Dick llego casi hasta el otro lado de la ciudad en su motocicleta, dirección señalada por Deathstroke, preguntándose si su invitado se vería afectado por no verlo llegar a la hora indicada ¿Se molestaría con él? ¿Cuál es la peor reacción que podría tener?. Una pregunta tras otra cruzo su mente hasta que un ruido lo asalto luego de estacionar su vehículo detrás de un par de barriles.
—Llegas tarde—El saludo casual y la voz profunda fueron reconocidos de inmediato. Al parecer, Slade había estado totalmente pendiente de su llegada.
—¿Cuál es tu urgencia Slade?—Habló con seguridad Nightwing, avanzando hacia él.
—¿Por fin podremos hablar o ese noviecito tuyo se aparecerá de nuevo?—Slade estuvo esperando impaciente, necesitaba verlo, algo en “su relación” había cambiado, quizá no estaba manejando tan bién el estrés de su misión o el nuevo amigo que lo pretendía a le causaba fastidio. Sea lo que fuese, Nightwing ya no le prestaba atención y peor aun había dejado de temerle.
—¿Vas a seguir con tus juegos?—¡Y allí estaba! Ese tono impertinente e irrespetuoso de otra vez.
—Esto no es ningún juego Richard—Su voz era imperiosa, pero parecía distinta, más apresurada, algo que puso a Dick en alerta, pero aún así, manteniéndose firme, contando el tiempo para largarse y encontrar una excusa coherente para su tardanza—Necesito comprobar algo muchacho—Hablo avanzando cauteloso, con los hombros hacia el frente y los pasos firmes.
—¿Esa era toda tu emergencia? ¿Comprobar algo?—Contestó áspero, a punto de reclamarle. Todo era un juego para ese hombre, al menos con él, estirando su paciencia, empujando sus límites, intentando tentarlo una y otra vez a cruzar los limites de la legalidad.
—…Te has vuelto insolente …—Declaro el villano estirando su mano para tocar su rostro, pero Nightwing retrocedió.
—Me largo—Enuncio en alto Grayson ¿Qué demonios le pasaba? Entendía que estaba pasando por una situación, pero…diablos, era un veterano de guerra y un mercenario sin sentimientos.
—¿Por qué? ¿Tienes algo más interesante que hacer?—Cuestionó. Generalmente encontraba recreativa la negativa de Richard, su obstinada necesidad de hacer lo correcto y alejarse de él tan fervientemente, era algo estimulante, pero no esa noche, pues Richard no lo rechazaba por su moral, su sentido de justicia o sus principios ni su sentido de justicia, él lo estaba rechazando por alguien más.
—Eso no te importa—Dick contestó tajante, se sentía incomodo, más de lo usual, es decir, siempre había detestado a ese hombre, como trataba de controlarlo, manipularlo y herirlo, pero esta ocasión se sentía diferente, más inestable, menos coherente.
—¿Es el chico de la cafetería o tu guardaespaldas con armas?—Dick chasqueo la lengua al verlo avanzar otra vez. Estaba tratando de evitar a toda costa pensar en algo como lo que imagino, pero su cercanía y comentarios lo llevaban a una sola conclusión.
—Slade—Dick empezó, atravesando una mano en medio de ambos para evitar que si quiera lo rozara—No soy ningún imbécil, se que has estado merodeándome y puedo notar las intenciones detrás de ello, pero debes parar ahí, no estoy interesado en…“unirme” a un mercenario como tú—Busco las palabras menos comprometedoras y perturbadoras posibles, buscando que el otro contestara con un sarcasmo y negara el asunto, pero el resultado, para su desagrado, no fue el esperado, en lugar de retroceder, el hombre dio un paso adelante, quitando la mano que los separaba de un manotazo. Él estaba sonriendo.
—Así que te dejas de juegos como el adulto que se supone que eres—Una calma maquiavélica surcó el ambiente cuando el hombre se quito la mascara, una que le pedía a gritos que se alejara del lugar—¿O aún temes hablar de ello Richard?—le preguntó satisfecho al ver la sorpresa detrás de su antifaz.
—¿Hablar de ello?—El sarcasmo en su voz se escucho tal como quiso que se oyera, pero sus entrañas se estrujaban por la simpleza con la que el hombre aceptaba el asunto—Por favor…—Dijo negándose y retrocediendo unos pasos—como si me fuera a fijar en un anciano como tú—Termino su frase listo para un encuentro físico por el insulto, pero el otro solo se rio.
—Pensé que mi edad era precisamente lo que te atraía “Dick”—Una mano rozo su mejilla acariciando apenas sus labios cuando lo llamo por el hipocorístico de su nombre, desatando una aversión incontrolable en todo su ser.
—¡Estas loco!—Nightwing alejo al otro de un manotazo—Que te soporte no significa que me agrades—Esta vez, no hubo risa, solo una mueca que delataba lo satisfecho que se sentía con la posición que tenía delante suyo, poco a poco acorralándolo contra los barriles.
—Creí que significaba exactamente eso—Habló Slade sin acercarse más, notando como lentamente las facciones limpias y bonitas se empezaban a tornar feroces e impredecibles—pero anda, retírate, puedo esperar un poco más—Dijo en un último comentario como si le estuviera dando un permiso que jamás pidió haciendo que Dick presionara sus puños y se subiera a su moto enfadado.
—Enfermo…—Dio un ultimo insulto y se largo del lugar. Sea lo que fuese la situación en la que se encontraba no iba a dejar pasar la oportunidad de distanciarse.
Mientras tanto, en un departamento a obscuras, las horas pasaban lentas una tras otra. Quiza había exagerado, pero incluso se había vestido para la ocasión, pues ¿Por qué no ir con todo por la persona que te interesa?. El era Jason Todd, Red Hood, había sobrevivido a múltiples peligros e incluso regresado de la muerte y era capaz de conseguir una maldita cita con el chico que le gustaba o al menos eso fue lo que pensó.
Cinco horas se convirtieron en seis, era ya media noche y ni un rastro del detective. Miro su celular, un simple “lo siento” a parecía en la pantalla, no había explicación, una hora de llegada, vaya ni si quiera un aviso que le indicara que no llegaría. Nada…realmente se sentía como un…
—Ah…idiota…—Un golpe proveniente de la ventana del cuarto de Dick y un quejido del dueño de ella. Nightwing entraba de manera sigilosa aprovechando la obscuridad, sin embargo no contaba con los refuerzos nuevos de su habitación y se había golpeada con la barra metálica de seguridad.
—Definitivamente lo eres—Una afirmación repentina y la luz de su cuarto se encendía dejando ver la silueta de Jason en el marco de su puerta, con el cabello recogido hacia atrás, una camisa roja abierta y desordena por el tiempo en espera, junto con unos pantalones caqui bastante formales, algo muy similar al estilo de un gánster—¿Qué sucede? ¿Te cortaron la lengua?—La molestia era patente. Jason había intentado “algo” se esmero por hacer una cita casual, dentro del departamento, pero lo suficientemente preparada para que notara la seriedad de sus sentimientos.
—La cena…—Una mano subió al rostro de Richard, tapando su rostro, avergonzado, finalmente, después de todo lo sucedido con Slade, había terminado por olvidarla, ni si quiera se molesto en llamarlo para informar que iba en camino.
—Sí, la cena—Jason afirmo dándole la espalda, saliendo a la sala para sentarse en el sillón.
—Jason—Dick le siguió tan pronto puso un pie en el suelo, cruzando a la sala tras el solamente para revelar un montón de cajitas con pasta, salsas y ensalada con el logotipo de un restaurante italiano—Realmente lo siento—hablo con sinceridad y Jason subió sus pies a la mesita a un lado de la comida, sin verlo.
—No te disculpes, solo es comida rápida y es obvio que no querías llegar —Dijo haciendo que la culpa atravesara al recién llegado.
—No se trata de eso, yo estaba…—Intento excusarse, pero ni siquiera era mirado.
—No es necesario que inventes excusas—La voz de Jason, contrario a sus primeras impresiones, se escucho herida—en serio...no lo es…—El menor de ambos bajo la mirada, tratando de entender.
—Lamento mucho esto…— Y allí estaba, esa actitud que tenia con todos aquellos a quienes decepcionaba—Déjame comentarte esto—Intento Dick sin tener muy en claro como lo iba a lograr.
—¿Compensarme?—Dick bajo los hombros apenado, sin notar que la actitud de Jason era claramente diferente, calculadora.
—Sí, tu querías una cena, puedo llevare a un lugar o, no lo sé cocinar tal vez—Sugirió pasando una mano por su cabello, empezando a ponerse nervioso por el camino que estaba tomando la charla.
—¿Y eso seria en una cita?—Jason por fin se digno a mirarlo, pero no lucia triste, de echo, parecía bastante complacido, casi como si lo hubiera planeado.
—No, no una cita—Dick negó rápido viendo como sus alternativas se iba acortando.
—Entonces no me interesa, si no es una cita no compensara esto—Presiono Jason un poco mas, con clara ventaja en la discusión—Aunque…sabes…yo compre esta ropa—Dijo haciendo que Dick torciera sus labios en una mueca. Eso era un chantaje, uno sumamente descarado.
—¿En serio vas a tomar esa actitud?—Preguntó ante la sínica sonrisa que empezaba mostrarle.
—¿Quieres compensarme si o no?—Dick suspiro, apenas había salido de una mala situación para llegar a ese problema, pero…debía admitirlo, se sentía bastante aliviado de verlo con ese animo después de haberlo dejado solo.
—Supongo que si—Dijo encaprichado como un niño atrapado—Pero no te llevare una cita—Exigió Dick en sus condiciones y Jason bufo ofendido.
—Bien, no será una cita, será algo mas sencillo, rápido, puede ser ahora mismo de echo—Dijo mientras se humedecía los labios y una mirada traviesa cruzaba su rostro—Bésame—Dick se quito el antifaz y lo miro incrédulo, estaba ofendido—Y antes de que te niegues—Se apresuro—recuerda que me has golpeado, arrojado al mar y dejado esperando por ti como un tonto—
—No—Dick se giro de tajo, sin escuchar su argumentos, sus inválidos argumentos, las anteriores ocasiones que lo agredió, fue en legitima defensa.
—Vamos solo quiero un beso de Dick Grayson, quiero probar el sueño de las pelirrojas ardientes—Dick quiso enojarse, pero el comentario simplemente lo hizo sonreír. Esperando unos segundos, analizando, ¿Qué es lo peor que podía pasar? Jason no se atrevería a llegar a más y si lo intentaba, era lo suficientemente fuerte para vencerlo, además, el había echo todo eso por él, ¿Sería tan malo darle a un niño un premio?—¿Qué me dices Dicky? ¿Lo harás?—Pregunto nuevamente, escuchando un suspiro cansado.
—…No habrá lengua…—exigió dándole la victoria a su rival. Sin embargo, cuando Dick se sentó a su lado, preparándose para terminar su noche, su cuerpo se quedo inmóvil. El cansancio de haber recorrido toda su ciudad dos veces en una noche fue remplazado por un calor que punzaba en sus mejillas.
—No estés nervioso—Jason se acerco a su lado, tocando su mano la enguantada, enredando sus dedos en un contacto casi forzado.
—No lo estoy, es solo…—Dijo Dick con cierta ofensa ante la tranquilidad con la que el otro tomaba el asunto, cuando apenas esa misma mañana había tartamudeado por su causa—No eres mi tipo—Intento defenderse, pero el pulgar acariciando su mano no lo dejaba pensar adecuadamente.
—Claro que lo soy—Refuto Jason como si fuera lo más obvio del mundo—Lo estuve pensando toda la tarde y te aseguro que lo soy—Aseguro totalmente confiado de sus palabras.
—Claro que no—Dick contestó mirándolo al rostro, el cual ya estaba más cerca de lo que pretendía.
—Vamos…—Dick agudizo la mirada, insistiendo con su mirada en una explicación—tus novias, Kory, Babs, y las demás, ya sabes...son…bastante avasalladora, quiero decir, en pocas palabras te gusta que tomen el control— Dijo sonriente, como si fuera una charla del clima, picando un poco el orgullo del acróbata.
—¿Eso crees?—Poco a poco, el color rojizo en el rostro de Dick lo abandonaba y era remplazado por un temple misterioso.
—Eso hago—Confirmo ganándose una sonrisa un poco pasivo agresiva.
—Sabes Jay—Esta vez fue el turno de Dick de relajar sus hombros en el sillón y mostrar una mirada rebelde—En el remoto e hipotético caso que tu y yo estuviéramos en una relación te aseguro que seria yo quien llevaría el ritmo—Dijo soltando la mano que lo sostenía para pasar la propia a la rodilla ajena.
—Blofeas…—Jason se centro en sus ojos, un azul intenso e hipnotizarte. ¿Cuántos hombres y mujeres no se abrían perdido en ellos?
—Supongo que tendré que demostrártelo—Tan pronto como termino la frase, el héroe de BlüdHaven se dio vuelta para abalanzarse en un movimiento rápido y certero sobre Jason, azotando su cuerpo contra el sofá, pero impidiendo que su cabeza se estrellara al poner una mano cuidadosa en su cabello—Y por cierto, así se somete a alguien para seducirlo, no arrojándolo a la cama como una bestia—dijo presionando con fuerza exacta su pecho mientras acomodaba una rodilla en medio de sus piernas.
Jason se había quedado congelado, Dick estaba sobre el, dejando que su cabello rozara su frente, con sus labios prácticamente tocándose.
—¿Qué esperas?—Ínsito en un suspiro y Dick simplemente elimino la distancia que los separaba, probando sus labios gruesos con los suyos, tomando el superior y luego el inferior de una forma tal calmada que parecía casi un insulto. Solo lo estaba provocando, repartiendo roces coquetos y húmedos que de vez en cuando lo dejaban sentir su lengua en el umbral de su boca, sin nunca entrar, terminando el encuentro de manera súbita y grosera.
—Tuviste tu beso—Dick le sonrió burlón en una especie de afrenta infantil.
—Y sin embargo sigues sentado en mi pierna—Jason jalo su cintura con ambas manos, volviendo a unir sus labios esta vez en un beso mucho mas demandante, agresivo, lo bastante doloroso para que Dick se quejara después de haber recibido una mordida pero lo suficientemente atractivo para que Dick acomodara sus piernas alrededor de su cadera. Besando con fuerza, empujando sus hombros para mantenerlo bajo él, permitiendo que las manos de Jason bajaran más allá de su espalda y su lengua invadiera su boca de manera desesperada, buscando, explorando, llenándolo por completo…
Ambos habían dejado que los segundos se convirtieran en minutos, besándose, dejando caricias en el proceso. Soltando suspiros cariñosos que poco a poco iban adquiriendo el tono de jadeos acalorados en un torbellino de sensaciones novedosas que ninguno quería dejar de experimentar. No hasta que un fuerte golpe en la habitación de Dick los hizo abrir los ojos.
—¡Dick!—Un grito casi aterrado—¡Lo siento tanto! Yo vi la luz de la sala y…Jason!?—
Los ojos de ambos se abrieron casi cual dibujos animados. Timoty Drake estaba de pie, justo delante de ellos.
—Tch, maldita sea—Fue lo único que dijo Jason y Dick pensó que definitivamente, ese no era su día.