpemente- El caso es que decidí venir aquí para solicitar el apoyo de Black Hat y mejorar mis habilidades de batalla, estoy en la mejor disposición de darle paz a mi gente, así tenga que matar a todos los humanos de Dinamarca, no toleraré ninguna agresión más a mi pueblo. -Declaró con decisión.


-En pocos años seremos olvidados por la realeza. -Dijo Farfala dramáticamente, con fingida tristeza, colocando una mano en su frente.


Umbra le golpeó el brazo juguetonamente, jamás se olvidaría de los únicos amigos que pudo obtener en su vida, un grupo de villanos de paso de diversas procedencias.


-Eso no me lo esperaba... -Contestó Harmonie con asombro.


Era increíble todo lo que estaba aprendiendo en ese momento, los seres que alguna vez pensó que eran detestables y malvados, en su mayoría eran individuos que tenían buenos motivos para odiar al mundo, incluso algunos tenían razones que valían vidas enteras. Su adorado chico arácnido era un héroe para su gente, un héroe en el traje de un villano despiadado. Si había algo muy sabio que la araña había dicho alguna vez, era que la maldad es meramente relativa. No solo estaba aprendiendo un sinfín de cosas nuevas respecto al mundo que creía conocer, estaba obteniendo nuevos amigos, chicos que decidieron recibirla independientemente de su pasado, no dejaban de ser sus adversarios en su doble vida, pero también eran la familia de su enamorado, podían ser también la suya.


Con una sonrisa tímida decidió contar su historia. -Soy hija de villanos.


Allister escupió estruendosamente el refresco al que recién le había dado un gran trago. Dark Phantom lo golpeó con fuerza en la nuca después de verse empapado.


- ¡Agh! Viejo, que asco... -Se quejó mientras se limpiaba la cara con la gabardina del mago.


- ¡Llegó la pizza! -Gritó Domina con alegría al entrar en la gran casa. La expresión seria de todos consiguió desconcertarla- ¿Quién murió?


-Tú lo harás cuando escuches esto. -Respondió Dark.


La joven enmascarada se sentó junto con ellos, dejó la caja de pizza en medio de todos y observó al hada con curiosidad


-Dije que soy hija de villanos. -Repitió.


Domina abrió la boca con sorpresa. - ¿Qué? ¿Quienes?


-No los conocen, hasta donde sé, están retirados, -Se encogió de hombros- dejé de verlos hace como quince años... -Mostró un gesto melancólico- Eran villanos franceses, poco conocidos, mi padre era un hada y mi madre una bruja, se conocieron cuando asesinaron a un héroe local. Escapé de casa porque odiaba esa vida, después hui del país porque me di cuenta que no podría tener una vida tranquila en la misma ciudad que mis propios padres aterrorizaban, pude mudarme de ciudad, pero no quería arriesgarme. -Sonrió con timidez- Después llegué aquí, a la ciudad que contenía el origen de todo villano, me uní a la asociación de héroes y crecí como heroína.


-Bueno, lo que eres ahora lo llevabas en la sangre, supongo. -Comentó Maggie y tomó una gran rebanada de pizza. Todos la siguieron- La maldad es...


-Relativa. -Completó el hada, observó a la araña con complicidad.


-Así es, -Dijo la bruja- lo importante es que te sientas completa con lo que haces, jamás podrás darle gusto a todo el mundo.


-Basta con creer que tu causa es justa, -Habló Allister con la boca llena de comida- ningún cambio ha sido hecho a base de conformidad.


Harmonie no respondió, no podía estar más de acuerdo con ellos y eso se sentía muy extraño. Tomó también una rebanada de pizza, la inspeccionó con recelo.


- ¿Es robada? -Preguntó de repente.


-Claro que no, -Respondió Domina, ofendida- la pizza no se roba. -Aseguró sacudiendo su blanda rebanada- Además, pagando conseguimos que el repartidor llegue hasta aquí... Y con una generosa propina.


-No todo en esta vida se roba, bichito. -Comentó Rouge.


La chica rio divertida, mordió con confianza el triángulo de pizza. Sorprendentemente se sentía muy feliz.


...


Después de una larga discusión y un montón de excusas, Black Hat finalmente se encontraba en su oficina. Fue difícil convencer al científico de que ya se encontraba bien, el chico estaba muy aferrado a cuidar de él, no era algo que le molestara, sería tremendamente encantador pasar una tarde siendo mimado por él, sin embargo, no era lo mejor para su salud, no podía darse esos lujos a costa de su descanso.


Revisaba aburridos papeles, peticiones con plazo de meses, autorizaciones para construcciones en terrenos de su propiedad, recibos pagados para el transporte de armas y un sinfín de cosas absurdamente necesarias para su organización, estaba cansado de ello. Leía atentamente cada documento que requería su firma, era un tanto más descuidado para otros papeleos, tenía exceso de trabajo ahora que debía cubrir algunos aspectos de los que antes se ocupaba el científico, debía optimizar el tiempo.


Tres pequeños golpes sonaron en la puerta, con un gruñido enfadado dio autorización a cualquiera que estuviese del otro lado de entrar, no escuchó el timbre en ningún momento, así que debía tratarse de cualquiera de sus empleados.


Con temor, 5.0.5. se asomó lentamente, entró con mucha precaución y caminó hasta el escritorio.


- ¿Qué quieres? -Gruñó sin mirarlo- Estoy ocupado.


El experimento sacudió un trozo de papel frente a él. Tras tomarlo, el oso azul se alejó rápidamente y lo miró expectante.


Extrañado, desdobló el pedazo de papel, tenía sin duda un texto escrito con la espantosa caligrafía del doctor, era una fortuna ya estar acostumbrado a descifrar sus mensajes. El contenido lo hizo enderezarse en su sitio, observó con sorpresa al experimento, mostraba una pizca de contento. El mensaje era sin duda un obsequio del universo que le daba una nueva oportunidad.


-Dile que sí. -Contestó sin vacilar.


...


Apenas caía la noche, el sol del ocaso iluminaba tenuemente los edificios cercanos, incluyendo la gran mansión blanca en forma de sombrero, el día estaba pronto a terminar.


Una joven hada de cabellera azul entraba a hurtadillas por la misma ventana por la que había salido. Estaba agotada, había perdido algo de práctica en eso de mantener su transformación por tanto tiempo, limitaba su fuerza y energía. Cargaba con una mano su gran vestido esponjoso y en la otra sus lindos zapatos de tacón rosados. Atravesó exitosamente el peligroso pasillo en donde se encontraba la recámara de su jefe, sonrió triunfante cuando al fin llegó a su habitación. Sabía que todos habían notado su ausencia, pero no verlos en ese momento le daría tiempo de inventar una excusa.


-Buenas noches, señorita. -Resonó una voz rasposa en el interior de su habitación.


Prudencia sintió su piel erizarse, cerró los ojos maldiciendo por lo bajo. Finalmente se atrevió a encender la luz.


El demonio ensombrerado se encontraba sentado en su cama de brazos cruzados, le miraba con una sonrisa burlona, tenía incluso un ligero toque de satisfacción.


-White Hat. -Respondió sin más.


- ¿Te divertiste? -Se puso de pie y caminó lentamente hacia ella.


-Ese no es asunto tuyo. -Dijo ofendida.


White soltó una sonora risotada. -Querida Prudencia, te recuerdo que firmaste dos contratos, cualquier asunto tuyo es mi asunto, eres mi asunto, -Se acercó con una mirada escalofriante- eres de mi propiedad... -Susurró- Como quiera que sea, -Volvió a hablar, esta vez con una sonrisa amable y un tono alegre- no vengo a reprenderte. -Caminó a la salida- Espero que la hayas pasado bien con tus amigos villanos.


- ¿Cómo?... -Inició sorprendida.


-Yo tengo ojos en todos lados, querida... -Abrió la puerta y frenó por un instante- Solo te recomiendo tener cuidado de en dónde muestras ese cabello rubio, no soy el único que puede verlo todo... -Finalizó y salió de la habitación.


El hada permaneció quieta en su sitio por algunos minutos, analizaba con cuidado cada palabra que había pronunciado el demonio. El miedo la invadió de repente, admitía haber sido en extremo descuidada. Gruñó estresada, arrastró los pies hasta la cama y se dejó caer de cara sobre las suaves cobijas. Dejó salir un fuerte grito que se opacaba contra la cama, ahora solo le quedaba pedir a los cielos no echar nada a perder con sus descuidos. Había sido un buen día, pero tal vez debería ser el último de Harmonie de Paix.


...


Por otro lado, una villana de piel azul se alejaba calmadamente de la mansión, caminaba a paso lento y de forma despreocupada por la acera de enfrente. Tarareaba contenta, el día había sido todo un éxito, sus amigos la habían pasado increíble con el hada y ella consiguió ver el lado bueno de ellos, algo que importaba bastante teniendo en cuenta que era la única familia con la que contaba en esa ciudad.


Un ligero chasquido, aquel que resuena al quitarle el seguro a un arma, la sacó de sus tiernos pensamientos, la hizo frenar y girarse lentamente mientras alzaba las manos.


- ¿Vas a matarme por acercarme a tu amiga? -Preguntó con seriedad.


-No, voy a matarte por engañarla. -Respondió amenazante.


Slug apuntaba con una mano, un arma de fuego, probablemente no era de balas comunes, pero seguramente no era inofensiva. Después de algunos segundos de dedicarse mutuamente una mirada severa, el doctor bajó la pistola.


-Pero tampoco será hoy. -Continuó.


- ¿Qué es lo que quieres?


-Conozco tu secreto. -Dijo tajante.


Umbra no respondió de inmediato, pensó detenidamente sus palabras, podría tratarse de cualquier cosa, siendo una villana tenía muchos secretos, pero en definitiva había uno que comprometía su relación con la heroína alada.


-Continua... -Indicó.


-Prue es una buena chica, ha sufrido muchas decepciones, incluso me declaro culpable de una de ellas, no se merece lo que estás haciendo. -Hizo una pausa.


-En realidad eres culpable de dos de sus decepciones, Slug. -Sonrió maliciosamente- Pero, tal como ella lo dijo, "lamentablemente el doctor Slug es gay".


Slug parpadeó confundido, esa declaración era sumamente inesperada.


- ¿Te sorprende? -Continuó la araña- No debería, después de todo fuiste el primero en creer en ella.


-Tú no estás haciendo las cosas mejor que yo, -Interrumpió tratando de volver al tema- Prudencia cree que está saliendo con un galante caballero, no con una villana que finge ser un chico.


- ¡Yo jamás he fingido ser nada!


-No aclararlo, también es fingirlo. -Contestó con firmeza- ¿Tú crees que no sé de estas cosas? Del miedo al rechazo, lo difícil que el mundo hace que te aceptes a ti mismo, -Dijo con ímpetu- el mundo está lleno de gente homofóbica, misógina y racista, la única forma de sobrevivir a todo eso es amarte con todas tus preferencias, aceptar que amar jamás va a ser un delito, independientemente de quien sea.


-Ella me quiere y me acepta. -Dijo insegura.


-No, ella quiere lo que cree que eres. -Apuntó de forma acusadora- ¿Crees que va a seguir siendo así cuando sepa que la has estado engañando? Puede que tu género ni siquiera le importe, pero las mentiras seguramente lo harán.


La araña bajó la mirada, rechinó los dientes con angustia. -Tengo miedo... -Admitió.


-Por supuesto... -Respondió tenue, suavizó su gesto- Alguna vez usé una falda y lápiz labial, -Comentó con ironía- pero ese no era yo, no fui feliz así, solo creí que debía hacerlo solo porque mi primer amor fue un hombre, -Se encogió de hombros- un hombre heterosexual que me rechazó, hice muchas rabietas después de eso... Y aprendí que no puedes obligar a nadie a cambiar sus preferencias... -Rio sin gracia, era una risa pesarosa- Mírame ahora, solo cuando pude ser honesto encontré a alguien que me ama por sobre cualquier cosa y soy sumamente feliz. -Se acercó, tocó su mejilla- No hay nada de qué avergonzarse, si ella no te acepta en su vida, vendrá alguien mejor para ti. Que no lo hiciera tampoco sería algo malo, ella también tiene derecho a decidir y tampoco quiere decir que va a juzgarte. -Sonrió- ¿Te imaginas lo fantástico que sería arriesgarse y que todo saliera bien?


-Pero...


-Hey, -La tomó de los hombros, hizo que lo mirara fijamente- Dominos Umbra ¿Eres una chica?


La araña lo vio a los ojos, la pregunta era auténtica, le daba total cabida a decidir.


-También lo soy… o tal vez ninguno... es que eso no importa… -Dijo con ligera timidez.


-Dominos Umbra ¿Te atraen las chicas?


-Me atraen las chicas. -Contestó con más firmeza- Y quiero al hada con todo el corazón.


-Entonces es momento de ser quien eres.


...


El demonio bajaba las escaleras, se apoyaba en su bastón negro, sus zapatos provocaban un sonido seco sobre la alfombra. Andaba tranquilamente hacia una sala cercana a la recepción, la sala de estar. Entró en el lugar, los sillones de rojo terciopelo se encontraban alineados cerca de la vieja televisión, un montón de cojines adornaban el suelo y sobre la mesilla negra, estaban un par de grandes refrescos, un escenario reconfortante. Se quitó el saco y el sombrero, los colocó sobre el perchero junto a la puerta. Su elegante silla acojinada ya se encontraba en su sitio; entre el pequeño sofá individual y uno largo para dos.


Demencia entró en el lugar seguida de 5.0.5. Ambos cargaban tazones llenos de frituras. La chica paró en seco al ver al demonio, los dos villanos permanecieron estáticos por algunos segundos hasta que ella le dedicó una sonrisa suave.


-Blacky… viniste a verme… -Dijo con una pequeña risa.


El ensombrerado también sonrió con melancolía. –Aléjate de mí. –Respondió


La joven sonrió complacida, se sentó en el sofá más pequeño, el oso azul ocupó el extremo lejano del sofá grande y Black Hat se sentó en su mullida silla. Ninguno intercambió palabra, pero no era incómodo, miraban la televisión apagada, ensimismados.


La luz de la habitación se apagó de repente, el científico entraba con una taza de café en las manos. Todos lo observaron mientras introducía un casete en el VHS. Flug los observó por un instante antes de sentarse finalmente en el espacio sobrante en el sillón.


-Buenas noches, señor Black Hat, le preparé un café, -Comentó entregándole la taza caliente al sorprendido demonio- espero le guste, es amargo, bien cargado y muy caliente. –Lo miró con complicidad- Algunas cosas gustan más cuando son amargas…


El demonio no respondió, sonrió tenuemente, con ese gesto casi por completo serio, pero que esa pequeña curva en la comisura de sus labios los convertía en una sonrisa. Por supuesto la taza de café era más que perfecta, tal y como lo había sido desde el principio. Se tomó el tiempo de analizar la situación, decir que era un deja vu sería atropellado, era una escena que todos sabían que se estaba repitiendo, era como buscar una forma de volver al pasado, aquel tiempo en el que todo tenía un orden diferente, más pacífico… más aburrido. Ese era quizá el último momento de sus vidas en el que se encontrarían en esa situación, solo ellos, únicamente el equipo que solían ser.


El doctor presionó un botón en el control remoto, la película comenzó, todos observaron la pantalla dispuestos a disfrutar de ese instante, cada segundo. En la vieja televisión se reproducía “Psicosis”.

Notas finales:

Espero hayan tenido un hermoso fin de año <3 


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