Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

'KKM! Cortejo {WolfYuu} por amourtenttia

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

HEEEEEY! ¿Cómo están? Espero excelente. Realmente deseo puro bienestar en general en este momento.


Sobre el capítulo, siento que tengo/puedo decir tantas cosas. Primero~ EN SERIO, la verdad créanme que quería escribir algo que valiera la pena con respecto a la primera vez de los niños (?) pero por alguna razón simplemente no quería salir así... Una parte de mí empieza a pensar que es porque no se sintió como si lo fuera... Como... No sé... Creo que no cuenta (?) Porque fue un desplante de Wolfram, así que realmente no me sonaba a que valiera la pena ponerse super gráficos -y que no logré hacerlo, por mucho que escribí y borre-. Pienso que si ahorita me pusiera a escribir una escena así con otro contexto sería totalmente distinto. (Lo intentaré en un rato, para confirmar la hipótesis LOL), pero por mientras, les dejo lo que fue otro intento. 


Tengo que decir sobre eso~ ME ENCANTÓ como salió. Sé que no es nada demasiado gráfico, pero creo que va con el estilo con el que estoy escribiendo la historia. Es raro... Realmente no sé cómo explicarlo LOL. Creo que ahorita, en esa parte digamos, todavía no es correcto ponerse muy explícitos. Siento que aunque llegaron a conocerse de esa manera todavía no se tienen el grado de confianza que se tienen Conrad y Yozak, por ejemplo -si supieran lo que se me ocurrió primero para lo del carruaje, maldita sea, eso era bello-. ¿Tiene algo de sentido? Creo que estoy divagando.


En general quisiera disculparme profundamente si este capítulo resulta extraño... No me siento especialmente bien de ánimo, aunque me gustó mucho batallar para hacerlo porque me dejó despegarme de lo que estaba pensando. De todos modos siento que fallé de alguna manera... Si lo notan muy raro, en verdad lo siento.


A partir de aquí espero ya dejar un poco el drama para establecernos en un punto medio. Hay cosas que necesito que ocurran antes de que se ponga otra vez más intenso. Shouri es un ejemplo... Salió ya, pero se desapareció este tiempo. Tiene su propio rol en esta historia así que espero disfruten mucho de lo que planeo hacer con él jajajaja.


Y con el resto de los personajes~


Luego de esta absurda nota aclaratoria, ahora sí, espero disfruten el capítulo, y, nuevamente, una disculpa por todo (?).


 


 

.

.

.

 

 

Yuuri está tratando de convencerse a sí mismo de que su cuerpo y alma están en un sitio totalmente distinto al actual cuando siente la caricia suave en la piel desnuda de su espalda, descendiendo por ésta hasta pasear por su cadera antes de perderse en la curva de sus nalgas. Se repasa finalmente los pasos para respirar a la vez que se remueve ligeramente en su sitio, no evitando el contacto, sino dándole todo el permiso que aunque niegue, Wolfram está buscando. La sensación general de su cuerpo entero es desconocida para él. Se siente relajado tanto como tenso, y mientras que su mente está diciéndole que nada bueno saldrá si continua apoyándose en sus rodillas para levantar el trasero de aquella manera tan desvergonzada, su cuerpo de todas formas sigue incitándolo. Sonríe con satisfacción bien disimulada cuando besos suaves se reparten por toda su espalda, suben por sus hombros, alcanzan su cuello, y terminan en su mejilla cuando ha intentado ir por su boca.

Shibuya se ha complacido a si mismo las veces suficientes como para tener una idea de qué es suficiente para él, y, aunque ciertamente la experiencia anterior con el hombre que ahora le toca de manera más descarada le resultó tan impresionante como para dejarle feliz por horas, en el momento que acontece no es así en absoluto... Es vergonzoso pensar mucho en ello, pero la verdad era que dos veces no es suficiente. Ni siquiera cuando han sido dos excelentes veces. No necesita preguntarle al otro cuánto es demasiado para él, porque por la manera en que está jugando con su trasero es más que evidente que tampoco ha tenido suficiente. 

Si bien Yuuri puede pensar claramente en las cosas exactas  que el príncipe le hizo minutos antes, definir el momento en que le llevó hasta la enorme cama es todavía complicado e incierto. Recuerda perfecto en qué punto Wolfram se sintió lo suficientemente complacido con manosear su espalda luego de correrse por primera vez para seguidamente hacerlo girar de nuevo, esta vez recibiendo la completa participación del menor para cargarlo al apoyarlo contra la pared, antes de atacar nuevamente cada rincón de su cuerpo. Es incapaz de dar una razón válida a sus acciones posteriores. Sus manos alcanzaron el rostro pálido, buscó sus labios con necesidad, y al ser rechazado solo pudo hundir sus dedos con cierta fuerza en su cuello blanco. Resultó ser su mejor venganza a la forma en que las manos contrarias apretujaban su retaguardia, y se sintió enormemente complacido cuando le escuchó gruñir cerca de su rostro. Intentó besarlo de nuevo, pero esta vez terminó repartiendo solo besos en su barbilla. Si sus piernas no se hubieran cerrado con tanta fuerza contra Wolfram, estaba completamente seguro de que habría terminado en el suelo en algún punto. Probablemente el rubio sospechó esto en algún punto también, pues le agarraba con la misma intensidad, repartiendo su peso entre sus propios brazos y la pared tras el menor. Luego se dedicó a atacar la boca que se negaba antes... Su prometido no necesitaba enterarse de que los sonidos que escapaban de esos labios que antes le parecían tan inocentes eran la razón por la cual procuró evitarlos durante tanto tiempo. No era un amante ruidoso, pero no se callaba nada tampoco. La forma en que suspiraba de tanto en tanto, la manera en que tomaba tanto aire como pudiera... Jadeos, gemidos, su nombre mezclado en el punto perfecto entre placer vuelto notas y quejas ahogadas... Bielefeld no creía en que existiera un paraíso, pero, de haberlo, seguro era un sitio como ése. Uno donde el hombre que amaba lo recibía sin quejarse demasiado, permiténdole hacer y deshacer de su cuerpo a su antojo, besarlo como se le diera la gana, moverse a como mejor le pareciera... Y con esos malditos sonidos. 

No pudo mantenerse en su boca tanto como Yuuri hubiese querido, pero ante sus quejas, el menor recibió un mordisco que lejos de molestarle, le hizo sentir más caliente que antes. Sintiéndose en el borde del abismo, no supo más que abrazarse a él como si fuese a morir de no hacerlo. No se molestó en acallar su voz cuando lo sintió moverse con más fuerza, provocándole de nuevo esa mezcla de placer y dolor que empezaba a hacerse hasta familiar. Su rostro hundido entre su cuello y hombro permitía a su boca comunicar de cerca cada pequeño tono que salía por ésta. Solo entonces, cuando Wolfram pudo escuchar tan cerca de él la manera en que ese sensual cuerpo cedía ante el orgasmo. supo que éso era exacto lo que necesitaba. Yuuri gimoteó cosas incomprensibles cuando le sintió llenarle por primera vez, demasiado desorientado por el placer que sentía. Y estando ahora acostado de pecho contra la cama era incapaz de decir si le interesaba o no saber cómo llegó allí. Decidió que le daba exactamente lo mismo cuando sintió que Wolfram repartía besos por toda su columna vertebral de manera lenta... El gesto habría sido tildado de romántico o dulce de manera inmediata, sino fuera porque una de las manos del rubio hacía algo menos decente. 

Shibuya había dejado de sorprenderse desde hacía varios meses con el hecho de que su "tiempo fuera" se tratara de unos segundos muy largos o minutos muy cortos. Conceptos como "Tiempo refractario" parecían ser un buen chiste para la raza demoníaca, y, aunque siempre solía quedarse bien con una que otra jugarreta de su parte, en ese instante el que Wolfram se entretuviera con la nueva erección que se alzaba entre sus piernas le pareció de lo más perfecto. Tendría que reconocerle al otro que su castigo no era tan malo después de todo... O lo deseó al menos hasta que recordó que esa palabra en particular nunca salió a relucir antes. Su mente apenas tuvo un segundo libre para preguntarse al respecto. Si era de esta manera estando lo suficientemente enojado como para cogerlo, ¿cómo sería entonces ser castigado por el príncipe demoníaco? La perspectiva le hizo gemir con más intensidad cuando sus dedos traviesos viajaron desde su tronco, acariciando sus testículos de paso, hasta alcanzar nuevamente el sitio donde sus ojos se encontraban tan entretenidos ahora, tras sus labios terminar de adorar como consideró prudente la región posterior de su anatomía.

El solo dígito que ingresó en su cuerpo lo hizo con ligera facilidad. Era apenas incómodo, pero acalorado como se sentía, no reparó demasiado en dicha cuestión. Se desconocía a sí mismo durante los pocos lapsos de consciencia real. Mayormente se permitía disfrutar del momento, pero, en cortos instantes, Yuuri se espantaba por sus propias reacciones. Ni siquiera porque anticipaba que algo así podría pasar se sintió bien con saber que él fue quien pidió más. "Más rápido" "Más duro" "Más profundo". Wolfram se planteó momentáneamente la duda razonable de que todo esto se debiera al Maou en sí. La creencia popular dictaba que los elegidos por Shinou eran particularmente lujuriosos, y siendo que él mismo iba con esta idea, se planteó que Yuuri fuese igual. El pensamiento no le duró ni 2 minutos cuando decidió que la razón que fuera era buena. El motivo le daba lo mismo. Su recién descubierto amante no solo era comprensivo, sino que era entregado y dispuesto. ¿Qué más podía pedir en ese momento? No le peleó nada cuando decidió mantenerlo por largo rato a cuatro en la cama, ni discutió cuando cambió de parecer luego de hacerlo terminar de nuevo. Se maravilló de sus flexibles extremidades, y se permitió tantear terreno en esos aspectos.

Wolfram verdaderamente intentó no cruzar difusa línea que se planteó mentalmente desde el primer momento en que puso una mano sobre él con intenciones nada puras. No le orillaría a hacer nada demasiado vergonzoso, o que no tuviera intención de hacer. Aunque ideas varias cruzaron sus morbosos pensamientos, no se permitió llevarlo hasta el punto de dejarle colocarse a horcadas sobre él —por mucho que lo deseara—, ni tampoco llevar su rostro al sur de su cuerpo —ni porque esa desvergonzada boca parecía gritar por ello—. No dejó de ser el "bastardo exigente" que era cuando se trataba de enfurecidos encuentros, pero sí que se obligó a ser un amante amoroso al mismo tiempo. Yuuri terminaría adolorido totalmente, y conocería sitios de su cuerpo que nunca había nombrado antes seguro, pero definitivamente no iba a romperlo. ¡De eso se trataba ser un caballero! O al menos, el intento.

La última imagen nítida que el 27avo Maou tenía de esa noche era la de la visión casi celestial que representaba Wolfram sobre su cuerpo, mientras sus propias piernas lo rodeaban con tal fuerza que parecía obligarlo a internarse mucho más en su cuerpo, a la vez que sus manos se agarraban casi con violencia en sus caderas, enterrando dedos y uñas en la piel blanca, buscando dejar marcas todavía más evidentes que las que el otro le dejó antes por toda su piel, antes de que se le ocurriera repetir este acto en su espalda, hecho que le permitió escuchar la más maravillosas melodías de boca del rubio, que disfrutaba de su tacto apasionado. A partir de allí recordaba recibir besos varios y entregar unos pocos más. Ser mirado con deseo que se mezclaba con devoción, y reflejar en sus ojos esas mismas emociones. Luego todo es confuso... Continuaron por lo que se sintió como minutos apenas, pero Yuuri sabía fueron horas enteras. El moreno comenzaba a sentirse triunfante en una lucha no mencionada, pero se dio con la derrota definitiva cuando notó que el otro le dejaba de joder finalmente cuando no pudo soportar un golpe más. Sus ojos humedecidos, su voz inexistente y su cuerpo adolorido eran la prueba de que definitivamente de que no podía continuar. Se enteró especialmente de ello cuando el rubio le cobijó con las sábanas tras un momento en silencio de su parte, luego de... Yuuri ni siquiera quería intentar poner un número a su última ronda. 

—Así que este es tu límite... —le escuchó murmurar, conteniendo una risa.

Ninguna palabra coherente salió en respuesta. Un sonido incomprensible fue pronunciado. Lo maldijo cuando besó su cabeza, viendo la sonrisa prepotente en sus labios color cereza a través de sus pesados párpados, quienes cubrían ya sus pupilas. Exhausto. Comenzaba a sentirse bastante cansado. Pensar era incluso complicado.

—Descansa, Yuuri... 

Otro sonido extraño salió de su boca cuando reconoció el brillo del sol matinal a la distancia,  le escuchó reír por lo bajo, cubriendo su rostro con más sábanas, ocultándolo de los rayos de un nuevo amanecer. Gruño otra vez algo que era imposible descifrar, pero que el rubio pareció entender de cualquier manera.

—Sí, al parecer sí que tuviste suerte. Ahora duerme, después lo hablaremos con calma...

Y aunque estas palabras fueron dichas con total tranquilidad, la preocupación fue notable en su cara, que era ahora invisible para la curiosa mirada inconsciente del menor. Al escucharlo dormitar segundos antes de caer profundo en el sueño pesado donde sospechaba iría a parar, Wolfram se permitió suspirar de manera ligera. Pasó una mano por su rostro.

Con su temperatura regresando a un punto normal, finalmente podía pensar de manera más racional... Ahogó un quejido de pura resignación. Discutirían seguro. No tenía dudas al respecto... El momento se tornó en un dulce-amargo que ya presentía. Respiró hondo, cerrando los ojos un momento.

"Que se joda" pensó, rendido "Lo hablaremos cuando despertemos".

Ésa era la decisión más inteligente que podía tomar en ese momento. Y habría sido mejor si hubiese podido dormir algo, para empezar.

 

.

.

.

.

.

 

 

Lord Conrad Weller no era un noble. Éste era un tema bien sabido por todos los habitantes del reino. No pertenecía a ninguna de las 10 familias nobles —contrario a sus hermanos—, no se planteó nunca que tuviese opción de heredar el título de representante —aunque hasta ahora fuese el único disponible, dado que no existía otro heredero de Spitzweg—, y, el agregado, era el hecho de que era un mazoku mitad humano. No que esto último fuese algo malo hoy día, pero sí que le causó ciertas situaciones desagradables antes. Afortunadamente la sociedad había cambiado lo suficiente, y él había madurado también, haciendo que lidiar con personas desagradables se volviera bastante fácil. Pero regresando al punto... Conrad no es un noble. No del tipo que Shin Makoku habría deseado... Sin embargo, pese a que era fácil olvidarlo, continuaba siendo el hijo de una reina. Y aunque ciertamente el título casi nunca iba con él, al observarlo uno sabía que había algo de la realeza en él. Quizá sus hermanos podrían entenderlo, especialmente el mayor. General, Comandante y Capitán eran los respectivos rangos de cada uno de ellos, pero cuando uno dedicaba algo más de tiempo a observarlos podía notarlo. Príncipes. Los tres hermanos que no se parecen en nada son, realmente, príncipes. Lord Conrad Weller formó y continúa siendo parte de la realeza.... Y eso representa ahora un problema.

El rostro impasible del General del reino le observa fijamente desde hace varios minutos, mientras que el castaño intenta mantener la serenidad que es habitual en él. Gwendal no parece complacido por las noticias que le ha dado hace unos minutos, continúa bastante callado desde el instante en que soltó la información que estuvo ocultado por los últimos meses, y la vena en su frente es la única forma en que Conrad logra adivinar el rumbo de las ideas que se han de ir formando en su mente. Intenta sonreír conciliador sin éxito. Está preocupado. La forma en que sus labios y ojos forman una mueca rara es la muestra evidente de ello. Voltaire frunce el ceño de manera pronunciada al notar el gesto.

—Pensé que de los tres, tú eras definitivamente el más responsable... —comenta finalmente el mayor, tras un largo rato, Conrad solo se remueve en su sitio, sacándole un suspiro cansado al otro— ¿Eres consciente de lo que pudo haber pasado, si realmente hubiese sido éso?

Gwendal ni siquiera quiere pronunciarlo. No termina de dar crédito a lo dicho. Cuando Yozak Gurrier se le acercó tan seguro 7 meses atrás para "recatadamente" pedir la mano de su joven hermano en matrimonio, nunca se planteó mucho la razón detrás de ello. Conocía bien al espía, y sabía que sus intenciones para con Conrad siempre fueron serias. Sin embargo, debió suponer que era algo más que su prolongado enamoramiento. Debió de anticiparlo, especialmente por la acalorada discusión fuera de su oficina en ese momento.

—Lo sé... Sé que fue una suerte que no fuera de esa manera, pero... Siendo sincero, no pensé tener ese tipo de cualidades... —confiesa el Comandante, algo preocupado— Todavía no creo poseerlas.

—Gisela ha dicho que estás en condiciones perfectas, tu reporte llegó a mi escritorio hace unos días—responde un poco más relajado Gwendal, recordando claramente las conclusiones de la médico "Descartado posible embarazo, se recomienda iniciar con tratamientos preventivos".— Te ordenó empezar a protegerte, ¿no es así?

—¿Todo mundo debe enterarse de ese tipo de cosas?—medio gruñe el castaño, avergonzado, a lo que el otro reniega

—Sabes tan bien como yo que los 10 nobles estamos obligados a vigilar de este tipo de cuestiones. Eres el hijo de la antigua reina, después de todo. Si ocurriera algo de esa magnitud antes de que estuvieses casado, necesitaríamos movernos bastante rápido... Ya has visto lo que pasó con la esposa de Hube, el irresponsable.

—Por Shinou, Gwen... No puedo creer que sigas resentido con él. La guerra fue...—comienza, resoplando

—No se trata de eso, Conrad... —le corta irritado el mayor, luego le mira con recelo— Y no trates de escaparte del tema. La cuestión aquí es que tú tienes que casarte lo más rápido que sea posible, y yo tengo que arreglármelas para conseguir el permiso que necesitas sin que el motivo sea evidente... 

El menor baja la mirada inmediatamente, sintiéndose culpable. A veces sí que odiaba ser un maldito príncipe. Y que las leyes fuesen tan absurdas de pronto. Especialmente cuando se trataba de los compañeros, peor aún cuando eran como él... Quienes quedaban de encargo fuera del matrimonio. Su hermano mayor tenía razón en estar molesto. Fue un total descuido de su parte, teniendo en cuenta que Gisela le ordenó expresamente iniciar el mismo tratamiento que a su ahijado. Pero, sinceramente, él no se esperó que pasara nada esos días. Dado que hasta ese momento no había necesitado la gran cosa para evitar esto, los eventos dentro del carruaje durante la fiesta de su sobrina menor no le parecieron relevantes. ¡Ojalá hubiese recordado a Nicola en ese momento! Si no hubiese sido porque el General prácticamente las adoptó de maneras poco ortodoxas,y orilló a la familia de Hube para reconocerla como la esposa de éste, probablemente la pequeña Eru no estaría ahora junto a la feliz pareja. Esta era otra cuestión con la que mujeres y compañeros tenían que lidiar frecuentemente. Si se daba el caso de que un bebé perteneciente a una familia importante —como una familia noble, o como parte de la familia de la Maou, por ejemplo— naciera fuera de la ley que los gobernaba, los nobles tenían el derecho de exigir que fuese llevado a un instituto adecuado. No eran necesariamente orfanatos, porque no es como si alguien tuviese oportunidad de sacarlos, eran escuelas. Eran sitios espectaculares... Si el infante en cuestión verdaderamente no tuviera a nadie. Y ése era el problema. Los niños que terminaban allí sí que tenían familia, pero la ley se negaba a reconocerlos como tales.

Lord Conrad Weller no era excepción.

—¿Lo has confirmado ya con Gisela al menos? ¿Estás completamente seguro de que esta vez sí?

El castaño sale de sus pensamientos ante las dudas que su hermano plantea. Asiente antes de responder.

—Sí, fue lo primero que hice cuando tuve la sospecha. Eso de que uno sencillamente "lo sabe" solo pasadas las horas es real... Pensé que estaba siendo exagerada con ello, pero me lo confirmó esta mañana.

Ciertamente era sorprendente. Menos de una semana, y ya sabían que un nuevo integrante de la familia venía en camino. Gwendal sintió que el dolor de cabeza que empezó la noche pasada incrementaba progresivamente. ¿Por qué su familia tenía que ser de esta manera? ¿Por qué no podía tener una vida un poco más sencilla? Le encantaría poder ser como Yozak... Él siempre parecía tan acostumbrado a estar rodeado de problemas que llegaba el punto donde nada parecía preocuparle. Alzó una ceja ante la sola idea.

—Gurrier... ¿Yozak ya lo sabe?

El que su hermano menor se removiera incómodo fue suficiente respuesta.Azotó las manos contra la mesa.

—¡Tienes que estar bromeando! ¿Cómo se te ocurre dejarlo fuera?

—Primero quería estar seguro. La última vez que le comenté algo como esto terminó viniendo directo contigo... Ya te expliqué que estábamos convencidos de que estaba esperando, y ni me dejó ir con nuestra sobrina para confirmarlo antes de venir contigo directo... ¿Qué piensas que hará ahora que sepa que es cierto?

—Hará lo que cualquier hombre de honor debe hacer en este momento...

El menor le mira sin entender.

—Cuidará de ti. 

—Gwen...

—Me es imposible accionar en busca de tu protección inmediatamente siendo que sería evidente para el consejo, así que tomaremos esta alternativa... Gurrier regresará directamente a tu guardia personal hasta nuevo aviso. —declara, finalmente.

—Eso no va a gustarle—replica el castaño

—Créeme que terminará agradeciéndolo en algún momento. Más pronto de lo que tu estás suponiendo...—responde seriamente el mayor— Se conocen desde siempre, así que no necesitarán 20 años de compromiso... Solicitaré una audiencia con el consejo para esta misma semana, usarás el mismo principio que usó tu padre con nuestra madre. Informaré a Günter también, para que comience a preparar el evento.

—Es demasiado pronto, si somos así de evidentes...—intenta decir, con aparente calma

—¡Claro que será obvio!—le responde su hermano visiblemente molesto, y Conrad le mira sorprendido— Estás esperando un hijo, Conrad. Un niño... A tu edad, siendo un Comandante, y sin estar casado. Ten por seguro que todos van a darse cuenta de ello. Tu boda no es un intento por ocultarlo, dudo mucho que puedas siquiera considerar intentarlo... Es por protegerlo. Él o ella necesitará estar asegurado de alguna manera. Además, tú y yo sabemos que caerían cabezas si alguien intentase siquiera arrebatárselo.

—Yo mataría a cualquiera que intentara quitármelo—dice seriamente el menor

—Yozak no te dejaría mancharte las manos, pero sé que ambos serían capaces de ello... —agrega Gwendal, obligándose a respirar con más calma, su mano masajea su frente entonces— Un niño... —repite para sí, incrédulo— Maldita sea, Weller... Soy demasiado joven para tener un sobrino.

Ante el inesperado comentario, Conrad no puede más que mirarlo con verdadera sorpresa, poco a poco una sonrisa se va extendiendo por sus labios. Vaya, a pesar de que la noticia le fue dada hace un rato, solo en este momento puede comenzar a sentirlo como verdadero. Su instinto le demandó ir directo con su hermano en búsqueda de un consejo, de una solución para protegerlo. Pero, ya pasado el trago amargo de notificarle lo ocurrido, la noticia comenzaba a caer con gran peso en su mente... Estaba de encargo. Carajo. Era un maldito hombre embarazado. ¿Cómo le diría a Yozak esto?

—¿Conrad?

Ni siquiera el llamado preocupado del General consigue que levante la mirada, se siente triste de pronto. Tan preocupado que la melancolía lo atrapa sin remedio alguno. Siente que una mano se coloca sobre su hombro, intentando llamar su atención. Sus ojos escocen ligeramente.

—¿Conrad? ¿Qué pasa?

Voltaire no puede no sentirse algo asustado ante la imagen delante de él. Pocas veces ha tenido oportunidad de presenciar una mirada tan devastada en su hermano, el valeroso León de Ruttenberg, el soldado más fuerte de todo el ejército. El que su pensamiento sea suficiente para desarmarlo de esta manera es algo que le mortifica sin que pueda evitarlo. Lo abraza porque su instinto le dice que es lo que debe de hacer. Y la sensación es bastante rara.

Nunca fueron así de afectuosos, pero en ese momento es lo adecuado.

—Se enojará conmigo, ¿no es cierto?

Gwendal pudo comprender el problema al instante.

—La última vez que creí estarlo, él estaba tan preocupado... Yo estaba demasiado asustado por mí mismo como para tomarle importancia... Él suele ser el fuerte con sus emociones, pero esa vez...

—Eso fue antes, Weller... Ahora ha madurado.

—Solo han pasado meses, es imposible que su opinión cambiara tanto. Estará enojado...

Cuando el menor le regresó el abrazo con algo más de fuerza, el peligris suspiró bajo.

—¿Y qué haré si se da cuenta de que no le conviene? ¿Qué se supone que tengo que hacer entonces? ¿Y si no lo quiere? ¿Y si dejó de quererme?

—No digas cosas tan absurdas.... Ese hombre te ama. Te quiso por mucho tiempo. No hay nadie en el reino que sea tan digno de tenerte como esposo más que él mismo... 

—Gwen...

—Si algo como lo que temes pasara, en cualquier caso, tienes a tu familia para protegerte. Ni madre, ni Günter, ni Wolf ni yo permitiremos que te ocurra nada... Ni a ti, ni a tu hijo... Estarás bien, hermano... Ambos van a estarlo.

Lord Weller supo entonces que, pasara lo que pasara ahora, estaba en buenas manos.

.

.

.

.

 

 

Cuando Gurrier se acercó a medio día a la habitación de su majestad con una pequeña bolsa colgada en el cinto, procuró por todos los medios ignorar la discusión que se estaba desarrollando dentro. No se sorprendió para nada por los insultos que eran disparados de uno a otro cada cierto tiempo, ni que por ratos dejara de escucharlos. El sonido de la segunda bofetada que el chavalín hubiese dado al príncipe fue inconfundible. Y Yozak sabía que se trataba del menor porque ni por todo el oro del mundo Wolfram le hubiese puesto una mano encima al chico, no con ese propósito en particular. Sus palabras habían sido ofensivas, pero el espía podía entender mejor que nadie por qué el miedo ganó la batalla en la mente del rubio. Se ganó bien el golpe, en cualquier caso.

Minutos largos pasaron antes de que finalmente todo quedara en silencio. Momentos más, y pasos se escucharon tras la puerta. Yozak no se molestó en ocultarse cuando ésta se abrió luego de media hora. No hizo gesto alguno cuando el nuevo rey le dedicó una mirada irritada, ni se ofendió cuando pasó de él luego de notar lo que traía encima. Suspiró apenas cuando su figura se perdió por los pasillos luego de decir un simple:

—Gracias...

Era más de lo que esperaba de él en ese momento, si era totalmente honesto. Entró a la habitación tras dar dos pequeños toques. Los sonidos cesaron dentro, y él no esperó respuesta. Las cortinas cerradas daban una penumbra impresionante. Cerró tras de él con calma antes de que sus pasos lo guiaran a la figura que descansaba envuelta entre colchas y sábanas. Se sintió algo mal al ver que el menor se volvían todavía más pequeño en su sitio a cada paso que daba.

—Oh, chavalín... Tu realmente no sabes cuando dejar de ser imprudente—le dice, en un tono que intenta cortar con el tenso ambiente.

Algo parecido a un gimoteo escapa de la boca del antiguo rey. El espía se sienta un lado suyo. Su mirada se dirige al techo luego de observarlo un corto instante. Oculto tras un nido de ropa de cama no puede más que encontrar su alborotado cabello hecho un lío. Ahoga un suspiro resignado. No tenía sentido sentirse culpable ahora. No hubiera sido correcto que hubiese intervenido.

—He traído unas cosas, majestad... —comenta, a la vez que su atención se concentra en desanudar el hilo que une la bolsa a su cinturón— Algo para el dolor, y unas cosas para las marcas... Supongo que Lord von Christ se enojará bastante si llega a verlo en este estado, así que me di a la tarea de buscar las mejores opciones...

Lo nota removerse un poco, y su voz es bastante apagada cuando dice:

—Ya no soy el rey... No tiene sentido que seas tan formal. Eres el prometido de mi padrino, y eres mi amigo también... Yuuri es suficiente.

El pelirrojo sonríe de manera ligera.

—¿Yuu-chan es aceptable? Lo siento, lo escuché de su hermano, y es adorable. Le va bastante bien...—observa, divertido.

—Lo que sea está bien—responde Yuuri, sin ganas, antes de moverse de nuevo, esta vez descubriéndose apenas— ¿Cómo sabes que clase de marcas tengo?—cuestiona, tras un corto silencio, a la vez que le mira con cierta desconfianza.

El soldado esboza una sonrisa más notable que antes, su dedo se alza mientras explica a modo de burla.

—Por supuesto, yo, Gurrier Yozak, me he informado adecuadamente sobre la familia de la cual espero formar parte...

Es una imitación pésima del consejero, pero consigue su cometido cuando ve sonreír apenas al antiguo rey.

—Los tres hermanos tienen ciertas similitudes entre ellos... Unas bastante peculiares, si me permite decir... Viniendo del pequeño príncipe, siempre supe que era cierto, pero con el General fue bastante sorprendente... Günter se oculta lo mejor que puede, pero si algún día tiene oportunidad de ir a un baño con él, se dará cuenta como es que uno simplemente lo sabe... Cuando lo comprobé yo con el Capitán fue igual de impresionante. 

Dejando la pequeña bolsa de lado en la cama, sus manos se dirige a su propia ropa. Desabotona sin pena ni gloria y muestra con orgullo la marca que continúa visible en su piel blanca. Estima que tomará unos cuantos días antes de que regrese al color habitual. Yuuri se sonroja al observarla.

—¿Conrad te hizo eso?

—Oh, chavalín, si te dijera qué otras cosas ha hecho...

—Ya, ya... No quiero saberlo. Es demasiada información para mí... —responde de inmediato, luego reniega ligeramente— Confiaba en que solamente Wolfram era el maníaco... Caramba, quién se hubiera imaginado que son este tipo de personas...

El mayor suelta una pequeña risotada.

—Pues su excelencia ha sido siempre un tanto diferente... Creo que es debido a que conocí tantas víctimas suyas el que sé perfecto qué es lo que usted necesita en este momento —comenta, y vuelve a tomar la bolsa, extendiéndola hacia el menor— Estaba convencido de que tratándose de él, ni siquiera se tomaría la molestia de contenerse... Nunca le vi así de molesto antes.... Es bueno saber que siempre que Yuu-chan esté en peligro, nuestro príncipe egoísta se ocupará de protegerlo. Irónico que sea hasta de sí mismo, ¿no cree?

El moreno frunce el ceño mientras acepta el pequeño obsequio.

—¿Crees que pudo ser peor que esto?

—Oh, majestad... Esto es lo menos jodido que me he encontrado a alguien, pero no estoy diciendo que no se sintiera feliz por ello... —aclara, al ver la preocupación en su mirada contrariada— En realidad me he asustado un poco cuando le he visto antes... Ha de estar muy enamorado de usted, sin duda alguna... No le lastimó demasiado, ni le encerró tres días enteros antes de dignarse a salir para demostrar que lo peor había pasado. Impresionante trabajo, pequeño. No solo complaciste a la bestia de Bielefeld, sino que sobreviviste para contarlo.

—Eres un hombre bastante desvergonzado—observa el moreno, antes de abrir la pequeña bolsa en sus manos

—Me gusta ser sincero con lo que estoy pensando—es la honesta respuesta del otro, quien le mira ahora con algo más de seriedad.

El 27avo Maou revista el contenido sin mucho interés, no que no agradezca el gesto, sino que su cuerpo es la menor de sus preocupaciones en ese momento. Supuso que la plática con su prometido terminaría de malos modos, pero no sospechó que sería de esa manera. No dejó de mirar los pequeños contenedores en sus manos mientras que se atrevía a preguntar:

—Yozak... Tu piensas... ¿Crees que lo que hice fue demasiado?

Ante el inesperado silencio, levanta la mirada. El mayor le mira con bastante seriedad.

—No sé si mi opinión sea lo que necesita ahora, majestad.

—Quiero intentar entenderlo, y ya te dije que yo...

—Yuuri.

El nombrado se queda callado. Los ojos azules, antes un cielo despejado, se nublan de pronto. 

—Él no está equivocado al enfadarse por lo que has hecho... Tu decisión trae consecuencias graves en ambos, y será un peso constante en su relación... Es un poco preocupante que no consideraras sus sentimientos al respecto.

Shibuya le mira ofendido.

—¡Claro que pensé en él! Wolfram es toda la razón detrás de ese discurso... Yo quería protegerlo.

—Por eso mismo fue un mal movimiento desde el comienzo—le corta el espía, serio— El papel del defensor... Ya no te corresponde hacerlo.

Le mira sin comprender, a lo que Yozak suspira. Su expresión empieza a suavizarse lentamente.

—No dejas de enviar señales confusas con respecto al papel que juegan ambos en todo esto. Sé que nunca fue tu intención, pero debes comprender... Pasaste por encima de sus sentimientos,y no contento con eso, pisoteaste su orgullo en el proceso. Siendo que estoy en una situación similar, puedo decirte que entiendo completamente el motivo por el cual Wolfram se molestó tanto contigo... He tenido este mismo tipo de peleas con Conrad justo por las mismas razones. Él no sabe actuar como un compañero, y créeme que no le pido que lo haga pero... Hay momentos donde los roles a jugar deben estar claros... Lo que dije ayer es un recordatorio.

—No tiene sentido que me obliguen a renunciar a mi cargo solo porque quiero tener un hijo, Yozak.

—Hay una buena razón por la cual todos los compañeros tiene prohibido continuar con su trabajo, especialmente cuando están en estado, y también hay un buen motivo por el cual tienen prohibido aprender a usar armas... Los embarazos en mazokus puros son suficientemente complicados, y en mestizos como nosotros son peores. Cualquier mal rato, el mínimo incidente, hasta un estúpido coraje... La tasa de abortos espontáneos es muy alta... Y la cantidad de suicidios por ello impresionante.

—¿Q-qué?

—Un hombre que no es capaz de contener semejantes desplantes por parte de su pareja... ¿Qué esperanza tiene de contenerlo adecuadamente mientras esperan un niño? Ése es mi tipo de preocupaciones la mayoría del tiempo, e imagino que deben ser las mismas que tiene nuestro nuevo rey... Si tuviera que apostar, diría que ésa es la razón por la cual se enfadó tanto, más que ofenderse, está bastante asustado por lo que puede pasar. Se volvió real... El que algún día tu harás lo que harás...

—Dijeron que no es mortal... Que no hay tanto riesgo...

—Para el gestante... No hay riesgo físico alguno para el gestante... El producto, en cambio... —el espía termina por suspirar— A lo largo de mis años he tenido pocas oportunidades de encontrarme con hombres en estado... Sin embargo, muchos de ellos murieron de un modo u otro luego de perderlos... La realidad es que no es el embarazo lo que ha acabado con la vida de tantos... La tristeza lo hizo. Ése es el temor.

—No tenía idea de eso... Pero... Incluso si lo hubiese sabido antes... Yo no podía simplemente dejarlo pasar, ¿sabes? Lo que todos estaban murmurando ayer, tú mismo lo dijiste... Son cosas imperdonables, Yozak.

—Wolfram no es un pequeño crío que necesite ser salvado, majestad. No lo fue antes, ni va a serlo nunca... Aunque parezca que necesita ayuda, siempre ha sido capaz de arreglárselas de un modo u otro. El que usted fuese tan lejos como para desacreditar todo su esfuerzo por ayudarle, de ignorar el peso que cargó por usted de esa manera es suficiente motivo para que esté molesto por décadas enteras, y, sin embargo, él continúa preocupado por lo que viene, ¿no es así? 

—Me advirtió que usará cuanto tenga a su alcance si con eso puede protegerme..

—Hasta el poder que usted mismo le ha dado... Lo siento, eso sí que pude escucharlo..

Cuando el menor suspira, regresando a su sitio, haciéndose un ovillo, Yozak no puede evitar acariciar su cabeza. Es un niño de alguna manera, pero intenta tanto ser un adulto. Tanto que ni se da cuenta cuándo es demasiado.

—Esto pasaría tarde o temprano. Y aunque pudo ser manejado de una manera más efectiva, no podemos cambiarlo... Lo único que nos queda ahora es seguir... 

—¿Crees que realmente me odie por esto durante décadas? Vivirá bastante tiempo, no quiero que siga resentido por esto para siempre...

Yozak se ríe de buena gana.

—Creo que es más factible que odie a Gwendal hasta el día de su muerte, por sugerirle todo esto en primer lugar... A usted, de ninguna manera.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Fácil... Yo nunca odiaría a Conrad, por ningún motivo... Günter tampoco podría despreciar a mi cuñado por mucho que quisiera hacerlo, y el príncipe... Caramba, pensándolo así... Es el único que rompería mi corazón si decide separarse de usted algún día... Ni siquiera el abandono de mi propia pareja me parecería tan lamentable...

—Yozak...

—¿Sí?

—Gracias...

El espía sonrió.

—Eres el chavalín que mi corazón ha adoptado... Pero no estoy preparado para ser padre, mucho menos abuelo, así que por favor, intenta no repetir esto pronto.

—¡Yozak!

— No puedo manejar un embarazo adolescente. Así que, ¡por favor mantén lo poco que queda de tu inocencia hasta que llegues a casarte!

Y luego de semejante declaración, el par no pudo hacer más que carcajearse.

.

.

.

.

.

.

 

 

 

Wolfram tiene que admitir que la discusión se le fue de las manos. Y es incapaz de decidir en qué punto exacto es que las palabras se le han escapado sin que su cerebro fuera capaz de procesarlo. Yuuri tuvo buenos motivos, pero ni semejante justificación le parecía aceptable. Suspira audiblemente mientras su mano dibuja un nuevo trazo en el lienzo delante. Está intentando olvidar lo lamentable de su mañana, sin éxito alguno. Patea el caballete antes de cerrar los ojos, apoyando sus codos en sus rodillas, y su rostro en sus manos, recordando:

 

—Justo cuando creo que empiezo a entenderte por completo...

Yuuri le observa desde su lado de la cama con curiosidad, su rostro ladeado ligeramente hacia su dirección. Wolfram no le mira de vuelta, más concentrado en los doseles del techo de la cama que en encontrarse con la mirada del menor, que sabe llena de culpa para ese momento.

—No puedo decir que comprendo por qué lo hiciste... Pero no hay manera en que pueda obligarte a retractarte.

—¿Al menos estás bien con ésto? —cuestiona el menor con curiosidad— No pregunté porque pensé que estábamos en la misma página respecto a este asunto...

—"La comunicación es la base de toda buena relación", ¿no dice tu madre algo como eso?

—Fui ingenuo al pensar que estábamos totalmente de acuerdo—admite.

—Tu vas por la vida asumiendo cosas equivocadas de todo el mundo... Especialmente conmigo, Yuuri. Siempre has sido peor conmigo... De solo recordar la cantidad de veces que haz hecho cosas como esta...

—Siempre he pensado que estamos de acuerdo, al menos la mayoría del tiempo... 

—Ni siquiera sé por qué demonios me sorprende que continúes actuando de manera tan imprudente, nunca piensas antes de actuar... Dudo que puedas decir algo que justifique lo que hiciste, pero prometí que hablaríamos, y hablar implica escucharte... Escoge sabiamente las palabras que salen de tu boca, o te juro que estaremos aquí otras buenas horas...

El moreno casi suelta una risa, sin creerle.

—Llevamos un buen rato aquí dentro, y no sé tú, pero yo no...

—Estoy siendo agradable contigo, Yuuri.. Estoy tratando de cuidar de tu integridad aquí... Así que por tu jodido bien, no me provoques...

El menor no puede responder inmediatamente. Empezando a pensar mejor en ello, sus razones ya no le suenan tan buenas como antes. No todas al menos. Ciertas cosas eran importantes, y debían de ser habladas, unos comentarios más que otros. No era todo perfectamente justificable. Y temía que Wolfram no quisiera aceptar que, al menos en lo más importante, tenía toda la razón para actuar de la manera en que lo hizo. El Maou anterior —qué mal suena eso—, ahoga un suspiro cuando las palabras de su hermano mayor regresan a sus pensamientos. A su prometido no le gustará que comience hablando justo de él, luego de lo que ocurrió delante suyo la noche anterior, pero si tiene que ser sincero, es una parte demasiado importante. Fue el único empujón que necesitaba para lanzarse.

—Ayer, durante la fiesta... Mientras que tu bailabas con Greta, Shouri se acercó a platicar conmigo un momento...

Evitó mirarle a toda costa en el momento en que notó que se movía para encararle.

—Se disculpó... A su manera... —comentó, sabiendo que querría interrumpirle— Dijo que no era su intención ofenderme pero...

—No intentes justificar semejante actitud delante de mí, Yuuri—advierte Wolfram, irritado.

Ignora la respuesta que intenta escapar de su boca. No  peleará más sobre ese asunto. Ambos están de acuerdo con ello. Familiares o no, siempre que hagan llorar al otro, no hay excusa que valga.

—La gente estuvo hablando sobre ti de nuevo... Sobre lo nuestro... Sobre la manera en que manejamos nuestra relación a puerta cerrada, y sobre lo que hemos hecho.

Wolfram no pronunció respuesta alguna, adivinando a dónde iría a parar aquello.

—Sabías el tipo de cosas que dirían al besarme delante de todos de esa manera, y lo hiciste de todos modos. Yo te provoqué, lo he admitido, pero tú fuiste tan lejos como para hacer lo que te pedí no hicieras... Vuelves a mentirme otra vez, ocultando cosas de mí, permitiendo que la gente pase por encima de ti..

—Yuuri...

—Yuuri nada—le corta, molesto— Me prometiste que no dejarías que pasara de nuevo... ¿Por qué continúas actuando de esa manera, entonces?

—Una o dos mentiras más sobre mí no son tan importantes... Está bien...

El Maou se desesperó sin poder evitarlo, mientras se levantaba de la cama, sentándose para mirarlo con verdadero enojo.

—¿¡Cómo se supone que está bien!? ¡¿Eres siquiera consciente de lo que decían esta vez?!

—No me molesta lo que digan de mí

—¿Ni siquiera cuando dicen que abusas sexualmente de mí?

El mayor se quedó helado en su sitio.

—Porque eso es justo lo que dicen ahora, Wolfram... Éso, y cosas peores... Tienen esta absurda idea en la cabeza de que me sedujiste de alguna manera, en el mejor de los casos, y que desde que regresé al castillo te las arreglaste para sodomizarme... ¡Ni siquiera tenía idea de que una palabra como esa existiera! Shouri tuvo que explicármelo, porque lo escuchó él mismo, en la fiesta, justo frente a nuestras narices...

Wolfram se acomoda hasta sentarse también, delante de él.

—Tuve que confirmarlo con Yozak, y ni siquiera él quería decírmelo... Han estado diciendo cosas como ésas desde hace tiempo, y luego de lo que pasó, no pudieron ni esperar a que terminara el evento... En su maldita historia están pintándote como el villano... Te tildan de violador y pederasta, ¿y tú me dices que estás bien con eso?

—No pensé... No sabía que era tan grave... —admite Wolfram, contrariado, mirándolo con cierta duda— Mis guardias...

—Tu red de informantes nunca se arriesgaría a perder el pago por sus servicios de paparazzi...  Podrán decirte todo sobre mí, pero jamás dirían algo que te borrara la sonrisa.

—No tenía sentido que hicieras esto de cualquier manera... No delante de los nobles, ¿qué sentido tiene? Eras de la idea que no importaba lo que la gente creyera siempre que tú y yo supiéramos la verdad. ¿Por qué cambias ahora?

—Porque están hundiéndote, y tu te dejas llevar para que no sea yo quien lo sufra...

—Siempre intentaré protegerte, si es a costa mía es mi problema. No es justificación para que vayas delante de esas personas solo por algo tan estúpido como simples rumores...

—En este reino no pasa rumor alguno sin que ellos se enteren, ¿no es eso lo que pensabas antes? No estás equivocado para nada... Gwendal me lo confirmó en la mañana, e incluso Waltorana lo repitió. La idea de tu tío para venir a separarnos cuanto antes, el que me fuera a buscar directo luego de lo que pasó... Los únicos estúpidos que no sabían que demonios pasaba éramos tu y yo.

—Había cosas más importantes. Además... Ni mi hermano ni mi tío habrían permitido que el resto del consejo creyera semejante barbaridad...

—Ni tu hermano ni tu tío tienen buena fama cuando se trata de defender a su familia, príncipe idiota... ¿No escuchaste lo que pasó hoy justo frente a nosotros? A Stoffel se le ocurrió menospreciar a Günter delante de su esposo, y claro que Gwendal no pudo quedarse callado.

—¡Su comentario estuvo fuera de lugar! Günter no...

—¡Gwendal no lo ayudó defendiéndolo ahí mismo! ¡Tu viste lo que pasó!

El príncipe resopló con fuerza, mirándole con enfado. Ni siquiera se metería allí de lleno.

—Si sabías todo esto, lo que dicen, y lo que el pueblo está pensando, ¿por qué carajo te has quedado hoy dentro? Te dije lo que pasaría, y me provocaste a sabiendas de qué haría contigo... ¿Cómo se supone que vamos a negar esto, según tú?

—¿Por qué querría negar que pasó algo ahora? 

—Yuuri, acabo de violarte. A ti, un niñato. Y se supone que soy el adulto...

El moreno rueda los ojos, visiblemente molesto.

—Es bastante obvio que sabía que iba a pasar, no me tomes por idiota. Estoy bien con las consecuencias, y tú deberías estarlo también. ¿Querían razones para creer que teníamos este tipo de acercamiento? En el momento en que salgamos vamos a confirmarlo... Y yo ya no soy un niño.

El rubio frunció el ceño, mirándolo con ojos entrecerrados.

—Estás actuando como uno.

El menor le ignoró.

—Estuve contemplándolo desde hace meses... Aunque al principio no se me ocurrió qué clase de cosas podrían pasar, así que por lo menos hubo algo de suerte en que me tomara tanto tiempo animarme a considerarlo seriamente... No sabía que embarazar a otro hombre era probable... Ahora lo entiendo.Y he aprendido cómo prevenirlo. Éso es bueno, así por lo menos podemos no preocuparnos por eso... Pero créeme cuando te digo que si hubiese sabido antes que solo necesitaba hacerte enojar en serio para llegar a tener sexo, lo habría hecho desde el comienzo...

Su prometido le miró con el reclamo escrito en los ojos sin disimulo alguno.

—Así que has sido tú el que le pidió a Gisela las pociones...—comprendió, molesto.

—¿Y qué si lo hice?—replicó el menor, igualmente irritado— Todas las parejas tienen relaciones, Wolfram. Íbamos a terminar haciéndolo en algún momento, lo menos que podía hacer era protegerme.

—Se suponía que esperaríamos para hacerlo...

—Nunca acordamos algo como eso.

—No quita que sea lo que se debe de hacer. Al menos esperar a casarnos... 

—¿Realmente me estás diciendo que querías esperar 10 años más para que pudiéramos estar en la misma maldita cama de nuevo? ¿Es eso?

—Yuuri, se supone que tengo que cumplir con la ley. 20 años de compromiso... Éso es lo que ordenan. Y hay buenas razones para ello... ¿Recuerdas cuántos años tienes ahora mismo? Si te tomaras al menos un segundo para tratar de comprender la naturaleza de nuestras leyes no serías tan irresponsable.

—No, si tú intentaras entender por qué hago las cosas de este modo, serías menos inaccesible.

—No me la pones fácil nunca. Contigo es a tu manera, o no se hace nada. ¿No crees que eres demasiado egoísta?

—No quiero escuchar eso de ti. Estabas decidiendo por ambos sin siquiera pensar en lo que yo siento. No voy a permitir que las personas vayan por allí menospreciándote. No me quedaré de brazos cruzados cuando las personas viven haciéndote daño, y tu aceptándolo solo porque te niegas a dejarme defenderte. Soy tu prometido, y tengo el deber de cuidarte. ¿Te molesta que me interese por tu jodido bienestar? ¡Lo siento! Pensé que estabas de acuerdo conmigo. ¡Estuviste tan feliz cuando acordamos que sería tu compañero! ¡Estabas tan hecho a la idea! ¡Lamento haber creído que estaba ayudándonos!  

—¡Anunciarlo a los cuatro vientos no es ayuda para nada! —contestó, perdiendo la paciencia— ¡Nos hundiste totalmente! ¡A ambos! ¿Y para qué? ¿Solo para tener la cosciencia tranquila! ¿Qué tan ingenuo eres? ¿Creíste que las cosas iban a mejorar de esta manera? No me hagas reír... 

—El plan fue bueno por donde lo veas. ¡Éste era el mejor resultado! —replica el moreno, casi a gritos

—¡Esto es lo peor que podía pasarnos! —es la ruda respuesta, y su voz se vuelve un murmullo peligroso al decir— Si intentabas sabotear lo nuestro, juro que vas por buen camino.. Si tenemos suerte, por lo menos no quedarás en estado... El príncipe dejando embarazado al rey descoronado... Solo eso nos faltaría... El epítome de todos nuestros problemas... Si por esto tú...

PLAF.

Wolfram abre los ojos como platos por la bofetada que le ha dado. Su mirada se dirige a la del menor para observarlo con sorpresa e incredulidad. Se arrepiente instantáneamente de todo lo dicho al encontrar los ojos negros humedecidos.

—Eres un imbécil cuando quieres, ¿lo sabes?

—Yuuri...

—Te dije que me he cuidado, y si fuera el caso... Un bebé nunca será una carga. No para mí...

—No dije que lo sería... Sabes que si fuera el caso, no solo tú estarías contento.

—Maldición, realmente odio cuando te comportas de esta manera...

—¡¿Y de quién es la culpa?!

—¡Deja de actuar como si no lo hubieras sospechado nunca! ¡Sabías que lo haría, con o sin tu permiso!

—¿Por qué te empeñas en decidir tu solo?

—¡No puedes seguir negándote a lo que ya pasó! ¡Eres el rey ahora! ¡Actúa como tal!

—¡YO NI SIQUIERA QUERÍA OCUPAR EL MALDITO CARGO!

Cuando el rubio alzó la voz de esa manera, el otro no pudo más que observarlo con sorpresa. Le descolocó la expresión del mayor. Los ojos del príncipe eran una mezcla entre ira y tristeza. Shibuya ahogó un quejido lastimero cuando su mano, que instintivamente buscó la ajena, fue rechazada con fuerza.

—Odio tomar algo que te pertenece a ti por derecho, no quería tener que hacerlo nunca.

—Wolf...

—Esto no se suponía que pasaría así, ni siquiera debía pasar... Odie cada maldito segundo estos años porque todo me recordaba a ti, y estaba tan convencido de que nunca más pasaría por algo similar si regresabas... Si hubieses hablado conmigo sobre ésto, por lo menos sabrías lo que pensaba...

—Yo...

—Si hubiésemos esperado, hubiésemos podido cambiar las leyes desde dentro, sin necesidad de que los nobles metieran las narices en el asunto. Y nunca habrías tenido que perder tu título por mi culpa... Si me hubieses preguntado mi maldita opinión, si hubieses hablado conmigo te habría podido explicar el estúpido plan que estaba formando, y así al menos pensaría que te interesa lo que yo estoy siento...

—Siempre me interesa...

—Tu forma de actuar dice justo lo contrario, Yuuri... Y no hablo de este momento. Siempre te las arreglas para hacerme sentir de esta manera. Honestamente, ¿alguna vez has hecho algo donde no me jodas en el proceso?

El menor no puede responder. Ciertamente... En cada oportunidad, y sin querer, sus acciones siempre terminaban por lastimarlo. ¡Nunca tenía esa intención en lo absoluto! Pero, con tanto tiempo, creyó que al menos Wolfram ya habría aprendido sus modos... A soportarlo... Se olvidó de que muchas veces continuaba lastimándolo. Bajó la mirada cuando se levantó de la cama, dándole la espalda.

—No tiene sentido que sigamos en habitaciones separadas... Tienes razón. En el momento en que pongas un pie fuera de aquí, todos sabrán qué demonios pasó... —comentó, comenzando a vestirse, cuando termina se dedica a cerrar bien las cortinas mientras continúa hablando— ¿Querías hacer las cosas así? De acuerdo, pero será a mi manera... Volveré a la habitación, y tú te quedarás también. Fuera de estas paredes fingiré que estuvimos de acuerdo con todo esto desde el comienzo, pero tú no podrás decir nada al respecto. Si alguien dice lo que sea, si escuchas cualquier rumor... Tienes prohibido intentar acallarlo...

Shibuya no puede más que mirarlo sin poder creerle. El rubio termina de colocarse la camisa cuando se gira a observarlo con fingida tranquilidad.

—No puedes prohibirme nada...—medio gruñe Yuuri, preocupado.

No puede, ¿cierto? Él no lo haría.

—No, Yuuri... —responde, serio— No quería hacerlo, pero dado que tú hiciste semejante estupidez... Tengo el derecho de hacerlo... —explica, y se acerca hasta él, cuando toma su barbilla para obligarle a observarlo el menor siente que tiembla ligeramente— Querías ser mi compañero gozando solo privilegios, lamento decirte que no funciona de esa manera... No si intentas pasar por encima de mí de esta manera otra vez.

La mirada del joven monarca se tiñe de arrepentimiento. 

—Wolfram...

Se sorprende verdaderamente cuando ve que hay culpa en los orbes de color esmeralda. Su prometido le mira entonces con tristeza.

—Te amo.... No tienes una idea de cuánto... Pero no puedo permitir que sigas haciendo este tipo de cosas de nuevo. Soy responsable de ti. Más responsable que nunca... Estaremos en la mira pública, cada paso, cada palabra, cualquier acción... Si pensabas que nos juzgaban antes, no tienes idea de lo que has hecho... Soy el príncipe egoísta que provocó que un Maou abandonara su puesto... SOY el malo del cuento... La historia me recordará de acuerdo al actuar que tomemos de ahora en adelante, y si para protegerte debo usar el poder que tú mismo me has entregado, no dudes que lo haré.

—Lo siento...

—Quisiera creer que es así, Yuuri... Realmente quisiera creerte.

—Te amo, lo sabes, ¿no?

—Por eso me duele tanto...

Acaricia su mejilla con tranquilidad antes de besarlo. Apoya su frente en la contraria mientras los orbes ónix se muestran mortificados. Deposita un beso en su mejilla, y lo nota cerrar los ojos, intentando así ignorar el escozor que comienza a humedecer su mirada.

—Necesito estar solo... Regresaré en la noche... 

Cuando se niega a mirarlo luego de soltarlo Wolfram suspira.

—Yuuri...

—¿Mmn?

—Estaremos bien... Estamos bien.

—Pero continúas enojado conmigo... Y no me has perdonado tampoco.

El nuevo Maou deja salir una especie de risa baja, y Yuuri voltea a observarlo por curiosidad. Es una expresión que no logra describir. Ni está feliz, ni se ve triste. Tampoco parece molesto. Bielefeld niega para sí mismo, antes de caminar a la puerta. ¿No planeaba responderle?

—¿Wolfram?

—Te veré más tarde, Yuuri...

No quiere decir que todavía no sabe cómo demonios se las arregló para perdonarlo tan rápido. Eso sí, nunca va a olvidarlo. Se jura en ese instante preciso que un momento como éste no pasará de nuevo bajo su mando.

Aceptará el puesto, sí... Pero la corona regresará a él de un modo u otro. Y cuando eso ocurra, no habrá poder en el reino capaz de repetir un acto tan lamentable como el que ha ocurrido aquí.

El rey demoníaco legítimo es y será siempre Shibuya Yuuri... E incluso si la corona abandona sus manos pronto, Wolfram nunca servirá bajo el mando de otro monarca que no sea él. Sin importar cuánto tiempo tome remediarlo.

 

El príncipe educado en Bielefeld no puede más que emitir un sonoro suspiro cuando las imágenes dejan de proyectarse en su mente. De manera estúpida tiene el deseo fugaz de no haber despertado tan pronto ese día... Unas cuantas horas más de descanso habrían sido estupendas porque, aunque su cuerpo sugiere dormir ahora, no tiene interés en caer allí mismo. Los toques en la puerta le obligan a pararse para caminar hasta ella. ¿Cómo cumplirá con lo que debe hacer? Estando los 10 de acuerdo... Salvo que 5 desertaran... No había manera de negarse a la inminente coronación. Antes tuvo oportunidad, siendo que no era más que el hombre que casualmente contraería nupcias con el extraviado Maou. Pero ahora que él era reconocido como uno...

Abrió la puerta con solo un nombre en mente, y abrió los ojos con sorpresa cuando esa misma persona se materializó como si hubiese salido justo de sus pensamientos. Ahogó un quejido cuando se inclinó de manera apenas perceptible.

—Majestad—saludó, el recién llegado, con total tranquilidad.

—Günter—exclamó el actual Maou, sorprendido.

Su cuñado sonrió de manera casi enigmática.

—La última vez me negué porque no pensé que tuvieras lo necesario... Me demostraste que estaba equivocado. Tienes madera de dónde talar, y si me permites... Quiero ayudarte.

—Yuuri...

—Príncipe Pooh... Permíteme acompañarte en esta aventura, hasta que nuestro rey sea capaz de regresar.

El rubio casi sonrió ante el apodo que le diera de niño, luego este gesto continuó hasta que sus labios se curvaron satisfechos. Con el consejero real de su lado, para variar, ésta vez si que podía decir que tenía ventaja. Al menos, esta sería una cosa menos de la cual preocuparse.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).