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Una cuestión de pelos por Orseth

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            Si Madam Pomfrey toleró ese comentario fue porque su preocupación fue más grande que su enojo.

            -Debo pedir algo a San Mungo, lo recibiré en un par de días, yo te llamaré.

            -¿Días?... ¿o sea que debo pasar más tiempo con esto?

            -Sí, necesito la firma del profesor Dumbledore y en lo que me envían lo que necesito calculo serán un par de días.

            Con la moral por los suelos regresó a Slytherin.

 

__________________________

 

            Ese fin de semana se celebraba la segunda prueba de del torneo de los tres magos y junto a sus amigos tomó un lugar para mirar.

            -Ojalá Potter se ahogue –dijo mientras miraba como los participantes se acercaban a la orilla.

            Cédric y Harry se miraron y se sonrieron a pesar del nerviosismo de ambos; y la competencia dio inicio ante el entusiasmo de los espectadores, después de un rato emergió Fleur, después viktor, Cédric y finalmente Harry haciendo gritar a todos; a todos menos a uno que cuando lo vio salir solo dejó escapar la respiración que sin notarlo había estado reteniendo unos segundos.

            -Maldito Potter ¿Por qué tardó tanto?... aunque claro, como si me importara que se ahogue el muy idiota anormal.

            Pero Harry no salió ileso, salió con un corte en la pierna que resultó ser una mordida de gryndilow, por lo que después de las felicitaciones y todo el barullo tuvo que ir a la enfermería.

            -Los gryndilow son criaturas venenosas –dijo Madam Pomfrey dándole un vasito de poción- pero aunque no es mortal para los humanos si causa muchas molestias, esta medicina te provocará sueño, duerme un rato en lo que tu organismo se desintoxica.

            -Gracias Madam Pomfrey.

            Harry se recostó y vio como la medimaga le sonreía amable antes de correr la cortina, la oyó alejarse y entonces se acomodó para dormir pues una apacible modorra lo había invadido.

 

________________________

 

            Unos pasos silenciosos se acercaron a la enfermería asustando a Madam Pomfrey.

            -¡Por Merlín profesor Snape, me asustó!

            Severus no dijo nada, solo vio a la mujer ponerse una mano en el pecho mientras continuaba lo que estaba haciendo.

            -Creo saber a qué se debe su visita.

            -Buenas noches Madam Pomfrey.

            -Estoy ocupándome de ese asunto aunque no lo parezca –dijo desenvolviendo un paquetito envuelto en papel marrón.

            -No dudo de su capacidad, dudo del razonamiento del chico, por lo que no creo que sea tan simple como él cree.

            -Eso mismo estoy pensando yo, ya intenté todo, por eso mande traer poción reveladora de San Mungo, le dije que viniera antes de cenar, es mejor.

            Justamente en ese momento Draco llegó a la enfermería sonriendo feliz al ver al profesor Snape sentado frente al escritorio de la medimaga.

            -Qué bueno que llegas, ven –dijo ella tomando unas cosas y dirigiéndose a una de las camas indicándole que se sentara- voy a tomarte una muestra de sangre.

            -¿Qué cosa?

            -Sangre Draco –dijo Severus con las manos a su espalda de pie a un lado de Madam Pomfrey- van a clavarte una aguja en el brazo y a extraerla.

            Madam Pomfrey lo miró ceñuda cuando vio al chico palidecer.

            -Solo será un piquetito.

            -¡Pero esa aguja es enorme! –exclamó horrorizado al ver la jeringa que ella tenía en mano.

            -Draco no seas llorón y contrólate.

            -Como a ti no van a clavarte esa agujota padrino -Severus rodó los ojos y exhaló un suspiro- ¿no hay otra más chiquita?

            -Draco compórtate como un Malfoy.

            -Pero es que…

            -¿Quieres que esto se resuelva o no?

            -¿Pero es muy necesaria mi sangre?

            La mirada de Severus bastó para que el pobre se encogiera en su lugar y extendiera en silencio su brazo.

            -Será rápido –dijo ella pasándole un algodón con alcohol.

            Draco volteó el rostro y cerró los ojos con fuerza cuando ella clavó la aguja, en un momento la jeringa se lleno del liquido carmesí y ella procedió a sacar la aguja y a ponerle otro algodón; luego tomó otro vasito de vidrio con una poción clara como el agua y vertió ahí un poco de la sangre de Draco dando por resultado un liquido color azul eléctrico haciendo que ambos adultos se miraran con gesto preocupado.

            -¿Qué sucede, porqué se miran así?

            -Draco tu comiste algo –dijo entonces Severus.

            -¿Cómo?

            -No recibiste solo un hechizo, tu bebiste una poción, que no es lo mismo.

            -Pero… yo no he comido nada raro –respondio comenzando a asustarse- tampoco nadie me ha dado nada.

            -Ya llevas casi un mes con este encantamiento –dijo Madam Pomfrey- si fuese cualquier otro hechizo ya hubiese desaparecido con los medicamentos que te he dado, sin embargo tus características gatunas persisten.

            -¿Y entonces?

            -Bebiste una poción de sangre –dijo Severus entonces- con características tan específicas que dudo mucho que cualquier alumno la haya preparado… todos son unos ineptos para mi mala fortuna.

            -¿Y eso significa que voy a quedarme así toda la vida? –Pregunto comenzando ahora a angustiarse- no puedo quedarme así, se pueden cortar ¿no?... digo, una cirugía o algo así.

            -Me temo que volverían a crecer –respondio ella.

            -¿Pero que es una poción de sangre, porqué es tan potente?

            -En la magia la sangre representa la vida y realmente es la vida misma pues ella es la diferencia entre la vida y la muerte –respondio Severus- ahí está tu carga genética, tu esencia mágica… si tu bebes una poción cuyo ingrediente principal es sangre, ese encantamiento penetrará hasta el fondo de tu ser, de tu magia… es prácticamente imposible quitarlo o  al menos en su totalidad si el mago que lo hizo no hizo también un antídoto.

            Draco lo miraba comenzando a darse cuenta que aquello significaba más que unas simples orejas de gato.

            -Esto es más que una broma –dijo Pomfrey- lo que te han hecho es muy grave y significa la expulsión inmediata del alumno que la haya hecho.

            -En caso de que haya sido un alumno –añadió Severus- algo en lo que insisto dudo mucho, en todo caso pudo ser que el alumno en cuestión la haya encargado a un profesional.

            -Momento, momento… -exclamó Draco poniéndose las manos en la cabeza- ¿quieren decir que alguien me hizo esto con el fin de quedarme así para siempre?

            -A menos que haya un antídoto –respondio Madam Pomfrey.

            -Algo que también dudo mucho –dijo Severus- a no ser que planeen dártelo hasta que hayas aprendido tu lección.

            -¿¡Qué lección?!

            -¿Y yo que sé? No eres precisamente una perita en dulce Draco.

            En lugar de responder, Draco se le quedó mirando por unos segundos para luego mirar hacia abajo asimilando poco a poco lo que eso significaba.

            -No puedo quedarme así… ¿Qué van a decir mis padres?... cuando me case no puedo ir al altar con orejas de gato… no puedo ir a una junta de negocios ondeando la cola como si nada… ¡Padrino tienes que ayudarme! –Exclamo tomándole un brazo- ¡Mi papá no puede verme así, se enfadará conmigo como si yo tuviera la culpa! -Severus no respondió, estaba realmente preocupado aunque no lo demostrara- tu eres uno de los mejores pocionistas de Gran Bretaña,  si alguien puede curarme eres tú.

            -Me gustaría decirte que si puedo pero no es tan sencillo.

            -¿Pero porqué?

            -Una poción mágica no es como un veneno muggle cuyos ingredientes aparecen en un simple análisis… con una poción es distinto pues los ingredientes desaparecen pero los efectos se fijan y si es una poción de sangre es como si arrojáramos tinta a un lienzo en blanco y solo contaras con agua para limpiarlo.

            -Imposible de quitar… -murmuró mirándolo fijamente.

            Lo soltó mientras miraba al suelo, luego sus manos, luego a los lados como si no supiese a dónde mirar y se hubiese quedado sin palabras.

            -Pero si encontramos quien lo hizo tenemos una oportunidad –dijo Severus haciendo que lo mirara- piensa Draco piensa… ¿Quién pudo hacerte algo así?

            -¡No lo sé!.. Espera… ¡Potter y su pandilla de idiotas!

            -¿Potter? –Repitió frunciendo el ceño- ¿Por qué lo dices?

            -Weasley supo que raza de gato era yo –respondio presuroso- dijo que era un gato turco o un angora no se qué… ¿Quién sino ellos?

            -En primera… -respondio exhalando un profundo suspiro- cualquiera con un libro de gatos a la mano sabría que especie de gato eres; segunda, este es un hechizo cien veces más complicado que una poción multijugos, ni siquiera Granger podría realizarla y tercera y más importante, esto costaría mucho dinero si se hace por encargo y dudo mucho que Weasley quiera gastar su enorme fortuna en ti.

            -¡Pero yo estoy seguro que…!

            -Ese trío es un incordio y son peor que un grano en el culo –interrumpió sin importarle que Madam Pomfrey se escandalizara- pero los conozco y les falta la maldad que a ti te sobra para llevar a cabo algo como esto -Draco se quedó callado sin saber ya que decir- Deja de lamentarte y usa las malditas neuronas para algo más que pelear con Potter, piensa… -continuó poniéndole la punta del dedo índice en la frente- haz un recuento de las personas que conoces y analiza tu relación con ellas, solo así podremos hacer algo por ti.

            Y sin más dio la vuelta haciendo ondear su negra túnica mientras se alejaba; Madam Pomfrey miró a Draco sin saber que decirle pues el profesor Snape había sido más claro de lo que ella hubiera podido ser.

            -Hay algo más.

            -¿Y ahora qué? –susurró con desconsuelo.

            -Debo informarlo a tus padres.

            -¿¡Qué, está loca?!

            -Cuidado como me hablas jovencito.

            -Sí, si perdón… -exclamó pasándose los dedos por entre el cabello- pero eso  es justamente lo que no quiero.

            -Pero en casos así el protocolo escolar me lo exige, informaré al director y él se comunicará con ellos.

            -No, por favor… ¿no podemos esperar un poco más?

            -Imposible, ya esperamos demasiado –respondio comenzando a recoger  sus utensilios médicos- dentro de poco servirán la cena, es mejor que te apresures.

            Desganado se levantó y salió de ahí, iba con pasos lentos, de todos modos ¿Quién querría comer en una situación así?

 

_________________________

 

            -Madam Pomfrey –dijo un elfo apareciéndose en la enfermería- ¿tiene algún paciente al que debamos traer la cena?

            -Espera –respondio levantándose y dirigiéndose a donde estaba la cama de Harry, corrió la cortina y lo encontró durmiendo- Harry… Harry despierta.

            -¿Mmm?

            -Es hora de cenar ¿quieres ir al comedor o quieres que un elfo te la traiga aquí?

            -No Madam Pomfrey –respondio sentándose mientras bostezaba y se estiraba- ya me siento muy bien, iré al comedor.

            Se levantó y se dirigió al comedor en donde se encontró con sus compañeros quienes lo felicitaron por salir victorioso en la prueba del lago para finalmente poder sentarse a cenar; al terminar salió con Ron y Hermione pero para extrañeza de ellos no se dirigió a la torre de Griffindor sino que les hizo señas para seguirlo hasta llegar a un salón vacio.

            -¿Qué pasó? –preguntó Ron sonriendo al ver que Harry estaba por contar algo.

            -¡No saben de lo que me acabo de enterar!

            -Obvio no –dijo Hermione.

            -Estaba en la enfermería, escuche voces y me hice el dormido…

            Harry les contó la conversación entre el profesor Snape, Madam Pomfrey y Draco Malfoy.

            -¡No inventes Harry! ¿¡Es es serio?! –exclamó Ron a punto de la carcajada.

            -¡Te digo que sí!

            -No es gracioso Ron, eso es muy grave y el reglamento escolar dice que la persona que lo hechizo merece la expulsión inmediata –dijo Hermione con gesto serio.

            -No es cuestión de vida o muerte Hermione, puedo reírme sin culpabilidad, además Malfoy es un hijo de puta y no solo con nosotros, además ya oíste  a Harry, el muy cabrón quiso inculparnos.

            -¿Te lo imaginas llegando a su oficina y que le ordene a su secretaria que le lleve una bola de estambre? –dijo Harry estallando en carcajadas junto a Ron haciendo que Hermione terminara riendo también.

 

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            A la mañana siguiente antes del desayuno, Madam Pomfrey informaba al profesor Dumbledore de la situación de Draco quien de inmediato envió una lechuza a Malfoy Manor; pero no solo ahí se hacía algo al respecto con el asunto de Draco.

            -Recuerda lo que ensayamos –dijo Chloe a Evangeline, listas para entrar en el baño del pasillo apenas alguna chica entrara.

            -Ya sé, ya sé… ¡mira, alguien viene!

            Una chica de Ravenclaw entró al baño del tercer piso, esperaron unos segundos y entraron, no sin antes poner un letrero de “fuera de servicio” para que nadie fuera a sorprenderlas, vieron los pies de la chica en un cubículo y se tomaron un trago de una poción que disfrazaría sus voces y entonces Chloe comenzó:

            -Me acabo de enterar de algo increíble, escuché a quien le puso el hechizo gatuno a Draco Malfoy.

            -¿¡En serio?! ¿Y qué dijo? –respondio Evangeline siguiendo el juego.

            -Dijo la forma de hacer que sus orejas y cola de gato desaparezcan.

            -¿Y cuál es?

            -Al parecer Draco Malfoy hizo algo muy malo para enojar a esta persona pues el contra hechizo incluye a Harry Potter.

            -¿A Harry Potter?... ¿y qué tiene que ver Potter en esto, acaso fue él?

            -No tonta, él no hizo nada, él solo es el castigo perfecto para ese Slytherin según dijo esta persona, pues la única manera de romper el hechizo es solo si se la mete a  Malfoy.

            -¿Se la mete? ¿Qué le meta qué?

            -Pito, pene, verga, como quieras llamarlo… él tiene que cogerse a Draco Malfoy.

            -¡No! ¿¡Es en serio, eso escuchaste?!

            -Tal como lo oyes amiga y esta persona hablaba con convicción.

            -¿Pero y si es al revés? ¿Si Malfoy debe hacérselo a Potter?

            -No, no… debe ser Potter quien se lo haga a Malfoy, sino no habrá cura.

            Y sin decir más salieron de ahí y al cabo de unos minutos la chica Ravenclaw abrió el cubículo aun con la incredulidad reflejada en su rostro.

 

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