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Una cuestión de pelos por Orseth

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            -¿A dónde vamos? No me dirás que estaremos a la intemperie.

            -No seas bobo, claro que no, tu sígueme.

            Sin más remedio, Draco siguió a Harry hasta llegar a un conocido árbol.

            -¿Qué hacemos aquí?

            -Hay que tranquilizar al sauce boxeador.

            -¿Y cómo?

            -Busca una piedra, hay que darle al nudo ese que esta allá –dijo señalándolo.

            -¿Darle cómo?

            -¡Pues con la piedra Draco, con la piedra! –respondio exasperado mientras buscaba una piedra.

            -¡Uy ya cásate! –murmuro buscando una piedra también.

            Al cabo de un rato lo lograron, entonces Harry caminó hasta la base y se hincó para buscar la entrada.

            -Listo, entremos.

            -Yo no entraré ahí.

            -¿Por qué no?

            -Porque esta oscuro ¡ve tu a saber qué clase de bichos estén ahí!

            -Ahí no hay bichos.

            -Obvio que si Harry –respondio con ironía- es un pasadizo que sabrá Dios cuando fue la última vez que se usó, está en la base de un árbol y está en la tierra ¿quieres más explicaciones?

            -Yo entré aquí hace poco, así que puedo decir que no hay bichos.

            -Pues no sé… -exclamó poniéndose una mano en el mentón mientras miraba dubitativamente el oscuro agujero.

            -¡Ay vamos ya, deja de ser tan remilgoso! –Dijo exasperado mientras le tomaba la mano y lo jalaba al oscuro pasadizo –Lumos.

            -¡Oye, no tienes por qué ser tan gruñón!... Lumos –añadió sacando su varita también después de levantarse y sacudirse el polvo de la ropa.

            -Es que el sauce se iba a despertar y nos iba a agarrar a golpes, no era lugar para estar parloteando sin sentido.

            -¿Me estás diciendo que parloteo sin sentido? –dijo molesto mientras hacía gestos al sentir una telaraña en su cara.

            -No dije eso.

            -Pues yo entendí eso.

            Harry exhaló un suspiro y se abstuvo de decir algo a riesgo de salir discutiendo de aquel túnel.

            -¿Falta mucho? –pregunto al cabo de cinco minutos de caminar en silencio por el oscuro y húmedo pasadizo.

            -No.

            -¿Pero que tanto falta?

            -¡Por Dios Draco, deja de hablar!

            Draco entonces dejó de caminar soltándose de la mano de Harry, quien al sentirlo se detuvo y se dio vuelta solo para ver  a Draco hacer lo mismo y emprender el camino de regreso.

            -¡Oh vamos Draco, no te pongas así!

            Pero Draco no contestó, solo siguió caminando hasta que Harry le tomo la mano de nuevo deteniéndolo.

            -¿Por qué estas tan sensible?

            -Yo no estoy sensible, eres tú el que esta de insoportable.

            -Ya, no te enojes… es que me desespera que preguntes tanto.

            -Tengo derecho a saber a dónde vamos.

            -Y yo a darte una sorpresa… al menos esa era mi idea –añadió con gesto triste haciendo a Draco sentirse culpable.

            -Bueno… de acuerdo, pero espero que no falte mucho, los lugares oscuros y con bichos me ponen de nervios.

            -No falta mucho –respondio sonriendo de nuevo y reiniciando el camino.

            Draco se mordió la lengua para no seguir quejándose de lo largo del camino y de los insectos que sentía en la cara y en el cabello.

            -¡Listo! –dijo Harry llegando hasta una puerta.

            -¡Al fin! –Exclamó entrando tras Harry encontrándose con una estancia en semi penumbra- ¿Dónde estamos?

            -Ven, subamos –respondio tomándolo de la mano y subiendo unas escaleras que los llevó a una amplia habitación calentada por una chimenea encendida.

            Miró el lugar encontrando estandartes de Griffindor y Slytherin en las paredes, con posters de equipos de Quidditch.

            -¡Vaya! –exclamó asombrado caminando por el lugar.

            -¿Te gusta? –pregunto sonriendo.

            Draco miró una mesa de madera con varias bandejas de comida, un acogedor sofá frente a la chimenea y finalmente una cama al fondo de la habitación.

            -¡Es genial! –respondio al cabo de unos instantes.

            -Sabía que te gustaría –dijo acercándose a la mesa- ¿gustas un “piquete de abeja”?

            -¿Tienes “piquetes de abeja”? –pregunto asombrado acercándose a recibir el vaso que Harry le ofrecía.

            -Sí, conseguí una jarra de ese lugar al que me llevaste.

            -Pensé que no te había agradado.

            -El lugar esta horrible, eso no lo niego, pero lo demás me encantó… y entre eso está el haberte conocido un poco más a fondo.

            Draco sonrió halagado por el comentario y luego bebió unos sorbos de la chispeante bebida.

            -Bueno y ¿ahora si me vas a decir en donde estamos?

            -Claro, en la casa de los gritos.

            -¿¡En la casa de los gritos, es en serio?!

            -Sí –respondio yendo a sentarse al sofá.

            -¡No inventes Harry, no lo puedo creer! –Dijo siguiéndolo y sentándose junto a él -¿es una broma?

            -No, para nada, lo juro.

            -¡Vaya! –exclamó bebiendo de su vaso mientras recorría de nuevo la estancia hasta dar con la cama.

            Harry miró hacia donde miraba y sonriendo dijo:

            -Tranquilo, no hay prisa.

            -Ya lo sé, no estoy nervioso.

            -¿Seguro?

            -Claro.

            Sin dejar de sonreír Harry dejo el vaso en el suelo y se acercó a Draco para besarlo; el rubio cerró los ojos para recibir la lengua de Harry dentro de su boca, beso que fue suave al principio para terminar en uno más posesivo y dominante.

            -Ah… -jadeó Draco cuando los labios de Harry se posaron en su cuello.

            -Quítate ese suéter, que aquí no hace frio.

            Draco obedeció y se quedó con una camiseta puesta, Harry asintió satisfecho y volvió  a besarle el cuello mientras se inclinaba haciendo a Draco recostarse en el sofá.

            -Harry… no…

            -¿No qué? –preguntó metiendo su mano bajo la camiseta.

            -Es que mis orejas…

            -Ya sé… saldrán dentro de poco –respondio alcanzando un pezón con sus dedos sin dejar de besarle el cuello.

            -Llenaré todo de pelos…

            -¿Y qué? eres mi gatito… los gatos siempre sueltan pelos y al que no le guste, pues que no tenga gatos.

            -No… no soy un gato –respondio estremeciéndose al sentir los labios de Harry mordisqueándole el lóbulo de la oreja.

            -Claro que si… eres mi lindo gatito.

            -Oh… -suspiró abriendo las piernas dejando a Harry acomodarse entre ellas.

            Harry siguió disfrutando la suave piel del cuello hasta que miró  Draco a los ojos encontrando uno de ellos de color ámbar, por lo que alzó la vista y vio dos orejas blancas.

            -Harry…

            -¿Mmm?

            -La cola.

            -¿Qué cola?

            -Me molesta la cola atrapada en el pantalón ¿podrías quitarte?

            -Oh claro –respondio presuroso.

            Draco se levantó y se rascó una oreja blanca mientras Harry lo miraba divertido.

            -No es gracioso –dijo ceñudo al notarlo.

            -No, es lindo –respondio acercándose y tocándole una oreja- me gusta que están calientitas y suavecitas.

            Sin poderlo evitar, Draco comenzó a frotar su rostro contra la mano de Harry.

            -Te quiero ¿sabes? –dijo entonces el moreno haciendo que Draco lo mirara.

            -¿En serio Harry?

            -Sí… esto era lo que anhelaba, un amor solo para mí, sin tener que compartirlo con nadie.

            Draco sonrió y se hincó en el sofá para poder rodearle el cuello con los brazos.

            -No podría estar con nadie mas aunque quisiera… yo también solo quiero estar contigo.

            Nuevamente se besaron y luego de unos minutos así, Draco se levantó para desabrochar su pantalón y bajarlo lo suficiente para liberar su esponjada cola.

            -¡Ah que alivio!

            -¿Por qué no te quitas el pantalón de una vez?

            -¿Quieres desnudarme Harry? No seas tan descarado.

            -Lo digo por tu comodidad –dijo mientras se quitaba las gafas.

            -Mira tú, que amable –respondio alzando una ceja.

            Harry comenzó a reír con ganas para luego levantarse también y quitarse la chaqueta de mezclilla que llevaba, luego la camiseta  y al último el pantalón, no sin antes botar los zapatos con sus mismos pies hasta quedar en calzoncillos.

            -Tienes prisa ¿eh?

            -Para nada –respondio riendo mientras lo tomaba de la mano y lo conducía hasta la cama.

            -Bueno, solo es para estar más cómodo –dijo Draco quitándose los zapatos y luego el pantalón.

            Pero ya estando ahí, Harry se sentó jalándolo consigo, luego comenzó a besarlo hasta hacerlo caer de espaldas en la cama.

            -Mmm… tus labios son deliciosos –murmuro sobre su boca.

            Draco no respondio, solo subió una pierna en la cama para estar más cómodo y le rodeo el cuello con los brazos.

            -Dímelo Draco. Dímelo… -susurró en su oreja al tiempo que le rodeaba la cintura con los brazos- dime que serás mío esta noche.

            -Harry… -Respondio sintiendo con excitación sus torsos desnudos.

            -Dilo mi gatito,…

            -Sí Harry, esta noche seré tuyo…

            Eso termino por hacer que Harry bajara sus manos hasta tocar el trasero de Draco y comenzara a acariciarlo, luego se subió más a la cama haciendo que Draco hiciera lo mismo hasta colocarse en el centro en donde hincado sobre el colchón se puso los dedos sobre el elástico de su calzoncillo y sonriendo ante Draco comenzó a bajarlos poco a poco hasta dejar ver el inicio de sus vellos púbicos.

            -Hazlo ya, no te hagas del rogar.

            Harry sonrió y se lo bajo hasta los muslos dejando ver un pene que comenzaba a ponerse erecto, luego lo quitó por completo aventándolo por ahí para enseguida encimarse en Draco haciéndolo abrir lar piernas.

            -Mmm…

            -Ah…

            Y sus manos por fin pudieron tocar esa pálida piel con total plenitud y tranquilidad, recorrieron sus caderas y luego sus piernas para regresar de nuevo a su cintura y luego besar su cuello, clavículas y chupar sus rosados pezones haciéndolo jadear de excitación.

            -Oh Harry…

            -Draco, me gustas tanto…

            Draco arqueó el cuerpo cuando Harry succionó un pezón mientras él le revolvía la negra cabellera.

            -Draco...

            -¿Mmm?

            -Déjame chupártela.

            -¿Cómo?

            Harry levantó la cara para mirarlo y decirle:

            -Quiero mamártela.

            -¿En serio?

            -Sí… tú lo hiciste aquella vez y no de buena gana, pues bien, hoy quiero regresarte la cortesía.

            -Pero Harry, no fue agradable, al menos no para mi ¿estás seguro de que tu quieres hacerlo?

            -Es muy rico cuando las circunstancias son favorables, por ejemplo ahora… tu pene esta erguido y creo que puedo hacerlo crecer un poco más y la verdad es que quiero probarlo.

            Draco sonrió por toda respuesta, por lo que Harry se enderezó y colocando sus dedos en el elástico comenzó a bajárselo hasta comenzar a ver el nacimiento de sus vellos púbicos, sonrió travieso y continuó bajándolo hasta quitárselo por completo,  luego acercó su rostro hasta su bajo vientre y tomándole el pene con una mano lo llevó a sus labios; Draco abrió la boca sorprendido de la sensación y de que Harry en verdad parecía disfrutar el tener su pene en la boca.

            -¡Oh! –Jadeó alzando el rostro cuando Harry comenzó a chuparlo- ¡Harry!

            Harry no respondió, estaba muy ocupado con su rostro metido entre las piernas abiertas de Draco, quien solo jadeaba y suspiraba mientras él subía y bajaba la cabeza disfrutando del pene  del rubio, quien después de unos momentos así se tensó mientras decía:

            -¡Harry!... ¡me vengo!...

            Harry no se detuvo por eso, más bien se retiró para masturbar con su mano el erguido pene y hacerlo terminar.

            -¡Ah!...

            Al cabo de unos minutos en los que Draco eyaculo en su mano, Harry lo dejó y se recostó de costado junto a él para observarlo mientras el rubio hiperventilaba con los ojos cerrados.

            -¿Te gustó?

            -Oh Harry ¿Qué pregunta es esa? –Respondio sin abrir los ojos- creo que fue obvio.

            Harry comenzó a darle besitos en el vientre y luego en el pecho mientras lo dejaba descansar y al cabo de unos minutos así se acercó a su oreja para susurrar:

            -¿Te gustaría hacérmelo a mí?

            Draco abrió los ojos y miró el rostro  de Harry que lo miraba anhelante y aunque ciertamente no se le antojaba mucho hacer una mamada debido a su última experiencia, tenía curiosidad por saber si era cierto que las circunstancias cambiaban todo, así que se enderezó un poco para mirar la entrepierna de Harry.

            Vio su pene ya erguido a todo lo que daba que descansaba sobre su pierna y sonriendo miró al moreno.

            -Esta muy despierto ¿no?

            -Está contento.

            -Más que contento… frenético diría yo… esta enorme.

            -Sí y esta así por ti –respondio tomándolo y comenzando a friccionarse a si mismo mientras le sonreía- me excitas mucho mi gatito.

            Draco miró el pene erecto de Harry y se mordió el labio inferior pensando en lo que sería meterlo a su boca y sentir el gusto del líquido pre seminal que mojaba la punta.

            -Puedo ponerme un condón si te hace sentir más cómodo.

            -No –dijo entonces mirándolo- sé que lo más seguro es usarlo pero contigo no quiero… sé que solo estás conmigo y yo no estoy con nadie más.

            Harry sonrió cuando lo vio levantarse y acercarse a su zona intima, se recargo en sus codos para verlo tomar su pene y comenzar a masturbarlo usando ya el liquido que había salido para mejor fricción, luego se acercó y abrió la boca para meter el glande y comenzar a chuparlo poco a poco.

            -Ah… -Suspiro Harry acostándose por completo sintiendo la boca de Draco en su pene.

            Draco comenzó de a poco, metiendo el glande e intentando degustar el sabor del liquido cristalino que salía encontrándolo algo salado, descubrió que esta vez no le había parecido asqueroso como la vez en que Harry lo obligó a darle una mamada, esta vez era distinto y supo que el moreno tenía razón en cuanto a las circunstancias, por lo que se metió mas el pene y comenzó un sube y baja en donde lo apretaba con su lengua y paladar.

            -¡Oh Draco!

            Draco mamaba con ahínco el pene  mientras le acariciaba los testículos, pues a pesar de nunca haber hecho una a excepción de la que le había dado a Harry en aquella ocasión, estaba haciendo lo que le nacía, lo que se le antojaba hacer para mantener sus manos ocupadas y eso era tocar a Harry lo mas que pudiera.

            Estuvo así un rato hasta que Harry se corrió, solo que sin avisarle haciendo que Draco tragara parte de su semen.

 

 

 

 


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