Un mes, dos meses, tres meses y nada, ni rastro del chico del cabello de fuego y aún habiendo acudido a la policía la única pista concreta que tenían era aquella chica la cual se negaba rotundamente a dejarlos pasar o a dar cualquier clase de información con respecto al tema.
Por su parte Rukawa ya no era el mismo, desde la desaparición de Hanamichi todos sus días habían vuelto a ser iguales, ni siquiera el baloncesto que tanto amaba era capaz de contener aquel intenso dolor que sentía en el centro de su ser, en este punto el lo sabia claramente… Qué era imposible que no fuera amor.
Ya eran las 4 am pero como de costumbre aún no lograba conciliar el sueño… Y es que no importaba cuantas veces lo intentara en el momento en que cerraba los ojos la imagen del alegre pelirrojo aparecía en su mente haciéndole perder no sólo el sueño sino también la calma que había logrado luego de contar innumerables rebaños de ovejas… Aquel dolido chico de cabellos negros sabia muy bien que esa noche ya no podría dormir así que se levantó y fue al lugar más cercano para entrenar… Después de todo, entrenar era lo único que le quedaba… Lo único que aún lo distraía un poco… Lo único que lo hacia sentir como si aún estuviese con Sakuragui.
Sakuragui, Sakuragui, Sakuragui… Hanamichi Sakuragui… Era lo único que en sus sueños pronunciaba… Mitsui llevaba aún más tiempo sin verlo y cuando por fin había reunido el suficiente valor para ir a uno de sus entrenamientos la noticia de que estaba desaparecido fue aún más fuerte que cualquier golpe que haya recibido de él… Al despertar notó que habían lágrimas en sus ojos, miró el reloj el cual mostraba las 4:30 y al no poder conciliar el sueño nuevamente prefirió salir a caminar ya que le aire fresco sin duda le ayudaría a despejar su mente y a olvidar de una vez por toda esos absurdos sentimientos que tenia por alguien que jamás volvería a ver…
Por su parte… MIyagui sabía que no era lo correcto, pero estaba desesperado. ¿Qué más podía hacer? Si hasta la policía se había rendido y ya nadie incluso en el equipo de basquet preguntaba o siquiera recordaba al pelirrojo, lo único que le quedaba era escabullirse de noche de modo que nadie lo notase, jamás había entrado antes por lo cual se le complicaba bastante el como acceder a la casa de Hanamichi... Luego de pensarlo por un buen rato y sin ninguna idea probó con lo más obvio posible; entrar directamente por la puerta principal que, para su sorpresa, estaba abierta…
Entró cautelosamente sin hacer ruido alguno y rápidamente reviso cada habitación de la casa a excepción de la habitación principal, se dio cuenta de que el lugar era bastante sencillo, se notaba que el pelirrojo vivía solo y era bastante ordenado, aunque toda la comida que tenía estaba en oferta y además ya se le estaba acabando… luego de revisar casi en su totalidad la casa entró a lo que parecía ser el cuarto de Hanamichi… la habitación más grandeque había, decidido abrió la puerta muy despacio… y al mirar por entre medio de la puerta notó como la luz de la luna entraba por la ventana iluminando totalmente la cama en la que se encontraba una bella chica pelirroja de piernas largas y esbelta figura… por lo poco que pudo ver parecía tener cuerpo de deportista y traía puesto el uniforme de basquetbol del Shohoku…