Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Besos de vainilla por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Hola

Otro capítulo mas de Nate y Eder, espero lo disfruten. Anuncio tambien que esta historia entra en su recta final, aun quedan unos cuantos capítulos, descuiden pero les aviso para que no sea tan repentino.

La heladería de Nate me parece muy pequeña ahora que hemos visto otros locales.  Justo ahora estoy mirando de frente el lugar. Sé que le tiene mucho cariño y en serio me sentía un poco mal porque pensaba que era mi culpa en cierto modo.


— Ah, Eder— Liir me saluda— Así que le estas ayudando a Nate con lo del nuevo local. Nos acaba de decir— me explica mientras sigue limpiado las mesas.


— ¿está feliz con eso?


— parece que está emocionado. Me parece una buena idea, no tengo tanto tiempo trabajando aquí, pero no hay muchas personas ahora que está haciendo frio. Vender café no es una mala idea, a muchos les gusta el café aunque no haga frio.


— si…


— ¿es verdad que la vas a arreglar tú?


— eh… algo así— no soy diseñador de interiores, aunque puedo darme una leve idea si sigo algunas de las cosas que se. No haré todo, el negocio es de Nate, y el debería elegir la mayoría de las cosas que quiere en su nueva tienda— ¿Está muy ocupado?


— ahora está llamando a los proveedores para que no envíen las cosas hasta que esté el nuevo local. Creo que extrañare este parque, me gusta mucho. Tengo que seguir trabajando— me deja solo de nuevo. Desde la tienda, Nate me hace un saludo con la mano mientras habla por el teléfono. Últimamente he pasado mucho tiempo con Nate, aunque no han sido salidas especiales. No me molesta, porque tampoco sé muy bien qué hacer. Pase tanto tiempo esperando poder salir con él que no pensé en qué pasaría si llegábamos a salir.  


Sé que para Nate las cosas no han sido muy diferentes aunque ahora digamos que estamos saliendo, no me siento mal por eso, no sé qué esperar y creo que eso ayuda un poco en que Nate se acostumbre a estar conmigo.  Me quedo esperando un rato más, ¿Qué tanto está haciendo Nate?  Me quedo mirando como Liir se marcha tomado de la mano de ese chico con el que sale. Me dan un poco de envidia.


— lo siento, ¿esperaste mucho?


— no importa. ¿Cómo va todo?


— bien,  estoy intentando conseguir todos los papeles antes de comprar las cosas, tengo que cambiar el domicilio del permiso y esas cosas. Ah, y necesito una camioneta para mover todo esto, y para algunas cosas que tengo que comprar.


— complicado. ¿Todavía estas ocupado?


— no, es todo por ahora.


— genial ¿Por qué no damos una vuelta por ahí? vayamos a cenar a algún lado, hagamos una celebración por tu nuevo negocio.


— ¿No es muy apresurado?— me levanto y después de rodear la mesa lo levanto a jalones— espera, Eder… tengo que cerrar— me detengo, resoplando— vale, ya entendí, deja cierro y me pongo algo mejor para salir— le sigo fijamente con la mirada hasta que entra, y luego sonrió. Como Nate no está y de seguro me podrá eso como excusa, me pongo a guardas las sillas y las mesas.  Me faltan menos de la mitad cuando Nate sale.


— ¿listo?


— Solo terminemos con esto— señala las mesas que faltan. Entre los dos es más rápido, y cuando por fin cierra, estoy más que listo para salir de aquí— ¿A dónde quieres ir?


— umm… no se…— ¿A dónde se supone que salen dos chicos en una cita? Esto me está poniendo idiota— solo veamos que encontramos— Nate me sonríe. No conozco muchos lugares, hace tiempo que no salgo más que para hacer trabajos de la universidad.  Cruzamos el parque, justo por el lugar donde conocí a Nate.


— ¿Qué pasa?


— aquí me estaban golpeando ese día.


— ¿de verdad? No lo reconocí— muchas cosas han cambiado desde entonces. Caminamos por la calle, no sé si Nate está buscando donde comer. Yo no puedo concentrarme en el camino, tengo unas jodidas ganas de tomarle de la mano pero no me gustaría que me rechace. Me pican los dedos, y como me estoy  poniendo nervioso, creo que me van a sudar las manos.  Me froto las manos con el pantalón varias veces antes de rozar los dedos de Nate un par de veces y luego por fin la tomo. Nate no me suelta.


— ¿Qué te parece ese lugar?— señalo un local de pizza. Intento sonar normal, pero mi voz suena nerviosa. Esto es un asco, no debería ser así. Soy un chico, saliendo con otro chico. No es más que eso, no tengo porque comportarme como si fuera la primera vez que invito a salir a alguien, no me siento como yo.


— ¿te parece bien?


— no está muy lleno, creo que no vamos a encontrar nada mejor.


— No tengo… eh…— me mira— no tengo mucha hambre, si pides la pizza, no la vamos a terminar.


— oh, quizá vendan más cosas, no ocupamos pedir pizza. Además…— le sonrió, pero burlándome de él— existen muchos tamaños ¿sabes? ¿O no querías venir conmigo?  


— ¿Qué? no, yo quería venir, solo no me gusta desperdiciar comida— comienzo a reír, y camino hasta el local, arrastrando a Nate conmigo. Resulta que si venden más cosas, y me tengo que aguantar una carcajada cuando Nate pide un platillo para niños.


— ¿quieres también tu juguete sorpresa?


— Deja de burlarte, te dije que no tenía mucha hambre— parece avergonzado. No me detengo cuando estiro la mano y le acaricio la mejilla. Nate sigue algo colorado.


— ¿Te avergonzarías si te descubren saliendo conmigo?— no sé porque lo pregunto. Quizá porque he sido un maldito acosador que solo piensa en sí mismo y se forma una historia feliz en su cabeza. Todo es más complicado que eso. No sé qué esperar de esto, no pensé en como seria con los demás. Nate me mira, sus mejillas vuelven a su tono normal.  ¿A mí me molesta que me vean? No se… ya casi me estoy declarando gay, y no tengo ni idea de qué demonios es todo esto.


— no. no tendría que avergonzarme por estar con alguien a quien estimo— Auch.  No dijo alguien a quien quiero— ¿y tú?


— ¿yo? Creo que no, aunque… pienso que estaría preocupado por qué no te afecte lo que dicen los demás.


— ya veo. ¿Me defenderías?— Nate me sonríe, una sonrisa cariñosa. Es como un hermano mayor sonriéndole a su hermanito. Pero yo no soy su hermanito. Soy su novio. Creo que intenta imaginarme en una pelea.


— claro.


— Preferiría que evitaras las peleas ¿si? nunca es una buena salida— dejan los platos en la mesa, y después de que Nate me dirija una mirada de advertencia para no reírme de su plato, comenzamos a comer.  ¿Cómo puedo hacer que esto avance un poco? entiendo a Nate al decir que sus experiencias no han sido buenas, pero odio que me compare. Si hace eso desde siempre, entiendo porque no salía con nadie antes de mí.


La comida esta normal, no es nada excepcional. Nate parece satisfecho con eso, y no se opone cuando le propongo dar una vuelta. Ya está oscuro. Si las cosas están así ahora, ¿Qué hago?  Quiero dejarle en claro que somos pareja, no solo amigos. Quiero que deje de verme como su hermanito.


— Eder ¿pasa algo? estás muy callado.


— pensaba… ¿Cómo haces que algo cambie?


— umm… supongo que actuando. No llegaras a ningún lado si no haces nada, si no dices nada.


— ¿Y si te da miedo?— Nate se ríe.


— no eres de las personas que dudan de sí mismos. El miedo solo indica falta de confianza. ¿Qué es lo que te da miedo?— le dirijo una mala mirada. Cuando lo dice así, suena peor de lo que es. Quizá yo no me explique  cómo debía.


— es algo tonto. Pero tienes razón, debería hacer algo— comento. En algún momento comienzo a caminar hasta la calle que llega a la casa de Nate— ¿podemos ir a tu casa?


— Claro— no tengo claro que hare cuando lleguemos, pero hare algo. Y eso es  mucho. 


Me da algo de pena recordar la última vez que estuve aquí,  estar ebrio en su casa y que estuviera al pendiente de mi por una tontería mía es una mierda.  La vez pasada no note que la sala es de hecho muy acogedora. Ha cambiado las cortinas y parece que recién acaba de encerar los muebles, porque huele un poco a crema para muebles.


— ¿no tienes mascotas?


— ¿mascotas? No. no creo que tenga el tiempo para cuidarlo como se debe.


— podrías comprar un pez.


— ¿Quieres algo?— Nate va a la cocina. Nunca me he sentido cohibido en casa de alguien más, así que alcanzo el control remoto y enciendo la televisión.


— no, estoy bien— cuando encuentro algo interesante en la televisión Nate regresa y pone un plato de galletas delante de mí, y un vaso de helado. Hay otro en su mano. No le pedí que trajera nada, él me sonríe, adivinando mis pensamientos.


— dame tu opinión, es un nuevo sabor, me dieron una muestra el otro día, pero con todo lo de la mudanza no he tenido tiempo para probarlo adecuadamente. Sé que estuviste probando los otros sabores— de hecho he probado todos los sabores que tiene, eran la excusa perfecta para acercarme a la heladería. Me estiro, tomando el vaso y la cucharilla que están en la mesita. Se me hace gracioso que no me lo haya dado directamente.


— ¿de qué es?


— straciatella. Me parece que tiene un sabor parecido al de crema y galleta. ¿Qué te parece a ti?— me tomo mi tiempo saboreando el helado en mi boca.  No se parece nada a los que tiene.


— debiste estar confundido, no se parece.  Está bueno— fácilmente podría venderse en la tienda, quizá si le dan una buena promoción— ¿Cuántos sabores tienes ya?


— eh, no tengo una cuenta. Solo… pongo lo que me ofrecen allí— Nate sigue balbuceando que solo le gusta vender helados y que no se preocupa por cuantos tiene a menos que se le acabe el espacio de la heladera. Le miro, llevándome la última cuchara de helado del vaso. Esto es interesante…— ¿Eder?


— Espera…— me levanto, dejo el vaso de cualquier modo en la mesita, y luego me dirijo hasta el sofá donde está sentando. No sé si ve mis intenciones o no, pero no hace nada cuando le beso, casi sentándome encima de él al inicio, luego, cuando no me aparta, si termino encima de sus piernas.


— Eder…— me gusta cómo suena mi nombre cuando lo dice sin aliento. Es curioso, nunca pensé en lo que pasaban las chicas para seducir a alguien, siempre fui al que tenían que seducir, y debo decir que no se las ponía fácil. Nate tampoco me la pone muy fácil, pero es solo porque él es bastante tonto para creer que todo será un asco antes de iniciar.


— ¿umm?


— Esto… es…— le beso otra vez. Luego, sujeto su rostro entre mis manos y le miró fijamente.


— no tengo ni idea de que hacer ahora, nunca he salido con un hombre, y sé que tú tampoco, así que no sabemos qué hacer, pero podemos ir aprendiendo sobre la marcha—  él me mira como sin entender al inicio, luego sonríe un poco— ¿está bien?


— sí…— ¿dijo que si? me quedo sin saber qué hacer. ¿Qué estoy haciendo? no es momento para quedarme como idiota. Le beso otra vez, aprovechando que le estoy sujetando, y llevo mis manos a su cabello.  No dejamos de besarnos mientras jalo de su cabello. Él y apenas me toca, eso me hace reír— ¿Qué pasa?


— tus manos.


— ¿Qué pasa con ellas?— le beso rápido antes de responder.


— no me estas tocando.


— oh…— las mira, no creo que se diera cuenta. Me rio otra vez, porque me siento torpe también, y porque Nate sigue sin mover las manos. Si por me dejara llevar, de seguro me caería. Me inclino a delante, y apoyo las manos en su pecho. Quiero dejarle en claro de algún modo que no puede seguir dejando sus manos quietas, no conmigo. Me acomodo mejor en sus piernas, no le miro cuando comienzo a bajar las manos sobre la tela.  Me da escalofríos hacerlo, y no me puedo aguantar la sonrisa que pongo. Estoy tocando a Nate.


Estando así, no siento que sea importante si somos chicos o no, o si no sabemos qué hacer, siento que no ocupo pensar nada, solo hacerlo. Mis dedos no tiemblan cuando levanto un poco su camisa y meto las manos.  Las subo solo un poco, porque creo que si continuo, no voy a parar, pero Nate si me va a detener, y eso me va a  doler. Suspiro, dejándome caer contra él.


— ¿esto está bien por ahora?  Es decir, si sigo, me vas a detener ¿verdad?


— dijiste que no sabías que hacer. Está bien así— suspiro otra vez, Nate se estremece, le estoy haciendo cosquillas con mi aliento. Sonrió, y soplo de nuevo— Eder…— su tono tiene un poco de advertencia, pero no me detiene. Me estiro solo un poco y le beso el cuello, me gustaría… hacerle una marca. Me resigno a no hacerlo por ahora, no quiero tener que  irme con un problema entre las piernas. Me siento relajado ahora, que podría quedarme dormido. Abro los ojos de pronto cuando siento que me acarician el cabello.  Nate me está acariciando el cabello. No es un movimiento rápido, es ligero, como si tuviera miedo o no tenga ni idea de que hacer. Su otra mano se apoya en mi espalda, también con mucho cuidado, despacio. Si antes podría dormirme, ahora podría quedarme así hasta que se me pegue la gana. Comienzo a adormecerme, y la mano de Nate no se detiene.


— Te quiero— se me escapa. La mano de Nate se detiene. Mierda, metí la pata. Me muerdo la mejilla, quebrándome la cabeza pensando como remediar esa  reverenda estupidez que dije. La mano de Nate vuelve a mi cabello.


— ¿Quieres que te lleve a tu casa?— tsk, eso ni siquiera es una indirecta. Resoplo, enderezándome. Esto  ya termino por hoy.


— está bien, puedo ir solo. No me queda muy lejos— Nate me mira, alzando las cejas. La verdad, si queda un poco lejos. Me muevo y me siento en el sofá— no es tan tarde, y se defenderme. Pero puedes llamar a un taxi si te hace sentir mejor— solo lo digo de broma, pero es justo lo que Nate hace. El taxi llega en muy poco tiempo.


— te veo mañana.


— sigo sin creer que pidieras un taxi. Que descanses— le hago una despedida con la mano.


— eh, espera… Eder— me giro. ¿Me olvide de algo?— sobre lo de antes… yo… yo también te quiero.


— ¿Qué?... oh…— está hablando de eso. Sonrió como idiota cuando vuelvo a caminar al taxi. ¿Por qué tenía que esperar hasta que me fuera para decirme eso?


¡Pero lo dijo!  Vaya, con que así se siente cuando logras algo con la persona que te gusta. Creí que ocuparía trabajar mucho con Nate para poder avanzar algo, pero parece que no necesito mucho después de todo. Creo que necesito aprender un par de cosas antes de llegar al otro nivel.


 


Las cosas se ponen tranquilas los siguientes días, aunque es bastante notorio que lo que paso no quedo olvidado. Yo aprovecho cada que puedo para tomarle de la mano o besarle en la mejilla cuando se distrae. Nate nunca me ha rechazo, siempre me sonríe cuando algo esas cosas.   No he vuelto a su casa, y no puedo llevarle al departamento porque no sé cuándo el idiota de Noah va a estar allí.  Como hoy.


— oye, Noah, hay una chica en frente, también ayer. ¿La conoces?


— digamos que sí. Solo ignórala, si te pregunta algo, di que no sabes— ¿ah? suspiro, dejando las cosas en la mesa.


— sabía que eras un imbécil, pero tratar así a una chica no es bueno.


— no hables de lo que no conoces.  No es asunto tuyo, y no, no quiere salir conmigo si es lo que piensas— me apiado de la pobre que quiera salir con un maldito demonio como él. Aunque por otro lado, podría soportarle si cocinara diario, que es justo lo que ya estoy haciendo— solo ignórala.


— Bien— es bastante extraño, creo que ni siquiera se va por la noche. Cuando salgo por la mañana ella está ahí todavía. Bah, es asunto de Noah. No tengo más cosas que hacer por ahora, así que vuelvo a la heladería a ver cómo va la mudanza de Nate. Ya casi no hay nada en este lugar, le encuentro dentro,  mirando el lugar con una expresión nostálgica.


— ah, Eder ¿no es temprano? Deberías estar en clases.


—  hoy tengo libre. ¿Estás bien?


— sí, sí— me siento un poco mal por él.


— Vayamos a comer, demos una vuelta por ahí— como no me dice nada, le llevo conmigo hasta cualquier restaurant que encontramos. Él parece más alegre cuando acabamos de comer, y es él quien sugiere ir al nuevo local. Las cosas ya están aquí, pero están  vacías.


— aún no tiene luz eléctrica, vendrán esta semana, y cuando ya esté instalada, podremos abrir. Tus diseños sirvieron mucho para el exterior, mañana me entregan el anuncio, y vendrán a pintar también— eso me recuerda que no he hablado con Noah sobre esto, me conmueve que esté usando mis diseños, me quedo mirando el local a medio terminar— ¿Eder?— me quedo mirando el local. Despierto solo cuando Nate me da un beso en la mejilla— vamos.


— oye, Nate, ¿crees que pueda quedarme en tu casa esta noche? mi estúpido compañero tiene una acosadora y no es cómodo tenerla ahí todo el tiempo.


— oh, claro— no es mentira, es incómodo— ¿te espero en la vieja heladería?— voy casi corriendo por mis cosas, Noah no está en casa, y no me quedo a escribirle una nota. Nate está en la heladería esperándome. Me siento como un genio por esa idea, podre pasar la noche con Nate. Él no parece incomodo cuando oscurece y salgo del baño con los pants que uso para dormir y sin camisa. 


— ¿Voy a dormir en el sofá?— lo digo sin pensar, Nate me mira. Rayos, olvide que él solo tiene una habitación, y que la vez pasada durmió en la sala— No… lo siento, solo… hable sin pensar. Está bien si me quedo aquí.    


— no dormirás aquí, eres mi invitado. Usa la cama.


— no puedo, es tu casa, y yo me invite solo. Yo me quedo con el sofá.


— De ningún modo— me dice. Me voy a sentar al sofá, a su lado. Nos miramos un largo rato, ninguno quiere ceder— ah, Eder ¿estamos discutiendo por un sofá?— sonrió, porque eso hacíamos.


— bueno… ya que no quieres que duerma en el sofá, y yo no quiero quitarte tu cama,  ¿Por qué no dormimos en la cama? Creo que podríamos acomodarnos— Nate lo piensa unos momentos, y luego asiente con la cabeza. 


No logro respirar normalmente. Me cuesta no moverme, y siento que mis latidos se escuchan en toda la habitación.  Estamos en la misma cama, estamos en la misma cama, tan cerca que si me muevo un poco puedo tocarlo.  Le estoy dando la espalda para no verlo.


— ¿estás cómodo?


— Si— no sé qué más decirle.  Arg, esto es molesto. Me giro de pronto, casi rodando encima de Nate, solo porque se endereza cuando siente que me muevo. Le empujo a la cama cuando se intenta enderezar, y ahora si termino encima de él. Nate no me dice nada, ni siquiera parece sorprendido.  Nos miramos un rato, y es como si nos estuviéramos diciendo todo con la mirada, por más cursi que suene. Así que no es ninguna sorpresa cuando me inclino para besarle. Me abraza, sus manos se sienten muy calientes en mi espalda… al carajo con todo.


La ropa sale volando por todos lados, mis manos no pueden detenerse, toco todo lo que puedo. Las manos de Nate también tocan, eso me anima más, aunque si toque apenas es un roce suave que me da cosquillas.  Somos bastante torpes al intentar tocarnos, y a ratos el valor que siento se va y me quedo en blanco, sin saber muy bien qué hacer. Quiero seguir, llegar hasta el final, pero no sé como… ¿Qué es lo que quiero? Nate no me ayuda mucho, solo me mira, sé que no me detendrá.  Le abrazo, besándolo. Eso es fácil, besarle,  apoyar mis manos en sus hombros. Estar desnudos lo hace difícil y fácil a la vez. Debería ser fácil seguir bajando mis manos. Y lo hago. Escucho el gemido de Nate cerca de mi oreja. Cuando siento que voy a perder el valor, comienzo a morderle y hacerle marcas para distraerme.


— ¿Eder?


— dijimos que íbamos a avanzar juntos. Yo estoy haciendo todo— me quejo. Nate me acaricia la mejilla.  Si no estuviera tan caliente, me habría dado cuenta de que es la primera vez que Nate me besa por su cuenta. Pero claro, tengo asuntos más importantes en este momento…


 


Nuestras respiraciones se mezclan, apenas y escucho nuestros jadeos. Siento que me ahogo, el aire no llega como debería. Duele, en serio duele, joder, en más de un sentido. Solo puedo sentir dos cosas, dolor, y el miembro de Nate en mi trasero.


— joder, espera.


— ¿ah?


— que me duele… estamos… haciendo algo mal…— aunque digo todo eso, no puedo moverme.  Nate comienza a comienza a acariciarme la espalda.


— ¿nos detenemos?


— ¡De ningún modo! Solo, solo no te muevas ahora— digo eso, pero la verdad es que después de que pasa el dolor, no se siente tan mal. Nate tiene esa mirada avergonzada que pone a veces, la cara roja, el cabello pegado a la cara por el sudor… cuando no sale un gemido de su boca un poco abierta, me doy cuenta de que yo soy el que se está moviendo.  Ya no duele tanto, entre el dolor también hay placer. Darme cuenta de eso lo hace más placentero…— mírame…—  los ojos de Nate están fijos en mí,  siento que no poder aguantar mucho… mis rodillas me estaban matando, pero el placer…


— Eder…— mi nombre… ese tono tan… él… el rostro de Nate se traidora en placer puro. Mi cuerpo se arquea cuando todo el calor que siento se libera. Me dejo caer hacia delante, decir que estoy cansado es poco. Ah… Nate está diciendo algo… no entiendo… me sonríe.


Ya… solo voy a dormir.


 


No me despierta el ruido, o el movimiento de la cama, no… lo que me despierta es el dolor que me hace decir una palabrota.  En serio debo ponerme a pensar antes de hacer cualquier cosa.


— carajo…


— emm… ¿Necesitas algo?— abro los ojos. Nate ya esta vestido, de seguro el ruido y el movimiento fueron su culpa.


— Espera, todo fue culpa tuya— murmuro. Él me ve, sin entenderme— olvídalo, hablaba para mí. No puedo ni quiero moverme ¿Puedo quedarme aquí?— no tengo muchas opciones de cualquier modo.


— claro. Iba a preparar el desayuno.


— Que amable— Nate me sonríe.  


— estas bien— no es una pregunta.


— no soy tan delicado, aunque parezca. Ah, que sueño… despiértame cuando tengas comida— eso lo hace reír otra vez.  Cierro los ojos y me cubro mejor con la sabana.  Su mano me aparta el cabello y luego me da un beso en la mejilla.


— No seas tan imprudente— ¿Y eso a que viene? Ya no le alcanzo a preguntar. Bah, como sea, no puedo arrepentirme de lo que hice, aunque sea una jodida molestia hoy. Al menos puedo quedarme aquí hasta mañana… creo que puedo fingir un poco para quedarme más tiempo aquí.  

Notas finales:

Nos leemos la próxima semana con otro capítulo de Liir y Blair. 

Que pasen una feliz navidad, disfruten las fiestas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).