Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encrucijada por SEMASOLITIA

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No supo cómo sucedió, tampoco supo como explicarlo. Simplemente no encontró una explicación lógica para lo que había pasado. Estaba fuera de cualquier posibilidad que había planeado para su vida futura. ¿Qué había hecho como para aceptarlo? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué influyó tanto en la toma de sus propias decisiones? ¿Por qué después de aquella confesión no dejó de pensar en aquella chica de ojos grises y de cabello castaño?

"Ella es una niña; soy prácticamente una adulta. Ella solo tiene catorce años...¡es solo una niña!

Amelia Shepard se miraba una y otra vez al espejo y se hacia toda clase de preguntas para si misma. Cada día al despertar, se la pasaba por largos ratos sentada en su cama pensando. Aún no lograba comprender la situación por más que trató. Tampoco creyó poder comprenderlo en un largo tiempo y todo eso pasó cuando decidió salir con Chloe Evanson.

Al final decidió darle una oportunidad; la oportunidad de ambas conocerse mutuamente. En lo más profundo de su ser, quería saber que se sentía salir con alguien, como se sentiría poder desarrollar esos sentimientos de los cuales nunca fue capaz de desarrollar por completo, pero nunca pensó que sería con ella.

Se llevó una gran sorpresa al descubrir lo encantadora que podría llegar a ser aquella chica. Todo su encanto provenía de su sonrisa, de sus ojos y su forma de hablar, que había cambiado las siguientes semanas luego de su confesión.

En vez de las típicas conversaciones que solían tener, ya lo demás se trató de coqueteos y el uso de frases con alto grado de cursilería y bajo grado de originalidad. Se preguntó muchas veces sobre quién se había prestado para echarle una mano en temas de cómo enamorar a una persona sin llegar a sentir vergüenza ajena en el intento. Al menos se divertía cada que tenía que escucharla abrir la boca.

Amelia odiaba tener tantas preguntas y pocas respuestas. Tampoco tenía a esa persona de confianza para hablar sobre sus inquietudes. Su madre indagaría demasiado y lo que menos quería era jugar al papel de : "La sospechosa siendo interrogada" y ni hablar de su padre; Simplemente una combinación explosiva.

De todas las personas que habitaban aquella ciudad o de todas las personas en el mundo, no supo por qué tuvo que ser ella. Tal vez estaba siendo demasiado dramática y exagerada, pensó, pero no era algo que podía controlar por más que quiso. 

Chloe continuó asistiendo a las tutorías. Su padre terminó enterándose sobre sus clases con Amelia, y para su sorpresa, lo tomó bastante bien. Su ánimo cada día sorprendía a todos, ya que de la noche a la mañana dejó de ser aquella chica con expresión triste en su rostro y de poco hablar. Chloe todas las noches se dedicaba a leer, ya sea sobre novelas románticas o anécdotas de personas en su misma situación.

Aunque ella misma sabía que las frases que usualmente se utilizaban para conquistar eran sumamente cursis y vergonzosas, no le importó mucho a la hora de tratar de conquistar a la pelinegra. A pesar que Amelia encontraba muy gracioso su intento de conquista, le hacía feliz saber que al menos la hacía reír.

Amelia en varias ocasiones encontró molesto las miradas insistentes de la castaña durante las clases. Odiaba sentirse desarmada ante ella. No lograba concentrarse al máximo y detestaba pensar que solo se trataba de un juego de niños.

"Voy en serio contigo, espero que lo sepas"

Eran las palabras dichas por Chloe siempre que creía que Amelia no la tomaba en serio. Aquella expresión de no tomarla en serio le molestaba y no quería que todos sus esfuerzos fuesen en vano.

"No tengo prisa en que me aceptes por completo. Somos jóvenes, tú no tienes interés en nadie o al menos no por el momento y yo tengo interés solo en ti. Seguiré viniendo aquí, me seguiré esforzando al máximo para que veas que no estoy jugando"

De alguna forma u otra, siempre terminaba sorprendiéndola y mientras más pasaban los días, más se daba cuenta. Amelia por más que trató de alejar esos pensamientos acerca de ella, simplemente no pudo. 
Pensaba en lo hermoso que era su rostro; un rostro joven, se notaba a leguas que era una niña. Chloe no usaba ningún tipo de maquillaje, por tal razón era mucho más evidente. Vestía como cualquier adolescente que provenía de una familia rica. Su voz a pesar de ser como la de cualquier chica de su edad, era de cierta manera diferente.

—¿Sabes que si aceptas salir conmigo nadie tendría que saberlo? Sería como salir entre amigas. Ir de compras, salir a comer, al cine, al parque de diversiones.

—Eso te lo propuse y no pareciste contenta al respecto

—Porque tú lo dijiste de forma literal, yo solo lo digo como ejemplo. Obvio que saldríamos como pareja, porque en la amistad no hay besos, ¿verdad?

—No digas tonterías, ¡por Dios! —Expresó Amelia un poco sonrojada y bajando la mirada por unos segundos

—Es gracioso ver cómo te sonrojas cuando menciono los besos, ¿y así te consideras la mayor? Para serte sincera, antes me daban asco los besos, pero luego de pensarlo bien, creo que sería genial probar unos labios, deben de sentirse muy bien y más si es con una chica como tú, pero eso sería otra cosa que nadie sabría y apuesto a que tú tampoco has besado a nadie antes.

Amelia evitó responder o hacer algún comentario. Era cierto que jamás había besado a nadie en su vida y hablar sobre ese tema con Chloe le resultaba bastante vergonzoso.

Todo transcurrió igual cada día. Secciones de estudios e intentos de coqueteos por parte de la castaña. Amelia pensó en que ya no había necesidad de ayudar a Chloe. Ya resolvía cualquier ejercicio sin ninguna dificultad y aquellos pensamientos sobre su madre que la mantenían fuera de sí y triste, habían terminado. 
Su rendimiento en la escuela fue mucho mejor, que hasta la maestra encargada la había felicitado por su esfuerzo y dedicación. Podría haber sido fácil terminar las clases con Chloe y dedicarse a ayudar a otros alumnos con problemas, pero en el fondo no quería; siempre se decía a sí misma que aún debía mejorar algunas cosas, pero también sabía que esa no era la verdadera razón y eso al final la terminaba confundiendo.

Habían pasado seis meses desde que Amelia había decidido ser la tutora de la castaña y tres de esos seis meses, Chloe había intentado conquistarla. Chloe sintió en muchas ocasiones que estaba perdiendo el tiempo, ya que en ninguno de sus intentos pudo lograr una respuesta positiva por parte de la pelinegra.

Un día como cualquier otro, decidió poner las cartas sobre la mesa y arriesgarse un poco más. Ese día tuvo la osadía de robarle un beso sin que Amelia se lo esperase. La respuesta rápida de ella fue una bofetada, del cual se arrepintió segundos después, a pesar de que las ojos grises no se lo había tomado a mal.

—¡¿Por qué hiciste eso?! —Amelia seguía un poco consternada luego de que Chloe la besara sin su consentimiento. Nunca se esperó algo así de su parte; podía permitir que siguiera jugando a la Casanova todo el tiempo que quisiera, pero que la besara ya era rebasar los límites.

—Lo siento, Amelia. Te dije que iba en serio y solo lo hice porque sentí que mis métodos no estaban funcionando y que seguías pensando que solo estaba jugando. No me arrepiento de haberlo hecho —Expresó la castaña un poco decepcionada mientras acariciaba su mejilla adolorida.

—Lamento haberte lastimado, pero por favor no vuelvas a hacer eso. No tenías derecho de hacerlo, estás siendo muy atrevida, así que por favor, ya para.

—Está bien, lo siento. No volverá a pasar.

Pasó una semana desde aquel incidente y la castaña no volvió a casa de Amelia. Esta no supo absolutamente nada de la castaña y sintió una sensación de culpabilidad que hizo que hiciera una pequeña visita a la residencia de los Evanson.

Se sorprendió al ver donde vivía la castaña y era de esperarse viniendo de una familia adinerada, dueños de una de las empresas más grandes de esa ciudad. Era la primera vez que iba a ese lugar y se sentía extraña. La primera persona que la recibió fue uno de los empleados de la familia. Todo era sumamente esplendoroso y lujoso que cualquiera que entrara a aquella residencia, quedaría encantado con ella.

Fue la primera vez de muchas que vio a los hermanos de Chloe. Eran guapos al igual que su hermana mayor. En ese entonces, eran dos almas inocentes que aún les faltaba mucho por conocer. Chloe al verla en su casa, se puso bastante feliz. La recibió con una sonrisa en el rostro. En ningún momento se arrepintió de lo que había hecho y fue algo que se lo dejó saber a la pelinegra muchas veces. Por más que Amelia intentó que lo olvidase, simplemente fue imposible.

—Sé que hemos hablado muchas veces sobre esto, pero creo que tener miedo está bien, yo también lo tengo de vez en cuando.

—No se trata de eso y lo sabes, Chloe y no vine aquí para hablar sobre esto.

—¿Y a que viniste entonces?

—Estaba preocupada por ti, es todo. Pasó una semana y no supe nada de ti, simplemente dejaste de ir a mi casa.

—Sentí que necesitabas un respiro

—No necesitaba ningún respiro, solo necesitaba que entendieras como deben ser las cosas entre las dos.

—Si viniste aquí a tratar de convencerme de no estar juntas o de que olvide el beso, puedes salir por la puerta y no regresar

—¡Dios! ¿Por qué tienes que ser tan cabezota? Entiende que no pasará nada entre nosotras dos —Chloe apretó fuerte sus puños. No podía tolerar que Amelia le dijera todo eso.

—Ahórrate tus palabras. Sí es porque no te gusto...está bien y en serio, comprendo que hay veces que alguien no te guste al principio, pero si no lo intentas, jamás lo sabrás. Podríamos salir un par de veces, te prometo seré la persona más madura que puedas conocer y jamás te haré pasar por un momento vergonzoso. Haré que te diviertas, haré que seas una persona libre. No tendrás ningún compromiso u obligación conmigo, solo quiero que lo intentemos. Cuando sientas que ya no puedas, me lo dices y lo entenderé. No quiero que te asustes por lo que digan los demás, no lo sabrán, no quiero que te sientas mal, solo quiero intentar algo nuevo, no me importa si eres mayor por tres años, solo quiero estar contigo porque me siento bien contigo.

Amelia se sintió frustrada y en un callejón sin salida. Chloe prácticamente le estaba rogando y ella estaba por romper sus esquemas.

—Ya eres madura Chloe y en serio me sorprende lo mucho que lo eres a pesar de tu edad. Desde la primera vez que te conocí, quedé sorprendida por lo inteligente que eras y no entendí por qué alguien como tú debía recibir tutorías, pero luego entendí que solo necesitabas de alguien que te ayudara a despejar tu mente. También creo y te lo he dicho que eres muy linda, de verdad lo eres.

—Sí piensas todo eso de mi, ¿entonces por qué no me das una oportunidad? ¿A qué le temes?

—No es temor...—Intentó excusarse

—¡Mientes! Solo tienes miedo, sé que en el fondo solo estás asustada. Sé que no te soy completamente indiferente y en el fondo puedes llegar a verme como la persona que puede estar contigo.

Chloe se acercó y tomó las manos de Amelia entre las suyas. Al principio Amelia pensó en retirarla, pero al final ambas se mantuvieron aferradas. La castaña la miró fijamente, esperando que Amelia la mirase también. Mantuvo su mirada fija en el suelo, hasta que decidió corresponderle con la mirada. Chloe se mantuvo con una expresión seria y luego esbozó una sonrisa, que hizo que Amelia también lo hiciera.

Chloe fue acercándose lentamente al rostro de la castaña, quien con cada acercamiento se ponía mucho más nerviosa. Estaban a solo escasos centímetros de volver a tocar sus labios, pero Amelia reaccionó y colocó su mano en el rostro de Chloe para alejarla de ella, haciendo que esta perdiera el equilibrio y cayera al suelo.

—¡¿Qué crees qué haces, Chloe?! Estamos en tu casa, no es adecuado —Aquella reacción hizo que Chloe riera sin parar, provocando que Amelia se sonrojara. —Ya deja de burlarte

—En serio, ¿quien es la mayor aquí? ¿Tú o yo?

—Cállate, mocosa. —Ambas se mantuvieron en silencio por unos segundos —Está bien

—¿Está bien que? —Comenzando a lucir inquieta al imaginarse aquella respuesta

—Vamos a intentarlo

—¡¿En serio?! —Esbozando una gran sonrisa en su rostro y luciendo eufórica —¿No bromeas?

—No, no bromeó. Creo que está bien si salimos y lo intentamos. —Chloe se levantó de inmediato y se acercó a la pelinegra para abrazarla, aquello provocó que su corazón latiera más rápido.

—Prometo que no voy a decepcionarte, lo prometo —Intensificando aún más el abrazo.

—Me vas a sacar todo el aire, Chloe.

—En serio, prometo que seré la mejor novia del mundo.

—Bien, pero debes saber que habrán ciertas reglas y que llevaremos las cosas despacio, tome el tiempo que tome

—No importa, lo que quieras 

Amelia Shepard por primera vez sintió que había tomado la decisión más loca de su vida. No fue fácil para ella a pesar de haber aceptado salir con Chloe. No sabía cómo saldrían las cosas entre las dos, pero por un lado pensó qué tal vez no duraría lo suficiente para llegar a desarrollar verdaderos sentimientos por la castaña. 
Siempre hubieron dudas de su parte, pero que esas dudas siempre terminaban desapareciendo cada que Chloe interfería y le hacía pensar lo contrario. Tardó un buen tiempo para que al fin se diera cuenta de sus verdaderos sentimientos hacia la castaña. 
Todo fue sumamente lento y como ambas habían acordado, fue algo que tomaron con calma y sin ninguna prisa.

El miedo siempre estuvo presente. Nunca mostraron gestos de cariño fuera de lo normal frente a alguien. Por la cabeza de Amelia nunca pasó el hecho de llegar a tener algún sentimiento romántico por Chloe, pero cuando comenzó a crecer más y más, no pudo evitar sentir que estaba completamente enamorada de ella y lo mejor de todo es que su amor era recíproco.

El primer beso real entre ambas también tardó en aparecer. Amelia se sintió culpable por besarla en las primeras citas, a pesar de que Chloe insistió bastante.

La primera vez que ambas tomaron la decisión de tener relaciones sexuales, Chloe contaba con diecisiete años. A pesar de que para ambas hubiera sido mejor esperar un año más, simplemente había sido todo un reto la espera. Aquella vez, las hormonas y sus deseos incontrolables de conocerse más a fondo no pudieron esperar.

Durante esos cuatro años, todo había sido perfecto para ambas. A pesar de los miedos y las dudas, supieron sobrellevar las cosas juntas. Chloe había aprendido bastante en todo ese tiempo. Amelia había comenzado sus clases y entrenamientos, lo cual redujo mucho más el tiempo entre las dos. Ambas sabían que era otra prueba más en sus vidas que debían vencer y que eso no haría que se rindieran tan fácil.

Chloe por su parte tenía todo preparado para comenzar la universidad y empezar la carrera en administración de empresas para ayudar y colaborar en la empresa de su familia.

El tiempo y las obligaciones no les permitían pasar mucho tiempo juntas, pero cuando lograban hacerlo, aprovechaban lo más que podían. Cuando estaban juntas, no existía nadie más.

Nadie sabía sobre la relación entre las dos, aunque de parte de Winston Shepard, había cierta preocupación por su hija, o tal vez una ligera sospecha de que algunas cosas no encajaban en su vida.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).