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Encrucijada por SEMASOLITIA

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Los pensamientos de Chloe Evanson eran inexplicables. Su mente estaba inundado de pensamientos de destrucción y por un momento, solo por un momento pensó que mejoraría, pero no, solo empeoraban con cada segundo.

Sus puños se mantuvieron cerrados por mucho tiempo; sus uñas presionaron con fuerza la palma de su mano. Buscaba de esa forma poder contrarrestar su enojo del momento. Mantuvo presionando de igual manera sus dientes con fuerza y sostuvo la respiración por segundos.

No sabía por qué estaba sentada allí, sentada en aquel comedor cuya mesa estaba repleta de platos típicos británicos, y que su hermana menor se había encargado de preparar con sus propias manos sin recibir ayuda de alguna de sus criadas.

El comedor estaba iluminado por una elegante lámpara de techo y justo detrás de la mesa se apreciaba un estante lleno de vinos y licores de las marcas más finas y caras del país, favoritos del magnate. Claire quería que esa noche con sus hermanos fuera especial y esperaba que las diferencias que había y la tensión que podría darse principalmente entre sus hermanos mayores, cesaran por lo menos esa noche.

Claire Evanson sabía que pedía mucho, seguramente demasiado, pero esperaba que los dos cooperaran, aunque fuera por unas cuantas horas. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se reunieron a cenar en familia. Era muy pequeña cuando su madre falleció, pero recordó que la última vez que estuvieron todos juntos en una mesa, fue cuando ella aún vivía. Tanto su padre como su hermano mayor nunca tenían tiempo para cenas familiares, ni siquiera los domingos. Chloe fue su único apoyo, quien dejaba todo de lado para complacerla, no importaba que tan ocupada estuviera.

Lamentablemente debía admitir que todo sería difícil, y mucho más cuando su hermana mayor tenía deseos de venganza y una idea que no importaba cuanto tratara de hacerla razonar, sabía que era imposible que encontrara algo que de verdad la hiciera dejar todo aquello atrás, al menos por el momento.

Habían pasado un alrededor de cuarenta minutos desde que la castaña había hecho acto de presencia en aquella enorme casa que pertenecía a su hermano mayor. Tan exagerado como se lo había imaginado, más cuando solo dos personas y algunos empleados ocupaban aquel lugar, pero conocía a su hermano y si algo le encantaba era gastar su dinero en lujos. Chloe odiaba el hecho de que hubiera vendido la casa que había pertenecido a su padre y donde todos vivieron por largo tiempo cuando sus padres estaban con vida. Debía aceptar y resignarse a pensar que todo eso quedaría en su memoria.

Los minutos que pasó sentada en el gran comedor, lo hizo pensando en todos los posibles escenarios que podrían provocar que aquella noche terminara en desastre y no era lo que realmente quería, pero las cosas se habían tornado mucho más seria, mucho más cuando había conversado con el antiguo abogado de la familia y mejor amigo de su padre William Bristol esa tarde.

Tan profundos fueron sus pensamientos que no se percató que Claire trató de llamar su atención y no volvió en si hasta que su hermana menor la envolvió en un fuerte abrazo. Al principio, la castaña se quedó neutra ante aquel gesto tan sorpresivo, pero que al final correspondió. Sonrió por primera vez después de largas horas de encontrarse con una expresión neutra.

—¿Qué pasa contigo? Desde que llegaste te noto rara...digo, desde que volviste has estado así, pero hoy has ganado el premio mayor

Chloe se mantuvo en silencio. Se limitó a cerrar sus ojos para disfrutar por unos momentos de aquel abrazo que tanta falta le hacía. No era muy frecuente para ellos el demostrarse cariño, pero debía admitir que con Claire podía sentir que aún quedaba una pizca de afecto entre ellos.

—Lo siento, solo estoy algo cansada. Hoy no ha sido el mejor día que digamos.

—¿En serio? ¿Tanto hiciste el día de hoy para estarlo? Sinceramente no entiendo por qué pasa esto cuando quiero que todo sea especial y mira, ya ha comenzado terriblemente mal. Dylan lleva retrasado cuarenta minutos y tú no prestas atención a lo que te digo, es más, no escuchaste nada de lo que te dije hace unos minutos. Pareces distraída o más bien enojada como siempre.

—Estoy bien y no te preocupes, me alegra estar aquí. Todo se ve delicioso, aunque ya debe estar todo frío. Ese idiota no deja de comportarse como si no tuviera familia —Expresó la castaña con irritación

—Hey —Rompiendo el abrazo y colocándose lateral a la castaña, tomando su rostro entre sus manos, haciendo que la mirase fijamente a los ojos —Tienes el ceño fruncido. Sé que si te pido que al menos trates de no pelear o de sacar algún tema acusatorio o lo que sea que sepas que lo enojará, dirás que no eres hipócrita y que no puedes actuar como no te sientes cómoda. 

—¿Leíste mi mente? Es exactamente lo que tenía pensado decirte

—Hablo en serio, Chloe. Si organicé esto era para que estuviéramos en familia por primera vez en mucho tiempo. Quiero que al menos por unas horas trates de no acusarlo, ¿puedes hacer eso por mí? 

No hubo respuesta por parte de Chloe, no podía prometer nada en ese momento y no quería quedar mal con su hermana. 

—Hoy visité a William Bristol. 

Claire soltó su rostro y su expresión cambió radicalmente. Su mirada se había tornado triste. Tomó asiento y miró fijamente a la castaña. 

—¿Cómo está? —Preguntó algo apenada. Un sentimiento de culpabilidad la inundó al instante. 

—No está bien. Está muy débil e irreconocible, creo que ya no queda nada de lo que fue alguna vez. 

—Ya veo...—Fue lo único que pudo decir la rubia. Intentó no romper en llanto. Chloe inmediatamente se dio cuenta que su promesa de no arruinar aquella noche estaba lejos de cumplirse. 

—Dime que te tomaste la molestia de visitarlo al menos una vez. —Claire cubrió su boca y estaba a punto de llorar —Vamos Claire, ¿qué te impidió hacerlo? Estoy segura que de todas las personas, tú debiste ser la primera en saber sobre su estado. William siempre te ha querido como a una hija más. 

—Yo...—No lograba articular ninguna palabra en ese momento. 

—¿Dylan? Si me dices que fue él no me sorprendería, ha de haber sido un infierno estar a su lado todo este tiempo. Siempre has sido su marioneta, más cuando no estuve todos estos años. 

—¿Por qué estás haciendo esto? No fue hace poco que te dije que cooperaras y mírate, me estás haciendo sentir culpable y como una estúpida con lo que me estas diciendo

—Si no te lo digo ahora que estamos sola, ¿cuándo será?

—Entiende que no te invité para esto y sí, no lo visité por Dylan, ¿estás feliz? Tal vez sea su estúpida marioneta como dices, a lo mejor soy una cobarde por someterme a todo lo que pida, pero al menos estoy intentando hacer algo diferente, pero creo que será un poco difícil si te tengo acusándome todo el tiempo 

Las lágrimas de la rubia comenzaron a descolgarse de sus ojos. Chloe observó la escena con detenimiento y comenzó a sentir cierta culpa por lo que estaba presenciando en el momento. Entendía que su hermana menor tal vez no merecía un trato tan tosco de su parte. Odiaba no poder controlar sus emociones al cien por ciento. Se levantó de su asiento y esta vez fue ella quien intentó consolarla en un abrazo

—No, déjame —Tratando de apartarla, sin éxito

—Lo siento, de verdad. Me tomará tiempo, ¿sabes? el tratar de no herir los sentimientos de las personas...al menos de quien no se lo merece. Lo siento. 

—Estoy segura que no tratas así a Leonard o a esa tal Katja —No supo por qué aquello le causó tanta gracia

—A ellos también le ha tocado, así que nadie está a salvo de mí. Vamos, deja de llorar, se te escurrirá todo el exceso de maquillaje que llevas encima.

Ambas rieron nuevamente, mientras Claire trataba de limpiar sus lágrimas con su pañuelo. Chloe no dejó de abrazarla hasta que escuchó unos aplausos provenientes de la puerta principal. Ambas fijaron su vista para saber de quien se trataba y se trataba de Dylan.

En su rostro se reflejó una sonrisa burlona, mientras observaba la escena de sus hermanas. La expresión de Chloe cambió a una más seria, rompiendo por completo el abrazo y dando pasos lentos hasta encontrarse frente a frente a su hermano.

—!Qué linda escena acabo de presenciar¡ Así me gusta, que mis dos hermosas hermanas se sigan llevando bien, como en los viejos tiempos.

Un sentimiento de desprecio invadió todo el interior de la castaña. 

—Llegas muy tarde, Dylan. Te dije que la cena era a las ocho y ya son las nueve, ¿en serio?

Claire se levantó con prisa y se colocó entre los dos mayores. Sabía que la castaña no tenía buenas intenciones y prefirió intervenir de inmediato. 

—Sabes que en los negocios no hay hora exacta, así que no sabía si podría llegar a tiempo. Además, una hora es poco para lo que pude haber tardado, así que deberías estar feliz de que pude llegar.    

El castaño fijó su mirada en Chloe, quien mantenía mirándolo con cierto desprecio, cosa de lo cual se dio cuenta de inmediato.

—¿Por qué me estás mirando así?

—¿Así como? —Dijo la castaña tratando de esbozar una sonrisa.

—Con esa mirada de: "Ahora mismo quisiera meterte un puñetazo en la cara"... esa mirada

—No lo sé Dylan... ¿acaso no tengo razones para querer meterte un puñetazo en la cara?

—Por favor, no hagamos que la comida se enfríe más de lo que ya está. Tomemos asiento...por favor —Expresó Claire con cierta angustia y con mirada de súplica en la castaña que se mantuvo todo el tiempo desafiante.

—Es verdad, cenemos. Ya tengo hambre.

Chloe fue la primera en regresar a la mesa, dando por completo la espalda al castaño, quien miró a Claire esperando una explicación, pero esta simplemente se limitó a tomar asiento. 

Las expectativas fueron demasiado para Claire. Lo que esperaba que pasara se estaba alejando cada vez más y más. Esperó una buena conversación mientras comían, pero solo reinaba el silencio y una atmósfera bastante cargada de tensión. Dylan se la pasó casi toda la cena mirando su celular. Chloe se mantuvo en silencio, cuyo rostro reflejaba una expresión sombría, al tiempo que jugaba con los restos de comida que le sobraban en el plato y Claire solo pensaba en una manera de romper el silencio y terminar aquella pesadilla. 

—Y... ¿cómo era todo allá? Creo que no te lo pregunté y me gustaría saber si te dieron un buen trato; si la comida era buena y cosas así.

Fue el primer intento de Claire por comenzar algún tema de conversación. No sabía si era el tema adecuado en ese momento, ya que temía que Chloe se sintiera incomoda al tener que recordar su estancia en aquel lugar. Dylan desvió su mirada hacia la castaña por escasos segundos, para volver a lo que estaba haciendo desde un principio. No pareció interesarle en absoluto lo que podría salir de la boca de su hermana mayor. 

—Prácticamente me la pasé aislada, pero tenía la libertad de poder hacer cosas que me entretuvieran: tomar aire "fresco", leer libros, ir al gimnasio, ver películas de vez en cuando. La comida no era muy buena, pero te acostumbras a ella.

—¿Nunca tuviste contacto con nadie dentro la prisión? ¿Alguna reclusa?

Chloe no quiso mencionar a Katja. Quería mantener en secreto algunas cosas y exponer lo menos posible a la rubia. 

—No...con nadie

—¿En serio? ¿Cómo se puede vivir así? Debiste haberlo pasado terrible sin poder hablar con nadie. 

—Te acostumbras a ello. Al menos el director de prisiones iba y "me echaba un ojo encima", hablábamos de vez en cuando y ni hablar de las oficiales de allí. Supongo que no les molesta para nada el mantener o hacer contacto con las reclusas. 

En los últimos treinta minutos ambas hermanas se la pasaron hablando de temas triviales. Ya sea recuerdos del pasado como ciertas cosas presentes. En cambio, Dylan en ningún momento  se dignó a abrir la boca. Se la pasó todo ese tiempo con el celular, manteniendo contacto con hermosas mujeres y leyendo ciertas novedades sobre el mundo de los negocios. En algunos momentos bostezaba lo suficientemente alto para dejarles saber a ambas  que sus temas no eran los más interesantes del mundo y en vez de animarlo a unírseles, provocaba que quisiera abandonar la mesa. 

—Tengo sueño, creo que mejor me voy a dormir —Pronunció el castaño después de largo tiempo, ya con la corbata aflojada y algunos botones de la camisa desabotonadas.

—Ni siquiera dijiste nada en toda la noche, no le preguntaste absolutamente nada a Chloe —Dijo Claire molesta ante su indiferencia

—Con las preguntas que le hiciste fueron más que suficiente, además no creo que Chloe tenga algo más que añadir, ¿verdad? —Esta vez la mirada de Dylan fue desafiante

—De hecho Dylan, tengo algo que hablar contigo a solas. 

—¿No pueden hablarlo en otra ocasión? —Interfirió Claire un poco temerosa. 

—No Claire, será ahora. Te espero fuera, Dylan. 

Chloe se levantó de su asiento y se dirigió al exterior donde se encontraba el balcón que daba vista al enorme jardín. Dylan miró interrogante a su hermana menor, esperando que le dijera de que se trataba, pero no consiguió nada de su parte. No tuvo prisa en encontrarse con su hermana mayor. Se dirigió hacia el balcón con paciencia. Chloe se mantuvo observando el jardín con brazos cruzados y una expresión neutra. 

—Lindo, ¿no? Incluso mucho mejor que el que teníamos en nuestra antigua casa —Mencionó el castaño con respecto al jardín mientras sacaba de sus bolsillos una pequeña caja con gomas de mascar, entrando varios a su boca para comenzar a masticarlos sin piedad. 

—Hubiera preferido el de nuestra antigua casa que vendiste sin siquiera consultarlo conmigo

—¿Cómo consultar algo con alguien quien no estaba presente y de quien ni siquiera sabía dónde se encontraba? No iba a esperarte, y además, papá me dejó esa casa y podía hacer lo que quisiera con ella

—Ni siquiera tienes una pizca de decencia, Dylan. Los únicos recuerdos que teníamos estaban en esa casa, seguro no conservaste nada.

—Lo siento por ti, pero no soy muy conservador. Conservé lo que creí importante y  eso es todo. Como dicen por ahí: "Todo lo guardamos en nuestros corazones" —Expresó con sarcasmo el castaño. —Estoy seguro que no me trajiste aquí para hablar sobre la casa y sus recuerdos, ¿verdad?

—Estás en lo cierto, no quiero hablar sobre eso, pero era bueno dejarte saber mi opinión. Quiero saber qué es lo que sigue

—No creo entender tu pregunta —Volviendo a colocar en su boca otra goma de mascar. Chloe miró con curiosidad la pequeña caja que tenía en manos su hermano

—¿Qué es eso?

—¿Esto? —Enseñándoselo más de cerca —Es chicle de nicotina

—No sabía que fumabas 

—Solía hacerlo, pero lo dejé hace tiempo. Esto me ayuda a controlar mis deseos de volver a fumar. Hay muchas cosas que no sabes de mí, hermanita. —Aquellas palabras no lograron ablandar para nada a la castaña. 

—Te conozco más de lo que crees, aún si no tuvimos contacto durante cinco años. Sigues siendo el mismo pedazo de basura de siempre —Aquellas palabras hicieron enojar al castaño por dentro, pero lo último que quería era satisfacer a su hermana al verlo enojado. 

—Cambiando de tema, mañana debes ir a la empresa. Te voy a presentar con los miembros y te enseñaré todo, las cosas que han cambiado y como se va a manejar todo. Espero no tener que lidiar con esa actitud que traes últimamente, ¿de acuerdo? 

—¿Qué? ¿Temes acaso que te quite el puesto y que al final todos vean que soy más capaz que tú de poder manejar la empresa? —Dylan frunció el ceño, pero luego esbozó una leve sonrisa. 

—Eso no va a pasar. Nadie me quitará mi puesto, ¿entiendes? No importa qué tan buena seas. Yo soy el dueño, el jefe, el mandamás...eso nunca va a cambiar hasta mi muerte. Nadie tomará mi empresa, mucho menos una mujer. —Su tono prepotente hizo incomodar bastante a la castaña

—¿Ves? no has cambiado nada, sigues no solo siendo una basura de persona, sino un machista incorregible. 

—Tuve que dejar de lado a uno de los empresarios y mano derecha  más respetado y de confianza de mi empresa y de esta ciudad para darte el puesto que querías, ¿ahora me sales con esta basura? 

—Estoy muy ansiosa por conocerlos a todos, estoy segura que nos llevaremos muy bien. Por cierto, espero que la forma en la que has sacado adelante a la empresa de nuestro padre sea  legitimo 

—¿De qué estás hablando? ¿Qué insinúas? 

Chloe esta vez se acercó desafiante, colocando ambas manos en los hombros de su hermano. Era más alto por cinco centímetros.

—Que ahora que otra vez trabajaré en la empresa, pienso estar al tanto de absolutamente todo lo que pase en ella, ¿sabes que significa eso? Que sí por alguna razón descubro que algo extraño o sospechoso sucede dentro de ella, créeme que seré la primera en saberlo. Así que, si tienes algo que decirme ahora con respecto a ello, será mejor que me lo digas y evitemos tantos rodeos, ¿qué te parece? 

Ambos se mantuvieron en silencio y mirándose mutuamente. Chloe esperó paciente a que se decidiera a hablar sobre su vinculación con uno de los miembros de la mafia roja. Era una de las cosas que la hacían preocuparse y quería llegar al fondo de todo aquello sin necesidad de investigar y hacerlo por si misma. Dylan sonrió y se alejó, rompiendo así aquella batalla de miradas.  

—Creo que te has vuelto demasiado paranoica, Chloe. No hay nada extraño o de lo que debas preocuparte. Todo está bien en la empresa y tú misma lo verás. Ya te dije, las cosas nunca han estado mejor. —Esbozó una sonrisa para tratar de calmarla. 

Chloe sintió en ese instante la necesidad de preguntarle sobre las fotografías donde se encontraba junto con el líder de aquella organización, pero sabía que si lo hacía, metería en problemas a Daniel y no quería hacer eso, al menos no en ese momento. Le daría tiempo a que reflexionara y que él mismo le dijera todo o ella misma lo haría hablar. 

—Sí, tal vez sea eso. —Expresó Chloe con desanimo. —La paranoia inunda mi mente últimamente. Será mejor que me vaya, es tarde 

Sin decir más nada, la castaña se dirigió nuevamente al interior de la casa.  Dylan en ningún momento le quitó la mirada de encima y por alguna extraña razón, sintió que no podía bajar la guardia. En el fondo sabía que su hermana sabía algo que él no y que lo iba a descubrir tarde o temprano, aunque eso significara vigilarla las veinticuatro horas del día.  

 


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