Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una cuestión de pelos por Orseth

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

___________________________

 

 

            -Debo planear mi cita con Potter –dijo Draco aprovechando que Crabbe y Goyle aún no subían a la habitación mientras cepillaba su cola.

            -Te ves muy emocionado –respondió Blaise desde su cama.

            -Claro que no.

            -Claro que si –dijo viéndolo quitar los pelos del cepillo y reiniciar la labor- ¿te estás enamorando Draco?

            -¡Claro que no! –respondió mirándolo.

            -¿Entonces porque te has sonrojado?

            -Yo no me he sonrojado –respondió indignado mientras se daba la vuelta para ocultar el calor abrazador en su cara.

            -Draco, yo ya sé que Potter te gusta ¿recuerdas? –Draco no contestó, por lo que él siguió hablando- es solo que me preocupa que te enamores sabiendo que todo esto no llevara a nada.

            -Ya lo sé Blaise –respondió sintiendo una especie de congoja en el pecho.

            -Ten cuidado amigo.

            Draco volvió a quedarse callado.

 

_______________________________

 

 

            -¡Creo que ya sé qué haremos en la tercera cita! –Pensó Draco caminando de prisa a su siguiente clase después de ir al baño- Sera perfecto.

            -Draco… -dijo una voz a su espalda haciéndolo detenerse en seco mientras hacia una mueca.

            -Padrino –respondió girándose.

            -Vamos a mi oficina.

            -¿Ahora?... ya se me hizo tarde para la clase con la profesora Sprout.

            -Ahora –respondió girándose y comenzando a caminar haciendo ondear su túnica.

            Sin más remedio Draco lo siguió sabiendo ya de que iba a tratar aquello.

            -Siéntate –dijo Severus en cuando estuvieron en su oficina- bien, seguramente ya sabes de qué vamos a hablar.

            -Así es padrino y déjame decirte que ya tengo todo resuelto.

            -¿En serio? –pregunto Severus mirando sus orejas gatunas mientras enarcaba una ceja.

            -Claro, tú no te preocupes –exclamó haciendo un gesto despectivo con una mano.

            -Bueno pues espero que me compartas esa gran solución que es más que evidente aun no pones en práctica.

            -Los chicos y yo estamos hablando con las personas que pensamos tuvieron algo que ver.

            -A menos que sea todo el colegio  pues ya tardaron semanas desde la última vez que hablamos.

            -Bueno padrino, también tenemos clases y tareas ¿lo olvidas?... tú más que ningún otro profesor solo aceptarías que no entregáramos una tarea a no ser que estuviéramos un poco menos que muertos.

            -Eso es verdad, pero entonces pásame esa lista y yo los ayudaré.

            -Nunca hablarían contigo.

            -Eso déjamelo a mí.

            -No padrino, los vas a asustar.

            -Creo que ese es el propósito.

            -Déjanos tratar a nosotros con ellos, lo vas a echar a perder.

            -¿Disculpa?

            -Es decir, lo estamos manejando bien, solo dame un poco de tiempo.

            -Tiempo es lo que has tenido de sobra Draco.

            -Dame un par de semanas, por favor…. Ya verás que todo saldrá bien.

            Severus exhalo un suspiro mientras tamborileaba los dedos a la par que Draco hacia acopio de todo su valor Slytherin para poner su mejor cara.

            -Dos semanas Draco… -dijo entonces haciendo suspirar de alivio a Draco- solo dos semanas y no más.

            -Bien –exclamó poniéndose de pie y sonriendo de oreja a oreja.

            -Pero escríbele a tu madre que no deja de enviarme una lechuza todos los días, podría llenar una biblioteca con todos esos pergaminos.

            Draco asintió al tiempo que salía apresuradamente de la oficina dejando a Severus dudando de sí mismo al darle al chico más tiempo del que ya había tenido.

 

____________________________

 

 

            En cuanto tuvo tiempo, Draco escribió a su madre tal y como había prometido y después fue apresurado a buscar a Harry.

 

______________________________

 

 

            “Harry, nuestro encuentro no será este jueves, será este sábado, busca el modo de deshacerte de Granger y la comadreja; no te preocupes que valdrá la pena, tengo una sorpresa para ti, nos vemos en la habitación de siempre, dejaré abierto, te espero a las 9:00 de la mañana, no te arrepentirás”

P.D. Lleva tu túnica.

            -¿Acaso esta demente? –masculló Harry en su habitación al leer la notita que Draco le había dado al pasar junto a él en el salón- ¿Cómo piensa que me escabulliré de Ron y Hermione el sábado sin que sospechen nada?... no, está loco, no haré nada –concluyó con firmeza.

            Sin embargo los siguientes días se la pasó devanándose los sesos ideando alguna forma de escaparse de sus amigos.

            -No sé quién está más loco… -pensó de camino al comedor el viernes por la tarde- si Malfoy o yo.

            Incluso, en su cita con Cédric, mientras éste lo tenía en el suelo con las piernas abiertas, embistiéndolo con energía, él miraba el techo de los baños de prefectos ideando la mejor manera de salir sin sus amigos y sin levantar sospechas.

 

____________________________

 

 

            -¿Vamos mañana a Hogsmeade? –dijo Harry a Hermione y a Ron tumbados sin hacer nada en la sala común el viernes por la noche- necesitamos distraernos.

            -Creo que esta vez si tienes razón –respondió Hermione  desde el sofá con su gato dormitando en sus piernas- me siento agotada, esta semana los profesores nos han dejado muchísima tarea y aunque creo que debería repasar mis notas de herbología, creo que me haría muy bien espabilarme un poco fuera de aquí.

            -Si tu estas agotada, imagínate nosotros –dijo Ron tumbado en la alfombra, junto a la chimenea.

            -¿Y entonces? –pregunto de nuevo Harry.

            -Mi mamá me mando un par de knuts, me alcanza para un par de cervezas de mantequilla ¿tú qué dices Hermione?

            -Por mi está bien, vayamos mañana a Hogsmeade.

            -Bien –respondió Harry.

            Y al día siguiente, faltando casi cinco minutos para las 9:00 am, Ron y Hermione esperaban a Harry en la sala común.

            -¿Por qué tarda tanto? –Pregunto Hermione- el autobús nos va a dejar.

            -Yo no sé –respondió Ron parado al pie de la escalera- estaba en el baño.

            Estuvo a  punto de subir un escalón cuando Harry apareció tocándose el estómago.

            -Chicos creo que algo me hizo daño, tengo diarrea.

            -¡Oh no Harry! –Exclamó Hermione preocupada- ¿te sientes muy mal?

            -Pues mal, mal, lo que se dice mal, no… pero no puedo salir del baño.

            -No te preocupes, iremos a ver a Madam Pomfrey.

            -¿Entonces ya no vamos a ir? –pregunto Ron consternado.

            -Ay Ron, Harry está enfermo y ¿tú te preocupas por el paseo? Podemos ir la próxima semana.

            -No chicos, por mí no se preocupen, ustedes vayan, yo me quedo.

            -¿Cómo se te ocurre Harry? –Respondió ella- de ningún modo te dejaremos aquí mientras nosotros estamos paseando.

            -No pasa nada Hermione, más mal me sentiré si ustedes se quedan por mi culpa… mejor vayan mientras yo descanso, toma… -dijo estirando el brazo- te encargo unos calderos de chocolate.

            -Pero Harry…

            -Vayan, solo es un pequeño paseo y a ustedes dos les hace falta salir.

            -De acuerdo –dijo Ron de repente sorprendiéndola.

            -¡Ron!

            -Hermione, no hagamos sentir mal a Harry quedándonos en el colegio, además solo vamos a tomar una cerveza de mantequilla, no a una excursión por el Himalaya.

            -Pues no se…

            -Así tu y yo pues… no sé, podríamos platicar –balbuceó poniéndose colorado de repente- además no podemos dejar a Harry con su antojo de calderos ¿no Harry?

            -Exacto amigo.

            -De acuerdo –dijo finalmente haciendo sonreír a los chicos- pero prométeme que en cuanto nos vayamos iras a ver a Madam Pomfrey.

            -Prometido mamá.

            Ron y Hermione sonrieron y salieron de ahí dejándolo solo en una desierta sala común.

            -Al fin –pensó aliviado al verlos partir quedándose ahí unos minutos para darles tiempo de alejarse, luego bajo las escaleras y cuidándose de no ser visto enfiló hacia las mazmorras.

           

________________________

 

 

            Cuando llegó a la habitación Draco ya estaba ahí, vestido con una larga túnica.

            -¡Al fin!

            -Perdón, es que Ron y Hermione no se querían ir sin mí a Hogsmeade.

            -¿Y cómo le hiciste sí parecen siameses?

            -No parecemos siameses.

            -Claro que sí, me sorprende que no te sostenga el pito cuando van al baño –exclamó caminando hacia la chimenea seguido de un muy ofendido Harry.

            -Claro que no.

            -Claro que si, incluso batallé bastante para lograr pescarte solo la primera vez.

            Harry torció la boca ya sin saber que decir.

            -Bueno y ¿para que querías que viniera con túnica si no vamos a tomar el autobús a Hogsmeade?

            -Es que también vamos a salir –respondio con una sonrisa mientras sacaba una cajita de su bolsillo con polvos flú.

            -¿Por ahí? ¿Por ahí podemos salir? –Exclamó incrédulo- ¿no se supone que todas las chimeneas están bloqueadas y nadie entra ni sale por ahí?

            -Y es verdad, pero el profesor Snape puede autorizar salidas y él me autorizo salir hoy por aquí, le dije que iría con Blaise al callejo Diagón, ya nos ha dado permiso antes y luego vuelve a cerrar el paso cuando regresamos.

            -Qué injusto, la profesora McGonagall nunca ha hecho eso con nosotros.

            -Bueno tampoco es que el profesor le dé permiso a toda la casa, más bien solo a mí.

            -Pues con mayor razón, eso es favoritismo –respondio cruzándose de brazos ceñudo.

            -¿Y yo qué culpa tengo que McGonagall parezca que siempre tiene un palo en el culo?

            -Pues el profesor Snape no se queda atrás ¿eh?

            -Tal vez pero tampoco creas que el profesor es toda una dulzura con nosotros, ven dame la mano –añadió extendiéndole la mano.

            Harry lo miró pero dudo en tomarla pues no era como que no supiera cómo usar la red flú.

            -No ¿para qué?

            Draco rodó los ojos antes de tomarle el mismo la mano mientras arrojaba un puñado de polvos flú a la chimenea diciendo:

            -¡Callejón Knockturn!

            -¿¡Qué?! –graznó antes de ser jalado dentro de la chimenea y ser arrojado fuera de ella en un lugar oscuro y polvoso cayendo de bruces.

            -Vamos Harry, realmente parece que nunca has usado la red flú –dijo Draco de pie mientras le soltaba la mano y se sacudía el polvo de su túnica.

            -Nunca la había usado junto a alguien más –refunfuñó levantándose y sobándose una rodilla.

            -¡Oh se me olvidaba algo! –dijo sacando su varita y apuntando a Harry en el pecho.

            Harry vio que el escudo de Griffindor de su túnica desaparecía y en su lugar aparecía el de Slytherin.

            -Súbete la capucha y cubre tu frente –dijo Draco subiendo su capucha también.

            -Este lugar… -exclamó mientras hacia lo que el rubio le había indicado- ¿Dónde estamos?

            -En Borgin y Burkes –respondio intentando ocultar sus orejas de gato bajo la capucha.

            -Oh sí, ya recuerdo –dijo al ver La mano de la gloria en un polvoso estante.

            -¿La recuerdas?... ¿has venido aquí?

            -¿Qué? ¡Oh no!... es decir, he oído que aquí vendían esa cosa –rectificó intentando ocultar su error- ¿y cómo es que puedes entrar aquí, acaso a tu papá no le importa?

            -Claro que sí, es más, si él supiera me daría la regañina de mi vida… ven, vámonos antes de que el viejo Borgin salga al oír que hay alguien dentro de su tienda.

            Harry siguió a Draco hasta la puerta y para salir a la calle sintiendo que de algún modo estaba haciendo algo muy, muy incorrecto al estar en ese lugar de tan mala fama.

            -Oye, deberíamos regresar, este lugar es peligroso.

            -Pues sí, el callejón Knockturn tiene muy mala fama –respondio echando a andar- pero no te preocupes, mientras estés conmigo no te va a pasar nada.

            -¿Y eso debería tranquilizarme?

            -Claro.

            -Creo que por primera vez estoy de acuerdo con tu padre en que no deberíamos estar aquí.

            -Escucha Harry, no es la primera vez que vengo, de hecho conozco un par de lugares muy divertidos.

            -¿Divertidos, estás loco? –pregunto caminando a un lado de él sintiendo que a cada paso que daba iba a caerle una maldición en la espalda- no es por hacerme el chulo ni el famoso, pero siento que si se enteran quien soy yo, esto va a ponerse muy feo.

            -Precisamente por eso es que debes ocultar tu frente.

            Harry ya no dijo nada, solo veía los oscuros escaparates de las tiendas que estaban en ese lugar y no pudo más que sentirse fascinado también al ver con sus propios ojos lo que había en ese lugar “prohibido” para “gente de bien”

            -Esa es “La serpiente espinosa” –dijo Draco pasando frente a una tienda con una pequeña puerta de madera con una aldaba grande y negra en ella- nunca he podido entrar en ella, siempre está cerrada por dentro aunque esté abierta, solo dejan entrar a los clientes avanzados.

            Harry recordó haber intentado abrirla en su primera incursión accidental al callejón, antes de encontrarse con Hagrid, quien compraba veneno para babosas carnívoras.

            -Y esa es “La casa del ataúd”.

            -¿Y que venden ahí?

            -Cosas para resucitar a los muertos –respondio alzándose de hombros.

            -¿En serio?

            -Eso dice mi padre, aunque también dice que es un local para embaucar incautos.

            Varias personas miraban al par de jovencitos que caminaban por ahí.

            -¿De verdad es seguro andar por aquí como si nada?

            -Claro, ya no somos niños –respondio Draco como si nada y sin dejar de caminar.

            -Pero nuestras túnicas son claramente de colegio.

            -Sí pero ya crecimos, no somos pequeños… bueno, al menos yo no– dijo con una risita.

            -¿Qué quieres decir? –pregunto ceñudo por la puya.

            -Que yo si crecí Potter.

            -¡Yo también! –respondio alcanzándolo pues Draco se había adelantado un par de pasos.

            -Claro Potter, claro… -respondio haciéndole una seña condescendiente con la mano- ¿Cuánto te saco de estatura, como medio metro?

            -Son solo un par de centímetros –masculló dándole alcance.

            Draco rio viendo claramente que había tocado un punto sensible.

            -No te preocupes, aun estas desarrollándote, tal vez puedas crecer un poco más.

            -Bueno, al menos tengo algo que ya está bien desarrollado y es bastante grande, creo que lo recuerdas bien ¿no?

            El calor en su cara hizo que de repente quisiera bajarse la túnica, pero siendo eso imposible, solo apuró el paso siendo ahora el turno de Harry de reír.

            -¿Y a donde vamos exactamente?

            -Ahí –señalo Draco un edificio en donde la tienda de abajo decía con un letrero algo despintado: -“Markus Scarrs”

            -¿Una casa de tatuajes? –Exclamó asombrado- ¿acaso quieres un tatuaje, Malfoy?

            -Claro que no, vamos a la tienda de hasta arriba.

            Harry lo siguió hasta entrar a ese edificio en donde bajaba la cabeza para ocultar su rostro cada que alguien pasaba a su lado mirándolos sospechosamente; subieron escaleras hasta llegar a una puerta en donde Draco tocó y entro después de recibir respuesta.

            -Buen día señor Mulppeper –dijo Draco llegando hasta el mostrador.

            -Buen día joven Malfoy… veo que vienes acompañado –respondio un mago de avanzada edad que pesaba unos polvos en una pequeña bascula.

            -Eso no tiene nada que ver ¿tiene lo que le pedí?

            -Lo que me encargaste  por correo no era nada sencillo.

            -Eso ya lo sé, por eso vine aquí, se que usted es el mejor pocionista del rumbo, además se que cuento con su discreción.

            El viejo mago sonrió complacido del halago, por lo que sin más respondio:

            -Espera aquí.

            Los chicos lo vieron entrar a su trastienda, por lo que Harry se le acercó para hablarle bajo:

            -¿Le encargaste algo a este chiflado?

            -¿Por qué le dices chiflado? ¿Solo porque su tienda no está en el callejón Diagón?

            -Aquí esta –dijo el señor Mulppeper saliendo de ahí interrumpiendo su plática- pero quiero asegurarme de que sabes que es.

            -Claro que lo sé.

            -Un mal uso de esto puede provocarte una embolia y el hijo de Lucius Malfoy no puede quedar como vegetal por una poción que yo hice.

            -Lo que nos lleva a que yo nunca estuve aquí –respondio Draco sonriendo mientras miraba fascinado el pequeño frasquito lleno de una poción color negra.

            -¿Venderle esto a un chico no es ilegal? –dijo entonces Harry haciendo que los otros dos lo miraran raro.

            -¿Quién es tu amigo?

            -Nadie que le interese ¿entonces ya me lo puedo llevar?

            -No lo creo, tu amigo dice que es ilegal –respondio el mago alzando una ceja mientras miraba a Harry.

            -Mi amigo no sabe lo que dice –respondio Draco sacando una bolsita de su túnica.

            El señor Mulppeper fijo de nuevo su vista en él al ver que el chico abría su bolsita.

            -Te escribí las instrucciones en este pergamino –dijo entregándole un rollito de pergamino- pero te las diré de todos modos.

            -De acuerdo.

            -Cuándo la vayas a usar y solamente cuando la vayas a usar, no antes porque pierde sus efectos, le agregaras uno de tus cabellos, la tomarás y te acostaras pues sus efectos son bastante fuertes como para que los resistas de pie, es mejor estar preparado y si al final te quedó algo de poción debes desecharla pues ingerirla de nuevo te puede provocar un derrame cerebral.

            -De acuerdo.

            -Además solo puede usarse una vez en la vida, es como un billete que solo puedes usar una vez.

            -Bien.

            -¿Por qué estas comprando esto? –mascullo Harry alarmado.

            -Aquí tiene lo acordado mas una pequeña propina –respondio Draco sin hacer caso a Harry en tanto el hombre la tomaba sonriendo y procedía a envolver el frasco en un paquetito de papel.

            -Gracias por la compra.

            Muy satisfecho con su compra Draco salió de ahí seguido por un alarmado Harry.

            -¿Qué vas a hacer con eso?

            -Vamos a otro lugar.

            -No, mejor regresemos.

            -No seas aguafiestas ¿no te está gustando mi tour turístico por el callejón Knockturn?

            -Yo creo que es mala idea.

            -Tranquilo –dijo metiéndose a la puerta de los tatuajes permanentes.

            -¡Malfoy!

            Pero Draco no se detuvo, solo continuó su camino como si conociera perfectamente el lugar; Harry paso al lado de un joven mago con tatuajes en toda la cara que leía una revista con una calavera en la portada sin hacer caso aparente de dos chicos que entraban en su trastienda.

            -¡Malfoy te estoy hablando!

            Pero Draco ya se había adelantado un par de metros hasta una habitación espaciosa en donde había varias mesitas y una vieja rockola de aspecto destartalado.

            -Hola –saludo Draco a un hombre de aspecto sospechoso que limpiaba un vaso al mero estilo muggle con un trapo- quiero dos “piquetes de abeja”.

            -Van para allá –respondio el hombre mientras Draco se dirigía a una de las mesitas ubicadas cerca de la ventana y junto a la rockola.

            -¿¡Estás loco, como se te ocurre meterte  en este lugar?!

            Draco se sentó esperando a que Harry hiciera lo mismo, y este al ver al rubio ya muy acomodado, no le quedo más remedio que sentarse  frente a él.

            -Siempre que puedo vengo aquí con Blaise.

            -¡Pueden vernos por la ventana!

            -Están hechizadas, solo se ve por dentro lo que hay afuera.

            Harry ya no dijo nada, comenzó a mirar con mucha curiosidad y sospecha el lugar, entonces el hombre llego hasta ellos con una charolita y dos vasitos llenos de un líquido burbujeante.

            -Qué lo disfruten.

            -¿Qué es esto? –pregunto Harry viendo con sospecha el vaso que burbujeaba un liquido multicolor.

            -Se llaman “piquetes de abeja” pruébalo, está muy rico –dijo Draco tomando la pajilla y comenzando a beber.

            -¿Pero qué es?

            -¡Ay Harry, no es veneno!

            -¿Y quién me lo asegura?

            -Yo, me lo estoy tomando ¿no?... además Harry ¿Por qué tanta aprensión? ¿Acaso tú y tus amigos no andan por ahí buscando problemas?

            -Claro que no.

            -Claro que si, andas por el colegio a deshoras y nadie te dice nada.

            -Porque no me agarran con las manos en la masa, además Malfoy, una cosa es andar por la escuela a deshoras y otra muy distinta andar de paseo por el callejón Knockturn.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).