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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

 

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

 

 

-Rayuela, capítulo 7. Julio Cortázar.-

 

 

 

(Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Alan Ituriel)

Lo minutos que mantuvieron ese cálido abrazo duraron para ambos una eternidad. Nada existió a su alrededor, solo ellos dos. Flug presionaba su rostro contra el hombro del villano, olfateando disimuladamente una suave colonia y el olor a tabaco, era extraño, antes pudieron ser olores poco agradables pero en ese momento eran amenos y relajantes. Por otra parte Black buscaba un motivo para separarse, no quería hacerlo pero ya había durado demasiado. Soltó al muchacho y lentamente finalizó el abrazo.

 

Flug continuaba cabizbajo, pensativo mientras el demonio lo soltaba, era como si no pudiera volver en sí, intentaba entender ese momento. Cuando finalmente se dignó a mirarlo conectó de inmediato con la mirada seria de Black Hat, permanecieron así, mirándose sin decir nada, sin saber que comentar. Rompiendo por completo el silencio, el elegante teléfono de disco de la oficina del demonio comenzó a sonar, devolviéndolos a la realidad. El del sombrero se dirigió con velocidad y levantó la bocina escuchando la voz de un subsidiario al otro lado de la línea, retomó su semblante maléfico y contestó. El científico reaccionó al instante, se sintió por un momento extrañamente vacío, y cayendo en la cuenta de que el demonio había vuelto a su rutina sin problemas, salió de la oficina a retomar la suya.

 

Fue ese el primer suceso extraño de muchos. Pasados los días Black Hat frecuentaba el laboratorio del científico con escusas vagas más de una vez al día, el doctor no tenía inconvenientes al respecto pero no podía ignorar la rareza de su comportamiento. Desde aquel abrazo Flug había intentado tocar el tema pero era fácilmente interrumpido o evadido, concluyendo que quizá no era nada realmente importante, pero entre las constantes visitas de su jefe y el trabajo dentro de su oficina había instantes en los que le daba la impresión de que el demonio quería decirle algo, lo veía cayado frente a él intentando articular una palabra que finalmente no salía de sus labios, le parecía raro pero a su vez sentía que esperaba algo.

 

El trabajo duro llegó nuevamente, como casi cada mes todo habitante en esa mansión se preparó para una nueva grabación de los videos de orientación. Grandes arreglos de escenario, producción y el recibimiento de un narrador, el único trabajador que entraba y salía de la mansión sin inconveniente. No le gustaba quejarse pero Flug tenía presente que él era quien tendría como siempre más trabajo encima, su precioso oso no tenía el suficiente conocimiento como para involucrarse más y siendo honesto lo que más quería era mantener a Demencia fuera del set, además de que aunque Black Hat se ocupara de presentar y hablar toda la grabación también conllevaba un gran esfuerzo mantenerlo dentro de sus cabales. Deseaba con todas sus fuerzas que el subsidiario seleccionado no fuese un tremendo idiota que desquiciara a su jefe… Que mala suerte tenía.

 

Todos sus miedos se hicieron presentes cuando un “Tontoman” apareció en la pantalla, un subsidiario patético sin duda. La grabación ni siquiera llegó a ser lo suficientemente larga como para abarcar el tiempo deseado, en dos ocasiones tuvo que hacer uso de sus inventos para arreglar la situación. El resultado de todo: Un Black Hat enfurecido y un Flug muerto de cansancio. Por fortuna podía contar con 5.0.5. para la limpieza del set. Al finalizar la grabación, el dueño de la mansión hizo una petición bastante peculiar, hizo que el científico enviara un Hatbot a “arreglar” los problemas que Tontoman tenía como villano y además grabara los hechos.

 

Cuando Flug y 5.0.5. al fin terminaron de poner orden llegó el momento que curiosamente el científico había estado esperando: Editar el vídeo junto a Black Hat. El de la bolsa se dirigió feliz hasta la oficina, tocó un par de veces y tras recibir invitación entró y como ya era costumbre se acomodó en su respectiva mesa y se puso a trabajar en silencio. El demonio encendió un cigarrillo mientras leía archivos y firmaba documentos. Era sin duda una escena tranquila y una situación amena para ambos. El sonido del teléfono interrumpió su tranquilidad, era una llamada redirigida y aparentemente bastante importante.

 

-Dile que la recibiré esta tarde.- Comentó antes de colgar.

 

No era costumbre del científico involucrarse en los asuntos de su jefe sin que él se lo pidiera, pero la familiaridad con la que el del sombrero se dirigía a la persona al otro lado de la línea llamó su atención y distraídamente continuó observándolo incluso después de colgar la llamada. Black notó la mirada del chico y lo vio con extrañeza.

 

- ¿Haz terminado?- Preguntó con el afán de traerlo a la realidad sin ser brusco como le era habitual. Desde hacía ya un tiempo trataba de no ser un desgraciado con el joven, aunque le era bastante complicado. Podía notar como le parecía al chico algo sumamente extraño viniendo de él pero de ese modo había logrado que Flug perdiera un poco de miedo de acercarse a él aunque esto trajera como consecuencia ocasional su insolencia.

 

-Uh, no.- Respondió avergonzado. –Pero ya no falta mucho jefecito, disculpe.- Dijo tecleando a toda velocidad en su laptop.

 

El demonio dejó todo su papeleo de lado, apoyó su brazo en la mesa, reposó su cabeza sobre su mano y se dedicó a mirar al muchacho descaradamente, dando profundas inspiraciones a su cigarrillo. Flug lo notó rápidamente, era un extraño nuevo hábito que su jefe había tomado con él y que a decir verdad lo ponía sumamente nervioso, detuvo su tecleo y devolvió la mirada, jamás lo había hecho pero pensó que tal vez de ese modo se detendría, pero no fue así. El villano se levantó de su silla y caminó hasta quedar frente a él, hizo aparecer un banquillo y se sentó quedando a su altura. Ahí estaba, otra vez ese momento en el que Black parecía querer decir algo y Flug esperaba que esta vez si sucediera.

 

-Señor Black Hat.- Se atrevió. – ¿Quiere decirme algo?-.

 

El del sombrero lo miró sorprendido, aunque fuera evidente que Flug iba a darse cuenta tarde o temprano, se sentía admirado de que se atreviera a enfrentarlo.

 

-Flug, yo...- Inició, robándose el completo interés de su interlocutor.

 

La puerta de la oficina se abrió de repente captando la atención de ambos, no era común ser interrumpidos de esa manera. Del pasillo se asomó Demencia con una expresión de molestia.

 

-Lagartija, ¿Qué quieres?- Preguntó Black enojado.

 

-Llegó la zorra.- Respondió sin cuidado.

 

Black viró los ojos, sabía perfectamente a que se refería cuando decía eso y más cuando tenía esa cara de pocos amigos.

 

-Siempre hace lo que se le da la gana, le dije que viniera más tarde.- Comentó sosteniéndose la sien. –Dile que pase.- Ordenó. Se levantó del banquillo y regresó a su silla detrás del escritorio, esperando.

 

Flug lo miró confundido, suponía que tenía relación con la llamada de hace un instante. La puerta volvió a abrirse, dos figuras enormes, oscuras y sin rostro definido, casi como sombras, entraron en el lugar colocándose a cada lado de la puerta y enseguida una figura más pequeña entró en el lugar. Se trataba de una mujer de fina y menuda apariencia. Su piel era aguamarina, su cabello era purpura y corto, y llevaba puesto un pequeño vestido strapless morado oscuro que hacía juego perfectamente con sus botas de tacón largas y una diadema con orejas de conejo, unas largas pestañas negras enmarcaban un par de ojos de pupila rosada y una mirada extrañamente vacía. Se adentró a pasos cortos y con gran porte y gracia hizo una pequeña reverencia a Black Hat.

 

-Es todo un gusto volverlo a ver, Lord Black Hat.- Saludó en tono agudo y juguetón.

 

-Le dije a tus subordinados que te vería en la tarde.- Contestó molesto.

 

-Dijo tarde y ya es tarde.- Respondió entre risitas sentándose en una de las sillas frente al escritorio.

 

-Más tarde.- Dijo hastiado pero rápidamente mostró su sonrisa malvada. – ¿Qué puedo hacer por usted mi lady?- Preguntó con una mirada de complicidad. Dejando de lado sus comentarios llenos de molestia, su expresión demostraba que la visita le era realmente grata y no era para menos.

 

Flug la conocía, todo ese momento había pasado desapercibido para la mujer y a Black no parecía molestarle que presenciara la conversación. Sin embargo para él era bastante llamativa su visita, se trataba de una villana de antaño, una subsidiaria con tarjeta platino, clienta frecuente y con muchos derechos de antigüedad dentro de la organización, había sido subsidiaria de Black Hat por largos años y además, aunque el demonio no lo mencionara así, Flug podría asegurar que ella era lo más parecido a una amiga para el villano. Sabía de muchas grandes conquistas que había realizado, era considerada emperatriz en muchos lugares y acostumbraba a contratar servicios de la organización más que nada para la ejecución de sus propios planes. Aunque siempre era subestimada por su frágil y bella apariencia era tan hábil y tan malvada que nunca había necesitado otro tipo de apoyo por parte de nadie, una adversaria mortal. La llamaban Mademoiselle Belle Mort y era la única subsidiaria completamente pudiente y siempre bien recibida en esa mansión y ella lo sabía.

 

-Oh mi lord, tengo en la mira un nuevo planeta y estoy totalmente dispuesta a hacerlo mío, quisiera saber si cuento con su cooperación para cualquier imprevisto.- Comentó dedicándole una leve sonrisa coqueta.

 

-Usted sabe que usted puede contar con nuestros servicios en toda circunstancia, siempre y cuando tenga con que pagar.- Dijo como si fuera un discurso ensayado, esa frase era casi un requisito en cualquier trato que se realizara con el demonio pero tenía presente que con Lady Belle no era necesario.

 

La pequeña dama rio con sutileza. –Por supuesto que sí, lo que sea necesario.- Aseguró. Chasqueó los dedos y de inmediato una de las figuras que estaban paradas junto a la puerta se acercó, le entregó un rollo de papel y volvió a su sitio. La dama lo extendió sobre el escritorio de Black. –Necesito una nave con estas especificaciones, requiero que sea blindada, es indispensable que se enfoquen en su resistencia.- Explicó con seriedad señalando los puntos del plano.

 

El demonio asintió y sonrió satisfecho, era todo un gusto para él tratar con villanos de verdad. –Así será. ¡Flug!.- Llamó. El aludido despegó su vista de la pantalla de su laptop, fingiendo que captaba su atención, la realidad era que había estado prestando atención a toda la conversación. –Toma el pedido de la señorita y ponlo como prioridad.- Ordenó enrollando el plano y extendiéndoselo al científico.

 

El doctor dio un par de tecleos más en su máquina, finalmente subiendo el video a la plataforma, se levantó de su silla y se acercó a recoger el rollo. –Si señor Black Hat.- Respondió simplemente encaminándose de vuelta a su asiento.

 

-Flug.- Volvió a llamar haciéndolo parar en seco. –Trae algo de beber para Mademoiselle Belle y para mí.- Indicó extendiéndole su taza vacía al científico.

 

La fina dama no despegaba la vista de Flug, a pesar de que lo conocía desde hacía muchos años atrás algo llamaba su atención esa vez, había algo distinto. Vio cómo se acercaba y gentilmente tomaba la taza del villano y después se giraba a mirarla. -¿Qué desea tomar?- Preguntó con suma cortesía.

 

-Té, sin azúcar.- Respondió. Siguió observándolo y pudo captar una escena peculiar, aparentemente no era la única que lo miraba con completa atención. El joven asintió y se giró dirigiéndose a la puerta,  apreció su salida y a su vez como el oscuro villano lo miraba de una forma particular, distinta a otras veces, casi con anhelo mientras se iba. La pequeña mujer sonrió divertida. –Sabe, mi Lord Black Hat.- Inició trayendo de vuelta al demonio. –Siempre supuse que era un villano solitario por su gran exigencia y ambición, pero ahora veo que en realidad es usted de gustos… peculiares.- Continuó y le dedicó una expresión de burla.

 

Black tardó un corto instante en entender a qué se refería y con sus mejillas ardiendo intentó negarlo, pero no pudo, la mujer sí que era perspicaz. Sabiendo el tipo de relación armoniosa que mantenía con la villana, solo suspiró con resignación y un semblante de molestia y aflicción. –Debo verme patético.- Comentó.

 

-Se ve sumamente espectacular, debo admitir que el rubor le sienta bien.- Continuó y soltó una risilla juguetona.

 

-¿Seguirá burlándose?- Se quejó.

 

Belle cambió su actitud abruptamente y lo miró con preocupación. -¿Cuánto tiempo tiene usted así?-.

 

-Días, semanas… Tal vez un par de meses, no lo sé.- Respondió intentando restarle importancia. No le encantaba hablar de sus sentimientos pero Belle Mort era sin duda el único ser con quien podría hacerlo sin sentirse acomplejado.

 

-Eso es bastante, puedo ver que es algo… Fuerte, en realidad es un caso único. Nunca había tenido el honor de verlo a usted de esta manera.- La mujer había dejado su actitud burlona de lado tomando una más seria y preocupada.

 

-No tendría por qué verme de este modo, he intentado erradicar este sentimiento pero parece no querer irse. Ahora siento deseos de manifestarlo.- Comentó hastiado.

 

-¿Y por qué no lo hace?- Sonrió dulcemente. El villano la miró confundido. –Usted nunca dejará de ser el gran Lord Black Hat por tener un lindo novio. Aunque no sé si sea lindo, jamás he visto su rostro-.

 

-Es sublime.- Respondió distraídamente. –Yo… quiero decir… Aunque lo intente, en realidad no puedo decir nada.- Dijo desviando la mirada.

 

-No es necesario.- La dama se apoyó sobre el escritorio mirando al demonio con picardía. –Demuéstreselo.- Sonrió.

 

Avergonzado, estuvo por replicar pero la puerta se abrió de repente. El doctor entraba en la oficina con una pequeña bandeja con las dos bebidas, se acercó al escritorio y puso cada una frente a su dueño. –Espero sea de su agrado.- Comentó.

 

-Doctor Flug.- Llamó la mujer, sonriente. El joven la miró, notando como le hacía una seña. –Acércate.- Ordenó.

 

El joven sintió un escalofrío, la mujer lo intimidaba. Se acercó sin chistar hasta quedar a su altura. Sorpresivamente Belle Mort le quitó la bolsa del rostro descubriendo su expresión sorprendida, la dama lo observó detenidamente y después le sonrió ampliamente.

 

-Tiene razón.- Comentó mirando a Black Hat. –Es sublime-.

 

El joven se enderezó sin entender nada y miró al villano quien permanecía callado ocultando su bochorno. Belle Mort se levantó de su asiento y dio un pequeño tirón de la manga del científico, cuando este la miró ella le indicó sentarse y él obedeció de inmediato, la mujer le puso en las manos la taza de té caliente que acababa de darle y se apartó un poco.

 

-Cariño, no quiero que te levantes de aquí hasta que esa taza quede vacía.- Inició. –Es una orden.- Sus ojos rosados brillaron y Flug sintió como una fuerza lo atraía a la silla, no podía despegarse de ella. –Con su permiso mi Lord Black Hat.- Se despidió haciendo una reverencia.

 

-Espera ¿Qué?- Dijo el demonio con urgencia levantándose de su asiento al notar la situación en la que la mujer lo dejaba.

 

-Me retiro, espero mi pedido a domicilio.- Dijo encaminándose a la salida.

 

-Revierta su orden, Belle Mort.- Ordenó con una mirada severa.

 

-Nop.- Respondió la dama juguetonamente. –Ya me lo agradecerá.-

 

Una de las sombras que acompañaban a la mujer le abrió la puerta para que pudiera salir. En el pasillo se encontraba Demencia esperando, parecía estar haciendo guardia mientras, recargada en la pared de enfrente, miraba la puerta de la oficina, enojada. Belle le sonrió con satisfacción, mostrando sus colmillos filosos, también tenía planes para ella.

 

-Qué bueno verte linda, acompáñame a la salida.- Indicó.

 

La chica le dedicó una mueca enfadada, pero aceptó resignada sabiendo que en realidad no tenía opción, la siguió por el pasillo y ambas chicas se alejaron de la oficina. Belle Mort caminó mirando al techo por un momento breve, sus pupilas rosadas se retrajeron de una manera escalofriante, chasqueó los dedos y uno de sus acompañantes se agachó a su altura mientras caminaban.

 

-Llama a la organización de héroes de la ciudad, diles que necesitarán abordar la organización Black Hat muy pronto.- Ordenó.

 

Al cerrarse la puerta, ambos individuos se miraron en silencio. El joven miró la taza en sus manos, no entendía el motivo y le desesperaba saber que tenía trabajo por hacer y no podía levantarse hasta acabarse el insípido líquido, comenzó a beber pero era muy caliente para terminarlo rápido.

 

-Y…- Comenzó. -¿Qué es lo sublime?- Preguntó ingenuo.

 

Black Hat se avergonzó, no sabía que responder ante eso. Se sintió desesperado, Belle le había hecho una mala jugada, pero conociendo a la mujer tenía por seguro que lo hacía por su bien, era una relación extraña, muy maternal, y sabía que lo estaba impulsando a actuar pero no tenía idea de por dónde comenzar. Se sentó de vuelta y recobró la compostura, se aclaró la garganta y vio a Flug con la mejor expresión de calma que tenía, aunque eso ponía más nervioso al chico.

 

-Tu ridículo rostro es sublime.- Inició. –Tus ojos verdes son primorosos cual alhajas, y no te ves tan tonto con tus mejillas ruborizadas y tu piel de doncella.- Finalizó y desvió la mirada, era lo mejor que su orgullo le permitía hacer.

 

Por otra parte, Flug lo miraba desconcertado, no estaba muy seguro de lo que eso había sido, podía pensar que era alguna clase de ¿Cumplido? ¿Qué rayos estaba intentando hacer?.

 

-Em… ¿Señor?-.

 

Black Hat se masajeó la sien, por algo era un malvado villano, no sabía cómo hacer ese tipo de cosas ni escoger las palabras adecuadas para expresarse. Una idea le llegó a la mente, se levantó y caminó a su gran librero rebuscando entre la inmensa variedad de libros que poseía. Finalizó su búsqueda sacando un grueso libro, sopló sobre él levantando una pequeña nube de polvo, sin duda era un libro que no había sido tocado en mucho tiempo y el demonio lo hubiera preferido así, lo había conseguido más que nada por lo fascinante de su rebuscada composición pero el contenido no era para nada su estilo, preferiría que nadie se enterara que tenía algo como eso, pero era la herramienta perfecta para ese momento. Se lo entregó al científico y él lo tomó dudoso dejando la taza de lado, terminó de limpiar la portada descubriendo de entre el polvo el nombre de “Rayuela”, le parecía familiar pero jamás lo había leído.

 

-Soy consciente de que sabes que hay algo que quiero decirte.- Comenzó. –Lee el capítulo siete.- Indicó.

 

Flug buscó el dichoso capítulo, era muy corto, apenas una página, empezó a leer. La lectura inició siendo muy diferente a lo que esperaba en vista de que era un libro de la propiedad de Black Hat y conforme avanzaba se tornaba más extraña... más romántica. El calor subió a su rostro rápidamente y el rubor se tornaba más intenso conforme avanzaba ¿Esto era para él? No lo comprendía realmente. Durante días pudo ver unas sofocadas intensiones por parte de su jefe por decirle algo, le parecía imposible creer que se tratara de algo así, aunque pensándolo bien… El demonio había cambiado, todo había cambiado entre ellos; era más relajado, amable, admitía que su cercanía era mutuamente agradable y se le veía nervioso en algunas ocasiones, pero ¿Solo él?. Flug sentía algo, una presión en su pecho al leer, algo alborotado que ya había sentido al lado de Black Hat pero que no había permitido desenvolverse, un sentimiento preso por el miedo. “Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope”, las imágenes se mostraban en su mente, no era tan lejano, no se sentía mal. “Las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.”, pensarlo le provocó un escalofrío que recorrió todo su cuerpo, el científico mordió su labio en respuesta a ese fragmento y se aferró al grueso libro. “Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.”, ese pensamiento, ese sentimiento que aquél pensamiento desataba era sin duda mortalmente bello, sus manos temblaron sosteniendo el libro con dificultad. “Y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.” Y con aquella frase la lectura finalizó. Consternado y nervioso el doctor permaneció cabizbajo con la mirada pegada en cada letra, releyendo algunas frases, increíblemente ruborizado y sin saber que decir o hacer en respuesta.

 

Black Hat lo miraba con atención, esperaba algo, lo que fuera que le demostrara que había entendido el mensaje. Vio como el doctor levantaba tímidamente la mirada, sus ojos estaban cristalinos, pequeñas lágrimas se asomaban y sus mejillas eran completamente carmesí, sin duda lo había entendido y hasta ese momento notó que no había pensado en que haría cuando eso sucediese.

 

-Se… Señor Black Hat.- Intentó casi en un susurro. -¿Es una declaración?- Se atrevió. Cerró el libro y lo puso en el escritorio.

 

Black Hat no pudo responder una afirmación, de nuevo sucedía, las palabras se atoraban en su garganta. Como una ráfaga tuvo un recuerdo, era Belle Mort diciendo aquella frase tan crucial en ese momento “Demuéstreselo” y definitivamente iba a hacerlo. 

 

-Levántate.- Ordenó secamente.

 

-Eh… Señor, no puedo despegarme de la silla.- Respondió nervioso.

 

El villano tomó la taza de té y sencillamente vació el líquido en el suelo, de inmediato Flug sintió la libertad.

 

-Debes aprender a encontrar el vacío legal en ese tipo de órdenes. Lady Belle Mort solo te ordenó permanecer ahí hasta que la taza estuviese vacía, no dijo cómo.- Explicó. –Ahora ven.- Dijo mientras tomaba el chico del brazo y lo levantaba.

 

Flug permaneció quieto, de pie frente a él, esperando. Black lo atrapó de la cintura con ambas manos y lo atrajo hacia sí, quedando sus rostros en gran cercanía. No conforme, el demonio lo abrazó, deslizó sus manos por sus caderas, acariciándolo hasta los muslos y sin ningún esfuerzo lo levantó separando las piernas del doctor para que quedaran a los costados de su cintura y se sentó en el escritorio. Acarició el cuerpo del chico, paseó sus manos con suavidad por su espalda hasta llegar a su fino rostro, sintiéndolo tan cerca, tan cálido y su aroma tan dulce. El doctor se dejaba llevar, jamás había estado tan nervioso junto a su jefe como en ese momento, no podía reaccionar de ningún modo, solo reposaba sus manos en los hombros de Black, temblando y correspondía la mirada de asecho del villano del sombrero con una dulce y tímida mirada que sin lugar a dudas cautivaba al ser oscuro, su corazón palpitaba con tanta fuerza que temía romper el silencio, se sentía extasiado, sabía lo que venía y lo anhelaba tanto como el otro. El mensaje estaba claro, solo quedaba sellar el momento.

 

-Mi Lord.- Pronunció levemente el joven.

 

Ambos se acercaron a la par, respiraban el aliento del contrario y sentían su calidez, entrecerraron los ojos y se dejaron llevar rosando finalmente sus labios.

 

-¡Baaaaawww!-.

 

Un grito ensordecedor rompió por completo el momento. Ambos abrieron los ojos con sorpresa, indudablemente se trataba de 5.0.5.

 

-Demencia debe estar molestándolo.- Comentó el doctor claramente desilusionado y molesto.

 

-No lo creo, la lagartija está molesta por Belle Mort, debe estar haciendo un berrinche en su habitación.- Contesto. Enojado por la interrupción, bajó al joven con una mueca de disgusto y se acomodó el traje dirigiéndose a la salida. –Quédate aquí.- Ordenó mientras salía.

 

Flug suspiró decepcionado. Se sentía extraño por lo que estuvo a punto de pasar, pero lo había deseado tanto que maldecía infinitamente esa interrupción. Un sonido provino de su laptop, “Búsqueda finalizada” pronunció una voz femenina un tanto robótica. El doctor se acercó rápido, había olvidado por completo lo que estuvo haciendo antes de la visita de Belle. Un par de tecleos y unas ventanas de búsqueda aparecieron en la pantalla, mostraban la frase “Podemos bailar”, el científico seleccionó la primera coincidencia y una página se abrió; mostraba una imagen de dos personas bailando mientras arrojaban al suelo un par de sombreros, era un resultado un tanto desalentador, pensaba que esa frase era realmente importante y durante semanas se dedicó a investigar al respecto hasta terminar haciendo una simple búsqueda en internet sobre todo lo relacionado, el buscador le mostraría lo más reciente y visitado, pero no parecía mucho. La imagen no se movía, no entendía como eso era visitado, no había opciones ni nada extraordinario. Regresando a su pequeña desilusión se recargó sobre su mano mirando la pantalla y haciendo pequeños círculos con el apuntador del mouse en los sombreros de los bailarines, accidentalmente dio un click en uno de ellos y sorpresivamente la imagen cambió. Apareció una pantalla oscura con varias opciones y sin dudarlo seleccionó alguna de ellas abriendo nuevas opciones con nombres extraños. Intrigado por la rareza del sitio comenzó a leer meticulosamente cada parte, eran notas, mensajes que estaban dirigidos a alguien en particular pero lo más sorpresivo de todo era el contenido, hablaban sobre la organización Black Hat y principalmente sobre infiltrarse para obtener el código del ordenador central. El científico no podía creerlo, como es que había pasado por alto algo tan crucial, continuó leyendo dándose cuenta que se trataba de la organización de héroes, había planos de sus Hat Bots también, pero sobre todo un dato muy importante: Había alguien infiltrado que según mencionaban debían rescatar, una tal “Doctora Wellis”. Aquello le causó un escalofrío ¿Alguien infiltrado? ¿Había una persona en la mansión viviendo junto con ellos? ¿Desde cuándo?, no entendía cómo era posible, era terrorífico pensar que de un tiempo a acá había alguien oculto, quizá vigilándolos, escondido, ¿Cómo había pasado desapercibida?, los dispositivos de seguridad no captaron nada nunca y lo más importante ¿Cómo había sobrevivido?

 

El sonido seco de unos pasos rápidos resonó desde el techo, el doctor siguió el sonido con la mirada, algo sucedía en el segundo piso. Relacionando todo y recordando el grito del experimento, se puso su bolsa de vuelta y se apresuró a buscar a Black Hat. Abrió la puerta y paró en seco, ahí estaba, el demonio frente a la puerta mostraba una mirada amenazante y puntiforme, se encontraba jadeando, salivaba y de sus manos escurría una sangre espesa.

 

-¿Qué… sucedió?- Preguntó paralizado por el miedo.

 

-Ayuda…- Pronunció una voz rasposa, jadeante, casi ahogada.

 

El científico volteó a ver con lentitud, algo en el suelo tiraba de su pantalón. Era la mano de una mujer que se arrastraba por el suelo. Lo miraba con sus ojos ahogados en lágrimas, enrojecidos y hundidos en profundas ojeras, su melena corta y oscura estaba muy desordenada, su piel marchita, y sus piernas llenas de heridas recientes, casi destrozadas, estaba golpeada y arañada. Flug reaccionó apartándose.

 

-Doctora Wellis, ha sido un gusto dialogar con usted.- Dijo de repente Black Hat con una risa malvada y la tomó del cabello arrastrándola por el pasillo mientras ella gritaba desgarradoramente. –Doctor Flug, retire el último video de orientación y prepárese para grabar nuevamente, debo enviar un mensaje urgente, hay alguien que querrá saber que la señorita se encuentra… cómoda. Lo veré en el laboratorio.- Indicó alejándose arrastrando a la mujer mientras esta forcejeaba.

 

Flug observó la escena pasmado y pensando en lo difícil que iba a ser retirar toda esa sangre de la alfombra, le calmaba saber que su jefe se había ocupado rápidamente del problema pero le preocupaba lo que sucedería después de eso y más que nada como evitaría que volviese a suceder. Estaba por regresar a su computador a acatar la orden cuando vio a 5.0.5. mirándolo, escondido al final del pasillo contrario. El doctor se acercó rápido a abrazarlo, el experimento lloraba de angustia.

 

-Ya pequeño, supongo que la intrusa te asustó.- Comentó recibiendo un asentimiento en respuesta. –No te preocupes, Lord Black Hat ya se hizo cargo. Ve a dibujar, papi debe trabajar.- Dijo dulcemente. El oso asintió y se retiró.

 

El de la bolsa suspiró pesado entrando de nuevo en la oficina, debía retirar el video que tanto trabajo había costado, aunque no tenía idea del por qué. Sus emociones seguían alborotadas, deseaba que no hubiera sido nada importante para saber la continuación de aquella escena interrumpida, pero ya habría tiempo para eso. Solo quedaba esperar para saber cuáles eran los planes del malvado villano, se aproximaba un evento emocionante sin duda y todos debían estar listos.

Notas finales:

Gracias por leer :)


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