-Tienes razón… -James no pudo estar más de acuerdo con el menor. -¿Qué propones? Puedo ayudarte a vengarte si quieres…
-Eso justo es lo que te iba a pedir. –sonrió malicioso. –Una venganza contra Steve por no haber confiado en mí.
-¿Y contra los demás?
-El Capitán de los idiotas se encargará de ellos…
-De acuerdo, cuenta conmigo para lo que sea. –sonrió.
-Por eso te quiero mapache… -dijo divertido Tony.
-Entonces… ¿Cuál es el plan? –mencionó James.
Mientras tanto en el comedor, todo estaba con un silencio sepulcral, no tenían ni idea de que hacer para arreglar esto. Los miembros del equipos solo veían a Steve apenados, si no hubieran abierto la boca esto jamás hubiera pasado.
Steve se había quedado de pie en el mismo lugar por unos minutos, no fue hasta cuando la voz de la espía lo hizo regresar en sí. -¿Steve estas bien?
-¿Cómo esperan que les conteste? –miró serio a sus compañeros. –Es su culpa, pero también es la mía por no confiar en Tony… ¿Qué se supone que debería hacer? –apretó los puños. -¡Si no fuera por ustedes, esto jamás hubiera pasado!
-Capitán, cálmese por favor… -Trató Banner. –Sí, fue nuestro error y lo lamentamos. –suspiró frustrado. –Pero estoy seguro que si hablamos con Tony lo entenderá…
-Estoy de acuerdo, apuesto que en cuanto se lo digamos se reirá y regresará a tus brazos, Steve. –Animó el arquero. –Lo tomará a broma.
-Ustedes no lo entienden. –el Capitán comenzó a caminar de un lado a otro llevándose las manos al rostro o a la cabeza. –No es tan fácil… De seguro Tony me odia… Ustedes son unos hijos de…. “Lenguaje Rogers, lenguaje” pensó. “No es momento de andar cuidando mi lenguaje” Son unos grandísimos idiotas…
-Steve... –le habló la bruja. –Nosotros no queríamos arruinar su relación, solo pensamos que…
-Que Tony me estaba engañando… -la interrumpió el Icono de América. –Pues déjenme decirles ¡que lo hicieron bastante mal! Rayos… ¿¡Por qué no confiaron en él!?
-Espera Rogers, tú tampoco confiaste en él ni en Barnes. –contraatacó el Dios del Trueno, levantándose de su asiento lo miró serio.
-Y no sabes cuánto me arrepiento por eso… -se detuvo el Capitán, los volteó a ver, a todo el equipo se le notaba su cara de arrepentimiento. –Yo…
-Ya es suficiente. –interrumpió el científico. –No es el momento de discutir entre nosotros. –Se dirigió al Capitán. –Le recomiendo que vaya y hable con Tony, nosotros hablaremos también con él una vez que ustedes dos ya se hayan calmado.
-Tienes razón Doctor Banner, no es momento de estar perdiendo el tiempo aquí con ustedes. –Caminó hacia la salida del comedor. –Debo de hablar con mi Canelita. –dicho esto salió con dirección al cuarto de Stark.
-Wow. –se sorprendió Clint. –Acaba de decirnos que no valemos su tiempo.
-No lo culpo. –la pelirroja lo entendía, habían abierto la boca demás. Se levantó de la mesa y salió del comedor. –Yo me iré a descansar.
Y así todos los vengadores restantes se fueron dispersando con dirección a sus habitaciones, habían tenido un día emocionalmente pesado, por no decir que se sentían como pañal de bebé con diarrea. “Acabo de sentir un escalofrío” pensó Clint mientras un pequeño temblor se apoderaba de su cuerpo. Y con esto todos se fueron a descansar.
Regresando al cuarto del millonario, éste se encontraba con el soldado. Acababan de terminar sus planes de venganza, cuando escucharon que tocaban la puerta seguido de la voz de Rogers. –Tony, ¿Estás ahí? Por favor, necesito hablar contigo. –y siguió tocando la puerta pero con más desesperación.
-¿Estás seguro de esto James? –preguntó incrédulo el menor, no es que no esté de acuerdo, solo que el genio no quería incomodarlo. –Igual podemos decirle a Stephen que lo convierta en puerco por un rato o que lo mande a otra dimensión por cierto tiempo, o también…
-Sí, estoy seguro, además fue mi idea. –le interrumpió el mayor. –Es más divertido así, además quiero ver su rostro.
-¿De dónde sacaste tanta maldad? –se burló el millonario.
-Siempre he sido así. –correspondió. –Me gusta molestarlo.
-¿Por cuánto tiempo vamos a hacer esto?
-Pues…. –se llevó su mano de metal a la barbilla para pensar sobre ello. –Lo suficiente como para que se humille y antes de que quiera golpearme, que estoy seguro que eso último lo va a querer hacer al instante. –se rio. –Pero vale la pena.
-De acuerdo mapache. –y los golpes a la puerta se hicieron más constantes. –Es hora de comenzar. –dicho esto el castaño menor se acostó sobre la cama, se echó las cobijas encima y se hizo el dormido.
El soldado de invierno se levantó de la cama, se preparó mentalmente para no reírse, se detuvo frente a la puerta y la abrió, las luces todavía se encontraban apagadas. Al momento en que ésta fue abierta, vio a un rubio muy preocupado con cara de arrepentimiento total.
-Steve… -habló serio el sargento, sosteniendo la puerta con una mano. –¿Se te ofrece algo?
El rubio estaba sorprendido por la hostilidad de su amigo, pero cuando volvió en si reaccionó. –Bucky, ¿Qué estás haciendo aquí? Necesito hablar con Tony.
-Anthoska está durmiendo, y sabes que en situaciones como esta suele tener pesadillas, así que yo lo cuidaré. –sonrió divertido.
-No estoy para juegos. –la voz del rubio salió fría.
-Yo tampoco. –suspiró. –Déjame dejarte en claro algo Steve. –hizo contacto visual con su amigo, los ojos de ambos saldados era seria. –Perdiste a Tony. Ahora es mi turno.
-¿Q-qué? –el Capitán se sorprendió, no quería creer lo que estaba escuchando, no es posible. –¿De qué estás hablando Buck?
-Me refiero a que me dejaste el camino libre, en otras palabras estoy enamorado de Tony, al principio me conformé siendo su amigo puesto que ustedes eran pareja, pero ahora que tú y él ya no son nada tengo mi oportunidad para conquistarlo. –finalizó el castaño.
-No estarás hablando en serio… -oh sí, una voz completamente arrepentida salía del rubio, por un malentendido había perdido a su castaño, por no confiar en él, ahora tenía que competir contra su mejor amigo.
-Lo digo muy en serio Steve, ahora yo seré quien esté con él. –se encogió de hombres el castaño.
-¡Fue un malentendido! –gritó eufórico el Capitán.
-¡Sh! –el castaño se llevó uno de sus dedos a su boca para sisear al rubio. –No grites que mi Kotenok está dormido y lo puedes despertar.
-¡Él no es tuyo! –gritó bajito y enojado el rubio. –Él…
-¿Es tuyo? Por favor. –el Soldado de invierno usó sarcasmo. –Por lo que sé ya no son nada.
-¿En serio crees que me voy a rendir? ¡Voy a pelear por él! Además estoy seguro que él me ama. –afirmó el rubio apretando los puños con una mirada desafiante.
-Te ame o no, tengo el camino libre, y por si lo sabes lo lastimaste y yo seré quien sane sus heridas. –contraatacó, no se iba a deja intimidar, “eso último se escuchó muy cursi” pensó el castaño. –Ahora si me permites Tony está dormido y necesita descansar, así que… Bye bye. –hizo señas con las manos en señal de que lo estaba corriendo, acto seguido cerró la puerta.
Steve solo se quedó parado frente a la puerta por unos segundos, se sentí el ser más estúpido del universo por haber cometido tan grave error, ahora tenía que volver a empezar, tanto trabajo que le había costado ganarse el perdón del menor después de la guerra y ahora por su inseguridad tenía que volver a empezar, y ahora iba a competir contra su casi hermano.
Ya no le quedó de más al Capitán que retirarse del lugar por el momento, es cierto Stark necesita descasar, fue una enorme carga emocional, pero esto no se quedaría así. Steve Rogers iba a pelear con todo lo que tenía por su castaño, lo primero que tenía que hacer es hablar con él y que éste le perdonara.
El fortachón llegó a su habitación, cerró la puerta tras de sí, se puso su pijama y se tiró sobre la cama, no pudo evitar que unas cuántas lagrimas salieran de sus ojos, recorriendo su rostro. -¿Qué tan estúpido puedo ser? –se dijo, el saber que Tony en estos momentos está con Bucky lo hacían hervir en celos, sin duda esto no se quedaría así. –Voy a pelear por ti, mi Tony… -finalizó para quedar dormido después de unos minutos.
Dentro de la habitación de Stark, justo cuando el sargento cerró la puerta y escucharon que el Capitán ya se había retirado, el menor se levantó de la cama viendo sorprendido al mayor.
-No sabía que eres tan buen actor. –le alagó el ingeniero.
-Son cosas de la vida. –se rio. –Hubieras visto su cara, tuve que hacer de fuerza divina para no reírme. –se carcajeó el soldado.
-Eres cruel, ¿Lo sabías?
-¿Qué? ¿Me vas a negar que tú no lo disfrutaste? –lo miró divertido.
-No voy a negar eso. Se lo merece hasta con intereses. –se encogió de hombros. –Ahora si me disculpas me voy a dormir y tú me harás compañía.
-Está bien. –se acercó a la cama. –Muévete entonces, que no pienso dormir en el suelo o en el sillón.
El millonario se hizo a un lado para que James pudiera entrar en la cama. –Tienes suerte que mi cama sea grande…
-Igual me hubiera metido. –se cobijó. –Buenas noches Anthoska.
-Buenas mapache. –finalizó Tony.