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Crónicas de un nigromante por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

 

No creo que haya vivido tanto. Si fuera un humano normal, en la época que nací habría vivido con suerte hasta los sesenta años. Sesenta años han pasado desde que visite Londres y Roma, no ha sido mucho tiempo. Cuando llegue a los cien años, para celebrar hice un viaje por Asia, y no me pareció que cien años fueran muchos, aún no había hecho ni la mitad de las cosas que quería hacer. Y creo que algo parecido le pasa a Viktor. Ha vivido más que yo, y no han sido suficientes.


— ¿Por qué tengo que hacer esto? ella puede hacerlo.


— Si estás trabajando, tienes que obedecer a tu empleador— Me ha costado un esfuerzo enorme conseguirle un empleo. Viktor me ha contado un poco de su pasado, y no porque le guste hablar de eso.  No entiende porque debe obedecer a alguien más.


— No necesito que me paguen.


— ¿No quieres aprender sobre la vida con los humanos?— Siempre que comienza a quejarse y yo le digo eso, solo hace un gesto de fastidio. No sé cuándo se acabara su paciencia. Arg, conseguirle un trabajo en el mismo lugar que yo ¿en qué demonios pensabas, Razvan?  Mi vida tranquila ha desaparecido, aunque no extraño mucho esa vida, necesitaba algo diferente, y no pienso de ninguna manera seguir sufriendo por la pérdida de mis amigos.


— Tu primo esta de mal humor casi siempre ¿Qué le haces?


— Nada, ya no sabe ponerse de buen humor— Bromeo con Liv, la encargada de esas oficinas precisamente— Gracias de nuevo por contratarle, aunque fue repentino, y no sabe hacer mucho. Necesita aprender a valerse por sí mismo— Nunca he tenido conflictos por mentir, no me siento mal por ello porque es necesario si no puedes morir.


— Creí que no ibas a volver, incluso te despediste.


— Ah, he tenido unos días locos— Liv siempre es amable conmigo, sospecho que le gusto, pero yo no siento nada por ella, y evito hacerle creer lo contrario. No es fea, un par de años mayor que yo, y con un carácter fuerte cuando las cosas no salen como quiere— Espero que no te causáramos molestias.


— Para nada— Viktor ha estado empleado aquí como asistente, por lo que tiene que hacer las cosas que los demás no pueden debido a su propio trabajo. Es un chico de los recados, por decirlo de forma amable. La verdad, cuando se dio cuenta de lo que iba a hacer tuve que aguantarme la risa al ver su expresión. Sigue creyendo que es superior a los demás, eso no me molestaría de no ser porque no solo lo piensa, sus acciones y actitudes son chocantes.


— Seguiré trabajando— le señalo el teléfono, donde se ha encendido la luz que indica que hay una llamada.


A pesar se der un nigromante, soy una buena persona. Nunca he cometido ni un delito si no cuento la falsificación de documentos, pago las rentas y los impuestos, incluso las multas las veces que he llegado a tener vehículo. Soy bueno, y eso me ha traído más desgracias de las que recuerdo. No me crie como nigromante, ni siquiera como brujo. Mi padre vivió lo suficiente para ensañarme que ayudar a los demás siempre es mejor, recuerdo que siempre repetía algo parecido a “debe uno ser pobre para conocer el lujo de dar”.  Mi padre siempre ayudo a quien lo necesito a pesar de que nosotros mismos muchas veces lo necesitamos.


Cuando murió, me quede más solo que nunca. Ya sabía que no era un humano pero tampoco era un brujo, no encajaba en ninguna de las dos sociedades. Viví por mi cuenta, ayudando como mi padre a todo el que pude, incluso en esta época, soy de aquellos que le da dinero a quien lo pide, si veo a alguien en problemas, ayudo, me detengo en medio de la calle para salvar animales en peligro. Y eso solo hace que me asalten, que pierda mis cosas, que llueva cuando no llevo un paraguas, o que misteriosamente me caiga agua de la nada. Si, ser un nigromante frustrado incluso tiene consecuencias como esas. Cuando vi a alguien desmayarse en medio de la calle,  solo pude ayudarle, no tenía identificación, y dejarle allí le exponía a un robo o la muerte si estaba grave. Mis buenas acciones solo me traen castigos, pero soy una buena persona y no puedo dejar ser bueno por mas contradictorio que eso suene.


— esa mujer es insoportable.


— Hace su trabajo— sonrió— ser humano no es tan fácil.


— Hace mucho tiempo que no notaba lo difícil que era no usar magia. Pero eso no cambia nada, yo puedo usarla y no hay motivo para que deje de hacerlo. Esto es solo un experimento más.


— Tus experimentos son diabólicos— Hablamos en voz baja, estamos en medio de una oficina llena de humanos que no saben que la magia existe. Viktor me mira, viviendo un poco con él, me di cuenta que no es completamente inexpresivo. Justo ahora, la leve inclinación de las cejas, los ojos más cerrados… no está de acuerdo con mis palabras.


— no entiendo el significado de eso ¿Diabólico? No.


— Como digas— Alguien como él no duda en hacer todo tipo de experimentos, siempre que sirva para sus propósitos lo demás no importa— termina eso antes de volver a casa— le señalo el montón de papeles que tiene que fotocopiar.


He vivido con muchas personas a lo largo de mi vida,  nunca había tenido problemas con ninguna de ellas, hasta que paso esto. Viktor es alguien complicado, a veces parece olvidarse de que esto lo hace solo para entender a los humanos y sigue comportándose como siempre. Yo no creo que cambie tan pronto como él espera, si no ha cambiado en todos los años que ha vivido ¿Cómo cambiara en unas semanas? Además, no es el motivo correcto por el que hace esto. 


Mis brazaletes siguen igual que siempre a pesar de los intentos de Viktor por quitarlos. Ha inventado más de una poción, incluso hizo una bebida extraña que me hizo traspasar las cosas solidas pero los brazaletes siguieron tan sólidos aun cuando podía meter la mano a través de la puerta de metal.  Ha recitado hechizos y lanzado todo tipo de rayos y luces que solo desparecen cuando tocan el metal. Nunca le pongo atención cuando hace esos intentos por liberarme, porque sé que no lo hará.  Quizá crean que soy negativo, pero vamos, si fuera tan fácil quitarlos, habría podido hacerlo la primera vez.  La cosa más importante que he aprendido es a no ilusionarme mucho. No me importa que no lo quite,  porque he vivido así por mucho tiempo.


— ¿Qué haces ahora?


— he creado antes algunos objetos malditos, intento encontrar alguna forma de saber si hay una maldición en los brazaletes.


— te ahorrare el trabajo, no es ninguna maldición.  Mi padre le pregunto a ese hombre, eso lo recuerdo porque no quería estar maldito— Viktor suspira y deja las cosas sobre la mesa— Y casi es hora de cenar, deberías limpiar todo eso.


— ¿Por qué?


— Son tus cosas— Viktor aun me da miedo, su presencia es un poco intimidante pero el truco esta en no mostrar miedo. Sí, no tendré magia pero he aprendido varios trucos. Por eso puedo responderle aunque corra el riesgo de ser convertido en algún animal o ser evaporado simplemente— Cuando termines ven a ayudarme— No me quedo a ver si hace caso. Es bastante curioso el contraste entre su apariencia y su actitud. Sin duda, seria alguien popular si fuera menos egoísta.


— ¿Quieres quitarte los brazaletes o no?— dejo caer la ensaladera que sostenía. No le sentir entrar a la cocina.


— ¿Cómo?


— No pareces entusiasmado por quedar libre.


— oh, eso. Tu amigo dijo que sería complicado que aprenda algo ahora, que perderé el control de la magia cuando venga a mí ¿puedo morir si mi magia regresa en un instante, como una presa desbordándose?


— No deberías hacer caso a todo lo que diga Daimmen.


— Confió más en él que en ti— Hay un silencio en la cocina, mientras sigo recogiendo las cosas que tire. Un ambiente pesado me hace mirar detrás de mí. Viktor me mira, y por primera vez hay una expresión en su rostro— ¿Pasa algo?


— ¿Por qué no soy confiable? nunca le he dado motivos a nadie para desconfiar de mi— alguien dígame que esto es una broma. Si no supiera que Viktor no tiene sentido del humor,  pensaría que así es.


— No soy yo quien debe decirte eso— Temo que esta vez sí moriré. Es evidente que es un tema sensible para él— pero puedes pensarlo estos días como uno de los experimentos que haces ¿puedes sacar lo que falta del refrigerador?— Creo que a los dos nos pasa lo mismo, no hemos vivido con alguien en tanto tiempo que nos resulta extraño ahora compartir el espacio con otro ser vivo. La diferencia es solo que yo no soy alguien que de miedo. Termino todo en silencio, incluso Viktor me ayuda sin decir nada.


— esto no está funcionando.


— pero si la cena…


— No hablo de la comida. Lo que hago no está funcionando— Unas chispas brotan de sus manos y queman el mantel. También parece que oscurece su alrededor. Juraría que no estaba tan oscuro hace unos momentos— Los brazaletes, el empleo…  nunca creí que me sentiría inseguro alguna vez.


— eh…


— Si tan solo Hadrien se hubiera quedado conmigo…— He escuchado mucho sobre Hadrien, pero sigo sin entender cuál es el problema con él.


— ¿Qué problema tienes con que no se quedara contigo? no lo entiendo, ¿Por qué ibas a estar con una persona que no te quiere? además, según escuche de Daimmen, ni siquiera convivieron mucho tiempo antes de que te dejara— Viktor no me ha contado mucho sobre Hadrien, y lo que se lo sé por Daimmen, antes de irnos del castillo de Viktor.  Por él sé que era Hadrien y no Adrien. 


— Hadrien debió quedarse conmigo.


— ¿Por qué?  Solo es curiosidad, nada de malas intenciones, pero claramente él no piensa lo mismo que tú ¿Cómo llegaste a la conclusión de que estarían juntos?— Los ojos de Viktor me miran,  y luego parece que sus pensamientos se alejan del presente, siento que ya no me ve a mí, sino a un pasado muy lejano. Viktor comenzó a contarme cómo vivió cuando era niño y como se convirtió en nigromante, y solo lo hizo porque no había nada más que hacer después del trabajo. No me ha dicho como es que parece un jovencito y no un adulto.


— no es complicado. Y ya lo sabes. Los espíritus me lo dijeron. Nuestras habilidades son distintas, incluso entre los nigromantes su control sobre los espíritus es diferente. Yo puedo ver y escuchar a través de ellos. Me lo mostraron algunos meses antes de que los del parlamento se dieran cuenta de que era.  Sabía que pediría ir con el nigromante más fuerte para aprender, pero no fui yo.


— umm— Eso suena como el cuento donde invitan a todas la hadas menos a una, que resulta ser el hada mala que lanza una maldición sobre la princesa.


— me ofendí, pero luego escuche de los espíritus que él vendría a mí, que me iba a buscar y que se quedaría conmigo.


— ¿y les creíste?


— Los espíritus nunca mienten, son los únicos en los que puedo confiar.  Cuando Hadrien vino a mí por fin, luego se marchó. Decidió irse con ese bastardo. 


— bueno, los espíritus nunca te dijeron que se iba a quedar por siempre. Hadrien te busco y se quedó contigo, y luego se marchó. Listo— Lo digo en broma,  pero la mesa comienza a temblar y los vasos estallan— ¡Viktor!— él mismo está temblando, puedo ver la oscuridad moverse a su alrededor, golpeando las cosas, tirándolas. Maldición… en mi anterior trabajo aprendí sobre vacíos legales y los malentendidos que podían causar unas cuantas palabras, y Viktor ha sido uno de los peores. Me reiría si no estuviera a punto de morir. Lo único que se me ocurre es tomar la jarra de agua que no se ha roto y arrojarle el líquido a Viktor.


— Razvan….


— Estas destruyendo la casa— Sus ojos se apartan de mí,  a su alrededor las sombras comienzan a desaparecer, unos momentos después ya no veo esa oscuridad. Viktor solo se levanta y se dirige a la única habitación. La puerta se cierra sin que él la toque. Ah, pudo ser peor. Estoy durmiendo en el sofá de la sala y no necesito nada de la habitación desde que él la está usando.  Pero que desorden, y se seguro me tocara a mi limpiar.  Bueno, sea lo que sea que haya pasado entre Viktor y el montón de personas a las que odia, yo no tengo nada que ver con eso.  Cada que veo cómo reacciona me desanimo para entrar a ese mundo. No es un buen mundo, no uno donde desee estar ¿Quién querría entrar en ese mundo lleno de persecuciones y relaciones complicadas?  No necesito estar en un mundo así, y no lo estaré. Podre tener mi magia de regreso, pero no voy a seguirle el juego a ninguno de ellos.


Aprenderé lo necesario y luego regresare a la vida que he llevado todos estos años.


 


No veo a Viktor al otro día, la puerta sigue cerrada y no voy a arriesgarme a preguntar si sigue allí.  El día en el trabajo es con mucho el más relajante que he tenido en varios días, sin la presencia constante de Viktor por aquí. Cuando regreso, con un par de bolsas de comida, me encuentro con que la casa está llena de espíritus, tantos que  es difícil ver a través de ellos,  no veo si hay alguien vivo en la sala.


— Hey, Razvan— Daimmen mueve las manos para que pueda verlo. No me gusta atravesar a los espíritus. No se siente nada, quizá solo una corriente de aire frio, pero es como atravesar a una persona por el simple hecho de que puedo verlos. Me muevo por la sala con cuidado de no acercarme a los espíritus— me costó encontrarles, pero esto me atrajo.


— ¿sabe que estas aquí?— Maldición, es imposible caminar sin atravesar por lo menos un intento de brazo o pierna. Daimmen  se ríe de mí.


— es Viktor de quien hablamos, claro que sabe que estoy aquí.  


— ¿Por qué hay tantos espíritus?


— No  lo sé, cuando llegue este lugar ya estaba así… Puedo sentirlos, no verlos a menos que sean más corpóreos— ¿Los espíritus pueden castigarse aun siendo espíritus? Espero que no, porque tengo la sospecha de que Víktor sería capaz de hacerlo si le di esa idea de que interpreto mal lo que escucho. Si que quiero reír, pero no quiero condenarme por una risa— y bien ¿Qué tal van sus intentos por liberarte?


— eh… pues aun no puede quitarlos.


— ¿Estás seguro de que quieres quitarlos?— no he dejado de hacerme la misma pregunta. No quiero que los quite, pero siento que debo hacerlo, que es hora  de que cambie mi vida.


— No, no estoy seguro, pero quiero intentarlo.


— Viktor ha intentado de todo ¿no? Pareciera que comete muchos errores, pero no es así, en realidad, solo comete uno. Siempre cree que es  el mejor y actúa en base a eso. Supongo que sabes dónde está el error.


— Siempre hay alguien mejor— es lógica y de la sencilla. Quizá Víktor si fue el mejor en algún momento, pero no puede ser el mejor en todo. Daimmen me sonríe, e inclina la cabeza para darme la razón. Viktor en cierto modo es como un chiquillo, tal y como luce. No sabe lidiar con las cosas cuando no están siendo controladas por él mismo. Que cansancio.


— Hace mucho tiempo que no me la paso tan bien. ¿Sabes? ¿Crees que podría quedarme por aquí también?


— ¿ah? ¿Por qué?


—  vivir muchos años vuelve las cosas tediosas, soy un amante de las cosas nuevas. Y en los últimos años los humanos han cambiado mucho, me gustaría aprender también sobre ellos.  Prometo que seré un mejor aprendiz que Viktor.


—…— No soy estúpido, Daimmen solo quiere burlarse de Viktor y ahora me está dejando entre la espada y la pared— No es una buena idea.


— eh ¿Por qué no?


— por…


— no tienes que preocuparte por Viktor,  lo que es más, no se mucho sobre ser un nigromante, pero podría enseñarte lo que necesitas para no ser descubierto por los magos del parlamento— no sonríe, suena serio. Es una propuesta de verdad y no una broma— ¿y qué dices? ¿Te interesa?


— ¿Por qué me ibas a ayudar?


— Nunca he tenido un aprendiz, supongo que es tiempo, y tener uno que sepa cómo vivir en medio de los humanos sin llamar la atención es de utilidad— No confió en él, ni en nadie que use magia si vamos al punto. Como no respondo, Daimmen se levanta y se acerca a mí, su rostro completamente normal. Es un humano con magia, no alguien que nació con la habilidad de usarla, su cuerpo no tiene una marca y sin embargo está muy lejos de ser solo un humano— y ya sabes, podríamos divertirnos un poco. 


— ¿Qué?— que gracioso parece que está coqueteando conmigo. Un momento… él ¿está coqueteando conmigo? Aun lo estoy pensando, cuando le veo más cerca, demasiado, inclinándose hacia mí. Retrocedo al tiempo que algo oscuro para entre nosotros. Daimmen tiene que dar varios pasos hacia atrás para evitar el impacto.


— ah, hola, Viktor ¿Cómo la llevas?— Comenta como si nada, como si Viktor no estuviera intentando matarle con una mirada nada más. ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? ¿Por qué no fue alguien más quien me encontró?  Por primera vez pienso lo mismo que Víktor de este lugar: es muy pequeño. Solo me puedo refugiar en la cocina mientras ignoro la discusión y el ocasional estallido de magia. Cuando vuelvo a ponerles atención, Daimmen ya no está en la casa.


— Razvan ¿vas a irte con Daimmen?


— ¿hablas en serio? Si estuviste escuchando, notaste que me lo acababa de decir, no creo que hablara en serio.


— Lo hacía, ¿aceptaras?— No puedo evitar resoplar y pasar a su lado sin mirarle, poniendo los ojos en blanco. Sigo hasta el sofá donde duermo y enciendo la televisión— Responde…


— Tu no me das ordenes— le digo, mirándole. Justo porque le estoy mirado,  veo la oscuridad dirigirse hacia mí. No soy rápido, y no tengo tiempo ni para tirarme al piso. La oscuridad me golpea, me siento impulsado por los aires, aunque solo es una sensación, mis piernas pegan con el sofá y termino por caer de espaldas tras el sofá de una forma aparatosa, no sé cómo llegue hasta ahí. Me falta el aire, y me duelen los codos y la espalda  por el golpe— ¿Por qué hiciste eso? ¿Ibas a matarme?— Quiero gritarle, pero apenas puedo respirar.       


—…


— Es…estas demente— Me pongo de pie, intentando mostrar más decoro del que siento. Viktor solo está mirándome—  estás loco, ¿sabes? olvídate de nuestro trato, me da lo mismo, no quiero tener nada contigo, ni con Daimmen, ni con nadie que use magia en realidad. Puedes largarte ya de mi casa.


— estas vivo.


— pues claro…— La forma en que lo dice me hace suponer que no es lo que él planeaba, y que yo debería ser un cadáver en el piso.


— ¿Por qué? ¿Cómo?— alzo las manos para enfatiza el hecho de que no sé qué paso.


— No lo sé, tú fuiste quien intentó matarme y…— Viktor esta de pronto delante de mí, le miro sin miedo, pero él no me mira, solo me toma de la muñeca, su atención en el brazalete, las piedras en él se han vuelto negras— eso es nuevo.


— Absorbieron mi magia— Murmura— pero antes no pasó nada, con los otros hechizos— sus dedos se mueven sobre mis brazos, chispas caen en mis brazos, se siente diferente cada que tocan mi piel, frio, calor, calor de nuevo. Pero los cristales siguen negros,  ahora de un tono menos intenso— entonces así es como te controla tu magia. No son totalmente libres de magia, solo de magia negra.


— Es un descubrimiento interesante, pero no sé si sirva de mucho—  Viktor no me escucha, la magia oscura vuelve a rodear mi muñeca, parece que tengo puesto una tira de cuero en la muñeca. Al inicio no siento nada, luego comienzo a sentir un cosquilleo que se hace más y más molesto al punto de ser  insoportable.


— Reacciona a la magia negra, pero… sigue allí. No me detendré, voy a descubrir como quitarlos.


— sí, si… mejor concéntrate en entender a los humanos. Se te ocurrirá algo después— Lo digo sin interés, mas por no quedarme callado.


— No puedo hacer que Daimmen se vaya…— Comenta alejándose de mi—  Porque solo quiere molestarme, y porque no has parado de decir que debo entender mejor a los demás y ser más amable.


— ¿Solo porque lo dije?— Creo que Viktor se toma las cosas muy en serio y no distingue mucho el sarcasmo— Deberías hacer mejor lo que quieras, siempre que no afectes a otra persona, ya sabes— No creo que lo sepa, pero al menos está haciendo un intento. Los espectros en la casa desaparecen de uno por uno, dejando una sensación de vacío extraña.


— he pensado… mis errores… quiero aprender de ellos. No cometeré los mismos errores. Esta vez, le demostrare a todos que no soy como piensan.


Le creo. Quizá es la primera cosa que le creo, la primera que le oigo decir con determinación, y la primera que me dice con una expresión en el rostro

Notas finales:

Gracias por leer, nos leemos la próxima semana.


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