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Fire to Hide por carina_mew12

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Notas del capitulo:

hola a todos!!!

lamento mucho la espera, literal no me paso por aquí desde el año pasado, pero como especial de San Valentín, les traigo este capitulo

que lo disruten <3


3. Motivaciones


Ace nunca imaginó que la hora de comer se volviera una completa pesadilla, pero gracias al oso polar y a su horripilante forma de alimentarle, estaba temeroso que su estómago emitiera el más mínimo sonido de hambre. Cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse esa mañana, el pecoso apretó los párpados y contuvo la respiración; quizá si fingía dormir Bepo le dejaría en paz. Mas el extraño silencio que envolvió la habitación incitó su curiosidad y terminó por abrir uno de sus ojos. Frente a él no estaba Bepo sino el cirujano de la muerte… había aparecido tan repentinamente como desapareció y lo mejor era que en sus manos no llevaba aquel delgado tubo o la bolsita con los nutrientes, en su lugar llevaba una tabla que sostenía algunos papeles, una bata blanca sobre su ropa habitual y un mullido gorro con motas en su cabeza que estaba seguro no haberle visto antes.


- Te ves mucho mejor, Portgas-ya. Bepo ha hecho un buen trabajo- halagó al oso pese a no estar presente y se aproximó a su paciente, quien enmudeció de la nada. Revisó los papeles que llevaba bajo el brazo y permaneció de pie junto a él hasta que terminó de leer y dejó su papeleo a un lado- ¿Puedes sentarte por ti mismo?


- Creo que sí- el pecoso hizo una pequeña mueca de dolor al hacer el esfuerzo de sentarse, mas al ver que era algo difícil, Law tiró de la palanca de la cama y le elevó a la altura correcta para ayudarle.


En cuanto el pecoso sintió las manos tatuadas del médico sobre sí mismo, el electrocardiograma delató que sus latidos se aceleraron. Escuchó al otro soltar una ligera risa a modo de burla y acercó un carrito metálico con gasas, vendajes y agua oxigenada. También estaba la bandeja con agua tibia, la barra de jabón y la esponja con la que solían asearle. Los largos dedos del moreno caminaron sobre sus brazos hasta donde estaban el catéter y los demás aparatos que tenía conectados y desconectó el primero. Un ligero chorro de sangre brotó de su brazo pero enseguida el médico lo limpió. Después comenzó a desconectar cualquier otro aparato que tuviera conectado al cuerpo; retiró las vendas y le quitó las únicas dos prendas que llevaba puestas; la bata de hospital y ropa interior del mismo color azul que la bata


- ¡O-oye! ¡¿Qué haces?!- por supuesto que no tenía siquiera fuerzas para oponerse; antes de poder hacer algo, la única prenda que traía aun puesta cayó debajo de sus rodillas, impidiéndole alcanzarle


- Llevas diez meses aquí, no tienes nada que no haya visto ya- ante esa lógica no pudo argumentar nada. Se dejó desnudar y lavar por el habilidoso médico, quien mantenía su semblante serio y profesional mientras aseaba hasta los rincones más profundos. Cuando terminó, Law limpió las heridas y cubrió las que aún estaban abiertas. Lo que más impresionó a Ace fue que, tras quitarle las vendas que atravesaban todo su cuerpo, una enorme cicatriz rosada y pulsante estaba plasmada sobre toda su cara torácica, prueba innegable que el puño de Akainu le había atravesado de lado a lado- Tranquilo, todo está bien- al escuchar al cirujano de la muerte, Ace levantó la mirada, encontrándose el rostro del otro a escasos centímetros del suyo; ¡¿En qué momento se le había pegado tanto?!- Las heridas externas están cerradas casi por completo, los nervios y huesos han ensamblado correctamente y tus órganos ya funcionan por su cuenta, aunque las heridas internas siguen abiertas; tardarán un poco más en sanar. Sólo es cuestión de ser paciente- esta vez sus manos enmarcaron su rostro mientras su intensa mirada se cruzaba con la suya; de haber estado conectado a las máquinas, de seguro habrían enloquecido-¿Has dormido bien? ¿Alguna molestia?


- Sólo… las pesadillas…- estaba seguro que Law podía percibir el aumento de temperatura de su rostro. El moreno no dijo nada, sólo siguió palpando su cuerpo hasta llegar a sus piernas y estirar sus extremidades. Sentía un ligero hormigueo en sus dedos; hace mucho que ni siquiera hacía el esfuerzo por moverlos- Comienza a ser frío- mencionó casual, pero la verdad era que, a pesar de todo, se sentía demasiado expuesto estando desnudo ante el médico. Por suerte su comentario dio el resultado deseado pues el cirujano de la muerte le vistió con un par de prendas limpias y bien planchadas.


La puerta de la habitación volvió a abrirse, esta vez para darle paso a Bepo, quien llevaba una charola con un cuenco humeante y un vaso con agua cristalina. Ace parpadeó unas cuantas veces para asegurarse que no estaba alucinando, o peor aún, muerto mientras dormía; ¿En verdad estaba pasando?


- Debemos hacer que tu nuevo sistema digestivo se acostumbre a la comida- la afirmación del moreno casi hizo que el pecoso llorara de felicidad- Puede parecer simple, pero tenemos un buen cocinero- con un ademán, el médico llamó a su nakama, quien desplegó una especie de patas de la parte inferior de la charola, convirtiéndola en una mesita que acomodó sobre las piernas del paciente.


Ace miró lo que sería su primera comida en meses; un cuenco de sopa y un vaso con agua. Quizá su menú era ordinario, pero cualquier cosa era mejor que ese infernal tubo introduciéndose por su garganta. Estiró su brazo para sujetar el vaso, mas sus dedos temblaban tanto que no lograba reunir fuerza en ellos. Al ver que estaba sobre esforzándose, Law fue quien levantó el vaso con una mano mientras la otra tomaba gentilmente la barbilla del pecoso entre sus dedos, levantando su rostro antes de acercar el vaso para que diera el primer sorbo del agua.


El agua era refrescante y deliciosa; el sabor amargo y pastoso en su boca fue desvaneciéndose hasta desaparecer… nunca creyó que beber agua fuera tan satisfactorio. Al terminar de beber, Law tomó la cuchara, la sumergió en la sopa para tomar un poco y se la ofreció; podía sentir el sabor de cada condimento cosquilleándole las papilas gustativas, era la gloria. Aunque lo que realmente le estaba matando era la forma amable en que le trataba el otro, nadie creería que alguien con un apodo como El Cirujano de la Muerte accedería a alimentarle como a un niño pequeño. Ace tuvo que apartar su pecosa y avergonzada mirada hacia otro sitio que no fuera la perfecta cara del médico, mas al hacerlo, notó que Bepo les miraba fijamente mientras se sonrojaba… un momento, ¿Los osos polares podían sonrojarse?


- Si eres hermano de Mugiwara-ya aun debes tener hambre, pero no es bueno exigirle demasiado a tu cuerpo todavía- tras terminar la sopa, las manos del médico volvieron a escudriñarle sin recato alguno-  A partir de hoy comenzaremos tu rehabilitación para recuperar la movilidad que tu cuerpo ha perdido estos últimos meses. Te advierto que no será sencillo


- Puedo hacerlo- conocer más sobre la guerra y el paradero de su hermano eran suficientes motivaciones para que puños de fuego diera todo de sí- Haré lo que digas si así puedo ver a Luffy otra vez


-… ¿Quieres salir un rato?- al principio el pecoso no captó la pregunta, pero en cuanto el oso se acercó a él para cargarlo supo a lo que se refería Law… lo dejaría salir de esa habitación por primera vez desde que llegó.


Obediente y sin decir palabra, Ace se dejó llevar a cubierta cual princesa entre los brazos del oso. Mientras recorrían el barco de aquel grupo pirata, pudo notar el abrumador calor que se sentía y lo oscuros y angostos que eran los pasillos; había algo que no se sentía normal ahí. Al salir tuvo que cerrar los ojos debido al cambio brusco de luz. Cuando al fin pudo abrir los párpados ya estaba en cubierta junto con la tripulación de Law, quienes disfrutaban del descanso que les había permitido su capitán. Bepo se tumbó en cubierta junto con él,  dejándolo usarle como almohada mientras él tomaba una siesta. El pecoso miró a su alrededor; la cubierta estaba ligeramente húmeda y era más pequeña que el promedio, los barandales hechos de metal, el periscopio sobre la cabina principal… eso no era un barco…


- ¡¡Es un submarino!!- gritó de pronto, haciendo que la tripulación completa se girara a verlo. Sus miradas intensas y el repentino silencio le hicieron sentir como un intruso; no sólo había roto el ambiente ameno de la tripulación con su escandaloso grito, también era, por así decirlo, alguien que no debería estar ahí. Sin embargo, cuando su capitán apareció, todos apartaron en la vista y siguieron en lo suyo como si nada hubiese sucedido. Law se sentó a su lado para recargarse en el mullido estómago de Bepo como lo estaba él, se bajó el gorro de tal forma que cubriera sus ojos y cruzó los brazos tras su cabeza. Parecía que iba a tomar una siesta- Law…- sabía que estaba siendo molesto, pero igual no pudo quedarse callado- Sé que lo he dicho antes, pero te agradezco haberme dado esta segunda oportunidad


- No tienes que agradecer- respondió el mayor, quien por fortuna seguía despierto- Tengo mis propios motivos para mantenerte con vida.


- ¿Vas a entregarme a la marina?- fue su primer pensamiento al recordar lo que el oso polar le dijo sobre convertirse en uno de los siete guerreros del mar. Entregar al hijo de Gold Roger, supuestamente muerto en la guerra, debía ser suficiente para ganarse tal honorífico


- ¿Qué sentido tendría haberte salvado de morir si voy a entregarte para que mueras de todas formas?- viéndolo de esa forma tampoco sentido. De hecho, mucho de lo que Law hacía por él no tenía pies ni cabeza, estaba confundido- No voy a entregarte o venderte si es lo que te preocupa


- ¿Qué harás conmigo entonces? ¿Me mantendrás en tu tripulación y me harás usar uno de esos monos?- porque sí, había notado el inusual “uniforme” de los demás. Aunque admitía que usar ese traje parecía divertido- Quizá deba regresar con padre y los demás. Seguro que se sorprenderán al…


- Te quedarás aquí- le interrumpió el mayor con ligera hostilidad en sus palabras- cuando puedas ponerte de pie por tu cuenta puedes decidir qué hacer. Por ahora, el Polar Tang es el sitio más seguro para ti


- El nombre le pega- Ace supo enseguida que el apelativo había sido a su barco-submarino. Tras la breve conversación, se dedicó a sentir la agradable brisa marina sobre su pecoso rostro y los rayos del sol pegando en su pálida piel, ¿Hace cuánto que no sentía el calor del sol? A decir verdad, desde que había consumido la mera mera no mi, muchas sensaciones le habían sido negadas; sentirlas de nuevo en ese momento era como volver a nacer.


A pesar que el pelaje de Bepo era bastante agradable aun cuando llevaba el mono puesto, Ace de pronto decidió que no era la calidez que quería sentir. Con los ojos cerrados, se fue deslizando por el cuerpo del oso polar hasta que chocó con el del médico. Enderezó un poco la cabeza para poder recargarla sobre el pecho del otro y se quedó inmóvil, esperando que Law lo apartara. Pero no sucedió. Ace presumió su logro con una ligera sonrisa y se quedó así junto a Law, disfrutando de su lenta respiración y la armoniosa melodía que los latidos de su corazón le regalaban. Se hubiese quedado dormido de no ser porque algo sucedió…


- ¡Capitán!- la voz alarmada de uno de sus nakama hizo reaccionar a todos. En el horizonte, justo arriba del océano puramente azul, comenzaba a formarse un cúmulo de oscuras nubes que avanzaban más rápido de lo normal- ¡Una tormenta!


- Bepo- Law sujetó al pecoso por los hombros y levantó su peso del recién nombrado, quien enseguida se puso de pie y desapareció al entrar al submarino. El resto de la tripulación comenzó a moverse, lo más seguro era que ya supieran qué hacer en esos casos.


Ace, por su parte, tuvo que separarse del médico y dejarse llevar por un hombre el triple de grande él. Siendo reducido a un herido que nada podía hacer para ayudar, el pecoso fue trasladado a un sitio seguro; por un momento creyó que le llevarían a la habitación en donde estuvo todo ese tiempo pero se equivocó. En cambio, Ace fue trasladado a un pequeño camarote, que si bien estaba equipado como la habitación de un hospital como su antiguo cuarto, había menos artilugios. Esa habitación era un poco más iluminada; estaba pintada de blanco e incluso tenía una ventana circular que dejaba una vista perfecta hacia el fondo del océano, sólo que en esos momentos no lograba ver nada. Lo más probable era que el submarino se hubiese sumergido ya.


Lo que ocurrió después fue más aterrador de lo que hubiese imaginado. Ace no recordaba que, durante el tiempo que llevaba con los piratas Heart, hubiese sentido tal sacudida como en esos momentos. El tambaleo del submarino era más que obvio; no sólo algunos muebles sino él mismo iba de un lado a otro mientras las luces parpadeaban y las paredes metálicas crujían tan fuerte debido a la presión del mar; sentía que en cualquier momento el Polar Tang reventaría como una nuez. Entre todos esos movimientos de la nave, y sin tener suficientes fuerzas para sostenerse por sí solo, el pecoso terminó cayendo de la cama y rodando por el suelo unos cuantos metros antes de poder sujetarse a uno de los tubos fijos de la ventilación. Tuvo que cubrirse la boca para no vomitar.


Después de un rato todo pareció estabilizarse; al parecer habían alcanzado la profundidad suficiente para que la tormenta no los alcanzara. La tripulación seguía corriendo allá afuera, podía escuchar sus apresurados pasos ir y venir por todos lados hasta que alguien se detuvo frente a la puerta y la abrió sin cuidado.


- ¡Portgas-ya!- Law había aparecido junto a Bepo y otros tres sujetos, entre ellos el corpulento hombre que le había llevado a ese lugar. Como su deber médico le dictaba, lo primero que hizo el moreno fue revisar su estado general, y al ver que su único síntoma eran los mareos, pareció calmarse un poco- ¡Jean! ¡Sabes que este sitio no es seguro durante la inmersión! ¡¿Por qué lo trajiste aquí?!


- Yo…- el hombre estaba genuinamente asustado a pesar de la clara ventaja que tenía en tamaño y fuerza respecto a su capitán. Al parecer el cirujano de la muerte era más temible de lo que aparentaba- ¡Lo lamento, capitán! ¡No volverá a pasar!


- Jean, revisa los tanques. Yo inspeccionaré el resto del barco- ante la orden, el hombre enorme se cuadró ante su capitán y se marchó. Con una mirada, Law le indicó a los otros lo que debían hacer antes de retirarse.


- Lo siento- como era habitual, Bepo se disculpó antes de cargar a Ace en brazos. Sus patas suaves eran perfectas para su magullado cuerpo, por lo que el pecoso tan sólo se acomodó lo mejor posible y disfrutó de viaje


- No entiendo por qué el capitán se preocupa tanto- los otros dos miembros de su tripulación iban a espaldas de Bepo, y al juzgar por sus palabras, no tenían ni idea que Ace escuchaba todo lo que decían- es Puños de Fuego después de todo. Ya sobrevivió al ataque de un almirante, una caída no lo matará


- Creo que más que sobrevivir, Puños de Fuego fue salvado por nuestro capitán- le respondió el otro hombre- No creí que el capitán usara toda su fuerza para salvarlo en Marineford. Después del enorme rango que tuvo que cubrir, el capitán no pudo usar room por varios días. Incluso tuvimos que escapar de la marina por nuestros medios- un golpe de culpabilidad impactó justo en el pecho de Ace; ahora sabía que Law y su tripulación también arriesgaron sus vidas por él


- Lo que no entiendo es por qué el capitán lo ayudó durante la guerra


- Amor…- sólo bastó una sola palabra del oso para que sus nakama quedaran mudos de la impresión- El capitán está enamorado…


- ¡No seas absurdo Bepo!- estalló en carcajadas el primero, seguido de su compañero- ¿El capitán, enamorado? ¿Nuestro capitán?


- ¡Bepo, creo que las burbujas de aire han estropeado tu cerebro!- mientras los otros dos se burlaban, el pecoso se quedó en silencio, sintiendo su rostro arder.


- ¡Lo está!- si Bepo lo afirmaba tenía que ser verdad, era el más cercano al médico después de todo; Law, a quien no conocía de antes, le había salvado la vida, ¿Qué otra razón tenía para entrometerse en esa guerra?- Si no estuviera enamorado de Mugiwara no se habría molestado en salvar a Puños de Fuego…


-…


-… ¡¿QUÉ?!


 Continuará…


Notas finales:

Feliz San Valentín!!!

nos vemos en otros capis <3


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