Reita lo siguió hasta la cocina y lo tomó del brazo, pero Ruki se soltó bruscamente, alejándolo de un empujón. Estaba realmente harto de la actitud posesiva del bajista, él no quería seguir adelante, debía ponerle fin.
- Vete a tu casa Reita – masculló con tono cruel mientras buscaba una botella de agua en su refrigerador
- Tienes que escucharme… Ruki yo… – dijo lastimeramente mientras se acercaba a él
La culpa que cargaba el bajista no le permitía articular palabra sin llenar sus ojos de lágrimas, pero ya era muy tarde para arreglarlo, el vocalista se había cansado de los abusos y no perdonaría un error más, este era el final. Reita tomó a Ruki por los hombros y este se soltó sin esfuerzo, volteándose violentamente y destrozando la botella de vidrio contra la pared tras el bajista. Éste se quedó callado y no se movió, el vocalista comenzaba a llorar nuevamente y lo veía desesperado.
- ¡Vete! ¿porqué no lo entiendes? No soy tu juguete, no soy el juguete de nadie, estoy harto de que ustedes siempre hagan lo que quieren conmigo y yo tenga que quedarme callado, indefenso, nunca fui así, yo no soy así – lo miró furioso y lo apuntó con el dedo índice, acusador - ¡¡tú me hiciste esto!! ¡¡tú me hiciste cambiar!! ¡¡tú y tus estúpidos juegos!!
Ruki estuvo a punto de golpearlo pero Reita capturó su muñeca en el aire y la levantó amenazador, el vocalista cayó rendido de rodillas, llorando en total desesperación.
- Vete, por favor vete… – suplicaba desde el piso
Reita lo forzó a un abrazo y lloró en su hombro, rogándole una y otra vez que no lo dejara, que había sido un error todo aquello, que no lo volvería a hacer. Una vez más Ruki lo alejó y una vez más el bajista se sintió morir de pronto, apartado de la persona que amaba.
- Ruki… yo…
- Para mí estás muerto Reita – le respondió fríamente
El bajista no dijo nada, se quedó arrodillado mientras Ruki se ponía de pie y se dirigía hasta la puerta del departamento, exigiéndole desde ella que se fuera. Reita lo obedeció, pero antes de poner un pie fuera de esa sala, miró al vocalista una última vez.
- Te amo – dijo tristemente mientras le acariciaba el rostro
Ruki suspiró y lo miró un poco más dulcemente, estaba comenzando a sentirse culpable por lo que le había dicho hace un momento, pero no volvería atrás, sólo quería darle un final un poco más agradable para ambos.
- Yo también, pero esto no puede seguir así, lo siento Reita – hablaba lentamente, dejándose sumiso a las caricias de Reita que rápidamente lo abrazó y le robó un largo beso
El vocalista lo separó con delicadeza y le dedicó una dulce sonrisa antes de devolverle su abrigo y terminar de guiarlo afuera de su casa y de su vida amorosa. Lanzó un último y sonoro suspiro mientras escuchaba los lentos y arrastrados pasos de Reita por el pasillo y se dirigió a su habitación. Se sentó en la cama lentamente, recordando todo lo que había sucedido ese día, sintiendo todo el dolor de nuevo, se acarició los brazos desnudos recordando los violentos roces de Reita y Aoi sobre ellos y los moretones que aún conservaba de el encuentro con éste último. Se abrazó aún más y, ante la confundida mirada de su pequeño perro, lágrimas comenzaron a rodar lenta y certeramente por sus mejillas, se mordió el labio inferior, intentando sosegar los fuertes sollozos de tristeza que querían salir de él. Sentía como su pecho se comprimía, como la respiración le escaseaba, jadeaba para poder llenar sus pulmones, hasta que finalmente se dejó caer en la cama sumiéndose en la triste desesperación y cayendo dormido.