Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una cuestión de pelos por Orseth

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Pasaron varios días hasta que el martes llegó, detalle que Harry siempre esperaba con gusto pues los martes y jueves eran sus encuentros con Cédric, pero ese día justo después de la comida fue abordado por el Hufflepuff cuando iba con Hermione y Ron rumbo a la fuente del patio.

-Hola Harry ¿podemos hablar? Es algo sobre la siguiente prueba.

-Claro.

Cuando quedaron lo suficientemente lejos, Cédric miró discretamente que nadie los escuchara, luego le puso una mano en el hombro diciendo:

-Hoy no podremos vernos.

-Oh… vaya… -exclamó disimulando su desencanto.

-Tengo mucha tarea atrasada ¿te parece si nos vemos hasta el jueves?

-Claro, no te preocupes.

-Bien.

Cédric le sonrió y lo dejó para alcanzar a un grupo de compañeros que lo esperaban para después alejarse todos juntos.

-¿Te dijo algo de la prueba? –pregunto Ron intrigado acercándose.

-No, solo me pregunto si no sabía nada aun, algún rumor o algo.

-Oh que mal.

Esa tarde transcurrió entre clases y deberes hasta que llegó la hora de cenar y retirarse a sus casas, pero Harry estaba demasiado inquieto como para simplemente dormir, así que como siempre sigilosamente se escabulló de su habitación y se dirigió a los baños de los prefectos cuidándose de no encontrarse con nadie; sabía que Cédric no estaría ahí pero quería masturbarse y luego tomar un baño de tina, solo que dando la vuelta algo le hizo detenerse abruptamente y esconderse rápido.

-Eres un travieso… -dijo Cho Chang riendo mientras le daba un beso en la boca a Cédric, quien riendo también la abrazaba de la cintura al tiempo que con la otra mano abría la puerta de los baños.

Harry los miró entrar y cerrar la puerta desde su escondite y simplemente se quedó ahí un par de minutos sabedor de que los chicos no saldrían de ahí por un buen rato.

Suspiró mientras se daba la vuelta y miraba a su alrededor para ver que no hubiera nadie aunque de hecho sabia que a esas hora era raro que aun un prefecto anduviera por ahí, así que carraspeando inicio su camino de regreso pero no a su casa precisamente, sus pasos lo llevaron hasta la torre de astronomía en donde se sentó en el suelo recargado en la pared con la luz de la luna iluminando gran parte de la estancia… suspiró mirando al oscuro cielo y solo entonces se permitió sonreír, pero una sonrisa triste y llena de nostalgia, llevaba tanto tiempo con ese juego con Cédric que había olvidado cuales eran las reglas de todo aquello; sabía que Cédric no era suyo, que lo de ellos no era una relación sino un convenio y aunque se había asegurado de no enamorarse no podía negar que de cierta manera le quería, su corazón adolescente saltaba emocionado cada que esos ojos azules lo miraban dilatados cada que le hacía el amor que por un momento llego a pensar que Cédric pudiese ya sentir algo más que deseo por él.

-Qué tonto… -pensó abrazando sus rodillas mientras exhalaba un suspiro.

Y se dio cuenta de que de nuevo no tenía nada, amigos si obviamente, pero no era eso lo que él añoraba… deseaba algo más, algo propio y suyo por completo aunque ese simple pensamiento también se le hiciera tonto pues sabía que nadie era de nadie aunque fuesen algo más que amigos, pero aun así lo añoraba, aun así deseaba que alguien más solo lo mirara a él; pero a él y no al “Niño que vivió”, alguien a quien contarle sus cosas pues aunque para eso estaban Hermione y Ron sentía que no era lo mismo.

            Suspiró de nuevo sintiéndose dolido y estafado por la vida, estafado porque él mismo había aceptado los términos de aquello y ahora no podía reclamar nada por esa estúpida clausula, así que sin más remedio se levantó para irse a dormir.

 

__________________________

 

 

            Al día siguiente se levanto no sintiéndose de mejor humor, así que cuando vio a Draco caminar solo rumbo a la biblioteca lo siguió discretamente y para abordarlo a la primera oportunidad de estar solos, y eso pasó cuando Draco se dirigió a un pasillo solitario en busca de un libro.

            -Veamos… -susurró viendo la hilera de libros ante si buscando “Remedios naturales para el pie de atleta”- si, este es… -dijo encontrándolo y tomándolo.

            -Malfoy.

            -¡Mierda Potter! –Exclamó dándose vuelta con el libro en el pecho y con la cola erizada- ¡casi me matas de un infarto!

            -Tú y yo tenemos un asunto pendiente ¿recuerdas?

            -¿Hablas de mis orejas?

            -No idiota, hablo de las disculpas que me debes… ¿oye, tienes pie de atleta? –pregunto al ver al libro.

            -¡Obvio no, es para Crabbe!.. ¿Y disculpas a ti porqué?

            Harry entrecerró los ojos y apretó la boca con exasperación.

            -Hablo de nuestro acuerdo, si tus orejas de gato siguen ahí no es mi culpa y mucho menos mi problema, tu quedaste en algo y no has cumplido.

            -¡Ah! ¿Hablas de las disculpas a Granger y Weasley?... tranquilo no lo he olvidado –añadió al ver tremendos ojos asesinos que querían fulminarlo.

            -Pues tampoco parece que tuvieras mucha prisa con cumplirlo.

            -Mira Potter, hablemos de esto en otro lugar ¿quieres? Aquí alguien podría vernos.

            -Me importa un pito si alguien nos ve.

            -¿Alguien te hizo enojar y te estás desquitando conmigo? –pregunto viéndolo inquisitivamente haciendo a Harry carraspear y acomodarse la corbata.

            -No, pero me enoja que no cumplas tu palabra.

            -Lo haré, lo haré, de eso no te preocupes, ¿pero podemos hablar en otro lado? Así aclaramos dudas.

            -¿Qué dudas? –replico frunciendo el ceño.

            -Anda Potter, este es otro pequeño favor que te pido.

            -No quiero Malfoy, hablemos ahora –exclamó rodando los ojos.

            -Hablemos mañana, te espero en la noche en la torre de astronomía a la hora de siempre ¿te parece?

            -¿Mañana?

            -Sí mañana.

            Ese día era miércoles y la cita que Malfoy pedía era para el jueves, a la hora en que por lo general estaba…

            -De acuerdo –dijo entonces- mañana nos vemos en la torre de astronomía.

            -Bien –respondio Draco con alivio.

            Y sin decir más Harry dio la vuelta y se fue de ahí.

 

_____________________

 

 

            -¿Se lo pedirás de nuevo? –preguntó Blaise esa noche cuando ya todos dormían.

            -¿Acaso tengo otra solución Blaise? –respondio mientras se revolvía en la cama buscando una posición que no molestara su cola de gato.

            -Pues muy afligido no te veo… ¿acaso ya te está gustando que Potter te dé?

            Draco volteó indignado  a ver a su amigo quien lo miraba desde su cama recargado en un codo y notó que Blaise lo miraba con verdadera curiosidad y no con afán de molestarlo.

            -Pues no Blaise, eso no me gusta, es… feo –añadió arrugando la nariz- la verdad no sé cómo es que eso les puede gustar a los raros, digo… es… pues no sé, duele mucho.

            -¿Sigues diciéndoles “raros” a los gay? Acuérdate que tú también ya barres para ese lado.

            -¡Ay no me recuerdes eso! Todo este embrollo terminará cuando el hechizo se rompa y todo regrese a la normalidad.

            -¿Y si no regresa?

            -¿Qué quieres decir?

            -Pues eso ¿y si no regresa, y si siguen gustándote los hombres?

            -¡Shhh! –exclamó poniéndose un dedo en los labios y hablando con voz contenida- ¡cállate que ellos te pueden oír!

            -Ambos sabemos que cuando Crabbe y Goyle se duermen, solo un dragón cayéndoles en la panza podría despertarlos.

            Draco exhaló un suspiro y luego finalmente acomodándose lo miró.

            -No, sé que todo esto acabará, ya lo verás.

 

________________________

 

 

            Al día siguiente Harry pasó el día como si nada, incluso cuando vio a Cédric a lo lejos y a este guiñarle un ojo discretamente no dijo nada, solo le sonrió cuidándose también de no ser visto, así transcurrió la tarde hasta que llego el momento de descansar, así que  a la hora señalada para su encuentro con él en los baños se dirigió a la torre de astronomía.

            -Llegaste… -dijo Draco viendo aparecer al moreno.

            -Eso dije ¿no?

            -¿Sigues de malas?

            -No Malfoy, es solo que no se hablar contigo de otro modo, eres muy raro y de todo te burlas.

            -Yo no soy raro –exclamó con molestia- en todo caso…

            -¿Lo ves? –dijo al verlo quedarse a media frase.

            -Iba a decir que en todo caso eso era lo de menos –respondio frunciendo el ceño- de todos modos Potter, te he notado raro estos dos días… ¡y no raro en el sentido de los raros! –Aclaró alzando un dedo- sino en el sentido de que pareces enojado, al menos conmigo pues ya no me hablabas así.

            -¿Así como? –pregunto cruzándose de brazos.

            -Pues así, tan golpeado.

            -Mira Malfoy, de verdad, no he tenido un buen día, mejor aclaremos cuando cumplirás tu parte del trato.

            -Sobre eso…

            -Qué… ¿acaso vas a negarte?

            -¡No, claro que no!... es solo que… ¿Por qué mejor no nos sentamos? Me da nervios verte así.

            -¿Ya te puedes sentar? –pregunto divertido ganándose una mirada asesina.

            -Claro que sí.

            Sin más que hacer siguió  a Draco hasta unas cajas de madera que el rubio ya se había encargado de limpiar.

            -Por cierto ¿Cómo es que no te fuiste este fin de semana?

            -Sobre eso quiero hablar –respondio cuando ya ambos estuvieron sentados- mi mamá me mando una carta en donde mi padre pospuso ese encuentro, no sé qué paso en Francia que ya no pudo venir hasta nuevo aviso, pero mi mamá dice que por lo menos tengo un par de meses más.

            -Ah… ¿y qué hay con la orejas? Veo que el asunto no funcionó.

            -Sí y yo casi me muero al otro día al ver que no sirvió todo lo que pase, pero creo que ya sé porqué.

            -¿Y por qué?

            -Lo que me lleva a otro punto y es un punto importante y que te involucra a ti.

            -¿Otra vez? –exclamó con fastidio.

            -Escucha primero antes de hacerme caras… mira ¿no se te hace raro que específicamente tú seas el antídoto de mi problema?

            -No, pues si alguien quiere joderte ¿Quién mejor que conmigo?

            -No tarado, no hablo de eso… bueno, sí, pero no.

            -¿Y entonces? Además no me digas “tarado”

            Draco rodó los ojos e hizo acopio de paciencia para hablar con alguien tan reticente a entablar una amable conversación.

            -Aja… ¿Por qué tu y no otro?... si el caso es que alguien me dé, pues bastaba con decir eso y ya, pero no, hablaron específicamente de ti

            -Sí pero el hechizo no ha funcionado.

            -Exacto ¿y no será porque en estas dos veces has usado preservativo?

            -Siempre uso.

            -Pues sí, pero tú… tu semen queda en el condón –aclaró sintiendo de repente mucho calor.

            En ese punto Harry frunció el ceño en señal de concentración, pues empezaba a intuir hacia donde iba el asunto.

            -¿Quieres decir que es necesario que eyacule directamente en ti?

            -Ah…

            Draco agachó la cabeza sintiendo toda la vergüenza del mundo caerle encima, pues hablar de eso con Harry era peor que correr desnudo en pleno colegio.

            -¿Crees que eso sea?

            -Piensa Potter ¿ha habido algún hecho raro que te haya ocurrido?

            -¿Raro?... mmm… pues no.

            -Haz memoria, no se… algo raro, a lo mejor alguien te arranco cabello o yo que sé, estoy seguro que usaron algo de ti para este hechizo, sino bastaría con cualquier chico, pero no, específicamente debes ser tú.

            Viendo la seriedad del asunto Harry comenzó a hacer memoria pues el que alguien hubiese tomado algo de él era un asunto bastante grave.

            -De hecho si –dijo entonces mirando a Draco después de unos instantes de hacer memoria- hace semanas me desmaye en “Las tres escobas”.

            -Eso no es raro, a lo mejor tienes lombrices.

            -No tengo lombrices –exclamó frunciendo el ceño- yo nunca me desmayo.

            -Ya veo… -respondio Draco con aire pensativo- ¿y donde fue, tus amigos lo vieron?

            -No, fue en el baño y no se lo dije a nadie.

            -¿Y fue antes de esto? –pregunto señalando sus orejas.

            -Sí, aun no tenías orejas de gato.

            Ambos chicos se quedaron en silencio pensando en lo que acababan de hablar, hasta que Harry dijo:

            -Bueno, entonces deberé ser más cuidadoso, ahora vamos al punto más importante y que me trae aquí ¿Cuándo cumplirás lo que prometiste?

            -¿Eh?... pero aun no terminamos.

            -Yo ya.

            -Pero Potter…

            -Prometiste algo que te has negado en redondo a cumplir y si no me conoces en nada, haré que me conozcas si mañana mismo no le pides disculpas a mis amigos.

            Muy bien, el lado feo del asunto había llegado… aunque realmente todo el asunto era feo, pero había aspectos más feos que otros.

            -Pero claro que lo haré.

            -¿Mañana?

            -Bueno, yo…

            -O lo haces mañana Malfoy o me desquitaré de una manera fea.

            -¿Y qué harías?

            -¿Me estas retando?

            -¡No, no, claro que no! –Se apresuró a responder- es solo que estas enfadándote más de lo necesario, por supuesto que cumpliré mi promesa.

            -Mañana.

            -¿Es necesario que sea mañana?

            -Sí.

            -¿Podríamos hablar antes de otra cosa?

            -¿Qué cosa?

            -De lo que descubrimos, o sea de… pues de que…

            Al ver el rostro sonrojado de Draco, Harry supo de inmediato de que quería hablar el rubio pues lo había tratado lo suficiente para ver que hablar de sexo con él le avergonzaba hasta la medula.

            -Habla Malfoy, que no tengo tu tiempo.

            -¿Podrías ayudarme de nuevo?

            -¿Quieres que te coja otra vez?

            -¿Por qué lo dices así? –exclamó con el ceño fruncido y rojo hasta la coronilla.

            -Porque así es.

            -Pero suena muy feo.

            -Pues perdón con la princesa ¿gusta Mademoiselle Malfoy que introduzca de nuevo mi pene en su virginal culo, que de virginal ya no tiene nada porque yo mismo le quite ese detalle?

            -¡Eres un idiota! –exclamó poniéndose de pie.

            -¡No, tú eres el idiota! –respondio levantándose también.

            Ambos quedaron frente a frente a un palmo de distancia, con el rostro de Harry ligeramente levantado por ser más bajo que Draco.

            -Esto fue mala idea –dijo entonces Draco dándose la vuelta y dirigiéndose a las escaleras.

            -Espera…

            -¿Qué? –respondio de mal modo.

            -Está bien, no les des las disculpas a mis amigos, te libero de ese compromiso.

            -¿En serio? –pregunto incrédulo.

            -Sí, pero nunca más me vuelvas a dirigir la palabra… ¡Ah y otra cosa! Tampoco quiero que te me vuelvas a acercar, llenas todo de pelos, deberías cepillarte la cola al menos para no andar incomodando a la gente   –concluyó saliendo de ahí dejando a Draco de pie en su lugar.

 

_________________________

 

 

            -¿Y bien? ¿Te dijo que si? –pregunto Blaise cuando vio entrar a Draco a la habitación.

            -Es un infeliz hijo de puta, el muy malparido.

            Blaise lo vio sentarse en su cama mientras miraba al frente apretando los labios.

            -¿Eso significa que no?

            -Eso significa que es un grandísimo imbécil ¡Agh!... –gritó habiéndose dejado caer de espaldas en la cama y cubriéndose la cara con una almohada.

            Blaise esperó hasta que su amigo decidiera hablar por sí solo, lo conocía lo suficiente para saber que si le seguía preguntando, solo maldiciones saldrían de su boca; fue hasta después de diez minutos que Draco se sentó de nuevo mientras aventaba la almohada al piso.

            -Estoy jodido.

            -Entonces dijo que no.

            -Pues no precisamente, pero ya no hubo tiempo de otra respuesta pues acabamos insultándonos.

            -Vaya, que raro.

            -¡Es que dijo cosas muy estúpidas Blaise, no tengo porqué soportar sus tonterías!

            -Sí, si tienes porqué, acuérdate de quien es quien necesita a quien.

            -¡Pero es un idiota! –exclamó levantándose y alzando la voz haciendo que Crabbe lanzara un ronquido y se moviera.

            -Baja la voz o los despertarás.

            -Quiero morirme –masculló mientras se quitaba la túnica y se lanzaba de nuevo a su cama, esta vez boca abajo.

            -Bueno, pues si así están las cosas ¿Por qué no mejor le escribes a tu padre contándole todo? Creo que sería mejor que hacerlo en persona, así el enojo no será tan fuerte cuando te vea.

            -¿Estás demente? –pregunto girándose para verlo.

            -Pues no, lo digo en serio, así puede que él encuentre otro modo de curarte con tal de que sus socios no te vean así.

            -Por supuesto que no Blaise, nunca de los nuncas mi padre debe enterarse de esto.

            Blaise lo vio levantarse y comenzar  a cambiarse para dormir.

            -Entonces ve con el profesor Snape, el puede que…

            -Quiere usar Legeremancia conmigo –interrumpió sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.

            -¿Cómo?

            -Sí, la última vez que me mando llamar fue para eso, quería usar Legeremancia conmigo para ver a quien había molestado; obvio que no lo dejé, iba a descubrir lo que estuve haciendo con Potter y eso sí que sería mi muerte.

            -Draco, creo que cada vez te hundes más en la mierda ¿Por qué siempre complicas las cosas?

            -¿Ahora resulta que yo soy el culpable? –pregunto yéndose al baño a lavar sus dientes.

            -Pues si porque si mal no recuerdo, todo este embrollo empezó porque la cagaste con alguien.

            -Como que no siento el apoyo –dijo con el cepillo en la boca.

            -Pues entonces no sé, haz lo que quieras… aunque se me hace raro que Potter no haya querido ayudarte ¿seguro que solo fueron los insultos?

            Esta vez Draco no contesto hasta que hubo enjuagado su boca y llegado hasta su cama de nuevo, solo ahí, sentando y mirando sus pantuflas dijo:

            -No, hubo algo más.

            -Ya decía yo… ¿Qué hiciste?

            -Mas bien que no hice.

            -¿De qué hablas?

            -Una de las condiciones de Potter para acceder a ayudarme fue que me disculpara con la sangre sucia y con la comadreja.

            -¿En serio? –pregunto asombrado.

            -Ajá.

            -Lo cual no has hecho.

            -Exacto.

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).