En la editorial Marukawa hay una sección llamada Emerald, dedicada a los mangas románticos, y como tal, está decorada con todas las cosas que les gustan a las jovencitas: peluches, flores, rosa por todos lados…
Entre todos estos peluches hay uno con un aspecto particular. Se trata de un tierno conejito blanco, con alitas en la espalda, calcetines largos y sujeta una varita mágica. Su nombre es Twinkle y es una especie de mascota de la editorial.
Pero lo que nadie sabe… es que Twinkle por las noches se convierte en humano… y tiene un compañero de aventuras.
Aquel viernes por la noche, ya era muy tarde y no había nadie en la editorial. Cuando Twinkle se aseguró de eso, agitó su varita mágica… y apareció un jovencito de cabello blanco plateado y ojos rojos, vistiendo un traje plateado decorado con un lazo rojo.
Al mismo tiempo, en un lujoso apartamento situado en el centro de la ciudad, ocurre algo similar. En dicho apartamento hay una habitación enteramente destinada a guardar osos de peluche de todas las formas, tamaños y estilos, pero hay uno que es especial… Suzuki-san. El famoso osito con lazos de colores, al igual que Twinkle, cuando se siente lo suficientemente seguro y sabe que nadie lo echará de menos, desata su lazo y toca un pequeño botón oculto en su cuello.
Entonces, aparece otro joven, un poco más alto que Twinkle, de cabellos y ojos color marrón dorado, vestido con un traje marrón decorado con un lazo azul. Vuelve a tocar el botón que hay en su cuello, dos veces, y desaparece.
Llega a la editorial Marukawa, donde lo espera Twinkle en una sala de juntas vacía. Los dos se muestran alegres de verse, con la situación de cada uno a veces se hace difícil, y empiezan a hablar:
-¡Suzuki-san! Me alegro de verte, estaba aburrido.
-Twinkle, también estoy contento de verte.
-¿Cómo te va con tu excéntrico dueño?
-Mi dueño Usagi-san ya no me abraza por las noches. Hay un chico, Misaki, que vive con él desde hace poco, y el primer día que vino ya se lo llevó a su habitación. Desde entonces, le ha hecho el amor prácticamente en todas las habitaciones del piso. Y lo bueno es que me deja en el sofá, ¡y lo veo todo! Ahora tú, Twinkle, no te hagas el inocente, seguro que también tienes cosas que contar…
-No te lo voy a negar. Yo también tengo cosas que contarte… parece que esta editorial está llena de pervertidos…
-Cuenta, cuenta…
-Pues hay un par de sujetos, creo que se llaman Onodera y Takano, que siempre se quedan a trabajar hasta tarde, y a veces los he visto besándose y escapando al baño o a las salas de juntas vacías (mira, como esta) para hacer lo que tú ya sabes… A veces también veo al director general, el señor Isaka, que le pide a su secretario Asahina que le dé un masaje… Y una vez vi a un tal Kirishima atacando a otro tipo, Yokozawa creo, dentro de un baño…
-¡Pero bueno! ¡Esto es DE-MA-SIA-DO! Se me ha ocurrido una idea…
-¿Es lo mismo que yo estoy pensando?
-¡Vamos a poner en práctica lo que hemos visto! –Gritaron los dos a la vez.
Suzuki-san se acercó a Twinkle y lo cogió por la cintura mientras lo besaba de manera apasionada, metiendo la lengua dentro de su boca, pero Twinkle no se quedaba atrás y correspondía al beso con igual o mayor intensidad. Se separaron debido a la falta de aire, y entonces Suzuki aprovechó para quitarle a Twinkle la parte de arriba del traje y empezar a besarle y morderle el cuello. Los suaves gemidos de Twinkle empezaron a oírse, eso sólo impulsaba más a Suzuki-san, que ahora había vuelto a besar apasionadamente a Twinkle mientras le acariciaba y pellizcaba suavemente los pezones.
Al finalizar el beso, Twinkle decidió tomar una parte más activa y desvistió a Suzuki-san, haciendo lo mismo que le habían hecho antes. Ante eso, Suzuki-san aprovechó para quitarle los pantalones a Twinkle, descubriendo su alto grado de excitación, y empezar a acariciar su miembro por encima de la ropa interior. Los gemidos de Twinkle subieron de intensidad.
-Ahh… Suzuki-san… esto no es… suficiente…
-Tranquilo… ahora bajo.
-Pero… ahh… no es… justo. Sólo recibo… yo… las atenciones…
-Entonces… ¿Qué te parece si hago esto?
Dicho y hecho. Suzuki-san había liberado ambos miembros de su ropa interior, y los estaba masturbando con su mano derecha. A la vez, estaba lamiendo y mordiendo suavemente los pezones de Twinkle, y éste último no podía resistirlo.
-Ah… Suzuki-san… Yo voy a… ahh…
-Espera un poco. Juntos… -Suzuki-san tapó unos segundos la uretra del menor, impidiéndole liberarse, sin dejar de acariciar ambos miembros. Cuando sintió que él mismo iba a liberarse, destapó el miembro del menor, llegando juntos al clímax.
-Twinkle, Twinkle… aún falta lo mejor.
Suzuki-san utilizó la esencia de ambos para preparar a Twinkle. Metió primero un dedo en su entrada, Twinkle hizo un gesto de dolor pero Suzuki-san de dedicó a besarlo en los labios y en el cuello para distraerlo. Metió otro dedo y esta vez los movía en forma de tijera, para dilatar un poco más su entrada. Al fin, metió el tercer dedo y empezó a simular embestidas, hasta que dio en un punto que hizo que Twinkle soltara un gran gemido.
-¿Es ahí?
-Sí… dame más… pero no con tus dedos…
-Dime lo que quieres.
-Suzuki-san… hazme el amor…
Suzuki-san introdujo su miembro dentro de Twinkle. Al principio era doloroso e incómodo para Twinkle, así que se quedó quieto esperando algún tipo de señal por parte de su amante, que no tardó en llegar. Suzuki-san empezó a moverse cada vez más rápido, y el sudor y los gemidos de placer se hicieron presentes de nuevo.
Ambos estaban experimentando un gran placer, cuando de repente Suzuki-san coge a Twinkle y se gira, quedando éste último encima de él.
-Si quieres terminar, hazlo tú.
Twinkle se introdujo poco a poco el miembro de Suzuki-san, las embestidas fueron aumentando progresivamente la velocidad, hasta que se encontraron los dos al borde del orgasmo. Entonces, Suzuki-san empezó a masturbar a Twinkle para que se corrieran juntos de nuevo, cosa que no tardó en suceder.
Casi al mismo tiempo, Suzuki-san se corrió dentro de Twinkle y éste en el abdomen del primero. Se quedaron un rato acostados intentando regular sus respiraciones, y después se limpiaron un poco y empezaron a vestirse.
-¿Ha estado bien, no?
-Más que bien… ¿podemos repetirlo?
-Cuando quieras. La próxima vez podrías venir a mi casa…
-Genial, así pillo a Usagi en plena faena. Aunque no lo tengo claro, ¿y si nos ve?
-Tienes razón… pues vuelvo yo aquí.
-Sí… pero hazlo en fines de semana. Hay que ser cuidadosos.
-Pues… ¿qué te parece el viernes que viene?
Los jóvenes se despidieron con un beso en los labios antes de volver a convertirse en oso y conejo respectivamente. El oso se teletransportó al apartamento de Usagi-san, y el conejo salió de la sala de juntas para volver a ocupar su lugar habitual en Emerald.
Nos vemos el próximo viernes…
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