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El reencuentro. por YurikoRose

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Las horas pasaron y el castaño se encontraba en el departamento que no conocía del rubio, estaban sentados en la sala mientras el rubio se tomaba un té para calmarse un poco.
Le acariciaba el cabello lentamente y le dio un beso en la cien, el rubio sonrió un poco y giro la mirada para verle.

-Tienes un lindo departamento –sonríe acomodándole el cabello detrás de su oreja-
-Gracias… -sonríe desviando un poco la mirada-
-Es mejor que vayas a descansar
-Tienes razón –asintió y dejo su taza sobre la mesa de centro- Vendrás conmigo verdad
-Solo si tú me dejas acompañarte
-Por qué no te dejaría –le deja un beso en su mejilla-
-Eso es tan lindo –sonrió y se puso de pie, le cargo con cuidado y camino a la habitación-
-Tsu-Tsurugi… -se sonroja y se abraza a su cuello- Yo puedo caminar…
-Eso lo sé bien –sonríe y abre la puerta de la habitación-
-Gracias… -susurro recargando su cabeza sobre su hombro-
-No tienes que agradecerme nada –le dejaba con cuidado sobre la cama-
-Lo sé –rio un poco y le miro- Acuéstate aquí conmigo –se hizo a un lado para dejarle espacio-
-Estas seguro –le miro-
-Claro que si –sonrió-

El castaño se recostó al lado del rubio y este le miró fijamente mientras se dibujaba una ligera sonrisa en sus labios, el castaño noto eso y sonrió. Se abrazó al castaño y recargo su cabeza sobre su pecho, el castaño le rodeo con sus brazos mientras sus dedos jugaban con los rizos de su cabello.

-Hace mucho que no estábamos así –susurro mientras continuaba jugando con su cabello-
-Es verdad… -sonrió y se acurruco en el pecho del castaño-

Sentado en el piso de su habitación se encontraba el rubio de ojos azules tenía una botella de vodka en una de sus manos, se llevaba la botella a los labios dando enormes sorbos del licor se sentía solo y triste, pues estaba seguro de que su querido amor ya no iba a querer verle de nuevo y no estaba seguro de que le permitiría explicarle por qué había hecho aquello. Dio un largo suspiro y hecho la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos.
El pelinegro ya en su departamento se había encontrado con el pequeño Yohio ellos ya se conocían desde hace varios meses solo que ocultaban su amistad para no tener problemas.

-Qué bueno que viniste, pensé que estarías en estos momentos con tu amigo Hizaki –decía mientras bebía de su cerveza-
-No el seguramente se fue con su novio –sonrió tiernamente mientras daba un sorbo de su zumo de naranja-
-Estas seguro de que no quieres un trago –le extendió la cerveza hacia el-
-No gracias –sonrió mientras negaba- No me gusta beber
-Vaya eres el primer chico que conozco que no bebe –rio un poco y se acomodó sobre el sofá-
-Supongo que si –rio bajito- Mao puedo preguntarte algo
-Claro pequeño lo que quieras –susurro de forma seductora mirando fijamente al otro-
-No me hables así –susurro desviando la mirada- No me gusta
-Bueno esa carita de ángel dice otra cosa –sonrió y se levantó acercándose a el-
-Mao… -se mordió un poco los labios para después dar un respiro profundo-
-Si mi pequeño ángel –susurro cerca de su oído-
-No hagas eso… -rio un poco cubriendo su oído con una de sus manos-
-Pero si a ti te gusta y no me lo puedes negar –sonrió y mordió su oreja con sus labios-
-M-Mao… -sus mejillas se sonrojaron y se apartó un poco- En serio… Quiero preguntarte algo
-De acuerdo de que se trata –se sentó junto a el-
-Etto… Tú estabas con Kamijo cuando  tiro aquella bolsa cierto –le miro algo apenado-
-A… Como es que sabes que Kamijo tenía una bolsa
-Sabes que suelo llevarle algo de comida a la gente que vive en ese lugar –dio un suspiro- Te vi con Kamijo, cuando tiro una bolsa a la basura
-Así que lo viste umh –arqueo una ceja mirando al menor-
-Etto… Si… -suspiro y dio un sorbo de su zumo-
-Y supongo que le dirás a tu amigo Hizaki que nos viste
-Si… -asintió y le miro- Pero no le diré que ibas tú, a ti no te quiero meter en problemas tú me caes bien
-Eres tan adorable –sonrió y le dio un beso en la mejilla-
-A… -se sonrojo un poco y saco su móvil mirando la hora- Es tan tarde, será mejor que me vaya –se puso de pie-
-No tienes que irte puedes quedarte aquí conmigo –sonrió y tomo la mano del menor-
-Mao… No digas esas cosas –dejo su vaso sobre la mesa y miro al pelinegro- Tengo que irme
-Claro que no –se levantó y le abrazo por la espalda- Ya te lo dije quédate conmigo
-A… Y-yo… -negó varias veces y sintió como sus mejillas se estaban sonrojando-
-Yohio –susurro seductoramente cerca del oído del menor-
-M-mande… -susurro nervioso-

Le sujeto de la cintura dándole la vuelta para que lo mirara, al estar de frente al menor sonrió y le tomo del mentón besando sus labios.
El rubio estaba sorprendido pero no se negó a ese beso así que correspondió con algo de timidez mientras rodeaba el cuello del otro con sus brazos.

Hizaki no podía dormir, giro la mirada hacia el castaño y este tenía los ojos cerrados con una ligera sonrisa en los labios así que se incorporó un poco y dejo un pequeño beso sobre los labios del otro. El castaño correspondió sonriente aquel beso, pasó sus brazos alrededor de la cintura del rubio, este sonrió sin apartarse mucho del rostro del castaño.

-Pensé que dormías –susurro mirando fijamente al otro-
-Ya vez que no –rio un poco y le robo un beso-
-Oye –rio- Esos son mis besos devuélvelo
-Con gusto –sonrió y beso los labios del otro-

El rubio rio un poco entre aquel beso, se apartó un poco de los labios del castaño y se acomodó en la cama, el castaño sonrió para después acurrucarse al lado del otro. Pasaron así el resto de la nochecompartiendo la misma habitación, la misma cama, el mismo amor.

La mañana llego algunos rayos de luz entraban por la ventana, el rubio despertó un poco así que se incorporó y bostezo, giro la mirada hacia el otro extremo de la cama pero parpadeo un par de veces al no ver al castaño a su lado, recorrió la habitación con la mirada un par de veces pero no le vio por ninguna parte, se levantó de la cama y salió de la habitación encontrándose con el castaño en la pequeña cocina que tenía.

-Buenos días Hime –sonrió mientras servía el café-
-Buenos días –sonrió y se acercó a el- Que estás haciendo
-Preparo el desayuno cariño –le dio un beso en la frente-
-No tenías que hacer eso, déjame ayudarte
-Nada de eso –rio y le aparto-  Ya termine anda ve a sentarte
-Pero… Tsuru –hizo un pequeño puchero-
-Que dulzura –beso su puchero- Anda ve a sentarte
-Ah… -se sonrojo un poco ante aquel beso así que solo asintió y se fue a sentar-

Mientras tanto en la casa del pelinegro este ya estaba despierto aún no se levantaba pero observaba al pequeño Yohio dormir parecía un muñequito de porcelana, le acaricio lentamente el cabello para no despertarle, el rubio hizo un puchero al sentir que le acariciaban el cabello así que se acurruco más entre las sabanas ocultando su rostro en una almohada.
El pelinegro al ver las acciones del rubio rio un poco y se abrazó a aquella delgada figura, el rubio al sentir como un par de brazos lo rodeaban despertó de golpe y sus mejillas se sonrojaron, no sabía que decir o hacer así que simplemente se mordió los labios mientras ocultaba más el rostro en la almohada.

-Yohio –susurro cerca de su oído-
-umh… -se estremeció un poco y sus mejillas se sonrojaron un poco más-
-Es hora de despertar –sonrió y le aparto el cabello del cuello dándole un besito sobre su piel-
-M-Mao… -se cubrió el cuello con una mano y parte de la sabana- Déjame dormir… -murmuro-
-Acaso no quieres desayunar primor –le acariciaba el cabello- Anda vamos a desayunar
-No quiero –susurro  y se llevó una mano al estómago al escuchar que tenía hambre-
-Bueno tu estomago dice todo lo contrario –rio un poco y le dio un beso en la frente-
-Esta bien –rio bajito  y se levantó de la cama- Sera mejor que vaya a mi casa a cambiarme de ropa
-No tienes que hacer eso –señalo el armario- Olvidas que te has quedado varias veces aquí así que tienes algo de ropa
-Es verdad –sonrió y miro al pelinegro- en ese caso me daré una ducha
-Anda ve –asintió y sonrió- Si necesitas ayuda solo pídela

Sus mejillas se ruborizaron y desvió la mirada mientras negaba, así que se fue al armario saco algo de su ropa y se metió al baño, el pelinegro solo le siguió con la mirada mientras conservaba aquella sonrisa en sus labios.

Después de haber pasado gran parte de la noche bebiendo para poder olvidar las palabras que salieron de los labios de aquel rubio de quien estaba enamorado, miro a su alrededor y se dio cuenta de la gran cantidad de botellas de vodka que había bebido así que se levantó mientras se sujetaba de la pared pues se sentía muy mareado, camino como pudo hasta el baño y se dispuso a darse una ducha pues después de eso iría a buscar a Hizaki para hablar con el sobre lo de la noche anterior aunque sabía que no lo quería ver haría todo lo que estuviera a su alcance para que pudiera perdonarle y aceptara sus sentimientos.

Alrededor de medio día Hizaki ya se encontraba listo para salir de paseo con el castaño pues este le había dicho que le llevaría a un lugar especial aun no sabía exactamente a donde pero de igual forma iría, había esperado dos largos años para volver a estar a su lado y ahora nada podría volver a separarle de él, pues aquel reencuentro fue lo mejor que pudo haberle pasado.

-Hizaki estás listo ya –decía desde la sala mientras esperaba al rubio-
-Si –rio un poco y salió de la habitación- Lo siento es que aún no tengo muy ordenada mi ropa aquí
-Eso pude notarlo hace un rato –rio  y se levantó acercándose al rubio- Anda vamos
-Pero a donde iremos porque no me dices nada –hizo un ligero puchero y luego sonrió-
-Es un se-cre-to –sonrió y le dio un beso en la frente para después tomar su mano-
- Eso hace las cosas más interesantes –sonrió-

Ambos salieron del departamento y se toparon con el vecino del rubio, aquel pelinegro que vestía un corsé rojo con encajes negros y una falda negra algunos adornos negros con rojo, aquellas medias negras hacían resaltar lo seductoras de sus piernas sonreía entusiasmado mirando al rubio, el castaño no comprendía nada así que solo dirigió la mirada hacia el rubio, quien miraba un poco extrañado al pelinegro.

-Vecinito no sabía que tenías amigos tan sensuales –sonreía y se acercó un poco más al castaño-
-Perdón… Kaya que se te ofrece –frunció el entrecejo mientras se sujetaba del brazo del castaño-
-Oh vamos no seas así, preséntame a tu amigo me gustaría conocerlo más –sonrió un poco más posando una mano sobre el hombro del castaño-
-Parece una buena persona pero –aparto la mano del pelinegro- No deseo conocer a nadie más
-Quieres dejar de toquetear a mi pareja Kaya
-Oh lo siento no lo sabía –sonrió y le dio un suave codazo en el brazo al castaño- Debe ser difícil salir con el no
-La verdad es que no –sonrió y miro al rubio- Lo amo tanto que me encanta como es
-Si no te importa debemos irnos –tomo la mano del castaño-
-Sabes Hizaki se vería muy  bien con un vestido, un poco de maquillaje y el cabello ligeramente recogido
-Quizás tenga razón
-Oye no –metió las manos dentro de los bolsillos de su abrigo y comenzó a caminar-
-Hime espera –rio y miro al pelinegro- Hasta luego

Corrió detrás del rubio al alcanzarle le abrazo por la espalda y le dio un beso en la mejilla, el rubio sonrió  y se recargo en el pecho del castaño. El pelinegro les había seguido con la mirada hasta perderlos de vista al final del pasillo, después de haber visto aquel abrazo entre su vecino y su pareja que no había tenido el placer de conocer se le escapo un suspiro de los labios.
Lo que nadie sabía es que Hizaki y Kaya tenían una cosa en común, más que una cosa era un sentimiento hacia la misma persona.


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