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Minifics Cherik por midhiel

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Desayuno

 

*Advertencia: ErikMpreg*

 

Charles adoraba desayunar con Erik por la mañana. Manejaban horarios diferentes, ya que con el embarazo avanzado, su esposo se había vuelto remolón y permanecía en la cama hasta bien entrada la mañana, mientras que el telépata era un madrugador innato. Por eso Charles se levantaba casi al amanecer y picaba algo liviano para esperar a que Erik bajara y disfrutaran juntos de un suculento desayuno.

 

Sin embargo, esa mañana, cuando lo esperaba, tuvo una especie de intuición y decidió subir a buscarlo a la habitación que ambos compartían. La cama estaba vacía, con las sábanas revueltas, y podía oír la ducha chorreando desde el baño.

 

-Erik, ¿estás bien? – indagó Charles mientras giraba las ruedas hacia la puerta para ver si necesitaba algo, toallas, tal vez.

 

-No – respondió la voz de Magneto. No sonaba preocupada simplemente neutra. Charles prácticamente se pegó a la puerta para leerlo -. Siento un dolor extraño y creo que lo son – cerró la canilla y el agua dejó de oírse.

 

-¿Contracciones?

 

Erik asomó la cabeza y asintió.

 

Charles solo pensó que era su primer hijo, que nacería por cesárea programada, que lo esperaban para dentro de tres semanas, que Erik tenía que estar bien, que la criatura tenía que estar bien, que Hank tan precavido ya había preparado el bolso para la internación pero Charles no recordaba dónde lo había dejado, que si Erik sufría contracciones él sufriría con él, que su maldita silla le impedía movilizarse como él lo quisiera, que Hank no estaba para llevarlos al hospital pero que Raven sí y recién acababa de desayunar, que.  .  .

 

-Charles – interrumpió Erik, tranquilo, su marea de pensamientos -. Deja de pensar tanto que tus ideas me vienen como oleadas y aunque las contracciones todavía no me duelen sí son lo suficientemente molestas.

 

Como un autómata, Charles le abrió más la puerta y esperó a que saliera del baño.

 

-¿Cómo te ayudo? – él, líder innato para los jóvenes mutantes, se encontraba perdido.

 

Erik, en cambio, seguía calmado y con la mano apoyada en la barriga, se dirigió al closet para buscar ropa con que vestirse.

 

-Hank puso el bolso cerrado en el zaguán para cualquier emergencia pero faltan mis pantuflas – observó tranquilo -. Voy a vestirme, tú también deberías hacer lo mismo y.   .   . ¡Ouch! – se sentó en la cama con una mueca de molestia. Charles se le acercó solícito -. Pídele a Raven que saque el coche ahora porque quiero irme ya.

 

-¡Claro!

 

-Y no olvides mis pantuflas.

 

Charles miró a Erik, miró el armario abierto para buscar su ropa, miró las pantuflas en el piso, y decidió que tenía que calmarse para cumplir con cada paso y no olvidar nada.

 

…………

 

Fue una cesárea de urgencia, rápida y sin inconvenientes. Charles no se despegó de su lado en ningún momento y cuando sacaron a la niña, la recibió con Erik y lo ayudó a acomodarla junto a su pecho. Los dos estaban vestidos con las batas y los gorros en la sala de cirugías y mientras el médico lo saturaba, miraron a la pequeña, se miraron a los ojos, se sonrieron, se besaron y lloraron.

 

Más tarde llevaron a Erik a una sala de internación. Permanecería en observación por su condición de mutante masculino y por la noche le darían el alta. Ya era casi el mediodía y mientras Charles arrullaba a su hija y Erik dormitaba, sintió hambre y recordó que habían postergado el desayuno. Contempló a su pequeña, que permanecía con los ojos cerrados y dio un bostezo abriendo su boquita en forma de una mini o. Era tan tierna y delicada, que su padre se deshizo mitad de ternura y mitad de emoción.

 

-¿Cómo sigue nuestra belleza? – preguntó Erik somnoliento acostado de lado en la cama.

 

Charles se le acercó con la niña. Se sentó en la punta de la cabecera y se la depositó en sus brazos. Observándola con Erik la vio aún más hermosa y le llegaron las emociones y pensamientos de su esposo. Los dos estaban más felices que nunca, más felices que cuando Erik le propuso matrimonio, más felices que cuando se casaron en la ceremonia oficiada en el jardín, más felices que cuando Erik descubrió el resultado del test y más felices que cualquier instante dichoso de sus vidas.

 

-¿Cómo la llamaremos, Charles? – la voz de Erik sonaba conmovida.

 

-¿Qué te parece Lorna?

 

-La perfección en un nombre.

 

……………


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