Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

You Gave Me A Home por KuroAshi_ZxS

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Primero, permitanme disculparme, una vez más. Pero les prometo que la razón por no haber publicado antes, no es mi culpa en esta ocasión.

Mi pobre computador debió ser reparado, y mientras me di ánimo y me dije "Vamos, Kuro, al menos puedes escribir en tu teléfono y luego editar todo". Eso fue lo que hice, pero cuando recuperé mi pc y cuando casi terminaba esa tarea, me quedé sin internet por poco más de dos semanas. Fue un caos.

Finalmente todo está bien, supongo. Pero igualmente les pido disculpas. Este cap casi llega a las cuatro mil palabras, y el siguiente será más largo, ya verán el motivo de ello.

Como siempre, mis agradecimientos especiales a: wandarogersstark y Shofi21 ¡Muchas gracias por comentar!

Mil disculpas por las posibles faltas ortográficas.

“¿Steve?” una voz sumamente conocida llamó su atención, dándose cuenta que Tony se encontraba allí, con un guantelete en alto, protegiéndolo de los enemigos. Pero más importante, es que se encontraba vivo. Aunque su rostro le hizo tener un breve ataque de pánico, pues parecía a partes sorprendido y angustiado.

Siguió el camino de su mirada, percatándose del motivo de su expresión. Ahora entendía el motivo por el cual el dolor se había ido, y es que sus heridas se habían curado. También su ropa, antes algo más grande y ancha, le quedaba a la perfección. Y cuando llevó sus manos a su cabello, lo notó más largo y poblado, al igual que su barba.

“Imposible…” murmuró, en evidente estado de shock. Tartamudeó un par de veces, antes de ser capaz de preguntar “¿Estoy de vuelta?”

“Estas de vuelta” confirmó Tony, y entonces, una nueva horda de enemigos se cernió sobre ellos, cubriendo la luz del sol.

xxxxx

La luz había desaparecido, con decenas de enemigos lanzándose sobre ellos, dispuestos a arrebatarles la Gema y la vida de Steve. La de Tony. De la persona que más amaba en el mundo, además de su pequeña sobrina.

Si bien el rubio suponía que, gracias a su tecnología mejorada, Tony había llegado al Santuario en tiempo record, no podía negar que se encontrara asustado. Había supuesto que el lugar podría soportar un tiempo más el ataque, lo suficiente como para no verse en una situación tan desesperada, y que quizás Peter pudiera sacarle de allí, a un sector más abierto para combatir.

Pero al menos el chico había sido capaz de contactar a los Vengadores, cuya sede no distaba a mucha distancia de Nueva York. Suponía que el resto de las voces que había oído llamarle, eran del propio Peter y de Thor. Si los violentos truenos que escuchaba a la distancia y el olor en ozono en el aire, no eran suficiente respuesta para sus dudas.

Ahora debían dar todo para salir de allí, y para su fortuna, ambos fueron capaces de caer en su habitual rutina, ensamblándose con facilidad.

Gracias a ello, buena parte de sus preocupaciones se redujo a un zumbido constante en la parte posterior de su cerebro. Necesitaba concentrarse, salir vivo de allí, y con todos sus miembros. Mary y el resto de sus amigos le esperaban. No podía caer, no con la Gema del Alma, escondida precariamente en uno de sus bolsillos.

Y, quizás lo que más le aliviaba, es que finalmente era capaz de ayudar.

Se sentía fuerte, casi rejuvenecido, a pesar de sobrevivir a una experiencia decenas de veces más poderosa, que cuando había conseguido el suero. La Gema era sin duda un objeto mágico del que cuidarse, y aunque no lograba entender del todo que había ocurrido, no quería imaginar que habría pasado si sus peores temores se hubieran hecho realidad.

Sentía que podía moverse con fluidez y agilidad, que en un cuerpo normal y corriente, tal virtud le había sido negada. A sabiendas que podría arruinar las únicas armas que poseía para su defensa personal, intentó tener el mayor cuidado posible. No quería romperlas, o inutilizarlas, debido a su recuperada fuerza sobrehumana. Aunque sin dudas, era un alivio tener la certeza que, llegado el momento, sus puños serían inclusive más mortales que el cañón de su semi automática.

Pero no tenía claro, si su factor curación había regresado.

Si bien en el fragor de la batalla, sentía sus sentidos mucho más agudos, no se dejaba engañar. Siempre podía ser efecto de la adrenalina o del miedo, tras más de veinte años recluido a la vida de un simple civil. Se había entrenado, claro, y aún recordaba sus años de enseñanza del ejército. Pero no era lo mismo, si su propio cuerpo y cerebro, eran incapaces de acompañar la decisión de su corazón.

Como aquella vez que un borracho había intentado asaltarlo, a la salida de un bar que solía frecuentar. Se había defendido y ganado, pero solo entonces, se había dado cuenta de la dificultad que la lucha contra un solo hombre, podía suponer ahora para él.

Ya antes había actuado sin pensar, intentando salvaguardar la vida de sus seres queridos. Pero con su fuerza de regreso o no, si lo herían de gravedad y sin el suero corriendo por sus venas, sería un blanco mucho más fácil. Y esos seres, ahora no tendrían la consideración de dejarle inconsciente. No tendría una segunda oportunidad.

Además, no poseía siquiera su traje. O los guanteletes que T’Challa le había regalado. No contaba con una defensa extra, que podría protegerle de un golpe certero. Estaba solo con dos armas y su fuerza, además de la armadura y el intelecto de su novio.

Pero si conseguían abandonar el edificio, entonces contarían con al menos dos Vengadores esperando por ayudarles. El único motivo por el que Thor no había derrumbado el edificio, su último plan contra hordas alienígenas infinitas, era debido a su propio estado.

Aunque solo sería más tarde cuando Steve se daría cuenta que, desde el principio, tenía una de las armas más poderosas en sus manos. Y era uno de los pocos capaces de utilizarla.

Recargó la ametralladora con la precisión militar de antaño, permitiendo que Tony le cubriera con su armadura, durante los preciosos segundos en que quedaba a merced de sus enemigos. Era el modo más seguro y rápido para ambos y, gracias a la inteligencia e instinto de Peter, aún se veía en apuros con las municiones. Cajas de balas colgaban de un bolso improvisado, hecho completamente de telarañas. Muchas colgaban aún de su ropa, gracias a los primeros auxilios que el joven Vengador le había brindado.

Al menos, era capaz de disparar con relativa facilidad. Si bien muchos se habían burlado de él, diciendo que era realmente horrible a la hora de tener un arma en sus manos, la realidad era más bien distinta. Nunca había sido un hombre que le gustara la violencia, ni mucho menos matar a alguien, mientras pudiera evitarlo. Muchas noches se había preguntado qué habría pasado si la Gema del Espacio, no hubiese acabado con Red Skull.

Natasha, gracias al tiempo que compartían durante y entre misiones, había sido una de las pocas personas en darse cuenta, en ese nuevo siglo. Que en vez de disparar con precisión a un órgano vital, prefería desarmar al contrincante: siendo incluso más difícil, inclusive para los más experimentados, era capaz de dar en el blanco tanto en piernas como en brazos. Aunque muchas veces, optara por ocupar una sola bala ya fuera en el tobillo, la muñeca o el hombro de su contrincante.

Pero ahora, y en medio de una loca carrera contra la muerte, eran pocas las veces en que dejaba a uno de ellos agonizando, o gravemente herido.

Con la misma sincronización que ambos mantenían hasta el momento, más temprano que tarde, ambos adoptaron una posición espalda contra espalda. Gracias al número de caídos, se había formado una especie de muro entre ellos y los nuevos enemigos. Además, no habían sido lo suficientemente estúpidos como para quedarse inmóviles mientras se defendían.

No, paso a paso, sufriendo y sudando con cada mínimo esfuerzo, habían dado un paso más hacia su libertad: hacia el enorme agujero que destacaba en la pared del Santuario, y que tras casi quince minutos de esfuerzo conjunto, serían capaces de cruzar.

En un momento dado, se quedó sin municiones para la metralleta, por lo que optó por ocuparla como un bate improvisado. Golpeaba con la misma precisión, sin ceder un ápice, aun cuando el metal empezaba a perder su forma original.

Y entonces, finalmente la luz, en medio de la tempestad.

Sin dudarlo un instante, y viendo una apertura casi milimétrica que podría servir para su huida, Tony hizo su jugada. Sabiendo que era el único modo, cerró con firmeza su mano en la muñeca izquierda de Steve, el primer lugar en que fue capaz de hacer contacto. Correría el riesgo de quebrarla, o dislocarle el brazo. Pero era mejor antes de quedar atrapados.

Y, conociendo a Steve, aún con un brazo en perfectas condiciones, seguía siendo un peligro y casi tan mortal como antes.

Al tiempo, activó los repulsores de sus botas, llevándolos a ambos lejos del enjambre de soldados, a la luz del día y la relativa seguridad del espacio abierto que la avenida les brindaba. No se preocupó por la caída de la ametralladora, a sabiendas que solo habría sido capaz de resistir uno o dos golpes más. Gracias a ello, fue capaz de esquivar a tiempo otro alienígena suicida, pero un segundo le desestabilizó, enviándole directo al suelo.

Esta vez, y por los reflejos mejorados del rubio, no fue un golpe demasiado terrible. A pesar de sentirse ligeramente aturdido, la distancia entre ellos y el suelo tampoco era demasiada. Se encontraban en un tercer piso, y con su físico recuperado, Tony sabía a ciencia cierta, que un golpe como aquel no sería capaz de noquear a Steve. Su brazo, ligeramente inflamado por su férreo agarre, era el único que había sufrido consecuencias notables.

Rápidamente se pusieron de pie, batallando contra el mareo, y las réplicas de la caída. Casi al mismo tiempo, un enorme ataque se cernía sobre lo que quedaba del Santuario de Nueva York, fulminándolo hasta sus cimientos. Y, con ello, buena parte de los enemigos que los asediaban.

A pesar de ello, la contienda siguió su curso, incluso más terrible que antes. Estaban en una carrera a contrarreloj, antes que otra nave se acercara a su ubicación, y se vieran superados una vez más. Los ataques de Thor eran enormes, pero pronto mermarían sus fuerzas. Para entonces, debían trazar un plan, que les llevara directamente al único portal que existía a las afueras de la ciudad.

Entonces, una figura enorme emergió en medio de la batalla.

“Scott…” murmuró Steve, tanto o más impresionado, que la primera vez que le había visto adoptar su faceta de Giant Man. No se había dado cuenta que se encontraba con ellos, dado que no estaba conectado a las comunicaciones, y con su diminuta figura, no lo sorprendía.

Pero ahora, gracias a la tecnología Pym, fue capaz de abrirse paso fácilmente, entre pisotones y golpes. En ese momento, y entendiendo su idea, Tony rodeo su cintura con un brazo, elevándolo hasta depositarlo en el hombro de Scott. Tanto Thor como él mismo se encargaban de proteger al chico desde los edificios aledaños. Y pronto, Peter se unió a ellos, subiéndose en el hombro opuesto, intentando ayudar al resto para poder escapar. Seguramente, tras llamar a los Vengadores, había sido interceptado, y solo ahora era capaz de unirse a ellos.

Y aunque Scott era un blanco notorio, en esa forma les ayudaría a cubrir más rápido el terreno que los separaba. Del portal Hasta la última vez que había peleado mano a mano con él, Steve sabía que ahora era capaz de soportar durante tres minutos. Ese era su límite, para llevar a cabo tal maniobra suicida.

Utilizando sus últimos cartuchos, Steve evaluó rápidamente a sus compañeros. Peter tenía el traje arañado y roto, pero no parecía muy herido. A pesar de las abolladuras en la armadura de Tony y la de Thor, solo parecían agotados. Y el propio Scott, aunque resollaba audiblemente, aún podía moverse con enorme agilidad.

Pero cuando se encontraban a menos de dos kilómetros de su meta, un enorme golpe en la espalda de Scott le hizo perder el equilibrio, catapultándolo contra el asfalto. Peter fue rápido para crear una telaraña y evitar que resultara herido, pero el Hombre Hormiga no corrió la misma suerte. Ya sin fuerzas para ponerse de pie, solo pudo desactivar su traje, al borde de la inconsciencia.

Steve rápidamente bajó de la plataforma que había hecho Peter para él, ocupando sus últimas balas en defenderlo, para luego cargarlo en su espalda y alejarlo del peligro. Sin dudarlo, Thor y el resto se acercó a él, formando un círculo impenetrable, todos cuidándose entre ellos.

La nave nodriza finalmente les había dado alcance, y aunque el cañón con el que habían derribado a Scott no había causado tanto daño como todos imaginaban, necesitaba recibir atención médica de urgencias. Una quemadura de ese tamaño en su espalda, podría agravarse con la suciedad inherente de la batalla, o hacerle perder aún más sangre.

A sabiendas que necesitaría con urgencia algo de equipamiento, y al igual que el primer día que se había enfrentado al ejército de Thanos, se hizo con un arma de uno de los caídos. La blandió con maestría, manteniendo a Scott a salvo, en un precario equilibrio. Solo en esos momentos podía agradecer su entrenamiento, y la facilidad inherente que poseía, para adaptarse casi sin problemas a cualquier armamento.

Pero sin un escudo, sin nada que lo protegiera, cada vez retrocedía más en el improvisado círculo. La impotencia volvía a embargarle, deseando con fervor ser un poco más fuerte, lo suficiente para llegar al portal y escapar. Entonces, escuchó una voz, susurrando en su oído.

Alzó la mirada, a la espera de ver a alguien más, algún pobre refugiado, que habría acabado en medio del caos. Parpadeó confuso, pues incluso sus amigos parecían ajenos a esa llamada. Pensaba que quizás se debiera a su oído mejorado, pero incluso Steve tenía sus reparos.

 Fue un nuevo susurro el que lo distrajo, permitiendo que un alienígena entrara en su campo y le arrebatara su arma. Casi sin pensar, alzó uno de sus brazos, intentando proteger a Scott. Pero en el momento en que sus garras hicieron contacto con su piel, un sonoro clonk resonó en el ambiente.

Anonadado, y consciente de las miradas de sus amigos, se dio cuenta que su brazo ahora estaba cubierto de lo que parecía ser metal. No tenía la más mínima idea de lo que ocurría, pero si algo había aprendido en todos esos años como superhéroe, era no cuestionarse nada hasta que se encontrara a salvo para hacerlo.

Poseyendo un escudo a su favor, fueron capaces de avanzar hacia el portal. Cuando se encontraban a solo pasos de ingresar al edificio, Tony emboscado, y posteriormente bloqueado por una mole de alienígenas. El aliento tartamudeó en la garganta de Steve, viendo como todo transcurría lentamente. Como a pesar que su novio intentaba zafarse con sus repulsores y armas, fácilmente lo estaban sometiendo.

Casi sin pensar, gritó ordenes, pidiéndole a Peter que se llevara a Scott, y que Thor lo escoltara. Ninguno dudó, aunque era posible notar en sus miradas, el terror palpable que ambos sentían. Sobre todo Peter, quién había abandonado su máscara minutos atrás, tan destrozada que era un estorbo a su visión que otra cosa.

Si bien ambos sabían que su deber era llevarlo a salvo hacia otro Santuario, el deber con un compañero caído era primero. Además, Spiderman también se encontraba demasiado agotado, como para ayudarle en esos momentos, al igual que Thor. De todos, solo el propio Steve se encontraba lo suficientemente repuesto para ir contra los alienígenas.

Se lanzó contra ellos, a sabiendas que a pesar de lo excelente que era la tecnología de Tony, incluso en medio de un ataque tan feroz, no tardaría en ceder. Usando sus puños, golpeó uno tras otro, intentando liberar al castaño. Pero era una tarea ardua, y lo que tardaba en derrotar a uno, dos más ocupaban su lugar. Una similitud tan molesta, recordando lo que su día había sido HYDRA, que no pudo más que apretar los dientes e intentar despejar su mente.

Entonces Tony grito, y su mundo casi se vino abajo. Una exclamación del más puro dolor, cuando uno de ellos enterró sus garras en su muslo expuesto. La ira lo encegueció, y de un segundo a otro, su novio repentinamente se encontraba en medio de un círculo de alienígenas chamuscados, producto del fuego que surgía en sus manos.

Abrió los ojos desmesuradamente, cada vez más inquieto, pero sin perder el tiempo. Cargó como pudo a Tony, llevándolo dentro del edificio, donde Thor estaba haciendo guardia por ellos, encargándose de los pocos enemigos que se habían colado por otras áreas. Se lanzaron al mismo tiempo por el portal, cayendo en medio de una habitación, atestada con buena parte de los Vengadores y de los hechiceros del Santuario.

Detrás de ellos, el portal se había cerrado definitivamente, justo en el momento en que más de esos seres, irrumpían por una de las ventanas del edificio.

Steve se dio cuenta, con alivio, que quienes le habían acompañado al Smithsonian se encontraban allí, o al menos buena parte de sus amigos. Sospechaba que Bruce estaba al cuidado de Scott, dado que no veía a ninguno cerca. Pero Clint si estaba allí, hablando con el dios del trueno, y Rhodas estaba bastante cerca, revisando una computadora como maniaco.

“Eres un idiota, y sin duda te mereces un nuevo golpe” Natasha fue la primera en acercarse a ellos, presionando vendas contra la herida de Tony, intentando detener el sangrado “y tal parece que tienen mucho que contarnos” añadió, mirando de reojo a Steve, pero sin mostrar ápice de sorpresa o incredulidad.

“Sí, yo también estoy confundido, y muy enojado por esas maniobras tuyas” Tony tenía su rictus desfigurado por el dolor, pero milagrosamente parecía consciente. Tal parecía que esos seres solo habían intentado incapacitarlo, por lo que no parecía correr peligro inmediato.

“Yo estoy tan confundido como tú, cariño” admitió, a sabiendas que tendría que tener una charla muy incómoda con Strange y Loki más adelante, cuando se asegurara que todos se encontraran a salvo. Y fue entonces cuando lo recordó “¿la base…los chicos…?” preguntó en medio de tartamudeos “¿Mary…?”

“Están en buenas manos, punk” Bucky se agachó a su lado, rodeándolo con uno de sus brazos, intentando infundirle confianza “Gracias a que fuiste capturado, logramos sacarlos de allí, a toda tu familia. Ahora deben encontrarse al cuidado de Sam, quién solo recibió un feo corte en el brazo” mientras preparaban a Tony para llevarlo a cirugía y darle puntos a la herida que había recibido, el ex Soldado del invierno se apresuró a comentar “Wanda y Loki siguen inconscientes, pero es solo producto del agotamiento. Y la novia de Lang está en la enfermería, con una pierna rota”

“Cuando llegamos aquí, algunos amigos de Strange fueron a por quienes se quedaron en la base. Nadie corre grave peligro” la Viuda Negra continuó, poniéndole al tanto de la condición de cada uno de sus compañeros “y Parker tiene varios cortes, pero nada que no sane dentro de un par de días. Aunque tu brazo…”

“Lo siento, Stevie” murmuró Tony, mientras lo subían a una camilla, tras desactivar su armadura “fue el único modo de sacarte de allí”

“No te preocupes por eso” si bien su brazo dolía, allí donde su novio le había sujetado, la inflamación estaba remitiendo con rapidez. El suero era la única explicación posible, pero de momento, se apresuró a tranquilizar al castaño “Gracias a ti es que estoy vivo, y lamento mucho haberte preocupado” besó con cariño “estaré allí cuando despiertes, pero por ahora…”

“Debes ir a comprobar a tus amigos, lo entiendo” Tony le regaló una pequeña pero cálida sonrisa “ya luego tendremos tiempo de hablar”

Y eso fue exactamente lo que hizo el rubio.

Tras comprobar el estado de salud de sus amigos, y de saber que la herida de Scott no era tan grave como parecía, se puso al tanto de la situación general. Si bien todos parecían deseosos de preguntar cómo es que había recuperado su viejo cuerpo, seguro notaron la confusión en su mirada, prefiriendo retroceder hasta la siguiente reunión de los Vengadores.

Supo por Rhodey que había logrado recuperar contacto con los Guardianes, y que prontamente, ellos regresarían a la Tierra. Clint le informó que las naves abandonaron su búsqueda, pues luego de tantas bajas, necesitarían reorganizarse antes de volver a atacar. Y además de los edificios destruidos en la capital y Nueva York, solo se registraba un pequeño porcentaje de heridos, y ninguna vida que lamentar.

Inclusive T’Challa, Shuri y Okoye estaban a salvo, en ese momento esperando su llamado, en el Santuario de Londres.

Todo parecía marchar viento en popa, por lo que Steve permitió relajarse, y finalmente visitar a su familia. Mientras, Tony ya se encontraba descansando, aún sedado tras la operación, que había resultado sin mayores problemas.

No había tenido tiempo de cambiar su ropa, ni de tomar una ducha. Estaba sucio, cubierto de sangre seca, y definitivamente agotado. Pero si se permitía descansar, seguro acabaría dormido, y su sobrina podría entrar en una crisis de pánico. No se lo merecía, a sabiendas que esperaba verlo con sus propios ojos, no solo de las noticias que transcurrían a intervalos en el Santuario.

Este era inclusive más grande que el de Nueva York, por lo que acabó perdido un par de veces, antes de dar con la habitación en que lo esperaban. Un enorme televisor destacaba en la pared, donde todos se encontraban atentos al desastre que había provocado esa nueva invasión. Sam estaba sentado en un sofá, con su brazo izquierdo en un cabestrillo, pero de evidente buen humor, mientras conversaba con su padrastro.

Evelyne bebía a sorbos una taza de café, mientras que Roberta y Bonnie charlaban en medio de susurros. Mary estaba recostada en medio de la enorme alfombra que decoraba la habitación, sosteniendo un libo de ecuaciones avanzadas. A juzgar por su ceño fruncido, no era capaz de concentrarse, pero tampoco se sentía animada a prestar atención a las noticias que se desarrollaban en la televisión.

Sam fue el primero en percatarse de su presencia, abriendo los ojos desmesuradamente, para luego sonreírle con suavidad. Al notar que el chico se encontraba distraído, Walter siguió la dirección de su mirada, poniéndose de pie rápidamente, antes de percatarse de lo que había sucedido.

Eso generó una reacción en cadena, donde cada miembro en la sala le miraban con asombro, tomando nota de sus heridas y de los cambios que presentaba. Steve se encontraba muy consciente que, si quitaba su barba y reemplazaba su ropa rota por uno de sus trajes, se vería idéntico a las fotografías y grabaciones que habían visto esa mañana en el museo.

Llevó una de sus manos a su cuello, sintiendo como el rubor se alojaba en sus mejillas. Su nerviosismo era palpable, a sabiendas de las reprimendas y gritos que le esperaban. Pero antes que todo ocurriera, Mary se lanzó a sus brazos, deshecha en un mar de lágrimas.

Steve correspondió con fuerza su abrazo, olvidando todo por un momento, incluso sus pesares y la confusión. Su sobrina ahora le necesitaba, y todos se encontraban vivos. Eso era lo que realmente importaba.

Lejos, muy lejos de allí, miles de planetas de distancia, Thanos sonreía con júbilo. Si bien no todo marchaba a la perfección, sus planes parecían rendir sus frutos, y ahora estaba seguro de cuál sería su siguiente paso a dar.

Sí, quizás su guantelete estuviera arruinado, pero había encontrado un reemplazo casi tan bueno como el anterior.

Notas finales:

Espero les haya gustado, y cualquier duda o sugerencia, espero puedan dejarla en comentarios. Me siento realmente emocionada del modo en que está transcurriendo este fic, y espero que también lo sea para ustedes. 

Una pequeña trivia, por si alguien se atreve a contestar ¿de quienes son los poderes que logra obtener Steve? Quizás...desencadene en algo interesante más adelante. 

Espero no me maten por dejar la intriga, pero pronto entenderán todo. 

Nos vemos en la próxima ¡Cuídense, hasta entonces!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).