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Encrucijada por SEMASOLITIA

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Church (Rock) Cemetery. Nottingham, Inglaterra.

Chloe Evanson caminaba a paso ligero por aquel camino del cementerio donde habían sido enterrados todos sus familiares que habían fallecido a lo largo de la década; incluyendo a sus abuelos y padres.

Aquel cementerio era bastante lúgubre, lo suficiente para causar escalofríos a toda persona que se mantenía allí por más de cinco minutos, a pesar de estar en horas del día. Adornados con ángeles de piedra ciegos y silenciosos, marcadores que se encontraban totalmente desgastados tanto para los ricos, famosos e incluso los pobres. 

La castaña no logró entender como aquel lugar se mantenía en pie y cómo los encargados de dar mantenimiento, le prestaban tan poca atención. Sintió un dejo de tristeza al saber que todos aquellos muertos habían sido olvidados por sus familiares y que era seguro de que no se acordaban de que alguna vez esas personas habían existido.

Llevar flores y mantener el lugar limpio y adecuado, no era algo que pudiera costar mucho, pero imaginó que no todos tenían esa voluntad como la que tenía ella en esos momentos. Solo pudo imaginar el estado en el que se encontraban las tumbas tanto de sus abuelos como la de sus padres; un estado bastante deplorable. 

Nunca pasó por su cabeza el hecho de que sus hermanos no hubieran tomado un pequeño tiempo en sus agendas para ir a aquel lugar a visitarlos.  El lugar era tenebroso, pero tranquilo. Al menos contó con la compañía de su mejor amigo, quien le seguía los pasos, dejando cierta distancia para que pudiera pensar. 

Luego de haber caminado poco más de dos minutos, ambos se detuvieron frente a la tumba del abuelo de la castaña. Recuerdos del pasado llegaron a su mente de inmediato: como su abuelo agarraba su diminuta mano comparado a las grandes manos que él tenía, cada vez que se daba a la tarea de ser el que la llevara a ver a su madre al hospital. 

Leyó el nombre tallado en la lápida de granito. Aquel nombre apenas era visible debido al desgaste. Como imaginó, estaba completamente descuidado. Chloe llevó consigo algunos ramos de flores, al igual que Leonard que le ayudaba a cargarlas. Flexionó sus piernas para dejar algunos claveles, que según había investigado, expresaban homenaje y admiración; unos gladiolos que transmiten ideas de sinceridad, azucenas, lirios y crisantemos.

Era un hecho que no era experta en flores y sus significados, o cuales serían las más adecuadas, pero la descripción de cada una le pareció interesante, por ello, prefirió comprarlas todas a pesar que la florista les había aconsejado que era más conveniente comprar dos tipos de flores. Al final, decidió ahorrarse su opinión luego de haber recibido una buena cantidad de dinero de parte de ellos. De algo si estaba segura la florista, se había ganado la comida de todo un mes. 

—Adiós, abuelos —Fue lo único que pudo decir. No se caracterizaba por ser muy emotiva.  

Dejó la misma cantidad de flores en la lápida de su abuela y se dispuso a seguir el recorrido hacia la tumba de sus padres. 

Leonard no dijo nada en todo el trayecto. Se limitó a seguir a Chloe en silencio como si de un guardaespaldas se tratara. En pocos minutos, ya se encontraban en la tumba de los Evanson. Recordó cual había sido la voluntad de su padre antes de aquel trágico destino. 

Fue enterrado al lado de su esposa. Chloe no pudo evitar sentir una profunda tristeza. Con su madre fue diferente, habían pasado muchos años desde su muerte,  pero con su padre era demasiado fuerte para poder soportarlo. Los extrañaba a ambos y sabía que las cosas pudieron haber sido diferentes, al menos con su padre.  

—Lo primero que quiero, es que se contrate a alguien que cuide de este lugar, de todo el lugar. Todos merecen el mismo trato y el mismo respeto.  Veo que ni siquiera sus propios familiares se encargan de ellos. Quiero que la lápida de mis abuelos se cambie y se les coloque una nueva; lo mismo con la de mi madre. Que alguien mantenga este lugar limpio, que vengan cada mes, ¿crees que pueda ser posible?

—Lo de tus abuelos y tus padres está más que bien, pero... ¿todo este lugar? —Chloe miró de reojo. Aquello le dio a entender al rubio que no debía hablar más. —¿Algo más que desees? ¿Flores para cada una de las lapidas que se encuentran aquí?

—Deseo que mi papá descanse en paz, y la única forma de que eso suceda, es que su asesino pague 

Leonard miró con preocupación a su mejor amiga. A veces no podía evitar pensar que su amiga había perdido la cabeza, pero no pensaba darle la espalda o abandonarla. Estaría con ella en su locura, no importara lo que pasara. 

—¿Qué harás ahora? ¿Cuál es el siguiente paso? Porque yo no tengo ni idea...enserio 

Chloe colocó las flores restantes en la lápida de sus padres y volteó a ver a su amigo. Su expresión era complemente sombría. 

—Mi plan ahora es ir a la empresa y acudir a la cita a la cual mi hermano me citó, ya sabes, debo ser una hermana responsable

—¿Y luego qué? —Algo curioso e impaciente

—Luego...yo me quedo con la empresa

Dicho aquello, Chloe comenzó a caminar de regreso a la salida. Leonard se quedó parado sin quitarle la mirada.

—Espera, ¿qué quisiste decir con eso? —Siguiéndola a pasos rápidos, o mejor dicho, casi corriendo para poder alcanzarla. 

Chloe al final de todo, no dio ningún tipo de explicación, que era lo que esperó el rubio en todo el trayecto de regreso. Por su parte, prefirió que su amigo fuera paciente y observara, ya que los hechos eran mejores que las palabras. Ambos habían llegado a la empresa. 

—¿No vienes? —Preguntó la castaña antes de salir del auto, viendo que Leonard no tenía intenciones de acompañarla

—No, debo hacer algunas cosas. Además, hace rato que no charlo con Katja, seguro le hará bien tener compañía

—Pensé querrías ver a Claire —Leonard al escuchar aquel nombre, frunció el ceño —No me digas que otra vez pelearon

—Entonces no te diré 

—¿Otro episodio dramático? — Expresó con burla

—Me rehúso a responder   

—De todas formas no  quiero saber. Dile a Katja que regresaré en cuanto termine aquí y no vayas a hacer nada, ¿entendido? 

—¿Qué se supone que significa eso? —Aún con el ceño fruncido

—Lo que escuchaste

—¿Acaso ustedes dos tienen algo o estás celosa de que surja un romance entre nosotros? 

Leonard conocía el pasado amoroso de su amiga, lo cual provocó que ciertos pensamientos no muy agradables para la castaña vinieran a su cabeza y mucho más cuando la mirada pícara del rubio hacía presencia en esos momentos. Sabía exactamente lo que estaba pensando. Chloe simplemente se limitó a esbozar una leve sonrisa, salió del auto sin siquiera molestarse en responder aquella pregunta. 

Y ahí estaba ella, de pie,  frente a aquel gran edificio que había sido levantado desde los cimientos por su padre. Quantum ExImport había pasado de generación en generación por la familia Evanson. Roger Evanson había sido la gran mente maestra ante el éxito de aquella empresa años atrás, pero, comparado a esos años, de pasar de manos de su padre a manos de su hermano mayor, aquella empresa se había transformado de una manera inimaginable.

No sabía con exactitud cuál sería el destino de esa empresa estando en manos de su hermano. Por lo menos sentía tranquilidad al saber que aún seguía en pie.

Con pasos lentos, se dirigió hacia el interior. Dos guardias de seguridad se encontraban en la puerta principal. Tenían el mismo porte y el mismo traje que aquel sujeto que la había visitado esa mañana. Sus orejas adornadas con unos sofisticados aparatos de comunicación. Parecían estar atentos a todo lo que  se acercara, siempre alertas. "Espero les paguen lo suficiente para estar parados allí todo el día", pensó Chloe. 

Por otra parte, pensó que cuando hizo su aparición en la empresa la primera vez luego de haber salido de la cárcel, no había tanta seguridad como en ese momento. ¿Dylan había reforzado la seguridad por ella? Lo dudó. Era de esperarse que lo hubieran acompañado en uno de sus tantos viajes de "negocios" o más bien, viajes de placer.

La puerta de entrada era una automática de cristal, a la cual se acercó para encontrarse con aquellos hombres que con una mirada, podían intimidar a cualquiera, menos a la castaña. Se identificó como Chloe Evanson. De inmediato y  sin oposición, abrieron paso para que pudiera entrar. Ya habían de saber de su presencia ese día. 

Al entrar, estaba la gran recepción, con una de las tantas secretarias que había en aquel lugar. La primera vez ni siquiera se fijó en nada. Hubo muchos cambios en el interior comparado a cinco años atrás. Recordó como a su padre le gustaba mantener la esencia de lo tradicional, pero Dylan había acabado con todo eso. Todo le pareció tan extraño, pero sabía que debía acostumbrarse al ambiente al cual probablemente formaría parte más adelante. 

La secretaría esperaba paciente a que se acercara la castaña. Estaba segura que no se trataba de la misma persona que la intentó sacar a patadas la última vez que estuvo allí. Chloe se acercó con una sonrisa en su rostro. 

—Buenas tardes, señorita Evanson. ¿Le importaría acompañarme? 

Con un tono de voz sumamente agradable y cortés. Lucía como toda una persona amable y agradable para la vista y para los oídos, pero eso no impidió que desconfiara de todos ellos. Lo que no le pareció nada extraño,  era el hecho de que  todas las empleadas que observaba eran guapas y que a simple vista no parecían tener ningún tipo de defecto. 

No pudo evitar pensar en la larga lista de mujeres que tuvieron que pasar por recursos humanos, área donde se encontraba Claire Evanson, para poder complacer los deseos de su hermano; sin importar si fueran o no unas cabezas huecas. 

Río por dentro al pensar que Dylan quería ser el Christian Grey británico. Había leído aquel libro estando en prisión y le pareció interesante, pero prefirió nutrirse de  nuevos conocimientos como libros de autoayuda, autoestima y de administración. 

Chloe se mantuvo todo el tiempo siguiendo los pasos de aquella mujer. Sus pasos eran lentos, sin perder el glamour en ningún momento. Entraron al ascensor en silencio. Ninguna dijo palabra alguna durante el recorrido. Chloe la observó de reojo varias veces. Una vez habían llegado al piso número seis, se dispusieron a seguir el recorrido. 

—Por aquí, señorita 

La guió como si no supiera donde debía ir. Ambas se detuvieron frente a la recepción de aquel piso, encontrándose nuevamente la castaña con Isabel, la secretaria personal de sus hermanos. Isabel al verla, frunció el ceño ligeramente, pero había recordado de quien se trataba y se levantó de su asiento con una sonrisa fingida en su rostro.  

—Muchas gracias, Jennifer. Yo me encargo. —La mencionada esbozó una sonrisa y se dirigió hacia el ascensor para regresar al piso de abajo. Ambas se quedaron en silencio e intercambiando miradas por unos cortos segundos—Buenas tardes, señorita Evanson. Bienvenida nuevamente 

Chloe no respondió al instante. Tenía en su rostro una expresión divertida, pensando en que aquella mujer seguramente la odiaba por aquel episodio bochornoso. Isabel por su parte, pareció estar en un situación donde se veía siendo apuntada con un arma para que mantuviera aquella sonrisa, que a leguas se notaba era falsa y solo sonreía por mera educación.

—Buenas tardes, gracias. ¿Dónde está mi hermano?

—Puede tomar asiento. El señor Evanson ahora mismo se encuentra en una reunión importante, pero en breves momentos estará con usted —Chloe arqueó las cejas

—¿Con quién es la reunión?

—Lo siento señorita, no puedo decirle. Es personal

—¿Personal? No quiero ser grosera contigo Isabel, pero vine a la hora acordada por él y aquí estoy. No pienso esperar a que termine su reunión con alguien que no sé quién es  —Isabel bajó la mirada. Estaba conteniendo sus ansias de decirle un par de dichos a la castaña. 

—Le pido paciencia, no tardará. Solo estoy siguiendo ordenes

—Bueno, entonces si sigues ordenes tendrás que seguir las mías, porque como verás, soy parte de esta empresa, o más bien seré parte de esta empresa comenzando desde hoy. Si fueras tan amable de darme paso

Chloe intentó dar un paso hacia adelante, pero como era de esperarse, Isabel no se lo permitió

—Señorita Evanson...

—Chloe —Interrumpió —Llámame Chloe, tanto formalismo me da pereza

—Por favor, no lo haga difícil. La primera vez no fue el mejor de los encuentros y le pido disculpas por...

—Disculpas aceptadas —Intentando dar otro paso en dirección a donde se estaba efectuando la reunión, pero esta vez, la mano de Isabel fue a parar en su pecho; un poco más arriba de sus senos.

—No me lo haga difícil, por favor. ¿Por qué no puede entender que estoy haciendo mi trabajo? Solo sigo ordenes —Visiblemente enojada e incomoda ante aquella situación 

—Me imagino que si mi hermano te pide que te tires de este edificio para ver si quedas aplastada, lo haces ¿no?. Quiero que sepas que tu actitud me agrada, pero no te voy a permitir que me sigas deteniendo

Tomando la mano de Isabel, retirándola de su pecho 

—Ya se lo dije, no puedo hacer nada. Su hermana no se encuentra en estos momentos y el señor Evanson, como le dije, está en una importante reunión

La expresión de Chloe cambió a una más seria. Justo en ese momento, la puerta del despacho de Dylan se abrió. Chloe no solo observó a su hermano, sino también a su ex prometido que estaba a su lado.  La desconfianza volvió a ella y se cuestionaba si había sido prudente haberle dicho sobre sus planes. Abrir la boca y contarle todo a su hermano era muy fácil, mucho más cuando Daniel y el castaño tenían una amistad muy fuerte. 

Ambos reían, como si la gran reunión se hubiera tratado de contar los peores chistes del mundo. Daniel fijó su mirada en la castaña y sonrió al verla nuevamente, pero la mirada de Chloe era más bien retadora. Dylan se acercó con suma rapidez a pesar que había notado su forma de mirarle. 

— Sí hubiera sabido que vendrías, me hubiera puesto mi mejor traje 

Chloe no toleraba cuando su ex prometido tenía ese aspecto risueño. 

—Si no te importa, tengo una reunión ahora 

—Espera, ¿podemos hablar antes de? De verdad me gustaría que habláramos 

 — No tenemos absolutamente nada de que hablar, Daniel. Si me disculpas  

—Chloe —Tomándola del brazo con delicadez. 

Dylan observó la escena y prefirió entrar nuevamente a su despacho, sin prestar atención a la escena. Isabel volvió a su lugar, dejándolos solos.  

—¿Podrías soltarme, por favor?

— ¿Por qué actúas de esa manera? ¿Qué es lo que te he hecho?  

—Daniel, ya todo quedó claro ¿o no fui lo bastante clara? ¿Quieres que te lo vuelva a repetir?

—Escucha, no es tan fácil como crees. Necesitamos hablarlo con calma. 

—Aquella vez estuve calmada y ahora sigo estando igual. Tengo una reunión con mi hermano en este momento, no tengo tiempo para hablar contigo.  

Chloe se desprendió de su agarre con suma facilidad e intentó caminar hacia la oficina. Daniel volvió a sujetarla. 

—Por favor, solo hablemos un poco. Estoy seguro que podemos resolver todo esto. 

Chloe suspiró derrotada

—Está bien, hablaremos luego

—Te voy a esperar 

Sin decir más nada, se soltó por segunda vez de su agarre y sin detenerse o mirar hacia atrás, se dirigió hacia el interior del despacho de Dylan. Daniel no le quitó la mirada en ningún momento hasta que desapareció de su vista.

Chloe al entrar al despacho, se encontró con Dylan de pie, dándole la espalda y mirando de frente a la gran ventana que daba vista a la ciudad. Tenía un snifter en mano con Whisky como contenido. Tomaba despacio mientras disfrutaba del paisaje. Su oficina era el doble de grande que la de Claire. Todo estaba completamente organizado. 

Aquella oficina había pertenecido a su padre y había sufrido modificaciones, convirtiéndola en una oficina más moderna y más espaciosa. Su chaqueta colgaba cuidadosamente en su sillón, mientras vestía una camisa blanca de cuello francés, con las mangas remangadas, corbata ligeramente aflojadas, pantalones negros, finos de algodón. Chloe esperó paciente a que su hermano menor se dignara a pronunciar palabra. Ni siquiera se molestó en esperar que le ofreciera asiento, ya que lo hizo por si misma. 

—¿Ya viste las noticias? —Pronunció el castaño, sin dejar de mirar hacia el exterior;  dando pequeños sorbos a su bebida

—No he visto mucha últimamente

—Pues te haré un resumen: todo se basa en lo que dijiste aquella noche y me pregunto, ¿cómo vas a remediarlo?

—Pensé que querías hablar conmigo para disculparte por casi hacer todo un drama en el club esa noche 

Dylan se dio vuelta. Estaba visiblemente enojado.

—¿Crees que esto es gracioso? No, no lo es

—Estamos de malas hoy, ¿no?

—Quiero que arregles todo ese circo, ¿entendido? 

—El único circo que veo por aquí, son tus modales 

Esta vez, el castaño se acercó rápidamente a la castaña. Dejó su bebida encima de su escritorio y buscó en uno de sus gabinetes el periódico de ese día. Lo colocó frente a Chloe, quien fijó su vista en el periódico. Recordó como Amelia había hecho exactamente lo mismo esa mañana.  

—Ya lo vi, gracias —Sin darle mucha importancia, alejándolo de ella

—¿Sabes quién es Alec Jenkins? Ese señor no ha dejado de lanzar porquerías hacía mi persona en sus escritos, y ahora tiene más razón para hacerlo luego de lo que dijiste. ¿Qué crees que van a pensar todos? Aparte de que me acusaste de asesinato sin tener pruebas.

—¿Acaso mencioné tu nombre a la prensa? Creo que estás demasiado paranoico. Al menos que tengas algo que decir o confesar. No sé por qué le das importancia a ese sujeto.

—Deja de hablar estupideces. Sigues suponiendo cosas, me pregunto hasta cuándo será eso. Si tienes pruebas, mejor muéstrelas. Maté a nuestro padre, ¿no? Pruébalo 

Ambos se miraron de forma retadora. Chloe se mantuvo en silencio. Pensó cuidadosamente sus palabras. Una leve carcajada salió de su boca, produciendo más irritación en el castaño. 

—Solo estaba enojada, Dylan. ¿Cómo voy a pensar que mi hermano es un asesino? y mucho menos te creo capaz de matar una mosca —Aquellas palabras no le convencieron, mucho menos si estaban adornadas con sarcasmo —Puedes ser un ladrón, un ambicioso, un manipulador, y todo un idiota ¿pero asesino? No creo que llegarías a tanto y si fuera el caso, creo que debes estar mal de la cabeza para hacer algo así 

—Mañana irás a la plaza Crowne y vas a dar una conferencia de prensa a las nueve de la mañana y vas a arreglar todo este embrollo que has armado, ¿entendiste? —Chloe no parecía muy interesada en lo que Dylan le estaba diciendo, simplemente se limitó a mirar sus uñas —¿Me escuchaste? 

La castaña ya estaba harta de tanta palabrería. Odiaba que le ordenaran como si fuera una mocosa de cinco años. 

—¿Crees que puedes darme ordenes, Dylan? ¿Con quién rayos crees que estás hablando? ¿Crees que soy de tus empleados a los que puedes mandar y tratar como se te plazca? Digo, no sé cómo los trates, pero has de ser un jefe de mierd*—Aquellas palabran hicieron que el castaño perdiera la compostura. Nadie se había atrevido a hablarle de esa manera en mucho tiempo y detestaba que su hermana lo hiciera con él  —Te voy a decir algo Dylan —Prosiguió, levantándose para estar a su altura. Los dos tenían casi la misma altura, solo que Dylan era ligeramente más alto —Yo voy a tratar de ser indulgente contigo y también voy a hablar con Amelia para que deje de hacer visitas sorpresas. La convenceré de que no tiene nada que investigar con respecto al pasado y así estarás tranquilo y no habrá ningún problema...pero escúchame bien —Colocando su mano derecha en el hombro de Dylan —No eres mi jefe, jamás serás mi jefe y nunca vas a ordenarme. Yo soy tu hermana mayor y como hermana mayor, vas a tener que respetarme como me lo merezco, porque no vayas a olvidar todas las porquerías que hice por ti y no pienso sacártelas en cara, pero vas a dejar de fastidiar y vas a dejar que las cosas sean como yo quiera, a mi manera

—¿Qué se supone que quieres decir con que sean a tu manera?

—Bueno, digamos que yo tendré control sobre mi vida. No me vas a ordenar en nada y no me vas a decir qué hacer, comenzando por eso. Otra cosa, voy a volver a trabajar aquí y no voy a tener el puesto que tenía antes en la empresa, me darás el puesto que yo quiera

Dylan se quedó pasmado

—¿El puesto que quieras? ¿Y qué puesto es ese? Yo soy el jefe de la empresa, yo dirijo esto, no pienses que te daré el comando de este lugar

—Por ahora no tengo interés en ser jefa, más bien quiero un puesto como tu mano derecha o algo así. Vicepresidenta y segunda gerente de este lugar —Dylan río levemente

—Ya alguien tiene ese puesto, no puedes simplemente venir a exigir un puesto que no manejas. Para ese puesto se requiere de personas capacitadas—Luciendo algo nervioso

—¿Acaso olvidas que estudié la carrera? ¿Qué crees que hice en todos esos años en la cárcel? ¿Mirar a la pared de mi celda y golpearme con ella? No he perdido el conocimiento y mucho menos la práctica. Pienso hacer lo que me gusta y no en un puesto que no me gusta. De verdad me sorprende que ese puesto no lo tenga Claire, tu hermana. Debo decir que papá y tú siempre han sabido cómo elegir personal, su machismo no tiene precedentes

—¿Vienes aquí a decirme a quien debo poner en cada puesto? ¿A decirme cómo trabajar?

—Solo te estoy diciendo quien tomará ese puesto ahora. Son mis términos y condiciones. Es tu decisión si aceptarlas o no —Sonriendo victoriosa al estar segura de que conseguiría lo que quería

—Y si no lo hago, ¿qué? —Siguiendo el juego de Chloe —¿Vas a acusarme con Amelia de lo que tú misma decidiste hacer? ¿Vas a chantajearme?

—No tengo que recordarte el deseo de nuestro padre antes de morir, ¿o que William no te leyó el testamento? ¿Acaso lo cambió y no me enteré? Creo que Claire tampoco lo leyó, porque no sé cómo puede dejarse manejar tan fácil de ti. Espero que le pagues lo suficiente... por cierto ¿dónde está William? Creo que debería visitarlo. Según tengo entendido sigue vivo, solo que alguien lo mandó a casa

—¿Cuándo te piensas callar? Despedí a William porque ya está en una edad que debería estar en casa, disfrutando de la vida. Igual le estoy pagando

—¿Quién disfruta de la vida estando desempleado y en casa? Más alguien de su edad. Solo tiene según mis cálculos sesenta y cinco años, siempre ha sido un hombre fuerte y con ganas de trabajar. De igual manera, no sé a quién tienes de abogado, pero ya lo descubriré pronto. Quiero que firmemos un contrato con mis términos y condiciones con tu nuevo abogado presente. Quiero que mañana me muestres todo, cómo va la empresa, todo referente a la empresa. Quiero conocer a todos los empleados, aunque viendo bien, puras mujeres de las cuales elegir cada día y claro, todas secretarias con lindo escote

—Son mujeres capacitadas

—Seguro la capacidad las tienen escondidas en las tetas y en las nalgas. A que si le hago un test de prueba de matemáticas básica no saben nada

—No tengo que darte explicaciones de mis decisiones. Claire se encarga de las contrataciones, ella vio sus capacidades

—¿Tal vez porque tú se lo ordenaste? 

Ambos se quedaron en silencio por unos largos segundos. Dylan observó su reloj, en señal de que ya no tenía mucho tiempo para seguir con aquella charla

—Tengo cosas que hacer, lamentablemente no puedo seguir hablando más —Tomando su blazer y colocándoselo.  Arregló su corbata, volviendo a lucir como todo un magnate —Créeme que nadie va a entender la razón por la cual te doy empleo. No es lo usual luego de lo que hiciste 

—A mí me no me importa lo que los demás piensen, además debes comenzar a dar oportunidades, ¿no es así?

Dylan se dirigió hacia la salida mientras Chloe le seguía. Daniel esperaba en el sofá junto con Isabel y al verlos, ambos se levantaron

—Espero hagas esa conferencia —Exigió el castaño 

—Lo pensaré

—No empieces, ¿lo harás o no? 

Chloe asintió y fue más que suficiente para que Dylan se dirigiera hacia el ascensor. Quien, al entrar a este, no le quitó la mirada a la castaña. No estaba feliz, pero a Chloe lo que menos le importaba en ese momento era su felicidad. Daniel se acercó a ella.

—¿Podemos hablar ya?

—Creo que paso, me duele la cabeza. Las conversaciones con Dylan siempre son intensas y me hacen doler a la cabeza —Ambos se dirigiendo al ascensor para llegar al primer piso, sin siquiera despedirse de Isabel

—Entiendo, pero de verdad necesitamos hablar, Chloe. No he dormido desde que me dijiste todo eso. Realmente he estado pensando en todo esto y con respeto a tu plan contra Dylan yo...

—Olvídalo —Dijo rápidamente, frunciendo el ceño y mirándolo desconfiada

—¿Por qué? ¿Cambiaste de opinión?

—Digamos que no quiero inmiscuir a nadie en mis asuntos —El ascensor había llegado a su destino, el primer piso y Chloe salió rápidamente. Daniel la detuvo 

—¿Qué pasa? ¿No confías en mí? 

La castaña se desprendió rápidamente de su agarre

—Olvidaba lo cercano que eres a mi hermano y lo muy buenos amigos que son. Ahora me doy cuenta de eso —Mirándolo con desprecio

—Chloe, estoy de tu lado

—¿Estás de mi lado? —Incrédula —Prácticamente no sé quién eres, Daniel. Pasaron cinco años y yo prácticamente no sé qué has hecho con tu vida en todos estos años, no sé de qué eres capaz y no estoy segura si confiar en ti, creo que te dije demasiado

—Chloe —Mirando a todos lados, para evitar que alguien los viera discutir —No le he dicho nada y no pienso hacerlo, quiero ayudarte. Dylan puede ser mi amigo, pero sí hizo algo incorrecto, debe pagar y tienes tu derecho de desconfiar.  Quiero llegar al fondo de esto tanto como tú, sea si pasó o sea si no pasó. Solo quiero que confíes en mí

Chloe río levemente

—Daniel, olvida todo lo que te dije, ¿de acuerdo? He cambiado de opinión —Mintiendo —Así que tranquilo 

Chloe siguió caminando hasta salir del edificio. Los dos guardias de antes ya no se encontraban en la entrada.

—¿Por qué me lo haces difícil? Sabes que te amo, sabes que sigo sintiendo cosas por ti. Cuando te vi sentí que veía el cielo, ¿por qué me estás haciendo esto?  No debes culpar a todos o desconfiar de todos. Deberías saber que he estado cerca de Dylan para sacar información

—No seas mentiroso ¿Crees que me vas a comprar con eso?

—Solo te estoy diciendo la verdad, es todo. Te lo voy a demostrar. Créeme que en todos estos años he conseguido algunas cosas. Ser el abogado de la familia tiene sus frutos 

Después de batallar, pudo conseguir que Chloe se mostrara interesada en aquella propuesta.

—No me sorprende que seas el nuevo abogado de la empresa. ¿Qué es lo que sabes?

—Ah no, no será tan fácil de conseguir. Necesito que confíes en mí, quiero que creas en mi

—Si no me das lo que quiero, no puedo confiar en ti

—Entonces ten una cita conmigo y te daré un adelanto.

—Daniel, ya te dije que lo nuestro se terminó. No puedo creer que estés tratando de jugar conmigo

—No estoy jugando contigo. Solo te estoy ofreciendo algo de tu interés por algo de mi interés. 

Chloe quedó pensativa. 

—Sabes que no conseguirás nada con eso, ¿verdad? Simplemente haría esto para conseguir mi propósito.

—No pierdo nada con intentarlo —Esbozando una sonrisa. Chloe suspiró y asintió

—Está bien, saldré contigo. Espero no me decepciones, Daniel

—Jamás lo haría —Ambos se quedaron mirando por unos segundos, hasta que Chloe se volteó para llamar un taxi que pasaba en esos momentos. —Mañana a las ocho en el restaurante de siempre, ¿de acuerdo? 

La castaña subió al auto sin siquiera responder y se alejó dejando a Daniel allí parado. Un auto negro se estacionó cerca del abogado,  se trataba de Dylan Evason. Abrió la puerta y dio espacio para que Daniel entrada. Una vez dentro, el auto arrancó.

Leonard había llegado a su apartamento para ver si todo estaba en orden. Sintió la necesidad de pasar tiempo con Katja. Había estado ocupado todo el día. Desde su llegada al país, fueron pocas las veces en la que tuvo la oportunidad de compartir con ella. Estaba seguro de que su relación con su mejor amiga iba más allá de un simple agradecimiento y quería resolver cualquier duda con respecto a ese tema. 

Llevó unos panecillos llamados scones. Quería que Katja se sintiera bien y descubriera alguna de las facetas de los británicos si pensaba quedarse a vivir allí por más de lo planeado. Preparó algo de té para acompañarlo y contó varias anécdotas, que para la rubia, fueron muy divertidas, más la forma en como las contaba Leonard, con expresiones y voces graciosas.

Katja sintió que podía confiar en él. Desde el primer momento sintió que podía contar con Leonard. Le contó al rubio cosas que le había dicho a Chloe, y otras que aún no lograba contarle. No fue por el hecho de que no quisiera hacerlo, porque a diferencia de la castaña, Katja se había abierto a contarle muchas cosas de su vida, incluso las más íntimas, pero faltaban pinceladas por agregar, pero por el momento, prefirió contárselas a Leonard porque en el fondo, sabía que no tenía nada que perder. 

Leonard notó en la voz de Katja algunos detalles, como el hecho de que cuando hablaba de Chloe no podía evitar sentir cierta emoción. Esto le hizo pensar muchas cosas y recordó aquella expresión que su mejor amiga le ofreció al preguntarle si tenían algo más que una simple amistad basada en agradecimiento y ayuda. 

Katja era hermosa; sus expresiones de chica tierna le daban un toque especial, pero no dejaba de ser sexy. ¿Acaso se podía ser sexy y tierna a la vez? ¿De verdad se podía tomar tanto en cuenta la sensualidad de una persona para ponerlo en un puesto tan alto? Claire era sexy, más sexy que guapa porque sabía usar sus atributos, pero al mismo tiempo, no quería ser demasiado superficial. 

Habían más detalles que provenían de su persona, y a pesar de ser más joven que Katja, de ella se podía desprender muchos aspectos que a Leonard le parecían sumamente interesantes; cosas que le llamaron la atención desde el inicio, pero no podía obviar el hecho de que tenía a una mujer en frente y que tenía unas muy buenas habilidades que había adquirido en tan poco tiempo.

Esos fueron pensamientos que surgieron en la cabeza del rubio. Le resultaba extraño comparar a su ex novia con Katja, pero fue inevitable por más que trató de no hacerlo. 

—Si te hago una pregunta, ¿te enojarías o lo tomarías a mal, Katja? 

—Depende de qué tipo de pregunta, aunque si me preguntas eso, debo pensar que será una pregunta algo atrevida

—No sé si sea atrevida, pero, tengo mucha curiosidad por preguntar

—¿Crees que yo pueda responderla mejor que lo haría Chloe?

—¿Por qué crees que Chloe tendría la respuesta? 

Katja jugaba torpemente con sus dedos, mientras su mirada luchaba por mantener el contacto con el rubio. 

—No lo sé, simplemente siento que la pregunta que harás es con respecto a nosotras dos  

—Solo quisiera que aclararas mis dudas de manera definitiva  

—No hay cuidado Leonard, pregunta lo que quieras

Leonard tomó unos segundos para proseguir.  Su siguiente movimiento fue la de respirar profundo antes de soltar la pregunta

—¿Chloe y tú tienen algo? 

Katja esbozó una ligera sonrisa. Quería pensar bien las cosas antes de responderlas. Lo que menos quería era meter en problemas a Chloe. 

—Esa pregunta se puede malinterpretar, ¿no crees? Digo, puede tener muchas respuestas

—No sabía que esa pregunta tenía muchas respuestas, pensé que solo tenían un significado. Si te incomoda responder, no pasa nada, creo que Chloe me diría, aunque a veces se hace la difícil para expresarse. 

—Es que no lo sé, Leonard. Ya me he dado cuenta que ella no es de expresar mucho sus sentimientos y ahora mismo, creo que está en una verdadera encrucijada

—¿A qué te refieres? —Expresó confundido 

—Me refiero a que en este momento, hay dos personas que podrían ser una verdadera competencia y la verdad, no estoy segura si quiero ser parte de la competencia. Competir no es lo mío 

Katja suspiró desganada. De repente, sus ánimos estaban por el suelo 

—Sí te refieres a Daniel, quiero decirte que Chloe ya no siente nada por él. Lo de ellos terminó hace mucho, de hecho, ni siquiera sé si debió empezar. 

—¿Y qué hay de la mujer policía? 

—Veo que estás al tanto de muchas cosas. No pensé que sabrías sobre eso, pero de todas formas, han pasado muchos años desde que ellas dos terminaron. Mucho antes de que Chloe estuviera presa, no creo que deberías preocuparte por eso. 

Katja de repente, se levantó de su asiento y se dirigió hacia la cocina para buscar algo de tomar. Leonard aprovechó y sacó algunas cosas de una bolsa que había llevado consigo

—Te traje algo 

Sacó de la bolsa una caja grande y otra pequeña y las puso sobre la mesa. Katja regresó con  una lata de cerveza y una lata de jugo de arándanos.

—¿Qué son? —Mirando las cajas con curiosidad, al ver que cada caja tenía un diseño característico.

—Chloe me pidió que comprara teléfonos móviles para que estemos comunicados y aproveché para comprarte una laptop, ya sabes, para que empieces a recordarte de algunas cosas y no pierdas la costumbre.

—No era necesario, Leonard —Dejando las bebidas en la mesa y tomando la caja del celular en sus manos para observarlo mejor

—Vamos Katja, ¿quién puede estar en estos días sin un teléfono celular? Además, me imagino que si harás lo que Chloe tiene pensado, debes volver a tu viejo habito, ¿no crees?

Katja frunció sus labios y volvió a colocar la caja en la mesa

—Han hecho demasiado por mí, no creo que sea necesario

Leonard se levantó para quedar frente a la rubia. Sus manos se posaron en sus hombros mientras sus ojos verdes hicieron contacto con los de ella 

—Tienes que entender que ahora somos una familia, ¿de acuerdo?. Sabes que Chloe haría lo que fuera por ti, ella se preocupa por ti, yo me preocupo por ti y nada te pasará, así que deja de preocuparte 

Las grandes manos de Leonard sujetaron su rostro;  sus dedos acariciaban suavemente sus mejillas. Katja se mantuvo estática y aquella cercanía que tenían en ese momento, no le pareció de lo más cómoda. Leonard en ningún momento apartó la mirada, simplemente sus ojos no podían mirar hacia otro lado. Su rostro de forma automática, fue acercándose lentamente  hacia el de Katja, quien seguía inmóvil sin saber qué hacer. 

Supo la intención del rubio cuando faltaron solo escasos centímetros para que pudieran hacer contacto sus labios, cosa que hizo que la rubia volteara rápidamente su rostro hacia el lado opuesto, provocando que los labios de Leonard aterrizaran en su mejilla; acto seguido, lo apartó con un fuerte empuje lejos de ella. 

—¡Leonard! —Alejándose más de él 

—Lo siento mucho, Katja. De verdad no quería hacerte sentir incomoda

—¿Acaso no sales con la hermana de Chloe? 

Katja estaba completamente pasmada, Leonard estaba avergonzado.

—No podría decir que salimos, nuestra relación es algo turbulenta

—No quiero que te confundas, Leonard...

—No, fue mi culpa y lo siento, me sobrepasé. 

—Está bien, pero que no vuelva a pasar por favor.

—Está bien —Acercándose esta vez para abrazarla —No volverá a pasar, además no puedo traicionar a Chloe así. Lo siento, no sé en qué estaba pensando. Soy un idiota.

Katja se mantuvo en silencio, pero comprendió que se trató de un error

—Está bien, no hay cuidado. En serio eso me sorprendió bastante. 

—Lo sé, es que no puedo negar el hecho de que eres bastante guapa

—Suficiente, Leonard  —Separándose del rubio, mientras ponía una expresión de reproche

— De acuerdo, lo siento. ¿Qué tal si le echas un vistazo a lo que traje? 

Katja asintió. Esperaba que ambos olvidaran aquel suceso y que no volviera a pasar nuevamente. Por otro lado, estaba un poco emocionada de volver a poner sus manos en algún aparato electrónico después de tanto tiempo.  

 

 

Notas finales:

Feliz inicio de semana 


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