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Cette Fois por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Viernes, 14 de diciembre, 2018.

     

 

Cette Fois 

VII

Te dire que les méchants c'est pas nous
     

 

--No es 'razón' la que pido, sino el motivo por el que estoy aquí. --dije esta vez mirando a Madam Maxime.  

Tanto ella como el resto de la compañía estaba en un silencio expectante, James parecía a punto de salir de la sala, lucía como cuando se tiene algo que decir pero no es el momento adecuado, Charly lucía afectada por mis palabras, quizá el cómo pasé lo que recuerdo de 'infancia', Nott tan solo parecía esperar respuesta del Ministro y Madame Maxime seguía pretendiendo que todo estaba bien.   

Y no, no es por falta de interés en mi bien estar, lo contrario, aunque en este momento no podría actuar sorprendida por la vida de uno de sus estudiantes, ella quedaría mal como Directora de una Academia de prestigio como Beauxbatons al no estar al tanto de algunas de las peculiaridades de sus alumnos.  

Suspiré. La noche se estaba alargando y seguía sin saber quién colocó mi nombre en el Cáliz o la razón por la que Charly también fue elegida, sin contar con ese particular hecho que ha colocado dos campeones a Hogwarts. Y, el por qué semejante figura como el Ministro de Magia estaba como invitado especial en un Torneo escolar.  

--Esa mirada intensa y esa postura, me gustaría saber lo que atormenta sus pensamientos. --decía el Ministro.  

--No es mucho, tan solo tres preguntas son las que llaman mi atención. --dije al mirar a su dirección.  

--He de suponer que tiene que ver con su alojamiento, sus cosas como material de estudio y otras necesidades básicas como ropa adecuada. --inquiría el Ministro --En nombre del Director Nott me gustaría decir que no debería ser preocupación, si en las acomodaciones de Beauxbatons no pudiera descansar, el castillo podría brindarle una habitación; la Biblioteca de Hogwarts es basta y puedo asegurar que usted quedará impresionado, de lo demás, no creo que haya problema tampoco. --ofrecía.  

--En realidad, sigo pensando en quién podría colocar mi 'supuesto' nombre en el Cáliz, quién pudo haber logrado que Hogwarts tuviera dos Campeones y, espero no ser grosero; el motivo de su presencia en un evento escolar. --solté, de su parte obtuve una sonrisa indulgente.  

--Me parece que esos temas son inapropiados para alumnos, por favor, permita que los profesores se encarguen de investigar. --contestó a dos de mis dudas, bloqueando mi oportunidad de involucrarme en la posible investigación.  

--Por supuesto. --sonreí --Son asuntos que no deberían cruzar mi mente, no es como si mi vida estuviera en peligro. --me volví en busca de Madam Maxime, haciéndole saber que deseaba retirarme.

 
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Ya en la carrosa de Beauxbatons los alumnos y dos profesores estaban reunidos en espera de Madam Maxime, fue una reunión corta; la disciplina era algo que se tomaba muy en cuenta en la academia, sobre todo en viajes escolares donde el prestigio estaba en juego. Algunos admitieron haber puesto mi nombre como broma, pero el nombre que colocaron tres veces fue el de Harry Evans. Mientras Madam Maxime reprendía a los involucrados yo pensaba si, por algún motivo el Cáliz encontrara la manera de saber mi verdadero nombre... es un objeto antiguo y con la magia nunca se sabe... pero ¿esa sería explicación suficiente? Con mi suerte, a puesto que sí.  

Me vi pasando la noche en uno de los sillones cerca de la chimenea, se me asignó la Sala número 3, esa que casi no la usaban por estar merodeando el castillo; se transfuguraría una cama, un pequeño buro y un clóset, esta sala se arreglaría como una habitación para mi uso. Se enviaron mensajes por Floo y dos lechuzas (para registro oficial), una a la Academia para que se hicieran los arreglos a mi currículum y también enviaran mi material a casa de Octavio; la otra lechuza fue dirigida a Octavio para que me enviara ropa y esas cosas básicas que Gaunt mencionó.  

No podía conciliar el sueño. Justo fuera de lo que era mi habitación temporal estaba el castillo que consideré mi hogar en mi otra vida. Temo recorrer sus pasillos eternos y verlos igual, pues ya no puedo clamarlos como mi destino por las noches; temo verlos cambiados, pues no estuve para notar esos cambios. Era inmensa la tentación de levantarme, entrar al majestuoso castillo y recorrer lo que podía recordar... me asusté al no poder evocar más que un puñado de veces.   

Se formó un nudo en mi garganta... mis recuerdos de aquella otra vida se hacen cada vez más escasos, sobre todo esos pequeños detalles. Siento que Hogwarts sigue siendo mi hogar, sí, pero ya no recuerdo la sensación de calidez que exudaban las paredes de ancianas piedras.  

No, mi hogar ahora era con Octavio.  

Me quedé dormido al evocar una y otra vez lo que ha sido mi vida con ese viejo gruñón.

 
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Al siguiente día, con ropa prestada de uno de los graciosos que colocaron mi nombre en el Cáliz como broma, entré de nuevo al Gran Comedor... y con cada paso que daba, surgió la duda, ¿en dónde me sentaría? Yo no soy un Griffindor como lo fui en mi vida pasada, ni siquiera soy alumno de Hogwarts. ¿Con mis compañeros de la Academia? Ninguno de ellos me considera un amigo, mi trato frecuente es con los de nuevo ingreso no de los casi graduados. ¿Al lado de Madam Maxime en la mesa de profesores? Ni siquiera pensarlo.  

Charly salió a mi encuentro, hacía un esfuerzo por conocerme, estaba convencida que yo era su hermano aunque no me lo diga en voz alta, aún. Un vistazo a la mesa de profesores me concedió la imagen de James, Sirius y Remus, mirando nuestra interacción; Charly aunque nerviosa, también lucía emocionada. Hice esfuerzo por conocerla de igual manera, a fin de cuentas, nunca la conocí; en mi otra vida fui hijo único, y, cuando llegué a ésta, fuimos separados casi enseguida.  

Nos sentamos en la mesa Griffindor. Había varias cabezas pelirrojas que conocí en otro tiempo, pero ninguna era particularmente cercana a Charly como para estar sentados cerca de ella. Entró Madam Maxime acompañada de Hagrid, como era tradición en la Academia, nos pusimos de pié repetuosamene en espera que nuestra Directora llegara a su mesa y tomara asiento para luego sentarnos nosotros. Escuché las risas de alumnos ajenos a Beauxbatons, eso era otra de las cosas que he olvidado.  

Mientras me servia el desayuno y tan solo para verificar su existencia, busqué a quienes fueron mis amigos y mis compañeros en armas: Ron se veía muy unido a quienes fueron también mis compañeros de dormitorio; Neville estaba en la mesa de Hufflepuff, Hermione estaba desayunando con un libro al lado de su plato en Ravenclaw al igual que Luna; Draco estaba conversando con Viktor en la mesa de Slytherin; los demás de el Ejército de Dumbledore seguían en las mesas que les recuerdo haber pertenecido.  

Era extraño. Pasé años deseando saber de ellos, deseé poder estar cerca de ellos, deseé volver a ser su amigo, pero, ahora que los veo... pareciera que los sentimientos que me ahogaban al principio (de esta vida) ahora parecen tan solo parte de un sueño cada vez más lejano. Sí les recuerdo, a ellos y algunas de nuestras aventuras en el caso de Ron y Hermione, disputas en el caso de Draco, y clases y batallas en el caso de los integrantes de aquél club ilegal; pero ya no siento esa necesidad de hablarles como los grandes amigos que fuimos, o esa desesperación de pedirles perdón por sus muertes... ¿a caso era tan malo?   

Aquella parte que se aferra a los recuerdos de mi vida pasada no puede creerlo, y la parte que dice que en esta dimensión, en esta nueva vida, todo parece tan distinto, dice que debo seguir con el trato; vivir de nuevo. Empezar de cero. Y aunque el comienzo no fue tan dulce, no me arrepiento de mis decisiones.  

A veces siento que podría enloquecer si pongo demasiada atención a lo pasa por mi mente.  

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El resto del día pasó en un instante, Chary jamás me soltó, me llevó a recorrer todo el castillo; la biblioteca, algunos salones en los que ella tomaba clases, la Torre de Astronomía, las Cocinas por si llegaba a tener hambre, me presentó algunos profesores y sus amigos cercanos (ninguno que yo llegara a reconocer) y, me llevó a un Salón vacío donde su padre, padrino y tío honorario parecían esperarnos.  

Parece que era hora de hablar de lo que se había estado evitando mencionar desde el día anterior.  

Mi repentina seriedad en el umbral del salón puso alerta a Charly, me juró que no correría peligro, que tan solo deseaban hablar conmigo en privado; me presentó a su padrino y Auror Especial, Sirius Black, y al Director de Enlaces Externos de la Orden del Fénix, Remus Lupin.   

Y está bien. Eso no me lo esperaba. Que recuerde, cualquier alusión a la Orden del Fénix fue en mi quinto año, y si mal no recuerdo, era una organización secreta fundada para confrontar a Voldemort. No... lo que sea que es, en esta realidad. Creo que debo dejar que esperar que todo sea como lo fue en mi vida pasada.  

Miré a los supuestos desconocidos y me presenté como lo he venido haciendo.  

--Hadrian Evans. -- e hice una reverencia en lugar de acercarme a estrechar sus manos.  

--Hola Hadrian, puedo, ¿puedo llamarte Harry? --pidió James, lucía nervioso, buscaba la manera de hacerme sentir relajado.  

--Por supuesto, puede llamarme Harry o Ro, esos son los sobrenombres con los varios me conocen. --decidí escuchar lo que tuvieran que decir.  

--¿Ro? --inquiría Sirius.  

Él y Remus se acercaron un poco más hacia mi y Charly, estábamos sentados a mitad del salón en las bancas para alumnos, James ya había tomado asiento en la banca frente a la nuestra.  

--Diminutivo de Rohan. --aclaré --Mi nombre completo es un tanto complicado, no tengo idea de dónde lo sacaron; Hadrian Rohan Evans.  

--Es un nombre muy fuerte. --aceptó Remus, quien junto con Sirius ya estaban sentados a cada lado de James.  

Me permití un momento para capturar esa imagen, los Merodeadores vivos, y tan unidos como lo fueron al inicio de su leyenda... en mi otra vida.  

--Pero ese no es tu nombre. --dijo Sirius por impulso.  

Supe que fue un impulso al ver los otros tres ocupantes del salón mirarlo con ganas de estrangularlo; Charly se llevó una mano a su frente, Remus soltó un suspiro resignado y James no se aguantó las ganas de golpear su brazo provocandole un casi aullido.  

Esquivé sus miradas en busca de la puerta, me pregunté si estaría cerrada con algún hechizo que me impidiera salir... estaba por soltar una carcajada. Era gracioso, eso que acababa de presenciar. Y era triste, el que no pueda disfrutar de ello.  

--Lo que Sirius quiere decir, es que el Cáliz te trajo con un nombre diferente, y si te dieras el tiempo de escucharnos... nos gustaría poder explicarlo. --decía Remus con delicadeza.  

Iba a decir algo pero fui interrumpido.  

--Por favor, escúchanos y luego... puedes hacer preguntas. --pidió James --No te mentiré, es probable que algunas de las cosas que diga puedan lastimarte pero, danos esa oportunidad de explicarnos... aunque sea un poco.  

Asentí. Sabía que iba a doler, ya aún así decidí escuchar, tenía curiosidad de lo que dirían... de cómo se comunicaban y comportaban entre ellos.  

Hablaron por casi dos horas. James me contó que su esposa murió, que a parte de Charly tuvo otro hijo, admitió que por el dolor de perder al amor de su vida no fue un padre ejemplar... admitió negligencia ante su segundo hijo, admitió que descargó en él su dolor.   

Sirius y Remus confesaron no hacer nada para mejorar el estado en el que estaba el segundo hijo de James, incluso que se unieron en descargar en él sus frustraciones; pensaban que por culpa de ese niño perdieron una amiga extraordinaria, alguien que veía lo mejor de las personas, dijo Remus, una maravillosa bruja que aceptaba a todos, dijo Sirius. Se sienten avergonzados del cómo actuaron ante un niño que no sabía nada de la vida, ni de lo que 'hizo' para ser tratado como lo era.  

Oh cómo hice esfuerzo por no reaccionar ante esas palabras... se supone que no recordaba nada, se supone que no los conocía, no reconocía a quienes estaban confesando sus faltas.  

James dijo que cuando su hijo tuvo un accidente y que los médicos le dijeron que probablemente fuera un Squib... esperó que el niño se recuperara, y lo llevó a un orfanato en el mundo muggle. Le dijo al niño cosas crueles. Se dio la vuelta y regresó a su casa, a seguir con su vida.  

Fueron meses después que por un incidente en su trabajo como Auror que lo suspendieron, lo enviaron a una evaluación psiquiátrica y estuvo en tratamiento. Los magos y brujas no son exentos a sufrir desordenes mentales, dijo Remus. El nuevo Ministro había implementado varios programas para educar a los nacidos muggles en tradiciones mágicas, recordó Sirius, también programas para los Magos de antigua ascendencia para abrir sus ojos ante lo que sufría su sociedad; les incitó a reconectar con sus familiares lejanos, políticos y hasta los exiliados... les inculcó un cuidado hacia las generaciones nuevas, dijo Remus.   

Cada matrimonio mágico debía atesorar sus hijos; ellos eran el futuro del Mundo Mágico y la esperanza a que su sociedad no desaparezca.  

En el curso de un año James reconoció su error del abandono de su hijo. Le contó a sus dos mejores amigos sobre su pensar, ellos también habían tenido un cambio gradual; Sirius con cada caso de abandono de hijos muggles por temor a su 'poder', Remus por involucrarse en los voluntarios de educación temprana a todo niño con magia, y hacia aquellos squibs que se les impartían lecciones especiales para hacer una vida en cualquiera de los dos mundos. Los tres regresaron al orfanato donde James había dejado a su hijo. Pero no estaba, el lugar estaba en reparación, los ataques terroristas habían provocado un movimiento continuo de huérfanos de refugio en refugio.  

Llevan cuatro años en búsqueda del segundo niño Potter, concordaron los tres adultos.  

Charly dijo que recordaba a un niño pequeño que vivía en la misma casa que ella, y que de pronto dejó de verlo, dijo que no había pensado mucho en él y que llegó a olvidarlo. Hasta que James habló con ella y tomó consciencia que era su hermano aquél niño escondido en sombras pero atento a ella. Se propuso encontrarlo.  

Y lo había encontrado.  

Admitió que fue ella quien usó el Cáliz de Fuego para invocar a su hermano. Aunque estuviera muy lejos su magia lo llevaría directo a ella. Colocó el nombre de su hermano para las tres escuelas; Harry Potter de la Academia Beauxbatons, Harry Potter del Instituto Durmstrang, Harry Potter del Colegio de Magia y Hechicería Hogwarts, y, además se las arregló para que su nombre saliera de igual manera.  

Lo sucedido ayer en la tarde y lo que me escucharon contar en la Sala de Profesores comprobaba que yo era Harry Potter.          

 

 

 

 

 

 

Quizá omití algunas palabras, quizá estuve muy sobre cargado de información, pero sí dijeron cosas similares.  

Ellos me estaban buscando.  

No porque me quisieran, sino porque se sentían culpables, sino porque uno de los programas del Ministro de Magia los puso a pensar mejor... o estas son excusas que busco para no correr a sus brazos y pedirles que me dejen estar en sus vidas... me sentía ido.  

--Me gustaría... me gustaría un tiempo para pensar en lo que he escuchado, quisiera ordenar mis ideas y aclarar mi mente. --pedí sin mirar directamente a nadie.  

--Por supuesto, toma el tiempo que desees. --dijo James.  

--Pero, no tardes tanto. --exclamó Sirius.  

--Y si desearas hablar un poco más, no dudes en buscarnos, o escribir, de igual manera Charly podría pasarnos mensajes. --añadió Remus.  

--¿Te acompaño a la carrosa de Beauxbatons? --ofrecía Charly.  

--Preferiría dar un paseo, a solas. --negué su oferta.  

Me levanté, salí del salón y caminé por los pasillos del castillo que una vez fue mi hogar. Sentí mi vista borrosa, tenía lágrimas acumuladas... amenazando con desbordarse.          

 

 

>>Continuará...

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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