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Simple Love por AlphaTK

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Notas del capitulo:

Olvidé actualizar acá ajajajaj. Perdón.

True Love: Capitulo Único

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Obito, al observar detenidamente, se percata que aquel lugar no le era del todo desconocido: las pinturas y diseños infantiles habían desaparecido dejando paso a aquella sencilla pero bonita decoración y aquel cuerpo que dormitaba a su lado no era nadie más que su viejo amigo de la infancia al cual no veía desde hacía ya varios años atrás; su querido y odiado Kakashi, estaba de vuelta.

Y habían tenido sexo.

El dolor punzante en la espalda baja y el semen escurriendo por sus muslos se lo dejaban claro ¿Sabría Kakashi que le había robado su primera vez? O incluso ¿Sabría que se trataba de él?

Bueno, se suele hablar de cálidas bienvenidas, pero esto, esto ya era demasiado. Tragó grueso. Debía escapar de allí, pero como si su acompañante pudiese leer sus pensamientos, unos fuertes brazos le rodearon la cadera.

Kakashi siempre había sido de complexión atlética y al parecer, el desarrollo no había hecho más que beneficiarlo ¿Cuánto mediría? Como mínimo un buen metro ochenta mientras él llegaba a los escasos metro setenta centímetros — en realidad sesenta y ocho —, además el cuerpo de Kakashi se notaba musculoso y bien definido, él tampoco tenía mal cuerpo, su estómago es plano y... tiene buen trasero, eso es algo que sus amigos no le dejan de decir, pero su figura es delgada y curvilínea. Kakashi transpira masculinidad por los poros mientras él... ¿En serio..., delicadeza? Bakakashi ¿Por qué a él sí lo ayudo la pubertad? Se sentía indignado.

El de cabellos planteados se volvió a remover entre las sabanas, atrayendo a Obito hacia sí. — ¿Ya éstas despierto? — Le murmuro al oído, besando la piel expuesta entre el cuello y el hombro — ¿Qué tal otra ronda, Obito?

Oh, si lo había reconocido.

Obito se estremeció por el aliento cálido y con cierto gusto a alcohol de Kakashi que lo mantenía abrazado, pudiendo sentir así el fuerte y amplio pecho contra su espalda. — No pensarías escapar, ¿verdad? — Cuestiono con burla.

— ¿Ba..., Kakashi? — Y al girar con miedo y vergüenza el rostro, se encontró con la sonrisa altiva que enmarcaba ese hermoso rostro. Y se sonrojo sin poderlo evitarlo. Y su cuerpo se estremeció.

— Oh, que linda expresión — Ronroneó besándole el cuello y restregando la pelvis contra los glúteos de Obito — Lo tomare como una invitación.

Y lo beso, Obito jadeó, arqueó la espalda y se aferró a los amplios hombros buscando una forma de escapar. Pero no la había. — Obito ¿Eres virgen, cierto? — ¿...Virgen? ¿De qué iba esa?

— B-bueno, lo era — Balbuceó.

Kakashi frunció el ceño — ¿Lo eras? — Obito miro ruborizado el semen en su cuerpo — Oh, así que tu..., pfff — Estalló Kakashi en carcajadas.

Los cuerpos se separaron por la brusquedad de los movimientos del de ojos grises mientras ríe.

— D...de ¿De qué te ríes?¡Bastardo! — Chilló indignado el de cabellos negros.

— Obito, realmente no has cambiado nada ¿Verdad? — Volvió a reír — Sigues siendo virgen, no estoy seguro de como llegaste a esa conclusión, pero te aseguro que, si nos hubiésemos acostado, no podrías moverte con tanta libertad como los estás haciendo ahora — Sentenció señalándolo.

— ¿Eh? P-pero, mi cadera d-duele...

— Eso es porque ayer estabas tan ebrio que te caíste del auto apenas te abrí la puerta — Aclaró. Obito se ruborizó ¿Se había comportado así? Era un idiota.

— P-pero ¿Y el semen? — Murmuró cohibido.

Hakate se limitó a sonreír — Bueno, tal parece que el alcohol te pone caliente, por que anoche tuviste una erección y — Inclinó la cabeza mientras soltaba una risita juguetona — La oportunidad estaba allí, yo solo la tome.

— O... sea que ¡Tú, pervertido Bakakashi!

— No es mi culpa, me sedujiste — Le susurró al oído — Eres muy sensual ¿Lo sabías? Te hubieses visto, no te importo que yo estuviese allí, simplemente disfrutabas de autocomplacerte.

— Y-yo...

— Te vi tan necesitado que decidí darte una mano.

— O sea que...

— Sí — Lo señaló — El dolor es por el golpe y el semen solo está entre tus muslos y vientre, si tenemos sexo, te marcaré — Espetó. Y los colores se le volvieron a subir a la cara a Obito — Aunque también es cierto que parte de los fluidos entre tus piernas es mío — Admitió — Nos masturbe y, luego de que te corrieras, seguí haciéndolo entre tus glúteos hasta que... — Y volvió a señalar el líquido ya seco.

— Bue...no, emm — ¿Y qué se supone que dijera ahora?

— Bien, ya todo aclarado — Hakate abrazó fuertemente al Uchiha de la cadera mientras hundía su rostro en el hueco de la nuca, aspirando fuertemente — ¿Listo para la otra ronda? Esta vez, te tomare — Murmuró dulcemente.

Demasiado dulce, para el gusto de Obito

¿Y ahora, qué haría?

No, no, no. Aquello no estaba bien.

— ¡Espera, Kakashi! — Se revolvió el Uchiha — No puedes estar hablando en serio. Los dos somos hombres ¿No lo ves? ¡Está mal! ¡Además somos amigos! — La mirada de Kakashi se afilo.

— ¿Mal? ¿Dices qué amarte ésta mal? — Obito no podía creerlo ¿Amarlo? ¡Amarlo! — Además, ¿A caso no es obvio? Obito, yo no te veo como a un amigo..., no del todo, también eres mi amigo, pero aún más, te veo como a la persona a la cual amo.

— ¡Imposible! ¡No nos vemos hace años! — Refutó — ¿Cómo vas a amarme si no nos hemos visto en años?

— Eso es porque te amo desde hace demasiado — Obito cerró la boca completamente ruborizado.

— B-bueno..., eso, y-yo — Balbuceaba apenado. Aquello no podía ser, Obito lo sabía, él era un Uchiha, y el hombre frente a él, un Hatake, ambos principales herederos de sus empresas necesitarían del estatus que les brindaba una esposa y descendencia, aun así, no podía parar el extraño revoloteo en la boca de su estómago. Respiro profundo, debían habla correctamente — Kakashi — Dijo alejando el cuerpo del mayor del suyo propio — Por favor, se sensato ¿Dónde está el chiquillo que, antes de tomar cualquier medida, pensaba con cautela todas sus opciones? — Kakashi bufo mientras era obligado a retirarse de encima del pelinegro. Obito tomo de la muñeca a Kakashi mientas se sentaban sobre la cama. — No podemos, lo sabes, en algún momento se nos exigirá que tomemos nuestras responsabilidades: una esposa, hijos, una familia que mostrar ante la sociedad — Tomo aire, decir aquello le oprimía el pecho — ¿Hace cuánto no nos veíamos? ¿Seis años..., tal vez más? Tu familia te mostrara pronto a una linda chica; alguien lo suficientemente buena para ser tu esposa, te casaras y, así como hemos logrado vivir el uno sin el otro hasta este momento, de esa misma forma seguiremos nuestra vida, ¿No lo ves? Esto es imposible.

— No lo es — Soltó — La empresa — Se encogió de hombros — Me da igual, que alguien más la tome ¿Esposa, hijos? Eso no es lo que yo quiero, eso es lo que esperan los demás de mí, enamorándose diciendo cuanto aman, ellos no saben que es el amor, el amor no ocurre a primera vista, el amor se construye, yo no te amo por qué sí, te amo porque tú hiciste que así pasara. Ambos lo hicimos, porque sé bien, que tú también me amas ¿O no, Obito?

Kakashi se acercó y sus alientos se mezclaron mientras el de cabellos negros cerraba sus ojos a la vez que su rostro se sonrojaba, se quedó completamente quieto a la espera de aquel rose íntimo, Hakate lo besaría de nuevo. O eso creyó.

Obito abrió lentamente sus ojos y miró al Hatake, quien lo observaba con una sonrisa socarrona, haciendo que al Uchiha se le subieran los colores al rostro, avergonzado y enojado, el pelinegro intento acertarle un buen puñetazo a Kakashi, pero para su desgracia, este siempre había sido una persona de buenos y rápidos reflejos, por lo cual Obito solo consiguió perder el equilibrio y caer de bruces, siendo atrapado por los brazos del de ojos grises que de inmediato se aferraron a su cuerpo. Kakashi había descubierto un nuevo tono de rojo en el rostro de su ser amado y no puedo evitar soltar una risita al ver la avergonzada y tierna expresión de éste.

— ¿Qué esperabas, Obito? ¿Un beso? Era eso, ¿No? se sincero por una vez — Reprocho. El Uchiha lo alejo de un empujón.

— ¡Sí! ¿Era eso lo que querías escuchar? ¡Pues sí, Kakashi! Dices todas estas cosas y..., ¡Joder! — Y lo beso, halándolo de los hombros, Kakashi no se opuso o molestó, simplemente se dedicó a disfrutar del fogoso beso que le proporcionaba el de cabellos negros.

— Esperó que estés dispuesto a asumir la consecuencia de tus actos, Obito — Murmuró sobre los labios del otro.

El ojinegro asintió — Por supuesto, Bakakashi.

Hatake recostó suavemente a Obito en la cama mientras sus manos empezaban a recorrer la bella figura ¿Cuántas veces no había soñado con aquello? Acarició los costados, subiendo por el vientre, jugueteando con el ombligo y siguiendo su camino hasta los rosados pezones, acerco su rostro y su aliento hizo que un extraño cosquilleo se instalara en el pecho del Uchiha.

Un primer gemido fue soltado seguido de cerca por otro y otro más; Kakashi había empezado a estimular con su boca uno de los pezones y con sus dedos el otro mientras su mano libre se sumergía con cautela en aquel terreno virgen a conquistar. Podía sentir como se contraía el cuerpo bajo su paso a causa del placer, los jadeos y gemidos constantes lo estaban enloqueciendo, su miembro estaba completamente despierto, y era doloroso, pero debía controlarse, no quería causar daño alguno, por ello debía preparar correctamente al Uchiha.

Beso el pecho, hombros y cuello, dejando marcas por doquier, vientre, brazos, rostro, tobillos y piernas, subiendo por los muslos hasta la zona interna de estos, dejando también allí pequeñas marcas rojas, y en medio, donde permanecía erguido el miembro del Uchiha, beso la punta — Mnhg...,¡Ah! — Gimió al sentir como Kakashi empezaba a masturbarlo con la mano derecha mientras con la izquierda volvía a estimular sus pezones.

El Uchiha se revolvía entre sus brazos — Ka...,¡Kashi! — Jadeó. Y el nombrado lo observo, las mejillas y labios rojos, la delicada figura desnuda bajo suyo y la piel húmeda por sus besos. No podía más.

Obito, con los ojos cristalizados en placer, vio como Hatake tomaba un pequeño frasco de la mesa al costado de la cama, el líquido trasparente fue esparcido entre los largos dedos del de cabellos plata y este le sonreía de forma cariñosa — ¿Kakashi? — Murmuró — Mnhg ¡Ah~! — El de ojos grises había introducido un dedo en el esfínter — ¡Espe...ha~! — No dolía, pero era extraño.

Entonces sintió como un segundo dedo se habría paso. Se retractaba, si dolía, y dolió aún más cuando un tercer dígito se abrió paso en su interior buscando unirse a los otros. Las lágrimas empezaron a salir, aquello no le gustaba.

El interior de Obito se sentía realmente bien, Kakashi estaba completamente concentrado en facilitar su ingreso en el cuerpo del Uchiha, que no noto las lágrimas del otro. Pero si los sollozos: era un idiota, eso era todo lo que él menos deseaba hacer; dañar a Obito.

Tomo una buena cantidad de lubricante y volvió a la tarea de masturbar al pelinegro mientras, con un mayor cuidado en esta ocasión, intentaba relajar la entrada del Uchiha; y funciono, el llanto desapareció dejando jadeos y gemidos indecorosos que no hacían más que excitar a Hatake — O-Obito — Jadeó en voz grave — ¿Puedo? necesito...

— ¡Kakashi! ¡Ah, ah~! — Gimoteo — Por favor... ¡Yo!

Y fueron uno, un movimiento armonioso; danzaban entre las sabana, jadeos y gemidos acallados por los labios contrarios eran la música, palabras de amor se escondían tras las incoherentes frases soltadas al azar.

Se aman ¿Qué más da lo demás? Caricias y besos, los sentimientos pululando en el ambiente, deseo, pero no cualquiera, el más fuerte de todos: el que se da a causa de sentimientos reales e inquebrantables ¿Dinero? ¿Estatus? ¿Sociedad? ¿Empresas? No importa nada, ¿Familia? Ellos ya lo son.

Tienen su pequeño mundo de ensueños uno al lado del otro, y lucharan para mantenerlo, sienten la plenitud que les proporciona ser un solo ser. El placer de sus cuerpos entrelazados, los movimientos certeros en su interior, los besos húmedos y el alma atiborrada de felicidad.

Alcanzan el cielo con las manos conectadas, una pequeña y placentera muerte momentánea; el clímax, y Obito se ha hecho a la idea de que la extraña sensación del pene de Kakashi, una vez la erección haya desaparecido, junto a una increíble cantidad de semen, salgan de su cuerpo, se convertirá en algo normal de su día a día.

Kakashi también se ha hecho con la idea de hacerle el amor diariamente para al final, regarse dentro, y luego, justo como ahora, dormir abrazados, con las piernas enredadas y el tierno rostro escondido en su pecho.

Besa la frente y unos ojos adormilados lo miran perezosamente mientras una sonrisa tímida enmarca los bellos labios que murmuran con voz dulce — Yo también, amo a Bakakashi.

Y cae dormido, sin poder ver lo que esa simple afirmación que ha soltado deliberadamente ha causado en el Hatake; Kakashi esta sonrojado. — Yo también te amo, mi lindo Bobito.

(=^ェ^=)

El tiempo pasó y, tal como lo creyeron, sus familias se opusieron completamente a aquella "anormal relación", pero eso no fue impedimento para que la feliz pareja saliera adelante, ni siquiera cuando fueron desheredados y sus familias les dieron la espalda.

Las empresas Uchiha's Corp. fueron tomadas por Fugaku, primo de Obito, y seguía entre las mejores. El Uchiha, a pesar de todo, se sentía feliz. Por otro lado, las empresas Hatake se desplomaron al poco tiempo de la renuncia del de cabellos plata. Aun así, el padre de Kakashi se negó a pedir su ayuda, e incluso, prefirió la muerte: a Kakashi le entristeció el suicidio de su padre, pero siempre tuvo a Obito apoyándolo.

Kakashi logró todo lo que siempre quiso realmente, ahora trabajaba como uno de los principales jefes en la editorial Sennin, además de ser profesor de literatura en el instituto Konoha; y tenía a Obito.

El Uchiha tampoco se quedó atrás, poco después de dejar la empresa de su familia y haciendo uso del capital ahorrado, fundo junto a unos viejos amigos — Yahiko y Nagato — la empresa Akatsuki, la cual, contra todo pronóstico, había salido adelante, y ahora estaba entre los primeros puestos junto a Uchiha's Corp. Kakashi y Obito habían cumplido sus metas, todo era perfecto, pero entonces... una nube negra oscureció sus días.

Los Uzumaki habían muerto dejando un pequeño bebé de apenas un año huérfano, un robo, al parecer eran principiantes, y todo salió mal.

Minato Namikaze, quien además de ser el padre del Naruto y uno de los fallecidos, fue en antaño el profesor de la pareja: por ello les afecto tanto.

Nagato, el socio del pelinegro era primo de Kushina Uzumaki, esposa de Minato e igualmente fallecida, también estaban Tsunade Senjū y Jiraiya — quienes, curiosamente, eran los jefes de Kakashi —, padres de Minato, entre algún otro familiar que podría tomar la custodia del pequeño Naruto.

Los primeros en ser descartados fueron los padres del Namikaze, Tsunade y Jiraiya siempre estaban muy ocupados viajando de un lado a otro por sus trabajos, otros familiares simplemente se negaron y a Nagato se le complicaba pues ya tenía a una menor a su cargo, la pequeña Konan de cinco años que había adoptado tiempo atrás junto a su esposo Yahiko. Naruto iría a para a un orfanato.

Claro que no, ellos no lo permitirían.

Los trámites fueron relativamente fáciles y cortos, ellos cumplían con los requisitos a cabalidad: matrimonio, ellos se habían casado hacía tiempo ya; estabilidad ¿Qué decían sus sueldos? Lo demás fue mero papeleo y al finalizar el mes tuvieron un nuevo integrante en sus vidas.

De aquello hacía ya mucho, actualmente Naruto tenía quince años y era todo un adolescente revoltoso.

— ¡Naruto! — Llamó el Uchiha — ¡Llegaras tarde de nuevo! — Regaño.

— ¡Ya bajo!

— Déjalo, no es tan tarde — Bostezó Hatake mientras terminaba su desayuno. Obito lo fulminó con la mirada.

— Tú eres quien lo ha mal enseñado — Acusó. Kakashi se señaló con gesto inocente, pero antes de que Obito pudiese seguir hablando Naruto bajo.

— Lo siento, me he quedado dormido — Comentó despreocupado, rascándose la nuca. Obito bufo, girándose de nuevo hacia su esposo.

— ¿Lo ves? ¡Son tus palabras en su boca! — Chilló indignado — Naruto, debes ser más responsable — Reprochó.

— Sí, sí — Contestó el de ojos azules con un ademán — Lo que digas, mamá — Un tic se hizo presente en la ceja del Uchiha, pero ¿Qué podía hacer? No podía regañar a Naruto, no era su culpa que Rin y Kakashi lo hubieran enseñado (mal acostumbrado) desde muy niño a llamarle así. Suspiró, después de todo Naruto era su hijo.

— Te recojo después del trabajo — Aviso el de ojos grises — Vamos, Naruto, o llegaras tarde y tu madre volverá a culparme — Mofó y Obito estuvo a punto de golpearlo con la sartén donde había cocinado el desayuno de no ser por la interrupción del menor de la familia.

— ¡Si, papá! ¡Hasta luego! — Se despidió besando la mejilla de su madre, risueñamente.

— ¡Pórtate Bien!

Kakashi se acercó para besarlo también — Te amo. — Obito, sonrojado, correspondió dulcemente el beso.

— Y yo a ti — Y se volvieron a besar antes de que Naruto llamara apresurando a su padre y este se marchara con el revoltoso rubio. Obito sonrío.

Definitivamente no se arrepentía ni un poco de sus decisiones; en verdad, eran felices.

Fin~

 


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