— Hola, Kookie. — la suave voz del mayor llamándolo con ese apodo, hizo que Jungkook quisiera llorar. Pero debía recordarse a sí mismo por qué había decidido alejarse de Jimin en primer lugar.
— Hola, Jimin.
— Ha pasado un tiempo...
— Veintiun años.
Jungkook de verdad quiso no sonar como el joven despechado y dolido que era, de verdad lo quiso, pero supo que no lo logró.
— Sí, lo sé.
¿Lo sabía? ¿Acaso Jimin sabía de las noches que Jungkook había pasado llorando desconsoladamente? ¿Acaso Jimin sabía de las veces que intentó llamarlo? ¿De la cantidad de mensajes que le había dejado en su buzón de voz? ¿Los había escuchado siquiera alguna vez? ¿Había llevado la cuenta de los años también?
Jungkook no lo creía.
Él sabía que su historia con Jimin había acabado muchos años atrás y no tenía intenciones ni quería retomarla. Había pasado por mucho desde que Jimin había desaparecido de un día para el otro sin dejar rastro. Había tardado demasiado tiempo en sanar. Ya no era un niño. Después de la partida de Jimin se había prometido a sí mismo que jamás volvería a amar a alguien de la forma en que había amado a Park Jimin. Ni siquiera al mismo Park Jimin.
— Has cambiado mucho.
Jimin no tenía ni idea de cuánto había cambiado desde que lo había dejado. Aunque Jungkook también podía notar que el mayor ya no era el mismo: su cabello alguna vez gris ahora se mantenía de un aburrido negro, y Jungkook sabía cuánto le gustaba a Jimin usar colores de cabello diferente, el que lo tuviera de su color natural indicaba que ya no se preocupaba por su imagen como lo hacía antes, quizás eso ya no le importaba ahora que probablemente tenía una bella esposa con la que obviamente había tenido un hijo. Pero no solo su cabello lucía diferente, el Jimin que una vez había sido apenas musculoso por las constantes dietas ahora se veía saludable, musculoso pero saludable. Y aunque Jungkook siempre había sido notablemente más alto que su hyung ahora Jimin casi le llegaba a la altura de su frente. Pero lo que más le llamó la atención a Jungkook era la mirada cansada que tenía, ojeras apenas perceptibles enmarcaban sus ojos, las facciones de su rostro que alguna vez habían sido alegres ahora se veían serias y duras. Parecía que Jimin de verdad necesitaba una buena noche de descanso. O quizás un mes.
— Tú también has cambiado. — le respondió Jungkook sin preocuparse por los honoríficos. Después de todo hace mucho tiempo que ya no los usaba con Jimin, ¿por qué hacerlo ahora?
Un silencio incómodo se plantó ante ellos cuando unas madres pasaron riendo a su lado, y Jimin sintió por alguna razón que Jungkook no solo se sentía incómodo sino que además estaba dolido, de una forma que Jimin entendía pero que jamás podría remediar. Inspiró profundo para atreverse a decir lo que estaba pensando desde hace un rato:
— ¿Quieres ir a tomar un café para hablar...? — obviamente Jungkook entendería que la pregunta terminaba con un "de lo que nos pasó" palabras tácitas que Jimin no se atrevió a pronunciar.
Aunque Jungkook jamás lo perdonara él al menos quería volver a saber de su dongsaeng, qué había sido de su vida, quien era su hijo, o hijos, ya que si estaba en la escuela seguro tenía alguno; si se había casado, si había encontrado a alguien con quien compartir su vida. Aunque debía admitir que esperaba que no hubiera nadie en la vida de Jeon Jungkook, porque Jimin era egoísta y quería a su dongsaeng solo para él. Si tenía la oportunidad él intentaría sanar las heridas de Jungkook y luego lo recuperaría.
Pero Jungkook aún no estaba listo para dejarse llevar por Jimin una vez más. Porque él sabía que caería otra vez en su trampa,para luego salir herido nuevamente. Así que con toda la fuerza que tenía le respondió:
— Lo siento, hyung, pero debo ir a trabajar.
Y al pronunciar estas palabras Jimin observó a Jeon Jungkook hacer una pequeña reverencia y alejarse de él. Jimin reprimió una amarga risa y se quedó ahí un segundo, parado en el pasillo de una escuela, sin saber bien que hacer, lo único que sabía era que si no corría detrás de él, el amor de su vida se alejaría nuevamente.
Así que se apresuró en alcazar a Jungkook quien ya estaba llegando a la puerta del establecimiento y con un suave grito volvió a llamar su atención antes de que el menor saliera del edificio. Jimin llegó hasta él y sacó de su bolsillo una pequeña cajita plateada en la que llevaba sus tarjetas. Le extendió una a Jungkook y se despidió con un simple:
— Cuando estés listo, llámame.
Jungkook tomó la tarjeta que Jimin le daba con mucho cuidado de no tocar su mano, ¿Seguiría siendo tan suave como la recordaba?
Acto seguido Jimin le sonrió y se alejó del lugar, dejando esta vez a Jungkook lleno de dudas. Pero no se volvió a mirar atrás, sabía que debía darle tiempo al menor para pensar las cosas, y para pensar si quería volver a aceptarlo en su vida. Y Jimin esperaba que sí quisiera, porque él ya se moría de ganas.
Jungkook se sentó en el asiento de su auto y por primera vez desde que Jimin se había ido soltó todo el aire que había estado reteniendo. Observó la tarjeta con cuidado: era blanca con letras plateadas, la firma de Jimin, su nombre y teléfono estaban debajo de una gran inscripción que ponía "Dark & Wild Academy". Así que había logrado cumplir su sueño de abrir una academia.
Con un suspiro Jungkook dejó la tarjeta encima del asiento del copiloto y arrancó el motor del auto para no perder más tiempo.
°~°
Jisung resopló haciendo que el cabello de su flequillo se desordenara un poco. Aún no habían pasado la mitad del día y ya estaba cansado. Se acostó sobre su escritorio y rodeó su cabeza con sus brazos. Debía dejar de jugar video juegos de noche y acostarse más temprano, lo sabía, pero era débil contra la tecnología. Cerró los ojos dispuesto a descansar unos minutos para luego volver a prestar atención a la clase con energías renovadas. Los sonidos de la clase lo envolvieron como una nana y sin querer de pronto los números y las fórmulas lo llevaron a un sueño profundo.
— ¡Jeon Jisung! — su nombre siendo gritando desde un lugar lejano lo hizo levantar la cabeza de golpe. Pestañeó un poco para recordar lo que estaba pasando y se reprendió a sí mismo cuando se encontró con la enojada mirada del profesor de matemáticas parado al lado de su escritorio. — Creo que debería hacer la clase más interesante así no te duermes, ¿no crees?
— Lo siento mucho profesor, anoche no dormí bien. — intentó disculparse, pero no funcionó:
— Supongo que si puedes dormir en mi clase significa que sabes el tema perfectamente, ¿por qué no pasas al pizarrón y resuelves el ejercicio que estaba explicando?
Jisung sabía que el profesor solo lo estaba haciendo pasar un mal rato por su culpa, pero él no se iba a dejar tratar de esa forma. Dio una mirada al pizarrón para analizar el ejercicio y no le pareció tan difícil. Se levantó de su asiento y caminó sin preocupación hasta el frente del aula para agarrar una tiza y resolver la ecuación de segundo grado. No era tan difícil, solo debía utilizar la fórmula de Bhaskara. Mientras resolvía el ejercicio murmuraba para sí los pasos necesarios hasta que llegó al resultado de x1 y x2.
— Listo. — dejó la tiza en su lugar y chocó sus palmas para quitarse el polvo de tiza.
El profesor se acercó a la pizarra para cerciorarse de que estuviera correcto y al comprobar que sí le dijo:
— Muy bien. Pero esto era el tema de repaso. Espero que no vuelvas a quedarte dormido en la clase.
— No lo haré, lo siento mucho. — respondió y con una reverencia volvió a su asiento.
Todos sus compañeros murmuraron "ooh" haciéndolo sentir orgulloso de su trabajo, uno incluso exclamó:
— ¡Creo que el presidente de la clase tendrá competencia por el primer puesto este año!
Más "ooh" y "uuh" se escucharon, Jisung no se preocupaba por los puestos estudiantiles, generalmente él era el 4 o 5, así que no les prestó atención, pero sí le dio intriga conocer a el presidente de la clase. ¿Se enojaría con él por eso?
— Cálmense, chicos, volvamos a la clase. — el profesor intentó volver a tomar las riendas de la situación y Jisung se sentó en su asiento.
Unas horas más tarde, cuando por fin llegó el horario del almuerzo un chico se le acercó por primera vez en el día:
— ¿Siempre te quedas dormido en clases? — le preguntó y Jisung sonrió con culpa.
— No siempre, pero a veces me pasan estas cosas y tengo que demostrar que soy el mejor de la clase. — respondió irónicamente, pero por suerte el otro chico se rió y se sentó en el asiento desocupado que estaba delante de Jisung.
— Creo que también eres nuevo aquí, ¿verdad? He notado que no hablas con los demás chicos.
— Sí, lo soy. ¿Tú también?
— Sí. — Un pequeño silencio se instauró entre ellos hasta que el chico volvió a hablar — En realidad no soy el único nuevo, mi hermano también está teniendo su primer día hoy. — al oír aquello Jisung abrió mucho los ojos sorprendido:
— ¿De verdad? ¡Mi hermano también! — aunque era probable que el hermano de ese chico fuera mayor o menor, era imposible que, al igual que ellos, fueran al mismo año.
— ¿Sí? Wow, eso sí que es una coincidencia... bueno, eso creo. Aunque seguro que tú no has tenido que separarte de tu hermano con quien siempre has ido al mismo curso porque aquí tienen esa tonta idea de que los hermanos deben ir a clases diferentes. — el chico hizo un mohín y bajó su cabeza, Jisung frunció el ceño extrañado. ¿Ese chico sabía sobre ellos y lo estaba molestando?
— Um... sí, bueno, te sorprenderías si te dijera la verdad.
El chico volvió a mirarlo con expresión realmente sorprendida, sus ojos se habían abierto, aunque seguían siendo adorablemente rasgados y no se abrían demasiado.
— ¿Ustedes también son mellizos?
— ¿Mell...? Oh... — Jisung ladeó su cabeza pensativamente y eso hizo reír al otro chico que le extendió la mano:
— Mi nombre es Hyunjin, Kim Hyunjin. Si quieres te puedo presentar a mi hermano. Debe estar con muchos nervios del primer día, debería ir a verlo.
Jisung le devolvió el saludo y le respondió:
— Jeon Jisung. Claro, también te puedo mostrar al mío.
Felix siempre había estado con su hermano, desde que nacieron habían estado juntos. Sí, a veces se separaban, no es como si no pudieran vivir el uno sin el otro. Pero estar casi siempre juntos había hecho que cada uno fuera bueno en algo. Felix sabía cómo levantarle el ánimo a su papá, Hyunjin sabía cómo darle coraje para enfrentar las cosas. Felix sabía cómo hacer amigos inseparables, Hyunjin sabía cómo acercarse a alguien por primera vez. Y en ese momento necesitaba a Hyunjin para eso. No es que no supiera que decir, ya había pensado varios escenarios posibles para ir a hablarle a alguien. Si se acercaba al chico de lentes le diría que los marcos redondos le daban un aire a un idol. Si se acercaba a la chica de cabello rubio le preguntaría qué tintura usaba porque se le veía genial. Si se acercaba al chico del fondo que estaba durmiendo solo le preguntaría si sabía necesitaba ayuda en la clase de inglés porque a él se le daba muy bien y había notado que el profesor lo conocía muy bien de años anteriores y pensaba hacerle la vida imposible si no se esforzaba en el idioma. Si se acercaba al chico de cabello borgoña le diría que se veía tan joven que quería saber si no conocía la fuente de la juventud. Pero nada de eso haría porque temía que ellos se burlaran de él. Normalmente Hyunjin los acercaba, los presentaba y él haría un chiste.
Pensó en que podía ir a buscar a Hyunjin y que juntos podrían ir a buscar a Minho-sunbae o a Changbin-sunbae, pero no quería molestar a los mayores, ni a su hermano, quien seguro ya se había hecho amigo de la mitad de la clase. Suspiró y decidió que comería solo en el salón la comida que su padre le había preparado esa mañana. Normalmente era Hyunjin quien cocinaba para los dos, pero al ser el primer día su papá les había preparado el almuerzo. Sacó la caja preparada y estaba por abrirla cuando una voz lo llamó desde la puerta:
— ¡Felix-ah!
Levantó la cabeza y vio a su mellizo en la puerta saludándolo y llamándolo para que saliera a comer con él y otro chico que llevaba su propia comida en su mano. Felix se paró de un salto al mismo tiempo que el chico al lado de su hermano llamaba a otro chico de su clase:
— ¡Seungminie! — y el chico de cabello borgoña levantó la cabeza de su cuaderno donde estaba haciendo la tarea que los profesores les habían dejado.
— Jisung-ah. — dijo mirando a quien lo había llamado.
— ¿Qué estás haciendo? No me digas que estás adelantando la tarea y olvidaste por completo que debías comer. — lo reprendió el otro.
— Lo siento, hyung.
— Está bien, solo ven.
El chico de cabello borgoña cerró su cuaderno y comenzó a buscar algo en su mochila mientras Hyunjin volvía a llamarlo:
— ¡Felix, ven!
Él caminó despacio y en silencio hasta donde se encontraba su hermano y se mantuvo en silencio hasta que llegó a su lado y Hyunjin le preguntó:
— ¿Qué tal las clases?
Felix solo se encogió de hombros.
— Me alegra ver que te diviertes. — bromeó su hermano. — Felix le sonrió y luego miró a Jisung, por lo que Hyunjin agregó: — Él es Jisung, va a la misma clase que yo.
En ese momento el chico de cabello borgoña frenó a su lado.
— Gusto en conocerte, hermano de Hyunjin, — Jisung le sonrió, luego le revolvió el cabello al otro chico — este es mi hermanito Seungmin.
— Hola. — dijo él y se giró hacia Felix — ¿cómo hablas tan bien inglés?
La pregunta lo tomó por sorpresa, no había pensando que haberse presentado en la clase de inglés como les había pedido el profesor habría llamado la atención de alguien.
— Mis abuelos viven en el extranjero así que nosotros viajamos mucho. — respondió Felix.
— Y él es realmente bueno en idiomas, en general. — agregó su hermano.
— ¿De verdad? ¿Podrías ayudarme con la tarea luego? — le preguntó Seungmin y Felix supo que ese era su momento:
— Claro, si me dices donde está la fuente de la juventud.
Jisung y Seungmin lo miraron extrañados y su hermano reprimió una risa, haciendo que los chicos rieran. Los cuatro caminaron hasta el patio donde decidieron sentarse bajo la sombra de un árbol a almorzar. Felix estaba perdido en sus pensamientos mientras escuchaba la conversación que mantenían los tres chicos. Llevaba los bocados a su boca de forma automática con su mirada clavada en una raíz del árbol.
— ¡Hey, niños! — la voz de Minho lo devolvió a la tierra ya que él venía acompañado de dos chicos, uno de los cuales era Changbin.
Sin poder evitarlo Felix se atragantó con la comida provocando una suave tos que solo paró cuando tomo agua.
— ¿Estás bien? — le susurró su hermano a lo que Felix respondió con un pulgar arriba.
Changbin lo miró y, ¿eso era preocupación? ¿Lo había escuchado toser? Feliz sintió sus mejillas calentarse y se obligó a mirar abajo clavando sus ojos en su comida.
— Veo que han logrado encontrar el patio. — bromeó Minho y Hyunjin riendo le respondió:
— No fue muy difícil, es como si este lugar fuera Roma y todos los caminos condujeran a él.
— Eso es cierto. — el chico nuevo respondió. — ¿Estos son los chicos que me dijiste que ayudaste?
— Sí, aunque eran solo dos.
Hyunjin presentó a Jisung y a Seungmin y Minho les dijo que el chico nuevo se llamaba Mark y que podía llegar a ser "una molestia" haciendo que éste se enojara y los chicos rieran. Y Felix se obligó a intentar mantenerse calmado cuando los sunbaes les preguntaron si se podían sentar a comer con ellos.
Desde el momento el que fijó sus ojos en Changbin, Seungmin decidió que no le gustaba aquel chico. No tenía una razón lógica para pensarlo, simplemente no le causaba una sensación agradable, y punto. Solía tener muchos episodios similares, en los que con solo una mirada sellaba el destino de la relación que tendría con otras personas. Lo mismo le había sucedido poco tiempo atrás, cuando un chico del último año de la escuela media subió al escenario a dar el discurso de bienvenida; apenas verlo Seungmin sintió la inexplicable necesidad de molestarlo, de mofarse por ser más alto que él y picarle las mejillas.
Por lo general Seungmin era un muchacho bastante pacífico, que se concentraba mucho en sus estudios y no trataba mal a nadie, pero había sido criado por Jeon JungKook después de todo. Llevaba la picardía, las burlas y las travesuras no en la sangre, pero si en el corazón.
Pero de vuelta a Changbin, no es que lo odiara precisamente, Seungmin sabía que incluso podrían acabar siendo buenos amigos, pero que aquella primera impresión no lo abandonaría. Y sabía por la manera de alardear de su hermano que Jisung también consideraba al otro chico como una especie de "amenaza". Minho, el otro muchacho de un curso más avanzado que aparentemente conocía a Felix y su hermano, lo había presentado como "el mejor rapero que van a conocer en sus vidas", seguramente haciendo alusión a alguna broma interna entre ellos, y aquello evidentemente había hecho activar todas las alertas de Jisung. Seungmin conocía muy bien a su hermano, y sabía que estaba acostumbrado a ser el mejor en todo, y podía llegar a ser bastante competitivo, solo los dioses sabrían cómo acabaría aquello si la afirmación de Minho resultaba ser remotamente cierta... Jisung había peleado con chicos mayores por menos. Solo esperaba que en esta ocasión no se metiera en tantos problemas.
°~°
— Así que... ¿rapeas?— Jisung no estaba muy seguro de haber logrado el tono casual que estaba buscando al acercarse a Changbin para preguntar aquello, pero no dejó que aquello lo detuviera. Necesitaba comprobar si aquel chico era tan bueno como Minho-sunbae acababa de proclamar que era. Y si era así, necesitaba superarlo.
— Sí, un poco... Todavía estoy yendo a clases para mejorar— fue la respuesta del otro. Jisung frunció el ceño de manera casi imperceptible. ¿Estaba realmente siendo modesto o solo se burlaba de él?
— ¿Te gustaría hacer un freestyle conmigo?— el chico estaba fallando nuevamente en parecer casual, pero claramente sus palabras interesaron al muchacho del exótico sombrero, que alzó una ceja y sonrió de lado con confianza. El hermano de Hyunjin volvió a ahogarse con un trozo de su comida, pero Jisung no le prestó atención y se dedicó a preparar su garganta.
Apenas comenzó aquella pequeña "batalla" de freestyle, Jisung se dio cuenta de que no sería fácil ganar. Changbin parecía una persona un poco cerrada e incluso tierna y amable, pero a la hora de rapear emanaba confianza en sí mismo y hasta cierto grado de agresividad, como si pretendiera atacar al público con sus palabras. Además, era muy bueno, se notaba a leguas que tenía mucha práctica. Jisung lanzó su primer verso, y Changbin le contestó con ferocidad, a lo que Jisung volvió a replicar poniéndose de pie para crear un mejor efecto, dejándose llevar por el rap y la situación.
—Mierda, es bueno— se dijo a sí mismo mientras veía cómo el contrario se ponía de pie también y comenzaba a dar pequeños saltos y mover las manos al ritmo de su improvisada canción. Todos los presentes aplaudían con entusiasmo y vitoreaban a ambas partes por igual.
Changbin, presa del entusiasmo y el vigor de tener un público que lo apreciara, parecía haber ganado mucho valor. Se quitó el sombrero de la cabeza y lo hizo girar un par de veces en su mano antes de arrojarlo descaradamente en dirección a Felix mientras exclamaba a viva voz:
—Matryoshka kkaneun geoscheoleom nae eum-ag-wo hana hanassig ah!— y continuó su baile a la espera de que Jisung le contestara.
Esta vez, Felix se ahogó con su propia saliva.