Capítulo 4: Algodón de azúcar para el doctor y pensamientos para la mentirosa
—Jarvis informe de los últimos días.
—Es bueno volver a verle agente, el señor Stark pidió que cada miembro del equipo vea un video antes de su ingreso.
—Proceda.
Las mismas imágenes que habían visto Clint y Bruce se volvían a proyectar ante los ojos de la espía rusa.
—¿Qué tanto debo de confiar en la información?
—Le aseguro agente que nuestro invitado no ha causado más daño que el engordar al señor Stark y tener cierto juego con el agente Bartón.
—Ya veo.
Natasha midió la gravedad del asunto, si lo que decía la IA de Stark era cierto ella misma tendría que confirmar que no era uno más de los sucios trucos del dios. De ser así, ella misma estaba dispuesta a acabar con el mentiroso.
Los pasos que dio cuando entro a la estancia fueron silenciosos, precavidos y listos para no alertar a algún enemigo, todo el entrenamiento que había tenido desde que era una niña se demostraba aquí.
—Veo que no creíste en el video promocional de Stark, agente.
—Habla antes de que te vuele los sesos.
Tranquilamente en un sofá estaba Loki sentado, su expresión relajada solo hizo que la espía empuje con más fuerza la pistola que descansaba sobre la cabeza del azabache.
—Siéntate, de estar parada las varis aparecerán pronto en esas piernas.
Oh si, sin duda Loki se había ganado con esmero aquel título del dios de las travesuras, tendría que estar haciéndole honores por jugarse la vida con aquella mujer de poca paciencia. Mientras que Natasha estaba más que dispuesta a disparar y ver esa bala descansando en medio del cerebro del dios.
—Sé que te gustaría disparar, pero hemos hecho una limpieza profunda y si lo ensucias, lo pagas agente. —Loki escucho una mueca de la mujer y decidió proseguir con su discurso —con respecto a lo que preguntaste, soy inocente, aunque Stark lo diría como que soy un preso en rehabilitación y estoy haciendo mis horas de comunidad en su casa, no he hecho nada malo mis actos me preceden y hablan mejor de mí.
—Es por eso que vuelvo a preguntar ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones?
—La mitad de lo que son las tuyas, ahora si me permites estoy aun en horas de trabajo y no pienso perder más mi valioso tiempo en un Midgardiano.
La agente quiso sujetar al dios pero este solo se desvaneció en el aire, una ilusión se dijo.
Los días que vendrían a continuación serian de cierta manera, algo interesante y peligroso con el invitado de Stark.
Dos días después de que la espía este observando cada movimiento del dios, se dio con la sorpresa de algunos datos que anoto mentalmente.
La primera era, que era un excelente cocinero para desgracia suya. La segunda era que tanto la asistente de Stark, Pepper lo había aprobado y el capitán también. La tercera era aún algo que no anotaría y era el hecho de que Loki dejaba siempre una bandeja de comida en la puerta de Bruce; en la mañana desayuno, a las 10 un yogurt, al medio día un almuerzo balanceado, a las 4 un té que variaba su sabor cada día y en las noches le daba ensaladas y chocolate, el científico se había negado de ver al azabache por los hechos que habían pasado desde la invasión del dios y es que no quería que el otro sujeto saliera.
Habían pasado ya dos semanas desde la rutina que cumplía el dios, y era realmente algo sorprendente ver como el científico aún no había caído ante el encanto de este.
—¿Sigues molestando a Bruce?
—Si Romanoff, lo sigo molestando.
—Ríndete, es algo tímido el hombre y mejor contesta algunas preguntas que tengo preparadas para ti.
—Lo siento, tiempo muerto —y sin nada más que decir desapareció ante los ojos de la agente.
—Bromista.
Se agacho lo suficiente para llevarse unas galletas que había dejado en la bandeja de Bruce cuando una voz se escuchó.
—Nat no toques mis galletas —y la puerta se abrió viendo la cara brillosa del científico, clara muestra de la buena salud que tenía.
—Creí que no te gustaba ese trato.
—No es lo que piensas —la agente comenzó a leer entre líneas de cada palabra, a veces las personas pueden decir mucho con pocas palabras y en sus compañeros ese era un hecho verídico.— Solo que no quiero que el otro sujeto venga y destroce todo, con lo bien que se está comportando Loki me daría pena.
—Así que ahora eres tímido.
Bruce se agacho y tomo su bandeja sonriendo, sin duda explicar la relación con Loki era todavía difícil para él.
Algunos días después de aquella rara conversación, Natasha se dio cuenta que las visitas a la puerta de bruce eran ahora inexistentes, el dios tal vez se había cansado de hacerla de sirvienta para el científico y ahora solo lo dejaba tomar su espacio, era la mejor decisión conociendo la conducta del hombre.
Pero ella estaba equivocada, pues bruce no tardó mucho en salir de sus aposentos para buscar su propia comida o mejor aún, comer al lado de todos y eso incluía a cierto dios. Un día, cuando no estaban los vengadores en la torre, ella vio como el dios dejaba algo en la puerta de bruce, no quiso acerarse pues creyó que eso era algo intimo entre ambos, más si pudo ver el objeto que descansaba en el piso, era algodón de azúcar.
Bruce podría decir muchas cosas de las personas, manejar diferentes fórmulas de física y en el mismo proceso tratar de buscar una solución a su problema, ver al dios del engaño viviendo bajo su mismo techo solo había hecho que incrementara su gran dosis de estrés, y la naciente preocupación de que el otro sujeto reaccionara tan solo verle y no tardaría en aparecer y crear todo un caos que podría dejar heridos a gente inocente, era mejor estar lo más lejos posible para él.
Pero decir aquello resulto tan fácil, pues el dios no se le hizo nada sencillo, cada día aparecía dejando comida en su puerta, se sentía como si Loki intentará hacer que un perro lastimado y traumado se acostumbre con su nuevo amo, no le agradaba tanto aquella comparación, pero era algo que Tony le había comentado.
Un día no apareció y fue la cosa más difícil de asimilar, pues ya estaba acostumbrado a ver aparecer sus comidas con gustos que lo hacían babear en tan solo un bocado pero ahora todo había acabado y no hubo más que degustar, la fiesta había terminado.
Solo hasta que sintió como unos pasos conocidos se detenían en su puerta, se acercó y cuando la abrió no había nadie, se sintió un grandísimo idiota por estar esperando algo, o mejor dicho a alguien. Bajo su mirada concentrado en lo que haría, las cosas habían cambiado ya sean para bien y la presencia del mentiroso se había colado en todo su ser, de pronto algo rosado y pomposo estaba en el piso envuelta en una bolsa de papel, era algodón de azúcar.
En cierta conversación, se le había escapado que le gustaría volver a comer aquel dulce, pero siendo un adulto de la sociedad de peligro se había negado a hacerlo desde hace mucho tiempo, tal vez la última vez que había probado aquel bocado había sido cuando salió con su madre y padre a un parque de atracciones, esa sería la última vez antes de que ellos se divorciaran, incluso no lo volvió a comer cuando tuvo novia.
Un recuerdo amargo y dulce, tocar aquel dulce era recordar a sus seres queridos, algo que ya no tenía y tal vez nunca vuelva a tener.
—Gracias… —dijo bajamente al vacío.
Mas allá, oculto por una pared Loki escucho las palabras del científico y sonrió, sabía que había hecho trampa al ver la mente de Bruce, pero era necesario si quería entregarle algo para que el hombre se tranquilice y no este con la punta de los pelos parados cada vez que lo veía, tal vez había hecho un avance con Bruce, Hulk por otro lado podía esperar a ser atendido.
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La espía rusa vio con buenos ojos como bruce se comenzaba a explayar saliendo de su confinamiento, Loki había hecho un excelente trabajo con aquel obsequio.
Pero aun así, ella aún tenía sus momentos de duda con el dios. Antes ya había causado un daño inimaginable a la tierra, nadie podía asegurar que no lo volvería a hacer, solo estaba la palabra del mentiroso asegurando que no haría nada malo.
De esta manera volvieron a comenzar los días en donde disimuladamente lo comenzaba a espiar desde lejos, manteniendo siempre un perfil bajo para no ser descubierta.
—¿Qué es lo que pretende agente Romanoff?
Sin duda el dios era más astuto de lo que creía.
—Ya lo sabes Loki, solo asuntos de trabajo.
—Como puedes ver, eh tenido un comportamiento excelente tanto así que Stark me ha premiado con un galardón de oro y el presidente de Midgard me dio las llaves del país por ser el ciudadano modelo.
—Aún no le hemos dicho a Fury que estas aquí.
—Me honra su forma de mentir a su jefe.
—No lo hacemos por ti, Stark dijo que buscaría la manera y mientras pasa eso te vigilo.
—Es bueno saber que si me secuestran alguien podrá anotar la matricula del auto.
La pelirroja cruzo las manos en señal de molestia, sin duda alguna Loki se había ganado a pulso el apodo de lengua de plata afilada.
—A propósito agente, esto es para ti.
La mano derecha del dios se elevó hasta el pecho de la mujer, sorprendiendo a esta. En aquella pálida mano descansaba una pequeña gema de ámbar y dentro de esta tenía una única flor, era un Pensamiento.
Loki la miro y supo que había acertado con el presente, la flor tenía un significado más que ser solo una decoración para la gema.
La espía por su lado recordó el significado de aquella flor, lo había escuchado antes de un antiguo amante que tuvo en sus misiones, el Pensamiento era recuerdos, reflexión.
Tenía mucho que recordar y todo que olvidar, sus padres eran algo que quisiera olvidar, sus entrenamientos, las cientos de muertes que tenía sus manos…y sin embargo allí se hallaba tratando de aferrarse al recuerdo de un joven de mirada azul y cabello oscuro, un amante al que le entrego su corazón pero en esa época las cosas eran distintas y ambos se tuvieron que separar, solo deseo que aquel muñeco de HYDRA ya descansara en paz en el otro mundo.
—Gracias. —Dijo cogiendo la gema y apretándola con su propio pecho.