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Stilinski Addams por minima

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12.- Hablemos un poco antes de cenar


Los hombres lobo como creaturas sobre naturales tienen mucho en común con los lobos normales, son creaturas que viven en manada o familias grandes y extensas, cuentan con un alfa y sus sentidos como la vista, olfato y oído son tan buenos o mejor que los caninos salvajes. Y así como los lobos elegían y defendían un territorio que decían llamar hogar.

Los Hale no eran la excepción, por varias generaciones los Hale han vivido en el pueblo de Beacon Hills, dándoles estabilidad a sus miembros al tener un lugar seguro en el cual vivir y demostrando la fuerza de la manada al demostrar que varias generaciones han defendido este territorio y seguir siendo dueños de este.

Hablar con los “invasores” era uno de los tantos trabajos típicos de un alfa. Eso Talía Hale lo sabía muy bien desde que muy joven le empezaron a enseñar las políticas y costumbres que debía seguir como futura alfa de su familia.

Pero nunca estuvo tan nerviosa (aterrorizada) en su vida al hacer esto que en estos momentos.

Tiene a su familia y manada justo al alcance de su mano si pasa algo, lo cual es un gran confort y a la vez preocupante si los llega a poner en peligro por cualquier descuido suyo.

Enlista en su cabeza los puntos importantes que se deben tratar en este tipo de reunión: la razón por la que están en su territorio, si están de paso o se quedaran más tiempo, si desean quedarse en o cerca del territorio (dios no lo quiera, los Stilinski ya se establecieron y no puede hacer nada para echarlos, pero no sabe qué haría si algún miembro de la rama principal de la familia decidiera vivir aquí), si representan algún peligro para ellos y la gente de la ciudad, hacerle saber que ella cuida el territorio, y aclarar las reglas del territorio y hacer algunas negociaciones.

Sencillo ¿verdad? No era la primera vez que lo hacía, ya estaba bien curtida en esta clase de tareas, pero dudaba que si las cosas salían mal o si los Addams fueran un verdadero peligro ella o su manada lograran intimidarlos fácilmente, o defenderse.

*+*+*

Aun sentía las manos temblarle ligeramente mientras sostenía su cuarta taza de café de ese día.

Se supone que sería un reconocimiento sencillo, o tan sencillo para alguien que se metía en la casa de un Addams. Ellos, o al menos por lo que sabía, no tenían el olfato de un hombre lobo que identificaría a una persona, pero por si las dudas se aseguró que la casa estaba vacía incluso del hombre largo que les servía de su mayordomo, también se puso un pasamontañas y ropa negra y genérica que sería difícil de reconocer incluidas sus botas… oh sus botas.

Hasta por si las dudas en los bolsillos de su chaqueta coloco cuchillas, aerosoles y hasta un par de talismanes, y se puso una capa de desodorante especial que utilizaba especialmente para cuando se infiltraba en territorio de un hombre lobo para espiar o colocar trampas en todo el cuerpo.

Sentía que podía lograr recabar información importante entrando en esa casa, debilidades incluso, y a pesar que no era la mansión original Addams debieron traer documentos o quien sabe, alguno de los hijos podría tener un diario, es así como se logró acercar a algunas de sus víctimas.

La misión fue un fracaso, la casa estaba supuestamente sola, no era supuestamente la enorme mansión trampa que era el hogar de los Addams, pero estos trajeron sus decoraciones, y durante el primer momento que puso un pie en la casa se sintió observada por ellos, lo cual era estúpido.

Los cuadros y animales disecados no cobran vida de repente, ni las armaduras vacías se mueven por si solas.

¿Quién hubiera imaginado que justo en el momento que pasaba delante de una armadura el peso del hacha que sostenía sedería casi cortándola si no fuera por sus buenos reflejos? ¿Quién creería que uno de los cuartos contaba con cama de clavos y una batería de carro con pinzas conectadas y que por resbalar sobre un charco de sustancia viscosa que ni siquiera había logrado identificar casi cae sobre a cama? A pesar de sus años de experiencia no les dio la debida importancia y los tomo más como errores y descuido a pesar de su orgullo, no lo relaciono con algo sobrenatural.

Seguía explorando el primer piso cuando en la sala rodeada de esos muebles viejos y horrorosos animales disecados, piso la alfombra de piel de oso y fue en ese mismo instante que escucho el rugir de la bestia.

Por un momento que estaba atrás de ella, quizás la casa no estaba completamente vacía como había pensado antes, saco una cuchilla lista para defenderse y sacando de su funda escondida en taiser con una capacidad de voltaje lo suficientemente alto como para matar a una persona normal, pero no había nada a sus espaldas, debió haber cuidado que tenía bajo sus pies.

Todo fue demasiado rápido, más rápido de lo que cualquier ataque hubiera recibido antes, un momento estaba parada sobre sus dos piernas y al siguiente forcejeaba sobre una bestia con todas sus fuerzas. Pero esta creatura no la había tacleado o caído sobre su persona, sino que estuvo bajo sus pies durante todo el tiempo, la maldita piel de oso.

Las facciones del animal se retorcieron en una cara feroz, las garras empezaron a rasgar su ropa, la cosa no era tan pesada como un oso vivo pero su fuerza sin lugar a dudas era igual. La cuchilla no hacia ningún daño, y su taiser solo chamusco algo de pelo.

Logro retorcerse y forcejear arrastrándose miserablemente debajo de la endemoniada piel de oso pero cuando pensó que estaba por liberarse las fauces se cerraron sobre su bota, un poco más arriba y hubiera perforado la carne de su muslo.

No dudo en deshacerse de la bota para terminar de huir de esa piel poseída, ¿Cómo matabas a algo que ya se supone que está muerto?

Muertos vivientes no eran la especialidad de los Argent aunque el conocimiento era estudiado para cualquier evento imprevisto, pero nada que conocía en libros o en anécdotas de demás cazadores hablaba de pieles de animales cobrando vida.

Jadeando y aun con el pulso a tope se incorporó lo más rápido que pudo y se alejó de la piel que roía con sus dientes su bota destrozándola, parecía un maldito perro sarnoso con juguete nuevo.

Esa cosa era solo una piel muerta, estaba hueca sin órganos, sangre o siquiera huesos, físicamente era imposible que esa cosa pudiera moverse.

¿Era acaso alguna nueva clase de monstruo?

Leves gruñidos y crujidos se empezaron a escuchar demasiado cerca de ella, esta vez en lugar mirar a su alrededor primero temiendo que nuevamente estuviera sobre otra piel de animal pero ahí solo había madera del suelo. El gruñido continuo, n era el de oso.

Salto alejándose de la pared, ahí donde colgaban las cabezas de animales, un tigre, un venado con enormes astas, un búfalo africano, un alce, un puma, y demás animales la miraban fijamente con ojos enojados, sus expresiones se distorsionaban en unas de rabia, incluso algunos resoplaban por la nariz o hacían sonidos furiosos.

Esto no podía estar pasando.

Escucho el arrastrar de la piel contra el suelo y algo como dedos golpeando la madera a un ritmo rápido.

Tenía que salir de esa casa de locos y lo hizo.

Con ropas desgarradas, algunos rasguños, sin una bota y con el orgullo herido correo tan rápido como pudo hasta donde una moto le esperaba.

Por primera vez en mucho tiempo enfrento un verdadero terror por su vida, por lo inexplicable, lo aberrante que fue aquella situación.

Ella que disfrutaba la emoción de cazar a monstruos y creaturas sobrenaturales como si de un deporte se trataba, tembló en la habitación del departamento que rentaba como una niña que temía al monstruo imaginario debajo de la cama.

Malditos Addams, simplemente los seres más extraños y sus posesiones también.

*+*+*

Debe dejar las cosas claras sin dejar de ser cortes.

-Sr. y Sra. Addams, primeramente como alfa de la manada Hale le agradezco cortésmente su invitación a cenar-

-Es todo un placer, siempre es agradable conocer gente nueva-

-Sí, pero como ustedes ya conocen, no somos como cualquier tipo de personas. Mi familia y yo hemos estado viviendo y protegiendo nuestro territorio por generaciones, y hay ciertas cosas que deben de saber ya que conocen nuestra naturaleza…-

-Ah, política de hombres lobo ¿verdad?, si, Claudia nos platicó un poco de eso-

-¿Lo… hiso?-

-Claro, que no se diga que los Addams no tienen buenos modales, y déjenme decirles que Claudia es toda una dama que sabe de etiqueta. Sabe desde diferenciar los rituales correctos de embalsamar correctamente a un faraón o un sumo sacerdote egipcio, a como dirigirse a un archiduque de los infiernos o un príncipe del averno. Y como buena vecina y como ahora somos sus vecinos investigo y nos contó un poco de costumbres de hombres lobo para ser educados, en general son algo tímidos y no les gusta que otras personas fuera de su círculo social conozcan su verdadera naturaleza, no se preocupen, no les diremos a nadie; y también mencionó que no les gusta extraños en su hogar al menos sin invitación. No somos esa clase de vecino que entra en la casa de otros sin invitación, al menos no todos los Addams-

-Eso es…- Talía pocas veces se había quedado sin palabras y esta era una de esas ocasiones.

-Técnicamente correcto- afirmo Peter al ver que su hermana se había quedado en blanco.

-¿Acaban de decir arquiduque y príncipe de los infiernos?- susurro casi inaudible Laura, solo los hombres lobo la escucharon.

-A mí me sorprende más que sepan lo de los ritos de momificación- su hermano le respondió de igual manera, su padre les dio un simulado codazo para que sus hijos callaran.

Talía aun procesaba lo dicho por el patriarca de la familia.

Entonces, ¿lo que les iba a decir ya lo sabían ellos? ¿y lo consideraban como etiqueta básica?

No hay mentira, sarcasmo o malicia que delate que no toman esto como verdad o con seriedad, son sinceros.

-Si… es eso cierto, somos “reservados” o “tímidos” con nuestra naturaleza y hogar. Sé que se acerca un evento muy importante para ustedes, pero agradecería mucho si…-

-No te preocupes Talía, le diremos a todos nuestros parientes que respeten tu hogar en el bosque- dijo Morticia con su discreta sonrisa.

-Además la mayoría estaremos muy concentrado en los preparativos. Aun no decidimos se será de pino, roble o un sarcófago. Tantos detalles por decidir y ver- comento Gomez como si fuera más bien una fiesta lo que estaban planeando y no un funeral.

Pero conociendo a los Addams…

Un fuerte par de golpes se escucho en la puerta principal haciendo eco en toda la casa deteniendo de momento la conversación.

-¡Yo abro!- fue el grito del sobrino de los Addams que iba a paso presuroso por las escaleras pero no tan temerariamente como su tío.

Como el lugar en donde se encontraba tenía una buena vista a la entrada principal vieron al muchacho abrir la puerta y sonreir con gran alegría.

-¡Mamá! ¡Papá! Que alegría de ver que por fin hayan llegado-

-Vinimos tan rápido como pudimos-

La mujer era de lo más normal en apariencia como el muchacho que aparentemente era su hijo, en realidad llevaba un sobrio pero colorido atuendo de color verde olivo de falda y chaqueta con una blusa color crema, su peinado un poco abultado tenía un par de canas ya notorias, y su cuerpo menudo y presencia era para nada amenazador.

Tal parece que esos parientes eran de los más “normales” dentro de la familia de los Addams.

Y ese tren de pensamiento se detuvo cuando vieron a entrar a un par de bolas de pelos andantes detrás de la mujer.

-Ah, y aquí está la linda princesa de la casa. Te extrañe hermanita- dijo el muchacho dirigiéndose al bulto más pequeño y cargándolo entre sus brazos.

El bulto más grande empezó a hablar, o sea lo que sus ruidos hacían que sonaba como un lenguaje.

-Sí, papá. El auto no presento ningún problema en la carretera, a pesar de los años funciona como recién salido de la fábrica-

Los Hale miraban atónitos la interacción de tan peculiar familia.

La noche apenas comenzaba.

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