No puedo creerlo. Entro en una tienda, y me quedo esperando unos momentos. No pasan ni dos minutos cuando veo que entra. Esto es el colmo. ¿Por qué tengo que ser yo el que se esté escondiendo? Tengo que arrastrarme por el suelo, por debajo de un perchero de faldas para poder salir.
Salgo y corro en la dirección que venía, hasta la esquina. Ya no corro, pero si voy a buen paso. Saco mi teléfono mientras trato de hacer una suma de lo que me queda de dinero y si puedo tomar un taxi o no.
—Harvey.
—está aquí, me siguió ¿puedes creerlo?
— ah… vamos, Harvey…
— nada de vamos, escucha, Christian, o vienés por mi o pagas el taxi. No tengo dinero y si me ve me va a seguir hasta mi casa.
— ¿no irá allá al no verte?
— maldición.
— ven a mi casa, toma un taxi y ven. Pasa la noche aquí— tengo suerte, justo un taxi está bajando a un grupito de chicas. Espero a que terminen de bajar y pagar y me subo. Suspiro aliviado al no verla a ella por aquí. No me ha visto, por fin me siento tranquilo. La casa de Christian esta mucho más lejos que donde rento.
Todo comenzó hace… ¿Qué son ya? ¿Tres o cuatro meses? Un poco más, cuando comencé a salir con Susan, una chica quizá no muy bonita, pero agradable. La relación empezó bien y todo, salíamos, hablábamos… hasta que me canse un poco, ella era… muy melosa. Exageradamente. Quería estar todo el día conmigo, que habláramos todo el día. Vamos, yo la quería, pero eso es pedir demasiado, yo también tengo una vida, amigos, responsabilidades. Ella quería que simplemente le prestar atención a ella. Termine con ella, y las cosas estuvieron bien por unos días… hasta que me di cuenta de que ella me estaba siguiendo.
Bajo del taxi al mismo tiempo que Chris sale de su casa. En realidad es una casa de asistencia para estudiantes, pero actualmente solo está viviendo él.
— Gracias— cierro la puerta del taxi.
— ¿Cómo fue ahora?
— Como siempre, solo la vi siguiéndome— es fácil reconocer su cabello oscuro entre la gente. Al inicio fue molesto, luego incomodo, ahora es casi agotador.
— ¿y la policía?
— mientras ella no haga nada no pueden hacer nada. No me habla, no hay amenazas, al parecer solo pueden hacer algo si ella hace algo más— llame muchas veces cuando me di cuenta de lo que ella hacía, pero esa fue la respuesta— es una mierda.
— supongo que no se puede hacer nada. ¿Intentaste hablar con ella?
— cuando la encontré fuera de mi casa la primera vez. Ella quiere que volvamos, está loca, Chris, ¡Loca!
— no creo que sea para tanto, en algún momento debe cansarse.
— ¿a si? la vi comiendo una pizza frente a mi casa. La he visto sentada delante de la escuela, me sigue a donde voy, y solo porque soy más rápido es que no nos encontramos o no puede hablarme. No quiero hablar con ella.
— ¿ya has aclarado las cosas bien con ella? quizá aun piensa que tiene alguna oportunidad.
— ya lo hice. Ella no entiende nada, y da miedo. No quiero vivir huyendo de ella todo el tiempo. Incluso cuando quise salir con alguien más se la pasaba siguiéndome, muy cerca. Termino incomodando a las tres chicas con las que quise salir, no sé si a ellas les dijo algo, ellas no me dijeron nada.
— no me dijiste eso.
— No quiero esto— Chris me mira, y el muy maldito se está burlando de lo que me pasa. Parece divertido, pero no lo es ¿Dónde está la ley ahora? apuesto a que si yo la siguiera, ya me hubieran llevado varias veces a la estación más cercana. No sé si es la primera vez que ella hace esto, pero dios, juro que no quiero verla jamás.
— creo que eso es grave ¿crees que empeore?
— ¿empeorar? Dios, no.
— quizá se vuelva algo así como Annie Wilkes.
— ¡Jamás!— recordar el personaje de esa película que vimos en nuestro último año en la facultad de comunicación me hace querer mudarme de país si es posible— además, ella no podría hacer ¿cierto?
— podrías mudarte aquí.
— ¿mudarme?
— bueno, creo que es lo que hacen las personas a las que acosan ¿no? mudarse, cambiar de hábitos, cambiar de ruta de autobús, ir por caminos diferentes y esas cosas.
— no es tan mala idea, pero no sé si mudarme, acabo de pagar el alquiler. Pero lo demás… no lo había pensado. Siempre tomo los caminos más cercanos a casa.
— pues si no quieres que te acose, inicia con eso. Quizá si no te encuentra deje de molestarte.
— Suena coherente— suspiro, acostándome en el sofá. Christian y yo somos muy parecidos físicamente, los dos somos castaños, usamos un corte similar, largo. También tenemos la misma altura y las mismas facciones. Solo nuestros ojos son diferentes, los de él son verdes, los míos, ámbar. No tengo problemas al usar su ropa, pues me quedan bien, solo que no son mi estilo.
— ¿en serio no lo habías pensado?
— estoy tan perturbado por ella que no he podido pensar en otra cosa— como cuando se quedó fuera de mi casa toda la noche. ¡Toda la noche! es una loca que no tiene nada más que hacer. Pero Chris tiene razón, no puedo dejar que esto empeore— ¿y hacer todo eso no es como admitir que ella gano?
— viejo, preferiría que ganara a que me acosara. No tienes que pensarlo mucho, en serio. O terminaras encerrado en un sótano con ella llevándote comida cada día.
— eso es perturbador. Gracias, ahora tendré pesadillas.
— Harvey, todo un honor— le tiro una almohada— ya, en serio, eso puede ponerse algo feo si no lo detienes. ¿Por qué no sales con alguien más?
— ya te dije, ella las incomoda. No puedo dejar la escuela o mudarme a otra ciudad, tengo que terminar la pasantía, podrían darme un trabajo en ese instituto y no voy a dejarlo ahora por una loca.
— umm. Eso es verdad. Conoce tus horarios ahí ¿No? podrías pedirle a alguien que te lleve, o conseguir un auto.
— claro, como el dinero crece en los árboles. No puedo comprar un auto ahora. Después del lunes iré a la facultad solo a entregar los reportes de la pasantía, así que sería probar suerte con eso y cambiar de rutas— ojala no hubiera salido con ella. Es deprimente. Chris se queda conmigo viendo televisión un rato, luego pide una pizza y esa es nuestra cena. Susan, ella no parecía para nada una loca acosadora.
Tengo pesadillas al respecto. Por la mañana, he dormido mal en una de las habitaciones libres, en un colchón viejo y lleno de bultos. Chris no se ha levantado, pero se burló de mi ayer, así que entro a su cuarto haciendo todo el ruido posible para que despierte. ¿No tiene ropa más formal?
— ya vete.
— ¿Por qué no tienes ropa seria? No puedo ir con la ropa de ayer al instituto.
— no te vistas como un viejo.
— no me visto como viejo, es lo que debo usar. Tu ropa no te sirve para ir a un trabajo— no entiendo lo que me responde. Tomo la ropa más seria que le encuentro y salgo de la habitación. No me apena que me vea desnudo, pero ha sido suficiente por ahora. Me visto en el baño y luego me pongo a hacerme algo de desayunar.
— oye, Harvey ¿y si fingimos que estamos saliendo?
— ¿es un chiste? Claro que no.
— pero… ella dices que asusta a las chicas con las que has salido, si cree que ahora eres gay, sin duda dejara de molestarte. Además, como soy un chico quizá piense que no podrá asustarme. Y no lo hará, no me da miedo una chica.
— Vete a dormir— murmuro.
— no es mala idea.
— ella sabe que somos amigos, no lo creerá. Y menos a ti, ¿con cuántas chicas has salido este mes?
— no importa. ¿Qué no lo ves? Es una buena idea.
— No lo es. Ya te dije que ella no lo creerá, y aunque lo crea tu vas a irte detrás de la primera chica con falda que veas y arruinaras esto— él sonríe. No ha sido solo una vez cuando ha hecho eso, incluso cuando se suponía era una salida de chicos— además no estoy tan desesperado como para fingir ser gay.
— Bueno, es a ti a quien persigue la loca— dice, encogiéndose de hombros. Chris es normalmente serio cuando no se trata de chicas. Todos le conocen por tener una novia cada dos meses. ¿Quién creería que es gay? Vamos, esa es una idea absurda.
Es un alivio salir y ver que no hay nadie acosándome alrededor. Casi nunca vengo a la casa de Chris, así que dudo que ella la conozca. Lo que no dudo es que termine encontrando este lugar. Espero que se haya cansado, si paso la noche fuera de mi casa esperando a que llegara, ojala que se esté en su casa o en donde sea menos siguiéndome, no puede estar todo el tiempo tras de mi ¿o sí? no, no puede. Mis esperanzas de desvanecen cuando la veo delante del instituto donde hago las pasantías.
— Harvey— acelero el paso. No, ya fue suficiente de huir. Me detengo, tengo unos minutos todavía antes de entrar. Dejo que me alcance— no llegaste a tu casa anoche.
— Susan, detente. No puedes seguir haciendo eso.
— ¿Qué?
— deja de seguirme, no está bien y estas pareciendo una demente. En serio, basta. ¿Qué es lo que quieres?
— Estar contigo, ¿Por qué no me dejas?— suspiro, mirándola. Viéndola así no parece que sea la misma chica que me ha seguido el último mes.
— pero ya hemos terminado. Es… momento de que busquemos a alguien más, conozcamos más personas.
— Harvey, ¿Qué no te das cuenta? Aun te quiero, podemos… resolver lo que sea que haya pasado. Podemos estar juntos aun. No necesitamos a nadie más.
— creo que lo mejor para nosotros es alejarnos. Lo siento, no puedo volver contigo— eso es un error. Me da miedo como me mira, ¡Esta completamente loca! Si fuera una chica, posiblemente me hubiera abofeteado.
— ¡¿Por qué?! ¿Por qué no quieres estar conmigo?— me está gritando, las personas nos miran. Esto está mal. Ella… no va a entenderlo. Si le digo que no siento nada más que miedo por ella, ella no entenderá. Si le digo que salgo con alguien posiblemente a esa persona… no le vaya muy bien.
— porque… estoy saliendo con alguien más.
— mentira. No tienes a nadie más— claro, ella me ha estado vigilando.
— si estoy saliendo con alguien. Yo… lo he ocultado porque… me avergüenzo… porque…— ¡No me veas así!— no puedo… no me… gustan las chicas— mierda.
— ¿Cómo?
— Q-que no me gustan las chicas. Solo… salía con ellas para… ocultarme.
— no te creo.
— Es verdad, soy gay— ¿Por qué no sueno más coherente? Ni yo creo lo que estoy diciendo. Ella casi sonríe— eso es todo, entonces.
— no, no lo es. Estaré contigo hasta que te des cuenta de que debemos estar juntos. Aunque mientas.
— ¡Yo no miento!— me alejo de ella. No puede entrar aquí. ¡¿Qué hice?! Esto es una tontería, ella es irracional, y las ideas de Christian fue lo único que se me ocurrió. Ah, no pude engañarla con eso. ¿Qué voy hacer ahora? si no me creyó al decirle esto, mucho menos que salgo con alguien como Chris. Cuando salgo, ella es lo primero que veo ahí, sentada en la calle de enfrente, como si no tuviera una vida. Me apresuro a caminar. Es tarde, hice horas de más con el único fin de no encontrarme con ella de nuevo.
— espera…
— Susan, por favor. Déjame en paz, no quiero tener que tomar medidas drásticas contigo. Llamare a la policía.
— ellos no pueden hacer nada ¿cierto? No estoy haciendo nada malo— ah, no me digas, no es la primera vez que lo hace. Joder, ella debería venir con un cartel de advertencia— ¿A dónde vas?
— a verme con él.
— ¿él?
— mi novio.
— ¿sigues con eso? si has llamado a ese amigo tuyo para que te cubra, mejor no hagas nada, Harvey.
— ya te dije que es la verdad, es tu problema su no quieres creerme. No voy a volver contigo— no tengo idea de cómo en su cabeza podríamos volver solo con que me siga a todos lados. ¡Es irracional! Y lo peor es que le he seguido el juego a Chris. Me voy al lado contrario de donde suelo ir. No sé a dónde voy, pero lo importante es fingir que sí. Cuando doy vuelta, veo que ella me sigue, siempre algo lejos. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué hago? Llamar a Chris para pedirle ayuda otra vez… no…
— Harvey, me quedare contigo hasta que me digas que me quieres.
— ya no te quiero. ¿No te das cuenta? estas… alterándome, no es normal que hagas esto— si digo que está loca temo se moleste.
— Sé que me quieres, sabría si no me quisieras. Sé que tú tampoco quieres a las chicas con las que saliste, ni ellas a ti.
— Estás loca— le digo, y cruzo la calle justo cuando se pone en rojo. Esto está peor de lo que pensaba. Ella tiene que trabajar ¿no? visitar a su familia… ir a un centro psiquiátrico. Doy vuelta, pero no sé si puedo perderla mucho tiempo. De todos modos, ella sabe dónde vivo. Creo que podría perder mi dinero y mudarme con Chris.
— me voy a mudar aquí.
— Ya era hora— Christian no voltea a verme. Tome un taxi para que me trajera, aprovechando que perdí a Susan.
— Pero…— alzo una mano— necesito que me ayudes.
— ¿si?
— si ella ve que saco mis cosas, va a saberlo. Me va a seguir aquí. No voy a dejar que me siga.
— ¿Qué quieres que haga?
— guardare mis cosas, solo tienes que ir por ellas y traerlas cuando ella me esté siguiendo— lo pensé y es lo mejor. Si eso no funciona, no sé qué lo hará. Ella no esta tan loca todavía, y si me zafo de esta solo con mudarme, lo vale— te pagare la mitad de la renta por ahora.
— déjalo así, es una emergencia. El siguiente mes lo pagamos los dos. Solo hablemos con el casero para decirle que vivirás aquí y ya— me siento, suspirando. Ojala que funcione— entonces, bienvenido, compañero.
— aún no. iré hoy a mi casa, para no hacerla sospechar.
— como quieras.
Ella está fuera de mi casa por la mañana. La ignoro mientras tomo el autobús a la universidad, y también cuando salgo a comer y luego voy al instituto. Chris debe estar yendo por mis cosas ahora. Entonces… solo me queda deshacerme de ella fuera de casa. No quiero tenerla siguiéndome siempre. Estoy nervioso, tengo el estómago revuelto. Si ella me ve, sospechara. Tengo que hacer algo… actuar natural…. ¡No puedo! Y no sé cómo perderla tampoco. Esto paranoico. Con alguien… debo…
— Ah, ¿Me esperaste mucho?— me le pego a un chico que veo solo. Miro atrás con cuidado. Ella nos está viendo. Le tomo la mano, y luego le veo— por favor, no me golpees, no me golpees— su cara me asusta por la forma en me mira. Es como si estuviera mirando una mierda en el suelo. Agarro su mano con más fuerza— lo siento, de verdad.
— ¿esto es una broma?
— no, por favor, escucha. Esa chica me sigue, es mi ex, y está loca. Me ha acosado desde que termínanos, y ya no sé qué hacer. Le dije que era gay para que dejara de molestarme, y…— balbuceo— oh, dios… dime que no esperas a tu novia.
— No salgo con nadie.
— ah, qué alivio— es muy alto, y tiene una expresión de miedo. Sus ojos, negros, me siguen mirando con asco— no me golpes, por favor…. solo caminemos— intento moverme, pero él no se mueve— ayúdame, por favor— suplico. Y camina. Suspiro aliviado.
— ¿La chica de la blusa verde?— le veo mirar hacia atrás, con el ceño fruncido. Tiene facciones finas, nariz pequeña, pómulos marcados, y el cabello negro, con algunas puntas de color morado.
— ella. Voy a mudarme hoy, se la pasa toda la noche fuera. Me está dando miedo todo lo que hace. Siento hacer esto, debe parecerte desagradable estar con un chico así, pero te lo juro, no soy gay ni quiero nada contigo.
— ¿le dijiste que eras homosexual? Oye, espera… ¿entonces se supone que esto es una cita?
— sí, ¡No! arg, no quiero que me siga a mi nueva casa. Si voy ahora vera que ya no vivo ahí. No pienso ir allá hoy. Que se quede esperando— él ríe, y por primera vez sé que no va a golpearme.
— tu cara es en serio graciosa. Entonces, ¿solo tengo que estar contigo así?
— ay, dios, por favor, no creas que solo quería hacer esto porque me gustas o algo. En serio ella está loca.
— Ya— esto es tan vergonzoso. Su mano es más grande que la mía, y me alivia que no sea homofóbico o que me gritara que me alejara cuando me le acerque— ella nos sigue todavía.
— te lo dije. Da miedo, y mi amigo dice que puede volverse como Annie Wilkes.
— eso acabaría mal para ti. Bien, vamos, caperucita roja, ¿quieres un helado? Acaban de cancelarme los planes que tenía, y si esto es una cita…— ¿caperucita roja?
— no tienes que hacerlo.
— Yo comprare uno, sería raro que no tengas uno también— tira de su mano y la suelto. No lo había soltado por temor a que saliera corriendo. Él regresa con dos helados. Me hace una seña para que me siente— son de coco.
— Bien— el helado esta bueno, después del drama de hace un momento, las piernas me tiemblan y apenas me siento, creo que no podre levantarme en un rato.
— ¿Cómo te llamas?
— ah, lo siento. Soy Harvey…
— No extiendas la mano, idiota— tomo una servilleta para disimular. Tiene razón, se supone que nos conocemos.
— lo olvide. ¿Y tú nombre?
— Noah.
— Gracias por ayudarme, Noah… ¿Por qué me has dicho caperucita roja?— él sonríe.
— ¿No la acosaba un lobo?— no recuerdo que el cuento fuera de ese modo— tu novia parece confundida.
—no es mi novia.
— ¿Por qué no has llamado a la policía?
— ¡¿No crees que ya lo hice?! No se puede hacer nada porque ella no hace nada ilegal. Seguir a alguien al parecer no es lo suficientemente ilegal.
— vaya… Entonces… ¿Ahora estamos saliendo?— sonríe, mirándome— ¿Qué gano yo con eso?
— ¿Cómo?
— Bueno, si me voy ahora, tu farsa se caería ¿No?— me quedo mirándole ¿Es en serio? Ah… ¡Tengo que volver a verlo si ya le hable! Si dejo así las cosas, ella pensara que mentí. Esta farsa… ¡¿En qué me metí?!— podría ayudarte, pero tienes que darme algo a cambio.
— ah, ¿Lo harías? Hare lo que sea si me ayudas.
— bien. Dame tu número de teléfono— se lo dicto. Él me llama, asiente conforme cuando suena el mío, y guardo su número— te llamare mañana, más vale que estés libre a las siete.
— ¿Eh?— lanza el vaso de su helado, vacio, al bote de basura— creo que no tengo nada que hacer a esa hora.
— Excelente— ¿Qué hice? Le miro con desconfianza. Lo único bueno de aquí es el helado. Casi lo he terminado.
— ¿Qué voy hacer?
— Mi amigo no puede ayudarme mañana, tengo una demostración de postres mañana, y necesito alguien que los reparta en la galería— ¿Ah? ¿Qué?...
— eh…
— podría seguir fingiendo esto si me ayudas con las demás demostraciones que tengo.
— está bien… creo. Eh… gracias por no golpearme.
— iba a hacerlo. Tu cara me detuvo. En fin, ¿crees que ya es suficiente?— no lo sé, pero me levanto— ¿A dónde vas?
— a mi…— pone los ojos en blanco. Me alcanza y camina a mi lado. Veo que Susan nos sigue. Él toma mi mano. Quiero soltarme e irme por mi cuenta. Llegamos a la calle.
— te irás en taxi ¿No? ¿Tu amigo ya saco tus cosas?
— Supongo— nos detenemos delante de una fila de taxis— quizá… eh... deberías tener cuidado con ella— hace un gesto con la mano, como si no le importara. Me suelta y me revuelve el cabello. Eso me deja congelado unos momentos.
— no llegues tarde mañana, Harvey.
— Gracias por ayudarme.
— Gracias a ti— me sonríe, una sonrisa que no tiene nada que ver con el gesto amable de sacudirme el cabello. Parece que me he topado con alguien peor que Susan.