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Contando a mis ex por Aranel Poli

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Mu llegó corriendo a la recepción dispuesto a enfrentar a su padre y todos los demás para así poder buscar su felicidad.

-¿A dónde…? ¿A dónde va Shaka?- preguntó Shion en cuanto vio llegar a Mu y mirar al rubio caminar por el patio hacia la salida.

-Ya se va.

-¿Por qué? ¿A la mitad de la fiesta?

-Porque nunca debí haberlo traído- resopló Mu sonriendo y alzándose de hombros.

-¿Vas dejarlo ir?- rezongó Shion en un susurro con el rostro distorsionado asomando su molestia.

-Sí, papá.

-Mu, no te entiendo ¿Por qué? ¡¿Por qué me haces esto?! Querido, por fin eras feliz- reclamaba agitando los brazos llamando la atención de Kiki, quien miraba aquello con el ceño fruncido junto a Genbu, quien tomó su brazo instándolo a que fuera.

-¡No! Tú por fin eras feliz, no quiero casarme con Shaka, yo no soy así. Soy un tipo desempleado que se ha acostado con veinte hombres y quiero estar con alguien que valore eso de mí- Shion lo miró sorprendido- Tal vez no me entiendas, papá, pero no es necesario. Lo único que necesito es que me quieras tal cual soy, y sé que no soy perfecto, pero para eso tienes a Kiki.

Sonrió Mu al dejar de lado ese peso que llevaba cargando y tomando a Kiki del brazo, quien parecía apunto de vomitar.

-He estado estresado porque nos aceptaron la solicitud de adopción y conoceremos a nuestro bebé… mañana.

Soltó el menor y Genbu, quien se había acercado junto a él, le sonrió feliz de saber que por fin había dicho aquello que tanto escondían.

-¡¿Qué?!- gritó Mu para después abrazar a su hermano y a su cuñado. Iban a ser padres y él tío.

-Sorpresa.

-¿Voy a ser abuelo? ¿Voy a ser abuelo?- musitó Shion envuelto en llanto y abrazando a su hijo ante la mirada atenta de los presentes.

-Ve tras él, Mu- le dijo Genbu sabiendo qué era lo que el pelilila deseaba.

Mu salió en busca del organizador de bodas, necesitaba esa lista.

-¡Oye! Tatsumi ¿Tienes la lista de todas las bodas en la ciudad hoy?

-Aquí está.

-¡Gracias!- gritó después de arrancarla de las manos del hombre calvo que lo miró desconcertado.

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Tomó el auto de Mime para ir de boda en boda, las cuales no eran demasiadas. Era trabajoso, pero Saga lo valía.

Así que partió con la lista en mano yendo a cada dirección que ahí marcaba.

Boda Judía. No.

Otra boda judía. Tampoco.

Un pequeño templo. No.

Una capilla cristiana. Incluso salió en las fotos, pero… tampoco.

Una enorme iglesia…

-¡No, por favor!- gritó Aldebarán girándose para ver a Mu entrar por la puerta de la iglesia interrumpiendo su boda con Afrodita. El pelilila hizo una mueca avergonzada y sonrió.

-Bendiciones para esta unión y… que sea fructífera- finalizó saliendo rápidamente del lugar y rogando por que no volviera a encontrarse con ese idiota.

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La noche se acercaba y en su lista ya tenía tachado cinco lugares. Faltaba poco, pero aún no había señales de su tonto vecino peliazul.

Por desgracia tuvo que dejar el auto en una calle concurrida la cual estaba cerrada por una de las bodas en la que también buscaría a Saga.

La gente se arremolinaba en la calle danzando y cargando a ambos novios vitoreándolos al ritmo de la música.

-¡Saga! ¡Saga!- gritaba danzando junto a la gente para pasar desapercibido, pero Saga no estaba ahí, por lo que salió de la bulla encontrándose del otro lado de la calle y sin auto.

Sonrió en cuanto vio una motocicleta de un repartidor de pizza.

-¡Auto azul! ¡Las llaves están adentro!- gritó tomando la motocicleta dejando al joven con una pizza en la mano y una enorme interrogante al ver el robo de su transporte.

Manejaba rápidamente, de hecho ya tenía un poco de hambre, así que sólo llevó su brazo a la pequeña caja que llevaba detrás para tomar una rebanada de pizza de una de las cajas. Dios te bendiga chico repartidor.

-¡Sal de la calle!

-¡Cállate, idiota!- gritaba Mu cuando comenzaron a gritarle, ya que iba a media carretera, pero tenía que llegar a la otra boda y no había otro camino -¡Lo siento! ¡Lo siento!- se disculpó cuando alguien comenzaba a pitarle con la bocina del auto.

Esa sería una noche para recordar.

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De nuevo, para su mala suerte, la boda siguiente era algo exclusiva. Incluso había reporteros.

Llegó en su elegante bicicleta de pizzas hasta donde había una alfombra roja. La dejó con el valet y corrió por el camino escarlata hasta que un enorme guardia lo detuvo.

-Joven ¿Su nombre?

-Yo… amm… lo siento… yo- respiraba cansado y tratando de inventar algo para entrar a esa boda, sobre todo cuando sobre el hombro de aquel guardia vio como Saga recibía a la multitud sobre la tarima.

-Hola a todos, buenas noches, espero que se estén divirtiendo porque lo harán más- dijo el peliazul y en ese momento supo que no debía perder más tiempo con ese gorila.

Se dio la vuelta, ya encontraría otra forma para entrar.

Y por fin tuvo suerte al ver una cerca cubierta con una enredadera en la parte trasera y sin nadie vigilando. Lo único que tenía que hacer era subir por esa pared de madera, cruzar del otro lado y llamar a Saga para decirle que lo amaba.

¿Lo amaba? Sí.

Pero eso no fue lo que sucedió, su pantalón se atoró y ahora estaba sobre la cerca con la respiración entrecortada pensando <<esto es estúpido ¿Por qué no lo esperé en su departamento?>>.

Pero era demasiado tarde, ya estaba ahí, así que sólo tiró de su pantalón cayendo del otro lado contra el suelo. No había sido un golpe tan fuerte como esperaba, pero vaya que dolía, además ahora tenía un pantalón rasgado.

Se levantó recogiendo la dignidad que le quedaba y caminó sigilosamente rodeando el lugar para llegar al escenario y así hablar con el griego.

De nuevo tuvo suerte ya que nadie le prestó atención al estar escuchando y bailando la increíble música de Saga.

Llegó al escenario asomándose por encima de este mirando las largas piernas del peliazul y vaya que tenía un hermoso trasero.

-¡Saga! ¡Saga!- gritaba para ser escuchando por encima de la música.

Parecía imposible con ese ruido por lo que alzó su mano para tomar la orilla del pantalón del griego y tirar de ella. Funcionó, ya que Saga se giró extrañado sólo para verlo prendado de su pantalón sonriéndole.

-¡Necesitamos hablar! ¡Ahora!- gritó sin soltarlo. Saga negó frunciendo el ceño tirando de su pierna y regresando a su trabajo. Mu infló las mejillas, molesto, debía tomar medidas severas.

Tomó impulso para subirse a esa tarima y una vez a un lado de Saga, quien lo miró ahora sorprendido al igual que los demás chicos de la banda, Mu se acercó a él para empujarlo con su cuerpo y así dejara de tocar. Tomó el micrófono al recibir miradas de reproche de las personas que bailaban en la pista.

-Nos tomaremos un pequeño descanso, así que... ¡Que pase el padre de la novia! ¡Sí!- vitoreó el pelilila sonriendo mirando como todos aplaudían cuando el susodicho padre caminaba hacia allá, era su oportunidad.

Tomó de la mano a Saga y bajaron juntos del escenario para ir a un lugar más privado. Caminaron hasta la orilla del lugar donde el pelilila soltó su mano, resoplando.

-¿Qué haces aquí, Mu?

-Tengo un discurso que quiero decirte, pero temía que se me olvidara. Así que pensé que sería más sencillo conducir, andar en motocicleta y colarme a una boda privada para decírtelo ahora.

-¿Qué discurso?

-Pues… la idea básica es que lo siento.

-¿Es todo?- replicó Saga algo molesto.

-No, espera, hay más- negó cerrando los ojos- Yo… soy más feliz cuando soy yo mismo y soy yo mismo estando contigo, ese era el discurso- dijo abriendo sus ojos y sonriendo- Creo que me daba tanto miedo que te convirtieras en otro idiota que yo me convertí en el más idiota de todos.

-Tú no fuiste idiota, yo lo fui. Debí darte el número de Shaka, pero… no creí competir contra todo lo que él es- admitió Saga agachando la mirada, haciendo que Mu lo tomara del rostro para mirarlo.

-No hay competencia. Eres el hombre más decente que conozco, así que creo que te amo… veintiuno.

Sonrió mirando a Saga, quien le sonreía de igual manera. Se acercó para tomar su mano y el griego asintió acariciando su rostro.

-Yo también te amo, trescientos…

-¡No!- interrumpió Mu sonriendo cubriendo la boca de Saga con su mano.

Notas finales:

Ya sólo el epílogo mis amores.

Besos inmensos!


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