Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encrucijada por SEMASOLITIA

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Desde que Amelia y Chloe habían llegado a aquel restaurante que había sido el favorito de ambas en el pasado, ninguna de las dos se animó a emitir palabra alguna. En ningún momento Amelia cruzó mirada con las ojos grises, que a diferencia de ella, no le quitó los ojos de encima. Chloe por alguna extraña razón se sintió atrapada en una escena de su pasado.

Sintió que estaba viviendo viejos recuerdos. Estaba frente a la persona que solía sacarle suspiros y que al mismo tiempo, lograba sacarla de sus cabales. El mismo lugar, la misma tensión y la misma sensación de sentir que podría odiarla luego de que abriera la boca.

Amelia se limitó a dar breves y pausados sorbos a su té, al mismo tiempo que jugaba con la taza. Chloe en cambio daba profundos sorbos a su jugo de naranja mientras observaba ya impaciente a la pelinegra. Odiaba ese silencio y seguir manteniendo aquel silencio solo era una pérdida de tiempo.

—Me encanta ver como tomas tu té. Me encanta el silencio que nos envuelve cuando sabes muy bien que me debes una explicación y la estoy esperando, así que puedes comenzar —Exclamó Chloe con tono amargo. Amelia por primera vez desde que habían llegado al lugar, fijó su mirada en Chloe y observó que en su mirada había una combinación de enojo y decepción. Hubiera deseado otro tipo de mirada, pero no aquella que la hacía sentir más culpable.

—No quiero que mal interpretes las cosas, Chloe. Hoy no ha sido mi día y recibí una noticia que me impactó mucho y que hizo que perdiera la compostura

—¿Qué sucedió con Dominic Walsh? —Preguntó sin esperar un segundo más en que Amelia se dignara a contarle todo.

—¿Cómo sabes...—No terminó la pregunta cuando fue interrumpida por Chloe de inmediato

—Es decir, le pides a Alex que me arreste...¿y esperas que no sepa al menos la razón por la cual me arrestas? Me pregunto cómo llegaste al puesto en el que estás ahora. Creo que debiste quedarte como una simple oficial de policía allá en Londres, hubiese sido más fácil para ti con menos trabajo.

Amelia frunció el ceño al escuchar aquellas palabras.

—¿Intentas ofenderme? Supongo que me lo merezco que ahora quieras tratarme mal.

—¿Por qué sería una ofensa? Es un trabajo honesto, con menos paga, pero tendrías menos trabajo del que tienes ahora y usarías un poco menos la cabeza. —Amelia se sintió ofendida, pero no iba a dejar que eso la hiciera sentir mal

—Bien, está bien. Estás enojada, eso lo entiendo. Supongo que estás diciendo todo eso porque estás enojada

—¿Decir todo esto por enojo? Créeme que estoy siendo sincera ahora mismo. Es lo que pienso y no es la primera vez que lo hago. Me sorprende en serio que tengas tanto tiempo como jefa en el departamento, supongo que no se necesita mucha inteligencia para obtener el puesto, seguro por eso Dominic Walsh también estuvo a cargo

El puño de Amelia golpeó con fuerza la mesa que hizo que todo encima de ella temblara. Chloe se mantuvo serena en todo momento. Los demás presentes no se habían dado cuenta de la pequeña escena entre las dos.

—¿Dónde quedaron tus modales? —Amelia mantuvo el ceño fruncido, pero al observar lo sería que se encontraba la castaña, hizo que otra vez bajara la mirada. No pudo evitar sentirte aún más impotente en ese instante —Como has cambiado

—Los modales se perdieron junto con la confianza. Todos cambiamos, es parte de la vida. No puedo ser siempre aquella chica de catorce y dieciocho, pero no estamos hablando de eso. Será mejor que me digas todo ahora mismo, Amelia. Porque sino, te juro que me iré de aquí y si salgo por esa puerta, será para no volverte a ver , ¿entiendes lo que te estoy diciendo?

Amelia no mentía cuando decía tener sentimientos aún por la castaña, y al escuchar aquellas palabras supo que lo que menos quería era perderla otra vez, a pesar de que estaba segura que no sería lo mismo luego de contarle todo.

—Dominic Walsh fue asesinado por envenenamiento mientras estaba recluido en Londres, y eso justamente pasó pocos días después de contártelo —Chloe arqueó las cejas incrédula —Y antes de que digas algo, solo quiero decirte que de verdad lo siento, no es que crea que seas una asesina porque sé que no lo eres, es solo que todo pasó tan de repente y de una forma tan extraña. Él era una persona muy importante en el caso y de repente es asesinado, justamente ahora es asesinado cuando pasaron años. No quiero que te lo tomes personal, Chloe. Sé que pensarías lo mismo si estuvieras en mi lugar y hubieras actuado como yo.

La castaña se quedó en silencio tratando de procesar todo lo escuchado.

—Entonces por tu cabeza pasó que yo tuve algo que ver con el asesinato de ese señor, ¿no es así? —Chloe esbozó una sonrisa de incredulidad —Es gracioso todo esto, estos días simplemente solo me han llovido sorpresas tras sorpresas, tengo que ser la persona más afortunada de este mundo. —Expresó con sarcasmo la castaña

—Chloe...

—Porque claro, hay que pensar que Chloe Evanson es una asesina. Chloe Evanson sabía todo el plan trazado por Amelia Shepard, el plan perfecto para por fin atrapar y poner tras las rejas a Dylan Evanson, así demostrarles a todos los que dudaron de ti, que tus sospechas e hipótesis fueron ciertas y que no estabas paranoica. Tan fácil para mi mandar a asesinar a alguien, porque mi familia tiene dinero, tiene contactos, todo sería sumamente fácil, ¿no? Porque siempre he jurado proteger a mis hermanos y haría cualquier cosa para evitar que estuvieran en peligro, ¿así fue como pensaste? ¿Así fue como tomaste la decisión?

—Yo...yo...—Amelia no supo qué decir y no podía defenderse. No podía negar que esos pensamientos pasaron por su cabeza —Yo pensé más en que le habías contado todo a tu hermano y él había hecho todo con tal de protegerse. Ya te dije, todo pasó tan rápido y en circunstancia sumamente extrañas y sospechosas

El enojo que sentía Chloe en ese momento era una de las actitudes que Amelia pocas veces vio en ella, pero cuando logró hacerlo, era difícil no entrar en pánico. Sabía que las cosas no estaban bien entre ellas y que el pasado seguía influenciando la relación de ambas y nuevamente, se dio cuenta que había arruinado aún más las cosas.

—No mientas. Solo di que pensaste que era la culpable, no necesitas tratar de ocultar más las cosas

—No te estoy mintiendo, de verdad. Admito que aún me sigo llevando por mis impulsos, es algo que un no logro manejar a la perfección.

—Entonces estamos ante un grave problema, Amelia. Intentas probar que no soy culpable por el desfalco de hace cinco años, que nunca tomé un centavo de la empresa de mi padre, pero ahora piensas que soy una asesina y que soy capaz de contratar a alguien para acabar con la vida de una persona.

Amelia intentó colocar su mano sobre la de Chloe, pero esta la retiró de inmediato. No sabía exactamente qué tipo de sentimiento había surgido en ella, pero estaba segura que no era un sentimiento agradable.

—¿Sabes Amelia? Mi familia y yo estamos muy lejos de ser perfectos, pero si algo te puedo asegurar es que nosotros no somos asesinos.

La mirada de Chloe se desvió unos segundos al decir aquellas palabras. Ella sintió que se mentía a sí misma, porque aún en su cabeza seguía pensando que su hermano estaba vinculado con la muerte de su padre, pero no tenía intenciones de vincular a Amelia en todo ese asunto, mucho menos cuando la situación se había tornado sumamente complicada. Tampoco quiso pensar que su hermano tuvo algo que ver con aquella muerte en Londres; de su boca no había salido palabra alguna y quería pensar que solo había sido una mera coincidencia.

—Yo sé que ocultas algo, todos ustedes ocultan algo. Incluso comienzo a pensar sobre lo que le dijiste a la prensa aquella vez no fue simplemente algo que dijiste por enojo, sino porque de verdad sabes algo que yo no sé. —Se defendió Amelia

—No importa lo que pienses ahora, Amelia. Porque ahora me di cuenta de que no estás pensando con la cabeza fría, y sinceramente, no quisiera que perdieras tu trabajo, tu cargo y tus años de esfuerzo solo porque tienes algo en tu cabeza que no quieres dejar ir. No quiero tomar medidas drásticas contigo, así que esta es la última vez que te lo diré...deja en paz a mi familia. —La pelinegra sintió un nudo formarse en su garganta. Otra vez se sintió amenazada con aquellas palabras.

—Ojalá fuera tan fácil

—Lo es. Solo deja de buscar cosas que no tienen nada que ver, el pasado es pasado. Céntrate en otras cosas y recuerda, lo nuestro ya terminó y no volverá, no pretendas que quieres hacer esto por mí, solo lo haces por ti para no sentirte culpable de todos los errores que has cometido, solo te pido que pares...por favor. No me debes nada, no tienes que hacer nada por mí.

Chloe se levantó de su asiento con intenciones de marcharse. Amelia hizo lo mismo y la detuvo tomando su brazo y sujetándola.

—¿Quién es ella? Me refiero a Katja, esa chica alemana —Chloe se quedó en silencio y sonrió.

—No es de tu incumbencia. Nos vemos Amelia y piensa en lo que te dije —Dicho esto, se soltó del agarre de Amelia, dio media vuelta y sin mirar atrás, salió por la puerta de aquella cafetería. Amelia solo se mantuvo observándola hasta que desapareció de su vista.

Chloe apenas había recorrido unas esquinas luego de salir de aquella cafetería, cuando su celular empezó a sonar. Aún no tenía ningún número registrado más que el de su mejor amigo, no supo de quien se trataba.

—¿Sí?

—No puedo creer que hayas rechazado la invitación que te hice para cenar —Reconoció aquella voz, era la de su hermana

—¿Cómo conseguiste mi número?

—Que bueno que le des tanta importancia a cómo conseguí tu número. Se lo tuve que sacar casi a golpes a tu amigo Leonard. ¿Qué tienes para decirme?

—Tuve cosas que hacer, pensé Dylan te había dicho

—Sí me lo dijo, pero tampoco me dijo las razones. Más bien dijo que rechazaste la oferta y no sabes lo mucho que me estoy esforzando para que seamos una familia nuevamente.

—No, no lo sé Claire. Ahora mismo tengo demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en cenas familiares donde lo único que haremos es sacarnos cosas a la cara.

—Es una forma para recuperar el tiempo perdido. Al menos yo me preocupo por eso y le doy importancia, en cambio Dylan y tú solo quieren seguir peleando como dos niños.

—Tengo mis razones para hacerlo. ¿No piensas colgar? Estoy caminando y es incomodo para mi hablar mientras camino

—Debes comprarte un auto. —Chloe suspiró cansada —Esta noche quiero que vengas a casa y estés con nosotros, quiero que hablemos

—No hay casa a cuál regresar. Además, no sé si tenga tiempo para eso, tengo que visitar a un viejo amigo

—Chloe, en serio lo estoy intentando y quiero que esto funcione —Chloe escuchó que la voz de su hermana menor estaba quebrada, lo suficiente como para romper a llorar en cualquier momento. —Yo sé que ahora tienes algo en la cabeza, te he ayudado en lo que has pedido, ¿no puedes hacer esta simple cosa por mí? Al menos por nosotras —Chloe se mantuvo en silencio por varios segundos, hasta que volvió a suspirar

—Trataré de estar a tiempo, me envías la dirección —Colgó de inmediato 

Le resultaba extraño e incomodo el compartir con sus hermanos después de haber pasado años desde la última vez que lo hicieron, pero esta vez no estaría su padre con ellos.  Odiaba el hecho de tener que actuar como si se tratara de una familia feliz e ignorar todo para mantener la calma. Por más que quiso, no podía sacar de su cabeza la idea de que su hermano era el culpable de todas las desgracias ocurridas en los últimos años. Era consiente de que su hermana no tenía culpa alguna de las decisiones tomadas por el castaño y por más daño que haya causado, sabía que en el fondo los amaba a los dos. Chloe no se detendría hasta dar con la verdad, costara lo que costara.

No supo cuanto caminó. Se la pasó pensando todo el trayecto y sin darse cuenta ya se  encontraba parada frente a la puerta de una casa muy característica, con muros de piedra, paredes gruesas, tejados de pizarra y un jardín con abundantes flores. Las ventanas eran pequeñas y la casa de dos pisos. Dio varios toques a la puerta, esperó unos segundos hasta que se escucharon pasos provenientes del interior de aquella casa.

Al abrirse la puerta, se encontró frente a una mujer de unos treinta años, cabello castaño claro con flequillo algo encrespado y cuyo rostro estaba adornado por unas cuantas pecas.  Ojos verdes y complexión física delgada. Se quedó extrañada al observar a la castaña, no pareció reconocerla de inmediato.  

—¿Puedo ayudarla? —Dijo aquella mujer con tono desconfiado. Chloe se mantuvo tranquila, sin decir palabra alguna. —Disculpe, ¿puedo ayudarla? —Volvió a preguntar nuevamente, haciendo que esta vez los ojos grises regresara en si

—Lo siento mucho, estaba algo distraída. Mi nombre es Chloe Evanson, vengo a ver al señor William Bristol

Esta vez aquella mujer se sorprendió al escuchar su nombre y se mantuvo observando a la castaña por varios segundos.

—¿Chloe Evanson? ¿Hija de Roger Evanson? —La castaña asintió

—Soy Olivia, la hija mayor de William. Veo que no me recuerdas, no sabía que habías salido de prisión —Se mantuvo sorprendida, como si hubiera visto un fantasma.

—Si me acuerdo de ti, es que ha pasado tanto tiempo. Es extraño no te hubieras enterado por las noticias que había salido.

—Es que no suelo verlas, trato de alejarme un poco de lo que sucede hoy en día. Suelen pasar solo cosas trágicas y no quiero más noticias tristes en mi vida —Sonrió levemente con un dejo de tristeza. —Disculpa, pasa por favor. —Chloe no dudó en hacerlo.

—Toma asiento, prepararé algo de té.

—Gracias

Olivia se alejó y dejó a la castaña completamente sola en la sala de estar. Todo se encontraba en calma, como si la castaña fuese la única allí. Observó todo a su alrededor y notó que todo el decorado de la casa era bastante lúgubre. No recordaba la última vez que había pisado aquella casa, pero si tenia viejos recuerdos de como junto a su padre visitó aquella casa varias veces cuando era más joven. Fueron de las pocas veces en que pudo estar con su padre.

William tenía tres hijos más aparte de Olivia. Chloe apenas tenía recuerdos de ellos, solo pudo recordar cómo se llevaba bien con la más joven de los Bristol, pero apenas si podía recordar cómo era. Olivia era la única a cargo de cuidar a su padre durante su enfermedad. En ese momento, Chloe sintió culpa por todo lo que estaba pasando. Estaba segura que la razón principal por la cual el mejor amigo de su padre y el ex abogado de la familia Evanson había enfermado, era el hecho de que todo lo que apreciaba como a su padre y a su trabajo,  ya no formaban parte de su vida.

Luego de varios minutos, Olivia regresó con una bandeja en manos. Contenía té y galletas.

—Lamento la tardanza. —Colocando la bandeja sobre la mesa. —Mi padre no ha estado bien de salud estos últimos años. Su salud empeora con los días y realmente no sé qué hacer. Los doctores dicen que es parte de la vejez, pero mi padre comenzó a enfermar luego de la muerte de tu padre y luego que dejó de trabajar en la empresa. —Explicó Olivia con un semblante triste.

—De verdad lo siento, no pensé que mi padre moriría tan de repente o que Dylan lo sacaría así de la empresa

—La verdad lo entiendo, mi papá ya está en una edad donde debería estar pensionado y estar descansando, así que supongo que tu hermano estaba en todo su derecho de hacerlo.

—Claro que no —Dijo rápidamente la castaña, algo enojada —Dylan no tenia ningún derecho. ¿Qué mejor abogado que William para la empresa? Ninguno, ni siquiera Daniel lo es, así que todo fue un error y una estupidez.

—Gracias por eso —Dijo esta vez la ojiazules con una sonrisa en su rostro —Papá está arriba. Detesta estar en cama a pesar de su condición. Siempre terminamos peleando porque quiere hacer cosas como arreglar el jardín o cualquier cosa que lo mantenga ocupado.

Una vez que ambas terminaron de comer, subieron hacia la parte de arriba. Se escucharon toses provenientes de una de las habitaciones y en ese momento, Chloe se dio cuenta que la situación de aquel señor era más seria de lo que pensaba. 

Katja se acercó por quinta vez a la ventana del apartamento. Estaba preocupada por Chloe y ni siquiera sabía a donde había ido con aquel policía. Pensó que estaba exagerando, pero no podía evitar sentir preocupación. Estar siempre rodeada de policías era una de las cosas que menos le gustaba, a pesar de que no tenían nada en su contra.

Quiso llamarla, pero olvidó anotar su número de celular. Caminaba de un lado para otro, preguntándose si estaría en problemas o había cometido algún error. Sabía que Chloe era una mujer que podía cuidarse sola, pero tenía el presentimiento de que algo malo estaba pasando.

Los toques en la puerta hicieron que la rubia se alarmara un poco. Corrió rápidamente hacia la puerta; esperó que se tratara de Chloe, pero pensó que era extraño que tocara la puerta si ella misma poseía llaves, pero no le importó lo suficiente como para no abrir la puerta, quedando decepcionada al ver que no se trataba de Chloe sino de Leonard, quien tenía las llaves en mano a punto de meterlas a la cerradura.

—Pensé que no había nadie aquí, aunque no tardaste mucho en abrir —Dijo el rubio entrando al instante.

—Es que pensé era Chloe —Respondió un poco decepcionada

—¿No está aquí? Siempre te deja sola, nunca cambia.

—Un policía estuvo aquí y se fue con él

—¿Él? ¿Quién?

—Dijo que se llamaba Alex

—Ah, él —Expresó con disgusto Leonard, al tiempo que fruncía el ceño —Sinceramente no han dejado en paz a Chloe desde que regresó.

Leonard tomó su móvil e intentó comunicarse con la castaña, pero el celular estaba fuera de servicio.

—Lo tiene apagado —Katja comenzó a preocuparse aún más —Tranquila, estará bien. Seguramente fue a encontrarse con Amelia.

Katja demostró cierto gesto de desagrado al escuchar el nombre de la pelinegra. No entendía por qué sentía que no le agradaba aquella mujer. Ni siquiera la conocía, pero sentía celos cada vez que Chloe tenía que estar cerca de ella. Por más que Chloe le había explicado que ya no había nada entre ellas, de todas formas no podía evitar tener ese sentimiento amargo cada que tenían que estar juntas.

Leonard observó con detenimiento a Katja. Sabía que le molestaba escuchar el nombre de Amelia y le resultaba bastante gracioso pensar que su mejor amiga después de tanto, había encontrado a alguien que la quisiera tanto como para celarla de esa manera.

—¿Estás celosa, Katja? —Leonard sonreía divertido —Vamos, puedes decirme.  Siempre que se menciona a Amelia pones esa expresión de disgusto en tu rostro

—No es que tampoco me hayas visto mucho con esa expresión cuando la mencionas.

—Pero se nota, además ya hemos hablado de esto. No creo que haya nada entre ellas dos, así que no tienes de qué preocuparte.

—¿Por qué estás tan seguro de eso?

—Porque conozco a Chloe. Creo que sufrió demasiado con esa relación, era muy joven cuando se enamoró de Amelia

—¿Crees? —Leonard asintió

—A pesar de que Chloe y yo hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, me enteré de que ambas habían tenido una relación meses después de que terminaron. Ambas prometieron no contarle a nadie, incluyéndome. Así que sabiendo lo mucho que sufrió, no creo que haya quedado una pizca de amor...al menos no de parte de Chloe

Katja no pareció estar convencida al principio, pero decidió dejar aquel tema porque no quería hacerle creer al rubio que era una especie de celosa compulsiva. De hecho, detestaba sentir celos y mostrárselo a otros.

—Bueno, ¿qué me dices de Alex? Cuando lo mencioné también pusiste mala cara

—Es una larga historia —Tratando de evitar hablar del tema

—Estamos solos y tenemos tiempo en lo que llega Chloe, además así mantienes mi mente ocupada y no comienzo a pensar que ambas escaparon juntas para vivir nuevamente un romance.

Ambos rieron y para Leonard sería un poco difícil e incómodo contar el origen de su desagrado hacia el pelirrojo, pero para él sería una buena manera de desahogarse.

 

Departamento de Investigación Criminal; Nottingham, Inglaterra.

Amelia llevaba varias horas frente al ordenador. Se sentía estresada en ese momento y no encontrar la información que estaba buscando, la hacía estresarse aún más.

—¡Maldición! ¡¿Cómo rayos se atreven a mentirme?! —Dando un fuerte golpe con su puño al teclado. Alex entró a la oficina luego de escuchar el alboroto dentro de la oficina. Observó con preocupación a Amelia, quien todo el día se la había pasado sin despegarse del ordenador.

—¿Estás bien, jefa? —Se acercó a la pelinegra y colocó su mano en su hombro en señal de apoyo, mientras observaba la pantalla del ordenador que mostraba una serie de fotografías de varias mujeres y en el buscador especificaba: "Katja Singer"

—No Alex, no estoy para nada bien. Esto es demasiado agobiante, la verdad. Siento que cada día hago más estupideces.

—¿Lo dices por lo que pasó con la señorita Evanson?

—Por todo en general y si, más por ella porque ahora mismo me odia y también porque se atreven a mentirme en mi cara.

—¿De qué habla?

—Es sobre esa extranjera. Me dijo que se llamaba Katja Singer y al buscarla en el sistema ¿adivina? No está. Encontré muchos resultados de mujeres alemanas con ese nombre y apellido, pero ninguna es ella.

—¿Por qué buscas información sobre ella? ¿Te parece sospechosa? No creo que sea importante, jefa —Amelia lo miró de mala forma, esto hizo que Alex de inmediato se arrepintiera de haber opinado.

—Es una extranjera y sabes los protocolos que tomamos ante personas extranjeras. Además, ¿qué relación podría tener con Chloe? No creo la haya conocido antes de ir a prisión y si tiene una relación muy estrecha con ella, es que posiblemente la haya conocido en la cárcel y la haya traído aquí, ¿por qué? No lo sé, pero pienso investigarlo

Alex nuevamente volvió a sentir preocupación por el estado emocional de su superior. Era la primera vez que la veía comportarse de esa manera.

—Amelia... ¿no crees que estás siendo un poco paranoica con respecto a esa chica? Es decir, nosotros no tenemos que ver con el asunto de migración, así que no sé de que protocolos estás hablando, además ¿cómo puedes saber que no la conoció antes de ir a prisión? No puede sacar conclusiones así nada más.

Amelia nuevamente lo observó de mala forma, y sintió que era tiempo de acostumbrarse a aquella expresión porque la vería muy seguido.

—En primer lugar, Alex: No estoy paranoica porque no tengo ningún tipo de trastorno mental y, en segundo lugar, ¿Por qué no puede ser lo que digo? Es que veas por donde lo veas esa familia oculta algo, principalmente Chloe. De repente aparece esta chica que miente sobre su identidad y parece muy sospechosa. ¿Quién vendría a una de las ciudades más pobres de Reino Unido si no es por un por algún buen motivo?

—¿Ahora desprestigias la ciudad, jefa? No creo que haya una ley establecida que impida que un extranjero pueda venir de vacaciones o buscar una vida aquí? Esta ciudad tiene su historia y es más atractiva de lo que aparenta. Tal vez no le gusta que la interroguen o sepan de su vida. Hay personas que no se sienten cómoda frente a policías

—Quien no se siente cómodo frente a policías, es porque algo oculta, ¿no crees? De todas formas, ¿por qué la estás defendiendo tanto? Ni siquiera la conoces, ¿te gusta? —Alex se limitó a suspirar. Sabía que era una discusión que no podía ganar por más que lo intentara. —No me sorprendería, tienes pésimo gusto en mujeres, comenzando por la menor de los Evanson

—¡Jefa, por favor! —Si algo detestaba Alex Magee, era que tocaran temas pasados de su vida para usarlo en su contra.

—Ya que estás muy defensor, tu nueva tarea será conseguir la identidad de esa chica. No me importa si tienes que arrestarla o robarle su ID o lo que sea, quiero que consigas su identidad.

—¿Quieres que Chloe te siga odiando? Con lo complicado que está todo ahora mismo, no deberíamos entrometernos en su vida, ya bastante la hemos molestado y más con lo que pasó hoy

Amelia entrecerró sus ojos y por milésima vez ese día, volvió a mirar mal a Alex que estaba a punto de ganarse otro "Strike". El pelirrojo supo de inmediato que aquello había sido una orden directa y desobedecerla solo significaba una cosa...peligro.

—Está bien Jefa, lo que usted diga. Conseguiré su identidad

—Perfecto, te puedes retirar.

Sin decir más nada, el pelirrojo se dispuso a salir de la oficina. No tenía ninguna intención de darle más razones para que su jefa siguiera de malas pulgas ese día. Amelia por su parte, sabía que se la estaba jugando, pero no le importaba con tal de conseguir su objetivo. 

Duisburgo, Alemania.

En un almacén de aspecto abandonado, se encontraba un sujeto de cuarenta años, cabellera dorada y ojos de diferentes colores; su ojo derecho de color marrón y su ojo izquierdo de color azul. Su contextura física era gran masa muscular, cuyos brazos estaban adornados con algunos tatuajes que cubrían casi toda su piel. Eran símbolos completamente extraños como el vegvisir, símbolo de origen islandés, un dragón adornado con la frases "Aut inveniam viam aut faciam".

Los espacios de aquel almacén estaban ocupados por todo tipo de ordenadores. Aquel sujeto reparaba uno de esos ordenadores mientras fumaba un cigarro. Era su pasatiempo favorito.

—¡BLAZ! —A lo lejos se escuchó una voz que llamó la atención del rubio —¡Hey Blaz! —La voz se escuchaba mucho más cerca, mientras aquel sujeto nombrado Blaz, se mantuvo en silencio trabajando. —¿Me estás escuchando?

—¿Puedes cerrar la maldita boca? Te he dicho que cuando esté trabajando no me molestes —Expresó irritado

—Es que ya están aquí, ya las tengo

Aquella información llamó la atención del rubio, quien fijó su mirada en aquel sujeto de aspecto demacrado, con estilo punk y cuyo cuerpo estaba completamente cubierto de tatuajes y piercings que adornaban sus labios, orejas y cejas. Sonreía mientras levantaba un sobre en su mano. Blaz se acercó a aquel chico para arrebatarle el sobre que traía en manos.

—¿Alguien te vio?

—Sabes que no, tuve mucho cuidado al recogerlos y al regresar. —Dijo con mucha seguridad mientras observaba al musculoso abrir el sobre y mirar el contenido. Sacó dos pasaportes del interior del sobre, tenían la insignia del pasaporte alemán. Los abrió y observó con cautela.

Aquel chico lo miraba con una sonrisa en su rostro, mientras Blaz se mantuvo en silencio, con una expresión seria. Luego de varios minuto, terminó con su inspección y miró al chico detenidamente.

—¿Le pagaste?

—Sí, pero dijo que aún le debes dinero —El rubio miró a aquel chico sin poder encontrarle lógica a lo que había dicho. Se acercó lentamente a él y le tomó de su playera con fuerza, acercándolo hacia él. La expresión de aquel chico cambió de manera drástica a una de terror. —¿Qué dijiste?

—Que...él... él...dijo que le debes aún dinero. No sé por qué, solo dijo eso y que lo quiere cuanto antes —Era cuestión de tiempo para que aquel chico debilucho rompiera a llorar. Siempre terminaba siendo intimidado por el musculoso.

—¡¿Por qué razón le debo dinero?! ¿Ha perdido la cabeza?

—No lo sé, de verdad que no lo sé —Cerrando fuerte sus ojos, esperando no correr con la mala suerte de encontrar la furia de Blaz en su rostro. 

—¡Erich! —Gritó Blaz, sin soltar a aquel chico que pareció terminar ensuciando sus pantalones.

—¿Qué sucede, Blaz? —Hizo aparición otro sujeto de aspecto rudo, de cabeza rapada, y que a diferencia de los otros dos, no tenía ningún tatuaje a la vista.

—Este imbécil dice que le debemos dinero a Pascal. Ve allá y que te explique, porque le pagamos lo acordado.

—Está bien —Erich sin más, como todo un niño obediente, iba a salir por aquella puerta para cumplir con su tarea, pero otra voz impidió que saliera.

—No será necesario que vayas, Erich —Esta vez era una voz femenina que provenía de alguna parte de aquel almacén.

Esta vez se trataba de una chica morena, de unos veinte cinco años, cabello rizado color marrón oscuro que llegaba a  sus hombros, de contextura física mesomorfo, unos ojos color avellana. Se acercó lentamente a aquellos sujetos que la miraban con cierta admiración, principalmente aquel chico que había perdido el miedo con solo mirarla unos segundos.

—Me imagino que has de saber exactamente por qué nos están cobrando más dinero, ¿no es así, Tena?

—Bueno, realmente es mi culpa por la cual te están cobrando de más, pero te prometo que te pagaré

—¿Qué rayos hiciste? Te dije que no vendrías con nosotros y aún así te atreviste a pedir un pasaporte para ti, ¿no es así? —Blaz soltó al chico, quien corrió lo más que pudo lejos de su vista. Lucia mucho más enojado que antes.

—Te lo dije muy bien, Blaz. No hay forma de que puedas impedir que vaya a verla, ¿entiendes?

—¿Qué eres estúpida? Mientras más personas vayamos, mayor probabilidad de que nos atrapen tendremos —Vociferó con enojo Erich

—Nadie pidió tu opinión, Erich.

—¿Qué dijiste maldita mocosa? —Acercándose a ella lentamente

—¡Suficiente los dos! —Exclamó aún más enojado el rubio, evitando que ambos terminaran peleando —Fuimos claros contigo con respecto a este tema. El plan es ir y ayudar a nuestra pequeña Katja y traerla con nosotros, no para que nos atrapen en el acto y que nos metan presos a todos. ¿Acaso quieres que nos pudramos en la cárcel durante toda la vida?

—Sí, sé que lo hablamos, pero ¿qué tal si ella no quiere volver nuevamente aquí? Entonces no podré verla nunca. Ya han pasado siete años y no pienso esperar más para verla. Te recuerdo que fue tu culpa que ella haya ido a prisión por tanto tiempo. Ni siquiera pudimos verla una sola vez o hablar con ella porque estábamos huyendo y ocultándonos de la policía, mucho más que Múnich es una de la ciudades más seguras y vigiladas de Alemania. No pienso dejar que Katja se quede rodeada de imbéciles aristócratas y pretenciosos millonarios. Así que sabiendo todo eso, no me pidas que me quede aquí porque no lo haré. Ya tomé mi decisión y ya tengo mi boleto justo aquí

Mostró su pasaporte con firmeza, esperando que ninguno de ellos se opusiera. Ambos hombres se miraron.

—Está bien, Tena. Vendrás con nosotros.

Tena sonrió victoriosa, comenzando a bailar en modo de celebración.

—Estúpida mocosa —Susurró Erich con una sonrisa en su rostro

—Solo quiero recordarles que iremos a un país extranjero, debemos actuar como corresponde y no cometer ninguna clase de error o hacer estupideces —Se detuvo a mirar a sus dos compañeros —La cosa está en que no solo debemos ir y ayudar a nuestra chica, debemos hacer que vuelva con nosotros, ¿entendido? 

—¿Y si no encontramos la forma? ¿Y si nos atrapan? ¿Y si Katja no quiere regresar?—Preguntó el rapado no muy confiado del plan. 

—Entonces "voy a encontrar el camino o a hacer uno"; si no encontramos una manera, entonces haremos una. —Expresó confiado el rubio —Vamos a demostrar quienes somos y de qué somos capaces, ¿entendido? —Todos asintieron —En cuanto a ti, Karl —Refiriéndose al chico de estilo Punk —Te quedarás aquí junto con los demás, no quiero que hagas tonterías mientras no estamos o pagarás las consecuencias, ¿queda claro?

—¡No te voy a defraudar, Blaz!

Dicho aquello, todos ya tenían un plan en mente y ese era recuperar a Katja.



Notas finales:

Ha llegado la hora de tomar un breve receso. Gracias a los que leen, nos leemos dentro de unos meses.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).