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Ese profesor, pervertido por angel-san

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Notas del capitulo:

bueno este capitulo es un pco largo porque no creo actualizar hasta el dia 12 de diciembre, espero que les guste, en este cap todo es felicidad, por eso me gusto.

 
 
- ¡alguien ayúdeme! ¡Quién sea! ¡Por favor! –
 
 
 
Caliente, sentía ardor, el metal quemándole la piel, sus manos fuertemente agarrada a barandales, un grito desgarrador salió de su garganta, las lágrimas le bajaban por su rostro lleno suciedad, unos enormes ojos azules resplandecían.
 
 
 
Se levantó sobresaltado, cada vez eran más constante esos sueños, pero ahora es a seguro de algo, era el, el de los sueños era el, pero ¿qué significaba eso?
 
 
 
Se limpió las lágrimas, y suspiro profundamente tratando de calmarse, su reloj marcaba las 7:00 de la mañana, se levantó para ir al baño a lavarse la cara, necesitaba despejarse, bajo a los pocos minutos a la cocina solo con una camiseta blanca de tirantes  y un pequeño short, era sábado y no tenía ganas de vestirse.
 
 
 
- Buen día mi cielo, veo que madrugaste- lo recibió su madre que parecía preparar algo—el desayuno va a tardar solo unos minutos, porque no mientras vas despertando al flojo de tu hermano, dile que papá quiere que vaya a la oficina –
 
 
 
- Claro mamá – se dirigió con paso lento a la habitación de su hermano, todavía no se despeja  del todo de aquel sueño.
 
 
 
Tocó la puerta de su hermano, esperando que este contestara, no fue así, tocó de nuevo y tampoco recibió contestación, abrió la puerta y entró a la habitación, su hermano era curiosamente ordenado, se acercó a la cama, pocas veces había estado en el cuarto de su hermano desde que este entró a la universidad, recordaba que cuando era pequeño solía pasársela con él, y en varias ocasiones cuando en las noches llovía se refugiaba en los brazos de este hasta quedarse dormido.
 
 
 
Su hermano estaba ahí con su cabello castaño revuelto y hecho un enredo entre las sábanas, sonrió mientras se acercaba cuidadosamente y agarraba una  almohada que estaba en el suelo, camino lentamente hacia la orilla de la cama, alzó  el almohadón todo lo que daban sus cortos brazos dispuesto a golpear con esta el rostro de su hermano… Solo un poco más y lo haría.
 
 
 
Nunca se esperó que un fuerte brazo lo jalara de la cintura  y lo arrastrará a la cama, lanzó un grito de sorpresa mientras escuchaba la risa de su hermano.
 
 
 
- Tan predecible como siempre, pequeño Ciel- le dijo su hermano entre risas mientras abrazaba fuertemente el cuerpo del menor.
 
 
 
- Me… Estas… Asfixiando Tobías-  le dijo con dificultad mientras  trataba de soltarse de agarre.
 
El mayor lo soltó, y vio como Ciel se reincorpora a un lado de él.
 
- Pudiste haberme   dicho que estabas despierto—dijo el menor con el ceño adorablemente fruncido.
 
- Ahhh no te enojes, desde hace tiempo que ya no te dejas abrazar así que tuve que usar todos mis recursos—el mayor jalo de nuevo al pequeño para taparlo entre sus brazos.
 
 
- Ya no soy un niño pequeño—
 
- Para mí siempre será mi pequeño hermano menor –
 
 
 
 
Para Tobías el pequeño Ciel era lo más importante que tenía, y nunca se iba a perdonar lo que pasó por su culpa, aunque todos dijesen que era muy pequeño para protegerlo y evitar lo que pasó, él nunca se perdonaría el hecho de no haber podido proteger a su hermano hace ocho años.
 
 
 
- Y bien, mamá te envió a despertarme, ¿verdad?, es mejor que bajemos antes de que se enoje y suba por nosotros—el mayor se levantó de la cama, solo traía  puesto un camiseta negra y boxers.
 
Ciel sonrió mientras se levantaba encima de la cama y se aventaba a la espada de su hermano, este sonrió mientras agarraba con fuerza las piernas del pequeño y sentía los esbeltos brazos rodeándole el cuello, los dos rieron con gracia mientras el mayor salía de la habitación con Ciel en su espalda, bajaron juntos y encontraron a su madre sirviendo el desayuno.
 
-estaba a punto de ir a buscarlos jovencitos, Tobías tu padre quiere que vayas a la oficina, y usted Jovencito Ciel tiene que ir viendo su atuendo para su cumpleaños, recuerde que su padre invito a varios de sus socios  y usted más que nadie tiene que verse presentable, recuerda que papa quiere que uses un azul- le dijo su madre viéndole fijamente.
 
 
 
Eso en verdad era un fastidio, su cumpleaños se acercaba y su padre quería hacerle una gran fiesta, aunque él se había negado, nada podía hacer contra la voluntad de aquel que había colaborado para darle la vida. Frunció el ceño mientras veía a su hermano burlarse de él, todavía estaba en la espalda de este.
 
 
 
-Rachel querida invite a alguien a desayunar, espero que los chicos ya hayan bajado- se escuchó una voz desde la puerta principal, al parecer su padre había venido a desayunar.
 
-Buen día- escucho una voz demasiado familiar para su gusto, rápidamente volteó hacia la entrada de la cocina y ahí estaba, con una sonrisa perfecta, su cabello cayéndole sensualmente a los costados, con ese porte  serio y elegante, vestía un traje azul de 3 piezas, sin saco, solo con un chalequin gris con azul.
 
Eso no podía ser cierto, rápidamente se acordó de cómo estaba vestido el mismo, solo con un pequeño short que se debía ver todo por la postura en la cual estaba ahora, siendo cargado por su hermano.
 
Se soltó del garre cayendo a bruces al suelo, ¿Qué hacía Sebastián ahí?, sintió como una mano le era extendida la tomo pensando que era su hermano hasta que alzo la mirada y se topó con la carmesí que tanto le atraía, un fuerte sonrojo lo invadió, se levantó del suelo y observo como todos los veían, su madre con clara preocupación, su hermano, como una especie de preocupación e intriga y su padre estaba extrañamente normal.
 
-Profesor Michaels- le dijo por inercia, mientras se sentía cohibido.
 
-¿ya lo conocías Ciel?- le pregunto su madre, sintió nerviosismo en todo su cuerpo-
 
- El Señor Michaelis querida, fue aquel maestro que lo trajo cuando salió a la plaza con sus amigos, el Licenciado Arellano me lo presento y reconocí su nombre, lo invite a desayunar para darle las gracias de ayudar a nuestro pequeño.
 
 
 
Ciel no podía estar mas rojo que en ese momento se sentía completamente avergonzado, y no solo por lo que llevaba puesto, si no también por ser visto cuando su hermano lo cargaba, y para terminar su padre llamándolo pequeño.
 
Vio en el rostro de Sebastián una sonrisa burlona y deseo que el maldito se atragantara con la comida por hacerlo sonrojar. Nunca habían hablado sobre su relación con el futuro, no sabia si Sebastián quería algo formal o solo una relación pasajera, por eso no mencionó la posibilidad que el mayor conociera a sus padre.
 
Y por otro lado estaba la reacción de sus padre, por ese motivo tampoco había comentado que estaba en un relación porque no sabía que tan mal iban a reaccionar sus padres con respecto a quien era su pareja, porque no creía que aceptarían por las buenas que un hombre mucho mayor y aparte que fuera su maestro quien  estuviera con su preciado hijo doncel.
 
 
 
-muchas gracias por traer a nuestro pequeño, por favor siéntese, estaba apunto de servir- le dijo su madre a Sebastián 
 
Todos pasaron al comedor, en un silencio incomodo, cuando el desayuno fue servido su padre y Sebastián iniciaron una conversación meramente laboral que al poco tiempo se unió su hermano al igual que su madre, el estaba con la mirada fija en el plato, Sebastián no le había dado ningún inicio de hablarle con la familiaridad que se llevan y eso le disgustaba un poco.
 
-          Estas muy callado Ciel- comento su madre mirándolo, ahora tenía todas las miradas puestas en el-
 
-          Solo tengo un poco de sueño madre- contesto tratando de sonar convincente
 
 
-          Podrás dormir cuando regreses de elegir tu atuendo, la Señora Mari te espera en su negocio, y después tienes que pasar a comprar los accesorios y zapatos, puedes pasar a donde tu quieras, el señor Tanaka te llevara- le dijo su madre.
 
-          Hablando de tu cumpleaños porque no invitas señor Michaelis- le dijo su padre seriamente, sentí como mi rostro se calentaba, dirigí mi vista hacia el, esos ojos carmín me hacían sentirme intimidado.
 
 
-          Profesor me agradaría mucho que estuviera presente en mi cumpleaños- le dije entre nervios y sonrojos.
 
-          Por favor espere la invitación formal-  siguió mi madre
 
 
-          Es un honor para mí poder asistir- su voz sonaba extrañamente raposa
 
En pocos minutos todos terminamos de comer, ayude a mi madre a recoger, y podría jurar que Sebastián seguía cada uno de mis pasos, que no tenía decencia ese hombre, que mira que estaba enfrente de mi padre.
 
Mi hermano fue el primero en retirarse se iría con padre a la oficina, mi madre al poco tiempo recibió una llamada avisándole que una de sus audiencias se adelantó y salió casi corriendo de la casa apenas  despidiéndose de mi padre, y ahora ahí estaba yo, con mi padre y mi… ¿pareja?...
 
-          Ciel te importaría compartir el auto con Sebastián, debido a que vino en mi auto no puede irse en el suyo,  lamentablemente yo voy a otro lugar- 
 
-          No padre, me retiro a cambiarme- me levante de la silla y casi salí corriendo hacia mi habitación.
 
 
Y ahora ahí estaba frente a su gran armario decidiendo que ponerme, eso sí era estúpido ¿Por qué quería verse bien para Sebastián si este lo ignoro todo el desayuno?, con un suspiro solo se dispuso a sacar un pantalón de mezclilla de esos que su madre no le gustaba que se pusiera, una camiseta negra y unos tenis blancos, si y que se jodiera de hoy en adelante Sebastián.
 
Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando alguien abrió lentamente la puerta de su cuarto y se introducía en ella.
 
Unas manos grandes manos le taparon la boca impidiéndole gritar, sentía unos labios frio en su cuello y una mano acariciando su vientre, el miedo lo invadió, empezó a patalear  forcejar, pero poco podía hacer contra la persona que lo tenia agarrado que era notablemente mucho mas fuerte que el.
 
Cerro los ojos fuertemente esperando lo peor cuando una risa lo sorprendió, y de inmediato la reconoció, la mano se quito de su boca y la persona retrocedió.
 
-          Eres un maldito Sebastián Michaelis-  le grito en la cara mientras lo golpeaba en el pecho, lo miro de frente y vio como este solo reía de aquella forma que le molestaba y gustaba a la vez.
 
-          Lo siento…lo siento- decida el mayor entre risas, vio como el pequeño se aventaba a su cama y se envolvía en las cobijas, dejo de carcajearse quedándose con una pequeña sonrisa y se dirigió al bulto de sabanas que estaba en medio de la cama- tu padre  hermano se fueron porque se les hacía tarde, me quede esperándote abajo pero tardabas mucho y quise venir a verte, además sabía que ibas a estar molesto por actuar tan indiferente contigo, pero eso tiene justificación, no creo que tus padres les parezca del todo bien que andes con tu profesor- le dijo  mientras abrazaba al bulto de sabanas, lentamente se las quito para ver la cara sonrojada del menor, le alzo el rostro y lo beso.
 
 
Poco a poco Sebastián fue desasiéndose de las sabanas, coloco las manos debajo de la playera del menor acariciando si vientre y pecho, era tan suave, el menor correspondía ardientemente los besos, necesitaba a Sebastián, pero este no tenía intenciones de llegar hasta el final.
 
Se separó del beso para bajar por la piel blanquecina del pequeño, besando, mordiendo ligeramente el cuello, se separó completamente, escuchando una protesta.
 
-          Te tienes que alistar para salir pequeño- el mayor se levantó de la cama con una sonrisa, el menor lo vio con el ceño fruncido, las veces que había estado intimo con Sebastián este siempre lo dejaba a la mitad, recordaba con frustración el 20 de noviembre cuando se habían metido a la piscina y el mayor se negó a ir mas haya de unos simples besos y carisias.
 
El menor solo suspiro resignado sabía que nada haría cambiar de opinión a Sebastián, se levantó de la cama y fue directo a su armario ahora si tenía una razón para vestirse bien, se lo quedo viendo por un largo rato olvidando que Sebastián  lo veía fijamente, sonrió y se le acerco, le beso la coronilla de la cabeza y se introdujo al armario con la mirada expectante del menor.
 
Salió del armario con un vestido azul que el odia usar, era  muy femenino para su gusto, esta bien que el fuera doncel pero vestir así era demasiado.
 
-          Qué tal si te pones esto- le dijo Sebastián con una sonrisa, el suspiro resignado.
 
Se sentó en la cama esperando que Sebastián terminará de elegir las cosas que usaría, en unos minutos ya estaba todo listo, Sebastián lo hizo levantarse de la cama para desvestirlo, esta vez lo hizo rápido, en unos minutos Ciel estaba listo.
 
Traía puesto un vestido de tirantes azul, con encaje a las orillas, el corte del pecho era en v, y le quedaba e largo hasta la mitad del muslo, lo único bueno que tenía este vestido era que no era pomposo, solo era suelto, tenía un pequeño cinturón en la cintura de color negro, le puso un collar  de tela en el cuello, con un pequeño dije plateado, en las muñecas usaba un pequeño pulso de plata y de zapatos traía unos de piso, de color negro con pequeños destellos, suspiro eso era completamente estúpido.
 
-          Mmm creo que te falta algo- le dijo pensativo Sebastián, se dio la vuelta y volvió a ir al armario donde tenía los accesorios, saco de ahí una hermosa diadema con piedras, se acercó al menor y se la puso agarrado el cabello hacia atrás, dejo unos mechones le cayeran a los costados- listo mi amor estas perfecto- le dio un escaso beso en los labios y lo tomo de la mano.
 
Para su sorpresa Sebastián lo acompaño a todos los lugares que fue, se la pasaron platicando todo el tiempo, Sebastián lo ayudo a escoger el vestuario que usaría para su cumpleaños y también los accesorios, debía admitir que Sebastián tenía muy buen gusto para eso, al final Sebastián lo invito a un restaurante donde pudieron platicar bien sobre lo que harían con su relación, estaba decidido le dirían a los padres de Ciel el día de su cumpleaños, solo esperaba que todo saliera bien.
 
 Al terminar el día Ciel no volvió a darle importancia al sueño que había tenido.
 
Notas finales:

gracias por leer, y tambian por los bonitos review que me dejan me hacen muy feliz.

espero que les haya gustado y si es haci digamne cual fue su parte favorita,

mi parte favorita al escribirlo fue el vestuario que eligio sebatian para ciel.

esque me encanta que se vista asi.

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