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Encrucijada por SEMASOLITIA

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Chloe en ese momento ya contaba con dieciocho años de edad. Aquel día era jueves cuatro de agosto y despertó ese día pensando en una corazonada que había tenido la noche anterior. Había recibido horas atrás una llamada de parte de su actual novia, Amelia. Le informó que había regresado de los Estados Unidos luego de haber permanecido allí por un mes.

Ambas quedaron en encontrarse a las diez de la mañana en el restaurante que ambas frecuentaban. Chloe ya se encontraba en el lugar desde las nueve. Sentía que debía pensar algunas cosas antes de su novia se presentara.

Observó varios vídeos y escuchaba música al momento en que Amelia hizo acto de presencia en el lugar. Lo primero que notó la castaña al verla, era que Amelia había llegado agitada al lugar y no solo agitada, sino con una expresión en su rostro que le resultó bastante extraña y preocupante.

Continuó analizándola por varios segundos más. Amelia lucia cansada, como si no hubiera pegado un ojo en toda la noche. Chloe pensó que el entrenamiento debió haber sido bastante fuerte y agotador; deseaba que solo hubiera sido eso. 
Todo había sido tan extraño para ella desde la noche anterior. El ambiente lo era igual; no era un día colorido, era un día completamente gris. Chloe después de analizarla por completo, se levantó para acercarse y abrazarla con fuerza. No supo cuánto tiempo se mantuvo aferrándose a ella, sintió que no quería desprenderse de ese abrazo. Aún la relación entre las dos era secreta y se había mantenido así como lo habían acordado desde el principio.

Amelia se mantuvo distante y con una actitud completamente extraña a la que solía tener. Chloe no decía nada; en el fondo sabía que algo no andaba bien. Amelia pidió un café, mientras la castaña se limitaba a observarla. El silencio era un calvario y sumamente incómodo. Por alguna extraña razón para la castaña, Amelia nunca hizo contacto visual con ella.

—¿No vas a ordenar nada? —Preguntó Amelia, al ver que la castaña se mantenía observándola en silencio.

—Estoy bien, llegué hace rato y pedí algo.

—Así que no me esperaste —Suspiró cansada

—Claro que sí. Aquí estoy, ¿no? Pareces cansada, ¿fue duro todo allá? Cuéntame qué tal todo.

—Fue todo estupendo, aunque cansado; realmente agotador. Aprendí muchas cosas, es un buen lugar, me gustaría regresar pronto. —Amelia continuó desviando la mirada. Chloe la conocía lo suficiente para saber que solo hacía eso cuando algo le preocupaba o tenía algo que contarle.

—Me imagino, han de ser muy exigentes. Para ser la mejor debes esforzarte mucho, es parte de la vida de un futuro oficial de policía.

—Sabes que busco ser algo más que una simple oficial de policía —Expresó con cierto enojo.

—¿Tienes algo que de...
No terminó la pregunta debido a la presencia de la camarera que había llegado con la orden.

—Muchas gracias —Agradeció Amelia, mientras daba un sorbo a su café

—¿Usted querrá ordenar algo, señorita Evanson? —Preguntó la camarera con una sonrisa en su rostro

—No gracias. Puedes retirarte —Una vez que la camarera se retiró, Chloe colocó su mano sobre la de Amelia, lo que provocó que se exaltara y casi derramara su taza de café —¿Qué rayos te pasa? ¿Tan cansada estás? —Luciendo mucho más preocupada.  —Cuando me llamaste ayer tampoco sonabas muy bien, ¿estás enferma?

Amelia dejó su café sobre la mesa y por primera vez ese día, miró a la castaña a los ojos.

—¿Me amas? —Fue una pregunta bastante inusual de parte de Amelia, lo cual sorprendió a la castaña quien no respondió de inmediato —¿Por qué lo estás pensando tanto? ¿Acaso no me amas?

—Es que...nunca me habías hecho esa pregunta tan directa

—Pues ahora te lo estoy preguntando. No hay tantas personas aquí y estamos alejadas del resto, así que responde. ¿Me amas, Chloe? —Chloe se mantuvo en silencio, provocando que Amelia frunciera el ceño y quitara su mano de inmediato. —Demonios, Chloe. Me sorprendes, en serio.

—Responderé cuando me digas qué es lo que te pasa —Amelia lucia cada vez más enojada.

—¿Es en serio? ¿No piensas responderme?

—En ese estado no —Amelia golpeó levemente su puño contra la mesa. Sintió que le faltaba el aire en ese instante y estaba al borde del llanto —¿Qué rayos te pasa? Dime que te pasa, ¿por qué estás actuando así?

—Nunca me has dicho que me amas, Chloe ¿te has dado cuenta de eso? En todo el tiempo que llevamos juntas, a pesar de que comenzamos desde muy temprana edad, a pesar de que fue tu idea el salir y a pesar de que fuiste la primera en decirme que te gustaba...aún así nunca me has dicho que me amas.

—¿Y a qué viene eso? ¿Por qué sacas eso de repente? Nunca te has quejado sobre eso, ¿por qué ahora?

—Porque es importante en este momento que me respondas, aunque sea que me lo digas una vez. Creo que tengo derecho a que me lo digas.

—Es que para mí el demostrártelo es más que suficiente. Yo fui la que desde el principio quiso algo contigo, te dije que me interesabas, te convencí de darme la oportunidad y lo logré, estamos juntas y creo que es razón suficiente para que sepas la respuesta

—¿Tanto te cuesta decirlo? —Apretando sus puños

—Es que no soy de decir esas cosas, ya me conoces, ya hemos tratado esto muchas veces y si te lo digo ahora, es algo que se vería forzado, ¿no crees? Solo quiero que me digas qué te pasa, vamos dime. Sabe que eres importante para mi, no quiero que pases por nada sola.

Chloe volvió a colocar su mano sobre el puño cerrado de Amelia, esto hizo que se tranquilizara un poco.

—No te lo había dicho antes, pero mi padre desde hace un tiempo sospecha de nosotras. Me preguntó si había conocido a alguien, porque mi comportamiento era de alguien que parecía estar enamorada, ya sabes, ocultando cosas y actuando de manera sospechosa como si tratara de esconder algo.

—¿Y qué le dijiste?

—Le dije que a lo mejor estaba interesada en alguien y cosas así, pero que no era algo de que preocuparse

—¿Le dijiste que estabas interesada en alguien? ¿No era más fácil decir que no estabas interesada en nadie o que no estabas saliendo con alguien?

—No es fácil cuando te enfrentas en un interrogatorio con mi padre, Chloe. Lo sabes bien. Debo mirarle a los ojos y decirle la verdad, es un hombre entrenado y sabe cuando miento y cuando no.

—Entonces no tienes que preocuparte, al menos sabrá que te interesa alguien, pero no quiere decir que estés saliendo con ese alguien

—De hecho, le dije que estoy conociendo a alguien, que ese alguien lo conocí durante los entrenamientos.

Chloe se quedó pasmada ante aquella confesión.

—Espera, no te estoy entendiendo, me acabas de decir que le dijiste a tu padre que estás interesada en alguien, pero que no es nada de que preocuparse; así como un gusto pasajero y ahora me dices que le dijiste que estás conociendo a alguien. 
Amelia desvió la mirada, otra vez sintió entrar en pánico. 
—Mírame —Tomando su mano con algo de fuerza y buscando su mirada —¿Conociste a alguien mientras estabas de viaje?

La castaña observó a Amelia asentir con la cabeza levemente sin siquiera mirarla a los ojos. Esto hizo que retirara rápidamente su mano de la de ella, apoyándose a la silla, completamente en shock. Miles de pensamientos pasaban por su cabeza en ese momento. Siempre había temido que ese día llegara y era justo como lo había presentido la noche anterior y aquella mañana al despertar.

—Mi papá espera mucho de mí; mi madre se fue y quiero que esté orgullosa de mí donde quiera que esté. Me estoy esforzando muy fuerte para conseguir mi objetivo, pero tampoco quiero fallarle en otras cosas, ¿sabes?

—Ni siquiera sabes cómo reaccionaría si llegase a enterarse. No creo que lo vea tan mal, no creo que tu padre sea esa clase de hombre que te rechazaría solo porque estuvieras saliendo con una mujer.

—Mi papá es muy reservado. Hay temas que no toca; nunca dice nada y para serte sincera, tampoco quisiera saber sobre lo que piensa acerca de todo esto. Me ha preguntado si he tenido novio alguna vez y me sienta fatal no poder decirle que tú eres la persona con la que he estado saliendo desde hace un tiempo.

—¿Y qué esperas, Amelia? ¿Qué el mismo se entere de las cosas? Creo que es algo que sabíamos que pasaría tarde o temprano. Los padres no son estúpidos o al menos el mío le importa tan poco mi vida que por eso no se ha enterado de nada, pero siempre llega el momento de decir las cosas directas

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que podrías abrirte más a tu padre, decirle la verdad. Podemos hacerlo las dos. Podemos vivir la vida sin tener que escondernos más.

Chloe aferró más su mano sobre la de Amelia. Quería hacer lo que fuera necesario para mantener viva esa relación, pero sentía que ya no era lo mismo, no desde el día anterior cuando sintió que algo cambiaría su vida por completo.

—Chloe, no es tan fácil como crees. Tanto tú como yo tenemos una reputación que cuidar, principalmente tú, ya que tu familia es reconocida y una de las más importantes

—¿No estás entendiendo? ¡No me importa! Yo solo quiero estar contigo, Amelia. ¿Qué tan difícil es eso de entender? Me importa muy poco lo que piensen todos de mi. Solo soy un cero a la izquierda en la familia Evanson

—Eso no es verdad, eres más que eso. Empezarás a estudiar, te graduarás y formarás parte de ese legado. No puedes vivir toda tu vida simplemente siendo juzgada y acosada por las cámaras. No es lo que quiero para ti.

Chloe intentó por todos los medios evitar derramar una lágrima. Las palabras de Amelia dolían un montón en ese momento, era como que cada esfuerzo por convencerla de lo contrario, adelantaba más lo inevitable.

—¿Por qué estás haciendo esto? ¿Esa persona es tan especial como para echar todos estos años por la borda?

Esta vez, la que sintió el duro golpe había sido Amelia quien bajó la mirada e intentó recomponerse.

—No, nunca nadie será tan especial como tú. —Chloe apretó fuerte sus dientes. No se había sentido tan mal desde la muerte de su madre o la de sus abuelos. —¿Recuerdas lo que me dijiste antes de que aceptara salir contigo? —Chloe se mantuvo en silencio, sabía la respuesta a esa pregunta, pero no quería ser la persona que la respondiera—Dijiste hace años y lo recuerdo bien: "No tendrás ningún compromiso u obligación conmigo... Cuando sientas que ya no puedas, me lo dices y lo entenderé."

Chloe no podía creer lo que estaba escuchando; Amelia había citado justamente las palabras que le había mencionado años atrás. Aquellas palabras que usó para que terminara dándole la oportunidad que tanto quiso y en ese momento, la estaba usando en su contra.

—Si que lo recuerdo y admito que lo dije, aunque no me hubiera acordado de cada palabra como lo has hecho tú. Creo que lo tenías muy pendiente cuando se presentara una situación como esta —Una leve risa incrédula salió de su boca.

—Lo siento

Amelia se mantuvo con una expresión de tristeza en su rostro. Reunió todo el valor para mirar a aquella chica que conoció siendo solo una adolescente y que en ese momento, estaba frente a alguien que había crecido lo suficiente para comprender incluso más que la vida no era un cuento de hadas donde todo duraba para siempre. 
No pudo contener sus lágrimas al saber que había llegado a una etapa de su vida en la que las cosas cambiarían. Tendría que marcharse nuevamente y por el bien de ambas, era mejor que las cosas terminaran definitivamente. No deseaba estar con nadie más que no fuese Chloe, pero siempre tuvo miedo de sus decisiones y de cómo podría eso afectar su vida y futuro por la que tanto había soñado. 
—De verdad lo siento mucho, Chloe

—Deja de disculparte. Si te vas a disculpar, que sea por elegir este sitio para hablar de un tema como este. Es cierto lo que dije hace años, no mentía cuando te lo dije. Fueron buenos años, a pesar de que no sabíamos nada al respecto. Tú has crecido mucho más y siempre has sabido lo que quieres para tu futuro. Yo no puedo ser egoísta y retenerte si no quieres esto. Hice lo que tuve que hacer para mantenerte a mi lado y tú ya tomaste tu decisión.

Amelia se mantuvo escuchando en silencio. Intentó contener sus lágrimas en muchas ocasiones. Intentó hablar, pero no pudo hacerlo. Agradeció que los demás  estaban alejados de su mesa; aquella situación podría ser bastante vergonzosa.

—No te deseo nada malo, Amelia. Quiero que cumplas todas tus metas. Quiero que seas feliz en la manera que creas conveniente. A pesar de que intento no ser egoísta, al final de todo soy humana y no puedo estar presente en tu vida si no estás conmigo...al menos no mientras pienses en compartirla con alguien más

—Lo sé —Se limitó a decir, aún conteniendo las lágrimas. 

—Yo seguiré estudiando y que todo sea como tenga que ser. Espero que cuando logres tu objetivo, seas alguien que haga las cosas bien y que no te dejes llevar por los impulsos, sabes que eres todo un desastre cuando actúas por impulso —Amelia sonrió con pocas fuerzas —De todas formas, atraparás a los chicos malos y harás  justicia, sé que lo harás muy bien y espero no dejes de hacer el bien sin importar de quien se trate, incluso si se trata de mi —Expresó con tono de burla.

Chloe se levantó de su asiento y tomó sus cosas. Pasó cerca de Amelia y se detuvo a su lado. Amelia se mantuvo cabizbaja. La castaña puso su mano en su hombro y lo apretó levemente como su padre solía hacer con ella cuando tenían días sin verse, aunque en el fondo deseaba hacer algo más, pero sería mucho más doloroso.

—Levanta la cabeza y limpia tus lágrimas; no va contigo. Debes ser un poco más fuerte.

—No es tan fácil

—Es algo con lo cual tendremos que vivir a partir de hoy, así que levanta la cabeza y limpia tus lagrimas. —Chloe le dio tiempo para que recuperara su compostura e hizo exactamente lo que le había pedido. Puso su mano en la de ella. —Adiós Amelia, gracias por la oportunidad que me diste.

Una vez Chloe salió por aquella puerta, no volvió a saber de Amelia Shepard en un largo tiempo. Ambas perdieron comunicación y se dedicaron cada una a sus vidas.

Años después, Chloe se enteró que Amelia había contraído matrimonio con un vice
Ministro y se había convertido en oficial de policía en Londres. Luego del retiro de su padre Winston, el puesto de jefe del departamento de investigaciones criminales había sido ocupado por Dominic Walsh, quedando Amelia como una simple oficial en Londres por un largo tiempo. La noticia de la boda le había afectado como nunca imaginó, pero decidió mantenerse fuerte y continuar como lo había hecho desde su separación.

Chloe se había graduado y más adelante tomó un lugar en la empresa de su padre, no el lugar que esperaba siendo la hija mayor de Roger Evanson, pero se conformó. Comenzó una relación vacía con Daniel Fitzpatrick, amigo de toda la vida de su hermano Dylan.

La única razón por la cual aceptó casarse con aquel abogado, fue más para complacer a su padre. Para ella, su orientación sexual había sido decidida años atrás y solo hubo una persona a la había amado y después de la ruptura, todo había cambiado para ella. Se comprometió con él, pero sabía que tarde o temprano terminarían su relación o se convertiría en una relación donde solo importaría los beneficios. A causa de la ambición sin limites de su hermano mayor, ella tuvo que pagar por sus errores, yendo a prisión.  

Amelia se había enterado de todo y regresó a la ciudad. Después de la muerte de su padre años atrás, decidió quedarse definitivamente en Londres junto a su esposo. Estuvo presente durante el juicio y desde el inicio supo que las cosas no eran como la estaban pintando. Ya había hecho sus propias investigaciones sobre las personas encargadas del caso y llegó a la conclusión de que no eran más que corruptos que se vendían al mejor postor. Incluso dudó del juez encargado de la sentencia.

En su mente y corazón Chloe era inocente, a pesar que perdieron el contacto desde la ultima vez que se vieron, pero jamás se le pasó por su cabeza que ella había sido capaz de robar. Se mantuvo pendiente de ella en cada momento.

Investigó minuciosamente por un pequeño tiempo a Dylan Evanson, el cual para ella este encajaba más con el perfil del malversador de fondos de la empresa. En ese momento, solo tenía algo en mente y era cumplir con su trabajo, encerrar a los que debían ser encerrados y hacer justicia por lo verdaderos inocentes.

Momento actual

Chloe Evanson había pasado por muchas cosas durante años, y no se le pasó por la cabeza que volvería a estar en una situación parecida a la de hace cinco años. Encontrarse en un cuarto de interrogatorio nuevamente no era lo que tenía en mente al despertar aquella mañana. No tenía idea de qué estaba pensando o por cuál clase de locura estaba pasando su ex novia.  Estaba cansada y parecía que aquel infierno nunca terminaría. Se culpó varias veces por salir de la cárcel para encontrar respuestas a algo de lo cual no estaba totalmente segura.

Se dio cuenta que había cambiado drásticamente. Sabía que años anteriores no hubiera tomado decisiones tan precipitadas como lo estaba haciendo actualmente. Lo único que le tocaba era esperar pacientemente.

Amelia había regresado al departamento y llevaba consigo unas carpetas. Salió rápidamente de su vehículo, dejando incluso su chaqueta colgado en el asiento del conductor, sin importarle la temperatura en ese momento. Sus pasos eran rápidos y firmes, su expresión era irreconocible; una expresión completamente sombría combinado con enojo.

Todos dentro del departamento notaron el ambiente tenso que se formó cuando entró. Todos se quedaron mirándola mientras recorría todo el lugar. Sus zapatos cerrados de tacones resonaban como nunca y parecía que en cualquier momento podría perforar el piso con ellas.

Alex Magee esperó paciente fuera de la sala de interrogatorio. Estaba apoyado de la puerta mientras se mantenía pensativo. Quería estar ahí antes de que su jefa entrara, quería saber de qué se trataba todo eso y por qué lo estaba haciendo. Escuchó unos fuertes pasos dirigirse hacia donde se encontraba e imaginó que debía ser ella. Al verla, no pudo evitar sentir preocupación. Lucia mas enojada de lo habitual.

—Hola Je...

—¿Está ahí? —Interrumpiendo al pelirrojo quien se mantenía firme en la puerta.

—Jefa...

—Te hice una pregunta, Alex Magee

Cuando Amelia llamaba a cualquiera del departamento por su nombre completo, era una señal de que no estaba de buen humor y significaba "Peligro"

—Jefa, entiendo que algo pasó en Londres. Sé que algo la alteró y tiene que ver con Dominic Walsh, pero sabe que la persona que está ahí dentro no tiene absolutamente nada que ver con lo que sea que haya sucedido.

—Dominic Walsh fue asesinado. —Alex al escuchar aquello, se acercó a Amelia y se alejaron lo suficiente para evitar que Chloe o alguien más pudieran escuchar —Dominic Walsh fue envenenado durante el almuerzo. ¿Por quién? Aún no se sabe, pero es obvio que alguien fue pagado para hacer el trabajo sucio. ¿Quién o quiénes? Aquel o aquellas personas que están interfiriendo con mi investigación y que no quieren que llegue al final de todo esto. Solo tres personas sabíamos sobre Dominic Walsh y nos descarto a nosotros dos. La única interesada en proteger a su hermano menor no es nadie más que Chloe Evanson. Sé que cometí un error en decirle, era algo confidencial, pero jamás pensé que las cosas llegarían a ese extremo

—¿Estás insinuando que ella le pagó a alguien para matar a ese hombre? ¿En serio jefa? —Hablando casi en susurro.

—Pienso más bien que se lo comentó a alguien, en este caso a su hermano. Es seguro que se dio cuenta que su vida correría riesgos si él hablaba y decidió tomar la vía más fácil, matándolo.

Alex quedó impactado con la noticia. Se había dado cuenta que las cosas se habían puesto mucho más serias, pero también sabia que Amelia tenia una especie de obsesión por aquel caso y no tenía prueba alguna de que los Evanson estaban involucrados.

—Jefa...no, Amelia. Te diré esto como colega, compañero, amigo y mano derecha; si entras a ese cuarto y acusas a Chloe Evanson o a su hermano de estar vinculados con la muerte de Dominic Walsh sin tener ningún tipo de pruebas, sin tener siquiera una orden de tenerla retenida, te meterás en serios problemas, porque debes saber que la única razón por la cual ella se encuentra allí dentro ahora mismo es porque vino por su propia voluntad, ella vino para hablar contigo de frente y terminar con todo esto de una vez. Ella sabe que no debería estar sentada ahí, pero aún así lo está y solo lo hizo para que entres en razón. —Alex colocó ambas manos en su hombro y la miró fijamente a los ojos —No solo digo esto porque no tienes pruebas, sino porque sabes el poder que tiene esa familia y como ha crecido con los años. Pueden hacer que pierdas tu trabajo, por todo lo que luchaste. Tampoco digo nada de esto por Chloe, lo digo más por Dylan, porque has de conocerlo y siempre termina viéndote la cara. —Amelia escuchaba atentamente. En ningún momento sintió la necesidad de interrumpirlo. Sabía que no había error en las palabras del pelirrojo. —Entiendo que la muerte repentina de Dominic ha causado conmoción, pero míralo de este modo: fue policía, sabes lo que les pasa a los policías en la cárcel y a pesar de que hiciste lo posible por ocultar su identidad y que fuese protegido, tarde o temprano alguien se daría cuenta de ello. Algo mal debió hacer y pagó por ello. Además, se lo merecía por todo lo que hizo.

—Por más corrupto que haya sido, no mecería morir, ¿es lo que estás diciendo, Alex? ¿Qué todos ellos merecen morir? —Amelia sintió enojo al escuchar aquellas últimas palabras de Alex.

—No Amelia, pero solo te digo que a todos les llega su hora, ¿no crees? A lo mejor ya él había hecho tonterías allí dentro y hubo alguien que no le agradó y acabó con él, es todo. Además ¿sabes cuantas personas mandó a prisión? Muchas, corrupto o no, lo hizo y si alguno de ellos se encontró con él, entonces fue posible que ese alguien lo hiciera, pero debes esperar a que se hagan las respectivas investigaciones y encuentren al culpable o a los culpables, luego ya a ellos se les interrogará y se les sacará información, ya sea de si lo hicieron por su propia iniciativa o si fueron pagados para hacerlo.

Amelia suspiró rendida y trató de relajarse lo más que pudo. Una de las cosas que más apreciaba de su amigo y mano derecha, era su capacidad de persuadir a cualquiera con palabras. Siempre estaba presente para evitar que cometiera alguna estupidez y no fue la excepción en esa ocasión.

—¿Por qué no me das esto mientras tanto? —Quitando de sus manos la carpeta que contenía información del difunto y con el cual usaría para amedrentar a la castaña —Yo me ocuparé de esto, tú ve y habla con ella. Es bueno que sea en otro lugar. Tomen algo o lo que sea, te ayudará, jefa

Amelia se sintió apenada por cómo había actuado. Se sentía como una idiota y se dio cuenta que aún habían cosas que debía mejorar y dejar de actuar según sus impulsos era una de las primeras cosas que estaban en su lista.

—Tienes razón, Alex. No debí actuar de esa manera. Otra vez hice las cosas sin pensar

—No te preocupes, jefa. Entiendo que esta era una pista muy buena y que no esperabas que algo así sucediera, pero tranquila, allá en Londres se encargarán de descubrir al culpable, ya verás.

Alex sonrió y antes de alejarse con aquellos documentos, algo vino a su mente en ese mismo instante.

—Por cierto jefa, esta mañana me habías pedido revisar el apartamento de la señorita Evanson, a pesar de no tener una orden para ello, pero había una chica de poco hablar y que parecía extranjera con ella y por eso desistí de la idea. De todas formas debía esperar por ti para eso.

En ese momento, la sonrisa que estaba dibujada en el rostro de Amelia desapareció y volvió a tener aquella expresión seria en su rostro. Se acordó de aquella vez que se encontró con una chica alemana en una de sus visitas a Chloe y de inmediato se preguntó de quien se trataba realmente y qué tipo de relación guardaba con Chloe.

—¿De casualidad se llama Katja Singer?

—¿La conoce?

—No, solo me la encontré una vez cuando iba de salida de la casa de Chloe y tuvimos una pequeña charla de chicas.

—Bueno, no supe más que su nombre, realmente es bastante guapa, ¿no cree? —Amelia frunció los labios y Alex de inmediato supo que aquel comentario había sido innecesario

—¿Podrías investigar un poco sobre ella, por favor?

Alex quedó extrañado ante aquella petición. De repente la curiosidad de saber el por qué el interés de su jefa de investigar sobre una persona que apenas conocía; Después recordó que no precisamente Amelia era de las personas que solían confiar en cualquiera y mucho menos si venía de otro país. Se acordó de lo mucho que tuvo que luchar para ganar la confianza de su superior y que no había sido nada fácil.

—Está bien, jefa. Investigaré sobre ella. 
Dicho esto, se retiró, dejando a la pelinegra sola en el pasillo. Suspiró profundamente antes de entrar a aquella habitación. Al entrar, se encontró con una Chloe serena y paciente. Su expresión era totalmente neutra, al menos no parecía enojada por estar allí.

—Levántate, te invito a tomar algo.

Fue lo único que dijo Amelia antes de salir nuevamente de aquella habitación. Por su parte, Chloe obedeció y se dispuso a seguirla, esperando una explicación a todo lo que había sucedido aquel día.

 


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