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Encrucijada por SEMASOLITIA

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Nottingham. Inglaterra, Reino Unido. Año actual. 


La empresa de importación y exportación más grande de la ciudad de Nottingham y segundo en toda Inglaterra, Quantum ExImport, se encontraba en su mejor auge en años, luego de que sus ganancias hubiesen decaído drásticamente hace aproximadamente cuatro años a la muerte de su dueño original, Roger Evanson. Su segundo hijo, Dylan Evanson, se había hecho cargo de su empresa luego de su muerte, pero sin mucho éxito al principio.


Quantum ExImport, se vio en decadencia y se creía que la empresa más grande de dicha ciudad; que ayudaba a generar la mayoría de los recursos económicos, iba a caer tarde o temprano hasta que de un momento a otro todo cambió. Sus ganancias tanto en productos internos como externos, más una suma de dinero considerable fueron recuperados con éxito. 


Solo pocos encargados principales de dicha compañía sabían el "milagro" que había sucedido para que la compañía volviera a tener éxito en el mercado, cuyos socios habían abandonado luego de la muerte del señor Roger Evanson, supuestamente por suicidio cometido por este; porque sabían que la empresa había estado decayendo poco a poco en los últimos años, más aún luego del gran escándalo en la que se vieron envueltos luego de que una suma de dinero bastante grande había sido robado y usado de manera irresponsable por uno de los integrantes de aquella familia. 


La policía luego de aquel notable incidente, estuvieron pendiente y observando de cerca lo que sucedía dentro de aquella empresa a pesar de que la "mente maestra" de aquel robo había sido arrestada tras haber confesado todo y, más aún con aquel repentino salto a la gloria por la que había pasado la empresa, aún con todos los pronósticos en su contra, tanto para la familia como para la empresa.


Una mujer joven de aproximadamente 22 años caminaba lentamente por los pasillos de aquella empresa. Su vestimenta era formal y su belleza realmente impactante para los ojos de los empleados allí presentes. Jamás se hubieran imaginado que todo ese escandalo se estaba efectuando en ese momento. Aquella chica de tez blanca con un toque de bronceado, cabello largo y rubio (que se notaba que había pasado por un cambio a ese color en el centro de belleza más cercano) y unos hermosos y grandes ojos grises; Figura esbelta, cuyo trasero podría distinguirse con mayor facilidad que cualquier otra parte de su cuerpo y que el uso de falda apretada a su cuerpo la ayudaba más a notarse. En ese momento había pensamientos perversos y nada adecuados por algunos de los empleados, cuyas miradas acosadoras la inundaban, pero en ningún momento se sintió acosada o incomoda. No era la primera vez, y estaba segura que tampoco la última. Tarareaba una canción mientras se dirigía a lo que parecía su oficina.


Lo que más le había extrañado era que la puerta de su oficina estuviese abierta, cuando estaba al 100 por ciento segura que la había cerrado al salir y que nadie tenía permitido entrar sin su consentimiento, al menos uno de los trabajos de su secretaría personal era evitar un descontrol ahí.  Apresuró el paso para entrar y pudo escuchar la voz de su secretaría con tono molesto y a la vez preocupado, al momento en que le llamaba la atención a alguien de quien no tenía idea de quién se trataba. 


—Se lo digo en serio, señorita. No puede estar aquí, debe esperar a la señorita Evanson afuera y debe tener cita para poder hablar con ella. —La persona a la que le hablaba parecía restarle importancia a las cosas que decía aquella chica, que comenzó a molestarse bastante y estaba por reventar—Si no se va ahora mismo, llamaré a seguridad, última advertencia.


La chica que se encontraba frente a ella sentada en el sillón principal de la oficina y que tuvo la altanería de subir sus pies protegidos por unas botas de cuero encima del escritorio la observó de manera despectiva para luego esbozar una sonrisa burlona.


—Pero qué fastidiosa has resultado ser —Aquella mujer de cabello rojo y ojos saltones con toque de furia en su expresión, no aguantó más la actitud de la intrusa.


— ¡Se lo advertí, llamaré a seguridad para que la saquen a patadas de aquí! —Subiendo el tono de su voz mientras daba media vuelta para dirigirse hacia la puerta y salir, pero no pudo avanzar más porque al ver a su jefa parada allí, se había quedado completamente petrificada. —Señorita Evanson —Sin quitarle la mirada a su jefa que estaba bastante enojada


— ¿Qué está pasando aquí, Isabel? —Ignorando a la persona dentro de la oficina


—Lo que pasa es que una mujer desconocida ha entrado a su oficina así porque sí, y no quiere irse, iba a llamar a seguridad para que la sacaran, lo siento mucho, señorita Evanson. —Bastante apenada sin poder mirar a su jefa a los ojos


La señorita Evanson como había sido nombrada por su empleada de confianza dio varios pasos hacia adelante para ver de quien se trataba. Al fijar sus ojos en aquella persona inmediatamente la reconoció, acto seguido el celular que llevaba en manos cayó al suelo, acto que sorprendió a su secretaria.


— ¿Señorita? ¿Está bien? —Pero no pudo articular palabra alguna, más bien sus ojos se volvieron vidriosos, así como que estaba a punto de llorar y su mano, delicada, por cierto, tapaba su boca ya que en ese instante no podía cerrarse por la sorpresa que se había llevado


—Chl...Chloe. —Temerosamente pronunció el nombre de aquella chica que sabía en ese momento debía estar odiándola con toda el alma.


—Hola...hermanita —Fue lo que pronunció la castaña antes de levantarse y acercarse lentamente a la que era su hermana menor.


—Retírate Isabel, déjanos solas


—Pero señorita...


— ¡Qué te retires te he dicho! —Ya muy enojada, no le quedó de otra a la secretaria que retirarse sin decir más nada.


Al retirarse Isabel muy apenada, por cierto, la hermana menor de Chloe se acercaba lentamente a ella sin quitarle la mirada. Podía ver cómo había crecido en aquellos cinco años, se notaba igual que no era la misma de aquel entonces, antes de que comenzara la "guerra".


—No puede ser, ¿en serio eres tú? —Lo dijo aún sorprendida y algo incrédula. Aquella pregunta hizo que la castaña riera y la mirara como si fuera alguna clase de idiota


—Nunca me han gustado los hologramas, eso hace que se pierda la esencia de la persona —Dijo obviamente sarcásticamente. —Su hermana menor no pudo soportar más y cayó de rodillas al suelo mientras comenzó a llorar en llantos. Chloe no esperaba esa reacción y no supo qué hacer en ese momento.


—Oye, oye, oye —Acercándose rápidamente a ella y ayudándola a levantar con algo de esfuerzo mientras seguía llorando — ¿Qué crees que haces? ¿Qué pensarían todos si te vieran así? No creo que sea la imagen que quieras proyectar aquí, así que levántate—Ayudándole a incorporarse por completo, pero ella no pudo aguantar más y se abalanzó a ella abrazándola fuerte, casi sacándole el aire que le quedaba. Chloe solo se quedó en silencio, no correspondía el abrazo de su hermana menor, solo miraba al frente escuchando su llanto


—Lo siento, lo siento, lo siento —Se repetía una y otra vez sin parar. Chloe seguía en silencio y cuya expresión pasó a estar más seria


—No sé de qué estás hablando, Claire. —Tratando de apartarla...sin éxito


—Si lo sabes, deja de hacerte la idiota.


—Es que no hay nada de qué pedir perdón


—Por qué estás diciendo eso, ¿es tu manera ahora de no darle importancia a lo que te hicimos? —Calmando sus lágrimas mientras se apartaba para mirarla a los ojos. Ambos ojos grises se miraron con intensidad, la diferencia es que en los ojos de Chloe no se reflejaba ningún sentimiento en particular.


—Pues...no sé. Eso de que lo sientes realmente me importa una mierda


Aquellas palabras hicieron que Claire se sintiera más culpable en ese momento


—Ya veo, vienes con esa actitud y es entendible.


— ¿Lo es? —Tomando asiento y cruzando las piernas, mirando esta vez con una sonrisa a su hermana —Debo decir que has crecido bastante, Claire. Me has sorprendido


Mirando de arriba hacia abajo a su hermana, esta luciendo avergonzada.


—Todos crecemos, en cuerpo y en alma


— ¿Alma? —Preguntó incrédula antes de lanzar una carcajada —Creo que puedo decir que el alma sigue igual, igual de podrida


—Las personas cambian y puede ser para bien


— ¿Lo dices por ti?


—Me he arrepentido de todo lo que he hecho, de lo que te hice. Todos estos años solo esperé a que salieras para decírtelo


—No deberías, no fue tu culpa. Todavía eras una niña que estaba bajo la sombra de nuestro padre. Dejarte manipular entonces era sumamente fácil tomando en cuenta que no eras para nada consciente de tus acciones…y creo que ahora puede ser el mismo caso si aquí estás ocupando el lugar de Dylan en lo que se va de viaje e ir con las mejores prostitutas de cada país 


Claire inmediatamente intuyó que su hermana mayor intentaba herirla con lo que fuera, era algo que le salía con tal naturalidad desde hace un tiempo.


—Tengo mi propio lugar en esta empresa, soy consciente de mis acciones, no de lo que Dylan me diga que haga.


—Por favor Claire. Una persona inteligente se hubiera ido de aquí hace mucho


—No voy a dejar la empresa de mi padre a la deriva. Él me pidió prepararme para en un futuro ser parte de esto, este deseo es más por él que por estar aquí por Dylan. Dylan tiene sus propios problemas ahora, no tengo por qué estar a su espalda.


—Eres tan tonta —Respiró profundo — ¿De verdad crees que Dylan te dejará a cargo de todo esto? Solo te tiene aquí para que suplas su papel cuando está fuera, nada más. Lo que más me sorprende es que no haya puesto a otra persona a cargo, lo que me pregunto es… ¿Crees que eres tú la que está tomando las riendas de esta empresa mientras él no está?


Para Claire era terriblemente irritable escucharla. Era como que cada palabra que salía de su boca lanzaba ráfagas de cuchillos directo a su cuerpo desprotegido, pero no se dejaría vencer por sus palabras. Sabía que se lo merecía, pero si algo había aprendido en esos cinco años, era a ser más fuerte de lo que fue antes y no dejarse llevar por el miedo y hacer algo que no sintiera correcto, lo había hecho, pero no pensaba hacerlo de nuevo.


—Cree lo que quieras Chloe. Sé lo que hago


—Seguro que si lo haré


Ambas se quedaron en silencio por unos segundos


— ¿Dónde estuviste?


— ¿Acaso importa?


—Quiero saber dónde estabas en estos cinco años, cómo te trataban, qué comías, que hacías, absolutamente todo


—Para tu mala suerte, no quiero hablar de eso. Ya lo he dejado en el pasado y así quiero dejarlo. Mejor hablemos de otra cosa


— ¿De qué quieres hablar?


— ¿Por qué no hablemos del asesinato de nuestro padre?


Aquella interrogante había helado por completo a Claire, haciendo que comenzara a preguntarse en esa posibilidad: Que la muerte de su padre ya habiendo pasado cuatro años ya, hubiera sido de verdad un asesinato y no un suicidio.


No sabía si el regreso de su hermana mayor traería una inmensa tormenta en aquella calma que se había mantenido por años. 

Notas finales:

Cualquier comentario o duda, será bien recibida. 


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